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REGULACION DE LA RESPUESTA INMUNE A HELMINTOS Luis Ignacio Terrazas Valdés Laboratorio de Inmunoparasitología, Unidad de Biomedicina, FES-Iztacala, UNAM. Resumen: La regulación de la respuesta inmune por parásitos es un concepto global que incluye supresión, desviación y conversión de la respuesta inmune del hospedero para beneficio del patógeno. Una de las características fundamentales de las infecciones por helmintos es la inducción de respuestas inmunes polarizadas hacia Th2 en su huésped. Independientemente de su posible papel en protección, ésta respuesta se acompaña de altos niveles de IL-4, IL-5, IL-13, IgG1, IgE y eosinofilia. Los mecanismos por los cuales estos parásitos favorecen el desarrollo de este tipo de respuesta no han sido completamente dilucidados. Nuestros estudios recientes indican que no siempre una respuesta tipo Th2 protege contra este tipo de parásitos, y en especial en el presente trabajo reportamos la inducción de macrófagos supresores que inhiben la respuesta inmune contra el cisticerco de Taenia crassiceps. Introducción: Inmunidad significa protección frente a las enfermedades y, mas específicamente, frente a las enfermedades infecciosas. Las células y moléculas responsables de la inmunidad constituyen el sistema inmunitario, y la respuesta global coordinada a la introducción de sustancias extrañas es la respuesta inmunitaria. Por lo tanto, una de las más importantes funciones fisiológicas del sistema inmunitario es la defensa frente a organismos infecciosos. La defensa contra dichas infecciones dependerá del tipo de organismo invasor. En este caso, hablando de parásitos, dependerá si éstos son protozoarios o helmintos (algunos los dividen entre parásitos intracelulares o extracelulares). La respuesta inmune montada en contra de protozoarios serán descritos en otra ponencia o resumen, aquí nos enfocaremos a la respuesta inmunológica generada ante las infecciones por helmintos. El control de agentes infecciosos requiere de la maduración de células T CD4+ a células efectoras que secretan diferentes tipos de citocinas importantes para la regulación y coordinación de una apropiada respuesta inmune. De acuerdo a uno de los dogmas centrales de la inmunología actual, se considera que diferentes patógenos requieren diferentes respuestas: patógenos intracelulares son controlados por células T CD4+ que secretan citocinas inflamatorias/activadoras como IFN-, designadas Th1, mientras que organismos extracelulares tales como los helmintos son controlados por células CD4+ que secretan IL-4, IL-5 e IL-13, que se designan como Th2 (1). A pesar de la diversidad de helmintos, en el que se encuentran dos grupos evolutivamente muy distantes (600 millones de años): los gusanos redondos, nematodos, y los planos, platihelmintos; éstos parásitos típicamente inducen en sus huéspedes respuestas inmunes similares, altamente polarizadas; caracterizadas por elevados niveles de citocinas tipo Th2, IL-10, IgE y eosinofilia (3, 4), así como un constante defecto en la respuesta proliferativa de las células T, tanto a antígenos del propio parásito cómo a antígenos heterólogos. Varios autores han sugerido que este tipo de respuesta protege en contra de estas infecciones. Particularmente, se ha reconocido ampliamente el papel de la IL-4 en el desarrollo de respuestas tipo Th2 y protección en contra de helmintos (2). Recientemente, se ha demostrado también que la IL-13 tiene un papel relevante en la expulsión del helminto gastrointestinal Nippostrongylus brasiliensis (4). De modo que el binomio IL-4/IL-13 se considera el switch maestro para eliminar a parásitos helmintos. Lo anterior ha tomado mas fuerza al demostrarse que animales deficientes en STAT6 (molécula de señalización interna del receptor compartido por IL-4/IL-13) no pueden expulsar a diferentes parásitos gastrointestinales (3). Sin embargo, esto es plenamente cierto solo para aquellos helmintos gastrointestinales, y este fenómeno es mucho más complejo en las infecciones donde el parásito es extraintestinal (7, 8). Se ha sugerido que la presencia de proteínas específicas o glicoconjugados presentes en los antígenos estructurales o de secreción de los helmintos podrían ser una vía común de éstos parásitos para inducir esta polarización de la respuesta inmune. Lo anterior esta basado por un lado porque la inyección repetitiva de antígenos de secreción/excreción o estructurales de diferentes helmintos induce respuestas tipo Th2 en ratones “naive”, y por otro lado, porque la antigenicidad cruzada que existe en diferentes helmintiasis puede eliminarse al remover los azúcares de las fracciones antigénicas utilizadas en el serodiagnóstico. Sin embargo, estudios más detallados de los efectos de las diferentes fracciones antigénicas de helmintos sobre la respuesta inmune son limitados. Nosotros hemos trabajado en los últimos años en el modelo experimental de cisticercosis, definiendo la respuesta inmune que genera esta infección y la respuesta asociada a protección. Contrario al dogma, hemos encontrado que en esta infección una respuesta inmunológica de tipo Th1 puede conferir protección, lo cual ha sido corroborado por otros grupos de investigación nacionales y extranjeros. Sin embargo, naturalmente esta infección induce respuestas tipo Th2 y nuestros recientes hallazgos apuntan a los macrófagos como posibles células moduladoras en la infección por el cisticerco de Taenia crassiceps. En el desarrollo de nuestra línea de investigación nos planteamos una serie de preguntas clave en la modulación de la respuesta inmune durante la cisticercosis experimental: Cuáles son las células del sistema inmune que desde el inicio de la Respuesta pueden definir el curso que seguirá la misma (APCs, Células Dendríticas y Macrófagos); qué antígenos (glicosilados o no) tienen mayor impacto en la inducción de respuestas tipo Th2, que receptores podrían ser importantes para el reconocimiento de tales antígenos y finalmente si con éstos puede modularse la respuesta inmune en enfermedades autoinmunes experimentales. El tema principal de nuestros estudio en esta ocasión fue determinar si los macrófagos obtenidos de animales infectados con el helminto T. crassiceps pueden modular la respuesta proliferativa de células T CD90+. Resultados y Discusión: Para demostrar el efecto de los macrófagos en la proliferación de los linfocitos T, se cultivaron linfocitos T de ratones sanos en presencia de macrófagos de ratones sanos y en presencia de macrófagos de ratones infectados con T. crassiceps. Los linfocitos T en presencia de macrófagos de ratones sanos presentaron altos niveles de proliferación en respuesta a un estimulo con anticuerpos antiCD3/CD28. En contraste, cuando los linfocitos fueron co-cultivados con macrófagos de ratones infectados con T. crassiceps de 4 y 8 semanas de infección se observó una marcada supresión de la proliferación de las células CD4, especialmente en los cultivos donde hubo mayor cantidad de macrófagos. Para determinar si los macrófagos obtenidos de la cavidad peritoneal de los ratones infectados con T. crassiceps presentaban las características diferentes a los de animales sanos, realizamos ensayos de RT-PCR en macrófagos obtenidos de ratones sanos e infectados. Los macrófagos obtenidos de ratones infectados mostraron altos niveles de transcriptos de RNAm de los genes Ym1, Arginasa-1, Fizz1 e IL-10 en relación con los macrófagos obtenidos de ratones sanos. No se encontraron transcriptos de iNOS en los macrófagos de ratones infectados ni de ratones sanos y no hubo diferencias en los transcriptos de CCL5. Con estos marcadores presentes, concluimos que los macrófagos caen en una clasificación conocida como alternativamente activados (aaM). Para determinar si la supresión de los macrófagos estaba relacionada con la secreción de IL-10 ó IFN-, se bloquearon estas moléculas con anticuerpos específicos en los co-cultivos de macrófagos y linfocitos CD90+. La neutralización de IL-10 e IFN no reestableció la repuesta proliferativa de las células CD90+ ante un estímulo antiCD3/CD28. Esto indicaba que posiblemente moléculas presentes en la membrana podían estar involucradas en la inhibición de la respuesta proliferativa, por lo que se utilizaron placas con “trasnwells”, lo cuales dividen a los pozos de cultivo en dos secciones, una superior y otra inferior, delimitadas por una membrana permeable que permite el flujo de sustancias pero impide el contacto célula-célula. Con éste método observamos que si no existe contacto entre los macrófagos y las células T, entonces no hay supresión. Para determinar que moléculas de la membrana podrían estar involucradas en esta supresión, se analizaron por citometría de flujo la presencia de diferentes moléculas en los macrófagos. Resultó evidente un incremento de las moléculas PD-L1 y PD-L2 en los macrófagos de animales infectados con T. crassiceps. Estas moléculas, se han asociado a la inhibición de la respuesta proliferativa de distintos tipos celulares, ejerciendo su acción a través de la molécula PD-1 presente en las células blanco. De tal modo que para comprobar que estas moléculas estaban involucradas en la supresión observada en nuestros ensayos, decidimos bloquearlas con anticuerpos monoclonales. El resultado fue la inhibición de la capacidad supresora de los macrófagos, por lo cual era concluyente que la vía PD-L/PD-1 estaba involucrada en la supresión. Finalmente, para constatar que éste fenómeno también se presentaba in vivo, se obtuvieron células de bazo de animales infectados con T. crassiceps, se analizó la presencia de PD-1 por citometría de flujo y por otro lado, se bloquearon las moléculas PD-1, PD-L1 y PD-L2, así como otras no relacionadas (isotipo, OX40L) que sirvieron como controles. Los resultados mostraron que cuando se bloqueaban dichas moléculas los linfocitos de animales infectado presentaban una mayor proliferación que en aquellos cultivos donde se habían colocado los anticuerpos controles. PD-L1 y PD-L2 regulan la proliferación mediada por TCR y la secreción de citocinas de las células T uniéndose al receptor PD-1. La unión de PD-1 con sus ligandos dirige a las células T a un arresto del ciclo celular en G0/G1 (5). Dada la elevada expresión de PD-L1 y PD-L2 en los macrófagos obtenidos de ratones infectados con T. crassiceps, comprobamos su participación en la actividad supresora de estos macrófagos. Los datos indican que los dos ligandos PD-L1 y PD-L2 están directamente involucrados en la actividad supresora contacto dependiente de los aaM. En concordancia con nuestros resultados, una participación similar de la interacción PD1/PD-L’s se observó en la esquistosomiasis murina experimental (10). En conjunto estos datos sugieren que la vía PD-1/PD-L’s tiene un papel regulatorio en las enfermedades parasitarias causadas por helmintos y en la autoinmunidad (6, 9-11). Referencias: 1. 2. 3. Allen, J. E., and R. M. Maizels. 1997. Th1-Th2: reliable paradigm or dangerous dogma? Immunol Today 18:387-392. Capron, M., and A. Capron. 1992. Effector functions of eosinophils in schistosomiasis. Mem Inst Oswaldo Cruz 87 Suppl 4:167-170. Finkelman, F. D., I. M. Katona, T. R. Mosmann, and R. L. Coffman. 1988. IFNgamma regulates the isotypes of Ig secreted during in vivo humoral immune responses. J Immunol 140:1022-1027. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Gause, W. C., J. F. Urban, Jr., and M. J. Stadecker. 2003. The immune response to parasitic helminths: insights from murine models. Trends Immunol 24:269277. Latchman, Y., C. R. Wood, T. Chernova, D. Chaudhary, M. Borde, I. Chernova, Y. Iwai, A. J. Long, J. A. Brown, R. Nunes, E. A. Greenfield, K. Bourque, V. A. Boussiotis, L. L. Carter, B. M. 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