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La crisis del Feudalismo
La crisis del feudalismo es un proceso de larga duración que
se basa en una serie de factores. Entre otros puntos, podemos
destacar que el cambio en las relaciones económicas fue de
gran importancia para asegurar que las normas y prácticas que
rigen el interior de feudos sufrieran transformaciones
significativas. Esta nueva configuración económica, influyó
poco a poco, la mutación en los vínculos sociales y las ideas
que sostuvo ese tipo de ordenación presente en toda Europa.
El carácter autosuficiente de los feudos perdió espacio para
una economía más integrada y abierta al comercio. Al mismo
tiempo, la expansión del consumo de artículos fabricados y
especias y la crisis agrícola de feudos trajo el final de la
balanza en el acuerdo alcanzado entre siervos y señores
feudales, el vasallaje. Esta fase de inestabilidad que implica
deterioro de las relaciones serviles trajo un doble movimiento
de reorganización de los feudos.
Por un lado, las relaciones feudales en algunas regiones
sufren un proceso de relajación que acabaría con la rigidez
entera incorporada en la organización del trabajo. Los señores
de la tierra, cada vez más interesados en consumir productos
manufacturados y adquirir especias, pasaron a fortalecer las
relaciones con la dinámica económica urbana y comercial. Con
este fin, eventualmente dan más espacio para el trabajo
asalariado o el arrendamiento de tierras a cambio de dinero.
Sin embargo, no podemos decir que la integración y
monetarización de la economía formaban parte del mismo
fenómeno absoluto. En algunas regiones, principalmente de
Europa Oriental, el crecimiento demográfico y la pérdida de la
fuerza de trabajo para la economía comercial alentaron el
endurecimiento de las relaciones serviles. Imbuidos de su
poder político, muchos señores de la tierra de Rusia y partes
del Sacro Imperio Germánico requerirían más obligaciones e
impuestos a la población campesina.
En general, este proceso marcó un período de auge de la
economía europea entre los siglos XII y XIII. Sin embargo, el
siglo siguiente estaría marcado por una profunda crisis que
traería gran reformulación (o crisis) al mundo feudal. Entre
1346 y 1353, una gran epidemia de peste bubónica (peste negra)
arrasó cerca de un tercio de la población europea. Con eso, la
disponibilidad de trabajadores disminuyó y los salarios de los
trabajadores aumentaron significativamente.
Este proceso provocó que obligaciones serviles fueran cada vez
más rígidas, debido a la escasez de trabajadores. Los grandes
hacendados terminaron creando leyes que impidieron la salida
de los siervos de sus dominios o permitieron la captura de
quienes huían de la tierra. La opresión de los caballeros
instó a la formación de rebeliones por parte de campesinos en
diferentes partes de Europa. Estas diversas revueltas pasaron
a denominarse jacqueries.
En el siglo XV, la disminución de la población fue superada
reactivando la producción agrícola y las actividades
comerciales. Esta fase de recuperación todavía no fue capaz de
resolver las transformaciones que ocurrieron en aquel momento.
La baja productividad de feudos no fue capaz de satisfacer la
demanda de alimentos de los nuevos centros urbanos en
expansión, que, al mismo tiempo, tenían su mercado consumidor
limitado por la gran población rural.
Además, el comercio sufrió grandes dificultades debido a los
monopolios que hacían difícil su desarrollo y plantearon
obstáculos a la circulación de mercancías en Europa. Los
árabes y los comerciantes de la Península Itálica fueron los
principales responsables de este aumento de las especias de
Oriente. La falta de monedas se suspendió a causa de la
escasez de metales preciosos y la eliminación de los mismos a
los orientales, impidiendo el desarrollo de las actividades
comerciales.
Tantos obstáculos a la economía del siglo XV fueron superados
solamente con la exploración de nuevos mercados que podrían
ofrecer productos, alimentos y metales. Estos mercados fueron
establecidos solamente con el proceso de expansión marítima,
que se inició la colonización de las regiones de África y
América. Así, la economía mercantilista tomó un paso decisivo
para que una gran acumulación de capitales se estableciera en
el contexto económico europeo.