Download Descargar PDF - Acta Médica Colombiana
Document related concepts
Transcript
257 ACTUALIZACIONES INMUNOBIOLOGIA DE LA INFECCION POR CITOMEGALOVIRUS J. E. OSSA INTRODUCCION La infección por citomegalovirus (CMV) es uno de los problemas emergentes en el área de las enfermedades infecciosas y ha alcanzado ya el primer lugar entre los problemas infecciosos del recipiente de transplantes de médula ósea y riñon, y un lugar importante en transplante de corazón (1-8). Igualmente, la infección por CMV empieza a considerarse la infección congénita más común en el hombre (4,9), principalmente en aquellos países donde la rubéola, gracias a la vacuna introducida en 1969, ha cedido su lugar a otros problemas infecciosos. En esta revisión se pretende analizar las características biofísicas más importantes del virus, la epidemiología de la infección y la importancia del CMV en el contexto del transplante de órganos. CARACTERISTICAS DEL VIRUS El CMV del humano es uno de una extensa familia (Herpesviridae) que afecta peces, aves y mamíferos. Cinco miembros de la familia Herpesviridae causan infección y/o enfermedad en el hombre: el Herpes simplex Tipo 1, el Herpes simplex Tipo 2, el virus de la Varicela-Zoster, el virus de Epstein-Barr y el Citomegalovirus. El CMV tiene un tamaño de 150 nm y un genoma de doble cadena de DNA con aproximadamente 235.000 pares de bases (10, 11). La replicación de los herpesvirus tiene lugar en el núcleo de la célula infectada y la envoltura se adquiere al momento de la gemación de la partícula viral a través de la membrana nuclear. En el caso de los CMV y particularmente del CMV del cobayo, la replicación del virus a nivel de las glándulas salivares ha sido bien estudiada; en este caso, la partícula viral sale , del núcleo y es protegida por una vacuola durante su tránsito por el citoplasma de la célula; varias vacuolas pueden coalescer formando grandes vacuolas con gran número de partículas en su interior. Para la liberación del virus, las vacuolas se rompen a nivel de la membrana citoplasmàtica dejando los viriones en los conductos glandulares (12). Además del CMV del hombre y el CMV del cobayo, ya mencionados, existen también el CMV del ratón y el CMV de los primates. El CMV murino es utilizado como modelo para el estudio de la reactivación del virus en casos de transplante (1) y el CMV del cobayo se utiliza como modelo para el estudio de la infección congénita en el hombre (13). El ciclo de replicación del CMV es relativamente lento y el virus tiene predilección especial por glándulas salivares; por estas dos características el virus se clasifica entre los betaherpesvirus. Los alfaherpesvirus, como el Herpes simplex tipo 1 y 2 y el virus de la varicela, tienen predilección por tejidos epiteliales; los gramaherpesvirus tienen predilección por células linfoides, como en el caso del virus de Epstein-Barr (10). En la tabla 1 se encuentra una lista de la serie de patologías asociadas con la infección congénita o adquirida por CMV. A esta lista tenemos que adicionar la diabetes, pues si bien la pancreatitis con presencia de corpúsculos de inclusión compatibles con CMV había sido descrita en casos fatales de infección por CMV ( 14), la diabetes asociada a infección congénita, a infección adquirida o a la reactivación del virus sólo fue documentada recientemente (15). Dr. Jorge E. Ossa Londoño: Profesor Departamento de Microbiología y Parasitología, Sección de Virología, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia. Solicitud de separatas al Dr. Ossa. EPIDEMIOLOGIA El creciente reconocimiento de la importancia del CMV como agente etiológico de enfermedad en humanos ha hecho que se Acta Médica Colombiana Vol. 12 No. 3 (Mayo-Junio) 1987 258 aumente el interés por el estudio de su epidemiología, con el fin de poder evaluar los riesgos y recomendar medidas para evitar su diseminación, especialmente en personal hospitalario. El ciclo epidemiológico del CMV no se entiende completamente, pero sí sabemos que para que haya transmisión de la infección se requiere un contacto muy estrecho con personas que estén excretando el virus; se sabe además que la excreción del virus ocurre por múltiples vías: saliva, orina, leche, lágrimas, secreciones cervicales, secreciones endometríales, semen y heces (4, 9, 16). Es importante recordar en este momento que el CMV, como todos los herpesvirus, produce infecciones persistentes y que la excreción del virus se da en forma continua durante varios años en los niños y ocasionalmente en los adultos (4). La infección por CMV se presenta más tarde o más temprano en el hombre, dependiendo del país de origen y del estatus socioeconómico (4). Los países más desarrollados como Estados Unidos y el norte de Europa, presentan las tasas de infección más bajas, mientras que en países menos desarrollados esas tasas de infección pueden alcanzar hasta un 100% (17). Sin embargo, los sectores de la población menos favorecidos económicamente, bien sea en los países desarrollados o en los países más pobres, siempre presentan las mayores tasas de infección. El factor involucrado en esta J. E. OSSA distribución epidemiológica no se ha caracterizado, pero posiblemente está relacionado con la higiene ambiental, con la densidad de población, con el nivel de escolaridad y con la promiscuidad sexual, que son factores de riesgo importantes como lo veremos posteriormente. A pesar del desconocimiento del ciclo infeccioso completo del virus, existen algunas situaciones concretas donde se puede apreciar por lo menos una fase de la epidemiología de la infección: es el caso de la relación maternofetal, la relación materno-infantil (período perinatal y lactancia), las guarderías, el advenimiento de la pubertad y los transplantes (transfusiones, médula ósea, riñon y corazón). En el primer caso, la relación materno-fetal, se sabe que la infección por CMV es la infección congénita más común en el hombre y se ha calculado que ocurre en el 1% de los nacidos vivos, en países desarrollados (17). El origen de la infección en este caso es la madre, bien sea por una infección primaria o por la reactivación de una infección latente ( 17). Para Estados Unidos se ha calculado que entre un 10 y un 65% de las mujeres son seronegativas a la edad de la concepción y que un 1 a 2% de éstas sufren la infección primaria durante el embarazo, lo cual resulta en transmisión al feto en el 50% de los casos (18). En cuanto a la suerte de los niños infectados en forma congénita, se calcula que entre un 5 a 10% de ellos son sintomáticos, presentando el cuadro típico de la enfermedad por inclusión citomegálica, mientras que un 10% de los que permanecen asintomáticos presentarán síntomas tardíos como sordera progresiva y retardo del desarrollo intelectual (19, 20). La evidencia para la transmisión horizontal es más difícil de concretar, dada la amplia distribución de la infección en la población, lo cual hace difícil determinar el origen de la misma en un momento dado. Igualmente, las epidemias de infección por citomegalovirus, si es que éstas se presentan, son difíciles de estudiar por métodos epidemiológicos comunes, ya que sólo se reconoce un serotipo del virus; estudios más recientes han aprovechado nuevas tecnologías para demostrar pequeñas diferencias a nivel del ácido nucleico entre diferentes aislamientos del virus posibilitando así la defi- INFECCION POR CITOMEGALOVIRUS nición de transmisión entre parejas, entre grupos familiares y en guarderías (21, 22). En el período perinatal, se ha demostrado que hasta el 10% de las mujeres seropositivas son excretoras del virus al momento del parto y que aproximadamente el 50% de los niños nacidos de estas madres excretoras adquieren la infección por esta vía (23. 24). La leche es la fuente más común de excreción del virus en las madres lactantes y se ha calculado que si la madre es excretora por esta vía, el niño tiene un 70% de riesgo de infectarse (26, 27). En general, sumando las posibilidades de infección congénita, perinatal y a través de la lactancia, se ha calculado que un 12% de las personas adquieren su infección primaria por CMV de fuente materna (4). Las guarderías pueden estar jugando un papel importante en la amplificación de la infección por CMV. Se ha encontrado que hasta un 83% de los niños en guarderías entre 1 y 2 años de edad, excretan el virus por la orina y éste puede aislarse de superficies contaminadas (21, 25). Después de la infancia, la frecuencia de infección por CMV vuelve a aumentar con la llegada de la pubertad (4). Se ha coincidido en señalar la vía venérea como una posible vía de transmisión de la infección, pero no se sabe exactamente cuál es su importancia real (16). Los argumentos que hacen pensar en la importancia de la vía venérea son los siguientes: 1) el tracto genital femenino es el sitio más común de aislamiento del virus en mujeres jóvenes (28); 2) la incidencia de la infección es más frecuente en mujeres con enfermedades venéreas y en homosexuales (16, 29); 3) existe correlación entre la frecuencia de infección por CMV y el número de personas con las cuales se tienen relaciones sexuales (16); 4) igualmente existe correlación entre la incidencia de CMV y la incidencia de Chlamydia trachomatis, independientemente de otras variables como raza y estatus socioeconómico (16), y finalmente, 5) estudios de epidemiología molecular han demostrado que la cepa de CMV que porta una persona, es con frecuencia la misma que porta su compañero sexual (22). No obstante todo lo anterior, se acepta que la mayoría de las personas ya han adquirido su infección Acta Med. Col. VoL 12 No. 3, 1987 259 por CMV al momento de la maduración sexual (4). IMPORTANCIA DEL CMV EN EL CONTEXTO DE TRANSPLANTES DE ORGANOS La infección por CMV es la infección viral más común en transplante renal, en transplante de médula ósea y en transplante o cirugía abierta de corazón, donde los pacientes son sometidos a perfusión (6, 7, 30, 31). El origen en estos casos puede ser a partir de una infección primaria, o por la reactivación del virus bien sea del receptor o del tejido transplantado. El mecanismo de la reactivación no se conoce con exactitud, pero se señalan la inmunosupresión, las radiaciones y particularmente el estímulo alogénico, como los factores centrales. Aunque las radiaciones y la inmunosupresión están muy estrechamente relacionadas entre sí, es posible que el efecto de la irradiación per se sea capaz de inducir la reactivación del virus (32). La importancia de la inmunosupresión en este contexto se deriva del hecho de que es en los pacientes inmunosuprimidos donde ocurren las mayores tasas de incidencia y gravedad de la enfermedad (9), si bien esto no implica una relación causal. A lo anterior debemos agregar que el CMV es también inmunosupresor; a nivel de los neutrófílos reduce la capacidad quimiotáctica y la fagocitosis y a nivel de los linfocitos reduce la capacidad linfoproliferativa ante estímulos mitogénicos e invierte la rata de linfocitos T ayudadores/ linfocitos T supresores (33-36). La evidencia de que la reactivación del virus está relacionada con el estímulo alogénico, proviene de experimentos realizados en ratones donde el cocultivo de leucocitos de ratones infectados en forma crónica con fibroblastos alogénicos, pero no con fibroblastos singénicos, da origen a la reactivación del virus (37). En este sentido el CMV es comparable con los retrovirus tipo C, con los cuales se puede lograr el mismo efecto en idénticas circunstancias (38). Vale la pena comentar aquí que un buen número de pacientes transplantados también sufre leucemias y linfomas, los cuales se han atribuido clásicamente a la inmunosupresión, 260 pero la participación de un retrovirus reactivado como efecto del estímulo alogénico no debe perderse de vista. En ratones infectados con CMV en forma latente, si se cultivan sus leucocitos con mitógenos como lipopolisacárido, puede lograrse la reactivación del virus in vitro; el mismo efecto puede lograrse in vivo, transplantando piel normal de un ratón no infectado a un ratón portador del virus (3. 8, 39). En transplante de médula ósea, la posibilidad de reactivación del virus puede ser mayor. En un estudio recientemente publicado se encontró que la incidencia de reactivación era del 87% si el receptor es seropositivo, mientras que si es seronegativo, la tasa de infección post-transplante alcanza sólo el 35%. Por otra parte, si el donador es seropositivo, la tasa de reactivación es del 80% y si es seronegativo alcanza el 52% (5). Una de las mayores complicaciones del transplante de médula ósea es la enfermedad crónica de injerto contra huésped, la cual se presenta en el 30 a 40% de los casos. En el mismo estudio (5) se encontraron los siguientes factores asociados con la presentación de este problema: 1) la enfermedad aguda de injerto contra huésped (P = 0.002); 2) un receptor mayor de 17 años ( p = 0.01);3) un donante mayor de 17 años (P = 0.0009); 4) tratamiento con leucocitos vivos (P = 0.003) y, 5) infección por CMV (P = 0.003). La infección por citomegalovirus puede conllevar dificultades diagnósticas en el caso de transplante renal y en el caso de transplante de médula ósea: en el primer caso, no es fácil distinguir clínicamente entre una infección por CMV y un rechazo del transplante; aparentemente la infección por CMV puede dar origen al rechazo, pero la cadena de eventos que tienen que ver con este proceso no ha sido definida con claridad (40, 41). En el segundo caso, la médula ósea, también puede haber dificultades para el diagnóstico de la enfermedad injerto contra huésped, especialmente en su forma intestinal, pues el CMV también puede causar una sintomatología similar (42). Las dificultades diagnósticas implican dificultades para instaurar el tratamiento apropia- J. E. OSSA do en un momento dado, pues si bien el rechazo requiere un tratamiento inmunosupresor, este tratamiento estaría contraindicado en caso de infección por CMV. ABSTRACT Infection and disease due to cytomegalovirus (CMV) is one of the upsurging problems in infectious diseases. CMV ranges number one in congenital infections of man and is the main cause of infectious complications in transplant recipients. The complete epidemiological pattern of CMV is still unknown, but there does not seem to be an unique route for its transmission since it can be isolated from saliva, tears, urine, milk, endometrial secretions, semen and faeces. Which route is most important is unknown but there is circumstancial evidence suggesting that up to 12% of people acquire the infection from a maternal source; most people are infected horizontally from playmates at the day care center or kindergarten age or venereally, since the prevalence of the infection increases after puberty. One of the most intriguing problems of CMV is its mechanism of reactivation after transplantation; classically it was considered that reactivation was due to therapeutic immunosupression associated to transplants, but it is becoming clear that allogeneic stimulation may by itself be the cause of reactivation. 1.2.3.4.5.6.7.- BIBLIOGRAFIA HAMILTON JD, SEAWORTH B. Transmission of latent cytomegalovirus in a murine kidney tissue transplantation model. Transplantation 1985 ; 39: 290-296. CHARPENTIER B. ESPINOSA O, MARTIN B, FRIES D. T-cell immunity against cytomegalovirus modified self-major histocompatibility complex antigens in kidnev transplant recipients. Transplant Proc. 1985; 17: 161-162. RINALDO CR, HIRSCH MS, BLACK PH. Activation of latent viruses following bone marrow transplantation. Transplant Proc 1976; 8: 669-6 72. PASS RF. Epidemiology and transmission of cytomegalovirus. J Infect Dis 1985; 152: 243-248. RINGDEN O, LONNQVIST B, APULIN T, et al. Factors associated with chronic graft-versus-host disease and cytomegalovirus infection in bone marrow transplant recipients. Transplant Proc 1985; 17: 475-479. GJERSET GF, SLICHTER SJ, HANSEN JA. H LA, blood transfusion and the immune system. Clin Immunol Aller 1985; 4: 503-534. WINEARLS CG, LANE DJ, KURTZ J. Infectious complications after renal transplantation.En: MORRIS PJ, Ed. Kidney Transplantation. Principles and Practice. INFECCION POR CITOMEGALOVIRUS 8.9.10 . 11 . 12.13.14.15 . 16.17.18.19.20.21.22.2 3.24.- 2nd ed. New York: Grune and Stratton; 1984: 407-467. CARDELLA CJ, VAS S, YOUNG E, HARDING M. Cytomegalovirus infection in renal transplant patients. Transplant Proc 1985; 17: 1059-1060. KINNEY JS, ONORATO IM, STEWART J A, et al. Cytomegaloviral infection and disease. J Infect Dis 1985; 151: 772-774. JOKLIK WK. The structure, components and classification of viruses. En: JOKLIK WK, ed. Principles of Animal Virology. New York: Appleton-Century Crofts; 1980: 16-61. LURIA SE, DARNELL JE, BALTIMORE D, CAMPBEL A. General Virology. 3rd ed. New York: John Willey and Sons; 1978: 367-373. FONG CKY, BIA F, HSIUNG GD. Ultrastructural development and persistence of guinea pig cytomegalovirus in duct cells of guinea pig submaxillary gland. Arch Virol 1980; 64: 97-108. CHOI YC, HSIUNG GD. Cytomegalovirus in guinea pigs. II. Transplacental and horizontal transmission. J Infect Dis 1978; 138: 197-202. JENSON AB, ROSEMBERG HS, NOT KINS AL. Pancreatic islet-cell damage in children with fatal viral infection. Lancet 1980; 2: 354-358. LEHR H, et al. Cytomegalovirus induced diabetes mellitus in a renal allograft recipient. Transplant Proc 1985; 17: 2152-2154. CHANDLER SH, HOLMES KK, WENTWOTH BB, et al. The epidemiology of cytomegaloviral infection in women attending a sexually transmitted disease clinic. J Infect Dis 1985; 152: 597-605. STAGNO S, PASS RF. Maternal cytomegalovirus infection and perinatal transmission. Clin Obstet Gynecol 1982; 25: 563-576. GRANT S, EDMOND E, SYME J. A prospective study of cytomegalovirus infection in pregnancy. I. Laboratory evidence of congenital infection following maternal primary and reactivation infection. J Infect Dis 1981; 143: 24-31. STARR JG, BART RD, GOLD E. Inapparent congenital cytomegalovirus infection: clinical and epidemiologic characteristics in early infancy. N Engl J Med 1970; 282: 1075-1078. HANSHAW JB, SCHEINER PA, MOXLEY AW, et al. School failure and deafness after "silent" congenital cytomegalovirus infection. N Engl J Med 1976; 295: 468-470. ADLER SP. The molecular epidemiology of cytomegalovirus transmission among children attending a day care center. J Infect Dis 1985; 152: 760-768. HANDSFIELD HH, CHANDLER SH, CAINE VA, et al. Cytomegalovirus infection in sex partners: evidence f o r sexual transmission. J Infect Dis 1985; 151: 344-348. REYNOLDS DW, STAGNO S, HOSTU TH, et al. Maternal cytomegalovirus excretion and perinatal infection. N Engl J Med 1973; 289: 1-5. KUMAR ML, NANKERVIS GA, COOPER AR, et al. Postnatally acquired cytomegalovirus infections in infants of CMV-excreting mothers. J Pediatr 1984; 104:669-673. Acta Med. Col. Vol. 12 No. 3, 1987 261 2 5 . - PASS RF, AUGUST AM, DWORSKY M, et al. Cytomegalovirus infection in a day-care center. N Engl J Med 1982; 307: 468-470. 2 6 . - HAYES K, DANKS DM, STAGNO S, et al. Cytomegalovirus in human milk. N Engl J Med 1972; 287: 177-178. 2 7 . - DWORSKY ME, YOW M, STAGNO S, et al. Cytomegalovirus infection of breast milk and transmission in infancy. Pediatrics 1983; 72: 295-299. 2 8 . - KNOX GE, PASS RF, REYNOLDS DW, et al. Comparative study of subclinical cytomegalovirus and herpes simplex virus infections in the genital and urinary tract of low-income, urban women. J Infect Dis 1979; 140: 419-422. 2 9 . - DREW WL, MINTZ L, MINER RC, et al. Prevalence of cytomegalovirus infection in homosexual men. J Infect Dis 1981; 143: 188-192. 30.- PANJWANI DD, BALL MG, BERRY NJ, et al. Virological and serological diagnosis of cytomegalovirus infection in bone marrow allograft recipients. J Med Virol 1985; 16: 357-365. 31 . - WATSON JG. Problems of infection after bone marrow transplantation. J Clin Pathol 1983; 36: 683-692. 3 2 . - REDDHASE MJ, WILAND F, MUNCH K, et al. Intersticial murine cytomegalovirus pneumonia after irradiation: characterization of cells that limit viral replication during established infection of the lungs. J Virol 1985; 55 : 264-273. 3 3 . - LOH L, HUDSON JB. Immunosuppressive effect of murine cytomegalovirus. Infect Immunity 1980; 27: 54-60. 3 4 . - LANG DJ, CHEUNG KS, SCHWARTZ JN, et al. Cytomegalovirus replication and the host immune response. Yale J Biol Med 1976; 49: 45-58. 35.- BALE JF, O' NEIL ME, GREINER T. The interaction of murine cytomegalovirus with murine neutrophils: effect on migratory and phagocytic activities. J Leuk Biol 1985; 38: 723-734. 36.- SCHOOLEY RT, HIRSCH MS, COLVIN RB, et al. Association of Herpesvirus infections with T-Lymphocyte subset alterations, glomerulopathy, and opportunistic infections after renal transplantation. N Engl J Med 1983; 308: 307-313. 37.- CHEUNG KS, SMITH HS, ANDRE-SCHWARTZ J, et al. The transmission of cytomegalovirus in blood transfusion: a murine model. Pediatr Res 1975; 9: 339. 38 . - PHILLIPS SM. Immunologic activation of oncogenic viruses. Progr Exp Tumor Res 1974; 19: 37-74. 3 9 . - WU BC, DOWLING JM, ARMSTRONG JA, et al. Enhancement of mouse cytomegalovirus infection during host-vs-graft reaction. Science 1975;190:5 6-59. 4 0 . - BALDWIN WM, HENNY FC, VAN GEMERT GW, et al. Distinctions between cytomegalovirus-related graft loss and rejection. Transplant Proc 1985; 17: 2600 2603. 4 1 . - GASTON JSH.WAERM. Virus-specific MHC-restricted T-lymphocytes may initiate allograft rejection. Immunol Today 1985; 6: 237-239. 42 . - SNOVER DC. Mucosal damage simulating acute graftversus-host reaction in cytomegalovirus colitis. Transplantation 1985; 39: 669-670.