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La formación del sujeto moral
Apuntes sobre filosofía y psicología Moral
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-
..
YALILE SÁNCHEZ H .
Introducción
Frente a la necesidad de hacernos participes del diagnóstico y búsqueda de
alternativas en relación con los grandes problemas y dilemas de la sociedad
contemporánea, la reflexión ética se ha hecho ineludible. Reflexión ética que nos
remite a interrogarnos sobre nuestra condición humana, nuestra condición de
actores sociales enfrentados a enormes desafíos y grandes dilemas. Éstos nos
cuestionan sobre la situación del ser humano como sujeto moral y político en el
mundo actual.
El recorrido de estos debates presionan cada vez más hacia una reflexión
comprometida con las preocupaciones que nacen en la vida cotidiana, con las
dificultades que experimentamos en el contexto de nuestros intercambios sociales,
enfrentados a "la insociable sociabilidad del ser humano".
En la coyuntura del país nos situamos en la necesidad de aportar elementos que
ayuden en la clarificación de las prácticas sociales mediante las cuales se construye
la sociedad y se constituye el sujeto. Nos queremos ubicar desde una perspectiva
que considera que los estudios y discusiones que propone la psicología sobre el
tema, tienen que inscribirse en el marco actual de la discusión ética; la cual convoca
a seguidores del proyecto moderno en toda su heterogeneidad, antimodernos y
posmodernos'. Las ciencias sociales en su conjunto están emplazadas en este
proyecto de reconstrucción ética, en particular la psicología del desarrollo moral
E-sfos términos requieren un análisis mas de fondo que no es posible hacer aquí
119
La formación dei sujeto moral Apuntes sobre filosofía y psicolot;ía Moral
De esta manera las ciencias humanas resultan convocadas en el debate sobre el
sentido de la reflexión ética en el mundo contemporáneo. Los análisis sobre la
cultura, tienen así, gran importancia dentro de los estudios sobre moralidad.
Aunque es necesario decir que algunas de las temáticas incluidas en los análisis
que hace la filosofía moral, tienen su propio desarrollo dentro de las ciencias
humanas, en particular desde la antropología, la sociología y la psicología, dentro
de una dinámica un tanto difícil de aprehender. La polémica entre universalismo
y contextualismo tiene sus propias resonancias dentro de las ciencias humanas, y
en la psicología aunque ésta no se haya generalizado, en los últimos años ha tomado
cierta relevancia con la revitalización de la psicología cultural. Otro punto para
tener en cuenta es que los filósofos morales tienen un conocimiento insuficiente
de los desarrollos de la psicología y de los posibles aportes que ésta puede dar al
debate ético actual.
Nuestro interés es poner en discusión algunos de los posibles aportes que la
psicología puede hacer sobre la constitución del ser humano como sujeto moral,
explicitando los vínculos que existen entre filosofía moral y psicología moral.
Acerca de la polémica entre liberales y comunitaristas
Lo que nos documenta la amplia bibliografía que existe sobre el tema es que los
diferentes autores que trabajan la filosofía moral, hacen de forma explícita o
implícita afirmaciones en uno u otro sentido sobre la naturaleza humana. Para
plantearse el problema de la moralidad, las diferentes tradiciones hacen énfasis
sobre diferentes hechos, rasgos y cualidades humanas, llegando a contraponer
definiciones distintas de moral. Thiebaut presenta de la siguiente manera la
controversia: «La modernidadfilosóficase ha definido, así, en términos de lo que se
ha llamado un cambio de paradigma desde una «ética de bienes» (como sería la ética
clásica) a una «ética de deberes» (como sería la moderna), y lo ha hecho al bascular
sus acentos desde la idea de virtud y felicidad a la de deber y punto de vista
moral». Y más adelante, «Asípues las éticas ilustradas y kantianas acentuarían los
elementos de autonomía, de reflexividad del sujeto con respecto a sus fines, y de
motivación racional—pues losfinesdados deben ser sometidos al tribunal de la razón
práctica para ser evaluados y aceptados o criticados —, las éticas neoaristotélicas
contrargumentarán que solo la consideración de esos mismosfinespuede dar sentido
ético a la acción de los hombres»'*.
THIEBAUT, C. «Sujeto moral y virtud en la ética discursiva» En : Guariglia, O. (1996), Cuestiones
morales. Madrid : Trotta, 24.
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CÁTEDRA MANLIFL ANClZAR ¿;ír,<^ bioética - / Semestre de 2 0 0 1
En efecto, según los liberales, los individuos en tanto sujetos morales no son
definidos por sus pertenencias económicas, sociales, éticas, sexuales, culturales,
políticas o religiosas. Por el contrario, eUos son considerados libres de cuestionar
y rechazar cualquier forma de participación en grupos, instituciones o actividades
particulares, como libres son de cuestionar sus convicciones, incluso las más
profundas. En este sentido Rawls (1978) afirma la prioridad de sí sobre los fines
que se defiende''.
Según los comunitaristas esta concepción de sujeto no tiene en cuenta las
condiciones en las cuales se da la formación de la identidad de los individuos. De
forma tal, que presenta al sujeto como un ser sin raíces, no comprometido, capaz
de escoger soberanamente los fines y los valores que orientan su existencia. Esta
concepción le atribuiría al sujeto una facultad para actuar libre y racionalmente,
que batía imposible todo razonamiento práctico, todo juicio sobre lo que puede
ser y debe hacerse en unas condiciones dadas.
En estos términos se trataría de una visión equivocada del sujeto, de una psicología
moral simplista y se requeriría entonces de un análisis más completo de los procesos
de socialización''. La libertad y la identidad del hombre no son características
ontológicas innatas de la persona; al contrario, lo que le da sentido a la existencia,
son los contenidos sustanciales que tejen la historia propia de cada uno y estos
contenidos son culturales; ellos preceden al individuo y determinan la manera en
la cual él podrá definir su identidad y ejercer su libertad. Se plantea de manera
radical que es dentro de una relación hermenéutica, con su tradición que cada
cual puede decir quién es y devenir el sujeto de su propia historia. El punto que se
ubica como central es que no tenemos un acceso directo a algo así como un 'yo
racional y autónomo', sino que necesariamente hay que pasar por la vía larga de la
vuelta por la interpretación, a la luz de los rasgos culturales que le permiten a cada
cual definirse. Se defiende de esta manera una concepción antropológica
relacionada con la atribución de un rol fundamental a los modos de socialización.
Se afirma que el yo es inseparable de la socialización. Los neoaristotélicos quieren
mostrar que el individuo autónomo de los neokantianos es él mismo, el producto
Como esta polémica se ha desarrollado a lo largo de varias décadas, algunos autores plantean la necesidad
de tener en cuenta la cronología del débale a partir de los efectos que produjo en 1971 el libro Teoría de
la justicia de Rawls y las publicaciones posteriores de otros autores.
Entre los autores que más aportes han hecho sobre esta tematización del sujeto moral, están: Rawls, J.,
1978y 1995,Taylor,C, 1992y 1996,Walzer,M,, 1993,Sandel,M., 1984,Thiebaut,C, 1992,Maclntyix;,
A., 1988, Habermas, J., 1985. 1991. Tugendahal. E.. 1990. Kymlicka, K., 1990, Cortina, A., 1993 y
1997. Hoyos. G., 1996, y 1997.
122
La formación tlel sujero moral A p i n t e s sobre fílosolla y psicología Moral
de una forma específica de socialización. De esta manera una parte de la discusión
gira alrededor de la argumentación acerca de un sujeto situado, contextualizado
en contra de un sujeto abstracto, desencarnado, descontextualizado.
Pero hay un argumento más relacionado con la dificultad de separar totalmente
descripción y prescripción, pues lo descriptivo se ubica muy relacionado con lo
normativo. El describir e interpretar las significaciones de la tradición no es sólo
explicitar el lugar que ocupo en un espacio social definido y de intentar dar cuenta
de los determinismos sociales que me afectan, lo que principalmente se pone en
cuestión y se devela es el sentido de mi existencia. No es posible separar la pregunta
de ¿quién soy? de la pregunta sobre ¿qué quiero ser? y de la pregunta acerca de
¿qué debo hacer? Podemos determinar esto que somos sólo por la orientación
hacia unos bienes que estimamos dignos de ser realizados por nosotros y en relación
con nuestras perrenencias sociales. Los fines que orientan nuestra existencia no
son el producto de una elección arbitraria y soberana, sino el producto de una
interpretación contextualizada de nuestra situación, en un horizonte sociocultural
que nos precede. De esta manera, se afirma la prioridad de los fines, los cuales
encierran un contextualizado sentido del bien.
La génesis del ser humano como sujeto moral
La formación del ser humano como sujeto moral, en un enfoque ontogenético
dentro de las ciencias sociales se puede abordar desde perspectivas diversas: una
de ellas es al conjunto de investigaciones que diferentes disciplinas han realizado
sobre el proceso de socialización; otra perspectiva tiene que ver con los diversos
estudios y teorías del desarrollo moral elaborados por la psicología.
De este modo, aquí también se plantean dos alternativas. Son dos caminos
complementarios para teorizar sobre la formación del sujeto moral; pero pueden
plantearse también como opuestos. El uno tematizando el problema desde un
análisis culturalista de las condiciones que definen los procesos de socialización,
subraya los contenidos afectivos, cognitivos prácticos, concretos y contextúales
que permiten la constitución del sujeto en un grupo, en una comunidad dada;
estas representaciones sociales, estos contenidos simbólicos serían elementos
determinantes de las acciones morales y de la moralidad que construye el ser
humano. De otro lado, estaría la perspectiva que busca abordar la explicación del
origen y evolución del sujeto como persona capaz de acciones morales orientadas
por un razonamiento moral universalista; es decir, el sujeto que dentro de un
proceso de descentramiento tiene la competencia de elabotar juicios abstractos y
construir criterios de moralidad racionales (normas o principios) no condicionados.
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CÁTEDRA MANUEL ANCfZA» Ética y bioérica - 1 Semestre tle 2 0 0 1
En las ciencias sociales la polémica se da entre socialización y desarrollo moral.
Socialización y construcción de identidad
En la vida cotidiana creemos que la gente tiene intenciones, que cada cual tiene
opinión propia, que tenemos ciertas definiciones compartidas de lo que sienten y
piensan los otros, etc. Estas definiciones se forman en nuestra convivencia con los
otros en circunstancias sociales concretas; son contenidos que circulan
horizontalmente en distintos espacios sociales y verticalmente de generación en
generación.
Los adultos como agentes socializadores, portadores de valoraciones, estamos
continuamente haciendo de cierta manera un adoctrinamiento vivencial y
ejercemos como educadores morales por diversos caminos en la cotidianidad de
la vida familiar, escolar y social en general.
Los procesos de globalización a partir de las nuevas tecnologías que permiten un
cierto tipo de relaciones directas e indirectas, con un círculo más amplio de
individuos, están produciendo cambios en los procesos de socialización. A las
agencias socializadoras como la familia, la escuela, los grupos de pares, se han
integrado otros socializadores. Lo que trae como consecuencia que se multipliquen
Y desconecten las voces que participan y aportan en la construcción de sentido y
de los significados acerca de lo que se considera 'valioso' en la vida de un ser
humano.
Los cambios en los procesos de construcción de identidad son evidentes, ante el
cambio que ha ocurrido, en relación con las funciones y los roles que en el plano
de la socialización cumplen la familia, la escuela, los grupos de pares, los medios
de comunicación, la calle, el centro comercial, etc. Se evidencian hoy problemáticas
totalmente nuevas; casos como el de los niños o jóvenes que sin tener unos vínculos
fuertes, significativos con los otros de su contexto cultural, entran en un mundo
de relaciones virtuales que los absotben y les dificultan inclusive el mantenimiento
de unas relaciones personales. Si bien estos casos pueden ser excepcionales, nos
hacen ver la necesidad de repensar los problemas de la socialización y la
construcción de identidad. Las circunstancias socioculturales en las cuales están
instalados los jóvenes, plantean tin reto enorme a los investigadores que intentan
dar cuenta de las prácticas de socialización,
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Identidad, subjetividad moral, socialización son términos que emergen
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í. -a,i
La formación d d sujeto moral Apuntes xobrr nio.softa y psicología Moral
permanentemente en el vocabulario de las ciencias sociales, como en el lenguaje
corriente. Se escucha con frecuencia comentar sobre la crisis de identidad y se
incluyen allí distintos hechos de muy diversa clase: se habla de la ruptura de los
lazos sociales, de relaciones 'abandónicas', de que las instancias socializadoras
primarias no cumplen su función, se habla incluso de desocialización. Diferentes
'eorizaciones se refieren a los procesos de identificación primaria, de identidad
, icial e individual, de identidad de sexo, identidad de clase social, de identidad
i lica, de identidad masculina y femenina, de identidad profesional, de identidad
virtual e identidad real, de identidad relacional o biográfica, etc. La identidad de
f Iguien es, sin embargo, aquello que la persona tiene como más precioso: la pérdida
de identidad es sinónimo de alienación, de sufrimiento, de angustia y de muerte.
La identidad no le es dada al ser humano de una vez por todas en el nacimiento,
ella es construida en la infancia y de ahí en adelante se reconstruye a lo largo de
toda la vida. El individuo no la construye jamás en solitario; ella depende
fundamentalmente de los juicios del otro, de las interacciones con los otros y de
las propias orientaciones y definiciones de sí que cada uno vaya elaborando. La
identidad es un producto de socializaciones sucesivas, es el producto de un proceso
interactivo y comunicativo complejo, resultante de un proceso de construcción
y negociación conjunta entre el individuo y los otros de su cultura.
La identidad de cada individuo se construye dentro de una intrincada trama de
interacciones e identificaciones. La complejidad de esta construcción tiene que
ver con el hecho de que los grupos de referencia son múltiples, y con la ambivalencia
de las identificaciones de las cuales se participa. Entre el deseo de ser como los
otros y el aprendizaje de la diferencia, el niño, el joven, deben construir su propia
identidad, a partir de una integración progresiva de sus diferentes identificaciones
positivas y negativas. La aprehensión desde un punto de vista empírico de la
identidad es particularmente compleja, pues no hay una identificación única sino
un proceso con referentes plurales, diversos, ambivalentes e incluso contradictorios.
Diferentes identidades pueden convivir sin ser exduyentes, pues se trata de un
sentido de pertenencia que tiene múltiples coordenadas; pertenencia a una familia,
a un grupo o grupos, a una comunidad, a una región, a un país. Inclusive cabe
preguntarse sobre una "comunidad" muy particidar como es la humanidad. Lo
anterior nos permitiría preguntarnos si a propósito del concepto de identidad,
universalismo y contextualismo coexisten, o son exduyentes.
Comprender cómo se reproducen y se transforman las identidades sociales implica
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CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR Ética y bioética
I Semestre de 2 0 0 1
aclarar el papel específico que cumplen las distintas agencias socializadoras, a
partir de las cuales ellas se construyen y se reconstruyen a lo largo de la vida. En
efecto, es en los distintos espacios de socialización donde las mediaciones culturales
y nuestros encuentros con los otros se realizan, donde comienza la constitución
del sujeto moral.
Pero el término socialización exige ser redefinido ante el abuso que se hace de este
concepto. Dentro de la historia de las ciencias sociales el término "socialización"
ha sido utilizado en sentidos muy diversos, algunas veces con connotaciones
negativas o un tanto simplistas: inculcación, imposición o adoctrinamiento; al
punto que algunos autores han propuesto suprimir su uso dentro del vocabulario
científico. Pero suprimir la palabra no elimina el problema. Y es en la vía de un
análisis crítico de las diferentes teorías que con frecuencia, separando individuo y
sociedad, separan socialización e individuación y que sólo consideran acciones
unidireccionales de la sociedad sobre el individuo o del individuo hacia la sociedad.
Es frecuente encontrar que los enfoques sociológicos y psicológicos de la
socialización se plantean como opuestos en lugar de ser complementarios. Una
gran diversidad de autores nos aportan distintas conceptualizaciones sobre el tema,
entre otros: Durkheim, Parsons, Kardiner, Benedict, Geertz, Berger y Luckmann,
Mead, Bourdieu, Elias, Piaget, Vygotski^.
La socialización es un proceso interactivo y multidireccional; supone una
transacción entre el socializado y los socializadores y ésta implica procesos de
renegociación permanentes; implica un punto de reencuentro y acuerdo entre las
necesidades y deseos del individuo y los valores de los diferentes grupos con los
cuales él entra en relación; no es sólo transmisión de normas y de reglas, es el
desarrollo de una cierta representación del mundo. Cada individuo compone
lentamente ésta representación, tomando imágenes de las diversas representaciones
existentes y reinterpretándolas para construir un todo original y nuevo. Socializarse
es aprender a representar un significado con la ayuda de uno de los múltiples
significantes que sirven para su representación.
En este proceso complejo de socialización e individuación se realiza la apropiación,
elaboración y negociación de unas u otras normas, unos u otros valores. Resulta
daro entonces, que la reflexión sobre la persona moral nos conduce a un análisis
^
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has leonas del desarrollo de estos dos líltimos autores son al mismo tiempo consideradas como teorías
de la socialización con ciertos rasgos particulares, más adelante volveremos sobre el lema.
La formadón d d sujeto moral Apuntes .sobre lilosofía y psicología Moral
más amplio del proceso de socialización en el cual se inscribe el sujeto en su
desarrollo como sujeto cultural. Son unos procesos de interacción social específicos
los que posibilitan y dan cuenta de la constitución del sujeto humano. Hecho que
ha permanecido un poco oscurecido, ante las investigaciones que, en particular
en la psicología, hablaban fundamentalmente del desarrollo de un individuo
solipsista. En los últimos tiempos el análisis de las mediaciones sociales y culturales
en los procesos de desarrollo humano ha recobrado su vigencia.
E l desarrollo moral
Las discusiones a nivel ético nos han permitido diferenciar sobre todo dos
compresiones de la moral: una, la moral concreta que se forma en la vida cotidiana
dentro de los contextos culturales de los diferentes grupos sociales y donde se
validan unos u otros valores; y otra, la moral comprendida como la posibilidad de
formular juicios morales a partir del ejercicio de la propia conciencia moral, cuando
el hombre se libera de la tutela moral y ejerce su autonomía. En la teoría del
desarrollo moral, —concretamente el enfoque cognitivo— se plantea estrechamente
vinculado a esta segunda concepción de moral. Si bien, cuando hablamos de
moral no hacemos referencia sólo a los aspectos cognitivos y reconocemos la
presencia de otros componentes, resulta demasiado complejo hacer un seguimiento
a estos aspectos de forma integrada. Cada uno de los autores se centra en uno u
otro contenido.
En psicología se podría hablar (sintetizando) de tres teorías explicativas del
desarrollo moral: la teoría psicoanalítica, la del aprendizaje social y la cognitivoevolutiva' desarroUada por Piaget y Kohlberg. También sería necesario tener en
cuenta el trabajo de C. Gilligan sobre la psicología del desarrollo femenino, donde
retoma elementos del psicoanálisis y de la teoría kohlbergiana, al tiempo que les
hace serias críticas. Esta investigadora elabora una teoría dicotómica sobre la
moralidad basada en las diferencias de género. En contraste con los sistemas teóricos
unitarios como los de Freud, Piaget y Kohlberg, distingue la moralidad centrada
en el concepto de justicia de la moralidad basada en el cuidado. Convendría tener
presente otras teorizaciones vinculadas con el enfoque kohlbergiano, que Turiel y
Selman, entre otros, han desarrollado.
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Aunque a la vez es necesario tener en cuenta que cada uno de estos paradigmas a su vez tiene desarrollos
múltiples dentro de diversas teorías.
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CATÍDRA MANUEL ANCfZAR Ética y bioérica • I Semestre de 2 0 0 1
Los teóricos del aprendizaje hacen énfasis en el papel que tiene el refuerzo en el
moldeamiento del comportamiento moral. Los niños imitan los modelos que
tienen a su alcance: los padres, otros niños, los personajes de la televisión, etc. A
partir de distintos tipos de refuerzo social aprenden nuevos comportamientos y
una variedad amplia de conductas morales. Desde esta perspectiva no se utilizan
categorías como interiorización o conciencia. Se supone que el comportamiento
moral se adquiere de la misma manera como cualquier otro comportamiento, por
asociación estímulo-respuesta. Según Skinner la conducta humana no depende
de mecanismos innatos, ni de principios normativos independientes de las
contingencias sociales que actúan como reforzadores. Conductas como la agresión,
el altruismo, manifestar culpabilidad se consideran producidas por estímulos
ambientales, mediante el mecanismo de aprendizaje por asociación y no requieren
en su explicación conceptos tales como la autonomía, o la libertad ' .
,.
El enfoque psicoanalitico sobre la moral se interesa sobre cómo un conjunto de
normas interiorizadas que provienen del exterior se constituyen en la génesis de la
conciencia moral y le permiten al niño constituirse como sujeto social y cultural.
La teoría freudiana, además, de tener una significación clínica o psicoterapéutica
aporta una interpretación de la cultura y del proceso de constitución del sujeto y
es este el marco en el que Freud habla de moral. La moral se conquista según
Freud en contra de la pulsión y a favor de la cultura. La sexualidad infantil es
bisexual, indeterminada, polimorfa y puede proyectarse en cualquier dirección;
su finalidad esencial es el placer. Pero esta libido amoral y asocial evoluciona y en
esta transformación es crucial el conflicto edípico. La evolución hacia una
sexualidad adulta significa hablar del ingreso del individuo al orden social, al
orden de la cultura, al orden de una moral concreta. Hay un antagonismo entre
pulsión y cultura, la moralidad es extrínseca a la pulsión. La pulsión sexual se
reprime a favor de la cultura y la moralidad.
Desde esta perspectiva la vivencia del complejo de Edipo (como deseo sexual por
la madre, odio al padre e identificación con él, sentimiento de ciüpabüidad, miedo
a la castración) es lo que permite la instauración de la instancia psíquica de la
moralidad, el superyó. El conflicto edípico simboliza el momento por el cual el
psiquismo (individual o colectivo) «pasa» del estado presocial y premoral al estado
social y moral, el nacimiento de la ley. La renuncia al deseo de incesto y parricidio,
da lugar al nacimiento del superyó. El superyó consiste no sólo en la conciencia
moral sino también en un ideal del yo. La «internalización» o introyección de la
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En este punto es posible remitirse al texto Más allá de la libertad y la dignidad, de Skiner B,
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La formacifín dd sujeto moral .^puntes sobre filosofía y psicología Mora!
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instancia paterna prohibitiva se funda en la identificación del hijo con el padre.
Identificación que posibilita la adopción de las normas mediante las que opera el
padre. Desde este momento el principio de autoridad moral deja de estar fuera
del sujeto y pasa a formar parte de su propia estructuta interna. Freud aboga por
una moral del yo; junto a la moral del superyó está la moral de la conciencia y la
razón. Se argumenta así el valor de la conciencia como esperanza de salud y
racionalidad, dado que la moral del superyó es psicopatologizante. Freud hace un
amplio análisis de la dinámica y los conflictos que surgen entre el yo consciente y
la fuerza y crueldad que a veces adquiere la conciencia moral superyoica'".
El interés fundamental del enfoque cognitivo-evolutivo al abordar el estudio del
desarrollo moral se orienta hacia los aspectos cognitivos, la conciencia moral en
términos de juicios morales. Aunque no niega la existencia e importancia de otros
aspectos, como podrían ser los sentimientos morales. Se aplica al estudio de la
moral la noción de etapas del desarrollo. Desde este enfoque se piensa el desarrollo
moral como un proceso ordenado que no se puede explicar totalmente por la
experiencia particular de cada individuo, considerada desde fuera. El desarrollo
moral implica una construcción activa del individuo considerado al interior de
las interacciones sociales y a través de procesos de descentración.
Piaget desde una cierta óptica kantiana intenta clarificar cómo la anomia inicial
se transforma en heteronomía y autonomía en el niño, podríamos decir que se
interesa en la génesis y evolución de los juicios morales. Piaget partió de una
definición muy sencüla de moral, recogiendo la definición hecha por Durkheim,
como sistema de reglas y de moralidad, como el respeto hacia esas reglas. El respeto
hacia la regla resulta entonces fundamental para entender el proceso de constitución
del sujeto moral dentro de este enfoque.
En El criterio moral en el niño (1984), Piaget le da un tratamiento central al
problema del sentimiento de respeto. El motor inicial de este proceso es este
sentimiento y la relación social significativa, insustituible, en la cual aparece.
Las diferentes investigaciones que realizó Piaget lo llevaron a diferenciar dos tipos
de moral y la caracterización que hace de cada una constituye uno de sus principales
aportes. La elaboración teórica que hace a partir de esta diferenciación le permitió
construir las bases del andamiaje conceptual que hoy denominamos enfoque
cognitivo-evolutivo del desarrollo moral.
FREUD, S, El "yo" y el "ello". En: Obras Completas, Vol 11, Madrid. 1968.
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(HIEDRA MANUEL WfCfeAR Erica y bioérica - I Semestre de 2 0 0 1
Una es la moral que se deriva de la autoridad y la costumbre y otra la verdadera
moral, la moral racional que el individuo se da autónomamente. El acatamiento,
la obediencia del niño pequeño frente a las reglas que vienen del exterior, que se
transmiten de generación en generación y de las cuales es portador el adulto,
genera en él un sentido de obligación hetetónomo. Y se habla de obligación porque
la regla, a diferencia de otras regularidades, implica un sentimiento de obligación.
El sentimiento de respeto que el niño siente hacia sus padres, lo extiende hacia las
reglas que él le impone. Así la regla tiene un doble origen: las múltiples regularidades
que la crianza del niño implica y este sentimiento de respeto originado en la
relación filial. Este tipo de moral está ligado a un sentimiento de respeto místico,
frente a unas reglas que vienen del exterior, que le parecen "de origen trascendente"
y que adquieren para el niño un carácter sagrado. Igualmente esta moral se
caracteriza por ser desarrollada en el marco de unas relaciones sociales de presión,
de coacción, asimétricas, características de las colectividades jerarquizadas;
relaciones que generan sumisión y obediencia. En términos de Piaget esta es una
moral heterónoma.
La verdadera moralidad se elabora progresivamente en el marco de otras relaciones
sociales, como son las relaciones de colaboración y cooperación que los niños
tienen entre sí, en ciertas simaciones, particularmente dentro de los juegos reglados.
Este segundo tipo de relación social tiende hacia la simetría y la equidad. Allí
descubre el niño la reciprocidad, el respeto mutuo. La regla deja de ser exterior,
para depender ahora de su libre voluntad colectiva. Piaget define la cooperación
como el intercambio entre iguales, sólo en y a través de la cooperación puede
haber autonomía moral total. Según Piaget "lo propio de la cooperación es
precisamente llevar al niño a la práctica de la reciprocidad o sea de la universalidad
moraD'. En definitiva ya no priman los valores y reglas impuestos por la costumbre
y la autoridad desde fuera de la conciencia del niño; ahora priman los valores y
reglas argumentadas racionalmente y construidas en forma colectiva.
La regla de cooperación se convierte en una ley moral efectiva y el niño al modificar
las reglas se convierte en legislador y adquiere así conciencia de la razón de ser de
las normas. Descubre que las normas pueden ser el resultado de un acuerdo entre
iguales. Según Piaget de esta forma descubre la democracia. Una muestra de lo
que representa para el niño la autonomía adquirida es según Piaget "e/ sentido
realmente político y democrático que los niños le dan a sus vivencias dentro de estos
PIAGET, J. El criterio moral en el niño. Barcelona ; Fontanella, 1984.
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La formación d d sujeto motal Apuntes sobre filosofía y psicología Moral
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colectivos infantiles. Todo está permitido, toda proposición individual es, en derecho,
digna de examen. Ya no hay delitos de opinión, en el sentido de que desear cambiar las
leyes deja de ser contrario a las leyes. Así pues, puede haber delitos de procedimiento,
pero sólo de procedimiento. Sólo los procedimientos son obligatorios, las opiniones
están sujetas a discusión"^^. "De ahora en adelante, por el contrario, por el simple
hecho de limitarse a ciertas reglas de discusión y colaboración, o sea a cooperar con sus
semejantes en total reciprocidad (sin falso respeto por la tradición ni por la voluntad
singular de tal o cual individuo), disociará la costumbre del ideal racional... ideal de
derecho implicado en el mecanismo de la discusión y la reciprocidad ...la cooperación
no impone más que los procedimientos del intercambio intelectual o moral... "'^.
A partir del momento en que existe cooperación, las nociones racionales de lo
justo y lo injusto se convierten en regulativas de las costumbres, porque están
implicadas en el propio funcionamiento de la vida social entre iguales.
Como hemos visto, en el campo del desarrollo moral para Piaget a diferencia de
lo que ocurre dentro de sus estudios sobre el desarrollo cognitivo, las interacciones
sociales juegan un papel esencial y lo interindividual es genéticamente anterior a
lo intraindividual.
En resumen, junto al paso de la anomia a la heteronomía, el paso de una moral
heterónoma a una moral autónoma, son los dos puntos nodales del desarrollo
moral, según Piaget. Los criterios que le permiten al niño emitir juicios'" sobre
las cuestiones morales, son entonces inicialmente heterónomos, le vienen del
exterior, le son impuestos o le son dados por las figuras parentales de la socialización
primaria. Pero esta moral heterónoma, que se basa en la costumbre y en la
autoridad, que sigue a la anomia, también evoluciona y se transforma mediante
un largo y complejo proceso en una moral racional.
Para ampliar la comprensión de esta perspectiva evolutiva-cognitiva es necesario
acudir a Kohlberg quien radicaliza este enfoque, aunque también mantiene ciertas
PIAGET, J. Ob. cit., 58
PIAGET, J. Ob. cit., 59
Para Piaget estos juicios se relacionan siempre con la acción, aunque pueden ser de primero o de
segundo grado. Los primeros son juicios hipotéticos y están relacionados con la acción, pero menos
directamente; en cambio hay unos juicios que se plantean más cercanos a lo que el individuo hace.
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CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR Erica y bioérica • I Semestre de 2 0 0 1
diferencias con Piaget''. Kohlberg asume la perspectiva iniciada por Piaget en el
estudio de la moral y le da un sello propio. Concibe el desarrollo moral como una
evolución hacia la adhesión personal, racional a principios éticos. Se plantea la
importancia y relevancia de unos principios éticos que guían y que permitirían
hablar de una «ética en situación», o sea la adaptación de estos principios a la
situación concreta teniendo en cuenta a las personas y a las circunstancias. Las
investigaciones de Kohlberg como las de Piaget suponen una relación entre
razonamiento moral y acción moral. Una actuación moralmente elevada exige un
estadio elevado de razonamiento moral. Para Kohlberg la autonomía moral hace
referencia al último estadio en la evolución del juicio moral, en el cual el individuo
juzga según unos principios éticos universales, autoescogidos. Es necesario entonces
distinguir la autonomía piagetiana conceptualizada en relación con las reglas y la
autonomía de principios de Kohlberg. La dirección del desarrollo moral está
enmarcada por el paso de la heteronomía, imposición desde afuera a la autonomía
convicción personal guiada por unos principios.
El desarrollo lleva consigo transformaciones básicas de la estructura cognitiva.
Las estructuras que definen los estadios morales son específicamente estructuras
de interacción entre el sujeto y los demás. "Los estadios morales no se definen por
reglas interiorizadas, sino por estructuras de interacción entre el yo y los otros".
Los distintos estadios representan una secuencia, un orden o una sucesión
invariable, universal. Los factores culturales pueden acelerar, retardar o detener el
desarrollo, pero no cambian la secuencia. El peso de la influencia de los aspectos
socio-culturales.diminuye progresivamente a medida que se avanza en los estadios.
Los principales aspectos del desarrollo moral son universales, debido a que todas
las culturas tienen unas fuentes comunes de interacción social, adopción de roles
y conflicto social que exigen una integración moral. El desarrollo moral está
influenciado por "la extensión y calidadgeneral de los estímulos cognitivos del desarrollo
moral están definidas por la calidady extensión general del estímulo cognitivo y social
a través del desarrollo del niño, más que por las experiencias específicas con los padres
o las experiencias de disciplina, castigo y premio»^^.
RAWLS (1980) en Constructivismo kantiano en la teoría moral, y HABERMAS (1982) relacionan
al mismo tiempo "la reconstrucción racional ontogenética piagetiana" con la ética kantiana y con sus
propias elaboraciones teóricas, planteando que aunque existen algunas diferencias no son leonas
radicalmente diferentes. De otra parte Habermas y Rawls en diferentes textos hacen referencia a las
investigaciones de Kohlberg. Particularmente Habermas hace un análisis critico sobre el estadio seis
kohlbergriano en Apel y otros (eds). Etica comunicativa y demcKracia. Barcelona, Crítica, 1990
KOHLBERG, L. Essays cm Moral Development. The psychology of moral development. V. 11. San
Francisco: Harper tS: Row, 1984, \25. (Psicología del desarrollo moral. Desc\éeácBTO\lv/er, 1992).
132
La formación del sujeto moral Apiinies .sobre filosofía y psicología Moral
Dentro de los estadios hay una jerarquía de valores. El valor moral de la justicia es
el que diferencia e integra mejor a todos los valores. Para Kohlberg sólo la
orientación en torno al principio de justicia es la más estrictamente moral de
todas las orientaciones. Kohlberg se dice en completo acuerdo con Sócrates quien
destaca la justicia como la máxima virtud y como la virtud básica de la sociedad.
La justicia es el núcleo del desarroUo moral.
Kohlberg postula tres niveles con dos estadios cada u n o " . Un nivel preconvencional
en el cual las normas y expectativas sociales son algo externo al yo. Un nivel
convencional en el cual el yo se identifica con la sociedad y se considera valio.so
responder a las expectativas de la familia, el grupo o el país. Un nivel
posconvencional, autónomo o de principios en el cual el yo se diferencia de los
roles sociales y define valores según unos principios éticos autoelegidos donde
juegan un papel fundamental los principios universales de justicia, reciprocidad e
igualdad. El sexto estadio kohlbergiano, «cumbre» del desarrollo moral, implica:
diálogo o comunicación completa, toma reversible de roles, responsabilidad ante
otros seres humanos como seres morales autónomos que poseen dignidad e
integridad. Kohlberg define «el criterio formal de la etapa seis como: principios
generales reversibles y universales»'*. La reversibilidad en la que tanto insiste
Kohlberg es, según él, un concepto piagetiano. Y para Piaget desde un punto de
vista lógico la reversibilidad significa reciprocidad, reversibilidad simétrica. Cada
estadio representa una filosofía moral: «Estos niveles y estadios pueden considerarse
como distintas filosofías morales, visiones diferentes del mundo socio-moral" '''.
En síntesis, la psicología caracteriza al niño como un ser amoral, en el sentido de
que inicialmente no posee criterios para hacer evaluaciones morales. Anomia o
amoralidad son los conceptos que utilizan las teorías psicológicas para referirse al
niño no socializado, que no se ha apropiado aún de los valores de su cultura,
permitiendo mostrar que no es posible calificar al niño como bueno o malo. En la
ontogénesis un problema central tiene que ver, entonces, con el interrogante sobre
cómo se constituye en el ser humano el sentimiento de respeto, el sentido de
obligación, es decir cómo se deviene sujeto sujetado.
KOHLBERG, L. en cuanto a la elaboración de su teoría de los estadios se declara deudor no sólo de
Piaget sino también de Baldwin, Kant y Haré.
KOHLBERG, L. «La Comunidad justa en el desarrollo moral. Teoría y práctica.» En : Cañónetal.£/
sentido de lo humano. Bogotá, 1985. pp.29.
Ob., cit., 27.
133
CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR É t i c a y bioética • I Setaestre de 2 0 0 1
La reflexión sobre el desarroUo moral nos conduce a un análisis más amplio del
proceso de socialización en el cual se inscribe el sujeto en su desarrollo como
sujeto cultural, en particular al estudio de los mecanismos y formas que toman
los procesos de transmisión, apropiación e interiorización de normas. La
consideración de que el ser humano se forma como sujeto moral en el proceso de
socialización que se inicia en la familia, aunque es un punto en común dentro de
las investigaciones de Freud, Piaget, Vygotski, cada uno le da interpretaciones
distintas. Piaget y Freud de diferente forma enfatizan el papel que juegan las
figuras parentales, aportando los primeros criterios morales que interiorizará el
niño. Vygotski subraya el papel del adulto como un mediador en este proceso de
socialización y coloca el concepto de mediación semiótica como eje de una
explicación del proceso de formación del sujeto.
Con la intención de reconstruir una comprensión más holística del proceso de
formación del agente moral es posible hacer una lectura contrastante de algunas
de las elaboraciones teóricas de Freud, Piaget y Vygotski, esta lectura permite
encontrar ciertas conexiones dentro de sus disímiles aproximaciones.
Los conceptos de moral heterónoma y autónoma de Piaget, de moral superyoica
y de moral del yo de Freud y de regulación externa y autorregulación de Vygotski
son algunos de los conceptos que permiten este análisis comparativo. Pero antes
es necesario hacer algunas precisiones respecto al planteamiento vygotskiano y su
enfoque histórico cultural, enriquecido por los avances reahzados por nuevos
autores.
Vygotski sin haber trabajado concretamente en el campo de la psicología moral,
asume una posición en cuanto al origen y desarrollo de los procesos psicológicos
superiores que facilita el acercamiento con desarrollos particulares en el campo de
la moral. Su perspectiva ayuda a clarificar los contenidos específicos que orientan
el desarrollo ontogenético humano, la mediación que ejercen las herramientas
psicológicas como herramientas semióticas y el papel importante que tiene el
adulto como un interactuante facilitador del proceso que posibilita el cambio
desde la regulación externa hacia la autorregulación ^^.
,,i .
Sobre la autorregulación, que no ha sido muy estudiada, encontramos cierta
bibliografía que la relaciona tanto con el desarrollo cognitivo como con el desarrollo
social. Esto ha hecho que algunos autores planteen que la "transformación de las
="
134
VYGOTSKI, Ea : Schneuwly, B. y Bronckart, J.R N^gotsky aujourd'hui. Paris, 1985.
La formatHón del sujeto moral Apuntes sobre filosofía y pNtcolo¡;fa .Motal
funciones básicas en funciones superiores consiste principalmente en una
autorregulación creciente de procesos y capacidades que originariamente se hallan
ligados al campo inmediato de estímulos y determinados por él""'. De esta manera,
la autorregulación desde la perspectiva vygotskiana, hace referencia a todas las
funciones denominadas como superiores o específicamente humanas: la memoria
voluntaria, la atención, la imaginación, el lenguaje, etc.
Vygotski diferencia las funciones psicológicas elementales y las funciones superiores;
y expone cuatro criterios para hacer caracterizar estas últimas: " 1) el paso del
control del entorno al individuo, es decir, la emergencia de la regulación voluntaria
(o autorregulación); 2) el surgimiento de la realización consciente de los procesos
psicológicos; 3) los orígenes sociales y la naturaleza social de las funciones
psicológicas superiores y 4) el uso de signos como mediadores de las funciones
psicológicas superiores. La primera característica que diferencia los procesos
psicológicos elementales de los superiores, es que los primeros se hallan sujetos al
control del entorno, mientras que los segundos obedecen a una autorregulación...
El segundo criterio, estrechamente relacionado al anterior es su 'intelectualización'
o realización consciente. Vygotski escribió acerca de las funciones psicológicas
superiores cuyas características básicas diferenciales son la intelectualización y el
dominio, es decir, la realización consciente y la voluntariedad"-'.
Para Vygotski el origen de la autorregulación está en las interacciones sociales que
el niño establece con los adultos de su entorno y está relacionada igualmente con
la función que asume el lenguaje durante el desarrollo en la planificación de las
propias acciones, como "forma autorreguladora de mediación semiótica". En
términos de Wertsch: "Vygotski afirmó que el habla interna permite a los humanos
planificar y regular su actividad y deriva de su previa participación en la interacción
social verbal"^'.
Dentro del contexto de las interacciones sociales el niño aprende a regular su
comportamiento, siendo entonces primero una función interpsíquica,
interpersonal para luego desarrollarse como autorregulación; dependiendo en
primera instancia de los contenidos de la relación y comunicación con el adulto,
para luego transformarse en un proceso autorreferido; así el paso de una regulación
externa a una autorregulación, se relacionaría directamente con la transición del
funcionamiento interpsicológico al intrapsicológico. Transición que implica
DÍAZ, R., Neal, C. y AMAYA-WILLIAMS. M. Origenes .sociales de la autorregulación, 1990.
WERTSCH. J. Vygoisky y la formación social de la mente, Barcelona, 1988, 43.
WERTSCH. Ob, Cit.. 124.
135
CÁTEDRA MANUELANClZAR É t i c a y bioética - / .Semestre de 2 0 0 1
diferentes niveles de intersubjetividad. La comunicación que se da entre el adulto
y el niño en la zona de desarrollo próximo, como forma privilegiada de
funcionamiento interpsicológico y que se realiza con un mínimo de definición
compartida de la situación (o sea de intersubjetividad) es la base para el paso al
funcionamiento intrapsicológico. Diferentes investigaciones se han realizado sobre
la distribución de la responsabilidad en la diada en la interacción tutor - tutelado
y la transferencia de la responsabilidad al niño; reconociendo una secuencia
evolutiva que partiendo de la directividad del adulto puede avanzar hacia la
autorregulación^"*.
Moral del yo, autonomía y autorregulación
En términos de Jean Piaget, el niño atiende primero a una moral externa, a una
disciplina exterior impuesta, a una responsabilidad objetiva, colectiva. Luego podrá
responder según una moral racional, a una disciplina interior, a una responsabilidad
subjetiva e individual. La cooperación, la reciprocidad, es decir la interacción
entre iguales con otros en términos de cierta simetría, son la puerta de acceso a la
autonomía. Para Freud la intensidad del complejo de Edipo y luego su represión
(debido, entre otros hechos, a la influencia de la autoridad), trae como
consecuencia, entre otras, una moral del superyó que dominará severamente
como conciencia moral, sobre un yo débil y dependiente. El giro lingüístico
introducido por Vygotski^^ en la psicología le da gran peso a las condiciones
culturales y a las interacciones sociales, las cuales posibilitan la formación de la
psiquis humana, haciendo factible la transformación de los procesos elementales
determinados por factores biológicos en procesos psicológicos superiores. Esta
transformación se da dentro de los procesos de socialización, en la práctica de
apropiación y re-creación de los contenidos de la propia ctiltura, en particular a
través de la apropiación y construcción de las herramientas semióticas. Este cambio
a nivel de las funciones mentales del hombre, además de tener un origen
sociocultural, de estar orientado en dirección de lo interpsicológico hacia lo
intrapsicológico, donde las formas específicas de relación con los otros de su
cultura son elementos claves, se orienta también desde una regulación externa
hacia una autorregulación. Igualmente, este autor destaca que el ser humano tiene
la capacidad de un funcionamiento descontextualizado, que se da a partir de un
WERTSCH. Ob. cit.
Sobre el tema ver SÁNCHEZ, Y. "Vygotski: el giro lingüístico en psicología" En: Revista Colombiana
de Psicología Nos 5-6. 1997. 66-76: igualmente. VYGOTSKI HOY. Cuadernos de trabajo No 21.
Facultad de Ciencias Humanas, Univcisidad Nacional de Colombia. Bogotá., 2000.
136
La í'otmación del sujeto ntoral Apuntes subte filosofía y psti..l..[;i,i .Moral
funcionamiento psicológico contextualizado. Por último, cabe subrayar aquí, lo
que Wertsch, J. denomina "intelectualización" (voluntariedad y realización
consciente), como una de las características de los procesos psíquicos superiores,
según Vygotski.
Después de esta síntesis apretada, es posible analizar las afinidades que estas tres
conceptualizaciones presentan según nuestro análisis. Los puntos de acuerdo los
entendemos de la siguiente manera: en primer lugar, la distinción de dos tipos de
procesos contrastantes: regulación externa-heteronomía, y moral superyoica de
un lado y del otro autorregulación, autonomía y moral del yo; en segundo lugar,
estaría la direccionalidad que le plantean a los procesos evolutivos implicados,
desde una regulación externa hacia una autorregulación que se interioriza y desde
unas normas externas hacia unas normas autoimpuestas; en tercer lugar, el papel
fundamental que se le da dentro de estos procesos a las interacciones sociales.
Ahora es posible subrayar que el hombre no se conforma con dejar transcurrir su
existencia y satisfacer apaciblemente sus necesidades, no se limita al contacto
meramente empírico con el mundo y con las teorías psicológicas se busca explicar
las particularidades de las formas de actuar y habitar el ser humano el mundo. A
diferencia de las reacciones instintivas, la experiencia humana es intencional, sus
vivencias están referidas a una voluntad que se propone algo. El actuar no es
simplemente un actuar subjetivo arbitrario, o el producto de unas determinaciones
externas, es consecuencia también de poner en práctica un discernimiento, unos
juicios. El ser humano interviene en el mundo con una u otra intención, su ser y
su hacer están marcados por esta intencionalidad que no se agota en las razones y
explicaciones que él da de sus acciones; es decir, todo el sentido de las acciones no
es racional, pero la justificación que él da de sus propias actuaciones, cumple un
cierto papel.
Sujeto heterónomo si, dependiente de las relaciones con el otro, dependiente de
su reconocimiento, atado a la cultura, inserto irremediablemente en una urdimbre
de significados, pero al mismo tiempo con la particular posibilidad de ejercer una
cierta autonomía. Autonomía que se construye de diferente manera en uno u
otro contexto cultural. Discutir entonces sobre los procesos de formación del
sujeto humano es al mismo tiempo tener en cuenta esta doble condición, de
forma tal que sin renunciar a inscribirlo en una cultura, con todo lo que esto
significa como proceso de integración a una normatividad, a un universo simbólico,
se le reconozcan sus posibilidades para la autorregulación. Sujeto en tanto sujetado
por la cultura, pero también en tanto sujeto autorreflexivo, capaz de una cierta
•' •.. '''•
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CÁTEDRA MANlJtl ANClZAR Élicay bioética - 1 Sementé de 2 0 0 1
conciencia de sí. Es en este estrecho, pero ineludible espacio donde el hombre se
ubica para proponerse una acción intencional, a la luz de la cual orienta, reorienta
y evalúa permanentemente su actividad y se hace responsable de sus actos.
.
Los procesos que intervienen en la constitución del agente moral no hacen
referencia únicamente a la transmisión de generación en generación, se realiza a
través de distintos medios dentro de la cotidianidad y la convivencia. La formación
moral incluye no sólo el proceso de socialización en términos de inscribir al ser
humano en una normatividad y la adopción de unos determinados valores morales,
que se expresan en unos sentimientos, juicios y comportamientos, no solo incluye
• la capacidad de explicar y sustentar con juicios racionales sus acciones. Incluye
también de manera muy importante la posibilidad del ser humano de erigirse y
reconocerse como constructor de valores morales en toda la singularidad que le
permite ser único, que, sin embargo, nos hace tan iguales. La constitución del
hombre como sujeto moral no se define en términos simplemente de responder a
unas exigencias que le plantea la sociedad (padtes, maestros y otras autoridades)
de una moralidad externa, se define también en términos del desarrollo de las
posibilidades de un cierto gobierno de sí mismo, llámese autonomía o
autorregulación o moral yoica; en distintos contextos teóricos encontramos que
la psicología ha teorizado sobre esta dimensión específicamente humana.
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