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LA VEGETACIÓN DEL PARAJE MUNICIPAL DE LA SERRA DE
L'OMBRIA - POU CLAR
Rasgos de la vegetación mediterránea
En nuestra área el factor que más condiciona las características
de la vegetación es, a diferencia del resto de áreas templadas, el
verano, donde coinciden las temperaturas más elevadas con una
precipitación muy baja, hecho que provoca que la pérdida de agua por
evotranspiración sea muy alta.
El carácter más llamativo de nuestra vegetación es la presencia
de hojas perennes y más o menos endurecidas, con poco contenido
de agua en nuestros árboles y arbusto, lo que ha hecho hablar a los
botánicos de selvas esclerófilas. Las estrategias para evitar la pérdida
de agua pasan mayoritariamente por reducir la parte inferior de las
hojas, lugar por donde se produce el evotranspiración.
Un primer grado de adaptación es cubrir la parte inferior de
las hojas por una especie de pelusa que ayuda a retener agua y
dificulta la evotranspiración, como es el caso de las carrascas y los
olivos.
Las esteperas presentan hojas marcescentes en verano,
es decir, que durante esta estación pierden agua y se secan,
cogiendo un color paja. Si la sequía se alarga, muchas de ellas
caen, justo el contrario que pasa a la vegetación de las otras
áreas templadas. Las hojas que quedan en otoño revivifican y
cogen sus tonalidades verdosas más o menos intensas.
Un segundo grado es tener las hojas endurecidas y
estrechas, como pasa en los enebros, pinos, brezo y espino
negro. También conseguimos lo mismo si la hoja se curva sobre
la parte inferior como pasa en el caso del romero o del tomillo.
Un grado mayor de adaptación a las condiciones más
secas es la reducción de las hojas a espinas, como les pasa a
las aliagas y las esparragueras, pasando los tallos a ser verdes y
fotosintéticos.
En este sentido el mayor grado de adaptación las plantas
suculentas en que las hojas (uva de pastor) o los tallos
(Caralluma munbyana) se convierten en órganos por almacenar
agua.
Muchos de los arbustos y matas de nuestra sierra son
aromáticos. Los aromas son alcoholes que, al ser liberados, refrescan
la planta y además sirven para espantar a los rumiantes.
Finalmente, las plantas anuales tienen su ciclo adaptado a estas
condiciones, restando en verano únicamente en forma de semilla, la
germinación de las cuales se produce por las lluvias del otoño. El
invierno supone un período de crecimiento vegetativo y la primavera el
momento de floración y producción de entonces.
En verano los matorrales de nuestras sierras desprenden
aromas, pinchan y se agostan.
Otra característica de la vegetación mediterránea es la
capacidad para superar el paso del fuego, que fácilmente afecta a
nuestros matorrales.
Para superar el paso del fuego encontramos dos estrategias: las
plantas germinadoras y las rebrotadoras.
Las plantas germinadoras son un conjunto de arbustos y árboles
cuyas semillas no sólo soportan el paso del fuego, sino que el fuego
favorece su germinación. Es el caso de los pinos, las estepas, las
aliagas, etc.
En el otro grupo encontramos la carrasca, la esparraguera o el
brezo, que tienen la capacidad de formar tallos nuevos a partir del
cepellón.
Corologia
Aunque al paraje natural podemos encontrar plantas de orígenes
muy diversos, como el alianto originario del este de Asia o el ágave de
México, alrededor de un 60 por ciento de las plantas del paraje natural
son exclusivas de la región Mediterránea.
Se consideran endemismos aquellas plantas que sólo viven en
un área geográfica de relativamente poca extensión. Así, se habla de
endemismos iberolevantinos aquellos que únicamente crecen en la
parte este de la Península Ibérica.
Si un vegetal sólo vive desde las comarcas centrales valencianas
hasta prácticamente el sur del río Turia, se nombra endemismo
setabense.
Estas plantas que nos caracterizan debemos conocerlas y
protegerlas, ya que forman parte de las nuestras peculiaridades y son
nuestra aportación a la biodiversidad mundial.
Las relacionamos a continuación:
- Anteojeras (Biscutella montana)
- Caralluma munbyana subp hispánica
- Centaura (Centaura mariolensis)
- Centaura spachii
- Cirsium valentinum
- Dianthus hispanicus subsp. fontqueri
- Galium valentinum
- Genista valentina
- Iberis carnosa subsp. hegelmairei
- Lathyrus tremolsianus
- Margarita fina (Leucanthenum gracilicaule)
- Espino negro (Rhamnus lycioides subsp borgiae)
- Salvia (Salvia blancoana subsp mariolensis)
- Sarcocapnos saetabensis
- Saxífraga corsica subsp cossoniana
- Rabo de gato (Sideritis tragoriganum)
- Pimentera (Thymus piperella)
- Tomillo (Thymus vulgaris subsp. aestivus)
- Urginea undulata
Formaciones vegetales
La vegetación potencial de un área es el grado máximo de
cobertura vegetal que puede alcanzar una determinada zona
geográfica en función de su climatología y la edafología.
Opuesta a esa idea encontramos la vegetación actual, que es el
resultado, aparte de los factores anteriores, de todos los sucesos
históricos como: fuegos, carboneo, arrastres del suelo, replantaciones
forestales, etc.
En la mayoría del paraje natural municipal la vegetación
potencial es el carrascal. En el Plà de Ponce y Copet de l’Ensalà,
encontramos algunos fragmentos residuales de esta formación que
han superado los incendios forestales y la sobrexplotación de nuestros
recursos forestales.
En el estrato arbóreo de este bosque encontramos carrascas y
pinos, generalmente pino blanco, en muchas ocasiones producto de
repoblaciones forestales. La altura media de este estrato arbóreo se
sitúa alrededor de los 5 m, aunque los pinos pueden superarla. En
condiciones idóneas, el bosque forma un manto continuo sin
interrupciones, pero la situación real, por lo menos en los llanos
superiores, es de pequeñas poblaciones de carrascas rodeadas por
vegetación arbustiva.
Muchos de estos
cepellón a causa de la
leña y carbón. En las
enriquece con el fresno
islotes boscosos son producto de un único
explotación de las carrascas como fuente de
umbrias y barrancos, el estrato arbóreo se
de flor y, muy raramente, con el galer o roble
valenciano, como pasa en los barrancos de Gamellons y en el
barranco de la Arcada.
En los mismos sitios donde la riqueza arbórea es
localizamos un estrato arbustivo alto desarrollado, con durillo,
patente y madroño, junto a un estrato lianoide rico en
esparreguera, rubia, madreselva y zarzaparrilla, esta
únicamente a las áreas más térmicas.
mayor,
retama
hiedra,
última
En el estrato arbustivo localizamos nesto, lentisco, carrasca,
retama y aliagas (ésta generalmente aprovecha los puntos más
asoleados). El estrato herbáceo es pobre con camedrio (hierba eficaz
contra la diarrea), violetas (de flores primaverales, como señala la
canción y, que se emplean por combatir la tos) càrexs y fenazo como
hierbas más señaladas. Cuando las condiciones de sombra son
suficientes, el sotobosque presenta un manto de musgos y líquenes
florecientes.
La sobrexplotación histórica de nuestros bosques es la
responsable de la escasez de carrascales bien estructurados y lo que
encontramos en la actualidad son diferentes formaciones arbustivas,
producto de la sustitución y degradación de los carrascales.
El primer grado de sustitución es el coscojal. Se trata de un
matorral alto, raramente superior a los 2 m que, como el nombre
indica, está dominada por la carrasca (Quercus coccifera), junto a la
que crece espino negro (Rhamnus lycioides subsp. lycioides) y
enebro (Juniperus oxycedrus subsp. oxycedrus), así como de otros
taxones como aliaga (Ulex parviflorus), brezo (Erica multiflora) y
lentisco (Pistacia lentiscus).
En las vertientes más secas y con una capa de suelo más
magra, ésta sería el grado de vegetación máximo asumible. En el
barranc de l'Arcada y barrancones más bajos de toda la sierra
podemos encontrar una buena representación de esta formación
vegetal.
Si la degradación del carrascal continúa y la capa de suelo es
más escasa, lo que encontramos es un matorral bajo o maquia, de
altura inferior al metro. Este matorral esta integrado por plantas
heliófilas, amantes del Sol, que presentan diferentes estrategias para
superar la sequía estival, muchas de ellas aromáticas y otras
espinescentes.
Los arbustos más significativos de nuestros matorrales son
romero (Rossmarinus officinalis) con cuyos brotes se hacen tisanas
contra las afecciones respiratorias o alcohol de romero contra el dolor
articular, brezo (Erica multiflora), de floración invernal, las aliagas
(Ulex parviflorus, y, más raramente, Genista scorpius) de floración
invernal, que forman un manto amarillo en nuestros bosques. Como
todas las leguminosas, en sus raíces encontramos bacterias que
captan el nitrógeno gas atmosférico, enriqueciendo el suelo con este
nutriente.