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LA ECONOMÍA DESDE MI OBSERVATORIO
Por Carlos Berzosa*
El referéndum italiano aumenta más las grietas
de la Unión Europea
L
a Unión Europea (UE)
se encuentra sumida
en una crisis profunda. El malestar de la
población crece como queda manifestado en los referendos que se
han celebrado en el Reino Unido
e Italia, así como en el resultado
de las elecciones que están teniendo lugar en bastantes países
miembros de la Unión. La situación difiere de unos países a otros
así como las preguntas que se hacían en cada una de las consultas
populares llevadas a cabo. En un
caso se rechaza la pertenencia a la
UE y en otro la mayoría de los votantes se ha opuesto a una reforma
constitucional.
Hay, sin embargo, un denominador común: la rebelión contra
la política que se está llevando a
cabo y el establishment. La crisis económica y la forma de afrontarla han puesto al descubierto lo
que ya venía sucediendo con anterioridad al estallido de la Gran
Recesión, que las élites políticas
se han ido alejando de las realidades sociales. El hastío frente a
la corrupción, el fraude fiscal, la
evasión de impuestos y la concentración de riqueza viene acompañado de una inestabilidad del
mercado laboral, recortes de los
derechos sociales y de ciudadanía
y estancamiento de las rentas de
las clases de ingresos medios. Las
salidas a esta frustración difiere en
los distintos países. En unos crece
la extrema derecha, en otros afortunadamente el crecimiento se da
en coaliciones de izquierda, más
allá de lo que ha sido la socialdemocracia tradicional.
EUROPA PRESS
La fractura social provocada por
las tendencias de la economía
mundial, como consecuencia de
la globalización neoliberal, y las
medidas económicas de austeridad que se han puesto en marcha
para combatir la crisis, aumentan
la brecha económica que está teniendo profundas repercusiones
políticas y sociales. Ante este panorama los dirigentes europeos han
sido incapaces de ofrecer respuestas que la situación requiere
y se dejan llevar por la inercia de
la evolución económica actual y
la aplicación de recetas ortodoxas
sustentadas en el fundamentalismo de mercado. Se aplican los
mismos remedios que provocaron
la crisis actual.
Ignoro qué tiene que pasar para
que los responsables políticos reaccionen. De momento siguen sin inmutarse encerrados en su bola de
cristal y responsabilizando a las
víctimas de ser los responsables de
lo que está sucediendo. Ha habido economistas, una minoría dentro del mundo académico, que ya
desde los años ochenta pero sobre
todo en los años precedentes a la
crisis han venido advirtiendo de
La UE se
encuentra
estancada y se
agrieta cada
vez más. El
desapego
entre la
ciudadanía
crece ante la
impotencia de
los políticos de
buscar
soluciones
factibles
capaces de
combatir la
brecha
económica y
social que se
está abriendo
los riesgos que se estaban corriendo y que podían desembocar
en un descalabro económico, como así ha sucedido.
Las críticas también se dirigieron, en bastantes casos, hacia cómo se estaba construyendo la
Unión Monetaria. Se han intensificado con las políticas de austeridad. La tozudez de los hechos les
está dando la razón. Hay propuestas suficientes para actuar. Pero los
dirigentes de la UE siguen haciendo oídos sordos al trabajo científico y al sentir de la ciudadanía.
La UE se encuentra estancada y
se agrieta cada vez más. El desapego entre la ciudadanía crece ante la impotencia de los políticos
de buscar soluciones factibles capaces de combatir la brecha económica y social que se está abriendo y de avanzar en un crecimiento económico compatible con una
mayor cohesión social y con la
sostenibilidad.
No es la primera crisis que sufre
la UE. Hay que recordar los años
65 y 66, cuando se produjo lo que
se denominó “la silla vacía” porque
Francia abandonó su presencia en
la reuniones de las instituciones de
las Comunidades Europeas disconforme con la marcha que estaba tomando el proceso de integración.
El no al tratado de Maastricht de Dinamarca que salió triunfante en el
referéndum celebrado. El no francés también en referéndum al Tratado Constitucional.... De todas se
ha salido. Ahora, sin embargo, tal
como se va, no se vislumbra salida
alguna. l
*Catedrático Emérito de la Universidad
Complutense
nº 1180. 12–18 de diciembre de 2016
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