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TEMA 10. La España del siglo XVIII 1 10.- LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII 10.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT. La imposibilidad de Carlos II de tener un heredero planteó el problema sucesorio y multiplicó el interés de las Cortes europeas por la Corona española, ya que no solo estaban en juego el conjunto de los reinos peninsulares, sino también las posesiones en Italia, los Países Bajos y el imperio colonial. Dos candidaturas se disputaban el trono: la del archiduque Carlos de Habsburgo y la del candidato borbónico, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. Carlos II murió en noviembre de 1700 dejando como heredero en su testamento al segundo de ellos. El conflicto va a tener un doble escenario: - En Europa, la unificación de Francia y la Corona española bajo los Borbones hacía peligrar el equilibrio de fuerzas en el continente, lo que llevó a Inglaterra, los Países Bajos, Austria, Portugal y Saboya a firmar la Alianza de la Haya (1701) por la que apoyaban al candidato austríaco y se enfrentaban al bando borbónico. - En los territorios peninsulares, el modelo centralista de los Borbones fue apoyado por Castilla, mientras la Corona de Aragón, temerosa de perder sus fueros, apoyó al candidato austríaco. Por todo lo anterior, la Guerra de Sucesión (1702-1714) fue muy compleja. En la península, y en un principio, fue favorable para la coalición liderada por Gran Bretaña: en 1704 los británicos toman Gibraltar y las tropas del archiduque conquistan los reinos de la Corona de Aragón. Pero la reacción borbónica no se hizo esperar, y una vez reorganizadas las fuerzas armadas castellanas con la ayuda de los franceses, encadenaron una serie de victorias (Almansa, Brihuega, Villaviciosa) que circunscribieron el territorio de los Habsburgo a Cataluña. Sin embargo, en Europa la guerra en Flandes y en el Rin, era desfavorable para los Borbones, y Luis XIV hubiese claudicado cuando un hecho cambió el signo de las alianzas: en 1711, el archiduque Carlos heredaba el Imperio austríaco. Sus aliados, Inglaterra y los Países Bajos se alarmaron ahora ante una posible unión de España y el Imperio austríaco bajo una misma corona (restableciendo el antiguo orden imperial de Carlos V), y por ello ofrecieron a Luis XIV abrir negociaciones de paz. El Tratado de Utrecht (1713) puso fin al conflicto en Europa. Significó el reconocimiento de Felipe V como rey de España y de su imperio colonial a cambio de separar definitivamente las coronas de Francia y España (a cambio, Luis XIV aceptó la dinastía Hannover en Gran Bretaña). Los Países Bajos y las posesiones en Italia (Milán, Nápoles y Cerdeña) pasan a manos del Imperio austríaco. Saboya-Piamonte obtuvo Sicilia, y la cambió por Cerdeña a Austria. Portugal ve reconocida su soberanía sobre la colonia de I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 2 Sacramento en Brasil. Holanda obtiene el derecho de mantener tropas en plazas fronterizas con Francia. Inglaterra fue la gran beneficiada: además de triunfar su idea de equilibrio de poderes en Europa, retuvo Gibraltar y Menorca y obtuvo dos privilegios respecto a América, que venían a romper el monopolio español: el asiento de negros (monopolio de la venta de esclavos en América) y el navío de permiso (derecho de enviar anualmente un gran galeón de 500 Tm. con manufacturas para ser vendidas en las colonias españolas). En la Península la guerra se prolongó en Cataluña un año y medio más. Los catalanes no se fiaban de las garantías ofrecidas en Utrecht de respeto de sus fueros y optaron por resistir. Las tropas borbónicas ocuparon Cataluña, cercaron Barcelona, que finalmente sucumbió el 11 de septiembre de 1714. El Tratado de Rastadt (1715) pone punto final a la contienda. 10.2. CAMBIO DINÁSTICO. LOS PRIMEROS BORBONES. Al instalarse los Borbones en el trono español impusieron el modelo absolutista implantado en Francia con Luis XIV durante el siglo XVII. En esta fórmula política, el monarca absoluto constituía la encarnación misma del Estado: a él pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones. Su poder era prácticamente ilimitado, pues era fuente de ley, autoridad máxima del gobierno y cabeza de la justicia. El primer Borbón fue FELIPE V (1700-46), monarca que siempre mostró dudas para tomar decisiones de gobierno. Durante la Guerra de Sucesión fueron los administradores franceses, burócratas profesionales, los que llevaron adelante la política del rey apartando del poder a la aristocracia española. En 1714 contrajo segundas nupcias con Isabel de Farnesio, llegando con ella consejeros italianos (el cardenal Alberoni) y una política exterior agresiva en Italia, de la que se hablará más adelante. En enero de 1724, y debido a una grave crisis depresiva, Felipe V abdicó en su hijo Luis I, pero éste murió antes de cumplir el primer año de reinado, por lo que Felipe se vio forzado a volver al trono. Desde 1726, la política es dominada por el secretario del rey José Patiño que realizó un ambicioso programa de rearme cuyo fruto fue la conquista del reino de Nápoles y Sicilia en 1734. También buscó la alianza con Francia (primer pacto de familia) e inició la guerra contra los ingleses. El reinado de FERNANDO VI (1746-59) estuvo protagonizado por su hombre fuerte, el marqués de la Ensenada que, para poder afrontar las reformas internas buscó la paz con Inglaterra en 1748. Su programa político se basó en los siguientes aspectos: - reforzar el Estado absoluto a través del crecimiento económico y la modernización del país. Para ello intentó emprender una reforma fiscal, imponiendo el modelo de catastro, que era un impuesto único sobre las propiedades y las rentas, que incluiría a los estamentos privilegiados, pero éstos, como era de esperar, presionaron para que el proyecto se abandonase. Pese a todo consiguió aumentar los ingresos a través de la recuperación de impuestos, prohibiendo la venta de bienes de la Corona, aumentando la contribución de la Iglesia, no gravando el tráfico interior de granos y liberalizando el comercio colonial. - potenciar y salvaguardar el imperio colonial aumentando las fuerzas armadas y aliándose con Francia para unir las dos flotas de guerra contra Inglaterra. Esta política naval provocó la caída de Ensenada por la presión de un grupo probritánico de la I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 3 Corte. El nuevo gobierno paralizó las reformas, pero aun así el balance de Ensenada era positivo: prosperidad interna y potencial militar. 10.3. REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA. La monarquía autoritaria de los Austrias ya había iniciado, en el siglo XVII, un proceso de concentración del poder en Castilla. Sus Cortes no se reunían desde 1665 y, desde el siglo XVI solo lo habían hecho para aprobar impuestos. En cambio, la Corona de Aragón, Navarra y el País Vasco habían conservado sus instituciones propias (Cortes) y un cierto grado de soberanía respecto al poder central. Al instalarse los Borbones en el trono español con su concepción de la monarquía absoluta, asumieron la tarea de unificar y organizar los diferentes reinos peninsulares, que pasaron a ser integrados en un modelo uniformizador y centralista, que acabase con las limitaciones que la existencia de diferentes reinos, leyes e instituciones actuaban sobre las prerrogativas de la Corona. Las Cortes de los diferentes reinos quedaron suprimidas, y solo se permitieron las de Castilla, pero vacías de contenido y exclusivamente para ceremonias protocolarias. Así, se adoptaron los Decretos de Nueva Planta (Valencia en 1707, Aragón en 1711 y Cataluña y Mallorca en 1716), por el que se eliminaban en los reinos de la Corona de Aragón sus instituciones y fueros, se introducían las leyes e instituciones castellanas, se sustituían sus autoridades por capitanes generales, se suprimían fronteras y se imponía el castellano. Todo el territorio quedó unificado según el modelo de Castilla; sólo las provincias vascas y Navarra conservaron sus fueros por el apoyo prestado a Felipe V en la guerra. Así pues, no parece un plan preconcebido y sistemático, sino más bien una política de castigo, aunque es posible que el modelo centralista se hubiese establecido de todas formas. Los Borbones emprendieron una serie de cambios de carácter administrativo y económico, con la finalidad de fortalecer el poder monárquico y aumentar la eficacia del Estado: En cuanto a la administración central, los Consejos o fueron suprimidos o pasaron a desempeñar funciones secundarias y técnicas, salvo el de Castilla (y el de Indias) que siguió asumiendo funciones judiciales, administrativas y legislativas. Los órganos fundamentales de gobierno pasaron a ser las Secretarías de Despacho, que ponían en práctica las decisiones tomadas por el rey. Se crearon cinco. En 1787, se establece la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros. Hay una administración territorial que, desde arriba, establece un modelo jerarquizado, uniforme y universal. El país se divide en provincias, y en cada una de ellas se sigue la siguiente estructura: las Capitanías sustituían a los virreyes, y eran el nivel más alto del poder político y militar en el territorio; judicialmente continúan las audiencias y chancillerías; los intendentes, con una larga tradición en Francia, eran I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 4 los principales agentes de la centralización y uniformidad borbónica, y asumirán amplias atribuciones en materia de justicia, policía, hacienda y guerra. Finalmente, en los Ayuntamientos se mantuvieron los cargos de corregidor (cargo que se extiende por todo el territorio y que conserva su carácter político de funcionario real), alcalde mayor y síndicos personeros del común (elegidos por el pueblo para su defensa). El ejército se reorganizó buscando la profesionalización de sus miembros, imponiendo una férrea jerarquización y un método de reclutamiento sistemático y obligatorio de cinco años. Los tercios se sustituyeron por regimientos, se establece la jerarquía militar moderna, etc. Se hizo un gran esfuerzo por la recuperación de la marina de guerra: el número de barcos aumentó gracias a la construcción de bases navales como la de Ferrol o Cádiz. Se impuso la autoridad de la monarquía sobre la Iglesia (elección de cargos ecleseásticos o patronato regio, cobro de las rentas de las sedes obispales vacantes, disminuir la presencia de las órdenes religiosas, etc); es lo que se llama regalismo. Las dos medidas principales fueron el establecimiento de un mayor control sobre la Inquisición, que actuó de forma más discreta salvo para impedir que las ideas revolucionarias de Francia penetrasen en España y, sobre todo, la expulsión de la Compañía de Jesús, que comentaremos con el reinado de Carlos III. Como ya se ha explicado, se intentó reformar la Hacienda (no con mucho éxito) planteando dos objetivos: el reparto igualitario de la contribución económica entre los distintos territorios de la monarquía y entre los diferentes estamentos, con una única contribución o catastro que, en el caso de Ensenada, fracasó por el rechazo de los privilegiados; y el aumento de los ingresos para el Tesoro, modificando y centralizando la recaudación de impuestos. En algunos reinados con abundancia de conflictos bélicos, como el de Carlos III, se emitió deuda pública a través de los vales reales. Se inició la política económica de promoción de la industria y el comercio con medidas como la libre circulación de productos, la fundación de Reales Fábricas, la creación de Compañías de comercio y la prohibición de importar manufacturas. Por último, cabe señalar la implantación de la Ley Sálica, inexistente en España hasta ese momento, y por la cual se concedía prioridad en la herencia del trono a la línea masculina sobre la femenina. 10.4. LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III. El gobierno de Carlos III –siguiendo el camino de Fernando VI y Ensenada- se ha identificado con el Despotismo ilustrado. Éste, partiendo del Estado absoluto, hace hincapié en el papel del gobernante como benefactor de su pueblo y como impulsor de las reformas necesarias para el progreso: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Así, los ministros ilustrados (Aranda, Campomanes, Floridablanca) intentaron introducir cambios en la vida económica pero de forma moderada, sin llegar a cuestionar los pilares de la sociedad del Antiguo Régimen. Y si los reformistas hicieron, en general, un análisis certero de las causas del atraso del país, e intentaron modernizarlo, hubo un gran contraste entre sus conclusiones y las medidas que realmente se pusieron en práctica: El principal objeto de las reformas era la agricultura, que estaba muy atrasada y ocupaba a la mayor parte de la población. Se prepararon diversos planes de reforma (Campomanes, Jovellanos) en los que se denunciaban las enormes propiedades amortizadas (mayorazgos y manos muertas), y la necesidad del acceso del campesinado a la propiedad de la tierra y de desarrollar el mercado. Pero la oposición rotunda de los grupos privilegiados (clero y nobleza) paralizó la mayor parte de las reformas. Las únicas medidas que se llevaron a cabo fueron el I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 5 reparto de las tierras comunales en Extremadura, la reducción de los derechos de la Mesta y algunas obras de regadío (Canal Imperial de Aragón, Canal de Castilla). Especial relevancia tuvo la repoblación (fallida) de Sierra Morena a cargo de Olavide: en la zona despoblada se asentaron 6000 colonos alemanes y flamencos, católicos, agricultores y artesanos, que se asentaron en núcleos de nueva creación (La Luisiana, La Carlota) que tenían La Carolina como capital. Los ministros ilustrados aprobaron medidas para el fomento de las manufacturas (se rompió el monopolio de los gremios en 1772). Destaca el proteccionismo de las manufacturas, apoyando la Corona el establecimiento de las Reales Fábricas (armas, astilleros, vidrios, tapices, etc), donde se introducen nuevas técnicas de producción pero con escaso éxito (las industrias textiles catalanas (“indianas”) fueron más competitivas que las empresas estatales). De nada sirvió que Carlos III declarara “honrosos” todos los oficios, ya que los nobles, y los que aspiraban a serlo, seguían desviando sus capitales a inversiones no productivas. Con respecto al comercio se adoptaron medidas conducentes a integrar el mercado nacional, como la mejora de las vías de comunicación o la supresión de las aduanas interiores. Se crea la Red de Caminos Reales que une radialmente Madrid con los extremos de la península. Un decreto de 1778 estableció la liberalización del comercio con América a la mayor parte de los puertos españoles, acabando con el secular monopolio de la Casa de Contratación y de Sevilla. El endeudamiento de la Hacienda llevó a la emisión de vales reales (que podían utilizarse como papel moneda) para lo que se creó el primer banco nacional, el Banco Nacional de San Carlos. Hay una preocupación por la difusión de las innovaciones técnicas, por lo que se enviaron expertos al extranjero, se organizaron expediciones científicas, pero, sobre todo, se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País, que eran instituciones privadas que se extendieron por muchas ciudades, organizando cursos de agronomía, oficios y técnicas manufactureras, estableciendo bibliotecas, etc. Pero sus resultados fueron limitados, y los campesinos y artesanos continuaron apegados a las viejas costumbres. Se llevaron a cabo obras de infraestructura como la red de carreteras que unía Madrid con la periferia, el establecimiento de correos y postas o la ya mencionada de canales. También se emprendió la reforma de Madrid, con disposiciones de limpieza, iluminación y alumbrado, además de las reformas urbanísticas encargadas a Sabatini. El reinado de Carlos III se puede dividir en dos etapas. La primera etapa (1759-66) es reformista y protagonizada por los ministros italianos (Esquilache y Grimaldi). Algunas de sus medidas (recuperación de señoríos, impuesto único, libertad de precio del trigo, etc) atentaban directamente contra los intereses de privilegiados y potentados, dispuestos a torpedear dichas iniciativas. Para ello se sirvieron de la tensión popular por la escasez y carestía de los cereales (pan). El marzo de 1766 estalló el motín de Esquilache, en el que el desencadenante fue la adopción de una medida impopular de prohibir las capas y sombreros de ala ancha, pero detrás de ello estaba el malestar popular y privilegiado. Carlos III despidió a Esquilache, pero aprovechó la ocasión para expulsar a los jesuitas y acabar con su enorme poder. I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 6 La segunda etapa (1766-1788) es conservadora, y protagonizada por ministros españoles como Aranda (1766-76) y Floridablanca (1776-88), cuyo objetivo es evitar cambios radicales, mantener la paz social, reforzar la autoridad real y defender el imperio colonial. Los partidarios de los cambios, como Campomanes, Jovellanos u Olavide (que fue arrestado y condenado por herejía por la Inquisición), vieron cómo se iba perdiendo el impulso modernizador y se abandonaban los proyectos de reforma. 10.5. LA EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA. Tras el Tratado de Utrecht y la pérdida de los dominios europeos, la atención exterior se centraba en la recuperación de Gibraltar y Menorca en manos inglesas, y en la defensa del imperio colonial. En ambos casos la enemiga era Inglaterra –que era la potencia hegemónica de la época, controlando posiciones estratégicas, dominando el comercio mundial e imponiendo el equilibrio de fuerzas en el continente- y nuestra aliada natural, por motivos familiares, Francia. Por eso, la política de guerra en Italia de Felipe V –tendente a recuperar los territorios perdidos en Utrecht a manos austríacas y marcad por el interés de su esposa Isabel de Farnesio en conseguir coronas en Italia para sus hijos Carlos y Felipe-, iba en contra de las directrices marcadas con anterioridad. En un primer momento esta política fracasó, por lo que en 1733 se firmó con Francia el Primer Pacto de Familia, uniendo ambas armadas para enfrentarse a la expansión marítima inglesa. El resultado fue la conquista del reino de Nápoles y Sicilia y su entrega al príncipe Carlos. La situación militar se complicó con la guerra colonial contra Gran Bretaña (1739-49) y, tras la firma del Segundo Pacto de Familia (1743), cuando España entra en la guerra de Sucesión a la corona de Austria. En la paz de Aquisgrán se consiguieron los ducados de Parma y Piacenza para el príncipe Felipe, pero no se pudo recuperar Gibraltar. El reinado de Fernando VI se caracteriza por un período de diplomacia pacífica: paz con Inglaterra (1749) y reconstrucción de la flota de guerra. Sin embargo, Carlos III adoptó una política belicista, que inaugura con el Tercer Pacto de Familia (1761) por el que España entra, junto a Francia, en la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra, y que terminó en fracaso: Francia tuvo que entregar sus colonias norteamericanas a Inglaterra y España hacer lo propio con Florida a cambio de la Luisiana francesa. También Francia y España se enfrentaron a Inglaterra apoyando a los colonos norteamericanos. Aquí las cosas fueron mejor y España recuperó Florida y Menorca, pero no Gibraltar. El inicio del reinado de Carlos IV (1788-1808) viene marcado por el estallido de la Revolución francesa y el continuo cambio de las personas al frente del gobierno: Floridablanca, Aranda y, finalmente, Godoy. El intento de evitar que las ideas revolucionarias se difundieran y el fracaso por salvar la vida de Luis XVI conducen a la Guerra de los Pirineos (1793) contra la República francesa, que fue un desastre militar para España. En la Paz de Basilea (1795) se entrega a Francia Santo Domingo y se le ceden acuerdos de comercio favorables. En agosto de 1796 se renuevan los acuerdos con Francia (primer Tratado de San Ildefonso) que llevan a una nueva guerra contra Inglaterra que se salda con la derrota naval en el cabo de San Vicente y el hundimiento del comercio colonial. En 1800, después de su llegada al poder, Napoleón forzó la firma del segundo Tratado de San Ildefonso. En 1801, Francia y España derrotan fácilmente a Portugal (el eterno aliado de I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 7 Inglaterra) en la Guerra de las Naranjas. En 1804 estalla una nueva guerra contra Inglaterra que se salda con la derrota de las armadas francesa y española en Trafalgar (1805), que supuso el declive definitivo de la potencia naval española. La situación dentro de España, y en particular de Godoy, era caótica cuando Napoleón decide intervenir en Portugal provocando la crisis definitiva. 10.6. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA. En un principio, la nueva dinastía borbónica no introdujo ningún cambio importante en las colonias: monopolio comercial (pese al creciente contrabando británico), envíos de plata americanos a cambio de manufacturas peninsulares y papel preponderante del puerto de Cádiz (que había sustituido a Sevilla). Pero pronto, la nueva dinastía borbónica emprende las siguientes reformas. En primer lugar, de tipo político-administrativo: para un mejor control absolutista se crearon dos virreinatos más, el de Nueva Granada en 1717 y el de Río de la Plata en 1776, a los que se sumaron cuatro Capitanías Generales; además, la llegada de los intendentes para reforzar el control de los territorios americanos excluyó de la administración a los criollos. Dentro de esta política de control borbónico, se produce la expulsión de los jesuitas en 1767, por lo que la Corona se anexionó un número importante de tierras, sobre todo en Paraguay (reducciones), que pertenecían a la Compañía de Jesús. En segundo lugar, hay reformas militares, ya que la falta de una fuerza de ejército había mostrado la debilidad defensiva española en la Guerra de los Siete Años. Así, se implantó el servicio militar obligatorio, se crearon guarniciones militares auxiliares y se reordenó la Marina, en donde los criollos pudieron promocionarse ocupando puestos de mando. Por último, se dan las reformas económicas, por las que el gobierno de Madrid decidió incrementar la explotación colonial y que las colonias fueran más rentables. Para ello se adoptan diversas medidas: - se intenta acabar con el fenómeno del contrabando (2/3 del comercio americano) que era mayor en las zonas aisladas de la ruta de las flotas, - se busca incrementar y diversificar la producción (tabaco, cacao, azúcar), - a partir de mediados de siglo, se promocionó, con escaso éxito, las Compañías comerciales, a las que se les cedía el monopolio para comerciar con una zona concret, a la manera inglesa y holandesa, - la introducción de navíos de registro, es decir, barcos que podían, en un número prefijado, comerciar al margen de la flota de Indias, - hubo un incremento impositivo, - en 1778 se permitió el libre comercio entre la Península (la mayor parte de los puertos peninsulares) y las Indias (24 puertos), rompiendo el monopolio sevillano-gaditano. Esta política borbónica enfocada al beneficio de la metrópoli, provocó numerosos movimientos de protesta de los criollos, apartados de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena. En 1780-81 hubo una revuelta en Perú, iniciada por los criollos pero que pronto se convirtió en una rebelión indígena, liderada por Tupac Amaru, y que fue duramente reprimida. En cualquier caso, al finalizar el siglo, el balance económico era negativo: cada vez era menor la cantidad de plata y mercancías que llegaban de América, la demanda americana se cubría, cada vez más, con manufacturas europeas, el contrabando era cada vez mayor, al igual que el desarrollo de los obrajes americanos. I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 8 10.7. LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA. La Ilustración es un movimiento intelectual europeo del siglo XVIII. Sus ideas básicas eran: la razón como elemento clave para alcanzar la verdad (la inteligencia son las luces que disipan las tinieblas del error) y para criticar los principios tradicionales y dogmáticos; la naturaleza, que podemos conocer y comprender a través de la razón, y que guía la conducta del ser humano en todos los campos; el progreso y la felicidad del género humano, como meta terrenal y no ultraterrenal; y, en definitiva, la libertad y la tolerancia. Propugnaba unas ideas y modos de interpretar el mundo que se ajustaban perfectamente al racionalismo y los intereses de la clase burguesa en ascenso, y buscaba desplazar de las esferas de poder a la aristocracia y la Iglesia, cuestionando sus privilegios. Se proclamó que las leyes debían obligar por igual a todos los ciudadanos, porque el poder político (la soberanía) reside en el pueblo. En España no se trató de un período específico de la cultura, sino más bien de un ambiente general cuya capacidad de revocación y cambio llegó a constituir una etapa importante de la modernidad española. La Ilustración española fue más bien moderada en su alcance, ya que la influencia del clero en la enseñanza condicionó la actividad de la minoría ilustrada y de la difusión de las nuevas ideas. A pesar de ello (y de la vigilancia de la Inquisición), los ilustrados expresaron en sus escritos críticas a: las supersticiones de la cultura popular, el desprestigio de las actividades artesanales y mercantiles, la debilidad de la agricultura, la mala distribución de la tierra y los privilegios de la Mesta, el desinterés por la ciencia y la técnica, los abusivos privilegios de la nobleza y de la Iglesia, etc. Sin embargo, a pesar del interés por la educación como instrumento de cambio de la sociedad, las reformas fueron tímidas y abocadas al fracaso y, en general, las universidades se mostraron reacias a las nuevas ideas. Las letras y las artes se mantuvieron en el contexto de una cultura de élites (burgueses, profesiones liberales y algunos nobles y clérigos). Los intelectuales de la Ilustración se apoyarán en la monarquía para la modernización del país, por lo que en ningún caso pretendieron la superación del Antiguo Régimen. Las instituciones oficiales se convertirán en el motor de la renovación cultural y artística, intentando un doble objetivo: la difusión de las ideas ilustradas y el control del Estado sobre las actividades artísticas. Los reinados de Felipe V y Fernando VI fueron preparatorios, destacando alguna personalidad ilustrada como Feijóo o Mayans. Hubo que esperar a mediados de siglo para que los ministros impulsaran la difusión de las ideas ilustradas y se llevaran a cabo las iniciativas más importantes: La fundación de Academias e instituciones de carácter cultural y científico: la de la Lengua, la de la Historia, la Biblioteca Nacional, etc. Sirvieron para uniformar el conocimiento. Las expediciones científicas, como las de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, que exploraron el Perú y midieron el grado terrestre. La creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, sociedades privadas que buscaban el desarrollo de las “ciencias útiles” y el fomento I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España TEMA 10. La España del siglo XVIII 9 económico en sus respectivas regiones. Y es que los ilustrados mostraran un gran interés por el desarrollo de la técnica, las ciencias naturales y las matemáticas. Los libros seguían siendo el medio clásico de transmisión de ideas, pero de manera muy limitada por la censura y por el analfabetismo. Para los círculos intelectuales la prensa se convierte en el vehículo mediante el cual la opinión pública puede informarse y expresarse. Literariamente destacan los ensayos de Jovellanos (Informe en el expediente de la Ley Agraria) y Campomanes, la prosa de Cadalso, la poesía de Meléndez Valdés y Quintana y el teatro de Moratín. La educación fue otra vía importante de difusión; se reformaron las universidades y colegios mayores existentes, y se crearon nuevos organismos educativos de enseñanza profesional. En cuanto al arte, los primeros años del siglo siguen siendo barrocos (hermanos Churriguera, Ribera) y, a partir de 1715, los Borbones contratan a artistas italianos y franceses, como Juvara, Sachetti, Tiépolo, etc, para construir y decorar los palacios reales. En la segunda mitad de siglo tenemos figuras como el arquitecto Ventura Rodríguez, el imaginero Salzillo y a los arquitectos neoclásicos Sabatini y Villanueva. En pintura sobresale la figura de Goya. I.E.S. Ciudad de los Ángeles. Carlos Goicoechea. Hª de España