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EVOLUCIÓN MORAL (Kohlberg)
La experiencia nos habla de los cambios que se van produciendo en las personas
desde su nacimiento. En psicología se habla de evolución para referir la capacidad de
despliegue del individuo, en todos los ámbitos del desarrollo personal, a lo largo de su
vida.
Partimos de una afirmación básica e irrenunciable, que la persona humana es
una unidad y afirmamos que la madurez psicológica se alcanza con el crecimiento
armónico de cada una de las dimensiones del niño.
La psicología evolutiva afirma que el desarrollo de dichas dimensiones no es
uniforme y comprueba, también, que los procesos individuales son bastante diferentes
en función de factores diversos (de tipo físico, ambiental, educacional) y que el logro de
un determinado nivel o estadio de madurez facilita el acceso a niveles superiores.
La dimensión moral.
Como ya es conocido, el término moral1 tiene distintos significados. Una acción
puede considerarse moral según la definición que la sociedad da a lo que es bueno o
malo. Según eso, una persona puede tener un comportamiento desaprobado por la
sociedad, tanto por temer sus consecuencias como por considerarlo erróneo, aunque sea
agradable.
Moral puede significar también el control de una conducta en referencia a
modelos interiorizados. Son morales las acciones llevadas a cabo por prescripciones o
prohibiciones aceptadas como obligadas. La interiorización de tales prescripciones o
prohibiciones representa la aceptación de una autoridad externa. Se las considera
morales sin una comprensión profunda y sin auténticos motivos para aceptarlas o
rechazarlas.
En tercer lugar, moral puede indicar un comportamiento en función de unos
modelos o de unos principios aceptados racionalmente porque la razón de la
aceptación ha sido captada y considerada justa. En la base de este juicio está la regla de
oro, por la que una persona tiene muy en cuenta los derechos de los demás y aplica a sí
mismo y a su conducta las reglas de lo justo y lo erróneo que usa cuando juzga la
conducta de otros.
Normalmente, es en el tercer significado como se aplica con mayor propiedad la
palabra moral. Los dos restantes son simples prerrequisitos para el desarrollo de las
capacidades de juicio moral y de la conducta consiguiente.
El aspecto moral de la estructura de la persona engloba dos ámbitos
complementarios:
a. El contenido moral: los códigos de normas, reglas, valores sociales e
individuales.
1
El término moral incluye las dimensiones que componen todo comportamiento humano: el aspecto
cognoscitivo (conocimiento de la naturaleza de las reglas morales, la posibilidad de un juicio moral, la
capacidad de decisión y de autocrítica partiendo de principios generales), el aspecto afectivo (situaciones
experimentadas en relación a acciones que consideramos justas o erróneas, ansiedad, sentimiento de
culpa, vergüenza satisfacción), y el aspecto conductual (realizar acciones que consideramos buenas,
evitar lo que consideramos erróneo, reparar el mal cometido, confesar nuestra culpa). No es posible
afirmar cuál de los tres aspectos citados es el más importante. Los tres forman parte de todo
comportamiento humano y no pueden separarse entre sí.
Moral – Kohlberg 2
b. Las habilidades requeridas para un actuar moral: capacidad de cumplir las
reglas, de tomar decisiones morales buenas, de actuar en consecuencia.
Como contenido, la moral se refiere a la felicidad y al bienestar de la persona y
se centra en criterios como la autonomía (afirmación y autoestima, iniciativa,
originalidad, autenticidad, libertad, responsabilidad), el sentido (comprensión,
coherencia, orientación, confianza, verdad y compromiso) y la solidaridad (aceptación
de las diferencias, complementariedad, interdependencia, igualdad, justicia).
Como proceso la moral pide una regulación de la acción en función tanto de los
valores y las normas socioculturales como de las elecciones y la expresión de los
sentimientos personales.
Una persona que quiere pensar, sentir y actuar de manera moralmente deseable
tiene que adquirir una serie de habilidades y capacidades. El desarrollo de un sujeto
autónomo tiene en cuenta las exigencias fundamentales de la realidad humana (justicia,
libertad, derechos de la persona,...) y se basa específicamente en las normas y los
valores que orientan la actividad personal o social.
Antes de seguir adelante, sería bueno que clarificáramos algunos conceptos.
Cuando hablamos de actuar moral no referimos al uso de las reglas, de juicio moral, a
la evaluación de las situaciones y de conciencia moral, a la comprensión y
conceptualización personal. Conviene saber que, normalmente, en los niños el actuar
precede al juicio moral, y de éste pasa al estado de conciencia; procedimiento que es a
la vez el contenido y el proceso, es la moral misma como paso del ser al deber-ser.
Por otro lado, utilizamos algunos conceptos básicos que de manera cotidiana no
solemos distinguir, conviene saber en qué sentido son utilizados:
- Hablamos de regla como el principio implícito que condiciona las maneras de
comportarse con los demás.
- De ley como todo principio que proviene de una autoridad legítima que formula
exigencias y las sanciona.
- De deberes como la descripción de lo que se exige a cada uno para desempeñar su
papel social.
- De derechos como los aspectos fundamentales que hay que respetar para asegurar el
desarrollo y la evolución de una persona.
- Y de valor como el criterio básico que favorece las elecciones. Se refiere a un
principio más general o postulado base, que se presenta como referencia o criterio, del
que el valor es una preferencia u objeto de elección. Los valores se traducen en un
sistema normativo de prescripciones y prohibiciones (reglas, normas, derechos, deberes,
leyes) que ordenan los comportamientos que hay que adoptar o evitar.
El enfoque cognitivo-evolutivo de la educación moral en Kohlberg.
En la misma línea que Piaget, encontramos los trabajos de Kohlberg, una de
cuyas aportaciones más importantes está en considerar que el razonamiento moral
evoluciona en estrecho paralelo con el desarrollo cognitivo y con la capacidad de
adoptar perspectivas sociales. De ahí que avanzar en el razonamiento moral suponga
avanzar en el desarrollo cognitivo, aunque un elevado nivel cognitivo no implique de
Moral – Kohlberg 3
manera automática un alto nivel de moralidad. Su estudio se centra en el desarrollo
moral del niño, para lo cual elabora sus ya conocidos dilemas morales2.
La moralidad, para Kohlberg, es una de las áreas evolutivas fundamentales que
constituyen al ser humano. La entiende como la capacidad de la persona de elaborar
juicios morales, de comprender la idea de norma social y de presentar un
comportamiento moral en función de dicha idea de norma.
Kohlberg, en su intento por comprender el desarrollo moral desde el enfoque
cognitivo-evolutivo, la estudia partiendo de la idea de estadio y de estructura: un estadio
moral es una estructura de pensamiento que posibilita una manera determinada de
razonamiento y de comportamiento; estas estructuras vienen determinadas por lo que la
persona considera valioso dentro de un problema moral o por los aspectos que la
persona tiene en cuenta en el momento de emitir un juicio de valor.
A la vez, es básica su distinción entre juicio y acción moral: El juicio moral es el
marco lógico, teórico, la guía universal para entender la realidad y construir respuestas
ante los conflictos con dicha realidad; es un proceso cognitivo a través del que se
reflexiona, se revisan los propios valores y la percepción de la realidad para,
posteriormente, emitir una respuesta. La acción moral es la actuación concreta que se
produce ante una situación de conflicto moral.
Kohlberg plantea el tránsito evolutivo de la persona a través de seis estadios que,
estableciendo una jerarquía invariable en el desarrollo moral, lo llevan desde la
simplicidad a la complejidad en la percepción de la realidad interpersonal. Los estadios
se agrupan en tres niveles que indican el posicionamiento de la persona ante la realidad
social:
Nivel preconvencional (0-9 años)
Estadio 1
Moralidad heterónoma
Estadio 2
Individualismo, propósito
instrumental e intercambio.
Estadio 3
Expectativas interpersonales
mutuas, relaciones y conformidad
interpersonal
Sistema social y conciencia
Nivel convencional (10-20 años)
Estadio 4
Nivel
años)
posconvencional
(desde
20
Estadio 5
Estadio 6
Contrato social o utilidad y
derechos individuales
Principios éticos universales
Antes de entrar en la descripción de los distintos estadios y niveles debemos
clarificar algunos términos3. Lo convencional implica someterse a las reglas,
expectativas y convenciones de la sociedad o de la autoridad, y defenderlas
precisamente porque son reglas, expectativas y convenciones de la sociedad. El
individuo que está en el nivel preconvencional no comprende realmente todavía las
2
Podemos ver el ejemplo del dilema llamado de “Heinz y la medicina”, en el que Heinz, al no tener
dinero para comparar una medicina necesaria para salvar la vida de su mujer, la roba en la farmacia. Ante
tal dilema se pregunta si el esposo ha actuado de forma correcta y por qué.
3
Cfr. TURIEL, E., El mundo social en la mente infantil, Alianza, pp.73-74.
Moral – Kohlberg 4
reglas y expectativas convencionales o sociales, ni las defiende. Los que están en el
nivel posconvencional comprenden y aceptan básicamente las reglas de la sociedad,
pero dicha aceptación se basa en la formulación y aceptación de los principios morales
de carácter general que están debajo de estas reglas.
Otra manera de comprender estos tres niveles es verlos como tres tipos de
relación entre el yo y las reglas y las expectativas de la sociedad. Para la persona
preconvencional las reglas y expectativas sociales son algo externo al yo. En el nivel
convencional el yo se identifica con las reglas y expectativas de los otros, especialmente
de la autoridad, o las interioriza. Y en el nivel posconvencional se diferencia el yo de las
reglas y expectativas de los otros y define sus valores en función de unos valores
escogidos, sin presión alguna de autoridad o regla.
a. Nivel preconvencional (0-9 años).
Las características del razonamiento moral de esta etapa coinciden con la moral
heterónoma descrita por Piaget. El control de la conducta es externo; el niño recibe las
presiones desde fuera y se limita a evitar los castigos o a obtener recompensas.
Responde a las etiquetas culturales de lo bueno y de lo malo, las que interpreta según
sus consecuencias físicas. En este nivel se dan dos estadios:
1. Uno primero de moralidad netamente heterónoma, que implica obediencia y
castigo. El niño depende de un poder superior, su conducta es egocéntrica y teme
exclusivamente el castigo.
2. Uno segundo estadio instrumental, que se caracteriza por el hedonismo
simple: una conducta es moral si proporciona alguna satisfacción personal.
b. Nivel convencional (10-20 años).
En este nivel la conducta moral se define como el comportamiento que
contribuye al orden social y a las expectativas que marca la cultura. El control de la
conducta del niño se percibe todavía como externo, pues sabe que las expectativas
proceden de los adultos. En este nivel aparecen otros dos estadios:
3. De expectativas y relaciones de conformidad interpersonal. El niño se orienta
en la ayuda a otros y en ser consciente de sus acercamientos.
4. En el estadio social o de conciencia, el niño manifiesta respeto por la
autoridad y adopta los puntos de vista de otras personas, está convencido de que si es
bueno será premiado.
c. Nivel posconvencional (más de 20 años).
En este nivel posconvencional o de los principios prima un control interno de la
conducta, las decisiones sobre lo que está bien o mal proceden del propio pensamiento o
juicio del individuo. Como en los niveles anteriores se reconocen dos estadios:
5. Las normas sobre lo correcto o lo incorrecto en el obrar son descritas en
términos de leyes racionales, que sirven de base a los juicios sobre lo que está bien o
mal.
6. En el estadio de los principios universales el énfasis se pone en el control de la
conciencia. La conducta es guiada por los ideales y por lo que se considera como moral.