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Qué daré al Señor por haberme llamado…
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“¿QUÉ DARÉ AL SEÑOR
POR HABERME LLAMADO
A LA VIDA RELIGIOSA”
(V. H. POLICARPO)
INTRODUCCIÓN
Si en una carta a un maestro de novicios, en enero de 1857, el H. Policarpo le
recomendaba “hacer querer y gustar la vida religiosa”, es que él mismo “tenía su
vocación de consagrado en muy alta estima”. A ejemplo suyo, demos gracias al Señor
por habernos llamado a consagrarle nuestra vida en servicio de la juventud. (1)
MONICIÓN DE ENTRADA
Invoquemos al Dios uno y trino trazando sobre nosotros el signo de la cruz.
-- En el nombre del Padre † y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor, habita en medio de nosotros.
-- Tú prometiste hacerte presente donde dos o más se reúnan en tu nombre.
Eres tú quien nos ha elegido y quien continúa atrayéndonos a su Corazón.
-- Tú estás en el principio de nuestro don total y de nuestra acción apostólica. (RdV
112)
Queremos unirnos a la alabanza de tu Iglesia,
-- y a la plegaria de todos nuestros hermanos del Instituto.
Que nuestra vida de educadores y consagrados te sea siempre agradable,
-- y contribuyamos contigo a la salvación del mundo.
Padre, por tu Hijo Jesús,
-- danos tu Espíritu.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
Qué daré al Señor por haberme llamado…
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-- hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
(Se puede hacer el ofrecimiento del día. Véase al principio del folleto)
Monición
Este canto de Robert Lebel describe bien la experiencia religiosa: la llamada que Dios ha
hecho resonar en nuestro corazón es tan imperceptible como el viento, pero ninguna otra
cosa podría llenar verdaderamente nuestro corazón. Y si nos entregamos a Dios sin
reserva, él nos revelará sus secretos de amor.
HIMNO: Dios nos llama
1.
Lo mismo que los vientos, que no se ven jamás,
y que sin embargo ululan en el mar,
así el Dios eterno se deja vislumbrar
dejando en nuestras almas olor de eternidad.
R/
Dios nos llama, Dios nos espera,
vayamos a su encuentro,
es Él el Dios eterno.
2.
En vano algunos tratan o intentan reemplazarle
por pérfidos caminos de extrañas libertades,
y solamente ofrecen placeres o amoríos
en los que siempre queda el corazón herido.
R/
3.
Se busca inútilmente los goces de la vida
en bienes que nos dejan el alma muy vacía
pues nunca encuentra en ellos cómo saciar su hambre.
El pan que llena el alma ¡procede de otra parte!
R/
SALMO I
Monición
“¿No me ha otorgado Dios los tesoros más preciosos? (rezaba el H. Policarpo en sus
propósitos)... Y para corresponderte, ¿no es justo, Dios mío, que te ofrezca y te
consagre, mi cuerpo con todos sus sentidos y mi alma con todas sus potencias?”
Qué daré al Señor por haberme llamado…
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Hagamos nuestros estos sentimientos de agradecimiento por nuestra vocación de
Hermanos del Sagrado Corazón. (Positio, p. 380-381)
Antífona
“¿Qué daré al Señor por todos los bienes con que me ha colmado, sobre todo
llamándome a la vida religiosa? ...” (Positio, LIV)
Salmo 118, 57-64
Te he expuesto, Señor, mis deseos:
Quisiera ser amigo fiel de tus palabras.
Con toda mi alma busco tu rostro;
sé indulgente conmigo, como prometiste.
Mis ojos a veces se desvían del camino que me trazas
pero siempre es a ti a quien regreso.
Mis ansias profundas me conducen a una cosa:
cumplir tu voluntad.
Son múltiples las trampas que me encuentro,
mas tú cuidas de mí y me das tu ley de amor.
Incluso me sucede despertarme por la noche
y pensar en alabarte y darte gracias.
Comprometiéndome a seguirte,
me he unido a mis hermanos.
Con ellos, tiendo hacia ti,
con ellos, quiero servirte fielmente.
Tu amor, Señor, invade mi vida;
enséñame a descubrirlo y amarte.
Gloria a ti, Padre, así como a tu Hijo y al Espíritu,
ahora y por siempre. Amén.
SALMO II
Monición
“Tiene usted, según dice, muchas dificultades, (escribía el H. Policarpo a un Hermano
de América en agosto de 1852)... Llénese de ánimo, tenga confianza; uno es fuerte
Qué daré al Señor por haberme llamado…
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cuando está bajo la protección divina... Humildad y confianza, he ahí el gran remedio”.
(Positio, p. 377)
Antífona
“Que todos mis esfuerzos se concreten en amar a Aquél que es el único digno de ser
amado.” (Positio, p. 441)
Salmo 118, 65-72 (parafraseado) [a dos coros, turnándose cada 2 ó 4 líneas)
Eres tú, Señor, quien me hace dichoso,
como prometiste.
Enséñame a reconocer tu presencia
y a cumplir tu voluntad.
Cuando te olvido, soy menos feliz;
concédeme vivir en tu presencia.
Tú, Señor, eres bueno y me cuidas;
consérvame en tu amor.
Mucha gente vive
como si no existieras.
Dame la gracia
de ser siempre fiel a tu amistad.
Me ha sido bueno tener dificultades,
eso me impulsa a fiarme más de ti.
Mi delicia es servirte de verdad
y sentir que tú me amas.
Tu amor vale más que todo,
es mi mayor riqueza.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 19, 27.29
Pedro, tomando la palabra, le dijo: “ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido; ¿qué recibiremos, pues?” Jesús les dijo: “Yo os aseguro…: todo aquel que haya
dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre,
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recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna”.
REFLEXIÓN Y ORACIÓN CON EL H. POLICARPO
Releamos algunos pensamientos del V. H. Policarpo y oremos interiormente después de
cada uno. Al final, aquellos que lo deseen, pueden hacer una breve oración en voz alta,
inspirada en alguno de esos pensamientos.
“Los Hermanos tendrán en altísimo aprecio su vocación y no descuidarán nada para
perfeccionarse en ella”. (2) (silencio)
No hay que contentarse con una santidad ordinaria, sino elevarse a una gran perfección”.
(3) (silencio)
“Para vivir en Dios, hay que vivir según la Regla”. (4) (silencio)
“En un Hermano hay dos hombres: el profesor y el religioso; uno y otro piden tiempo
para intentar progresar”. (5) (silencio)
“Me gusta edificarme con cada uno de vosotros; me resulta muy agradable medir
vuestros progresos en la vida religiosa y veros pasar de la oración a la acción y de la
acción a la oración”. (6) (silencio)
“Tened un solo corazón y una sola alma; de ese modo seréis felices, incluso en medio de
vuestras diversas tribulaciones; saborearéis el encanto y las delicias de la vida religiosa”.
(7) (silencio)
ACCIÓN DE GRACIAS Y ORACIÓN POR NUESTRA COMUNIDAD
(Primera parte, un solista; responde la asamblea)
Ampliemos nuestra oración presentando a Dios nuestra acción de gracias por la
comunidad e imploremos el auxilio del Señor para el futuro.
Por el testimonio de unidad que aporta cada una de nuestras comunidades locales en el
seno de tu Iglesia.
-- Bendito seas, Señor.
Danos la gracia de profundizar cada día más en el misterio de la Iglesia por la acogida y
la meditación de su pensamiento. (RdV. 7)
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-- Te lo pedimos, Señor.
Por nuestro Instituto, cuyos miembros creen en el amor de Dios, viven de él y lo
difunden. (RdV. 13)
-- Bendito seas, Señor.
Que nos ayudemos mutuamente a buscar la perfección de la caridad. (RdV. 17)
-- Te lo pedimos, Señor.
Por nuestros superiores, que ejercen su autoridad al servicio del bien común a ejemplo
de Cristo, que vino no para ser servido, sino para servir. (RdV. 209)
-- Bendito seas, Señor.
Que la autoridad se ejerza haciendo que los hermanos estén atentos al Espíritu y se
sientan corresponsables en la formación de una verdadera comunidad de vida y de
apostolado. (RdV. 210)
-- Te lo pedimos, Señor.
Por nuestros hermanos que, de una manera u otra, trabajan en servicios comunitarios,
prodigándonos así concretamente el amor fraterno que tú nos tienes. (RdV. 113)
-- Bendito seas, Señor.
Que dichos hermanos desempeñen
desprendimiento.
-- Te lo pedimos, Señor.
su
trabajo
desinteresadamente
y
con
Por los hermanos que, como buenos samaritanos, están comprometidos en diversos tipos
de trabajos sociales.
-- Bendito seas, Señor.
Que esos hermanos promuevan la justicia a fin de construir una ciudad terrestre que
tenga en ti su fundamento.
-- Te lo pedimos, Señor.
Por los hermanos que trabajan en la pastoral extraescolar y revelan tu solicitud hacia los
jóvenes heridos por los avatares de la vida.
-- Bendito seas, Señor.
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Que su entrega desinteresada revele a todos tu rostro compasivo. (RdV. 152)
-- Te lo pedimos, Señor.
Por los hermanos que trabajan en el sector de la educación e intentan dar a los jóvenes
una formación integral.
-- Bendito seas, Señor.
Que con lucidez, prudencia y audacia, sepan adaptar su acción educativa a las
necesidades de tiempos y lugares. (RdV. 150)
-- Te lo pedimos, Señor.
Por los hermanos enfermos que viven su prueba en el abandono y la unión a tu Corazón
que sufre.
-- Bendito seas, Señor.
Que la convicción de ser así una abundante fuente de gracia para los hermanos
comprometidos en el apostolado activo les dé serenidad y ánimos. (RdV. 161)
-- Te lo pedimos, Señor.
PADRE NUESTRO
Oremos “con la sencillez de un niño, pues nuestro Padre celestial quiere ser servido con
suave alegría del corazón” y digamos... (8)
ORACIÓN [2 opciones: a) ó b)]
a) Para pedir una vida religiosa más intensa
¡Corazón de nuestro Salvador!, el V. H. Policarpo comprendió que le amaste hasta el
extremo de morir por él y de llamarle a seguirte en la vida religiosa. Puesto que “merece
un recuerdo y un elogio perpetuos en tu Iglesia” (9), concédenos su pronta beatificación
para que nos sintamos inclinados a imitarle y consigamos así reunirnos un día con él en
la eternidad. Te lo pedimos a ti que reinas con el Padre y el Espíritu Santo ahora y por
los siglos de los siglos. Amén.
b) Para que nuestro apostolado revele a Jesús
Dios Padre nuestro, el V. H. Policarpo pedía la gracia de poder llevar en sus brazos al
Niño Jesús para darle a conocer al mundo y particularmente a los jóvenes. Por
intercesión de tu Siervo, te hacemos hoy la misma petición: permite que nuestro afecto
Qué daré al Señor por haberme llamado…
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cristiano y nuestra entrega desinteresada hagan intuir la presencia de tu Hijo, Jesús, y
revelen su rostro a todas las personas entre las que ejercemos nuestro apostolado. Así
podremos alabarte por la santidad de nuestro H. Policarpo y por todas las gracias que
nos concedes por su intercesión. Te lo pedimos por tu Siervo y por tu Hijo, Jesús,
nuestro Salvador. Amén.
BENDICIÓN
El Señor nos ofrece en el H. Policarpo “el modelo más acabado, quizá, del Hermano del
Sagrado Corazón”, que nos conceda, a su ejemplo, servirle siempre con generosidad. (10)
-- Amén.
Que nos conceda la gracia de imitarle, “ya que merece un recuerdo y un elogio
perpetuos en la Iglesia”. (11)
-- Amén.
Que otorgue a nuestro Instituto consagrados del temple del V. H. Policarpo.
-- Amén.
Y que él nos bendiga: Padre, † Hijo y Espíritu Santo.
-- Amén.
Llenos del sentimiento de amistad y de paz, bendigamos al Señor.
-- Demos gracias a Dios.
_________
1. Positio, p. 438.
2. Regla del H. Policarpo, cap. I, n° 4, p. 68.
3. Positio, p. 471.
4. Circular del 12 de enero de 1848, Positio, p. 176.
5. Carta del 16 de noviembre de 1854, Positio, p. 195.
6. Cartas a los hermanos, Positio, p. 288.
7. Positio, p. 412.
8. Carta de enero de 1852, Positio, p. 367.
9. Juan Pablo II, Decreto de heroicidad de virtudes.
10. Positio, p. 491.
11. Juan Pablo II, Decreto de heroicidad de virtudes.