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Flujos de migración regional de chiapanecos a los Estados Unidos. Una visión desde la Encuesta
sobre Migración en la Frontera Norte de México - EMIF NORTE
Jorge A. López Arévalo1 y Emmanuel Arrazola Ovando2
1. La economía de Chiapas: más de un siglo de evidencia
La economía de Chiapas, desde 1900 –hace más de un siglo- se tiene tasas de crecimiento
económico mediocres, inferiores a la media del país, excepto en el periodo 1970-1980 (Peláez y
López, 2013). En consecuencia, evidencia que hay problemas en la estructura económica de
Chiapas. La distancia con el resto del país se ha ampliado en algunos periodos y estrechado en
otros. En términos relativos la menor distancia del PIB per cápita de Chiapas con respecto al
nacional se observó en 1980, cuando el primero llegó a representar al 68 por ciento del segundo. Es
decir, aun en los años de mayor prosperidad, la riqueza promedio de los chiapanecos llegó a
representar apenas dos tercios del resto del promedio de los demás habitantes del país. El año de
mayor distancia fue 1960 cuando el producto por habitante de Chiapas llegó únicamente al 37 por
ciento del resto de México. En 1900 el PIB por habitante de Chiapas había sido de 63.1 por ciento y
sólo se vino a superar en 1980. Se necesitaron 80 años para que el promedio inicial del cual había
partido en 1900 se superara (Ver gráfica 1).
Gráfica 1. Producto Interno Bruto per cápita de Chiapas con respecto al resto de México con base a
valores de pesos de 2003 (%)
Fuente: elaboración Peláez, 2013.
1
Doctor en Economía Aplicada por la Universidad de Santiago de Compostela, España. Profesor de la
Universidad Autónoma de Chiapas. Correo electrónico: [email protected]
2
Mtro. En economía por El Colegio de la Frontera Norte de México y coordinador de la licenciatura en
economía de la Universidad del Mar [email protected]
Se puede ver que esos datos proporcionan información relevante sobre el intenso crecimiento
económico que registró Chiapas en el periodo 1960-1980, periodo en el cual el PIB per cápita de le
entidad se triplicó, mientras que en el resto del país ni siquiera se duplicó (época del modelo de
Industrialización Sustitutiva de Importaciones). Lo contrario ocurrió en las primeras décadas del
siglo XX y a partir de la implementación del modelo neoliberal, en donde el crecimiento económico
del resto de las entidades superó el crecimiento promedio de Chiapas (Peláez y López, 2013), con
los que las distancias se alejaron con respecto a la media de México que provocó que en 2011 el
PIB per cápita de Chiapas apenas represente el 41.5 por ciento del nacional.
En relación al crecimiento económico existe una polémica entre quienes son afines a los
planteamientos neoclásicos, quienes sostienen que las regiones de menor desarrollo deben de crecer
más rápido que las más avanzadas en el largo plazo, dando lugar a convergencia. De una parte, se
encuentran los investigadores afines a los planteamientos neoclásicos, que argumentan que, a largo
plazo, el funcionamiento del mercado lleva a que las regiones más atrasadas crezcan más rápido
(Borts y Stein, 1964). Se trata, por tanto, de una visión “optimista” del desarrollo, según la cual la
intervención no es necesaria, ya que el crecimiento de las regiones rezagadas está garantizado,
pudiendo darse a un ritmo incluso superior al que en su momento mostraron las regiones ahora
destacadas, ya que las seguidoras, por ejemplo, no tienen que soportar costos de innovación (Peláez
y López, 2013).3 Frente a este planteamiento, los autores cercanos a la teoría del crecimiento
endógeno sugieren que la dinámica de las fuerzas del mercado impulsa una acumulación creciente
de la riqueza en las economías más desarrolladas siguiendo la lógica de la “causación circular
acumulativa” (Myrdal, 1957). Las regiones ricas entran en una “espiral virtuosa” que las lleva a ser
cada vez más ricas, al tiempo que las pobres quedan atrapadas en un “círculo vicioso” que impide
su mejora, dando lugar a un proceso de divergencia del que sólo se puede escapar mediante la
aplicación de políticas específicas. Es por ello que algunos autores, como Sachs (2005) o Collier
(2007), hablan de la “trampa de la pobreza”. Williamson (1965) a partir de la hipótesis de Kuznets
(1955), sostiene que “los países en el despegue de su desarrollo experimentan un aumento en la
divergencia entre regiones, pero, llegado un momento, la tendencia se invierte y el ingreso de las
regiones toma un camino convergente” (Ruiz-Chiapetto, 1997:535) (Citado en Peláez y López,
2013).
En relación a México, se observa que para todo el periodo las disparidades no se redujeron y los
tests de convergencia-sigma y beta no muestran evidencias que los estados más pobres tiendan a
crecer más rápido que los comparativamente más ricos ni que hayan disminuido la dispersión, sólo
en algunos periodos. Es decir, la convergencia económica entre entidades federativas no ha sido una
constante a lo largo del tiempo sino más bien una excepción. Únicamente en las décadas de los
cuarenta, sesenta y setenta hay evidencia clara de una aproximación de las entidades más rezagadas
hacia las más avanzadas (López, 2007 y Peláez y López, 2013).
3
Desde esta perspectiva, la asimilación de la tecnología de los líderes garantiza el crecimiento acelerado de
los seguidores. Si bien en el campo de la economía este argumento puede toparse con ciertas restricciones,
como la existencia de competencia imperfecta o de economías de escala, el mismo, resulta incuestionable en
otros ámbitos y con otras variables, como la esperanza de vida (Guijarro y Peláez, 2008; Peláez, 2009; Peláez,
Guijarro y Arias, 2010).
La evidencia empírica de la economía mexicana a nivel del análisis interestatal de muy largo plazo
(1900-2011) sería uno de los casos reales que demuestran las inconsistencias de los economistas
neoclásicos del crecimiento económico inspirados en las propuestas de Barro y Sala -i- Martin. Esto
indica que las desigualdades no sólo son grandes sino persistentes en el muy largo plazo,
configurando así mayor heterogeneidad estructural, en donde destaca Chiapas, en proceso claro de
exclusión, sobre todo en las primeras cuatro décadas del siglo XX y a partir del cambio de modelo
económico a principios de la década de los ochenta y la firma del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN)4 (Peláez y López, 2013).
2. El cambio de modelo económico en 1982 y la economía chiapaneca.
Las transformaciones operadas en la economía mexicana a partir de 1982 con el cambio de
modelo económico que pasó del de industrialización sustitutiva de importaciones al neoliberal –
teniendo el proceso de globalización como telón de fondo–, desde la crisis de la deuda externa que
llevó a la firma de una carta de intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ésta a la
aplicación de políticas de corte neoliberal como respuesta a dicha crisis hasta la firma del TLCAN.
La política neoliberal se decía desde la óptica gubernamental que fue implementada en México
como única alternativa para salir airosos de los retos en que lo colocaba el proceso de globalización
y para retomar la senda del crecimiento económico sostenido. Sin embargo, dicha política, en lugar
de corregir las distorsiones de la economía y alcanzar una inserción exitosa en el contexto
internacional, profundizó los desequilibrios productivos y del sector externo expresados en las crisis
de fines de 1994-1995, 2001-2002, 2008-2009.
Esta situación cambió el perfil de la economía mexicana, pues pasó de privilegiar una política
endógena de ampliación del mercado interno a una exógena de priorizar el externo, cuando se
experimentaba una fuerte recesión económica en 1982, por eso esa década se le conoce como la de
crecimiento cero. En este punto está la esencia del cambio de modelo y ha tenido implicaciones
diferentes para las regiones. En este aspecto nos interesa señalar nada más lo acontecido con el
estado de Chiapas, que es el objeto de nuestra investigación.
Chiapas es un estado de fronterizo del Sur de México. En esta época de globalización y de
liberalización de los mercados, de integración económica de los países del continente, de la
transformación (o debilitamiento) de los Estados nacionales, y de la emergencia de bloques
económicos que superan los límites de las naciones, como el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), las fronteras, lejos de desaparecer, adquieren nuevas funciones y
significados. Unas veces relacionadas con temas de desarrollo transfronterizo y cooperación, otras
con políticas migratorias y exclusión, las fronteras, particularmente las que dividen países más
industrializados de los países emergentes o en vía de desarrollo, como la frontera norte de México,
la más transitada del mundo (cruces legales o indocumentados). Un mismo país puede tener
4
Existen un sinfín de estudios sobre la dinámica y la disminución o incremento de las desigualdades
regionales en México, con diferentes periodos de análisis y con los más diversos enfoques teóricos, no es el
objetivo de este trabajo referirse a esos trabajos, si quiere profundizar en ello, véase, entre otros: Esquivel G.,
1999 y 2000; Juan-Ramón y Rivera-Batis, 1996; Godínez, V.M., 2000; Carrillo M, 2001; Cermeño, R., 2001;
Díaz Bautista, A, 2003; Calderón y Tykhonenko, 2006; Mendoza, M.A., 2012; Guevara C., 2012; Valdivia,
M, 2012; Peláez y López, 2013.
regiones fronterizas con dinámicas muy diferentes como es el caso de México, si consideramos la
frontera norte con Estados Unidos y la frontera sur con Guatemala y Belice. La frontera sur de
México, la cual se puede caracterizar desde el punto de vista económico como una frontera
“periférica”, es altamente estratégica desde un punto de vista geopolítico; efectivamente no marca
sólo la división entre México, país considerado como “emergente” por las organizaciones
internacionales, y Guatemala, país “en vía de desarrollo”, sino también constituye el límite del
segundo espacio de libre-comercio más extenso del mundo5: el TLCAN (Clot, 2013).
En este trabajo nos interesa básicamente el primer aspecto, es decir, cómo el cambio de modelo
afectó la dinámica económica en forma diferente en la Frontera Sur de México, específicamente en
Chiapas. Es decir: ¿Cuál es la lógica económica y social que se genera en este nuevo escenario?
Gráfica 2. Producto Interno Bruto per cápita de Chiapas con respecto al resto de México con base a
valores de pesos de 2003 (%)
Fuente: elaboración Peláez, 2013.
Podemos observar que el cambio de modelo económico afecto a Chiapas en forma considerable,
pues si analizamos el comportamiento del PIB per cápita es regresivo en el periodo 1980-2011, lo
cual está relacionado con el cambio de modelo económico y las disfuncionalidades que comienza a
tener su economía de base agropecuaria en el nuevo contexto; la distancia con el resto de México se
amplía considerablemente. No obstante, en 1980-1993 se presentó una catástrofe en el estado6 ,
similar al que hubiera ocurrido con una guerra convencional, pues se destruyó buena parte de la
5
6
Después del Espacio Económico Europeo (EEE).
Aquí se puede sostener que el periodo se prolongó a 1995 (López y Rodil 2003).
base productiva de la entidad, que se expresa a través de la caída del PIB per cápita, deteniendo la
caída durante 1993-2011, pero hubo estabilización sobre la base de un crecimiento mínimo, cuasi
estancamiento. La detención del derrumbe, en parte de debió al enorme incremento del gasto
público que se dio como resultado del levantamiento zapatista de 1994 (López, 2007 y López y
Mayo, 2012) y, luego, con las remesas que comenzaron a llegar en forma considerable a partir de
2001.
3. Mercado de trabajo en Chiapas
A partir del cambio de modelo económico iniciado en 1982 se puede apreciar un lento crecimiento
del PIB en Chiapas, un descenso del PIB per cápita, lo cual da como resultado que existan
problemas estructurales para la generación de empleo. Dussel (2003) considera que los sectores no
vinculados al comercio exterior se han convertido en los principales generadores de empleo, resulta
sorprendente porque la evidencia empírica en el caso de Chiapas no parece ser esa. Aunque hay
autores como Frenkel y Ros (2002) que señalan que ni la tasa de crecimiento del PIB ni los salarios
reales explican en forma importante el incremento del empleo en México. En el caso chiapaneco
indicaría que el comportamiento de la dinámica económica a partir de 1980 no ha podido responder
a la presión que ejerce la población económicamente activa sobre un mercado de trabajo débilmente
estructurado.
En general se observan diferencias tangenciales entre el mercado laboral nacional y el chiapaneco.
El mercado de trabajo en Chiapas no está debidamente formado en comparación con el nacional,
pues éste es producto de una estructura productiva con mayor desarrollo relativo, mientras que el de
la entidad es débil y poco estructurado, lo cual se aprecia en diversos indicadores laborales. En el
2012, el empleo formal en el país es proporcionalmente tres veces superior al de Chiapas; la tasa de
trabajo asalariado a nivel nacional era de casi 62.5% mientras que en Chiapas es de 43.9%; la tasa
de condiciones críticas de ocupación de la entidad es tres veces mayor a la nacional y el índice de
polarización económica de Chiapas es del doble respecto al nacional; finalmente es interesante
resaltar que el número de trabajadores por cuenta propia represento el equivalente al 76.3% de los
trabajadores asalariados chiapanecos, por lo que el 73.3% de su población ocupada está compuesta
por estos dos grupos de trabajadores.
Por eso consideramos que la tasa de desempleo abierto del INEGI es un indicador que se debe leer
al revés en economías donde impera el rezago social, pues éste está relacionado con la cultura del
trabajo asalariado y con un mercado laboral debidamente formado, por ello Chiapas exhibe las más
bajas tasas de desempleo abierto en el país7. Esto es así porque el desempleo es una variable
relacionada con la flexibilidad o la rigidez, eficiencia o ineficiencia de los mercados laborales.
Identificar el desempleo abierto con la marginación es un error conceptual, ya que un desempleado
mantiene las expectativas de vincularse al mercado de trabajo y el marginado carece de expectativas
para probar suerte en el mercado laboral (Nájera y López, 2012). En Chiapas, la población no
económicamente activa que muestra disponibilidad de incorporarse al mercado de trabajo es de
7
Otra discusión que puede darse es en relación a la metodología seguida por el INEGI para determinar qué es
un desempleado, el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Unam, basado en
la Organización Internacional del Trabajo ha desarrollado una crítica metodológica al INEGI, con evidencia
empírica.
alrededor del 12.7% y la agricultura de autosubsistencia representa el 11.2% de la población
ocupada, mientras a nivel nacional es de apenas 3.8% (Datos de ENOE).
Gráfica 3. Características del mercado de trabajo en Chiapas 2005-2º semestre de 2013 (personas)
Fuente: Elaboración propia con base a ENOE.
Grafica 4. Trabajo asalariado por sector (%)
Fuente: Elaboración propia con base en ENOE
En las gráficas 3 y 4 se puede apreciar claramente cuál es la composición del débil y desestructurado mercado de trabajo en Chiapas, el trabajo no asalariado es dominante en la economía
de la entidad, el desempleo es considerablemente alto (calculado a partir de la metodología del
Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía, Unam) y la agricultura de
autosubsistencia representa un segmento considerable de la población ocupada. Mientras que, por
otra parte, en términos sectoriales, si consideramos la tasa de trabajo asalariado como un indicador
del grado de desarrollo del capitalismo tenemos que el sector terciario es el de mayor grado de
penetración del capitalismo, seguido del secundario y la agricultura se caracteriza por ser
mayoritariamente no capitalista.
Cuadro 1. Tasa de trabajo asalariado (%)
Sectores
2000
Gobierno
99.6
Industria extractiva
99.8
Servicios sociales
96.9
Transporte
75.4
Servicios diversos
57.5
Servicios
profesionales
56.5
Construcción
72.7
Manufacturas
29.9
Restaurantes
35.3
Comercio
38.2
Agricultura
26.5
Fuente: Elaboración propia con base en ENOE.
2006
98.4
98.2
93.1
79.9
75.1
2012
98.9
89.9
94.6
83.0
76.9
64.2
74.0
38.6
39.2
35.7
22.6
75.3
71.5
44.7
44.0
39.2
22.2
Si desagregamos más por sectores, nos encontramos que el gobierno en Chiapas es la institución
que relativamente emplea más trabajo asalariado y le sigue la industria extractiva (minería, incluye
petróleo). Sin embargo, podemos ver que dos sectores de la actividad económica que son
típicamente transables, industria manufacturera y agricultura, son mayoritariamente, si nos guiamos
por el criterio anterior, no capitalistas. Es decir, en los sectores no transables es donde hay mayor
penetración de la relación social capitalista que se expresa en mayor trabajo asalariado, mientras
que en las transables ocurre lo contrario. Ese es el tipo de capitalismo que tenemos en Chiapas.
Cuadro 2. Creación de empleo en Chiapas, IV trimestre de 2006 a IV trimestre de 2012 (personas)
Sectores
2006
2012
Agricultura, ganadería, silvicultura, caza
y pesca
[Agricultura de autosubsistencia]
Industria extractiva y de la electricidad
Industria manufacturera
Construcción
Comercio
Restaurantes y servicios de alojamiento
614104
63282
5011
129529
116103
231435
54591
796518
224731
8545
112917
112337
278858
89076
Empleos
creados
182414
161449
3534
-16612
-3766
47423
34485
% empleo
total
53.9
[47.7]
1.0
-4.9
-1.1
14.0
10.2
Transportes, comunicaciones, correo y
almacen.
56278
61159
Servicios profesionales, financieros y
corporativos
34045
39177
Servicios sociales
106927 142058
Servicios diversos
124724 144256
Gobierno y organismos internacionales
62086
87859
No especificado
2607
2850
Total
1537440 1875610
Fuente: Elaboración propia con base en ENOE
4881
5132
35131
19532
25773
243
338170
1.4
1.5
10.4
5.8
7.6
0.1
100.0
En el cuadro 2, se refiere al periodo de Juan Sabines Guerrero como gobernador de Chiapas, que se
publicitaba que la pobreza no era destino para Chiapas y que la entidad era la mayor generadora de
empleo. Veamos, en términos gruesos que pasó en ese periodo, los empleos que se crearon, más de
la mitad fueron en el sector agropecuario, 53.9%, de los cuales el 88.5% del total de los empleos
creados en el sector agropecuario y el 47.7% del total de empleos generados en Chiapas se dieron
en la agricultura de autosubsistencia, lo cual sugiere que en esa actividad de refugio se convirtió en
la que absorbe la mano de obra redundante y posiblemente del retorno de migrantes con la crisis de
2008-2009 en los Estados Unidos y que aun en la etapa actual mantiene un crecimiento débil. Le
siguen en importancia: comercio (14.0%), servicios sociales (10.4%), restaurantes y servicios de
alojamiento (10.2%) y gobierno y organismos internacionales. En términos de pérdida de empleos,
destaca la industria manufacturera (-4.9%) y la construcción (-1.1%).
Es decir, Chiapas ha creado empleo de baja productividad relativa, como la agricultura de
subsistencia, el comercio, los servicios sociales y restaurantes y servicios de alojamiento, mientras
pierde en el sector que podría tener mayor productividad relativa, el manufacturero. También pierde
en el sector de la Construcción, que es un sector que suele ser muy empleador de mano de obra en
Chiapas, pero que su nivel de productividad que es relativamente bajo por el hecho de que muchas
de sus actividades no han logrado ser mecanizadas. Se puede decir que la abundante oferta de mano
de obra de baja calificación en Chiapas y la demanda no crece en la misma proporción, por eso se
refugia en actividades de baja productividad, en la informalidad y subempleo. Este viene a ser un
dato estructural que amén de agravar el desempleo y la marginalidad (Valenzuela, 2013) aumenta la
precariedad laboral y los bajos salarios. La construcción, además tiene como rasgo característico
que una parte significativa de la mano de obra que emplea son migrantes del campo de primera
generación. O sea, el sector suele funcionar como receptor inicial de la migración campo-ciudad. La
poca calificación que exigen algunos trabajos de construcción es el factor que facilita este tipo de
absorción (Valenzuela, 2013). Si ese sector ha dejado de cumplir esa función propicia que se
busque la vía de la migración nacional o extranjera, la recampesinización por la vía de la agricultura
de autosubsistencia y la informalidad, que en ese periodo, empleando la metodología del CAM, ha
crecido en 53,642 chiapanecos y la población desempleada en 85,179 chiapanecos (Cálculos a partir
de ENOE).
Lo que sucede en el mercado de trabajo es resultado y la vez causa de lo que sucede en las
actividades productivas de Chiapas. Los países subdesarrollados, y en este caso la entidad con
menor grado de desarrollo relativo del país, por definición, son estructuralmente heterogéneos. Por
lo mismo, la población ocupada en segmentos que no son capitalistas stricto-sensu, suele ser
importante, como se ha demostrado en el caso de Chiapas. Es decir, Chiapas tiene una estructura
económica y política que es poco favorable al logro de altas tasas de acumulación productiva y de
crecimiento del PIB per-cápita. Esto, incluso ha significado un retroceso del PIB por habitante en
todo el periodo neoliberal y un cuasi estancamiento secular de más de un siglo. Es decir, por lo
mismo tiene un mercado de trabajo poco estructurado, débil, con escaso trabajo asalariado,
subempleo, informalidad, amplio sector agricultura de autosubsistencia y cuenta propistas, pero a su
vez esto ocasiona que la productividad sea baja, los ingresos igual, la distribución del ingreso por lo
consiguiente, y eso condiciona la estrechez del mercado interno. El bajo crecimiento del PIB y el
retroceso económico en términos per cápita de Chiapas en el periodo neoliberal da lugar a un
crecimiento aún menor de la ocupación. Por lo mismo, el cuasi-estancamiento del sector capitalista
de la economía se asocia a un crecimiento exponencial de la sobrepoblación relativa o “ejército de
reserva industrial”.8 Tanto, que una fracción de él difícilmente se podría catalogar como “de
reserva”; más bien, se parece a un agua estancada (Valenzuela, 2013). Asimismo, se observa un
crecimiento brutal de las actividades informales y de la agricultura de autosubsistencia que se
convierte en refugio de la mano de obra que es redundante.
En Chiapas se puede apreciar que hay una anemia de inversión (López, 2007), ante esta situación
hay que preguntarse: ¿qué papel puede jugar la inversión extranjera? Empecemos por una
constatación que aunque bastante obvia, se suele olvidar, especialmente en los círculos oficiales: un
entidad con bajo crecimiento o retroceso no resulta atractivo para la inversión extranjera. Y si ésta
llega, es en cantidades irrisorias y lo hace con cargo a rasgos muy poco favorables al crecimiento
del lugar receptor (Valenzuela, 2013), es el caso de la inversión en prospección y explotación de
minas.
En los sectores rurales en Chiapas, se observa un serio estancamiento o retroceso productivo. A la
vez, un proceso de descomposición de los segmentos pre-capitalistas. Con lo cual, se genera un
fuerte sobrante de mano de obra.
¿A dónde puede irse este sobrante? Las opciones son sombrías: a) el capitalismo urbano en
Chiapas es débil o inexistente. En general, su capacidad de absorción ocupacional es nula (cuadros
1 y 2); b) el capitalismo nacional, el vigente en las regiones medias y más adelantadas del país. Pero
este sector, tampoco es capaz de dar empleo en cantidades importantes. De hecho, es expulsor neto
(Valenzuela, 2013).
Nos encontramos, en consecuencia, con migrantes sin destino.
Al cabo, la fuerza de trabajo redundante busca refugio en: i) migrando a EEUU 9; ii)
incorporándose a las filas de la informalidad o, refugiándose en la agricultura de autosubsistencia;
iii) incorporándose a actividades ilícitas: narcotráfico y otras10 (Valenzuela, 2013).
8
En realidad, en los últimos años, el sector capitalista de la economía chiapaneca apenas si explica una quinta
parte de la ocupación total (véase cuadro 1 y 2).
9
Examinando el caso de la sierra de Chiapas, se ha señalado que antes de la crisis en EEUU, “de la localidad
de Motozintla salían semanalmente hasta tres autobuses con migrantes rumbo a la frontera, es decir, un
promedio de 130 migrantes por semana, más de 500 por mes y poco más de 6 mil por año, cifra que equivale
al 3.7% de la población actual de la zona.” Cf. (Villafuerte y Mansilla, 2010).
El 66% de los desplazamientos de migrantes chiapanecos hacia Estados Unidos tiene entre 15 y 29 años de
edad. En trabajo de campo en la Sierra, en la Costa y en el Soconusco se han encontrado evidencias que nos
En todo este proceso, conviene subrayar un aspecto: en Chiapas la descomposición de las formas
atrasadas no tiene lugar en el contexto de una transición global firme a formas de producción más
adelantadas. La irrupción del capitalismo en la agricultura, por ejemplo, sería un claro indicador de
avance. Pero no hay tal. En el caso que nos preocupa, se muere lo viejo. Pero no nace lo nuevo
(Valenzuela, 2013). La evidencia empírica es la baja tasa de trabajo asalariada en el sector
agropecuario y el crecimiento de la población ocupada en agricultura de autosubsistencia (cuadros 1
y 2).
4. La migración de chiapanecos a los Estados Unidos de América: una visión desde la EMIF
norte.
El estado de Chiapas no ha sido ajeno a una dinámica migratoria poblacional, ya que ha tenido
procesos de intensa migración intra-estatal, migraciones forzadas (sistema de enganche y por
conflictos políticos), colonización de la selva lacandona, migración interestatal, inmigrantes y
refugiados guatemaltecos, inmigrantes definitivos, transmigrantes centroamericanos y de otros
países (Betancourt, 1997, Burguete, 2007 y Pérez, 2008). En términos de los flujos migratorios
internacionales ha sido lugar de tránsito y de destino, pero a partir de los últimos años se ha
convertido en lugar de expulsión y más recientemente de retorno, razón por la cual desde principios
de la década de los noventa y aún en el los comienzos del siglo XXI trabajos como los de Martínez
(1999) y Balkan (2001) trataban de explicar por qué no emigraban los chiapanecos. Otros trabajos
de estudiosos como los de Tuirán, Santibáñez y Corona, (2006 y 2006b) y Garavito y Torres (2004),
pusieron en duda el incremento en las remesas internacionales al estado de Chiapas entre el 2000 y
2006 pues consideraban que de acuerdo con diferentes encuestas como el Censo de Población y
Vivienda del 2000, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, la Encuesta Nacional
de Dinámica Demográfica de 1997, la Encuesta Nacional de Empleo del cuarto trimestre de 2002,
que incluye un módulo acerca de migración internacional (Tuirán, Santibáñez, Corona, 2006b), el
flujo de chiapanecos no correspondía con el monto registrado por las remesas (Nájera y López,
2012).
La emigración de los chiapanecos ha sido paulatina y escalonada, transitando de la emigración
interregional o intraestatal, interestatal a la internacional. La migración internacional es multicausal,
sin embargo, en periodos relativamente prolongados de bajas tasas de crecimiento del PIB,
retroceso del PIB per cápita y altas tasas de crecimiento de la población económicamente activa
(PEA) y poca generación de empleos formales o de empleos mejor remunerados, se producen
indican que los jóvenes alimentan los circuitos migratorios de chiapanecos a Estados Unidos y la edad
promedio es de 25.97 años. (Escobar, Sovilla y López, 2006). Si la comparación se hiciera con el cohorte de
la PEA adecuado (vg. entre 15 y 40 años), de seguro el porciento de migrantes subiría a alrededor de un 1015% (Valenzuela, 2013).
10
Por obvias razones la organización interna de los cárteles de la droga es algo poco conocido. Pero podemos
suponer que se acerca a la forma capitalista: operan a gran escala y en diversos países, con personal asalariado
al parecer muy bien pagado y con una altísima tasa de ganancia. Muy probablemente, la de la droga es la
“rama” de mayor crecimiento en la última década y media. Además, se trata de un poder económico que ya se
proyecta como poder político. El secuestro, la extorsión, el robo a servicios e industrias públicas, el tráfico de
personas, así como los “prestamistas” usureros, “coyotes”, asociados a la migración, parecen ser otras
actividades especialmente dinámicas. Todo lo cual, amén de siniestro, nos revela el grado de descomposición,
económica y moral, al que ha llegado el sistema (Valenzuela, 2013).
procesos migratorios importantes, como ha sido el caso del estado de Chiapas, donde todos esos
fenómenos se han conjugado, como hemos podido constatar anteriormente.
Los chiapanecos han efectuado una especie de escalamiento migratorio; comenzando a migrar a
estados limítrofes o de relativa cercanía estatal, posteriormente a estados de la frontera norte del
país, principalmente Baja California y en menor medida Chihuahua y Tamaulipas, hasta finalmente
migrar a los Estados Unidos. En este proceso se han ido construyendo paulatinamente redes sociales
hacia el norte de México y al vecino país, las cuales han facilitado los flujos migratorios constantes
y crecientes dese inicios de esta década (Nájera y López, 2012). Durand (2007) y Anguiano y Trejo
(2007; 49 y 50) ubican a Chiapas, junto a otros estados, como la llamada región emergente de
emigración internacional, denominada así porque sus aportaciones significativas al flujo migratorio
internacional datan de los últimos 15 años.
Desde hace más de tres lustros en la frontera norte de México, el Colegio de la Frontera Norte, el
Consejo Nacional de Población, el Instituto Nacional de Migración, la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social y la Secretaría de Relaciones Exteriores, realizan el levantamiento de la Encuesta
sobre Migración en la Frontera Norte de México “EMIF NORTE”. Dicha encuesta logra captar la
dinámica, magnitud y características de los flujos migratorios laborales de mexicanos con destino a
la Frontera Norte de México y a los Estados Unidos de América.
La EMIF NORTE identifica a cuatro poblaciones objetivo: flujo procedente del sur de México –con
dos destinos: frontera norte de México o Estados Unidos-; flujo procedente de la frontera norte de
México, flujo procedente de Estados Unidos y flujo de migrantes devueltos por las autoridades
migratorias norteamericanas. Cada población objetivo se traduce en un cuestionario independiente
que es aplicado en las localidades mexicanas fronterizas de mayor flujo de migrantes: Tijuana y
Mexicali, Baja California; Nogales, Altar y Agua Prieta, Sonora; Ciudad Juárez, Piedras Negras y
Ciudad Acuña, Coahuila; Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, Tamaulipas (Nájera y López,
2012).
Cada cuestionario logra captar a las personas que pasan por puntos específicos como centrales de
autobuses, puentes internacionales, garitas y salas de entrega de equipaje en los aeropuertos,
previamente identificados como los de mayor flujo de personas. Sin embargo, para ser población
migrante deben cumplir con los requisitos de ser mayores de 14 años, que no hayan nacido en los
Estados Unidos, que no residan en la localidad de entrevista y que tengan como motivo trabajar,
buscar trabajo, cambiar de residencia o permanecer más de un mes en la frontera norte o en Estados
Unidos –para el caso de los procedentes del sur-, o que hayan estado residiendo en la zona
fronteriza o en Estados Unidos por alguna razón laboral –para el caso de los procedentes del norte o
de EU-, o que hayan sido devueltos por las autoridades migratorias estadounidenses. Es así, que por
medio de los cuestionarios aplicados se logran captar las características sociodemográficas,
migratorias y laborales -en el lugar de origen y de destino- de los cientos y miles de migrantes
mexicanos que arriban a la frontera norte del país (Nájera y López, 2012).
La metodología de la EMIF NORTE no sólo permite caracterizar a estos migrantes, sino también
hacer estimaciones de su volumen, razón por la cual ha sido una de las principales fuentes de
información estadística en la materia.
Para el estudio de los mexicanos con destino a los Estados Unidos de América se puede hacer uso
de dos flujos, aquella población captada en el flujo de migrantes procedentes del sur de México y
con destino a ese país y aquellos del flujo de migrantes devueltos por las autoridades migratorias
estadounidenses. Sin embargo debido a que los emigrantes mexicanos que fueron detenidos en
territorio norteamericano y posteriormente devueltos a México se les ha coartado su deseo de
permanecer en dicho territorio, y a que la mayoría fueron detenidos en los primeros días de haber
cruzado, se optó por trabajar con flujo de migrantes procedentes del sur, dentro del cual es probable
que una parte de esta población al cruzar a territorio estadounidense sea detenida y devuelta a
territorio mexicano, sin embargo habrá otra parte –la mayor- que logre permanecer en el vecino país
del norte (Nájera y López, 2012).
La población captada en el flujo de migrantes procedentes del sur se refiere a las “personas mayores
de catorce años, no nacidas en Estados Unidos, que llegan a alguna de las ciudades de muestreo por
zonas y puntos de muestreo, no residentes en esa ciudad fronteriza o en Estados Unidos, cuya
estancia se debe a motivos laborales, cambio de residencia, o por encontrarse en tránsito hacia el
vecino país del norte; o bien, por razones de estudio, paseo o visita a familiares o amigos, sin fecha
comprometida para regresar a su lugar de origen” (COLEF et al., 2007). Este flujo está compuesto
básicamente de dos subgrupos, aquellos que tienen como destino final la frontera norte de México y
los que se dirigen a los Estados Unidos de América (Nájera y López, 2012).
Es así que para la presente investigación la población seleccionada se refiere a la población de 14
años o más, nacidas en México y residente en Chiapas, que no vive en la ciudad de la entrevista y
cuyo desplazamiento a la frontera norte tuvo como motivo cruzar a los Estados Unidos de América,
por motivos laborales, cambio de residencia u otra razón para la cual no declaró fecha fija de
regreso a su lugar de residencia habitual.
En tanto que la EMIF NORTE es una encuesta que inició su levantamiento en 1993 y se ha
mantenido de manera continua hasta el día de hoy, se hizo una revisión de la población
seleccionada desde 1995 hasta el 2012, como se puede apreciar en el cuadro 3, desde el primer año
se detecta la presencia de emigrantes chiapanecos con destino a los Estados Unidos, aun cuando la
intensidad de los desplazamientos era mínima y ocupaba los últimos lugares del país.
Cuadro 3. Desplazamiento de mexicanos y chiapanecos al norte de México
1995
2000
2002
2006
2012
Desplazamientos migratorios al norte
Total
1,152,525 1,486,857 1,647,733 1,645,228 711,624
Con destino a la FN de México
737,471 1,032,150 919,214
829,659 435,478
% de origen chiapaneco
0.47
4.16
2.33
2.62
1.40
Lugar que ocupa a nivel nacional
26
12
17
15
18
Con destino a Estados Unidos
415,054
454,707
728,519
815,569 276,146
% de origen chiapaneco
0.59
0.76
4.98
14.53
13.64
Lugar que ocupa a nivel nacional
27
24
7
1
1
Desplazamientos de chiapanecos a la frontera norte de México
Total
5,936
46,406
57,765
140,234
% a nivel nacional
0.52
3.12
3.51
8.52
43,754
6.15
Con destino a la FN de México
3,502
42,960
% dentro del flujo de chiapanecos
59.0
92.6
Con destino a Estados Unidos
2,434
3,446
% dentro del flujo de Chiapanecos
41.0
7.4
Fuente: Elaboración propia con base en la EMIF Norte.
21,458
37.15
36,307
62.85
21,724
15.49
118,510
84.51
6,088
13.91
37,666
86.09
El cuadro 3, nos permite apreciar que la población chiapaneca logró superar los tradicionales
obstáculos para la migración hacia Estados Unidos como la falta de redes sociales, altos costos de
traslado y pobreza extrema, entre otros. Es por ello que hoy día Chiapas forma parte la denominada
“zona emergente” de la emigración internacional, con aportaciones significativas al flujo migratorio
de mexicanos rumbo a los Estados Unidos de América (Nájera y López, 2012). Quizá influyeron los
programas gubernamentales y el incremento del gasto público, pues “los municipios rurales de la
región sur tienen una relación positiva entre gasto público e intensidad migratoria, lo cual sugiere la
aplicación de la trampa de la pobreza en lugares donde tal vez los recursos públicos están
aportando la riqueza mínima para iniciar el primer movimiento de salida.” (Unger, 2006; 266,
citado por Novelo, 2007).
De acuerdo con Canales (2002), la cuestión migratoria en la década de 1990 estuvo
estructuralmente ligada a los procesos de globalización y transformación productiva que ha
impuesto la era de la información. Por lo mismo, la migración internacional no implica únicamente
un problema de “oferta” de mano de obra, sino muy especialmente de estructura y dinámica de la
“demanda” de fuerza de trabajo. Digamos que a nivel de los puestos ofrecidos en las empresas se
está dando una transformación productiva que tiende a la polarización y dualización. Junto a cargos
de alta remuneración (high tech) se abren espacios para áreas de trabajo de baja calificación,
desregulados, con base en subcontratistas y diversas formas de precariedad; es ahí, justamente,
donde se insertan los emigrantes laborales chiapanecos (López, Sovilla y Rosas, 2010). Es por ello
que la migración tiene que ver con el ciclo económico de los Estados Unidos, como se ha
demostrado en diferentes trabajos (Arrazola y López, 2012; Mendoza, 2012). Sin embargo, en un
primer momento la emigración de los chiapanecos parece contradecir esta tendencia, pues inició de
manera significativa en 2001 cuando la Economía de Estados Unidos no pasaba por su mejor
momento y enfrentaba una recesión, pero en la recesión de 2008-2009 se dio una caída sin
precedentes de los flujos migratorios de chiapanecos, que inició prácticamente en 2006-2007 debido
a que comenzaba a hacerse evidente la crisis del sector inmobiliario y en la industria de la
construcción se emplean muchos chiapanecos11. De 2007 a 2008 el número de desempleados
hispanos, nacidos fuera de Estados Unidos, subió de 5.1 por ciento a 8.0 por ciento a nivel
nacional, y el de hispanos nacidos en Estados Unidos fue de 6.7 por ciento a 9.5 por ciento. El de la
población general fue de 4.6 por ciento a 6.6 por ciento, como vemos mucho menor. (Kochhar
2009:3; citado por Paris, Furlong y Álvarez, ).
De acuerdo a Mendoza (2012), a pesar de la caída de los flujos y la significativa inmigración
(retorno), la emigración de los chiapanecos sigue siendo más importante que el retorno y por eso
tienen un saldo neto migratorio favorable. El descenso de los flujos de Chiapanecos que registra la
11
Un análisis pormenorizado de retorno y ciclo económico puede verse en Mendoza, 2012, quien trabaja con
la base de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Es posible que haya diferencias debido al
periodo de estudio de Mendoza, 2º trimestre de 2008 a 1er. Trimestre de 2010. Nosotros sostenemos a partir
de la EMIF que el retorno de los chiapanecos comienza antes, en 2007.
EMIF a partir de 2007, ocurrió antes de que se considerara que la economía de Estados Unidos
estaba en recesión.
Cuadro 4. México: Inmigración y emigración por estados.
(Del 2do Trimestre del 2008 al 1er Trimestre del 2010)
Emigración
Inmigración
Saldo
Estado
Otro País
%
Otro País
%
Chiapas
27683
3.0
15792
2.8 11891
Resto de México
921615
97.0
620901
97.2 312605
Fuente: Elaboración con base en Mendoza, 2012, que la elaboró a partir de la ENOE.
Gráfica 5. Desplazamiento de chiapanecos al norte de México y a los Estados Unidos como
porcentaje de México.
Fuente: elaboración propia a partir de la EMIF-Norte.
De acuerdo a la EMIF-Norte, los migrantes chiapanecos han pasado de tan sólo 2 434
desplazamientos migratorios en 1995, 4472 en 2001 a poco más de 36 mil en 2002, 118 mil 510 a
partir del 2006, 105419 en 2007, 37,666 en 2012; lo que significa pasar de representar sólo el 0.6%
de los migrantes dentro del flujo de procedentes del sur con destino a los Estados Unidos al 14.5%
en 2006, 12.3% en 2007 y 13.6 en 2012, convirtiéndose así en la entidad que presenta el mayor
porcentaje de población con destino al vecino país del norte en 2006, 2008 y 2012, la segunda en
2007, la cuarta de 2009 a 2011 y la primera de nuevo en 2012. En 2006 a 2012, Chiapas ha ocupado
el segundo lugar en desplazamientos acumulados, sólo superado por Guanajuato. Sin embargo, hay
que considerar que en términos absolutos la migración de mexicanos a Estados Unidos comienza a
disminuir a partir de 2008. México alcanza la cima en 2007 con 855,684 desplazamientos, mientras
que Chiapas alcanza su cima en 2006 con 118,510 desplazamientos.
Gráfica 6. Desplazamientos acumulados de mexicanos por entidad federativa 2006-2012 (personas)
Fuente: elaboración propia con base a datos EMIF.
Los resultados del análisis de micro datos de la EMIF-Norte muestran que en promedio las regiones
de donde proviene la mayoría de las personas que intentan cruzar hacia Estados Unidos son:
Soconusco, Centro, Fronteriza, Altos y Sierra durante el periodo 1995, 1999-2009 (Arrazola y
López, 2012). Estos resultados pueden ser útiles cuando se estudia las redes sociales; como en el
tiempo el flujo de personas ayuda a la formación de éstas, se esperaría que para los futuros
migrantes sean menores los costos (Mckenzie y Rapoport, 2006).
Otro resultado es que la participación en el flujo de migrantes hacia Estados Unidos se ha
distribuido, dado que hay regiones emergentes como la fronteriza, que ha intensificado la migración
internacional, esto pese a que en 1995 no participaba en el flujo, y ocupa el tercer lugar en términos
acumulados en el periodo de 1995, 1999-2012 (gráfica 7), la región fronteriza es la que ha
expulsado mayor población a los Estados Unidos en 2012 superó a todas las regiones de Chiapas,
participando con el 28.89 por ciento del flujo total; es decir, casi 1 de cada 3 migrantes chiapanecos
proviene de la fronteriza de acuerdo a los datos de la EMIF-Norte (cuadro 5). Si se agrupa en orden
de importancia los flujos acumulados, las regiones son: soconusco, centro, fronteriza, altos, sierra,
selva, norte, istmo-costa, por último, la frailesca. Sin embargo, si relativizáramos la región con
respecto a la población total de Chiapas, el orden puede variar. Aquí queremos dejar claro nada
más, por el momento, cómo se han comportado los flujos acumulados en términos absolutos
(desplazamientos), como en términos relativos (porcentaje de las regiones con respecto al total de
desplazamiento de migrantes chiapanecos hacia Estados Unidos).
Gráfica 7. Desplazamientos acumulados de chiapanecos por regiones a los Estados Unidos
250,000
25.00%
23.58%
200,000
20.00%
16.07%
15.04%
150,000
15.00%
12.71%
10.41%
202,107
100,000
6.63%
137,757
7.24%
128,947
108,960
50,000
10.00%
4.78%
3.54%
5.00%
89,201
56,869
62,019
40,966
30,312
Istmo-costa
Soconusco
Sierra
Selva
Norte
Frailesca
Fronteriza
Altos
0.00%
Centro
0
Fuente: Elaboración propia con base a datos de la EMIF-Norte
Cuadro 5. Participación porcentual de las regiones en el flujo de migración de chiapanecos
Periodo
Centro
Altos
Fronteriza
Frailesca
Norte
Selva
Sierra
Soconusco
Istmo-costa
1995
31.75
7.96
0.00
0.00
0.00
0.00
11.44
48.85
0.00
1999
20.45
7.33
24.53
1.26
8.68
5.83
17.00
12.24
2.68
2000
21.73
17.36
4.53
0.76
5.45
1.57
7.00
39.78
1.82
2001
18.45
9.57
6.44
3.46
7.53
0.88
12.90
35.81
4.95
2002
23.70
8.84
7.54
0.31
9.01
11.28
3.27
30.12
5.91
2003
12.65
12.78
8.85
4.14
4.58
9.87
12.35
30.60
4.19
2004
11.86
15.72
10.37
2.57
11.10
14.33
4.68
24.29
5.10
2005
16.13
15.08
13.05
2.48
6.98
6.74
11.64
23.44
4.47
2006
23.38
6.61
26.46
1.82
5.08
7.00
7.84
15.59
6.23
2007
16.59
10.21
19.39
3.04
6.92
7.55
6.99
24.65
4.65
2008
10.79
14.29
10.98
7.33
7.87
5.57
14.11
23.50
5.57
2009
12.79
13.81
7.36
6.22
6.83
5.96
18.05
23.85
5.13
2010
10.92
20.57
9.53
5.22
6.01
9.63
14.13
21.51
2.48
2011
15.17
19.64
13.78
2.92
6.54
6.27
10.01
22.41
3.26
2012
8.01
18.68
28.89
4.30
3.66
4.68
11.26
15.89
4.62
Fuente: Elaboración propia con base a datos de la EMIF-Norte
El cuadro 6 muestra los resultados de la intensidad migratoria relativa en Chiapas, las regiones
donde se puede apreciar mayor intensidad en el fenómeno migratorio son: Soconusco, Sierra y
altos. Las tres regiones en el conjunto representan el 34 por ciento de la población en el estado de
Chiapas para el 2000. Sin embargo en el 2010, la región con mayor intensidad migratoria es la
región sierra, altos y soconusco, cabe mencionar que para ese año las regiones que más contribuían
en el flujo de chiapanecos hacia los Estados Unidos fueron: soconusco, sierra, centro y altos (cuadro
5).
Cuadro 6. Intensidad migratoria relativa por regiones en Chiapas
2000
2010
Población
Flujo1
Intensidad relativa2
Población
Flujo
Intensidad relativa
Centro
924,052
6,275
0.68
1,166,098
4,979
0.43
Altos
454,647
5,014
1.10
615,314
9,379
1.52
Fronteriza
389,294
1,308
0.34
501,923
4,344
0.87
Frailesca
220,316
221
0.10
250,465
2,381
0.95
Norte
312,868
1,574
0.50
379,744
2,742
0.72
Selva
493,618
453
0.09
707,575
4,391
0.62
Sierra
167,454
2,021
1.21
191,820
6,446
3.36
Soconusco
660,512
11,488
1.74
754,038
9,810
1.30
Istmo-Costa
162,531
525
0.32
174,541
1,130
0.65
3,785,292
28,878
0.76
4,741,518
45,602
0.96
Región
Chiapas
Fuente: Elaboración propia con base a datos de la EMIF-Norte y Censos de Población y Vivienda, INEGI
Nota: 1/el flujo representa los movimientos de personas hacia la frontera norte para cada año.
2/ es la división del flujo entre la población por cien.
Pese a que la región de mayor expulsión es la región soconusco, Arrazola y López (2012) han
demostrado que la migración sólo en las regiones frailesca y sierra la migración tiene efectos
positivos. Esto debido a que el fenómeno sea difundido, la etapa de la migración en estas dos
regiones se encuentra en la “adopción temprana”12, que es cuando los hogares de los segmentos más
bajos de la distribución de benefician de la migración internacional. Mientras que las regiones como
el Soconusco, Centro y Altos de Chiapas, pese a que concentran más del 73% de los hogares que se
12
Jones (1998) distingue tres etapas de la migración: la etapa “innovadora”, cuando sólo las más
aventureros y en mejor situaciones emigran, en este caso, las remesas tienden a aumentar la
desigualdad. La fase de “adopción temprana”, cuando los hogares de los segmentos más bajos de la
distribución del ingreso también comienzan a emigrar y, por lo tanto, las remesas contribuyen a
disminuir la desigualdad. Y, por último, la etapa “adoptante”, cuando debido a la acumulación en el
tiempo, los hogares que se benefician con las remesas están más alejados de los hogares que no se
benefician con la migración, por lo que las remesas puede que aumente de nuevo la desigualdad.
benefician de las remesas internacionales (ENIGH, 2010), se encontrarían en la primera fase, de
“innovadores”, en la que sólo emigran los más aventureros y en mejor situación, incrementando la
desigualdad.
Conclusiones
La economía de Chiapas, desde hace más de un siglo ha tenido tasas de crecimiento económico
mediocres, inferiores a la media del país, excepto en el periodo 1970-1980, lo cual amplió la
distancia con el resto del país. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX y a partir de la
implementación del modelo neoliberal, es donde parece haber ocurrido un desastre en la economía
de Chiapas y el crecimiento económico del resto de las entidades superó con creces al crecimiento
económico de la entidad, con los que las distancias se alejaron con respecto a la media de México.
El retroceso de la economía chiapaneca en materia de crecimiento económico en el periodo
neoliberal, acompañado de altas tasas de crecimiento de la población y escasa generación de empleo
formal, agotamiento de la frontera agrícola, desastres naturales, propició una incorporación a los
flujos migratorios de manera explosiva a partir de 2002. La incorporación de los chiapanecos fue
tardía pero consistente, llegando a ocupar los primeros lugares de expulsión en el país a partir de
2002.
Las fluctuaciones cíclicas de la economía estadunidense y la recién crisis caracterizada por una
caída del PIB en 2008 generaron nuevas pautas para entender el fenómeno de la migración desde
México. Particularmente, la migración de chiapanecos que se ha integrado de forma tardía a los
mercados internacionales de trabajo, cuando se analiza las altas tasa de desempleo en estados como
California, se puede observar la imposibilidad de absorber los excedentes de mano de obra de los
inmigrantes recién llegados de México, frenando así los flujos del sur hacia el norte, dada la escasez
de trabajo en nuestro vecino del norte (Arrazola y López 2013; Mendoza, 2012).
Los lugares de origen de los migrantes chiapanecos se han diversificado, llama la atención la región
fronteriza que no participaba en el fenómeno migratorio y que en el 2012 es la región con mayor
expulsión (cuadro 6). La etapa del fenómeno de la migración no es el mismo para todas las
regiones, de la misma forma podemos encontrar efectos diferenciados en los puntos a lo largo del
tiempo, por ello la intensidad y la velocidad de la migración son distintos para cada una de las
regiones en el estado de Chiapas.
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