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XL Congreso Nacional y XV Congreso Internacional de la Sociedad Mexicana de Fitopatología
Manejo y Control de las Enfermedades Bacterianas en
Productos Agrícolas
Gil Virgen Calleros, Universidad de Guadalajara. CUCBA. Departamento de Producción Agrícola. Km.
15.5 Carretera Guadalajara-Nogales, Las Agujas Mpio. de Zapopan, Zapopan Jal. México.
Correspondencia: [email protected]
Las bacterias se ubican en el Reino Procariotae cuyo
origen es de 3,5 billones de años. Se supone que hace 2,5
billones de años atrás las bacterias constituían la única forma
de vida (la tierra tiene 4,5 billones de años). Las bacterias
son microorganismos unicelulares, generalmente con un
tamaño de 1-2 ìm, que no pueden verse a simple vista. En
todo el mundo, las bacterias fitopatógenas causan muchas
enfermedades serias, pero en menor número que los hongos
o los virus, y también ocasionan relativamente menores
daños y costos económicos, sin embargo recientemente
algunas enfermedades causadas por bacterias han sido
devastadoras como el caso de Huanglongbin en cítricos
cauasada por la bacteria Ca. Liberibacter asiaticus.
Las bacterias fitopatógenas se han conocido desde
1882, son el grupo más grande de procariontes
fitopatógenos, dos clases de procariontes ocasionan
enfermedades en las plantas:
a. Las bacterias, que tienen membrana celular, una pared
rígida y con frecuencia, uno o más flagelos.
b. Los mollicutes, u organismos semejantes a micoplasmas
(fitoplasmas) (MLO), los cuales carecen de pared celular
y sólo poseen una membrana unitaria típica.
Diseminación
La mayor parte de las bacterias patógenas se
diseminan por la acción combinada de insectos, lluvia,
viento y el hombre. Entonces, su dispersión no depende en
forma exclusiva de los insectos y son pocos los casos en los
que la interacción de bacterias e insectos es específica. Más
de 200 bacterias fitopatógenas pertenecen a los siete géneros
que se enumeran enseguida: Erwinia, Pseudomonas,
Xanthomonas, Streptomyces, Agrobacterium, Xylella y
Clavibacter. Las enfermedades causados por las bacterias
se dividen en tres grupos: a) Vasculares, b) Parenquimáticas
y c) Hiperplásticas.
El manejo de bacterias fitopatógenas al igual que
otros fitopatógenos requiere de una serie de medidas que de
manera integrada posibiliten el éxito de control. Parte
fundamental en el manejo integrado es el “Diagnóstico” ya
que de este dependerá las estrategias a seguir (Figura 1).
Las enfermedades causadas por bacterias son
difíciles de controlar utilizando compuestos químicos, ya
que éstos pueden provocar resistencia al agente causal.
Además las bacterias fitopatógenas producen abundantes
cantidades de polisacáridos extracelulares, los cuales las
protegen de algunos agentes químicos antibacteriales. El
éxito del control de una enfermedad bacterial implica
romper con el ciclo de vida y para esto, es necesario conocer
el agente causal, los síntomas, la forma de diseminación y
los factores ambientales que favorecen el desarrollo de la
Revista Mexicana de Fitopatología, Vol. 31 (Suplemento). 2013
Figura 1. Representación esquematica del manejo integrado
de enfermedades causadas por fitopatogenos.
enfermedad. Esta información es de utilidad ya que permite
diseñar un adecuado plan de prevención y control de la
enfermedad. Control cultural mediante el manejo de
humedad, minerales son sin duda la medida inicial de
control, Por otra parte la resistencia sistémica adquirida
conocida como SAR por sus siglas en inglés (Systemic
Adquire Resistance) es un mecanismo de defensa inducible
que juega un papel importante en la defensa de las plantas al
ataque de patógenos tales como hongos, bacterias y virus.
Entre los compuestos que inducen defensas se pueden
encontrar; Benzo (1,2,3)thiadiazole-7-carbothioic acid Smethyl ester (BTH) y 2,6-dichloroisonicotinic acid (INA)
los cuales inducen resistencia sin acumulación de AS,
mientras que PBZ (probenazole) y sus derivados BIT
inducen SAR a través de la biosíntesis del AS (Yasuda,
2007). Diversos microorganismos entre los que destaca el
uso de bacterias se han utilizado para el control de bacterias
fitopatógenas entre ellas Pseudomonas syringae es una de
las más utilizadas. La resistencia génetica es un componente
importante en la reducción de la severidad dado que muchas
variedades de diversos cultivos actualmente posen
tolerancia o resistencia genética.
Finalmente el control químico de bacterias
fitopatógenas se ha venido realizando desde hace muchos
años, especialmente después de que apareciera el caldo
bordeles, iniciando entonces la época de los bactericidas
basado en compuestos cúpricos, los cuales hoy día siguen
siendo considerados como una alternativa para el manejo de
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XL Congreso Nacional y XV Congreso Internacional de la Sociedad Mexicana de Fitopatología
estos fitopatógenos. El objetivo principal del control
químico es eliminar a las bacterias antes de que estas
penetren el tejido hospedero, ya sea por la eliminación de la
población de la bacteria ó mediante la reducción de inóculo
en lesiones activas ó mediante la protección de los sitios
potenciales de invasión (estomas en las hojas, en nectarios
flores, heridas), lo cual puede lograrse con una aplicación
preventiva en las plantas sanas, antes de su contaminación
por la bacteria (Paulin, 1992).
Los compuestos químicos utilizados para el control
de bacterias pueden clasificarse en 3 categorías: a) Metales
pesados: Cu (sales y compuestos cúpricos); b) Antibióticos:
Estreptomicina, oxytetraciclina, gentamicina, ácido
oxólinico, kasugamicina y c) otros compuestos: Inductores
de defensa y resistencia (Fosetil-Al, Acibenzolar-S-metil).
Aunque los compuestos cúpricos tienen múltiples
sitios de acción se sabe que las bacterias generan resistencia
a estos compuestos. El mecanismo de resistencia (R) a Cu+2
propuesto para algunas bacterias como Pseudomonas, es el
de captura y retención de Cu+2 por parte de las membranas de
la bacteria. En caso de presentarse resistencia a cobre (CuR)
por parte de los patógenos, se debe agregar a los productos
cúpricos carbamatos. Los carbamatos, productos quelantes
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de Cu, no poseen efectos bactericidas por si solos. El agregar
carbamatos a los productos cúpricos interferiría con el
proceso de resistencia evitando que la membrana quelate al
Cu+2 y devolvería este sus propiedades batericidas.
Adicionalmente se ha observado que algunas cepas
de Erwinia amylovora pueden entrar en una fase de células
viables pero no cultivables después de la exposición a cobre,
como mecanismo de resistencia y/o estrategia de
sobrevivencia a cobre. Las dosis aplicadas de compuestos
cúpricos varían dependiendo de la concentración, tipo de
formulación y la forma o tipo de compuesto cúprico y
pueden ser aplicados desde dosis de 1 kg/lt a 3 kg/lt por
hectárea.
Ejemplos de manejo sobre diferentes
enfermedades causadas por bacterias serán analizadas.
Referencias Bibliográficas
Paulin, J.P.1992. Chemical and biological control of
bacterial diseases: a need?. In: Plant pathogenic bacteria.
M. Lematire, S. Freigoun, K. Rudolph and J.G. Swings
(ed.), pag: 853-866
Yasuda M. 2007. Regulation mechanisms of systemic
acquired resistance induced by plant activators. J. Pestic.
Sci. 32: 281-282
S75