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SIMPOSIO “ASPECTOS ÉTICOS DE LA COMUNICACIÓN EN MEDICINA Académico Enrique Beveraggi Introducción Sr. Presidente de la Academia Nacional de Medicina, Sres. Académicos: El Consejo Académico de Ética en Medicina (CAEEM), desea agradecerles la posibilidad de que este nuevo Simposio se realice en la Biblioteca, histórico Salón de esta Institución. Continuando con las reuniones para tratar temas ético-médicos vamos a considerar hoy: “Comunicación en Medicina” que nos parece trascendente y oportuno en estos tiempos. Agradecemos a los organizadores del mismo, que trabajaron fuertemente y en colaboración con la Comisión Ejecutiva del CAEEM, a los distinguidos participantes que disertarán hoy y al calificado público que nos acompaña. Esperamos que el cuadernillo entregado con las distintas ponencias, sirva de conversación y discusión en los distintos ámbitos médicos y, sobre todo, en las Escuelas de Medicina, convencidos que Humanidades Médicas debería enseñarse desde los primeros años en todas las Instituciones docentes. Por último, muchas gracias a todos y los invitamos a seguir trabajando junto al CAEEM, para tratar de lograr permanentes avances en la conciencia y la formación ética del médico al servicio del hombre integral. 3 “EL CÓMO, EL POR QUÉ Y EL PARA QUÉ DE ESTA REUNIÓN” Dr. Carlos Guido Musso Médico clínico Hospital Italiano de Buenos Aires El hombre es un ser grupal, no puede ser concebido fuera de su dimensión social, siendo la comunicación su factor de cohesión. El lenguaje, tanto en su forma verbal como gestual, es el instrumento que materializa dicha comunicación. El lenguaje es un verdadero órgano abstracto con características muy particulares: está en la sociedad desde antes de nuestro nacimiento, lo compartimos con la sociedad durante toda nuestra vida, e incluso persiste más allá de nuestra existencia. En realidad no pertenece a ninguno de nosotros, sino que nos es entregado en préstamo. El lenguaje nos recuerda que estamos todos conectados en un solo organismo. La comunicación es medular en toda actividad humana, pero en la práctica médica adquiere una importancia adicional: los gestos y las palabras correctamente empleadas así como las palabras atentamente escuchadas adquieren valor terapéutico, y el médico en dicho momento deviene él mismo el principal medicamento y factor clave en la estrategia asistencial. No es difícil imaginar que la atención sanitaria de seres sociales necesite ser suministrada desde y por otro ser humano. Sentimientos abstractos, pero absolutamente necesarios para la curación o el alivio de las enfermedades, tales como la confianza, y la esperanza cobran corporeidad a través de la figura del médico que ha sabido establecer una buena relación médico-paciente. Muchos gestos y palabras están cargados de valor y su utilización requiere de responsabilidad y profundo conocimiento del paciente, tal como lo requeriría la prescripción de cualquier procedimiento médico. El aspecto comunicacional del acto médico le da a la labor técnica del facultativo un contexto que la completa y la realza a la vez. Siempre habrá necesidad de escuchas, palabras y gestos oportunos, incluso allá donde ya las medidas farmacológicas o quirúrgicas no tengan más nada que ofrecer. Por eso contrasta la importancia vital que tiene este tema con la poca atención que habitualmente se le brinda en los ámbitos académicos. Por tal motivo y con la voluntad de iniciar una modificación de esta realidad, es que estamos hoy reunidos para analizar en conjunto los aspectos éticos de la comunicación en medicina así como su importancia en la práctica médica cotidiana. 4 CUERPO Y SUJETO DESDE LA MIRADA MÉDICA, LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA Prof. Esteban Ierardo Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Es autor de numerosos ensayos sobre filosofía, arte y mitología. Es creador de la página cultural www.temakel.com Nuestro tema es incitar al pensar. En este caso, deseamos esbozar sólo un pensar sobre la relación entre cuerpo, mente, la mirada médica, la filosofía y la ciencia. Mi exponer será desde la exterioridad, por que no tengo contacto con lo que es la realidad diaria y dolorosa de la observación médica del sujeto enfermo, que es al mismo tiempo un cuerpo en observación. No poseo la experiencia cotidiana que tienen Uds., los médicos, con la enfermedad y la muerte. Sinceramente, respeto mucho esa ex-posición, ese estar ahí puesto con la situación límite del dolor-enfermedad. El médico siempre obra en la frontera entre la vida y la muerte, en una suerte de contacto con algo casi sobrenatural; su actuar ahí lo pone cerca de la condición divina, sacerdotal; ese lugar lo atraviesa el médico cotidianamente. Y los que no somos médicos no lo atravesamos. Las críticas sobre el saber médico pierden la conciencia de esa experiencia de especial exposición. Sin embargo, todas estas consideraciones no significan perder de vista la necesidad de una crítica de la posible cosificación del cuerpo enfermo en la práctica médica. La degradación de lo corpóreo, su reducción a mero objeto de estudio o intervención, posee una posible fuente filosófica en el pensar cartesiano. Mediante un método racional, Descartes buscó una verdad que escape a toda duda. En sus Meditaciones metafísicas, mediante la aplicación de la duda metódica arribó al famoso descubrimiento del cogito ergo sum, el pensamiento como soporte indubitable de todas las funciones de la conciencia. Se puede dudar de algo en particular, pero no se puede dudar de la preexistencia del pensamiento que permite ese dudar. Por la sola vía del sujeto racional es posible promover el advenimiento de una verdad sólida. Los sentidos deben ser negados como fuente legítima de saber. Y el cuerpo no participa en esta dinámica racional del conocimiento. El sujeto sólo conoce a través de la razón. Lo corporal es un nivel de existencia siempre subordinado a la primacía del sujeto pensante. Así, en la visión cartesiana surge el dualismo por el cual el sujeto y el pensamiento se refieren al saber, al poder cognoscitivo. Y el cuerpo sólo es en tanto entidad comprendida por la ratio. El sujeto es distinto y superior a lo corpóreo. 5 La tradición judeo-cristiana también fundamenta una posible superioridad del sujeto respecto al cuerpo y la naturaleza; lo cual allana posteriormente una visión dominadora, explotadora del sujeto como transcendente y distinto al mundo natural y, por lo tanto, a la biología. Así, desde una matriz cartesiana y judeo-cristiana, late una concepción dominante donde la naturaleza y los animales son creados para el hombre; es más: los animales, la vida vegetal, sólo son en tanto el hombre empieza a nombrarlos desde el lenguaje adánico, desde la palabra del primer hombre hecho a imagen y semejanza de Dios. En el terreno filosófico y epistemológico, además del horizonte cartesiano, la ciencia positivista, el positivismo en el siglo XIX, es una forma de constitución también de la primacía del sujeto sobre el objeto. Pero este proceso se entronca con la ciencia clásica. En el horizonte actual, la frontera de la ciencia como saber objetivo generado por un sujeto racional no es tan clara. La ciencia se impregna de factores emocionales, intuitivos e imaginativos que la acercan al mito; y también a la preocupación por el ser último de la materia. Esta última preocupación de índole ontológica impulsa la investigación científica a las costas antiguas de la religión. Es esencial recuperar un diálogo entre ciencia y religión. Hablamos de Newton, y todos tenemos la imagen positivista de Newton. Y olvidamos que el físico inglés describía a la gravedad como el dedo de Dios tocando los cuerpos y los sujetos. En Newton subsistía aún una concepción según la cual Dios es el creador del Universo. Tras su creación, lo infinito universal se autorregula. Y sólo en este contexto el sujeto observa el objeto, y descubre su estructura matemático-racional. En nuestro país no ha tenido mucha difusión un debate en el mundo anglosajón que estimula la comunicación o diálogo entre la religión, ciencia, la estética, mística oriental. Werner Heisenberg descubre el principio de incertidumbre, un principio de la física cuántica, en 1927. Este físico alemán, en su obra llamada La imagen de la naturaleza, la imagen de la física en el mundo moderno, manifiesta que la ciencia no puede observar o estudiar algo sin un marco de observación. Ese marco de observación lo impone el sujeto; por lo tanto, la materia que estudia la ciencia no es la materia como lo opuesto de la conciencia. Sólo podemos estudiar la materia a partir de un marco de observación que determina la conciencia. Dicho de otra manera: en la física cuántica se acepta que la materia ya no es el opuesto de la mente sino que la materia sería en el fondo una forma de conciencia o pensamiento organizado (y la conciencia que organiza puede ser la humana, y detrás de ésta, una supraconciencia divina). La materia misma también sería espíritu o conciencia en la física cuántica. En esta ciencia avanzada ya se ha superado el dualismo clásico sujeto-objeto. Por lo tanto, es interesante abrirse a estos dos niveles: 6 los lugares donde la ciencia sigue siendo repetición acrítica de la superioridad del sujeto respeto al objeto; y el nivel donde la ciencia acepta dialogar con la religión y con la posibilidad que, detrás de la materia, detrás de la naturaleza, palpite una inteligencia universal. Que acaso podría corresponderse con la dimensión de divinidad en el horizonte tradicional de las religiones. Esa inteligencia obra también en la naturaleza. Un ejemplo de una integración entre los cuerpos, la biología, la materia y el elemento de la conciencia inteligente, lo constituye el pensamiento de Gregory Bateson, un biólogo inglés, en su obra Pasos para una ecología de la mente. Así, en el cuerpo y en la materia obraría también la dimensión de la conciencia de un sujeto (humano o divino). La dignidad espiritual de la conciencia brilla también en la biología, en el cuerpo sano. O en el cuerpo enfermo que la mirada médica entonces debe observar e intervenir no sólo como una realidad de un orden empírico, sino también como la manifestación del sujeto-paciente. Cuyo sufrimiento vive en la dignidad del cuerpo. Comentarios y aportes a la disertación del Prof. Esteban Ierardo Coordinador Dr. Carlos G. Musso Dr. Carlos G. Musso: Pienso que esta disertación ha sido sumamente positiva para todos los médicos, a pesar de que nuestro disertante no es médico, y estamos absolutamente de acuerdo con la concepción de la igualdad de la comunicación entre el sujeto que sería el médico y el que es el enfermo; son dos seres humanos, dos personas absolutamente con un mismo valor, pero de todas formas, la comunicación entre el médico y el enfermo, siempre es una comunicación un poco asimétrica desde el punto de vista que el enfermo tiene una necesidad y una obligación en el sentido de utilizar, por decirlo de alguna forma, el conocimiento, la técnica, la profesionalidad del médico, y el médico lo que puede concluir de la relación es una forma de cumplir con su cometido, con su vocación y su compromiso de solidaridad. De todas formas, es absolutamente cierto que esa relación tiene que ser una relación de igualdad, pero que en esa igualdad existe siempre una asimetría, en donde hay diferentes necesidades entre los polos. Dr. Ierardo: Coincido con el Doctor. En realidad cuando Ud. habla de la asimetría, se vincula con lo que quise transmitir sin explicar el hecho de que hay igualdad dentro de la diferencia; obviamente que la 7 igualdad no significa suprimir la diferencia de los estados y de las situaciones; y además también para ser sinceros hay que pensar creo que es mucho más positiva una actitud crítica que una mirada condescendiente. El tema es incitar al pensar, por eso es que me permití ponerme en una situación respetuosamente crítica y siempre desde fuera, desde la exterioridad, por que yo no tengo contacto con lo que es la realidad diaria y dolorosa de la observación del sujeto enfermo que es al mismo tiempo un cuerpo en observación. Esta es una de las dimensiones que yo a veces siento que la mirada no médica, no comprende o no observa lo que supone la convivencia con la desintegración de la dignidad del ser humano. Yo no tengo esa experiencia cotidiana que tienen Uds. los médicos, y sinceramente eso yo la respeto mucho. Ahora ese respeto no significa perder conciencia de que a veces la mirada filosófica tiene necesidad de la autocrítica permanente porque creo que el médico siempre está en la frontera, es una suerte de contacto con algo casi sobrenatural, ese lugar inestable casi misterioso, esa frontera entre la vida y la muerte y algo cercano a la condición divina, sacerdotal; ese lugar el médico lo atraviesa cotidianamente y los que no somos médicos no lo atravesamos, entonces a veces, las críticas sobre el saber médico pierden la conciencia de ese lugar, lo que significa, como Ud. dice, efectivamente que no hay que olvidar también la asimetría o la diferencia entre esos dos términos. Dr. Alfredo Job (Hospital Italiano): El problema de la relación médico paciente es muy importante verlo desde la subjetividad. Por una parte la subjetividad del médico y por otra parte desde la subjetividad del paciente. En el caso de la subjetividad del médico, es importante que el médico debe verlo naturalmente a este ser humano como persona, pero cuando el médico se angustia, deja de verlo como persona y empieza a verlo como un conjunto de aparatos; es decir, hay una tendencia para ir viendo al paciente como si fuera una máquina que está compuesta por distintos aparatos, entonces el médico de esta manera se disocia y puede ver; este es un problema, el esófago, el páncreas, es un páncreas que está enfermo más que un ser humano que está sufriendo, de manera que es importante que el médico tenga en cuenta este problema precisamente para no hacer esta disociación y para poder seguir conservando esa visión del paciente como un ser humano. Desde el punto de vista de la subjetividad del paciente la problemática que se presenta es que la ansiedad del paciente, la angustia por su enfermedad lo lleva a que él vea al médico como un padre o que termine viéndolo como un Dios. Dr. Alfredo Allegro (Psiquiatra): Hay un sociólogo, Le Breton, que describe en su sociología del cuerpo la visión que tenemos actualmente 8 heredada del inicio de la época moderna, donde empieza a separarse la concepción del hombre en espíritu y cuerpo y eso se reafirma después con Descartes mediante la postura del dualismo. Por un lado está el cuerpo y por otro lado está el alma. Esto trajo muchos logros a la medicina. Por ejemplo, no se pudo haber concebido el trasplante desde el momento que ya no se puede pensar que un órgano es una pieza a reponer en una maquinaria biológica. No todo es negativo, ha tenido connotaciones positivas pero también ha dado sus frutos negativos como por ejemplo el pensar todo el tiempo en el paciente como una máquina biológica y olvidarse de su aspecto espiritual. Creo que es importante saber que esa concepción en cierto modo nos rige porque la hemos heredado culturalmente, que tiene sus vetas positivas pero también tener presente que es una visión necesaria de revertir porque ya no es útil. Si uno se queda nada más que en la visión del hombre máquina no puede entender la importancia del lenguaje, lo que se transmite con el lenguaje o sea todo lo que es abstracto en la relación médico-paciente. Padre Rubén Revello: (Inst. de Bioética Universidad Católica Argentina) Mi pregunta, tenía que ver con el comentario hecho recién. Creo que también influye en esta objetivación del cuerpo, el paciente. La ciencia moderna precisamente ha tratado, y esto ha sido su gran lucha, de manejarse con la máxima objetividad posible, desprender todo concepto mítico, desprender de toda contaminación al observador. En el caso de la medicina es un caso muy particular porque no está trabajando simplemente con fenómenos físicos y químicos sino que estos fenómenos objetivos ocurren en un sujeto determinado con manifestaciones espirituales. ¿Cuánto cree que tiene esta visión de la ciencia moderna en este carácter objetivo que tiene la relación médico paciente? Dr. Ierardo: Sin ninguna duda que es fundamental porque además del horizonte cartesiano, la ciencia positivista, el positivismo en el siglo XIX es la gran forma de constituir esta dualidad entre sujeto y objeto. También es interesante observar la posible recuperación de un diálogo entre mito y ciencia, que antes hablábamos. Es muy fructífero recuperar un diálogo entre ciencia y religión. Hablamos de Newton y todos tenemos la imagen positivista de Newton y nos olvidamos que Newton, a veces, describía a la gravedad como el dedo de Dios tocando los cuerpos y los sujetos. En Newton había todavía una concepción según la cual Dios es el creador del Universo y luego el Universo se autorregula, y ahí sí rige el sujeto que observa el objeto, la materia, y hoy por hoy yo creo que sería muy interesante un debate de comunicación, o diálogo entre religión, ciencia, estética, mística oriental. Me gustaría repetir el ejemplo de Haissemberg. A partir de una obra llamada “La imagen 9 de la naturaleza” él descubre el principio de incertidumbre, uno de los principios de la física cuántica en 1927; viene a decir que la ciencia no puede observar o estudiar algo sin un marco de observación. El marco de observación lo impone el sujeto, por lo tanto, la materia que estudia la ciencia no es la materia como lo opuesto de la conciencia, sólo podemos estudiar la materia a partir de la conciencia, a partir de un marco de observación que determina la conciencia; dicho de otro manera, en la física cuántica se acepta que la materia ya no es el opuesto de la mente sino que la materia sería en el fondo una forma de conciencia o pensamiento organizado, la materia misma también sería espíritu o conciencia en la física cuántica. En la ciencia ya se ha superado el dualismo clásico, sujeto-objeto, por lo tanto es interesante abrirse a esos dos niveles, los lugares donde la ciencia sigue siendo repetición acrítica de esta superioridad del sujeto respecto al objeto, y los otros lugares donde la ciencia acepta dialogar con la religión y con la posibilidad que, detrás de la materia, detrás de la naturaleza haya una inteligencia universal. ¿Por qué no llamarlo directamente Dios? Josefina Pereyra: (Licenciada en Trabajo Social, especialista en Bioética y Comunicación Humana). Estaba pensando lo que recién dijo el disertante respecto a la física cuántica, porque creo que después del Principio de Incertidumbre, la Teoría de la Relatividad, estamos en otro mundo y mi preocupación es cómo apoyar, influir, trabajar interdisciplinariamente para que se haga un corrimiento del pensamiento desde la ciencia tradicional rectora y autosuficiente hacia una condición de mayor apertura, aceptando la incertidumbre también en la cotidianeidad. Le quería preguntar, cómo hacer para que desde la interdisciplina, se pueda influir a este nivel “del cómo conocemos lo que conocemos”, en la formación médica y viceversa. ¿Cómo hacer desde la interdisciplina un aprendizaje conjunto que ayude efectivamente entre profesiones a hacer de la incorporación de la comunicación una parte de la calidad del acto médico o del acto de cualquier profesional y no solamente una recomendación de urbanidad? Dr. Ierardo: Lo que yo podría comentarle a su pregunta es que yo no sé como se hace ese salto, no tengo ninguna fórmula, ninguna receta sobre eso, simplemente una provocación para pensar lo que tal vez, generalmente no se piensa. Creo que ésta es una experiencia colectiva, si hay un camino no es necesariamente el camino de una teoría que explica cómo se tiene que dar el paso de la ciencia encerrada en su propia seguridad a una ciencia autocrítica, de hecho aquí estamos haciendo un acto colectivo de autocrítica. Un acto pragmático puedo señalar, no un camino teórico, yo no sé cual es el camino teórico para ese salto, lo 10 confieso abiertamente. Creo que sí sería muy interesante recomendar la lectura, la aproximación a Gregory Bateson que es un hombre que procedía de las ciencias naturales, un biólogo inglés y al mismo tiempo según mi entender, un profundo pensador; bastaría con recomendarles “Pasos para una ecología de la mente” donde un biólogo acerca una posibilidad de pensar la mente, el sujeto nuevamente integrado a otra mente que es la naturaleza. Los Medios de Comunicación y su Influencia en la Labor Médica Dr. Nelson Castro Médico y Periodista Los medios de comunicación constituyen, hoy día, una parte esencial de la realidad. Las enormes posibilidades que devienen del monumental avance tecnológico que se ha producido en esta área, han hecho posible una omnipresencia a la cual hoy nadie escapa. Esa evolución tecnológica los ha dotado de un alcance y una instantaneidad casi ilimitada. Y es por eso que los medios de comunicación no sólo muestran la realidad, sino que también son parte de ella y por lo tanto de su construcción. No hay tema que haga a la vida de una sociedad que no esté presente en los medios. Y tanto es así que se ha llegado a decir que lo que no está en los medios no existe. Y la realidad se encarga de conferirle a esta aseveración un cierto grado de verosimilitud. La contraparte también tiene su verdad: Todo lo que está en los medios existe le guste o no a quien quiera. En este contexto, la medicina es una de las disciplinas de mayor presencia en los medios y esto es algo natural. La salud de una persona es un hecho esencial de su vida y por lo tanto prioritario. Todo lo que se relaciona con la salud, es decir, la vida de una persona, es de trascendencia. Y por lo tanto la atención que cada persona presta a la información que tiene que ver con su salud es enorme. Esto es algo para lo cual el médico no está suficientemente preparado. Uno tiene muy presente el paso formativo que tenemos como médicos en la facultad. Es bien claro que este tema es un tema total y absolutamente ausente. Y no sorprende si se considera que ya, de por sí, es escaso el tiempo dedicado a la formación en la tarea de la comunicación con el paciente y mucho más lo es en este aspecto. Hoy la realidad demuestra que el volumen informativo que puede manejar una persona del común es muchísimo. La Internet ha puesto al paciente en condiciones de acceder, desde su casa, a los mismos artículos de las mejores revistas científicas. Por supuesto que la capacidad 11 de entendimiento del enfermo no es la misma que la del médico y esto hace las cosas más difíciles. Por otra parte, en diarios, revistas, radios y canales de televisión los espacios dedicados a la información médica son crecientes. Claro está que, lamentablemente, no toda la calidad de esa información es igualmente buena. Pero esa información de mala calidad condiciona mucho el quehacer médico, así como también la relación médico paciente. No es infrecuente que el paciente se presente ante su médico haciéndole preguntas tal vez demasiado específicas sobre tal o cual método diagnóstico o sobre tal o cual tratamiento. Tampoco es raro que ese mismo paciente se presente cuestionando directamente una determinada decisión tomada por el profesional competente. Este es un verdadero problema porque los medios de comunicación tienen, generalmente, una condición validante de la información que se brinda. “Si está en los diarios, la radio y la televisión debe ser cierta” es el razonamiento de la persona. Y mucho más cuando ella está enfrentada a una enfermedad de difícil tratamiento. En general siempre lo que se difunde tiene un sesgo esperanzador. La reacción del ser humano es natural ante el temor de la enfermedad. En la Argentina ha habido algunos casos tristemente célebres en relación a esto. La Crotoxina y el agua de Querétaro son, tal vez, dos de los hechos más conspicuos que ilustran sobre esto. Por eso es de fundamental importancia que las instituciones médicas y científicas dediquen tiempo y estructuras para atender al tema de la comunicación masiva en medicina. Agregados y aportes a la disertación del Dr. Nelson Castro Coordinador Dr. Jorge Luis Manrique Dr. Nelson Castro: Es fundamental que el paciente tenga una actitud de credibilidad con su médico. El paciente quiere casi hasta competir con su médico para decir: …“mire yo, también leí lo que es tal síndrome”, aunque después no lo entienda o a lo mejor lo que haya entendido no tiene nada que ver con la realidad. Hay una industria de lo que es la difusión médica en los medios de comunicación, y también hay una situación muy heterogénea; hay profesionales muy buenos que aparecen en los medios y que hacen un aporte importante, porque explican adecuadamente lo que pasa ante tal o cual cosa. Esta comunicación es importante porque durante mucho tiempo hubo una actitud por parte de profesionales reconocidos, autoridades competentes que me decían: “no, yo si me llaman por radio o por televisión, no digo absolutamente nada”. Esto generó un verdadero problema porque dio pie, cosa que 12 todavía sigue existiendo, para la aparición de gente con una actitud aventurera en los medios de comunicación. Se hizo un experimento que tuvo lugar en un programa de divulgación médica. Se presentó una persona que se hizo pasar como médica pediatra, hablando de las bondades del licuado de lechuga y zanahoria para el crecimiento óseo de los chicos y se comprobó que muchas madres, hasta que se supo la verdad del episodio en el término de 48hs., le dieron a sus chicos licuado de lechuga y zanahoria, que por suerte era inocuo. Este estilo de divulgación irresponsable ha sido utilizado por mucha gente inescrupulosa, para generar una industria de la venta de medicamentos, tratamientos, diagnósticos etc. y éste es un problema contra el cual es muy difícil luchar. Frente a esto me parece muy importante una actitud de supervisión de parte de las instituciones científicas argentinas para alertar sobre estas cosas y me parece que es así, insisto, más allá de lo que a mí me ha tocado observar. Hay algunas entidades que funcionan muy bien y hay quienes por ejemplo, la Sociedad Argentina de Pediatría, es muy activa en este tipo de temas. Me parece que éste es un asunto muy importante que debería ser motivo, no solamente de análisis por parte de las asociaciones científicas médicas argentinas, sino de una planificación de una metodología de acción, ¿porqué?. Porque yo creo, que debería por parte de las sociedades de medicina, de la Asociación Médica Argentina, etc. una planificación que procure establecer puentes, contactos con los medios de comunicación para que tengan a dichas instituciones como fuente referencial. Yo creo que sería un paso muy importante para dar en el sentido de… “vino tal información, vamos a consultar a la Academia de Medicina” y allí cuando consultemos a la Academia de Medicina, nos van a decir: “mire, sobre este tema los profesionales de consulta son: a,b,c,d,e, etc. y ellos son los que le van a decir si esto sirve, si esto no sirve, si esto es bueno, si esto no es bueno”. Es algo muy importante para hacer que en muchas partes del mundo se hace, por supuesto que esto exige un enfoque profesional del tema de la comunicación de masas y una actividad permanente de supervisión. Si Uds. ven los diarios van a encontrar que hay noticias sobre el tema de salud en todos, en forma permanente. Hoy el tema era que la mujer está menos protegida de las enfermedades cardiovasculares que el hombre, no es una noticia pequeña, son dos páginas; con esas dos páginas en un diario todos los días, le está demostrando cuál es el nivel de importancia que esto tiene para los lectores, para los oyentes, para los televidentes. Hoy día, el profesional médico atiende a un paciente, y ya no son dos, hay informaciones de terceros que están alterando esa comunicación, van a estar hoy, mañana, pasado, ésto tenemos que tenerlo en cuenta porque marca un cambio muy importante en la relación médico paciente. 13 Dr. Jorge Luis Manrique: Muchas Gracias. Espero aportes. Dra. Milovick: (Equipo de Transplante de médula ósea, Academia Nacional de Medicina). Mi comentario es el siguiente. Ud. bien mencionó, y me parece una excelente idea, que las sociedades médicas tengan una actitud, una política más activa en el tema de la transmisión a los medios, pero también hay otro hecho que es la responsabilidad de los medios de comunicación. Muchas veces se escucha una noticia, (yo solamente puedo opinar sobe lo que tiene que ver con mi especialidad) y la sensación que uno tiene es que el medio radial o televisivo, dirigidos por profesionales muy reconocidos, comunican algo sobre lo que no se ha hecho una investigación a fondo, se transmite una noticia y a veces se le agregan algunos componentes sensacionalistas que no son ciertos, y esto hace después dudar de todas las otras noticias que transmite ese medio, porque si no son fidedignos en algo que uno sabe, en algo que uno puede reconocer, ¿cómo se puede creer en su seriedad? Porque una sociedad médica puede estar dispuesta a participar pero, qué sé yo si en el programa de tal o cual están decididos a impactar con una noticia y difícilmente ellos vayan a consultar a la sociedad médica. Quisiera conocer su opinión. Dr. Nelson Castro: Efectivamente, esto es así como Ud. lo dice. Hay mucho manejo de situaciones sensacionalistas. Hay por parte de los medios una notable irregularidad en cuanto a la responsabilidad del manejo de la información médica, incluso en muchos casos hay muy mal manejo de la información médica, precisamente por esto es muy importante eso que yo estaba señalando. Si nosotros pudiéramos, en una situación hipotética, decir que hay puentes tendidos y cada medio sabe con quién puede consultar tal o cual cosa. Hoy día, la ecuación es: el poder de los medios mil y el poder de las sociedades profesionales cero. Esto lo analicé en los EE.UU., cuando vivía allí me tocó vivirlo por ejemplo las cosas que yo conozco, una Asociación Médica o las sociedades a las que yo pertenecía, la de neurología, tienen una estructura de comunicación muy fuerte con los medios permanentemente. Esto significa no solamente mandar tal o cual información, sino el conocimiento personal. Estoy diciendo que hay que establecer puentes y que es un trabajo profesional, por ejemplo somos la Sociedad de Transplantología y vamos a enviarle al medio tal una gacetilla. Eso no sirve, no sirve porque es algo impersonal que se pierde entre mil otras gacetillas que pasan, por eso cuando digo que hay que profesionalizar eso, es porque la Sociedad Médica debe tener un equipo médico, un equipo médico con conocimiento en el tema de la comunicación para establecer puentes y 14 contactos. Un día nos vamos a reunir con la gente de tal medio y otro día nos vamos a reunir con otros. Así es en otros rubros, por ejemplo noticias económicas. Uno tiene un grupo de gente a la cual uno ha contactado porque saben que son los referentes serios dentro de una situación de poder. En medicina la experiencia que yo recogí es que esto falta, entonces ¿cómo se maneja esto en el tema médico y en los medios? Vino tal información y a lo mejor tal periodista dio una información que es un disparate, bueno ¿a quién podemos consultar? Entonces alguno conoce algún amigo médico, o me pasa muchas veces a mí, yo recibo los llamados de otros colegas: “mirá tenemos este tema, nos podés decir a quién llamamos hoy “. Contesto:”hicieron una consulta a la Sociedad Médica respectiva? Pero acotan: “nos tenés que sacar del apuro hoy a las 7 de la mañana”; Falta todo ese trabajo, sin ese trabajo poder empezar a contrarrestar esto que Ud. marca es muy difícil y yo entiendo cuál es la situación que Ud. marca porque la he vivido. Es una situación de desventaja para el médico, porque ud. da una información y su paciente puede tener otra, sin rigor científico, sensacionalista, frívola, que leyó o escuchó en un medio de comunicación masivo. Dr. Aldo Ravaioli: (Servicio de Diabetes del Hospital Churruca Visca). Los que estamos acostumbrados a ver pacientes crónicos, como diabéticos o dislipémicos, estamos acostumbrados a recibir pacientes que vienen con un recorte de un diario o de una revista, que son de diarios serios, donde hay pseudo-periodistas científicos que dicen: “Nuevas drogas contra el colesterol, nuevo remedio contra la diabetes, nuevo remedio contra no sé qué”, entonces al médico lo dejan pagando. Es un modo encubierto de hacer propaganda y el paciente dice: “pero Doctor ¿y si probamos con esto a ver qué tal me va?” Y qué actitud toma, no digo yo la Academia de Medicina pero sí una Academia de Periodismo. Pregunto: ¿Se enseña ética en comunicación social? Dr. Nelson Castro: Lamentablemente no se hace nada. En la Academia de Periodismo no se hace nada en ese sentido, yo soy miembro y debo decir que no se hace nada porque es un tema que el periodismo científico constituye una especialidad dentro de la medicina. Si aparece tal o cual droga, que a veces es un tema, ¿los medios se toman la molestia de ir a consultarlo a usted o a algunos otros colegas? Esto es lo que corresponde ante un hecho de aparición de novedades, hay quienes hacen eso y hay quienes no y a mí me preocupa mucho eso tanto como a usted. Hay una responsabilidad por parte de los medios, pero de esa responsabilidad nadie se va a hacer cargo, ni se van a dar cuenta hasta que no haya un contacto institucional y diga: “esto que han publicado es erróneo”. Esto va a empezar a generar un cambio; si no, no lo va a 15 generar, porque muchos de los periodistas que trabajan en el periodismo científico, donde hay algunos que están bien formados no comentan este tipo de temas con posibles errores, pero los que están mal formados actúan, publican. Por supuesto que es una actitud incompetente e inconveniente y hay otros que están pagados. Como yo le decía a la doctora: la ecuación es desigual. La realidad es la realidad y me parece que lo importante es que tengamos conciencia de esa realidad para ver cómo la cambiamos y debo decirle que va a ser necesario que aparezca algo desde las Sociedades Médicas para empezar a cambiarla, porque desde el ámbito periodístico hay poca fuerza sobre todo un tema como el científico, que se maneja poco. Los responsables más importantes de cualquier diario son los periodistas que tienen trayectoria como periodistas generales, que saben como chequear una noticia política, social o económica no tienen ésta experiencia del tema científico, entonces el tema científico es un tema que se maneja muy independientemente en un medio y por eso pasan cosas que no deberían suceder. Dr. Amadeo Barousse: (Médico Clínico, Miembro de la Comisión Directiva del CAEEM). Primero le quiero dar al periodista una receta, es la que nos daba Lanari a nosotros, Alfredo Lanari, en el Instituto de Investigaciones Médicas: teníamos todos absolutamente prohibido, los que ejercíamos la profesión privadamente, recibir a los medios de comunicación. Él decía que la sociedad tiene derecho a saber lo que pasa en ciencia y lo que se hace en el país en ciencia con su dinero, pero para dar esa información está la gente de carrera de Investigador o los full time de la universidad, porque un médico que tiene tarea asistencial aunque hable en función de un cargo como presidente de una asociación determinada, está sujeto a la posibilidad de propaganda. Pero lo que quisiera destacar es que también hay periodistas ilustrados y bien intencionados, que adoptan a veces posiciones un poco riesgosas, hay periodistas muy bien formados que leen Science o Nature y vuelcan en los periódicos las noticias del hallazgo científico del día anterior y pueden generar falsas expectativas. Esto hace que el público confunda necesidades con deseos y nos pone a los médicos en una posición como que desprotegiéramos a nuestros pacientes; yo creo que hay que ser muy prudente en lo que se comunica. Dr. Nelson Castro: Dos cosas, voy a comenzar por lo segundo. Coincido con Ud., por eso digo que la información médica en los medios hay que manejarla con muchísima prudencia. Yo en general, salvo alguna cosa muy determinada de la cual uno puede estar muy seguro, no hablo de temas que no conozco y quienes me escuchan a mí, saben que cuando hay un tema médico, yo hablo con aquel que es un referente de la ma16 teria. A mí me invitan muchísimo para hablar sobre temas médicos y no acepto porque hay que tener ese cuidado muy particular, sobre todo con la información como Ud. marcaba de esas revistas de ciencias con novedades en ciencias básicas. ¡Ojo con el tema emocional! porque hay que ver cómo Presidente de tal o cual Sociedad, finalmente no termine utilizando ese cargo o esa aparición para generar una ventaja propagandística, esto por supuesto, puede ocurrir e implica una grave falta ética. Unos 20 ó 30 años atrás, el tema de la difusión de la información: médica y el manejo por parte del paciente era mucho menor de lo que es hoy, sobre todo ante este componente de deshonestidad del que estamos hablando, porque hay un tema muy importante, es información, mala información, que complica el tratamiento, la relación médico-paciente. Alguien tiene que salir. Si no lo hacen las estructuras institucionales médicas va a ser muy difícil encontrar el contrapeso para este tipo de cosas, por eso decía yo que las sociedades médicas deben planificar adecuadamente esto, contando con un grupo de profesionales, para que lo que se comunique esté a cargo de personas indiscutidas si no esto no se hace y como nadie genera la controversia o la desmiente, la información se toma como cierta. Dr. Manuel Martí: (Prof. Adjunto de Medicina, Miembro de la Comisión Directiva del CAEEM): pienso que este es un foro de ética, sin duda alguna, y que todos estos hechos que se han mencionado tienen todos un común denominador: el de la ética, de la conducta; sin duda alguna el primer aspecto debe ser de la Institución, el laboratorio, el sanatorio, el médico que quiera difundir por medios no éticos su actividad, o de los médicos que son capaces de transmitir eso por un beneficio económico; el segundo sin duda alguna, la del periodista que acepta a veces, como una solución para llenar un agujero y a veces como una solución económica. Sin duda alguna hay una responsabilidad ética de los medios, porque el medio siempre tiene un director, lo que se está viendo por cable es increíble. Cualquiera puede comprar un tiempo y decir lo que se le ocurre y hay un director de ese cable, es decir que estamos también frente al reflejo de lo que ocurre en una sociedad. Pienso que lo que dice Nelson, que realmente es un periodista transparente, es importantísimo en el sentido de las Sociedades Médicas, que tendrían que salir sin duda alguna frente a los medios para establecer la verdad y que eso, con el tiempo, va a redundar en un beneficio. Dr. Nelson Castro: La verdad es que el mensaje que me gusta dejar como un mensaje positivo y optimista, es que se abre un enorme campo para trabajarlo. El efecto de micrófono y la cámara es algo impresionante, impresionante sobre la psicología del ser humano, aún de aquel 17 bien formado. Lo que hay que hacer es una tarea de hormigas, todos los días, ello puede empezar a generar algunos cambios. Hoy hemos visto el aspecto negativo, pero hay un aspecto positivo enorme. Fíjense que alguna sociedad, por ejemplo la de Pediatría, porque alguna experiencia hemos hecho, plantea conversar con un medio para hacer tarea de difusión para tareas de prevención, cuatro o cinco medidas que fueron de prevención sobre tal o cual cosa, ¿Saben qué enorme utilidad? Hemos visto los aspectos negativos, obviemos lo negativo, porque hay todo un panorama por hacer en lo positivo. Se puede decir, por ejemplo, que la Sociedad de Nutrición y Diabetes va a hacer una tarea de difusión de 4 normas. Que lo vamos a hacer presente a través de los medios de radio y otros, seriamente, con normas que no necesita que aparezca ningún profesional médico, sino es una descripción de medidas y orientaciones. Se puede hacer muchísimo para la educación, entonces quiero que lo tomen como un instrumento que no le es ajeno a la medicina como tal para llevar adelante tareas importantes de educación médica y de prevención; esto también hay que tenerlo en cuenta, se constituye en un instrumento que la comunidad médica no puede dejar de lado. 18 LENGUAJE VERBAL EN LA COMUNICACIÓN MÉDICO-PACIENTE Dr. Roberto Raimondo Médico - Investigador Independiente. Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y Experimental (CIIPME). CONICET-Fac. de Ciencias Exactas UBA Fac. de Medicina, USAL Deseo celebrar que el tema del lenguaje verbal en la comunicación médico-paciente haya sido planteado para esta reunión y en referencia a sus aspectos éticos, ya que remite, indefectiblemente, a la comunicación y a la interacción verbales en la relación médico-paciente y constituye una de las más eficaces herramientas de la misma. La comunicación verbal interactiva con el paciente parece un tema en franca elusión en diversos países y, probablemente, aun en ciertos ámbitos del ejercicio asistencial de la profesión médica en nuestro país. En una gran cantidad de casos asistenciales –prácticamente, en todos los casos en que el paciente puede hablar– la comunicación verbal interactiva con el paciente tiene una función iniciadora del proceso diagnóstico, así como una función de registro y control de la evolución de procesos en el paciente. Estas funciones se solventan mediante la anamnesis profesionalmente conducida y la necesaria comunicación verbal. Se puede reconocer una tendencia a la pérdida, o al abandono, del ejercicio de la anamnesis como herramienta diagnóstica en manos del médico tratante. De hecho el examen de licenciatura que produce y administra el National Board of Medical Examiners, y que gradúa a estudiantes de medicina de USA y Canadá, prácticamente no contiene instancias que examinen cómo el graduando recoge información del caso mediante la anamnesis. En los exámenes del National Board of Family Practice, se da una situación parecida excepto por la inclusión de pacientes simulados, los cuales tienen una estereotipada gama de respuestas aprendidas para representar su enfermedad. Otros indicadores del abandono de la comunicación verbal interactiva, es el reemplazo del interrogatorio realizado por el médico, por el efectuado por personal entrenado para administrar una entrevista estructurada o semiestructurada. O directamente el reemplazo de la 19 anamnesis por un cuestionario auto administrado. Pero aun estas herramientas llegan a ser defendidas alegando el costo económico de la hora del profesional médico. Aunque a veces un cuestionario auto administrable, que acompaña a folletos de prevención, resultan muy buena herramienta para reconocer y preparar al paciente y orientarlo, facilitando su acceso a la consulta. Otros aspectos también ejercen su influencia. La interacción personal puede ser objeto de litigios en caso de pacientes disconformes, o de abogados demasiado litigantes o ávidos. Esto –aparentemente– ha llevado a una cierta retracción del diálogo espontáneo con el paciente, o a una estereotipia del mismo, cuando no a su reemplazo por el mencionado cuestionario administrado por personal entrenado o auto administrado. Otros aspectos de corte administrativo, o burocrático, también pueden influir en abandonar el correcto interrogatorio por parte del médico, como es la falta de tiempo material para desarrollarla, ante las cantidades de pacientes a atender en la jornada asistencial, o la carencia de la mínima privacidad que requiere el acto médico. Otros aspectos pueden ser más existenciales y tal vez más trágicos, y se corresponde a los casos en que la situación del médico, por fatiga, cansancio, estados emocionales, múltiple empleo, situaciones institucionales ingratas, o por enfermedad, ve disminuidas sus capacidades de llevar adelante la comunicación interactiva con los pacientes. Es necesario entonces que la anamnesis y demás instancias de la interacción verbal con el paciente tengan un lugar adecuado en la tarea asistencial para poder aprovechar las valiosas características del lenguaje verbal en la relación médico- paciente. Siguiendo la fórmula clásica de la comunicación, es decir “emisor activo”, “mensaje en el espacio-tiempo” y “receptor pasivo”, cumplida en sucesiva alternancia de los puntos de emisión, se mantendrá así un razonable equilibrio entre ambas fuentes de emisión. La comunicación verbal es un proceso cíclico, o debería serlo, en que se transmite, se recibe, se reconoce y se pondera información, tanto por parte del médico como por parte del paciente. Para ser eficaz, una mecánica tan sencilla requiere de su condición de integridad. Fallas puntuales como el interrumpir la pregunta o la respuesta, o permitir que sea interrumpida, atentan contra esta mecánica y contra la integridad de la comunicación. Para conformarse como herramienta terapéutica, esta mecánica deberá tener, además, finalidades claras y válidas. Carencias y defectos varios pueden resentir la esa necesaria integridad de la comunicación interactiva. Entendemos que la integridad de la comunicación –aun en sus aspectos como los señalados– atañe a la Ética de la comunicación con el paciente. 20 La carencia de la intención de comunicar, en cualquiera de las dos fuentes emisoras, dañará o directamente impedirá la comunicación interactiva. También el defecto, o la incapacidad del médico para captar la atención del paciente y para despertar su interés en el proceso de recuperación de su salud, o de prevención sanitaria, afectará la integridad de la comunicación interactiva. Peor aún sería una displicencia neta del médico en prestar atención a la emisión de su paciente. Otro aspecto es la necesaria y mayor responsabilidad del médico en la comunicación interactiva, ya que debe conducir la comunicación y guiando al paciente en la obtención de los necesarios datos, a la vez que debe motivarlo razonablemente en el empeño de recuperar su salud, o de prevenir riesgos para la misma. A menudo se requiere que el médico se asegure que su comunicación llegó efectivamente al paciente y que éste ha comprendido el mensaje. Asimismo deberá hacer saber al paciente que ha sido escuchado y sus respuestas han sido comprendidas. Es decir, la calidad de la comunicación correrá –en principio– bajo la estricta responsabilidad del profesional. La comunicación interactiva es un poderoso vehículo que –en manos diestras– puede proponer y ayudar a lograr éxitos en la terapéutica asistencial. Puede cooperar en rescatar a un paciente de las oscuridades del temor y la incertidumbre, o el desconocimiento, o del abandono de su intención de supervivencia, y llevarlo a una sana esperanza de paliar o curar su trastorno, o a adoptar un criterio de realidad ante dificultades o pérdidas que implique la enfermedad o la terapia. Mediante la comunicación interactiva el médico tiene ocasión de enriquecer la relación con su paciente levantando la moral y el estado de ánimo del mismo, compartiendo con él un optimismo realista acerca del trastorno y de las perspectivas de cura. Puede llevar al paciente a replantearse metas de vida válidas y valiosas, por las cuales la vida merezca ser vivida más allá de las condiciones naturales del ciclo vital y de las condiciones especiales –a veces exasperantes– en que la enfermedad afecta el desenvolvimiento del mismo. En estos casos el médico puede acompañar al paciente a aceptar las condiciones de su período de vida restante. Aunque más difíciles de lograr, estos factores también se incluyen dentro de la Ética de la comunicación con el paciente. En razón de su función humanitaria y de la responsabilidad profesional del médico, se espera que al menos intente cumplimentarlos, en bien de la calidad de la interacción y de la salud de su paciente. Dentro de este panorama caben aún las consideraciones éticas acerca del adecuado lenguaje verbal en la comunicación médico-paciente. El lenguaje debe ser apropiado a la condición del enfermo, no debe ser necesariamente formal ni informal en exceso. Debe ser claro, entendible para el paciente. 21 Y debe contener la verdad ¿toda la verdad?, Finalmente sí, debe contener toda la verdad, pero debe adecuarse y graduarse a lo que el paciente pueda soportar en ese momento. Hay ocasiones en que dar al paciente –o a sus familiares– una noticia desfavorable, que limita sus posibilidades de vida o las condiciones de la misma, es como frenar un automóvil: si se lo hace en unos pocos centímetros causa un formidable impacto con destrucción asegurada, en cambio frenado en unos cuantos metros, no causa golpes dañinos. Es notable que, amenazas o riesgos de vida pueden colocar al paciente y su entorno familiar en situaciones de esperanza desmedida, exagerada. Aquí la dosificación de la noticia desfavorable deber ser cuidadosa y prudente, acorde al principio ético de no dañar. Aun cuando no haya tal tipo de esperanzas, es prudente ir preparando a los interesados para que se vayan aclimatando a la noticia y así minimizar y aun reducir sustancialmente el impacto potencialmente negativo y aun destructivo de ella. Se considera una falla grave sumir al paciente, o a su familia, en la desesperación por un afán de “comunicar toda la verdad”, y hacerlo tan de golpe que no les conceda el tiempo necesario para adaptarse. Se puede decir progresivamente la verdad y minimizar el impacto de una mala noticia. Finalmente están los casos “límite”. Particularmente, aquellos en los que el paciente se niega a comunicar con el médico. Salvo cuestiones de riesgos legales que el paciente teme, o intereses creados del mismo, muchas veces la misma inquietud ante la enfermedad, o el miedo directamente, llevan al paciente a negarse a la comunicación. Los factores señalados antes, acerca de impulsar al paciente a plasmar metas de futuro respecto de su propia salud y a desarrollar un razonable optimismo acerca de la evolución de sus condiciones de vida, sean éstas las que fueren, siempre tienen posibilidades de desatar la comunicación interactiva con el paciente. En los casos en que la posibilidad de supervivencia está severamente limitada en calidad o duración, la esperanza y la fe trascendentes, pueden ayudar a pacientes que consideran esa dimensión en su existencia, a soportar y sobrellevar dignamente la situación. Otros casos límite están dados por los enfermos con comunicación desbordada, casi compulsiva. Antes de arriesgar la presunción de un posible rasgo psiquiátrico, cabe considerar que los impactos emocionales que acompañan a muchas enfermedades, pueden colocar a diversos pacientes en condiciones en que no se detienen de hablar y en que –realmente– no se comunican. Aquí es muy importante que el médico maneje un lenguaje contenido y firme, así como un exacto manejo de la fórmula de la comunicación a fin de poner orden al desborde. 22 Existen también los casos “difíciles” donde la diferencia cultural –de la índole que sea– entre médico y paciente puede dificultar la comunicación interactiva. Aquí la sapiencia y la experiencia comunica-cional del médico tienen ocasión de emplearse a fondo para lograr buenos resultados. En otros casos, la mera diferencia generacional puede constituirse en un obstáculo, a veces pertinaz. No obstante, el enfoque de metas respecto del mejoramiento de la salud del paciente y el correcto manejo de la comunicación siguen siendo las herramientas básicas para solucionar problemas. Los aspectos éticos considerados en esta disertación tienen fundamento en actitudes de comprensión humanitaria hacia la condición de los pacientes y han sido enunciados con la finalidad de mejorar el uso del lenguaje verbal en la comunicación médico paciente. Finalmente deseo agradecer a las autoridades de este Simposio, así como a las autoridades del Consejo Académico de Ética en Medicina, la ocasión que me han brindado para efectuar esta exposición en este ámbito de la Academia Nacional de Medicina. A la vez, agradezco a los presentes la atención que me han prestado. 23 COMUNICACIÓN MÉDICO-PACIENTE: MÁS ALLÁ DE LO VERBAL Roberto Mazzuca Licenciado en Psicología. Profesor de Filosofía. Profesor Regular Titular 2ª Cátedra de Psicopatología UBA Existe un amplio consenso en la actualidad en cuanto a considerar que la relación médico-paciente constituye uno de los principales condicionantes de la calidad y la eficacia de la acción médica. De allí la importancia de reflexionar sobre los medios y modos de la comunicación entre ellos, tanto en su vertiente verbal como no verbal. La transmisión verbal es sólo una de las dimensiones de la comunicación humana, la cual transcurre siempre montada sobre otros componentes: la transmisión de afectos, sentimientos y emociones, disposiciones subjetivas, creencias, ideales. La esperanza o desaliento en relación con los efectos del tratamiento, la confianza o inseguridad respecto de la persona del médico, los temores y expectativas ante la vida en general, determinan fuertemente la transmisión verbal: su recepción, el grado de aceptación, la forma en que se la utilizará. Abordaré la relación entre estos distintos aspectos de la comunicación, distinguiendo lo que se dice, del modo en que se lo dice: distinción que los lingüistas han denominado enunciado y enunciación. El enunciado es lo que se dice: las palabras que se utilizan; la enunciación es el acto de decirlas, el cual incluye la posición desde la cual se habla y la intención, es decir, la finalidad que se propone el que habla. Enunciado y enunciación son como el texto y el contexto. Habitualmente es el contexto el que proporciona las condiciones para entender el texto. Esta distinción es útil para hacer manifiesto que el sentido de lo que se dice no radica por sí solo en lo que se dice. Ya que un mismo enunciado puede tener sentidos muy diferentes en cuanto a su significación, es la enunciación la que define el sentido del enunciado. Cuando esto no ocurre, el sentido permanece ambiguo. Tomemos un ejemplo simple: el enunciado “gracias, doctor”, frecuentemente dicho al finalizar una consulta. Con ese mismo enunciado se pueden querer decir cosas muy diferentes. “Gracias, doctor” puede transmitir una disposición de efectiva gratitud, pero puede también expresar una gratitud parcial o limitada, algo así como “gracias por lo 24 que me dio, pero hubiera esperado mucho más, u otra cosa”. En el otro extremo, si la enunciación es irónica, puede incluso tener el sentido de un rechazo, y aun bordear el desprecio o el insulto. He tomado el ejemplo del agradecimiento, pero es claro que lo dicho es válido para cualquier otro aspecto de la relación médico-paciente: la percepción de éxito, la perspectiva de fracaso, el temor, la presunción de sufrimiento, la expectativa de un tratamiento arduo y difícil. Hay que subrayar entonces, que en todos esos aspectos la distancia entre el enunciado y la enunciación puede asumir grados variables: pueden coincidir, pueden discrepar, e incluso ser incongruentes o francamente contradictorios entre sí, dando lugar a una comunicación paradójica que conspira contra la transmisión verbal desdiciendo lo dicho. Es claro que esta distinción se aplica tanto a lo que dice el paciente al dirigirse al médico, como a lo que éste dice al hablar al paciente. Si a esto agregamos que, por lo general, hay que dirigirse no sólo al paciente sino a sus familiares o acompañantes, y que, por su parte, el médico nunca interviene solo sino con otros profesionales, entre ellos otros médicos, y que además participa personal administrativo, podremos calibrar más ajustadamente la magnitud de las fuentes de ambigüedad en la comunicación médico-paciente. De aquí que, más allá del enunciado, hay que apuntar siempre a localizar y definir la enunciación. Habitualmente, la enunciación (que es la que en definitiva decide el sentido de lo que se dice) se transmite por la entonación, por los gestos, por las posturas corporales y por el contexto en general. Enfocar adecuadamente la enunciación no es algo que se aprenda haciendo cursos. Pero, en cambio, puede perfeccionarse con la experiencia si se valora adecuadamente esta función de la comunicación y se reflexiona sobre ella. Afirmar que la enunciación depende del contexto, implica que lo que el médico dice puede ser interpretado no sólo por sus gestos, tono y modo de decir, sino, por ejemplo, por los gestos del radiólogo de la semana anterior. Uno de los componentes principales del contexto que condiciona la enunciación, es lo que el psicoanálisis desde sus inicios descubrió y describió con el nombre de transferencia. Se trata de una variable que determina fuertemente la disposición del sujeto en una relación terapéutica, y que, en consecuencia, puede interferir seriamente en el curso del tratamiento, o también, según los casos, ayudar a su resolución favorable. El psicoanálisis ha estudiado minuciosamente los procesos de transferencia porque en los tratamientos psicoanalíticos, la transferencia no sólo constituye un condicionante de la relación entre el analista y el analizante, sino que adquiere la función de herramienta terapéutica. Sin embargo, aun cuando no llegue a asumir esta función, el conocimiento sobre la transferencia es generalizable a la relación con el 25 médico y también hacia otras posiciones valoradas culturalmente, como la relación entre maestros y alumnos, o entre sacerdotes y fieles. La transferencia es una disposición subjetiva que programa las fluctuaciones del amor y del odio, y que surge de modo automático en cualquier sujeto cuando se dirige a otro planteando un pedido, una necesidad que el interlocutor aparece en condiciones de satisfacer. Se trata entonces de una relación de dependencia, pero caracterizada por un rasgo muy peculiar: el sujeto dirige su pedido a otro que es alguien que sabe, que ocupa un lugar de saber. Vale decir, la capacidad de ese otro para hacerse cargo del pedido que le ha sido dirigido, está en función de un saber especializado. El médico desde la antigüedad, mucho antes de que surgiera la ciencia moderna, ha ocupado ese lugar del saber. Esta posición en la actualidad se ha visto fuertemente reforzada, y con ella la amplitud de la transferencia que suscita, en tanto se le atribuye un saber (a veces fundadamente; otras, no tanto) que proviene de la ciencia y la tecnología, con el prestigio que ellas tienen en nuestra sociedad. Conviene, ante todo, no asumir ese lugar del saber de una manera absoluta, y moderar los efectos transferenciales preservando el margen de incertidumbre de la ciencia misma y, sobre todo, de sus condiciones de aplicación a cada caso particular. De todos modos, en cualquier caso, el lugar transferencial otorga atribuciones no elegidas por el médico, que pueden constituir privilegios o inconvenientes; es decir, que implican ventajas y desventajas para la tarea médica. Comencemos por señalar estas últimas, que el psicoanálisis denominó transferencia negativa. Hay sujetos que rechazan a quien ocupa ese lugar de saber, se molestan con lo que entienden como un privilegio indebido, desconfían, interpretan negativamente lo que el médico dice y hace y, en los casos más extremos, están siempre dispuestos, de una manera querulante, a detectar y adjudicar un daño a la acción del médico. Es necesario que el médico aprenda a detectar tempranamente estas actitudes, para no sentirse molesto y tomar como algo personal la disposición del sujeto hacia su persona y, en cambio, orientar adecuadamente la relación con el paciente. Esto es importante no sólo para proceder correctamente, sino también para protegerse. En lo posible, antes de que se conviertan en una posición reivindicativa judicializada. Los pacientes que, por el contrario, desarrollan una transferencia positiva hacia el médico, son sujetos que permanecen más permeables a sus indicaciones, no sólo las de carácter terapéutico sino muchas veces sugerencias de índole diferente. Tanto es el poder que otorga la transferencia positiva, que pone en juego, de un modo más decisivo que en los casos negativos, las posiciones éticas del médico. Existen en esta cuestión diferentes posiciones: desde una abstinencia extrema que prescribiría reducir a cero el uso de la sugestión y el poder 26 de influir sobre el paciente que otorga la transferencia, transmitir la información de la manera más neutra posible y dejar las decisiones del lado del paciente, hasta una neutralidad moderada que, sin pronunciarse sobre los estilos, ideologías y expectativas ante la vida y la muerte, recomendaría utilizar el poder de la sugestión transferencial para hacer aceptar y seguir las indicaciones terapéuticas. Bien entendido, la neutralidad absoluta no existe: el médico no puede sino guiarse por el propósito de curar. Se trata entonces de reconocer cuáles son los límites más allá de los cuales debe respetarse el deseo del paciente. Es lo que las corrientes anglosajonas de la ética médica, desde una perspectiva conceptual muy diferente, han designado como el límite entre el principio de beneficencia y el principio de autonomía. El psicoanálisis ha determinado cómo en cada necesidad, aún en las necesidades biológicas más elementales, existe siempre un componente libidinal que, aunque es de un carácter heterogéneo, resulta decisivo para su satisfacción: no se come solamente por necesidad, sino también por gusto. Y cuando se lo hace con gusto, se come mejor. Del mismo modo, nadie sostiene todo lo que hay que hacer en un tratamiento médico solamente por el interés en conservar y recuperar la salud. Hay un interés libidinal en juego que depende de las relaciones interpersonales del paciente y, entre ellas, ocupa un lugar preponderante la del médico. Más allá de la protección real que implica el ejercicio competente del quehacer médico, hay un componente que, por fantaseado, emocional o ficticio que sea, no resulta de menor importancia. A esto apunta el título de esta comunicación, al subrayar lo que se localiza más allá de lo verbal en la comunicación médico-paciente. Comentarios y aportes a las disertaciones de los Dres. Roberto Raimondo y Roberto Mazzuca. Coordinación: Dr. Fermín García Marcos Dr. Alfredo Job (Hospital Italiano) Quiero hacer una pequeña aclaración respecto al trabajo del Dr. Mazzuca que me pareció muy ilustrativo; y es la parte donde aborda la temática de la transferencia en lo que el psicoanálisis denomina como transferencia negativa; es bastante clara en la exposición lo que ello significa, pero en la transferencia positiva yo quería hacer una consideración, porque si no, quizás, lo que se pueda desprender de lo que se ha manifestado a pesar de que yo creo que está implícito, es que si la transferencia es positiva nosotros podemos cabalgar sobre ella y lograr tener un aliado en el paciente; esto es así, pero hay veces que esa transferencia positiva se parapeta sobre la 27 idealización y la idealización lleva implícita la hiperexigencia y no son pocos los casos donde uno ve que esa idealización toca el narcisismo del médico, y el médico actúa para jugar ese rol, con lo cual queda atrapado en una situación donde, después, si lo real aparece negativamente con respecto a la evolución del caso clínico, se dan situaciones iatrogénicas muy significativas. Dr. Mazzuca: Agradezco la intervención que sirve para poder introducir los matices necesarios dentro de un tema que, como es complejo, requeriría un mayor desarrollo. Es verdad que la transferencia positiva conduce hacia esa relación de idealización, creo que más temprano alguien habló de cómo se tiende a ver al médico como un padre e incluso como Dios; me parece muy buena expresión para marcar esta tendencia a la idealización, por eso yo señalé la importancia de que el médico no refrende esa posición, no asuma ese lugar que muchas veces se le otorga y me parecía que, a pesar de todo el poder del conocimiento de la ciencia, resultaría que es la ciencia misma la que muchas veces otorga herramientas e instrumentos. Me parece que es el mismo saber científico el que proporciona elementos para moderar esa posición de no ubicarse en un lugar del saber absoluto y de la idealización así que en este sentido expreso mi acuerdo con lo expresado. Dr. Raimondo: Quiero señalar que en la intervención mía yo abandoné todo interés descriptivo acerca de la comunicación y hablé desde el punto de vista docente, de la normativa que nosotros tratamos de presentar a los estudiantes de medicina respecto de su ser médico y su comunicación con los pacientes. Yo creo que es muy interesante toda esta vertiente porque abre el costado de la psicopatología de la comunicación, pero para mí realmente es un tema ajeno, yo agradezco mucho al Dr. Mazzuca que lo ofrezca pero realmente queda un poco fuera del alcance de mis expectativas. Dr. Luis Allegro: (Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina de la Asociación Médica Argentina. Miembro Titular de la Sociedad Psicoanalítica Argentina.) Los felicito a los dos. Por razones profesionales pude comprender mejor el aporte del Dr. Mazzuca, pero de todos modos me interesaría hacer unas consideraciones al respecto: cuando estudié “Teoría de la Comunicación” había en la comunicación un emisor, un receptor, había un mensaje de ida y una respuesta de vuelta, pero había otro factor que era el ruido, el ruido que se interpone en la comunicación. Y en este sentido, lo que a mí me interesa puntualizar es ese hecho que se da en la comunicación entre el paciente y el médico, lo que hace que muchas veces el médico no pueda captar, no pueda com28 prender que es lo que le esta diciendo el paciente, por varios motivos: puede ser porque el paciente está dando por conocidas cosas que no son conocidas, por ejemplo, o puede ser por el hecho que está utilizando términos que corresponden a otros esquemas referenciales, como por ejemplo la palabra energía; cuando el paciente está hablando de energía uno no sabe de qué está hablando, si está hablando de la física o si está hablando de la energía que utilizan los sistemas hinduistas por ejemplo para explicar sus cosas. Otro factor que es muy importante es la confusión que está teñida siempre por la ansiedad; la ansiedad tanto del paciente como del médico. Con respecto a lo del Dr. Mazzuca me pareció excelente la contribución acerca de la transferencia. Yo le agregaría también el problema de la contratransferencia, que siempre está actuando en el paciente y en el médico y que produce que muchas veces la contratransferencia esté funcionando así como el ruido en la comunicación, que no deja captar lo que el paciente está comunicando. Felicitaciones y nada más. Padre Alberto Bochatey: (Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina). Escuchando estas presentaciones me parece que podríamos avanzar algo más en el contenido en sí mismo. Una palabra que no hemos escuchado es el tema de la verdad, o sea toda esta comunicación positiva, negativa, adelante, hacia atrás; todo el feedback que se necesita, las tácticas de comunicación, etc. tienen que rondar en torno al objeto central que es la verdad del paciente, en el paciente, para el paciente; y sabemos que todavía esto a veces nos cuesta, incluso al equipo de salud, abordarlo y centrarlo y ponerlo como objeto de todo lo que nos está relacionando entre el paciente, su familia, el equipo de salud, el médico tratante, etc... esa figura que tantas veces se desfigura y que va a tener interferencias en todo el proceso de comunicación. Entonces a mí me gustaría avanzar un poquito más sobre la verdad en sí misma; si la vamos a comunicar siempre, cómo sería el proceso, cómo podríamos cuidarnos del paternalismo de decidir si se lo vamos a decir sí, o no, o cómo, que tal vez está un poco en el centro de todo esto. Raimondo: Sí, el tema de la integridad de la comunicación incluye el sistema de valores éticos del médico y sus ideas acerca de la trascendencia. Cuando yo hablaba del tema de decirle la verdad al paciente, me refería a que en la comunicación del médico con el paciente, la verdad ocupa un lugar y lo que importa es la verdad de ese ser humano en su destino de vida, más allá de la verdad del diagnóstico del paciente. Esperé que se entendiera en ese sentido, hay una realidad del paciente que trasciende la enfermedad y a esa realidad también corresponde una verdad y el médico puede verla o puede ignorarla olímpicamente 29 y pensar que cumplió con su rol diciéndole la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y a veces dejando una piltrafa porque no pudo preparar a la persona para hacer frente a esa verdad, porque además en ciertas condiciones hace falta la mano del médico acompañando una nueva condición de vida y ojalá que tenga el médico y su paciente alguna idea de la trascendencia de ciertas cuestiones de la vida que le puedan ayudar o no pero le pueden permitir sobrellevarla. El tema está en que no quise a propósito en la exposición tocar temas al costado, pero yo decidí mantenerme fuera de lo que sería la psicopatología de la comunicación con el médico y el paciente, porque hay muchísimo para decir. Todas las cuestiones basadas en la psicología del placer, en el principio del placer, con que se genera a raíz de eso, pero también podría hablarse de una cuestión referida al principio del deber en la relación médico paciente, y habría que hacer, y no está hecho, toda una psicología en relación con eso y hay enfermedades del placer como hay enfermedades del deber también. Es decir, es muchísimo más lo que ignoramos que lo que sabemos, habrá que reconocer muy humildemente que apenas hacemos unos primeros pasos intelectuales en averiguar como nos está yendo con nuestra relación con los pacientes o cómo nos está yendo en nuestra relación con nuestros educandos. En cuanto a la verdad, creo que lo que dijo el Padre es lo correcto, razón por la cual se lo agradezco. Muy amable. Dr. Mazzuca: Quisiera decir unas palabras, primero respecto a la intervención del Dr. Allegro, coincido en que efectivamente usar este esquema es el más habitual para aplicar a las relaciones de comunicaciones de emisor-receptor. El esquema habitual de la comunicación, es tomar la comunicación solamente sobre una de sus dimensiones, que es la dimensión de la transmisión de información, que estaría dentro de mi exposición, lo que llamé el enunciado, pero la comunicación nunca es solamente transmisión de información y entonces me parece muy bien lo que señala usted doctor, porque este esquema supone una igualdad de emisor y receptor y que ambos comparten un mismo código para interpretar los mensajes, esto es lo que en la práctica nunca ocurre, es decir que, como afortunadamente no somos computadoras, cualquier cosa que decimos siempre tiene mucho más de un sentido, y bueno usted como psicoanalista seguramente es un técnico en esta cuestión. Agradezco que haya mencionado la contratransferencia, que sería el otro aspecto, ya no del paciente hacia el médico sino del médico hacia el paciente, y entonces, lo que hay que decir es que dentro de ese esquema informacional de la comunicación, donde la transferencia y la contratransferencia aparecen como ruidos; porque efectivamente en la medida en que no son la información aparecen perturbando ese proceso 30 pero si tomamos otro esquema diferente del de emisor-receptor, me parece que se puede usar transferencia en un sentido amplio incluyendo la contratransferencia, no meramente como ruido, sino como un componente necesario que hay que tener en cuenta y que hay que también aprender a manejarlo. Usted mencionó otro aspecto que ya fue tocado esta mañana que es el de la angustia. Tiene que ver efectivamente con cosas que ocurren en el médico y yo pensaba que también en este sentido tal vez conviene hacer diferencias y no tomar el acto médico como un todo compacto, sino considerar que hay momentos diferentes. Podríamos tomar también el ejemplo de los cirujanos que en el momento de su acto médico quirúrgico, si realmente se ponen ante la situación de que están ante otra persona y todas las consecuencias que pueden llegar tener la pericia o impericia en su acto; en definitiva esto puede conspirar contra su habilidad de trabajo en ese instante, entonces podríamos decir que en ese momento, cuanto más objeto sea el paciente, cuanto más objeto sea el cirujano mismo, mejor. Diferente es entonces, la relación del cirujano con el paciente en otros momentos de su acto médico, pero me parece que todas estas cuestiones que estamos discutiendo habría que moderarlas y no desecharlas, es decir que, a veces poder ubicarse como objeto tiene también su lugar en el acto médico y lo mismo en relación al Padre Bochatey, la cuestión de la verdad, si bien como principio ético se trata de sostener siempre la verdad, estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto por el Dr. Raimondo de cómo esto tiene que dosificarse en la medida que el paciente mismo va dando los índices de hasta cuánto quiere saber, y hay pacientes que muy claramente indican que tienen un límite en ese punto, y probablemente son casos que haya que respetar. Dr. Oscar Aguilar: (Consejo de Certificación de Profesionales Médicos. Miembro del CAEEM). Creo que todo lo que se ha dicho ha sido muy interesante, muy constructivo, he aprendido mucho, felicito a todos los oradores. Hay dos cositas que quería agregar como aporte, después de casi 50 años de ejercicio de la medicina hospitalaria, privada, etc., etc... quiero llevar un poco las cosas también al plano de la realidad de los médicos. Estoy totalmente de acuerdo del elemento sujeto y el objeto, el emisor, el transmisor, y el receptor, como se dijo, pero no olvidemos que en estos momentos, y siempre ha sido pero cada vez más, hay un tercer elemento que tenemos que analizar en esta relación médico-paciente y comunicación, que es el contexto familiar. El contexto familiar juega un papel importantísimo, tan importante que a veces se interpone en la relación del médico con el enfermo, porque el contexto familiar con tal de hacer el bien a su pariente, a veces tiene sus propias ideas y puede trabar esa relación, y muchas veces lo que el médico lo dice de corazón, con humildad, se ve afectado por los parientes; de manera que es algo 31 que hay que tener muy, muy en cuenta que no es solamente el médico y el enfermo, está la familia y la familia directa con la que hay que hablar. Y el segundo punto es, lo dijo muy bien el Dr. Raimondo; que ellos enseñan en la universidad a los estudiantes. Esa otra situación la que tenemos nosotros con los médicos residentes. Los médicos residentes son quienes están en primer contacto con el enfermo, si bien el paciente ha sido visto por el médico de planta, el jefe de servicio o los jefes de sección; finalmente cuando se internan, inclusive ya desde consultorio externo, lo ven los médicos residentes; pero el médico residente es un médico que está en proceso de enseñanza - aprendizaje con un entrenamiento activo, corriendo por todos lados y a veces su forma de comunicarse con el enfermo no es la correcta, por lo tanto es allí donde impera el modelo, que es lo que le deben dar el jefe de servicio, los jefes de sección, los instructores; para que aprendan cómo ellos deben actuar con el enfermo. Dr. Raimondo: Quería agradecer al Dr. Aguilar. Ha planteado un tema que, específicamente no contemplé, como es el tema de la formación del médico residente, por la exigencia enorme desde el punto de vista institucional que tienen nuestros jóvenes colegas, es decir, un médico joven, pero que es concurrente al hospital, rara vez se ve comprometido con un grado tan grande de responsabilidad subjetiva frente a sus pacientes, como el médico residente, y no hay contención que le alcance. Uno desearía sacarle los miedos, el miedo a la propia ignorancia, el miedo a su propia incompetencia; uno desearía sacarle el miedo a la muerte. No sé quién está tan superado como para no temer a la muerte, pero que el médico residente no esté tan temeroso de equivocarse, porque eso habitualmente le lleva a cometer maltratarse él mismo, en su relación consigo mismo. Todas estas cuestiones, como las del entorno familiar, a las cuales también los residentes son particularmente sensibles, forman parte del ruido en la interacción comunicativa entre el médico y el paciente, por eso yo quería mantener la exposición fuera de todo esto para dar como dijéramos la cosa normativa, pero las fuentes de ruido son infinitas en la relación médico-paciente, ya sea por parte del paciente y su propio mundo, por parte del médico. Parte de la tarea del médico es sacar al paciente del ruido, que es la enfermedad, y mostrarle que hay una vía de recuperación o de mejora, eso lo da la experiencia, eso lo da la sabiduría. Lamento mucho lo que decía el Dr. Aguilar; me refiero el drama de que no estamos sabiendo cómo preparar a nuestros residentes, porque frente al médico, frente al paciente o frente a un error, aunque sea supuesto, se van a crucificar ellos mismos asumiendo responsabilidades que no les competen o castigándose incluso en su propia conducta. Hay toda una cuestión que es verdaderamente un problema al cual la facultad no los prepara. 32 Dr. Jorge Manrique: (Ex Prof. de Cirugía, Académico en Medicina). He escuchado con mucha atención las exposiciones que me han ilustrado de muchas cosa que conocía poco y otras que no conocía nada, hay algo que a mí me preocupa mucho y que no fue mencionado supongo, quizás, porque no tenga demasiada importancia y es lo que acompaña al lenguaje oral. El mismo expositor, el Profesor Ierardo, hizo una demostración de gestos que daban vigor y conformaban en el aire lo que él nos estaba diciendo. Creo que cuando un médico, como sucede siempre, cuando hablamos con otra persona, no solamente nos expresamos por lo que decimos sino con el tono de la voz, la velocidad con que hablamos, el gesto, la mirada cómplice, una mano que palmea a la mano del otro, un beso en alguna circunstancia, algo más que va más allá de la simple expresión verbal, las pausas, los silencios, las variaciones de tono de voz, todo eso indudablemente le dan al mensaje un valor extraordinario. Quisiera preguntarles si ustedes están de acuerdo con eso. ¿Cómo se enseña a utilizar la voz en una forma, yo diría, con perdón de la palabra, casi teatral, pero en el sentido de aportarle al paciente la mejor información a través del mejor medio de comunicación, o eso no se puede enseñar y el médico queda librado a lo que aprendió en su casa, a su manera de ser, a su temperamento? Dr. Raimondo: Quiero decir al Dr. Manrique que recuerdo haberlo visto a él mismo, en el servicio de Cirugía del Hospital Castex profundamente interesado en su quehacer y le daba exactamente con el tono de voz que el paciente requería. El interés del médico en el paciente le lleva a ese milagro de comunicación, no es una cuestión de actor, no se puede fingir, no sé si se puede enseñar; lo que sí sé es que se puede querer hacerlo y depende de la personalidad y estilo del médico. Dr. Mazzuca: Agradezco al Dr. Manrique que de una manera breve me parece que expresó más claramente lo central de mi exposición. Nunca he reflexionado de forma sistemática sobre la cuestión de éste aspecto de la enseñanza a los médicos, pero tengo la impresión de que efectivamente es algo difícil de organizar una transmisión alrededor de esto a la manera de cursos tradicionales y que tal vez si hubiera que usar algún recurso, sería el de momentos de reflexión colectiva incluso, como el que estamos haciendo en este momento acá, pero se podrían tal vez inventar procedimientos más adecuados que hicieran una pausa en el quehacer cotidiano de los médicos jóvenes para reflexionar sobre este aspecto del trabajo, pero justamente esto es lo que se mencionaba; la dificultad y la falta de tiempo a partir de las exigencias de los médicos que están en la residencia. 33 Dr. Eduardo Paoletti: (Universidad FASTA, Mar del Plata). En 41 años de Oncohematología me ha tocado decir a más de la mitad de mis enfermos malas noticias. Creo que lo más importante en ese sentido es no hablar de comunicación, no hablar de nada, sino de saber que estamos delante de otra persona y que esa persona tiene sus propios temores, tiene sus propios intereses y sus propios deseos de curarse y lo que me pasa muchas veces es que yo estoy siempre absolutamente dispuesto a decir la verdad y la digo; pero empiezo a decir la verdad a lo mejor por una de las puntas que es el tratamiento que voy a hacer y el enfermo muchas veces me dice…”bueno ¿esto tiene tratamiento?”. Sí, yo le explico lo que es. –“No, Dr. yo quiero saber si tiene efectivamente tratamiento”. Seguimos adelante, el enfermo “para” el proceso de comunicación, es como que no quiere saber más; después él, con el tiempo, va a venir a hablar y va a venir conversar y no le estoy diciendo ninguna mentira, estoy diciéndole exactamente toda la verdad que él quiso escuchar. No sé, es una experiencia personal, una forma de hablar y creo que me ha sido útil en la comunicación con el paciente y con el apoyo al paciente. Doctor Di Bártolo: (Ex Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Alemán). He sido médico pediatra 43 años y tuve a mi cargo el Comité de Bioética del Hospital Alemán, pero otra de mis actividades, y es la que desarrollo en el momento actual, soy profesor de oratoria y presido una Academia de oratoria, de modo que me parece que tiene algo que ver con lo que preguntaba el Dr. Manrique si esto se puede aprender y categóricamente le contesto: Sí, se puede aprender, sí se puede aprender, es más yo creo que es realmente necesario que a todo nivel universitario exista alguien que enseñe cómo hay que comunicarse. Hace 24 años que vengo dando cursos de oratoria y empecé en el Htal. Alemán en el salón de conferencias, con salón lleno permanentemente, y ahora que no estoy más en la medicina, tengo un auditorio propio y esto no es de ninguna manera un aviso, quiero que quede claro que existe la posibilidad de aprender a hablar en público. Los pilares de la nueva oratoria, de la oratoria contemporánea, son precisamente: naturalidad, verdad, brevedad y entrega; naturalidad es mucho lo que nos falta a los médicos por aprender y sobre todo a los médicos jóvenes que no saben la trascendencia que tiene la comunicación verbal y no verbal mirando al paciente y no a la computadora, como muchas veces lo hacen algunos médicos que no comprenden la trascendencia que tiene el contacto cara a cara médico-paciente, con la máxima naturalidad, creo que lo que más extraño de mi profesión médica es sentarme con tiempo mirando al paciente y conversando con él. Es una de las razones también por la que dejé de hacer medicina. Sin tiempo, no quiero ser médico, y la 34 medicina actual nos lleva a tener que acelerar las consultas y además ha dejado de ser ese médico que uno viene a buscar, viene a buscar y uno se entrega porque me vinieron a buscar a mí y en realidad en el momento actual el paciente no viene a buscar a ese médico sino al médico de la obra social o al médico del seguro prepago, entonces esa entrega, esa transferencia positiva que es tan importante y que es tan necesaria para la salud física y espiritual del paciente falta. Y en cuanto a la verdad, existe un profesor universitario en los EE.UU. que se llama Rudolf Ferderberg profesor en medicina, pero enseña oratoria, enseña la responsabilidad ética en la comunicación oral y también aquello que no basta decir la verdad, sino que está también el pecado de omitir la verdad; y eso se lo enseñaba a los médicos residentes de mi servicio, saber decir no sé, saber decir de esto que Ud. me trae hay alguien que sabe más, yo lo acompaño o lo presento para que tenga la solución de su problema y eso es importantísimo en la verdad médica. Padre Rubén Revello: (Instituto de Bioética de la Universidad Católica). La pregunta es ésta a ambos: dada la primacía que adquiere la técnica en la enseñanza y en la praxis médica actual y el abandono de la medicina como un arte, como un saber, ¿Uds. creen que este viraje tiene que ver con esta falta de comprensión o estas dificultades para el encuentro interpersonal? Dr. Raimondo: Sí, creo que hay un abandono de la relación médicopaciente. Es difícil decir a qué se debe, si a los acosos, a los empujes, a los embates en contra que reciben los médicos, o a la complejidad tecnológica actual, pero está claro que todavía es posible mantener la comunicación médico-paciente como un eje en la enseñanza y es importante mantenerla como necesaria, como una meta para el paciente, como meta de mejora física y espiritual para el paciente. Si nosotros con los estudiantes de medicina aceptamos que pueden llegar a dudar frente al paciente, cooperamos con sus propias limitaciones, antes incluso de que aparezcan; entonces es imprescindible dar la normativa clara, se debe alcanzar tal nivel, tal standard de comunicación con los recursos como dijo el Dr. Di Bártolo. Dr. Mazzuca: Agregaría unas palabras en este mismo sentido, subrayando entonces lo que introdujo el Dr. Di Bártolo que me pareció sumamente interesante y en donde efectivamente, además de la complejidad técnica que ha ido en aumento constante, está este otro aspecto administrativo, de gestión; las obras sociales, pre pagas, informaciones etc.; que es verdad que ha ido en detrimento de la relación 35 médico-paciente y de la instalación de la relación transferencial y me parece que esto tiene que ver con la pregunta que hizo el Padre y que me pareció muy importante que aparezca señalado. Dr. Schapira: (Ex Prof. Titular de Medicina): Creo que dos o tres cosas: primero: me parece que la expresión de Balint cuando dice: “el médico es una droga”, es lo importante. El médico es un medicamento, puede ser buen medicamento y mal medicamento, puede sensibilizar, puede producir alergia, puede intoxicar y tiene que curar igual con remedio, y es lo que tenemos que cuando se habla de los residentes y de los jóvenes alumnos, tenemos que ir mostrándoles cómo se debe y que ellos vean. De la misma manera que un padre no le debe decir a un hijo “no tenés que robar, tenés que trabajar” y lo está viendo al padre que no es un ejemplo. Es decir que tenemos que ser ejemplos más que expresarnos permanentemente en esa forma. Yo veo magnífica esta reunión, lamento que sea escasa, lamento que no haya jóvenes, me parece que se debe insistir porque es una forma de sembrar para alguna vez recoger; siempre el sembrador lo hace con un gesto adusto, el que recoge lo hace con el gesto alegre, lo más importante es en este momento en que hay tantas dificultades, poder transmitir que también en 5 minutos se puede establecer una relación. No es mejor madre la que está todo el día con el chico. Puede ser una madre, una muy buena madre estando poco tiempo porque tiene que trabajar, es decir que todos estos temas dan para muchas reflexiones. Creo que las exposiciones han sido brillantes, pero que obligan a lo mejor a simplificar las cosas para poder utilizarlas todos los días, quiero decir por ejemplo que tengo 52 años de médico y lo que más importante creo haber hecho son grupos Balint durante 10 años, en que nos reuníamos una vez por semana 6 médicos de distintas especialidades con un especializado en psicología y donde tratábamos los problemas que se presentaban con nuestros pacientes y ahí aprendíamos a saber qué es la verdad, qué verdad tenemos que transmitir, cuál es la verdad mía, cuál es la verdad del paciente y darme tiempo; porque la atención del paciente no es una consulta; es un trabajo continuo, reiterado, repetido, citándolo y todo eso se va transmitiendo gradualmente, en fin, como dijeron todos Uds.; esto es largo pero lo importante es lo que están haciendo, esta siembra, esta siembra que debe ser repetida en distintos lugares, los jóvenes y lo pueden hacer también los profesores, de la misma manera que cuando uno está con sus alumnos y les dice: el profesor no sabe todo, el profesor tiene su biblioteca, cuando ve un enfermo va a la biblioteca y mira el libro porque no se acuerda de todo; 36 Uds. tienen que hacer lo mismo porque nadie sabe todo y todos los que aprendemos nos olvidamos, ese es el ejemplo modesto, importante que al transmitirlo en esa forma seguramente vamos a ser útiles. Dr. García Marcos: Gracias Dr. Schapira. Damos por concluida esta reunión y pasamos a un cuarto intermedio. 37 COMUNICANDO MALAS NOTICIAS EN EL PROCESO DE ATENCIÓN MÉDICA Dra. Mariela Bertolino, Médica. Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Tornú-FEMEBA. Las enfermedades amenazantes de la vida se podrían tomar como modelos para describir estas situaciones y en el curso de ellas vamos a encontrar múltiples oportunidades en las cuales hay que transmitir malas noticias o noticias difíciles. Clásicamente se toma en lo que es comunicación de malas noticias lo difícil de la comunicación de un diagnóstico o de una enfermedad que puede ser mortal pero quisiera que no redujéramos a esto y que viéramos la enorme lista de situaciones que pueden compartir esta dificultad, la recaída de enfermedades crónicas, la progresión de enfermedades bajo tratamiento, la incurabilidad, a veces el reconocimiento de toxicidad de diferentes tratamientos y por supuesto toda la temática de aspectos relacionados con el final de la vida, como el reconocimiento de un cambio en un proyecto terapéutico donde hay situaciones en donde son particularmente difíciles, y podemos citar entre ellas las recomendaciones de no reanimación cardio-pulmonar o el retiro o no inicio de ciertos tratamientos que no resultasen apropiados para ese estadío de la enfermedad, pero que pueden estar en las expectativas de los enfermos y familiares. En el proceso de afrontar un paciente esta situación de tener una realidad adversa, una noticia que cambia su vida, nuestra cuidadosa atención y el modo en que vamos a comunicar como equipo de salud ésta realidad al enfermo y a su familia, va a ser determinante de cómo ellos van a poder adaptarse funcionalmente a esta situación, es decir en la adaptación intentaremos disminuir desde ya la morbilidad psicológica y social de esta nueva realidad. Hay factores que obstaculizan la comunicación y algunos de ellos se han comentado, tal vez podamos hacer un resumen relacionando que pueden depender entre otras cosas que no han sido citadas, del propio paciente, de la familia o del entorno afectivo, del contexto histórico-socio-cultural y de los profesionales de la salud. En relación al contexto histórico-cultural, tal vez la exposición del Dr. Castro nos puede haber marcado ciertas referencias a lo que es la cultura argentina. La comunicación en los medios masivos, situaciones de diferentes perspectivas culturales, sistemas de creencias sociales. Existen en las sociedades occidentales, una negación de experiencias dolorosas propias de la vida y por supuesto la situación del morir ha sido como con un velo, en el cual ha habido una imposibilidad de hablarlo 38 y de tratarlo públicamente a nivel social. En relación al paciente y su entorno afectivo, desde ya la cuestión emocional que ha sido citada, a veces también los trastornos cognitivos y a veces esa situación que se denomina “conspiración de silencio”, van a afectar profundamente la posibilidad de intercambiar comunicación de una manera sincera. La conspiración de silencio es una situación relativamente frecuente en la sociedad argentina, en la cual una familia tiene toda la información e intenta que esta información no sea discutida abiertamente con el enfermo, como una intención mágica de protegerlo. Todos los profesionales del equipo de salud van a compartir la transmisión de noticias difíciles y hay dificultades que son personales, que tienen que ver con cuestiones psicológicas o cuestiones de creencias o de valores de los profesionales, entre los cuales podemos citar la dificultad en asumir la problemática del sufrimiento y de la muerte, y por supuesto de la dificultad de la comunicación con otro ser humano que está en la situación de sufrimiento o con riesgo de vida inminente. A veces hay también conflictos con las expectativas del paciente y los límites del profesional. La falta de entrenamiento es una de las condiciones principales que van a obstaculizar una comunicación más efectiva. Esta mínima formación, que si bien está cambiando, también creo tiene otro eje, que es la poca información de los profesionales, información y formación, para poder sostener las consecuencias emocionales de esas noticias. Probablemente aquí esté más que nada una de las claves de las dificultades: sostener la tristeza, la desesperanza, el enojo, la agresividad o el propio sufrimiento. A pesar de todas éstas dificultades cualquier profesional de la salud está requerido a una necesidad de comunicación cotidiana de estas informaciones y además se encuentra con algún desafío, también cotidiano, de explorar estas situaciones difíciles, como la negación o distintos mecanismos de defensa de los pacientes o familiares. Elegí la negación, la conspiración de silencio y preocupaciones muy profundas de los pacientes que en general tocan áreas sensibles socialmente: la problemática de la imagen corporal. Hoy se repitió varias veces la idea de indignidad del cuerpo enfermo. Me ha impactado mucho, porque desde los profesionales de la salud estamos transmitiendo un juicio de valor, o de no respeto por el cuerpo enfermo, ver cómo podemos ayudarlo a transitar con este cambio de vida; con una nueva imagen corporal, a veces desfigurante. La problemática de la sexualidad, que es menos conflictiva en la sociedad general, pero que en los ámbitos médicos tradicionales sigue siendo difícil de evocar. El síndrome de desesperanza, o el último tabú probablemente desde nuestra sociedad, que es la muerte. Muchos colegas de las ciencias sociales, desde la psicología y la psiquiatría o psico-oncología en todo el mundo, siguen reconociendo 39 que el último tabú de nuestras sociedades es la posibilidad de hablar o discutir abiertamente del proceso de morir y de la muerte. Desde ya comunicar noticias malas o difíciles es siempre una tarea compleja y esta presentación no pretende simplificar ésta, pero es posible un camino que mejore estas situaciones. Desde ya amerita una reflexión personal profunda sobre valores y creencias; y un entrenamiento específico de los distintos profesionales. Entrenamiento que hoy se estuvo reclamando, y se está reclamando como la puesta en práctica de modelos diferentes. En la Argentina están desarrollándose modelos innovadores tanto en el Grado o en Post-grado. Modelos innovadores que van facilitando la adquisición e incorporación de conocimientos, toda la parte teórica de las actitudes del profesional que van a llevar, por supuesto, a permitir un cambio en el comportamiento para intentar mejorar las capacidades de un buen comunicador, capacidades que uno pretendería estimular desde ya: el respeto, la relación empática; una situación de comunicación sincera y honesta. Hay proyectos actualmente en el Postgrado que integran, incluso en las residencias y concurrencias, una reflexión dirigida a ver cuáles son las actitudes que durante la semana que ha pasado en la práctica clínica, encuentra el médico en formación que han sido facilitadoras u obstaculizadoras de mejorar la comunicación, e intentar también tomar conciencia de distintas cuestiones no verbales que hoy se comentaban, haciendo una relación continua entre la teoría y la práctica, como un feedback permanente. Entonces es muy importante considerar que en la relación profesionalpaciente, hay que distinguir la faceta interpersonal, este encuentro único de dos subjetividades: la del profesional interviniente y la del paciente o familiar acompañante y una faceta técnica que va a hacer la que va a facilitar la aplicación del conocimiento para transmitir mejor información y garantizar la contención posterior a la transmisión de esta información. Para esto es básico que en el proceso de comunicación se establezca, como profesional de la salud, una relación de confianza con el paciente. Que tomemos conciencia que estamos ante un individuo único de quien debemos conocer su personalidad, su estado de ánimo, sus mecanismos de defensa, su red de apoyo. Necesitamos ahondar cuáles son sus preocupaciones como primera medida. Es muy importante saber que la manera en que los profesionales de la salud responden a las necesidades de los pacientes va a ser determinante en esta adaptación. Necesitamos siempre elaborar o descifrar la demanda del paciente en lo que corresponde a su necesidad de información, demanda, a veces explícita, la gente dice: “por favor explíqueme lo que tengo, explíqueme las alternativas de tratamiento, yo quiero que me dé toda la información “para tomar mis decisiones”, o a veces, gente que no tiene esta claridad y que de alguna manera tenemos que intentar descifrar para poder 40 centrarnos en sus reales necesidades de información. Vamos a considerar algunas de las recomendaciones sobre comunicación de noticias difíciles. Es necesario tener presente ciertos lineamientos que van desde la preparación de la entrevista a establecer el grado de conocimiento que trae el paciente sobre el diagnóstico y el grado de conocimiento que desea tener, la confirmación de la mala noticia, el reconocimiento del impacto emocional, la verificación de la comprensión de lo conversado y el análisis de las opciones de tratamiento. Desde ya comunicar cosas difíciles o dolorosas amerita que tomemos algunas atenciones de sentido común, que si uno las piensa, parecen obvias, pero que desgraciadamente en la realidad en los hospitales no se cumplen En primer lugar garantizar un ámbito apropiado que permita una conversación sin interrupciones, aunque sea corta. Promover la presencia de acompañantes significativos para el paciente,y también muchas veces promover la presencia de más de un profesional y probablemente de distinta disciplina para situaciones difíciles. Ésto en SIDA se ha practicado mucho. Es la comunicación de diagnóstico por el binomio médico-psicólogo. El establecer el grado de información que ya el paciente trae sobre la situación es clave. La gente habitualmente cuando está en un proceso de atención, ya sea por sus síntomas como por los pasos de investigaciones diagnósticas, ya tienen una percepción de que algo está pasando y tienen muchas veces un juicio muy apropiado sobre la realidad. Consultar: ¿puede contarme lo que le han explicado de su problema de salud, cómo ve usted la situación de salud, más allá de lo que los doctores le han dicho, usted qué es lo que piensa?, ¿Cuál es su opinión? Las personas, en la gran mayoría de los casos van orientándose hacia la percepción concreta y real del problema. Ésto se debe hacer con un intercambio cuidadoso y progresivo, siempre verificando paso a paso, que el paciente quiera recibir información. Cuando los pacientes no tienen información, o tienen, pero todavía faltan informaciones importantes, es simple y fácil de llevar a cabo preguntas, tales como ¿usted quiere que le expliquemos los resultados de los estudios que vamos a obtener? Aquí hay dos cosas a tener en cuenta. Transmitir una verdad de manera violenta, no apropiada a la necesidad emocional del enfermo, cuando éste no la requiere o no está preparado, puede causar un desastre y un gran sufrimiento; pero también puede suceder lo mismo si se oculta información cuando el enfermo la requiere. A veces uno hablaría de confirmación de mala noticia, ya que hay un diálogo previo que permite en alguna manera, llegar a confirmar una situación que se sospechaba. Aquí, desde ya, es importantísimo tratar de evitar palabras o términos negativos que puedan evocar abandono, como: “ya no hay nada para hacer”, término que todavía se repite de 41 manera bastante frecuente; pero también evitar términos optimistas que promuevan falsa esperanza. La incertidumbre ante múltiples tratamientos es una realidad y tal vez con la intención de sostener un poco al enfermo, se puede dar un énfasis excesivo en la seguridad de respuestas de alguno, que luego, cuando fallan, van a producir una gran desconfianza en el paciente. La verdad que vamos a ir comunicando va a ser adaptada a lo que el enfermo va sabiendo y quiere escuchar. Dosificada, progresiva y soportable. Es muy importante aclarar que en distintas culturas la gente desea ser informada de diagnósticos, aun de enfermedades incurables o mortales, y que desean participar en la toma de decisiones. Un equipo del hospital de Quilmes hizo una encuesta sobre: “Si un familiar suyo tuviera cáncer ¿querría que le informen el diagnóstico? “Mucha gente dijo:- NO; y ¿si usted tuviera cáncer querría que le informen? La contestación fue: Sí. Hay una disociación entre lo que uno pretende para sí y lo que pretende para otro ser querido. En relación a esta supuesta protección al no brindar información negativa, es no causar desesperanza. La noción de esperanza no siempre está puesta en la cura. La esperanza puede estar centrada en la disponibilidad de tratamientos actualizados, o en ser informados sobre las circunstancias del cuidado y en mantener una buena relación paciente-médico. El reconocimiento del impacto emocional es indispensable. Debemos dejar, permitir la expresión de emociones. Luego de poder compartir las emociones se va poder facilitar el proceso de apoyo del paciente. Es normal sentir emociones y puede ser necesario respetar el silencio del paciente. Verificar la comprensión dentro de una comunicación difícil también es una tarea que desde el punto de vista técnico nunca debe olvidarse, ya que cuando uno está muy emocionado puede no haber comprendido bien. El análisis de las opciones de tratamiento y el pronóstico, son una tarea específica que van a ser abordadas en diferentes puntos del proceso de comunicación. Es importante ayudar al paciente a que pueda elegir opciones de tratamiento y que pueda reconocer y ponderar los riesgos y beneficios de cada una y pueda expresar las razones de por qué elige una u otra. Promover la información honesta, pero reconociendo siempre incertidumbres y no promover falsas expectativas, es una tarea correcta. La escucha activa, va a facilitar esto. Cecile Sanders, una de las grandes creadoras del movimiento de Hospices y Cuidados Paliativos en el siglo XX lo ha sintetizado en una frase magnífica: “Es mucho más importante que lo que nosotros le digamos al paciente, lo que dejemos que el paciente nos diga”. La escucha y la observación es indispensable para facilitar una comunicación. 42 La comunicación de noticias difíciles siempre es compleja, pero sobre todo debemos saber que requiere la integración de un saber técnico con la conciencia del encuentro de dos subjetividades, las del paciente o familiares con sus capacidades, fortalezas y vulnerabilidades y la del o los profesionales con sus habilidades, limitaciones y emociones. La comunicación eficaz no es sólo un don, alguna gente lo tiene como un don; es una habilidad que puede ser enseñada y aprendida. Una comunicación eficaz va a aumentar la confianza y disminuirá la incertidumbre existente, repercutiendo tanto en el bienestar físico como psíquico del enfermo. Comentarios y aportes a la disertación de la Dra. Mariela Bertolino Coordinación Dr. Jorge Luis Manrique Dr. Di Bártolo (Pediatra) Dra. Bertolino, me pareció brillante su exposición, es curioso lo que me pasaba mientras escuchaba. Hace exactamente 14 años yo ocupaba ese estrado, representando al Hospital Alemán en el tema de la muerte y en estos 14 años que pasaron fui leyendo cosas y cosas, naturalmente en esa época nos basamos en los trabajos de la Dra. Elizabeth Kübler Ross en su libro “Sobre la muerte y los moribundos” donde definía distintas etapas en el proceso de morir. Traté de seguir esa conducta, después de haber aprendido con mis maestros aquello de que el médico debe curar cuando se puede, si no se puede debe aliviar; si no consolar, acompañar. La manera de enfrentar, sobre todo en mi actividad pediátrica, que muchas veces era sólo el diálogo con los padres era tratando de acompañarlos para que cruzaran estas distintas etapas de la manera menos dolorosa posible, acompañándolos hasta que tuvieran la resignación del “así sea”, cuando no había más remedio. En el interín volví a leer a la Dra. Elizabeth Kübler Ross, que murió hace muy poco tiempo. Escribió un libro en donde se desdecía de lo que había afirmado. Las etapas son las que describí y estudié pero les digo a los médicos que en vez del “yo no”,” ¿porqué yo?”, la rebeldía, decir “yo sí, pero”..., pero... “puede ser que haya una esperanza”; nos recomendaba en su último libro: “quédense allí, no sigan hasta el “así sea”, traten de acompañarlos, pero dejen siempre una luz de esperanza”. Al principio me sorprendió enormemente. No seguimos con el proceso normal de información, naturalmente seguiremos hasta cuando el paciente dice basta; “ya sé”, “no quiero saber más”, pero hay veces que ni el paciente sabe lo que quiere, dice sí, infórmeme más: Decía Juan Antonio Vallejos Nágera, médico español que describió su muerte en un libro maravilloso que se llama “La puerta de la esperanza”, decía: 43 “por favor aunque se lo pidan nunca digan basta”, acompáñenlo en esa luz de esperanza. Lic. Josefina Pereyra: (Trabajadora Social, Bioética y Comunicación Humana). Creo que cuando se plantea el tema de la muerte y del morir, está latente un posicionamiento epistemológico, de creencias, frente a la vida en general; por eso me parece que todas las opiniones pueden ser válidas y cada uno lo dice desde su estado de conciencia. Solamente quiero aportar el estado de conciencia del que me escribió esto que tiene 25 años y dice: “...seamos lo único que podemos ser: humanos; que consiste en llegar a ese salirnos del vivir ineludiblemente anhelado, de manos de lo único que no podemos perder para llegar a esa meta, el tenernos unos a otros”. Nada más. Dra. Rosa Pace: (Cirujana y Miembro de la Comisión Directiva del CAEEM). Para rescatar lo que dijo Mariela, que a comunicar uno aprende y si bien hay personas que tienen un don especial para eso, no son las más y esto se puede enseñar y se puede aprender en las escuelas de medicina y como vimos esto es una mezcla de contenidos de psicología, de antropología, de cuestiones acerca del cuerpo, muchas cosas de ética y esto hay que iniciarlo en el pre grado, porque si no hasta que después uno vuelva a tener inquietudes acerca de estas cuestiones, han pasado muchos años y han sufrido muchos pacientes. Dra. Mariana Martínez Álvarez: (Instituto de Bioética de la Universidad del Museo Social Argentino). Brillantes todas las exposiciones, creo que para cerrar el tema hay que considerar al paciente como un todo, que esto lo tengamos en cuenta ante cualquier comunicación que tengamos que realizar como médicos, como fonoaudiólogos o en cualquier carrera relacionada con la salud y asimismo, preocuparnos también por la contención del propio personal en todo momento, porque también somos humanos y esta relación del todo es con respecto del médico hacia el paciente y del paciente hacia el médico. Dr. Horacio Muñoz: (Cirujano). Quiero felicitar por esta puesta a punto de un tema que cada vez se agrava más. Hay dos aspectos, lo que planteó el Dr. Nelson Castro de la información por Internet y el otro tema, que cada vez es más grave y más serio para la información, el aspecto genético. Sabemos que estamos bombardeados en este momento de información por las afecciones genéticas y que es muy complejo informarlas adecuadamente, dado que implican al paciente y a su comunidad familiar. Esto que se ha hecho es interesante, y lo que se decía recién 44 de que en la formación de los futuros profesionales médicos va a tener que tener prioridad el aspecto de comunicación. En Argentina todavía podemos decir que no es tan grave la situación, porque hay un grado de analfabetismo digital, sólo el 15 al 20% de la población tiene acceso a Internet, que hay problemas muy serios, por ejemplo en Suecia, adonde el 75% de la población tiene acceso a la información de Internet y que complica la información, sobre todo en el tema de la Genética, que es totalmente revolucionario, la terapia génica, la genética molecular, tema candente del momento, que no es fácil de informar. Creo que sería conveniente informar a los pacientes, cuando se nos plantean esos temas, al lado del genetista y probablemente al lado del psicólogo. Dr. Emiliano Lopez Morison: (Residente de Cirugía). Una pregunta muy puntual. Quería preguntarle a la Dra., si en su experiencia, el hecho de agregar en los ateneos de morbi-mortalidad de un servicio, por ejemplo una vez al mes: un tema ético; podría llegar a cambiar efectivamente conductas en estos cirujanos en formación; estoy hablando específicamente de los residentes en cirugía, o si en su experiencia esto no tiene un impacto sobre ellos. Dra. Milovick: (Equipo de en transplante de médula ósea, Academia Nacional de Medicina). Tengo una pequeña inquietud, como dije, trabajo en transplante de médula ósea, donde siempre nos tenemos que estar enfrentando con las malas noticias, o la recaída post transplante, o cuando el paciente viene a la consulta, informar que el procedimiento tiene una mortalidad de un 30% y una morbilidad muy importante también. El tema es que por otro lado, a los médicos se nos plantea cotidianamente el tema del “Consentimiento Informado” y de la importancia de darle toda la información al paciente. Esto tiene que ver con el hecho de “hasta dónde el paciente quiere saber” y por otro lado darle el protocolo de consentimiento y decirles firme y punto. ¿Cómo se hace? Dra. Mariela Bertolino: Hay áreas que son particularmente delicadas y sobre todo cuando los tratamientos ponen en riesgo la vida y esto, tal vez, se puede trabajar en la manera en que esto se transmite, pero probablemente esa información deba ser discutida con el paciente inevitablemente, entonces en esa situación, creo que hay que estar muy atentos al “cómo” transmitirlo, pero “el qué”, no es evitable. Hay otras situaciones en las cuales se trata de analizar sólo un diagnóstico, pero que no va a conducir a una decisión de la cual haya distintas opciones con distintas consecuencias, a veces es más fácil mantener el no deseo de un paciente a ser informado, pero hay otras en las cuales es inevitable ponerlo en conocimiento del riesgo de consecuencias graves de 45 tratamientos. La otra pregunta o comentario del residente de cirugía, creo que en lo que es la promoción de actividades, o sea que incorporen la reflexión y la educación en los programas de residencias, puede hacerse a distintos niveles. Uno es la capacitación a través de la práctica, analizando pacientes y tratando estos temas de modo prioritario, no dejándolos como algo menos relevante; otra cosa que es más importante y que va más a tu propuesta, es la incorporación de estas temáticas y de estas discusiones en los ateneos. Cada hospital puede tener Ateneos de Morbi Mortalidad o Ateneos de Tumores por ejemplo, o en las reuniones de los Comités de Ética, y creo que son temas que se deben llevar de manera permanente. En el Comité de Tumores de nuestro hospital, se integra la perspectiva subjetiva del paciente y no se puede analizar un caso exclusivamente desde el punto de vista de unas imágenes o una biopsia, y ésto es responsabilidad de los profesionales médicos. Creo que analizar estas situaciones tan complejas, de una manera abstracta o aséptica, no es bueno, así que la promoción de actividades de información y educativas es responsabilidad de todos y ese sería tal vez el mensaje que creo que podemos tener de esta jornada, no esperar a que otro venga a proponerme, sino tratar de decir: “necesitamos esto”, “¿Qué podemos hacer en tal lugar?”. CIERRE SEMINARIO SOBRE COMUNICACIÓN Dr. Jorge Luis Manrique La función del médico, desde su origen etimológico es cuidar de los pacientes. En tal contexto el análisis de lo escuchado permite esbozar algunas conclusiones. La comunicación como fenómeno dependiente exclusivamente de signos y códigos comunes, resulta un mito. Sin embargo, el mito revela lo verdadero. El mito es narración. También lo es la vida real. Las relaciones entre las personas se inscriben en esa novela, que termina siendo la Historia. El aporte personal para la Historia con mayúscula, es mayor o menor, según la trascendencia que otros atribuyan a las acciones emprendidas. Sin embargo, el único cuento que cuenta para cada mortal, es la historia menor, la íntima. Mas allá de lo verbal, mucho mas allá, hallan expresión y exigen satisfacción sentimientos, emociones, creencias y valores. Todas estas variables se inscriben en la comunicación, la limitan, la determinan y la traspasan. La relación con los semejantes y el ambiente, fuente constante de preguntas y de respuestas, sustrato indiscutido del logos del cual, desde 46 la ciencia propia, nos creemos herederos y custodios. Como complemento, la aceleración de los cambios que acontecen en nuestro mundo, la ergodinamia como virtud y el instante veloz, han desvalorizado la introspección y la expresión de los afectos. Así nos ha ido. La práctica clínica se desenvuelve en este medio. La consulta médica es una situación exclusiva y personalísima donde el paciente desnuda su cuerpo y su historia y formula interrogantes. Define una relación fiduciaria. La comunicación es un proceso dinámico. Exige intercambio de información, diálogo, preguntas y respuestas de los actores. Se transmite información, se define la relación y se imponen pautas de conducta. Lo verbal es apreciable de inmediato. Lo no verbal acompaña y subraya. El contexto de la entrevista es importante. El intercambio establecido, reinicia el círculo de las acciones descriptas que constituyen un continuo que define y enmarca la comunicación. El dialogo con otros y con uno mismo propone y responde preguntas. Comunicar es un término de origen latino. Significa hacer a otro partícipe de algo que uno tiene, compartirlo. Reconoce sinónimos. Su lista acotada permite utilizar una técnica grosera de fondo y figura. El esfuerzo es infructuoso, dibujando a través de la polisemia, una zona de penumbra. Dice demasiadas cosas y no conforma. Ni legos ni expertos pueden resolver la cuestión. Se debe aceptar que definir la comunicación resulta casi tan difícil como la cuestión del tiempo que se hiciera a San Agustín. Llegado el momento de afilar cuestiones, se hallan vallas difíciles de superar. En su misión de cuidar del paciente, el médico necesita comunicarse, dialogar. El buen uso de esta herramienta permitirá una práctica más eficiente, eficaz, efectiva y satisfactoria. La bioética, sólo con esto, estará servida. Dr. Enrique Beveraggi: Les agradezco muchísimo a todos Uds. el Dr. Barousse va a hacer una síntesis muy breve. Dr. Amadeo Barousse: El Dr. Enrique Beveraggi nos ha designado para elaborar las conclusiones de este simposio. Empecé a tomar nota de lo que Uds. decían pero fue tan abundante lo que se trató, que es muy difícil hacerlo, de modo que con mi deformidad de pertenecer al Comité de Redacción de la Revista Medicina (Buenos Aires) fui elaborando, mientras escuchaba las exposiciones y el debate, una serie de títulos de presuntas editoriales sobre los conceptos aquí vertidos, y que merecieran ser ampliados y editados en el futuro. Los títulos reflejarían las reflexiones principales de esta reunión. Estas futuras editoriales podrían versa sobre los siguientes temas: 47 1. El hombre es un ser grupal que se comunica por el lenguaje. 2. Comunicación, igualdad ¿cómo práctica y predominio de la conciencia? 3. Asimetría y trabajo interdisciplinario. 4. El concepto de transferencia desde el amor o el odio. 5. El saber científico como moderador del narcisismo. 6. Los ruidos que se interponen en la comunicación. 7. La decodificación del lenguaje del paciente y del médico 8. La verdad en la comunicación y los valores del paciente. 9. El ejercicio del arte, oratoria, los modelos, los grupos de encuentro. 48