Download MANIFIESTO VASCO EN DEFENSA DEL CLIMA

Document related concepts

Mitigación del cambio climático wikipedia , lookup

Economía del calentamiento global wikipedia , lookup

Políticas sobre el calentamiento global wikipedia , lookup

Efecto invernadero wikipedia , lookup

Economía baja en carbono wikipedia , lookup

Transcript
MANIFIESTO VASCO EN DEFENSA DEL CLIMA
Los colectivos abajo firmantes queremos trasladar hoy nuestra preocupación por
el deterioro del clima materializado en un aumento significativo de la temperatura del
planeta y de cara a la cumbre de Copenhague reivindicamos un nuevo tratado en base
a esta serie de principios y consideraciones.
Nuevo tratado basado en la Justicia Climática
Las negociaciones para un nuevo acuerdo internacional de reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero deben estar condicionadas por el concepto
de justicia climática. La justicia climática se basa en que el cambio climático requiere
acciones globales pero, sin embargo, la responsabilidad histórica de la emisión de la
gran mayoría de de gases de efecto invernadero emitidos en los últimos 250 años
recae sobre los países industrializados del Norte. Las emisiones excesivas de estos
países tanto históricas como actuales son la causa principal del calentamiento global.
Las comunidades del Sur, han llevado la carga tóxica de extraer combustibles
fósiles, su transporte y producción. Ahora estas comunidades están enfrentando los
peores impactos del cambio climáticos: desde la escasez de comida, hasta la
inundación de islas enteras.
Por eso las soluciones deben centrarse en un esfuerzo de los responsables y
una compensación hacia las víctimas. Debemos buscar un cambio del modelo
económico neoliberal y del modelo social, y poner a la persona en el centro, y que el
desarrollo humano no se confunda con este modelo de crecimiento económico
ilimitado que tenemos. El cuidado del clima y del planeta pasa también por una
reducción del consumo personal y social.
Objetivos de cara a las reducciones de emisiones
Siguiendo el criterio del IPCC y para conseguir que el nivel de estabilización del
CO2 en la atmósfera no supere la concentración de 350 ppm, la reducción de
emisiones de los países industrializados en 2020 tiene que ser del 40% sobre la
situación de 1990. Esta reducción ha de ser doméstica, es decir realizarse
íntegramente en territorio de cada país. A mitad de siglo el balance de emisiones debe
ser cero, mediante reducción y cambio de los modelos de producción y consumo.
Para asegurar que se alcance esa situación es conveniente establecer un
objetivo intermedio para los cuatro años siguientes al vigente Protocolo de Kioto, por
ello entre 2013 y 2017 las emisiones deben reducirse en un 23% sobre la misma
referencia.
Hay que resaltar que este nuevo y exigente sendero es incompatible con que a
un estado como el español, octava potencia industrial del mundo, se le permita
aumentar sus emisiones en un 30% en 2020 según el actual acuerdo entre estados
miembros de la Unión Europea.
Los países recientemente industrializados (China, India, Brasil…) necesitan
disminuir en los próximos decenios por debajo de la evolución actualmente proyectada
de sus emisiones. Los estados industrializados, que han creado el problema, son
responsables de aportar financiación, tecnología y capacitación para que alcancen un
nivel de bienestar justo, al tiempo que se comprometen a limitar el crecimiento de sus
emisiones
La compensación de emisiones, es decir, la compra por un país de reducciones
llevadas a cabo en otros, no puede formar parte del objetivo de reducción obligatoria
sino adicional a él. Las reducciones tienen que ser domesticas, no es posible que al
que pueda pagar se le permita aumentar sus emisiones. Los mercados de carbono
retrasan la transformación de las sociedades de los países industriales hacia la
reducción permanente de emisiones.
Exigencias al Gobierno Vasco con respecto al cambio climático.
La CAPV es un gran emisor de CO2. Kyoto nos exigía no aumentar las
emisiones más de un 15% y en 2008 ya habíamos llegado a un incremento del 39%.
El plan vasco de lucha contra el cambio climático del Gobierno Vasco se mueve
en el terreno teórico y la mayor parte de los 90 millones presupuestados se gastarán
en su mayoría en investigación, informes, y acciones de concienciación ciudadana, los
objetivos reales van muy por detrás. Por ejemplo en el objetivo del 12% de producción
eléctrica renovable no se ha llegado ni a la mitad.
Exigimos el cierre de la central térmica de carbón de Pasaia, propiedad de
Iberdrola, el mayor foco emisor de CO2 de todo Euskal Herria y que se encuentra
entre las 20 instalaciones del Estado Español que más CO2 emiten. En el plan vasco
de lucha contra el cambio climático del Gobierno Vasco propone entre muchas
medidas su cierre y el Ente Vasco de la Energía, establecía 2010 como fecha para su
cierre. A dia de hoy no se tienen noticias de todo esto.
La apuesta de la administración en Euskadi por la incineración de las basuras es
muy negativa, además de incrementar la contaminación química de nuestro entorno
las incineradoras emiten grandes cantidades de CO2 ya que utilizan gas natural para
quemar la basura pero lo queman de manera ineficiente. En el Estado Español el 3%
de todo el CO2 lo emiten las incineradoras de basuras.
Rechazamos la política del Gobierno Vasco de agrocombustibles basada en la
importación de la materia prima de países empobrecidos y la construcción de plantas
de agrocombustible en el mismo puerto de Bilbao. Estas importaciones de materia
prima tienen graves consecuencias medioambientales y sociales en los países del Sur.
Es muy importante que el Gobierno Vasco se sume al esfuerzo económico que
los países enriquecidos tenemos que hacer para que los países del Sur puedan iniciar
un proceso de transición rápida hacia tecnologías limpias, reducir la deforestación y
adaptarse a los efectos actuales y previsibles del cambio climático.
Ni carbón, ni nuclear
En la lucha contra el cambio climático es fundamental el cambio del modelo
energético, el desarrollo de las energías renovables en todo el mundo, eólica
fotovoltaica, termosolar, geotérmica, biomasa, energía de las olas y otras. Y es
necesario el cambio de paradigma en cuanto al uso de la energía, no se puede seguir
despilfarrándola hay que promover sistemáticamente el ahorro y la eficiencia
energética. Hay que ir hacia el paulatino abandono del uso de combustibles fósiles
para la producción de electricidad, empezando por el carbón, el combustible fósil que
más CO2 produce, además de otros contaminantes como óxidos de azufre.
Por lo tanto es totalmente incomprensible la reciente decisión del Gobierno
Español de subvencionar la producción de electricidad con el carbón de minas
españolas.
Este apoyo al carbón descabalga la tendencia que se estaba produciendo de
reducción de emisiones de CO2 en el Estado Español. El año que viene con la mismo
consumo de electricidad subirán las emisiones.
La energía nuclear, no tiene nada que aportar a la lucha contra el cambio
climático, es una industria fracasada inviable económicamente que en sus 60 años de
existencia no ha sido capaz ni de resolver el problema de sus residuos radioactivos. El
problema del cambio climático es demasiado grave y acuciante como para desviar los
recursos económicos a nuestro alcance a una opción sin futuro. El cambio climático
para la industria nuclear y algunos gobiernos no es mas que una tabla de salvación
que utilizan en un intento desesperado por salvar a una industria que está condenada
a desaparecer.
Hacia un modelo de transporte sostenible
El del transporte es con mucha diferencia el sector de la economía cuyas
emisiones de CO2 más han aumentado en Europa en la última década, en Euskadi
por ejemplo han crecido un 124% desde 1990. Ello se debe a la apuesta total y
absoluta de la administración por un modelo de transporte basado en el automóvil con
la continua construcción de infraestructuras para el coche.
Este modelo tiene graves consecuencias medioambientales como las del refino
del petróleo en la gigantesca refinería propiedad de Repsol en la localidad de Muskiz
que implica graves afecciones a la salud y la calidad de vida de la población.
Queremos expresar nuestra solidaridad con la lucha vecinal en contra del proyecto de
instalación de una planta de coke en los terrenos de la refinería lo que agravaría más
aun la situación medioambiental. Petronor tiene su cuota de responsabilidad en un
tercio del CO2 emitido en la CAV y con la planta de coke se incrementarían en un 20%
estas emisiones.
Hoy día los departamentos de carreteras de las Diputaciones vascas son el
principal obstáculo para lograr un modelo de transporte sostenible. Hay intereses
creados para fomentar el hormigón, y un modelo de presión de lobbies de
constructores instalados en las diputaciones, el lobby que más presiona en Euskadi.
De todo esto se deriva la la continua construcción de infraestructuras insostenibles
(Supersur, TAV, la Autovía Eibar Vitoria, la Variante Sur Ferroviaria, etc.).
Es necesario cambiar el modelo urbanístico y social existente para evitar
desplazamientos innecesarios de personas y reducir mucho nuestras necesidades de
movilidad. Se trata de ir a un modelo de transporte en el que el coche deje de ser el
protagonista y el transporte público y colectivo sea el mayoritario.
En cuanto al transporte de mercancías, junto a una reducción general del
consumo, es necesario que los circuitos comerciales sean cortos y se priorice el
consumo local.
Hacia una alimentación responsable
El sector agrario vasco depende casi exclusivamente del petróleo como fuente
de energía para su maquinaria, a la vez que la intensificación extrema de la
producción agraria de las últimas décadas supone que emplea un alto número de
unidades de energía por unidad de producto final en la forma de abonos minerales,
agro-tóxicos, plásticos y demás. Es necesario cambiar el modelo agrario hacía la
agroecología, desintensificando la producción y acortando drásticamente los
kilómetros recorridos tanto por los insumos al sector como por las materias primas
alimenticias que suministra. El actual modelo de producción industrial de alimentos, es
un gran consumidor de energía, que contribuye significativamente al calentamiento
global, además de profundizar la destrucción del medio ambiente y de las
comunidades rurales.
Por todo ello, exigimos un acuerdo en la Cumbre de Copenhague que
establezca compromisos jurídicamente vinculantes y eficaces, que marquen la
hoja de ruta en la lucha contra el cambio climático en la próxima década.