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3. REFLEXIONES SOBRE LA HEMATOLOGÍA Y HEMOTERAPIA Fragmento del
libro “LA HEMATOLOGÍA Y HEMOTERAPIA: NOTAS DE BLOG TOMADAS
DURANTE EL CAMINO”
1999
La Hematología – Hemoterapia que nace con la interacción de médicos provenientes
de la Medicina Interna, el Laboratorio y de la Hemoterapia, tiene desde su arranque un
valor añadido respecto a otras especialidades médicas, pues requiere tener una mente
clínica bien formada, y una capacidad para el estudio profundo de los hechos
biológicos, situación que es facilitada por la cercanía del laboratorio. Esta visión
“bilingüe” de la medicina, que constituye un hecho singular dentro de las
especialidades médicas, ha propiciado que el hematólogo haya disfrutado de un
espacio privilegiado en los años que se ha desarrollado y crecido la especialidad.
También es cierto, que ha podido conllevar cierta dificultad de comprensión por parte
del resto de especialidades, ya que para su mentalidad la confluencia de clínica y
laboratorio no era fácil de asimilar. Por otra parte, esa visión, y el desarrollo
tecnológico y metodológico espectacular que hemos estamos viviendo en las últimas
tres décadas, ha “asustado” a no pocos hematólogos, produciendo desgarros y
cesiones que ahora nos preocupan.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Un aspecto que a nuestro modo de ver ha sido de crucial importancia, es la dejadez
que durante años han mostrado las instituciones responsables de mantener activos los
programas de formación de los médicos especialistas. Especialmente la ausencia de
acreditación real, renovada y certificada de los centros hospitalarios que debían estar
capacitados para darla. Mantener unos requisitos de acreditación vivos, teniendo en
cuenta el crecimiento tecnológico e incorporación metodológica, hubiese sido una
herramienta valiosa de defensa de la especialidad, estimulando a los Servicios a
mantener un desarrollo equilibrado y puesto al día, facilitando y estimulando el cumplir
satisfactoriamente la importante responsabilidad de la formación adecuada y
equilibrada, que debe poseer un especialista en todas las áreas de la Hematología –
Hemoterapia. El problema se genera, como ha sucedido, cuando surgen especialistas
que conocen muy parcialmente, o a veces de forma desfigurada, aspectos básicos de
la especialidad. La defensa y compromiso con ella será parcial ya que en gran medida
estará condicionado por lo conocido y adquirido en el periodo de Residencia.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Otra situación que hay que tener presente es el hecho positivo del avance
experimentado por prácticamente todas las especialidades, algunas con cambios
sustanciales y búsqueda legítima de “nuevos espacios”. Han aparecido nuevas
especialidades, y otras han vislumbrado la importancia del “bilingüismo” laboratorioclínica para realizar una medicina moderna. Ejemplo cercano es el de la propia
Oncología Médica que tiende a incorporar el laboratorio a su cuerpo doctrinal,
esencialmente clínico, con el objetivo de facilitar el diagnóstico y seguimiento de sus
enfermos. A su vez, el laboratorio general quiere “introducir” sus “guías clínicas” para
darle un sentido clínico a las pruebas analíticas que realiza.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
No debemos ser ajenos a los cambios organizativos, estructurales y funcionales en
nuestros hospitales, que obviamente influyen en la situación de la especialidad y para
los que debemos estar preparados.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La importancia de poder contar con puntos de referencia que tengan esa clara
mentalidad “bilingüe”, con una importante formación clínica y al mismo tiempo ser
capaces de “hablar y entender” el lenguaje moderno que nos presenta la biomedicina.
Ese es el verdadero reto de nuestra especialidad de Hematología y Hemoterapia,
saber mantener y completar su esencia, ser conscientes de que otras especialidades
denominadas frontera han entendido la importancia de esa situación y han iniciado el
legítimo camino para intentar conseguir, o al menos aproximarse, a un estatus
parecido, pero para ellos con un camino todavía largo por recorrer.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
El cambio de mentalidad es otro elemento que nos impone la nueva medicina. La
medicina de hoy exige interacción con otras especialidades, compartir recursos,
metodologías e incluso espacios. Adicionalmente, es absolutamente impensable
mantener laboratorios especializados al día sin la participación multidisciplinaria, por
ejemplo con la presencia estable de biólogos moleculares o genetistas modernos.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La generación de conocimiento, manteniendo líneas de trabajo e investigación
competitivas internacionalmente es otro requerimiento fundamental para mantener un
Servicio de referencia
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
También habrá que tener flexibilidad y capacidad de adaptación a las peculiaridades
de nuestra institución hospitalaria.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
El “bilingüismo” clínico-biológico ha sido la seña de identidad de la especialidad de
Hematología – Hemoterapia, su reafirmación y potenciación con el abundante arsenal
metodológico y tecnológico existente y en desarrollo ayudará a desterrar de forma
consistente las “alarmas” de colisión con especialidades que todavía siguen siendo
“monolingües”.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
2007
El futuro de la Hematología y Hemoterapia es un tema que de forma recidivante
levanta ciertas intranquilidades y, sin embrago, algunos pensamos que el temor no
está justificado, más aún, sostenemos que la Hematología y Hemoterapia tiene un
excelente porvenir, al poseer una serie de “valores” propios, mantenidos y en continuo
desarrollo desde su nacimiento. La Hematología se ha mostrado como una disciplina
diligente con la incorporación tecnológica imprescindible para hacer una medicina
adecuada a tiempos tan exigentes como los que vivimos. El futuro estará íntimamente
ligado a la disposición y determinación para mantener esos “valores”.
En cuanto a sus orígenes y fortalezas, cabe decir que la Hematología y Hemoterapia
nace en España de forma similar a lo que acontece en otros países más avanzados.
Reflejo de ello es que este año conmemoramos el 50 Congreso de la AEHH y también
el 50 aniversario de la American Society of Hematology. Se trata con una disciplina
con una amplia tradición y rico cuerpo doctrinal. Pero verdaderamente el aspecto que
le da mayor solidez y singularidad es la peculiaridad de su nacimiento, fruto de una
interacción de médicos provenientes de la Medicina Interna, el Laboratorio y la
Hemoterapia. Afortunadamente, tenemos unas magníficas referencias históricas del
nacimiento y desarrollo de la Hematología y Hemoterapia española. La Hematología
tiene un valor añadido respecto a otras especialidades médicas, pues requiere poseer
una mente clínica bien formada y una capacidad para el estudio profundo de los
hechos biológicos, situación que es facilitada por la cercanía del Laboratorio. Esta
visión “bilingüe” de la medicina, que constituye un hecho excepcional dentro de las
especialidades médicas, ha propiciado que el hematólogo disfrute de un espacio
privilegiado entre las disciplinas médicas.
En un país como Estados Unidos, con una sólida tradición, desarrollo y empuje de la
Hematología y Hemoterapia, recientemente Kenneth Kaushansky y Stanford J. Shattil
han manifestado, de una forma clarividente y magistral, la importancia de poder contar
con puntos de referencia que tengan esa clara mentalidad “bilingüe”, con una sólida
formación clínica y que sean capaces al mismo tiempo de “hablar y entender” el
lenguaje moderno que nos presenta la biomedicina. Por ello, uno de los retos de
nuestra especialidad es saber mantener y completar su esencia, y ser conscientes de
que otras especialidades, que hemos denominado frontera, han entendido la
importancia de esta situación y han iniciado el legítimo camino para intentar conseguir,
o al menos aproximarse, a un estatus parecido pero con un camino todavía largo por
recorrer.
Los hematólogos deben ser conscientes de su situación privilegiada, que les permite
ver al paciente, estudiarlo en su propio laboratorio con tecnología en muchas
ocasiones compleja, y aplicarle su tratamiento. En definitiva, investigan, estudian e
intentan solucionar los problemas clínico-biológicos con mentalidad clínica, aspecto
crucial que separa la función del hematólogo del trabajo estricto del Laboratorio de
Análisis Clínicos o Bioquímica Clínica y de otras especialidades médicas.
Algunas especialidades también han vislumbrado recientemente la importancia del
“bilingüismo” Laboratorio-Clínica para realizar una medicina moderna. Ejemplo
cercano es el de la propia Oncología Médica, que tiende a incorporar el Laboratorio a
su cuerpo doctrinal, esencialmente clínico, con el objetivo de facilitar el diagnóstico y
seguimiento de sus enfermos. A su vez, el Laboratorio general quiere “introducir” sus
“guías clínicas” para darles un sentido clínico a las pruebas analíticas que realiza.
Estos aspectos para nosotros no son nuevos, sino que forman parte de la formación y
mentalidad tradicional del hematólogo. El mayor error que podemos cometer desde
dentro de nuestra disciplina es propiciar que esta riqueza se pierda o no concederle el
importante valor que tiene ese “bilingüismo”.
V. Vicente, F. de Arriba, M. L. Amigo, I. Heras
La especialidad de Hematología y Hemoterapia tiene unos rasgos adquiridos desde su
nacimiento que le confieren una personalidad propia dentro de las especialidades
médicas. Este hecho puede contemplarse de una forma privilegiada con la lectura del
libro Blood, pure and eloquent, que constituye un documento clásico y magistral,
donde se analiza el nacimiento, desarrollo e integración de cada uno de los aspectos
que han llevado a conformar la especialidad.
Curiosamente, pese a los rasgos característicos que la definen, existe desde hace
años una cierta inquietud acerca de la viabilidad y futuro de la especialidad,
circunstancia que curiosamente no es nueva ni exclusiva de nuestro país. Todos estos
aspectos han sido tratados desde hace algunos años por la Asociación Española de
Hematología y Hemoterapia y, recientemente, en la reunión anual de Pamplona en el
simposio “La Hematología y Hemoterapia y las especialidades frontera”.
La realidad de la especialidad condiciona en gran medida el modelo de servicio
asistencial donde debe ser ejercida: servicio integral o de unidades separadas, pero
como veremos, otros factores ajenos a la propia disciplina pueden influir en esta
situación. La experiencia recogida desde la creación de los primeros Servicios de
Hematología y Hemoterapia nos muestra la realidad de diferentes “modelos” de
Servicios, que se han ido construyendo no por cambios doctrinales en su contenido,
sino por circunstancias locales o personales, impulsadas, en muchas ocasiones, por el
innegable impulso tecnológico que estamos viviendo desde hace más de 20 años en
toda la medicina. En definitiva, creemos que nos enfrentamos a dos cuestiones
distintas y que no se condicionan: una es la realidad y contenido doctrinal de la
Hematología y Hemoterapia, y la otra cuestión es la reflexión acerca de qué modelo de
servicio asistencial se debe llevar adelante. En definitiva, la doble cuestión planteada
es la siguiente: ¿siguen siendo útiles los modelos integrados con sus partes
tradicionales de la clínica, hematología biológica, hemostasia y trombosis y medicina
transfusional e inmunohematología? o, por el contrario ¿es imprescindible para un
mejor funcionamiento la fragmentación en unidades independientes con una
interacción variable entre ellas?
V. Vicente, F. de Arriba, M. L. Amigo, I. Heras
Un aspecto de crucial importancia es el de los modelos de Servicio de Hematología y
Hemoterapia. Han pasado casi 40 años desde que se organizaron los primeros
Servicios de Hematología y Hemoterapia. Las unidades asistenciales nacieron y
crecieron con coherencia interna, alrededor del paciente con enfermedades de la
sangre y/o de los órganos hematopoyéticos, y también con la tarea de propiciar y
mejorar el uso de la sangre y sus derivados como terapia de soporte.
Como hemos comentado previamente, desde su inicio el hematólogo debía actuar
como clínico ante el paciente y con mentalidad clínica en el Laboratorio: ése ha sido su
rasgo diferenciador. De ahí que los Servicios de Hematología y Hemoterapia hayan
desarrollado desde sus comienzos una actividad clínica,
de diagnóstico biológico,
estudio y tratamiento de las diátesis hemorrágicas y estados trombofílicos, y hayan
tomado la responsabilidad de establecer la primera base hemoterápica organizada en
nuestra red de asistencia hospitalaria.
La estructura mencionada constituyó un modelo básico y eficaz durante años para los
Servicios de Hematología. El paso del tiempo ha traído de la mano una serie de
circunstancias que en no pocos sitios ha modificado la estructura ya establecida para
esta unidad asistencial. Mencionaremos algunas de ellas: aparición de hospitales con
diferentes funciones y tamaños, desarrollo tecnológico no abordable para todos los
servicios, sofisticación de procedimientos diagnósticos y terapéuticos, incluido el
transplante de médula ósea, crecimiento de áreas específicas dentro de la
especialidad, creación de los centros de transfusión, nacimiento y desarrollo de
especialidades que venimos denominando frontera, nuevos modelos de abordar la
gestión hospitalaria con la creación de unidades funcionales, etc. Todos estos
aspectos, junto a otros más de carácter local o personal, han ido variando y diluyendo
en ocasiones el sentido integral con el que nacieron y empezaron a crecer los
primeros Servicios de Hematología.
Actualmente vemos cómo la realidad de los Servicios de Hematología en España es
muy dispar. Las opiniones están sesgadas por la situación vivida por cada uno. En
nuestra opinión, sigue siendo mucho más ventajosa la visión y el trabajo integral de las
unidades de Hematología y Hemoterapia que la división en áreas o parcelas, con el
riesgo evidente de que se produce por falta de cohesión y también se corre el peligro
de pérdida del sentido clínico, especialmente en las áreas de Laboratorio que no están
cercanas al paciente.
V. Vicente, F. de Arriba, M. L. Amigo, I. Heras
Los servicios integrales tienen unas importantes ventajas en la atención del paciente
hematológico, pero también exigen una mayor disciplina, trabajo organizado y en
equipo. La existencia de un servicio integral no exige la utopía de que todos los
hematólogos del mismo se hallen altamente especializados en cada una de las áreas
de la Hematología, desde el trasplante de médula ósea, de sangre o de cordón
umbilical al tratamiento de las coagulopatías congénitas. Obviamente no, pero sí un
equipo interesado y motivado en solucionar cada uno de los problemas que llegan a
una unidad de estas características. ¿Es esto una realidad factible? La respuesta
también es tajante y rotunda: sí. Obliga a tener un contacto diario entre todos los
integrantes del servicio, donde cada día de la semana se vayan abordando temas de
cada sección y que afectan a los pacientes que pueden ser vistos por cualquier
miembro del servicio durante el período de guardia que le corresponda. En la medida
de lo posible, todo el personal facultativo debe tener contacto con una consulta
ambulatoria. Cada sección debe tener su línea de trabajo específica, que en muchas
ocasiones requerirá el trabajo conjunto de las diferentes secciones.
El médico residente en formación debe “vivir” y visualizar la especialidad como un
conjunto desde su inicio. Si la percibe como compartimentos diferenciados, poco
permeables, con intereses independientes y sin un sentido clínico coordinado, nunca
tendrá claro el contenido de la especialidad médica que ha realizado.
Un servicio no integrado, con unidades separadas y no coordinadas de forma real,
podrá tener áreas sólidas con un desarrollo específico, pero siempre adolecerá de una
visión enriquecedora proveniente de sus propios integrantes, que trabajan con mayor
intensidad los diferentes aspectos de la disciplina. Curiosamente, puede darse el caso
de que algunos de estos servicios adolezcan de los criterios estrictos exigibles para
poder ofrecer una formación coordinada, amplia y real de la propia especialidad. La
ausencia de auditorías y acreditaciones exigentes de los centros con capacidad
docente da lugar a estas situaciones, y este aspecto debería cuidarse lo antes posible.
V. Vicente, F. de Arriba, M. L. Amigo, I. Heras
Es indudable que el “bilingüismo” de la Hematología, con su quehacer clínico y de
laboratorio, hace que sea una especialidad diferenciada. Su nacimiento y tradición,
desde hace años, su reconocimiento como especialidad médica en 21 países de la
UE, su rico contenido doctrinal, la alta capacidad para integrar nueva tecnología a sus
laboratorios para el cuidado de los pacientes son, entre otras, fortalezas que le
aseguran un futuro muy esperanzador. Más complicado es plantear modelos de
Servicios de Hematología y Hemoterapia para el futuro, ya que hacer previsiones de
variables poco controlables, donde pueden influir el tamaño y las características del
hospital, su modelo de gestión, la persona responsable del servicio, el desarrollo de
los servicios cercanos por su actividad, el desarrollo tecnológico, la capacidad de
interacción y colaboración de servicios, etc., hacen que esa tarea sea muy ardua y
difícil de predecir. La experiencia de los servicios que hoy vemos en España es un
exponente de la dificultad a la que nos estamos refiriendo. Es indudable, a nuestro
modo de ver, que los servicios integrales aportan una serie de importantes ventajas
que repercuten en la atención al paciente, y también en la motivación y actitud de
trabajo en equipo de los facultativos. A su vez, la concepción integral de los servicio, si
bien es más exigente, aporta una visión más clara y coherente de lo que es el cuerpo
doctrinal de la especialidad a los médicos en formación y
a nuestros propios
compañeros de hospital que, en frecuentes ocasiones, desconocen su contenido.
V. Vicente, F. de Arriba, M. L. Amigo, I. Heras
4 SOBRE LA HEMOSTASIA Y TROMBOSIS
2007
El estudio del sistema hemostático y sus desequilibrios - hemorragia versus trombosis
- ha sido un área clásica dentro de la Hematología desde su definición, como queda
bien reflejado en los tratados y revistas generales relevantes de la especialidad.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La creación de las Unidades de Coagulopatías Congénitas independientes es, al
menos, llamativo, pues realmente no generan valores añadidos a la atención del
paciente, y separan estructuras y recursos diagnósticos presentes en los laboratorio
de hemostasia, pudiendo incluso dificultar la relación con otros Servicios hospitalarios
de los que se requiere colaboración: Servicios de Traumatología y Ortopedia,
Rehabilitación, Infecciosas, Digestivo, etc. El paso del tiempo no ha demostrado las
supuestas ventajas de crear unidades asistenciales independientes de este tipo.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
En los años ochenta se inició el control de la terapia anticoagulante oral centralizado
en los Servicios de Hematología y Hemoterapia. La iniciativa fue muy importante para
ordenar, sistematizar y realizar un control de anticoagulación adecuado, siendo
posiblemente una de las aportaciones más importantes de la hematología a la
asistencia sanitaria general. Lo que fue un logro asistencial relevante, con el paso de
los años ha supuesto también uno de los importantes problemas en la atención
sanitaria de la especialidad, y desgraciadamente no muy bien afrontada y resuelta por
algunos Servicios de referencia.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La aparición y amplia difusión de las medidas profilácticas de trombosis venosa con
las heparinas supuso también una amplia interacción del hematólogo en la actividad
hospitalaria, especialmente con Servicios quirúrgicos. Obviamente el paso de los años
ha hecho que estas medidas impulsadas, establecidas y estandarizadas en gran
medida por las secciones de Hemostasia y Trombosis formen parte del procedimiento
habitual de trabajo de los diferentes Servicios hospitalarios
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
El laboratorio de Hemostasia y Trombosis, como cualquier otro laboratorio de
diagnóstico, se ha beneficiado del rápido proceso de automatización. Este avance que
facilita la accesibilidad y el poder contar de modo simple con técnicas con cierto grado
de complejidad, propició que la “formación” y conocimiento básico de los
procedimientos y reacciones de coagulación fuesen menos conocidos, y en cierta
medida sostenemos que esa situación no deja de ser un responsable inocente de que
promociones recientes de especialistas no tengan el conocimiento básico que
debieran, y se planteen el laboratorio de hemostasia como un mero procedimiento de
manejo de datos que proporciona una máquina en un tiempo record.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Además, otro hecho relevante ha sido la disparidad en el interés y motivación
mostrado
por
las
secciones
de
Hemostasia
y
Trombosis
para
incorporar
procedimientos diagnósticos modernos, que en ocasiones solo requerían compartir
metodología con otras secciones del propio Servicio. El contar con esos
procedimientos es imprescindible para establecer el diagnóstico adecuado. Ejemplos
nos los ofrece la citometría de flujo – diagnóstico de trombopatías -, técnicas de
biología molecular – diagnóstico de polimorfismos trombofílicos -, estudios de
funcionalismo plaquetario – pruebas de agregación, activación y secreción
plaquetaria- , substratos cromogénicos, metodología de química proteica, etc.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La sección de Hemostasia y Trombosis de un Servicio de Hematología moderno debe
ejercer una intensa actividad diagnóstica y clínica, pero no de forma independiente,
sino con intensa interacción a muy diferentes niveles hospitalarios. Por ello, el
planteamiento de la sección dentro de los Servicios de Hematología – Hemoterapia
tiene que sufrir un cambio de estructura y actividad.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La enfermedad tromboembólica venosa y arterial es un problema sanitario de primera
magnitud por su frecuencia. Es importante que la sección de Hemostasia y Trombosis
sea el motor que genere una Unidad funcional de estudio de la enfermedad
tromboembólica venosa y arterial en el ámbito hospitalario. Debe aglutinar y favorecer
la formación de grupos de trabajo multidisciplinarios, que aporten una visión real y
complementaria de los múltiples problemas e interrogantes que el diagnóstico y
manejo correcto de la enfermedad tromboembólica ocasiona en diferentes
especialidades – Medicina Interna, Cardiología, Neurología, Hematología, Oncología
Médica, Vascular, etc
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
La experiencia nos dice que el abordar la enfermedad tromboembólica desde una
única perspectiva es una misión estéril. Los médicos internistas, cirujanos, oncólogos,
traumatólogos, anestesistas e intensivistas son al menos las partes que deben trabajar
conjuntamente para dictar protocolos de actuación en la prevención y tratamiento de la
enfermedad tromboembólica. Ahí el hematólogo, como profesional con mayor grado
de preparación básica debe evitar una actitud pasiva y mantener una postura
dinamizadora e impulsora de proyectos comunes. Su papel será especialmente
relevante en la adopción de los criterios que justifican la realización de determinados
estudios biológicos, que siempre deben de estar respaldados por la evidencia
científica, así como plantear las bases en su entorno hospitalario para la introducción
de nuevos fármacos anticoagulantes.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Es obvio que no se puede seguir con la “centralización personalizada hospitalaria” del
control de la terapia anticoagulante oral. Se debe buscar una descentralización
extrahospitalaria “centralizada” en las secciones de Hemostasia y Trombosis. El logro
en términos de mejora de salud conseguido en este campo, aunque haya sido a un
alto precio, ha sido muy importante y el hematólogo debe ser consciente de ello y
transmitirlo. Su papel tiene que seguir siendo relevante pero desde una perspectiva de
la coordinación y control de calidad de la atención del paciente anticoagulado. La clave
del éxito será de nuevo un trabajo en equipo bien articulado con los centros de
Asistencia Primaria, pese a que en determinados lugares y circunstancias la relación
pueda ser complicada. El personal de enfermería, tal como sucede en otros países,
tiene que jugar un papel relevante en este sistema, con especial dedicación y
entrenamiento.
Es misión del hematólogo establecer y consensuar los protocolos de terapia,
recomendaciones, retirada temporal de fármacos ante situaciones imprevistas –
quirúrgicas, extracciones dentarias, etc.-, conducta ante la obligada interacción de
fármacos, pasos a seguir ante anticoagulación excesiva, etc. Asuntos todos ellos de
los que se tiene experiencia de años y la importancia actual es transferirla y
compartirla de forma adecuada. El hematólogo debe seguir ejerciendo de consultor
especializado capaz y disponible para resolver las cuestiones clínicas relacionadas
con el control de la terapia antitrombótica que puedan presentarse.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
El
laboratorio
de
Hemostasia
y
Trombosis
obviamente
continuará
con
la
responsabilidad de contar con la metodología y procedimientos adecuados para el
diagnóstico de diátesis hemorrágicas congénitas y adquiridas, así como de los estados
bien definidos de trombofilia hereditaria. Su trabajo no es el de un mero suministrador
de resultados, sino que debe actuar con un sentido clínico, que es lo que lo diferencia
del profesional que trabaja en un laboratorio general, requiriendo la justificación de los
estudios y aportando su experiencia clínica.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Mantener al día el laboratorio de Hemostasia y Trombosis es exigente, y sus
profesionales deben esforzarse en ello, en ocasiones compartiendo recursos
diagnósticos, por ejemplo con un laboratorio de biología molecular o de citometría de
flujo común. Su obligación es la incorporación de nuevas técnicas o la adecuación de
las existentes a los nuevos conocimientos que tengan una repercusión clínica.
Ejemplos recientes, como consecuencia de la demanda asistencial, es el contar con
una metodología más sensible para la detección y confirmación del anticoagulante
lúpico, situación de deficiencia de ADAMTS 13, anticuerpos inducidos por heparina,
nuevos factores de riesgo trombofílico, etc.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Los laboratorios igualmente tienen que tener procedimientos claros y al menos
algunas técnicas básicas para establecer el diagnóstico de las trombopatías más
características, situación que desgraciadamente no es lo que ocurre en buena parte de
los laboratorios de Hemostasia y Trombosis. Ocasionalmente se deberá acudir a
laboratorios de referencia para terminar de aclarar o caracterizar un problema
concreto.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
Es importante que el Servicio de Hematología y Hemoterapia cuente con una consulta
externa estable dirigida a la atención de pacientes remitidos por los diferentes
Servicios asistenciales, intra y extrahospitalarios, para el estudio de problemas
diagnósticos y terapéuticos en el campo de la Hemostasia y Trombosis. Por supuesto
que la atención de los pacientes con coagulopatías congénitas debe coordinarse
desde la sección de Hemostasia y Trombosis.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano
En el área de la Hemostasia y Trombosis se dan todas las circunstancias para que se
pueda llevar adelante una buena y atractiva investigación translacional, acercando la
clínica a la biología y viceversa, con posibilidad de ser una investigación
inter/multi/disciplinaria, con fácil participación de especialistas médicos de distintas
procedencias, y profesionales con formación más básica, componente realmente
imprescindible para una investigación clínica de calidad en Hematología.
V. Vicente, V. Roldán, ML. Lozano