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Autor: Alexander Weiss – [email protected]
LAS CRÓNICAS DE LOS
SEGUIDORES DE SET
LAS PALABRAS DE SET A SUS CHIQUILLOS EN EL
LIBRO DE NOD:
Serpientes, somos serpientes.
Corromped a los demás, porque como la serpiente
Tentó a Adán y Eva para que dejasen el jardín del Edén,
Dando nacimiento a Caín,
Dándome nacimiento a mí.
De la corrupción vienen dones,
Dones para vosotros.
Corromped a los demás para que podáis
Tomar esos dones,
Y corrompeos a vosotros mismos.
Corrompeos para que los dones
Puedan pasar a otros.
Sed corruptos y tomad placer
De los dones que trae la corrupción.
Y dad esos dones
Como yo os los di a vosotros.
Sed corruptos y tomad placer
De los dones que trae la corrupción.
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EL PADRE DE LAS MENTIRAS
Los Seguidores de Set poseen una visión sobre el origen del vampirismo muy
diferente a la del resto de los clanes, y en verdad sus relatos, basados en los
mitos egipcios, poseen una antigüedad muy superior a las leyendas del Libro de
Nod. Incluso algunos eruditos del clan creen que los mitos sobre la aparición del
vampirismo en el mundo son sólo metáforas con la credibilidad que es de esperar de
este tipo de relatos. Simplemente es una cuestión de elección el tipo de leyenda que
se decide tomar como cierta.
A grandes rasgos, la historia de Set, tal y como es contada por sus
seguidores, coincide con la versión egipcia que fue traducida por el autor griego
Plutarco.
En los tiempos antiguos, cuando los dioses habitaban la tierra de Khem
(Egipto), Ra, el dios del sol, envejeció y decidió abdicar de su posición como rey de
los dioses. Ra eligió a su nieto Osiris como su heredero y sucesor, pero su decisión
no fue aceptada por el hermano menor de Osiris, Set. Set era el guerrero más
poderoso de los dioses egipcios. Cada noche protegía la barca del sol mientras
navegaba bajo tierra desde las puertas del crepúsculo a las puertas del amanecer.
Cada noche Set combatía a Apep (Apofis), la Gran Serpiente de la Oscuridad, para
que el sol pudiera surgir cada día. Set sentía que su esfuerzo no había sido
reconocido.
La envidia y el orgullo de Set le llevaron a asesinar a su hermano. Ordenó
que construyeran un hermoso sarcófago con las medidas exactas de Osiris y lo
presentó ante los dioses diciendo que lo regalaría a quien pudiera ocuparlo.
Todos los dioses probaron el sarcófago pero no les servía. Entonces llegó el
turno de Osiris. Inmediatamente Set y sus 72 cómplices sellaron el sarcófago y lo
arrojaron al Nilo, donde Osiris se ahogó. Cuando la diosa Isis, la esposa y
hermana de Osiris, utilizó su magia para recuperar el cuerpo de su marido, Set
tomó medidas más duras: hizo pedazos el cuerpo de su hermano y los esparció por
la tierra de Egipto. Con paciencia Isis reunió los fragmentos, reconstruyó el
cuerpo de Osiris y utilizó su magia para concebir un hijo de su esposo muerto:
Horus.
Cuando Horus se convirtió en un hombre adulto, desafió a su tío Set por el
liderazgo de los dioses. Existen numerosas leyendas sobre engaños y batallas por
parte de ambos para conseguir la victoria. Sin embargo, al final Horus resultó el
vencedor. Horus había perdido un ojo en la lucha; en venganza, castró a Set.
Mientras tanto, Osiris se convirtió en el Rey de los Muertos mientras su hijo se
convertía en Rey de los Vivos; las sucesivas dinastías faraónicas descienden de él.
En compensación, Ra otorgó a Set dos diosas extranjeras como concubinas y lo
convirtió en dios de las tormentas.
Hasta aquí las historias coinciden con el conocimiento de los mortales, pero
para los Seguidores de Set, la historia de su fundador continúa:
Cuando los demás dioses aclamaron a Horus como su nuevo rey, Ra juzgó a
su fiel defensor y lo maldijo a vivir en la oscuridad para siempre. Entonces los
dioses confinaron a Set en el Duat, el oscuro Inframundo de los muertos, junto al
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Río de la Muerte procedente del Océano Primordial. Aquí Set combatió a Apep una
vez más. Mató a la Serpiente de la Oscuridad y devoró su corazón. Con la muerte
de Apep adquirió una oscura sabiduría y aprendió secretos ocultos desde el
principio del mundo. Cuando Ra creó el mundo había engendrado la vida a través
de su semen, creando a los dioses y los seres humanos. Sin embargo, Ra mentía
cuando dijo a sus creaciones que era el más poderoso de todos los seres, el creador
del universo. Él mismo y su creación sólo eran una pequeña porción de las Aguas
Primordiales. Y Set supo la verdad: todas las almas podían crecer y hacerse tan
poderosas como su creador y convertirse en sus iguales. Set juró que derribaría a
Ra –no por venganza, sino por compasión, para liberar a todas las almas que Ra
retenía prisioneras en la creación.
Set bebió de las Aguas Primordiales y con su conocimiento regresó
sigilosamente al mundo de los vivos, disfrazándose como una serpiente y
escurriéndose a través de las puertas de la noche. Porque a pesar del poder que
había ganado de Apep, Set seguía dentro de la creación de Ra y tenía que
ocultarse del sol; no podía romper la maldición de Ra. Y después de haber probado
las aguas de la muerte, tampoco podía vivir. Set encontró a doce discípulos
humanos que oyeron su mensaje de rebelión contra la tiranía de los dioses y que le
juraron fidelidad. Mezclaron su sangre con la de Set y la bebieron. Set incluso les
otorgó un poder semejante al suyo para que también pudieran convertirse en
dioses.
Sin embargo, los dioses descubrieron la conspiración y se presentaron ante
Set y sus seguidores. La traicionera diosa de la luna les habló a los demás dioses
sobre el retorno de Set. Ra el tirano decretó que todos los que se habían unido a
la conspiración de Set compartirían su maldición y como habían sellado un pacto
con sangre sólo podrían alimentarse de sangre.
Los doce discípulos traicionaron a su maestro pidiendo clemencia acusando
a Set de haberlos engañado. Su traición enfureció a Set, quien juró que si no le
ayudaban a combatir a los dioses, también los destruiría, aunque le llevase un
millón de años. En otras versiones se añade que cada uno de los discípulos se
convirtió en servidor de uno de los dioses egipcios.
Y así Set y sus discípulos se convirtieron en los primeros vampiros. Con el
tiempo aprendieron como transmitir su maldición a los mortales, convirtiéndose en
los fundadores de los trece clanes. Set aprendió de sus errores y eligió a sus
nuevos seguidores con más cuidado, convirtiéndose en los Mesu Bedshet, los Hijos
de la Rebelión.
Los eruditos vampíricos creen que en esta historia Set usurpó el lugar del
Primer Vampiro, posiblemente debido a su orgullo y con la intención de ser
adorado como un verdadero dios por sus seguidores. Al contrario que en los mitos
del Libro de Nod no existe una referencia a una Segunda Generación de vampiros, y
los discípulos de Set son iguales en poder a su maestro. Algunas teorías parecen
indicar que cuando Set devora el corazón de la serpiente Apep o Apofis, se está
haciendo una referencia al crimen del diabolismo. En cualquier caso, tanto la
historia de Set como las leyendas del Libro de Nod y otros mitos sobre el origen
del vampirismo, no pueden ser consideradas estrictamente históricas, pero tal vez
en ellas exista cierta vez sobre la aparición de los vampiros.
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SET Y OSIRIS
A partir de las distintas leyendas, los vampiros consideran que Set fue en su
día un gran cazador y soldado, de cabellos rojos como el fuego y ojos azules según
la tradición, nacido a las orillas del Nilo, en la tierra de Khem, en Egipto. Su
único rival era su hermano mayor Osiris. Los dos eran nietos de Ra, un poderoso
señor bajo cuyo liderazgo los pueblos primitivos del Nilo se unieron mediante la
alianza y la conquista del Alto y el Bajo Egipto. Ra consolidó su reino en gran
medida gracias a las habilidades guerreras de Set.
Sin embargo, Ra era un gobernante celoso, y temía que uno de sus
descendientes usurpara su poder. Su hijo Geb y su hija Nut se amaban, pero su
padre tenía otros planes para ellos (aunque el matrimonio entre hermanos era una
práctica aceptada en la época). Sin embargo, mediante el engaño Geb y Nut
consiguieron oponerse a los deseos de Ra y tuvieron cuatro hijos: Osiris, Set, Isis y
Neftis. Osiris tomó como esposa a Isis y Set a Neftis. Osiris e Isis tuvieron un hijo:
Horus.
En principio Ra no dijo nada, pero mientras se debilitaba con la edad, su
mente se resintió. Un día ordenó la muerte de Geb y Nut, acusándoles de haberle
desobedecido por haber tenido hijos sin su permiso. Geb fue enterrado vivo y Nut,
después de ejecutada, fue despedazada y ofrecida a los buitres como carroña. Años
más tarde, tras el surgimiento de la religión egipcia, los hermanos martirizados
serían reverenciados como dioses. Geb sería considerado el dios de la tierra y Nut
la diosa del cielo; el recuerdo de su asesinato fue acallado con el paso del tiempo
y sólo se recordó la naturaleza de sus muertes.
Set, de gran corazón, lloró por sus padres y se rebeló contra su abuelo Ra,
al que odiaba por sus acciones. Sin embargo, fue derrotado, y como castigo, fue
desterrado y confinado en los desiertos que rodeaban las tierras fértiles bañadas
por el río Nilo.
Osiris, el hermano mayor, permaneció en silencio, postrándose ante su abuelo
Ra y obedeciendo su ley. A la muerte de Ra, fue recompensado y declarado
heredero del reino. Obsequioso hasta el final, proclamó a Ra dios del sol y de esta
forma se estableció el culto solar en las tierras del Nilo.
Cuando Ra murió, Set regresó de su destierro a Egipto, donde descubrió que
su hermana-esposa Neftis le había traicionado y yacía en el lecho de su hermano,
al que había dado un nuevo hijo: Anubis. Set, tolerante y conciliador, no sintió
odio hacia su esposa, pero pidió a Osiris que dividieran el reino entre los dos.
Solicitó ser nombrado rey del Alto Egipto, que era principalmente desierto,
mientras Osiris retenía el trono del Bajo Egipto, una tierra fértil gracias al
Delta. Osiris se negó y, a la manera de su abuelo, expulsó a Set a los desiertos,
diciéndole: “Marcha y deja que las arenas te conforten; las serpientes y los
escorpiones serán tus únicos compañeros. Nunca volverás a ver el sol de esta
tierra.”
Según los sacerdotes del culto de Set, antes del gobierno de Ra y Osiris la
humanidad vivía en un estado salvaje, sin los engaños ni las restricciones de la
civilización. Había un equilibrio entre la vida y la muerte. Ra, deseoso de
dominarlo todo, conspiró con Osiris para gobernar a la humanidad mediante las
ataduras de la cultura y la ley, tanto entre los vivos como entre los muertos. Set
habría tratado de frenar la corrupción de la civilización, intentando convencer a
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Osiris de que limitara su reino al Bajo Egipto, dejando el Alto Egipto en su estado
primordial, pero fue rechazado y desterrado.
Los enemigos de Set afirman que Osiris era un monarca sabio y justo, amado
por su pueblo, que se vio obligado a desterrar a su hermano Set, debido a que éste
conspiró para usurpar el trono. Al no desear derramar la sangre de Set, conmutó
su pena de muerte por el destierro.
LA CIUDAD DE LOS DIOSES
Varias leyendas vampíricas hablan sobre Enoch, la Ciudad que construyó
Caín. Los Seguidores de Set creen que se trataba de Annu, que sería mencionada en
la Biblia como On y entre los griegos como Heliópolis, que terminaría por
convertirse en uno de los suburbios de El Cairo.
Según las leyendas egipcias esta mítica ciudad estaba gobernada por seres
inmortales que eran adorados como dioses y que habían construido palacios y
monumentos de piedra. Los dioses descansaban durante el día y se levantaban
durante la noche.
En la ciudad vivían numerosos mortales, que servían a los dioses y a cambio
éstos les enseñaron numerosos conocimientos que servirían para mejorar sus vidas:
la agricultura, la ganadería, la ciencia, la arquitectura, el arte, la comunidad, el
amor… Y como era normal, los dioses también imbuyeron a su pueblo con una serie
de costumbres religiosas, entre ellas la reverencia por los dioses y el respeto a
los muertos.
Después de abandonar el reino de su hermano Osiris, Set vagó
apesadumbrado por el desierto. Fue en su exilio cuando fue descubierto por su sire,
uno de los dioses de Annu, que la tradición considera que se trataba de una mujer,
aunque en otras versiones se le sitúa como un hombre. No tardó en compartir su
inmortalidad con Set y lo llevó a la Ciudad de los Dioses, donde moraba el resto
de sus hermanos y hermanas. El sire de Set era uno de los Tres Dioses que
gobernaba la ciudad.
Aprendió mucho sobre los dioses en aquellos primeros años. La luz del sol
era odiosa para todos ellos. Aunque muchos relatos lo muestran reacio a
relacionarse con sus hermanos y siendo despreciado por ellos, algunos eruditos
señalan que las habilidades de los Seguidores de Set para adoptar la forma de
ofidios parecen una forma especializada de los poderes cambiantes de los Gangrel,
y puede que en las Primeras Noches los poderes de ambos clanes fueran mucho más
semejantes. Sin embargo, con el paso del tiempo, los Seguidores de Set irían
imbuyendo sus poderes con una serie de habilidades ritualizadas, procedentes de la
investigación del Ankhu, la hechicería egipcia.
Los Malkavian consideran a Set y Saulot como hermanos de su fundador, y
al parecer, los tres pasaron mucho tiempo debatiendo sobre cuestiones filosóficas
y morales. Set consideraba que la sabiduría podía encontrarse en el interior de
uno mismo, mientras que Malkav creía que la sabiduría se obtenía de la percepción
del exterior. Saulot trataba de conciliar ambas posturas y trató de encontrar un
camino intermedio entre ambos. Una leyenda afirma que Malkav deseaba los
secretos de Lilith y que la Madre Oscura susurró una terrible verdad en sus
oídos, que destrozó su cordura. Sus balbuceos y aullidos molestaron tanto al
resto de sus hermanos, que Saulot y Set trataron de tranquilizarlo. Sin embargo,
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Saulot quedó tan aturdido, que huyó de la ciudad y se dirigió al este, mientras que
Set se volvió medio loco a su vez, y la oscuridad de su corazón le llevaron a
desear la destrucción de todo lo que había sido creado.
En varias ocasiones Set viajó lejos de la Ciudad de los Dioses y fue en una
de estas ausencias, mientras recorría las tierras de Asiria, los hermanos de Set se
levantaron contra los Tres que les gobernaban y les dieron muerte, y cuando Set
se enteró de lo ocurrido, juró venganza. Casi todas las versiones coinciden en
destacar la ausencia de Set durante la lucha que provocó la caída de la ciudad.
Algunas indican que simplemente se encontraba en uno de sus viajes, pero otras
apuntan a una motivación posterior. Sus seguidores consideran a su fundador un
vengador, un hijo pródigo que tras regresar a casa descubre que su padre ha sido
asesinado, por lo que afirman luchar la Yihad en nombre de la venganza de Set.
Sin embargo, otros eruditos no lo ven tan claro. Considerando que poco
después de la partida de Set estallaron el caos y la rebelión, creen que Set
envenenó las mentes de sus hermanos y hermanas antes de abandonar la ciudad. Es
una idea creíble, ya que este movimiento le habría dejado las manos “limpias” en el
asesinato, y habría abierto las puertas a una cruzada vengativa que duraría
milenios.
Pero cualquiera que fuesen las intrigas, engaños o crímenes cometidos por
Set en la Ciudad de los Dioses, no pasaron desapercibidos para Caín, y en varias
versiones del Libro de Nod, Set es maldecido con el resto de sus hermanos.
El que se recreó en la oscuridad
De su propia ansia alocada
Quedará preso de esta oscuridad
Para siempre y será el hermano
De los más viles, maldito por Dios.
Los Seguidores de Set creen que la especial susceptibilidad de su linaje hacia
la luz en todas sus formas y en especial a la luz del sol, se debe a la enemistad
entre Set y Ra, y algunos remontan la maldición al momento del Abrazo de su
fundador.
La relación entre los Seguidores de Set y su poder para obtener los dones de
las serpientes nunca han sido debidamente aclarados, aunque comúnmente se cree
que fueron obtenidos después de que Set devorara el corazón de la serpiente
Apofis y conociera sus secretos. Algunos Seguidores de Set desarrollan tras el
Abrazo ciertos rasgos de ofidios de forma permanente, como pieles escamosas,
colmillos venenosos, lenguas bífidas e incluso cierto tipo de corrupción
espiritual, que en ocasiones se manifiesta físicamente provocando el
marchitamiento de la vegetación cercana y en otras mediante una marca visible
para quienes poseen cierta percepción sobrenatural.
En este punto los distintos relatos comienzan a divergir. Algunos hablan de
una conspiración cuidadosamente planeada que dio sus frutos tras varios siglos, y
otros se refieren a una rápida y brutal revolución que tuvo lugar como resultado
de un suceso determinado. La versión más triste es la que se lamenta del fin de la
Ciudad de los Dioses a manos de las luchas internas de los Trece. Sea lo que sea,
lo cierto es que la ciudad estaba destinada a caer, y así lo hizo.
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TIFÓN
Tiempo después de que Set fuera exiliado, un extraño llamado Tifón llegó a
la corte de su hermano Osiris. Era pálido y frío como el mármol, y hablaba de
lejanas tierras y de una oscura tempestad de guerras y desastres que se cernía en
el horizonte y se acercaba a la tierra de Egipto. Osiris se sintió a la vez
preocupado y seducido por las palabras de Tifón y sus alarmantes predicciones y
le concedió una audiencia privada. Hablaron toda la noche y el extraño partió
poco antes del alba- Cada luna nueva después de su primera visita, Tifón regresó,
pidiendo audiencia con el faraón. Siempre hablaban toda la noche y el extraño
siempre partía antes del amanecer.
Después de la cuarta y última visita de Tifón, Osiris quedó postrado en sus
aposentos privados, pálido y enfermo de muerte. Se recuperó poco después, y nunca
se volvió a ver al extraño. Después de su recuperación, Osiris se había
transformado: rehuía la luz de Ra y gobernaba durante la noche, pálido y frío
como Tifón. Debido a las oscuras prediccciones había escogido aceptar el poder
oscuro que Tifón le había ofrecido y durante años Osiris gobernó durante la
noche, únicamente en la compañía de sus más allegados, entre ellos su esposa Isis, y
creando un linaje de vampiros.
Tiempo después otro extraño llamado Thoth llegó a la corte del faraón,
pero no pidió audiencia con Osiris, sino con sus dos esposas, Isis y Neftis (esta
última había sido esposa de Set). Las dos mujeres poseían conocimientos mágicos,
pero con las enseñanzas de Thoth se convirtieron en las hechiceras más poderosas
de Egipto. Después de pasar varios meses adiestrando a las hermanas, partió
dejando tras de sí un legado de conocimiento.
No mucho después de la partida de Thoth Osiris regresó al palacio después
de uno de sus frecuentes viajes, y sus servidores le obsequiaron un sarcófago en el
que pudiese reposar. Estaba confeccionado con oro y madera de sándalo y cedro.
Osiris se acostó en su interior y los sirvientes lo cerraron por completo. Como
una serpiente, surgiendo a hurtadillas de entre las sombras, apareció Set, su
hermano menor, que selló mágicamente el sarcófago para evitar que Osiris
consiguiera escapar. Después lo arrojó al Nilo y reclamó el trono de Egipto.
Isis y Neftis huyeron, junto con sus hijos Horus y Anubis, y varios vampiros
del linaje de Osiris y buscaron refugio entre los pueblos enemigos de Set, los
adoradores de Sobek, el dios cocodrilo y Bast, la diosa de los gatos. Isis empleó la
magia para encontrar y recuperar el sarcófago de Osiris, pero Set descubrió a los
fugitivos y capturó a Isis, Neftis y Horus, despedazando el cadáver de Osiris en
catorce pedazos que dispersó por la tierra de Egipto. Anubis consiguió escapar.
Set torturó a sus prisioneros y en una de sus torturas le arrancó un ojo a
su sobrino Horus (y junto con él su ba o alma). Sólo la poderosa magia de Isis le
permitió sobrevivir, aunque su existencia era apenas un hilo de vida. Finalmente,
un día, mientras Set dormía su sueño, fuerzas leales a Osiris atacaron su palacio
y rescataron a Isis, Neftis y Horus. Huyeron al hogar de Meshta, un humilde
granjero leal a Osiris, y allí se escondieron. El hijo de Meshta, un valiente
soldado, dirigió sus fuerzas lejos de la granja de su padre, atrayendo sobre sí la
atención de Set y sus aliados.
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En la granja de Meshta Isis y Neftis se reunieron con Anubis y con los
aliados de Osiris y planearon su siguiente movimiento. Al día siguiente emplearon
su magia para reunir los pedazos del cuerpo de Osiris y reconstruirlo, salvo su
pene, que había sido devorado por una carpa, cosiéndolos con los tendones de un
toro sacrificado. A continuación los seguidores de Osiris derramaron parte de su
sangre sobre el cuerpo de su señor al tiempo que se entonaban poderosos hechizos.
Y así Osiris se alzó de nuevo desde la muerte, pero su estancia en el
Inframundo o Duat lo había cambiado. Según las distintas versiones, su sed de
sangre lo llevó a matar a su hijo Anubis, ante la mirada aterrorizada de sus
fieles, mientras que en otras se dice que Anubis entregó su vida para que su padre
pudiera regresar de la muerte. Otros relatos dicen que Osiris había trascendido
la maldición vampírica y había adquirido enormes conocimientos sobre el mundo de
los muertos.
Con la ayuda de Isis y Neftis Osiris utilizó sus conocimientos para crear el
hechizo de la Vida, que confería la vida eterna (En otras versiones es Anubis quien
elabora el hechizo antes de morir) aunque era necesario atravesar las puertas de
la muerte antes de resucitar. Este hechizo ofrecía la esperanza de salvar a Horus,
aunque era una esperanza incierta, ya que su ba se encontraba en manos de Set.
El leal campesino Meshta fue el primero en someterse al Hechizo, para
comprobar su efectividad y finalmente se alzó de entre los muertos, siguiendo los
pasos de Osiris. Los presentes se regocijaron e Isis permitió que su hijo Horus
muriera antes de ejecutar el Hechizo de la Vida, pero su alma no estaba completa,
al faltarle el ba y a pesar de los esfuerzos de los presentes, el cuerpo de Horus
permaneció inmóvil.
Esa misma noche Set y sus fuerzas atacaron por sorpresa, en un momento en
que Osiris y sus seguidores se encontraban exhaustos por el esfuerzo realizado, y
además eran sobrepasados en número. Set mató a su hermana y esposa Neftis
arrancándole el corazón con las manos. Cuando Osiris y Set lucharon el choque
entre ambos hizo retumbar la tierra. Osiris combatió con todo su poder, pero
estaba agotado y debilitado, mientras que Set se encontraba henchido de poder, que
finalmente utilizó para engullir el cuerpo de Osiris en un torrente de llamas,
reduciéndolo a cenizas que se dispersaron en el viento mientras su alma retornaba
a Duat, el mundo de los muertos.
Isis invocó todo su poder mágico cuando Set se volvió hacia ella, pero ni
siquiera eso fue suficiente para detenerlo. Derribó a su hermana y se preparó para
asestarle el golpe de gracia.
Sin embargo, antes de poder matarla, Horus apareció en su forma espiritual,
lleno de furia justiciera, blandiendo un poderoso cuchillo. El Hechizo de la Vida
había funcionado. Aunque Set contraatacó, la furia de Horus le permitió herir a
su tío, castrando al traidor con su hoja y después descargó un golpe contra su
propio ojo, que Set sostenía en su mano. El cuchillo de Horus liberó su ba y su
alma quedó completa de nuevo. Mientras se desvanecía de nuevo en el Duat, Horus
juró que algún día vengaría la muerte de su padre.
Set, herido, huyó, y se dice que mató a sus propios seguidores para que no
pudieran contar su derrota. Isis y sus aliados aprovecharon el desconcierto entre
las filas de los ejércitos de Set para escapar y viajaron a la tierra de la actual
península del Sinaí, donde hallaron cobijo entre el pueblo de los chacales que
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habitaba allí. Había sido la primera batalla de una guerra que se prolongaría
durante milenios.
Durante mucho tiempo se ha debatido la identidad del misterioso vampiro que
concedió la inmortalidad a Osiris, y aunque muchos creen que se trataba de un
Antediluviano, las distintas teorías ofrecen interpretaciones variadas.
Sin embargo, basándose en cómputos temporales, algunos eruditos
vampíricos consideran que si Set fue convertido en vampiro durante su exilio y
permaneció durante varios siglos en la Ciudad de los Dioses, Osiris y sus parientes
mortales habrían fallecido en el intervalo. Pero según ciertas leyendas Osiris
habría sido uno de los líderes mortales de la Ciudad de los Dioses, y que habría
huido con sus seguidores durante la caída de la misma, siendo perseguido por su
hermano.
La más inquietante posibilidad establece que Set no era un Antediluviano,
sino que él y su hermano fueron Abrazados por un mismo vampiro de la generación
de los Trece, y fue él quien los hizo luchar para asegurarse el control del más
capaz. En verdad en algunos relatos se habla de la existencia de dos vampiros con
el nombre de Set. En un antiguo poema épico de Egipto cuya composición se estima
en torno al 1880 a.C. al dirigirse al líder del pueblo de los chacales Set afirma:
Yo no soy Set de estos lugares.
Yo soy Set, mucho más antiguo que Set.
Aquí en Egipto se mezclan todas las razas.
En Egipto, yo mezclo la vida con la muerte.
Algunos Nosferatu incluso afirman que Set era uno de los chiquillos de su
fundador, y algunos creen que los murales en los que el dios aparece representado
con la cabeza de la Bestia Tifoniana representan en realidad su deformidad. En
cuanto a sus descendientes, los Nosferatu afirman que la maldición de su
fundador retorció sus corazones en lugar de sus cuerpos. Y también es necesario
tener en cuenta la leyenda en la que Set devora el corazón de la serpiente Apofis,
que muchos consideran como una indicación de que Set cometió diablerie sobre uno
de los vampiros de la Ciudad de los Dioses.
Quienquiera que fuese Tifón, bien un Antediluviano que Abrazó a Set y
Osiris, o uno de los rivales de Set, su identidad sigue constituyendo una incógnita,
incluso en las noches finales.
EL CULTO DE SET
Los Seguidores de Set o Teofidianos afirman que el culto hacia su ancestro
es el más antiguo de todos. Varios Antediluvianos transmitieron sus enseñanzas a
sus descendientes, que con el paso del tiempo llegarían a formar pequeños grupos
en el interior de los clanes dedicados al desarrollo de sus legados filosóficos,
pero ningún linaje ha alcanzado el nivel de complejidad de los Seguidores de Set.
Para los observadores externos el clan en sí constituye un enorme culto maligno
dedicado a la adoración de su siniestro ancestro. Sin embargo, a lo largo del
tiempo las enseñanzas de Set han sufrido algunas variaciones o se han
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desarrollado en direcciones distintas, profundizando en distintos elementos
morales.
A lo largo de los milenios, han aparecido y desaparecido docenas de
variaciones de las enseñanzas de Set, que han asimilado preceptos de los cultos
mistéricos griegos, el gnosticismo cristiano, religiones animistas, misticismo sufí,
filosofía hindú e ideas místicas, religiosas y esotéricas de otras tradiciones
culturales. En última instancia cada Teofidiano decide por sí mismo el conjunto de
sus creencias personales. Sin embargo, la línea que es considerada herejía es la que
rechaza la adoración de Set por otros dioses –o demonios.
Los demás vampiros consideran las prácticas de los Seguidores de Set
inherentemente malignas y corruptas por sí mismas, pero sólo consiguen arañar la
superficie de un culto mucho más complejo y siniestro. El principio fundamental de
los Teofidianos es que Set fue uno de los dioses de Egipto, que convirtió la
maldición del vampirismo en una bendición que decidió compartir con los mortales
merecedores de ella. Habitando entre la vida y la muerte, los Seguidores de Set
tienen toda la eternidad para buscar la iluminación y la liberación de la
humanidad. La mayoría de las personas son incapaces de ver más allá de sus
ataduras mentales y la corrupción a través de los deseos del subconsciente
constituyen una forma legítima para mostrar la verdadera realidad. Pero los
Teofidianos no son maestros amables y a menudo muchos discípulos potenciales
quedan atrapados por sus manipulaciones de vicio y corrupción y no consiguen
avanzar más allá, convirtiéndose para siempre en esclavos voluntarios o no de los
Seguidores de Set. Pero unos pocos afortunados consiguen superar los efectos de
choque producidos por la corrupción y las “Revelaciones del Vacío” y liberados de
sus ataduras mundanas pueden comenzar el largo camino hacia la trascendencia.
En la práctica pocos Seguidores de Set alcanzan semejante “pureza
doctrinal”. La mayoría persiguen sus propios intereses egoístas utilización las
herramientas de corrupción para su único y exclusivo beneficio. Muy pocos de
estos Teofidianos consiguen avanzar en la Senda de Tifón. Se rumorea que los
Seguidores de Set que alcanzan los estados superiores de iluminación se
convierten en seres amorfos y supurantes de la misma esencia de la corrupción que
tanto veneran.
La Senda de Set, Suthek o Tifón, en sus distintas variables, como la Senda
del Guerrero, la Senda del Éxtasis o la Senda de la Serpiente, enseñan que la
liberación llega a través de la ruptura con los engaños y cadenas de la
civilización, destruyendo cualquier representación de la conciencia, la moralidad
y la ley que constituyan un impedimento para el desarrollo individual. Debido a
este precepto, los Seguidores de Set buscan corromper y subvertir las
instituciones y el orden establecido que fue iniciado por el dios Ra. A través de los
deseos los Seguidores de Set pueden controlar a las personas y llevarlas
finalmente a la liberación.
LA LIGA DE OSIRIS
En su exilio, Horus regresó del mundo de los muertos con su alma
restaurada y fortalecida para la guerra que se avecinaba. Con la paciencia de un
inmortal durante años permaneció en la península del Sinaí, pactando una serie de
alianzas que llevarían a la formación de la Liga de Osiris.
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Entre sus aliados se encontraban los pueblos cambiantes, hombres que
podían tomar forma de animal y animales que podían tomar la forma de hombres, y
que ya eran antiguos antes de que Set o los vampiros aparecieran. Durante mucho
tiempo habían habitado entre los pueblos del Nilo, convirtiéndose en sus pastores,
evitando que crecieran en exceso y combatiendo a los demonios. Sin embargo, su
gobierno no era benévolo, y consideraban justo tomar lo que desearan de sus
“protegidos”.
Entre estos pueblos se encontraba una tribu de hombres chacal que se
hacían llamar los Caminantes Silenciosos, que recorrían sin cesar las arenas de
Egipto. Poseían un gran conocimiento del Duat, el Mundo de los Muertos, donde
pactaron con Osiris y sobre todo con Anubis, su hijo, para mantener la paz en el
Inframundo. Veían en Set y los demás vampiros encarnaciones de Apofis y salvo
excepciones, procuraban destruirlos siempre que podían.
Entre los adoradores de la diosa Bast se encontraban los Bubasti, el pueblo
de los gatos, cuya fortaleza se encontraba en la ciudad del mismo nombre. Eran un
pueblo sensual y astuto, amante de los secretos y que desconfiaba de los extraños.
Consideraban la presencia de Set y sus seguidores como una abominación que había
de desterrar. Menos numerosos que los Bubasti eran los orgullosos Simba, el
pueblo de los leones, y aunque pocos de ellos vivieron en las tierras de Egipto,
fueron autores de grandes hazañas, como la mítica Sakhmet, que fue la
responsable de la Semana del Sol de Medianoche.
Los Mokolé, el pueblo de los cocodrilos, afirmaban ser el pueblo más
antiguo de la tierra de Khem y algunos recordaban los tiempos en que Egipto no
había sido invadido por las arenas del desierto. Eran muy pocos, pero cada uno era
un valioso individuo por sus conocimientos y su poder personal.
Aunque nunca existió una alianza formal con ellos, varias leyendas dicen
que no todas las serpientes se aliaron con Set, y el Pueblo de las Cobras rechazó
su autoridad, deslizándose sigilosamente en templos escondidos y tumbas
olvidadas. Muy pocas veces actuaron al descubierto aunque sin duda alguna
fueron responsables de más de uno de los misteriosos asesinatos y desapariciones
que de vez en cuando causaron bajas entre las filas de los Seguidores de Set.
Los descendientes vampíricos de Osiris, bajo la dirección del sabio Khetamon,
uno de los chiquillos de Osiris, siguieron una serie de enseñanzas que atribuían a
su ancestro para luchar contra la corrupción y la sed de sangre que acechaba en
su espíritu. Se rumorea que después de su regreso de entre los muertos Osiris
permitió que Khetamon bebiera su sangre para purificarse. Al ser testigos de la
compasión del rey dios, otros vampiros también buscaron la vía de la redención a
través de la disciplina religiosa y sus enseñanzas filosóficas que les habían
proporcionado un nuevo sentido a sus vidas. Los vampiros arrepentidos
comenzaron a llamarse a sí mismos Hijos de Osiris, y reclutarían aliados entre
diversos clanes, principalmente Gangrel y Ravnos. Horus, que desconfiaba de
todos lo vampiros, no los consideraba aliados muy fiables, ya que estaban más
preocupados por su condenación y la esperanza de redención, aunque
proporcionaron información muy valiosa sobre la naturaleza de la maldición de
Set y los vampiros.
Bajo la enseñanza de Thoth Isis se había convertido en una gran mística y a
través de su experiencia como madre, hermana y protectora de su marido adquirió
una gran paciencia y se ganó el amor de su pueblo. Antes de morir, Isis impartió su
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sabiduría a muchos de sus adoradores, que formaron el llamado Culto de Isis. Los
más fieles de sus partidarios conservaron sus enseñanzas durante miles de años,
protegiendo y sirviendo al inmortal Horus y resistiendo a las voraces
depredaciones de los servidores de Set.
Otros seres sobrenaturales como espíritus nómadas del desierto y
hechiceros se unieron a las filas de la Liga de Osiris. Sin embargo, los aliados más
valiosos de Horus se encontraban entre los hombres y mujeres de la tierra de
Egipto.
EL MUNDO DE LOS FARAONES
LOS SHEMSU-HERU
Mientras Horus se encontraba en el exilio, Set continuaba gobernando
Egipto sin oposición, pero a medida que extendía su dominio, su poder se le escurría
de entre los dedos. Su despotismo llevó la decadencia a su gobierno y finalmente la
unidad de Egipto se quebró mientras el descontento crecía alimentado por la Liga
de Osiris. Finalmente, Set dejó de gobernar de forma abierta, utilizando a una serie
de faraones títeres, utilizándolos desde las sombras. Durante siglos él y Horus se
enfrentaron mediante sus aliados y peones, pero finalmente Horus se vio obligado
a regresar al Duat para recuperar la energía de su alma. Isis había muerto tiempo
atrás debido al paso de los años, y no quiso compartir la inmortalidad de su hijo.
En el Duat Horus se encontró con su hermano Anubis, que lo guió hasta
Amenti, la ciudad de los muertos egipcios, donde su padre Osiris gobernaba como
rey, donde permanecía silencioso e inmóvil en su trono desde hacía años. Sin la
guía de su padre Horus asumió el liderazgo.
Horus regresó al mundo de los vivos durante la Primera Dinastía de Egipto.
Las historias sobre la guerra entre Osiris y Set se habían convertido en leyenda y
los participantes eran considerados dioses. Las gentes del Alto Egipto
consideraban a Horus como su protector, mientras que las del Bajo Egipto
consideraban a Set como el suyo. Set actuaba desde las sombras y en ocasiones
utilizaba la identidad de Horus y sus aliados para sus propios fines.
Sin embargo, durante la ausencia de Horus la Liga de Osiris se había
desarticulado. Los Hijos de Osiris habían sido expulsados en su mayoría de Egipto,
y el Culto de Isis se había debilitado. Isis había muerto tiempo atrás, aunque se
rumoreaba que se convirtió en un poderoso espíritu y permanece al lado de su
esposo.
Horus comenzó a reunir nuevamente a sus aliados. Sus seguidores le
convencieron de que permitiera a otros recibir el Hechizo de la Vida con el fin de
crear nuevos Renacidos como él, para que supervisaran las necesidades de la Liga
de Osiris durante sus ausencias en el Duat. La Liga rastreó todo Egipto buscando
a los mortales más dignos y escogieron entre ellos a tres para que recibiesen el
rito del renacimiento. Entre ellos se encontraba Tchatcha-em-ankh, un poderoso
hechicero. Estos renacidos se convirtieron en los generales y visires en la guerra
contra Set. Poco a poco irían aumentando en número hasta llegar a ser 42, uno
por cada uno de los Jueces de Maat. Horus confió al Culto de Isis la custodia del
Hechizo de la Vida.
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Cuando Set descubrió de la existencia de los Shemsu-Heru no reparó en
medios para intentar robar el Hechizo de la Vida y crear sus propios servidores
inmortales, aunque sus esfuerzos serían vanos durante mucho tiempo, debido a la
celosa vigilancia del Culto de Isis.
A lo largo de los milenios de guerra la suerte de los Seguidores de Set
cambiaría, con períodos en el que hasta los más poderosos chiquillos de Set temían
aventurarse fuera de sus refugios y otros momentos en que los Setitas asumían el
predominio y tomaban venganza. Otros clanes se unieron a ellos en las ciudades,
pero los Setitas eran el linaje más numeroso e influyente.
LA SEMANA DEL SOL DE MEDIANOCHE
En torno al 3100 a.C. los Seguidores de Set y Horus vivieron un extraño
suceso que devastó a la población mortal y vampírica del momento. Según la
leyenda una serie de días infinitos conocidos como la Semana del Sol de
Medianoche se sucedieron en Egipto acompañados de la pestilencia y la
destrucción; aunque los restos vampíricos del linaje de Osiris sufrieron las
consecuencias fueron los Seguidores de Set, más sensibles a la luz, quienes
padecieron en mayor grado. El sol dejó caer su poder devastador sobre los
descendientes de Set y cuando estos días hubieron pasado varios miembros del
linaje de Set se habían convertido en cenizas. Entre las víctimas se encontraba el
general más poderoso de Set, uno de sus chiquillos conocido como el Rey
Escorpión. Este poderoso vampiro había sido un tirano mortal antes de ser
Abrazado por Set, y lideró la resistencia de los vampiros contra la maldición del
sol.
La Semana del Sol de Medianoche fue obra de una reina guerrera del pueblo
de los leones conocida como Sakhmet. Los testigos de su ira la llamaban “El Ojo de
Ra” y en verdad era una gran devota del culto del sol. Sin embargo, Sakhmet
también era conocida como “La Señora de la Pestilencia” por su dominio sobre las
plagas.
Según la historia, el dios sol envió a su ojo vengador contra los habitantes
de Egipto por intentar usurpar su poder sobre la tierra. Sakhmet estaba muy
preocupada con el reciente dominio de Set por lo que decidió golpear de forma que
pudiera causar el mayor daño posible a él y sus descendientes. Primero utilizó el
poder del sol contra los vampiros y durante una semana completa un sol rojo
brilló sobre Egipto durante el día y la noche, incinerando a varios vampiros que se
despertaron de su sueño para encontrar que el sol todavía brillaba en el suelo. A
continuación Sakhmet atacó a la población mortal de Egipto diezmando a los
mortales y desatando una terrible plaga. Los pocos vampiros que sobrevivieron
fueron incapaces de alimentarse durante cierto tiempo, y según se cuenta, se vieron
obligados a acudir a la carroña para sustentarse hasta que la plaga hubo
desaparecido.
Se desconoce el destino de Sakhmet, aunque algunos creen que el poder
necesario para crear la Semana del Sol de Medianoche terminó por consumirla. De
todas formas, este episodio enseñó una lección de humildad a los Seguidores de Set
y permitió que la Liga de Osiris obtuviera la supremacía durante un tiempo.
Los Seguidores de Horus (que habían salido prácticamente ilesos de la
Semana del Sol de Medianoche) se aprovecharon de que el gran parte del poder de
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Set se había desvanecido. El sucesor del Rey Escorpión fue el monarca de la ciudad
de Abidos Narmer, que consiguió unificar en su figura las coronas del Alto y el
Bajo Egipto con gran éxito, estableciendo la capital del nuevo reino primero en
Saqqara y posteriormente en Menfis. Se cree que Narmer cambió su nombre o fue
sucedido por Menes, iniciando la primera dinastía de los faraones de Egipto.
EL REINO ANTIGUO (3000 – 2000 a.C.)
Ya fuera debido a los acontecimientos de la Semana del Sol de Medianoche o
una ocultación deliberada, existen muy pocos registros relacionados con los
Seguidores de Set durante el Reino Antiguo. El principal acontecimiento fue la
construcción del Primer Templo en Ombos, dedicado tanto a Set como a Horus
como Señores de las Dos Tierras. Horus gobernaba el Bajo Egipto y la tierra
negra bañada por el Nilo, mientras que Set gobernaba el Alto Egipto y la tierra
roja del desierto.
Bajo la cuidadosa protección de la Liga de Osiris la cultura egipcia
floreció, permaneciendo alerta en espera del retorno de Set. Los antiguos egipcios
descubrieron inventos maravillosos como el papiro y comenzaron a realizar
grandes avances en el conocimiento de la astronomía, geometría, numerología,
cirugía y arquitectura. Sin embargo, sería en el ámbito de la arquitectura
funeraria por lo que Egipto llegaría a maravillar al mundo.
En el siglo XXVII a.C., Netjerikhet Zoser, el rey más importante de la
Tercera Dinastía, ordenó que su tumba se construyera en forma de pirámide de
piedra escalonada. Sin embargo las grandes pirámides serían construidas durante
la Cuarta Dinastía por la iniciativa de faraones como Keops, Kefrén y Micerinos.
A pesar de sus grandes logros arquitectónicos, serían recordados como
gobernantes severos.
Durante el reinado de Micerinos, los Seguidores de Set introdujeron
nuevamente su influencia en el gobierno faraónico. Tras provocar el suicidio de la
única hija del faraón, Micerinos desatendió los asuntos de estado para llorar su
muerte, prestando más atención a su mausoleo mientras ignoraba las necesidades
de su pueblo y de su reino. Sus consejeros se rebelaron, los sacerdotes pelearon
entre ellos y el reino de Egipto terminaría por caer en el caos durante las
dinastías siguientes.
Con la llegada de las Dinastías Séptima y Octava el Reino Antiguo se
separó. Los nomarcas –los gobernadores y señores de las ciudades y provincias
egipcias- desafiaron el poder de los faraones. Varios Seguidores de Set llegaron a
gobernar abiertamente como nomarcas y miles de campesinos fueron obligados a
excavar templos dedicados a Set bajo las ciudades más antiguas de Egipto. La
sangre de hombres y bestias fue derramada en torrentes para alimentar a los Hijos
de la Rebelión y honrar a Set.
Durante la confusión una poderosa familia liderada por un Seguidor de Set
llamado Acthoes tomó el poder en la ciudad de Faiyum. Esta familia llegó a
gobernar la zona central de Egipto como la Novena y Décima Dinastías,
convirtiendo Faiyum en una fortaleza de Set. A pesar de esta victoria, los
registros de los Setitas consideran a Achtoes una especie de apóstata, que se hizo
famoso por su crueldad sobre los mortales. Según la leyenda terminó por
enloquecer y fue devorado por un cocodrilo. Sus sucesores continuaron
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provocando la descentralización de la autoridad del faraón sobre las ciudades
estado de Egipto.
Frente a las tendencias separatistas de Faiyum los Seguidores de Set
asumieron el poder en Tebas. Aunque ambas ciudades coexistieron durante cierto
tiempo, la paz no duró demasiado. El conflicto estalló y alcanzó su cenit en una
terrible batalla librada entre los tebanos y los ejércitos del rey Neferkare, la
primera guerra a gran escala entre los Seguidores de Set. Aunque salió
victorioso, la supremacía de Neferkare no duraría demasiado y la Novena
Dinastía llegó a su fin tras la revuelta tebana de 2133 a.C., que estableció la
independencia de Tebas bajo el reinado de Mentuhotep I. Con la muerte del rey
Merikare de Faiyum hacia el 2040 a.C. Tebas aprovechó el momento, invadió el
territorio de su rival y tras un sangriento conflicto todo Egipto quedó
nuevamente unificado bajo el control de los Seguidores de Set, eliminando el
legado de Acthoes. Mentuhotep inauguró el Reino Medio y sería recompensado por
su leal servicio hacia Set. Sin embargo, poco después de su la muerte de
Mentuhotep I la Liga de Osiris recuperaría de nuevo la iniciativa.
EL FARAÓN NEGRO
En los últimos años de la Sexta Dinastía (2345 -2181 a.C.) Egipto fue
gobernado por una serie de faraones de nefasta reputación, de cuya existencia
arqueólogos e historiadores dudan, cuya memoria fue borrada y condenada y lo
que se conoce de ellos sólo ha llegado a través de la leyendas y de retazos
fragmentarios que han sobrevivido al paso del tiempo.
El faraón Khotep ordenó sellar los templos egipcios y pervirtió el
sacerdocio hacia su culto a las tinieblas. Bajo su reinado los Seguidores de Set
prosperaron, comenzando una edad oscura, en la que miles de sacrificios tiñeron
los altares de sus siniestras deidades. El Papiro de Ku-Nepesht hace una
referencia velada a su osadía, que lo empujó a establecer un contacto blasfemo
con “Los Que no Duermen”, los Seguidores de Set, a los que sirvió fielmente a
cambio de un ingente poder nigromántico y la inmortalidad de la carne. Obtuvo de
los Seguidores un talismán de gran poder: la Estrella de Set, donde su alma quedó
confinada. Sin embargo, sus maestros le dieron la espalda al final y pese a creerse
inmortal murió, pero su espíritu no viajó a la tierra de los muertos, sino que
quedó confinado en su tumba, protegiendo sus tesoros.
De la sangre corrupta que corría por las venas de Khotep fue engendrada
Nitaquert (Nitocris), la Reina Descarnada, la Señora de la Pirámide, la Reina
Gul, que aparece en numerosas leyendas y que habría recibido el Abrazo.
Nitaquert agrandó la pirámide de Micerinos y la cubrió de bloques de granito. Se
cree que duerme en un delicado sarcófago de basalto negro en una cámara secreta
de la pirámide.
Antes de abandonar el mundo de los mortales, Nitaquert dejó un heredero,
su hijo Nephren-Ka, que sería conocido posteriormente como el Faraón Negro. Aún
hoy día no sólo los mortales, sino también muchos vampiros, lo consideran una
figura mítica. Algunos rumores afirman que no era el heredero legítimo del reino
de Egipto, sino un bastardo engendrado por Nitaquert con un demonio y entregado
a la custodia de un sacerdote. Cuando creció, utilizó su oscura sabiduría para
usurpar el trono de su medio hermano, ignorante de su siniestro legado.
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Nephren-Ka utilizó su poder para convertir la religión egipcia en algo
siniestro y terrible, desprestigiando a los sacerdotes y hierofantes de Bubastis,
Anubis y Sobek, entre los que se encontraban muchos aliados y miembros de la Liga
de Osiris. Los egipcios comenzaron a temer a los monstruosos hombres bestia que
deambulaban sobre la tierra desde el principio de los tiempos. Muchos templos de
las deidades tradicionales egipcias fueron profanados y destruidos.
El propio Nephren-Ka adoraba a una oscura deidad conocida como el “Dios
Desconocido de los Muertos” que confería un siniestro poder a sus adoradores si
se le agasajaba con sacrificios humanos. Aunque muchos eruditos asumen que se
trataba del propio Set no es seguro, y otros creen que se trataba de una especie de
demoníaca entidad primordial. Temporalmente, bajo el gobierno de Nephren-Ka y
sus sacerdotes brujos la religión de Egipto se convirtió en un caos cruento. La
antropomancia y la necrofilia ritual se convirtieron en prácticas habituales para
congraciarse con los demonios y numerosos templos fueron erigidos en honor de
las oscuras deidades.
Los innombrables y atroces sacrificios a la larga provocaron una revuelta
de los egipcios, y al final el infame Faraón Negro fue derrocado. El nuevo regente
Ab y su pueblo destruyeron de inmediato todos los vestigios del reino anterior,
demoliendo todos los templos e imágenes de los demonios y ejecutando o expulsando
a los sacerdotes caníbales de Nephren-Ka. Los registros fueron reescritos para
omitir cualquier referencia al Faraón Negro y sus malditos cultos, aunque en
ocasiones algunos fragmentos aislados se referían a él como “Aquel cuyo nombre
jamás debe ser pronunciado”.
Se cuenta que el faraón destronado huyó a un lugar próximo a la moderna
ciudad de El Cairo, donde pretendía embarcarse junto a sus seguidores más fieles
rumbo a una “isla del oeste”. Sin embargo, fue atacado y reducido, y su fuga
impedida. Entonces, cuando el fin se acercaba, ordenó construir una tumba
subterránea en la que ordenó que lo enterraran vivo con sus tesoros y secretos
mágicos para que sus enemigos no pudieran aprovechar nada. Los devotos
improvisaron esta cripta de forma tan ingeniosa que sus atacantes, a pesar de
torturar a los supervivientes, jamás consiguieron dar con su paradero.
Antes de morir en las tinieblas Nephren-Ka sacrificó a los cien compañeros
que lo habían acompañado en su encierro, que se suicidaron ritualmente. A
continuación el faraón enterrado vagó entre los cadáveres e inscribió una serie de
profecías en las paredes de su tumba, trazando los triunfos y derrotas de épocas
aún por llegar. Cuando la negrura de la muerte le nubló la vista y la perlesía le
impidió continuar escribiendo, se retiró a su sarcófago y murió…o descansó, en la
espera de una nueva época en la que sería despertado de su sueño.
EL REINO MEDIO (2000 – 1786 a.C.)
El poder de los Seguidores de Set se debilitó de nuevo con el comienzo del
Reino Medio. Una serie de poderosos faraones y sacerdotes obligó a los vampiros a
ocultarse. Los gobiernos de las dinastías de Tebas fueron una edad dorada para el
arte y la cultura de Egipto, pero no para los Seguidores de Set, debido en gran
parte a que su poderoso ancestro había caído en letargo. Sin embargo, lentamente,
los antiguos abandonaron sus diferencias y comenzaron a actuar para debilitar el
control del faraón sobre los nomarcas y provocar una nueva guerra civil.
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Mentuhotep II ordenó la construcción extensiva de templos mortuorios en el
Alto Egipto y envió expediciones hacia Nubia, Libia, Siria y el Sinaí en busca de
materiales y esclavos.
La ascensión de Amenemhat I en el siglo XX a.C. significó el ascenso de un
nuevo culto religioso, promovido por la Liga de Osiris, que trataba de atacar
nuevamente la influencia de Set en Egipto. El misterioso dios Amón (“El Oculto”)
consiguió pronto gran popularidad en Egipto. Tras conseguir el poder Amenemhat
desplazó la capital del reino a Menfis y otorgó numerosos poderes y privilegios a
los nomarcas locales.
Durante su reinado Amenemhat I no conoció la paz. Los Seguidores de Set y
sus servidores lo atacaron constantemente con la astucia y la espada y el faraón
tuvo que luchar día y noche para mantener unido su reino. Conforme fue
envejeciendo su hijo Sesostris comenzó a asumir más y más tareas. Cuando los libios
invadieron Egipto, Sesostris dirigió en persona los ejércitos egipcios contra ellos.
Sin embargo, la guerra había sido una distracción preparada por los
Seguidores de Set. Mientras Sesostris luchaba, los agentes de los vampiros
asesinaron a Amenemhat I en su lecho. Sin embargo, su asesinato no significó nada,
ya que el anciano había cedido gran parte de su poder a su hijo y para
desesperación de los conspiradores Setitas, regresó victorioso de Libia.
Hacia 1878 a.C. Sesostris III se convirtió en faraón, reorganizando la
administración. Los Seguidores de Set comenzaron a establecerse en las fronteras
de Egipto, fomentando los ataques de los kushitas, libios y nubios y la entrada de
inmigrantes de Asia, fomentando el declive del Reino Medio y de la Liga de Osiris.
LOS REYES PASTORES (1786 – 1567 a.C.)
Set se levantó de su sueño y devolvió Egipto a sus seguidores. Según la
leyenda surgió del desierto del Sinaí montado en un carruaje tirado por espíritus
del Duat, precediendo a los ejércitos de los invasores Hyksos. Levantó su mano y
las tormentas del desierto barrieron la tierra de Khem. Cerró su puño y el trueno
aplastó los palacios; gritó y la tierra tembló engullendo los templos de los dioses;
y las espadas de hierro de los Hyksos destruyeron las espadas de bronce de Egipto.
Otras versiones aseguran que los Hyksos llegaron por su cuenta, aunque muy
pronto caerían bajo la influencia de Set, al que convirtieron en su principal
deidad.
Entre los invasores también había numerosos vampiros del clan Lasombra, se
dice que dirigidos por el Antediluviano del clan, que llegaron a Egipto como una
marea de oscuridad. Estos recién llegados encontraron unos aliados dispuestos en
los Seguidores de Set, que deseaban destruir la influencia de la Liga de Osiris en
el reino.
No todos los Seguidores de Set dieron la bienvenida a la invasión, ya que
muchos vieron destruida su influencia con la caída de los antiguos gobernadores
egipcios. Durante este período se produjo una expansión del clan, que se
extendieron por Oriente Medio, siguiendo las rutas comerciales y las caravanas de
mercaderes.
En poco tiempo los invasores se adueñaron del delta del Nilo y establecieron
su capital en la ciudad de Avaris y la Dinastía XIII. Allí se asentó el culto de Set,
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encontrando poca resistencia por parte del sacerdote más poderoso de Avaris (del
culto de Baal).
En el 1674 a.C., el líder de los Hyksos, un Seguidor de Set llamado Apofis,
condujo su ejército hacia el interior de Egipto y el ejército invasor asedió la
ciudad de Menfis, encontrándose con una débil oposición. Con la caída de la
capital de la Liga de Osiris sus restos se dispersaron. Apofis instauró el culto de
Set en la ciudad, ordenando a sus seguidores que mataran a cualquier persona
leal a Horus.
Bajo el gobierno de los Hyksos Egipto se convirtió en un campo de batalla,
con varias dinastías hyksas y egipcias gobernando simultáneamente y combatiendo
entre sí. Pero la ocupación desató las iras de la población egipcia, incluso entre
aquéllos que no sentían lealtad hacia la Liga de Osiris. Los supervivientes de la
Liga fomentaron la resistencia a la ocupación y un faraón egipcio llamado
Seqenenre estableció en la ciudad de Tebas la dinastía XVII. Llegó a ser tan
molesto para Apofis que éste ordenó su asesinato. Aunque consiguió lo que
pretendía, no consiguió acabar con las semillas de la rebelión.
La expulsión de los Hyksos fue llevada a cabo por un guerrero llamado
Ahmosis, hermano del gran guerrero Kamosis. Tras un largo período de
preparación los ejércitos egipcios marcharon sobre la ciudad de Avaris,
saqueándola. Con esta victoria Ahmosis se convirtió en el fundador de la Dinastía
XVIII e inauguró el Reino Nuevo. Sus consejeros de la Liga le ayudaron a
consolidar su éxito completando la expulsión de los Hyksos del Alto Egipto.
LA MALDICIÓN DE SET
Después de la Semana del Sol de Medianoche Set aprendió que no debía
subestimar el poder de los pueblos cambiantes, gatos, chacales y cocodrilos.
Durante mucho tiempo trabajó para minar su dominio sobre la tierra de Egipto y
dominar su poder. Con el caos provocado durante la invasión de los Hyksos
ordenó a sus servidores que no diesen tregua a sus enemigos mientras preparaba un
golpe devastador.
Ambos bandos lucharon durante cerca de cien años hasta que Set decidió
actuar. Mediante engaños atrajo al líder de los Caminantes Silenciosos, el pueblo
de los chacales, y tras asesinarle adoptó su apariencia, lo que le permitió a su vez
infiltrarse entre los sacerdotes de Osiris y sembrar la destrucción entre ellos,
arrebatándoles el conocimiento que deseaba.
Una poderosa hechicera llamada Neftis (que había adoptado el nombre de la
antigua esposa de Set) trató de matar al vampiro mediante una flecha mágica, pero
falló y sólo consiguió herirlo. Enfurecido, Set derribó a la hechicera y la Abrazó
por la fuerza, destruyendo su magia. A continuación le arrebató su corazón y la
convirtió en su servidora para siempre.
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando el pueblo de los chacales trató de
vengarse por la muerte de su líder y de los sacerdotes de Osiris Set lanzó una
terrible maldición sobre ellos utilizando los nombres de sus venerados ancestros.
“Por los nombres que he pronunciado, oh Chacales, os maldigo. Pongo mi
marca sobre vosotros, para que por siempre estéis separados de vuestros padres
muertos. Os condeno con mi toque a no descansar nunca más en las tierras de
vuestro pueblo. Que los nombres de vuestros ancestros sean olvidados, y que sus
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fantasmas se desvanezcan de hambre en el Duat. Como yo fui expulsado, seréis
exiliados vosotros, sin voz, y perdidos para siempre.”
Y así fue. El pueblo de los chacales quedó marcado por la maldición de Set y
obligado a exiliarse y hacia el siglo XVI a.C. quedaban muy pocos en Egipto. Se dice
que el líder de los chacales, Shu-Horus, consiguió matar a la vampira Neftis y que
antes de dirigir a su pueblo al exilio, descubrió un poderoso talismán que algún
día será utilizado para matar a Set.
El pueblo de los gatos también fue maldito por Set. La ciudad de Bubastis
fue saqueada por los Hyksos, y los Seguidores de Set capturaron a muchos de los
gatos sagrados y los convirtieron en sus esclavos. Por añadidura Set condenó al
pueblo de los gatos al hambre eterna y a estar para siempre atados a la tierra de
Egipto. Sin embargo, el pueblo de los gatos conseguiría resistir contra viento y
marea, y a pesar de su lento declive sobrevivirían hasta las Noches Finales,
aguardando pacientemente el momento de liberar a sus parientes esclavizados y de
vengarse de los vampiros.
EL REINO NUEVO (1570 - 1085 a.C.)
La llegada de la Dinastía XVIII inició un período de predominio de la Liga de
Osiris. Tras la expulsión de los Hyksos la nueva dinastía ordenó que las estatuas
de Set fueran destruidas, se modificaron inscripciones y se dieron rostros egipcios
a las estatuas hyksas. Cerca de la mitad de los Templos de Set fueron destruidos y
numerosos vampiros encontraron la Muerte Final.
Sin embargo, los Seguidores de Set retuvieron su influencia entre los
faraones, a través de las esposas de Ahmosis y sus sucesores. Los Setitas
consiguieron un gran éxito con esta táctica y paulatinamente comenzaron a
reconstruir su influencia. Una serie de sangrientos conquistadores abrieron la
antesala para una nueva edad de supremacía de Set y su mandato alcanzó su cenit
durante el reinado de Tutmosis I, que había accedido al trono casándose con la
heredera real, llegando hasta zonas tan remotas como el río Eúfrates y
realizando campañas victoriosas contra los mitani y los nubios. Varios miembros
de la Liga de Osiris fueron ejecutados.
Su sucesor Tutmosis II mantuvo el legado de su padre, pero falleció
repentinamente en el año 1504 a.C. tras haber gobernado durante ocho años. Su
mujer y hermana Hatshpesut accedió al trono, gobernando de forma conjunta con
Tutmosis III (hijo de otra mujer). Aunque era una mujer, Hatshpesut, el oráculo de
Amón la declaró faraón y fue aceptada como gobernante de Egipto en una época
próspera hasta que fue derrocada por un golpe de estado de Tutmosis III. Los
Seguidores de Horus consiguieron rescatarla y tras fingir su muerte se sometió al
Hechizo de la Vida, convirtiéndose en una adversaria de los Seguidores de Set.
Tutmosis III realizó una serie de campañas militares para extender las
fronteras de Egipto, conquistando Gaza y otros territorios en Oriente Medio,
pero no realizó avances significativos para acabar con la Liga de Osiris.
La Dinastía XVIII terminó con un terrible fogonazo de luz para los
Seguidores de Set. Los sucesores de Tutmosis III otorgaron gran poder a los
sacerdotes de Amón, que fusionaron su culto con el de Ra, el dios sol. Finalmente,
el faraón Amenofis IV (1365-1341 a.C.) abolió la adoración de todos los dioses
excepto el suyo: el dios solar Atón. El faraón cambión su nombre por el de
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Akhenatón y construyó la ciudad de Tell-el-Amarna como su nueva capital.
Aunque los Seguidores de Set creyeron que el faraón había enloquecido y que no
tardaría en ser derrocado, pronto quedaron aterrorizados cuando Akhenatón
invitó a numerosos sacerdotes, magos y sabios de todo el mundo conocido a la
ciudad de Tell-el-Amarna. Akhenatón declaró que sólo existía un dios, Atón, y que
todas las artes mágicas debían combinarse en una sola para poder fijar el sol en el
firmamento y para que su luz brillase para siempre sin interrupción.
Los Seguidores de Set se tomaron estas intenciones muy seriamente, ya que
entre los hechiceros se encontraban muchos magos enemigos de Set. Los vampiros
lucharon con los magos, pero estos consiguieron destruir sus maldiciones y
eliminar a sus servidores. Pero tal y como los Setitas habían previsto, no
tardaron en estallar las rebeliones. Los sacerdotes de Amón-Ra levantaron a los
nomarcas, al ejército y al pueblo contra el faraón hereje, demandando el regreso
de los antiguos dioses. Los rebeldes saquearon Tell-el-Amarna y asesinaron a
Akhenatón con la mayor parte de su familia. Borraron el nombre de Akhenatón de
las inscripciones oficiales y destruyeron sus estatuas.
Se dice que la reina Nefertiti, esposa de Akhenatón, desesperada y
abandonada por todos, terminó por sumergirse en las tinieblas, de donde
regresaría siglos más tarde convertida en una chiquilla del propio Set. Aunque
este rumor no ha podido ser confirmado, se sabe que Neferu, una Matusalén Setita,
estuvo al servicio de Nefertiti.
La fortuna del clan mejoró con la Dinastía XIX. Estos faraones honraron a
Set como dios de la guerra y dos de ellos tomaron el nombre de Seti. Otros
tomaron el título de “Amados de Set” en sus inscripciones. Durante este período
Set estuvo a punto de robar el Hechizo de la Vida de manos de los Seguidores de
Horus, pero el regreso del Inmortal Vengador frustró sus intentos.
Ramsés II (1326-1234 a.C.) ordenó reconstruir el Templo de Set en Tanis y su
obra impresionó tanto a los Eternos de Sothis –los más antiguos del clan, entre
los que se contaban algunos chiquillos de Set- que convirtieron el templo en su
refugio. De esta forma el clan consiguió una capital y a la vez los antiguos
crearon un concilio para organizar el linaje. Las ofrendas de Ramsés hacia Set le
ganaron el aprecio de sus hijos, y los Seguidores de Set se convirtieron en
patriotas, contribuyendo a la prosperidad de su reinado. Aunque no existen
pruebas de que el faraón fuese convertido en ghoul, ese estado podría explicar su
gran longevidad, así como sus cien hijos. Durante su reinado los Setitas y la Liga
de Osiris alcanzaron una inestable tregua, por primera vez en muchos siglos.
Muchos Seguidores de Set se aventuraron fuera de Egipto, y muchos agentes del
clan consiguieron conversos en África.
Merece la pena mencionar que durante el reinado de Ramsés hubo una
pequeña revuelta de esclavos en la provincia de Goshen, Ramsés los derrotó y
ellos huyeron al este, atravesando el desierto del Sinaí. Siglos más tarde, los
descendientes de estos esclavos se convertirían en el pueblo de los Hebreos. Entre
ellos se encontraban algunos magos y hechiceros del culto solar de Ra.
Después de la Dinastía XIX siguió una serie de débiles faraones que
derrocharon la riqueza de Egipto y ampliaron los templos de Amón-Ra. Finalmente
los sacerdotes de Amón ayudaron a un general libio a usurpar el trono. Una vez
los sacerdotes-hechiceros guerrearon contra los Seguidores de Set.
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Hacia el año 1223 a.C. un misterioso hombre conocido como Setnakht se
convirtió en faraón. Los Seguidores de Set no consiguieron controlarlo, ni a su
hijo Ramsés III ni a sus sucesores. Ningún otro clan pareció beneficiarse de su
gobierno y la naturaleza de su poder constituía un misterio.
Los enemigos de los Setitas eran muchos, pero parecía que la Liga de Osiris
no habían actuado en esta ocasión y de hecho ellos tampoco consiguieron
aprovechar la pérdida de poder de sus enemigos. Algunos eruditos creen que
Setnakht era un poderoso hechicero que actuaba guiado únicamente por sus
propios y desconocidos motivos. En cualquier caso, después del ascenso de Ramsés
III al trono, Setnakht desapareció tan misteriosamente como había aparecido.
Las dinastías se sucedieron, algunas egipcias, pero también libias, nubias y
etíopes. El Imperio Asirio conquistó Egipto en el 670 a.C. y varios vampiros del
clan Assamita llegaron con los invasores. En el año 660 a.C. el faraón egipcio
Psamético expulsó a los asirios de Egipto y los Seguidores de Set destruyeron a
los invasores Assamitas. Sin embargo, en el año 525 a.C. los persas conquistaron
Egipto y los Assamitas llegaron en una nueva oleada. Por primera vez otro clan
de vampiros era el más influyente en Egipto y su influencia permanecería durante
cerca de doscientos años. Nectanebo, el último faraón de Egipto fue Abrazado e
introducido en el culto de Set.
EGIPTO HELENÍSTICO
Según las leyendas del Testamento de Setepenre, los Seguidores de Set
cambiaron a Alejandro de Macedonia en el útero de su madre Olimpia mediante un
hechizo realizado por el hechicero y faraón Nectanebo. Entre los egipcios se
extendió el rumor de que el dios Amón había engendrado a Alejandro con la ayuda
de Nectanebo; el Matusalén Setepenre afirma que Nectanebo introdujo la esencia
de Set en el niño nonato. De esta forma el último faraón egipcio preparó su
venganza contra los persas y los Seguidores de Set dispondrían de una valiosa
arma.
Sean ciertas o no estas leyendas, Alejandro no defraudó su parentesco
mítico. Conquistó el Imperio Persa y Egipto (332 a.C.), y había llegado hasta el río
Indo cuando sus oficiales le obligaron a regresar. La historia habla de su genio
como estratega y su carisma como líder, y los Seguidores de Set creen que merecía
el título de hijo de Set.
Curiosamente, se rumorea que durante la vida de Alejandro Magno el rey
Osiris estuvo ausente de Amenti, el mundo de los muertos, y sólo regresaría
después de su muerte.
La historia también habla de los terribles accesos de furia de Alejandro y
sus arranques de crueldad. Algunos Setitas se preguntan si fue ghoul de algún
vampiro, aunque un testigo presencial que llegó a probar su sangre declaró que
no tenía ningún tipo de influencia vampírica. Los Assamitas se sintieron atraídos
por el carisma del conquistador y abandonaron a Darío de Persia y firmaron un
tratado con los Setitas en Alejandría por el que juraban no atentar contra la
vida del Rey de Reyes.
Alejandro Magno murió a los 33 años de unas fiebres, tras una vida breve
pero intensa y creó un legado que sobreviviría durante siglos, extendiendo la
cultura griega por todo el mundo. Los mercaderes y sabios seguirían la ruta de
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sus ejércitos, al igual que muchos Setitas y otros vampiros. Los Hijos de la
Rebelión se extendieron en gran número más allá de Egipto. Aunque el general
Ptolomeo y sus descendientes gobernaron Egipto tras la muerte de Alejandro, el
gobierno griego benefició enormemente a los Seguidores de Set. Todos los pueblos,
riqueza, religiones y conocimiento del mundo fueron reunidos en Alejandría bajo el
ojo vigilante de los Setitas. Los vampiros y mortales acudieron humildemente para
aprender los misterios de Set, Isis y Osiris.
De vez en cuando se produjeron enfrentamientos con otros clanes, celosos
de la influencia de los Setitas, que se extendía entre los eruditos de la Gran
Biblioteca. Al mismo tiempo comenzaron a insinuarse en las cortes de los
gobernantes griegos, viendo en ellos la semilla para la creación de un nuevo
Egipto renacido bajo la imagen de Set.
LAS MOMIAS OSCURAS
Poco después de que el general Ptolomeo se proclamara faraón y asumiera
el gobierno de Egipto Horus se vio obligado a regresar a Amenti para restaurar la
energía de su alma.
Sin su líder la Liga de Osiris comenzó a derrumbarse de nuevo y los
seguidores de Horus comenzaron a acomodarse ante las maravillas de la Era
Helenística. Los Shemsu-Heru se debilitaron, ya que muchos de los Renacidos que
habían recibido el Hechizo de la Vida decidieron abandonar la guerra contra Set
para dedicarse a sus propios asuntos. La intromisión de charlatanes y aspirantes a
místicos también provocó la decadencia del Culto de Isis. La mayoría de los
miembros del culto no tenían mucho talento para la práctica de la magia.
Niklos, un sumo sacerdote macedonio del Culto de Isis, tomó como protegido
a un prometedor joven de Egipto que poseía talento para las artes místicas, y
deseaba convertirlo en su aprendiz para transmitirle los secretos del Hechizo de
la Vida. El aprendiz de Niklos estudió las lecciones…demasiado bien. Sus
habilidades eran impresionantes, pero su belleza y sus palabras también
contribuyeron a ganarse los corazones de sus compañeros del culto. Fue iniciado
como sacerdote y aprendió el Hechizo de la Vida.
Sin embargo, el protegido de Niklos era un traidor infiltrado por Set para
robar el conocimiento del Culto de Isis. Mató a Niklos en su propio lecho y
condujo a los Seguidores de Set al templo escondido del culto, donde masacraron
a todos sus miembros antes de saquear el santuario y destruirlo. El Culto de Isis
fue destruido, lo que constituyó una terrible pérdida para la Liga de Osiris.
El traidor llevó el conocimiento del Hechizo de la Vida a Set, y su amo le
ordenó utilizarlo para crear un ejército de Renacidos que sólo le guardaran
fidelidad a él. Siete de los servidores mortales de Set recibieron el Hechizo de la
Vida, pero ya fuera por la torpeza del protegido de Niklos o por el toque
corruptor de Apofis, sobre los altares hediondos de Set se alzaron siete horrores
surgidos de las profundidades del Duat: Tutu el Doblemente Malvado, Hemheti el
Rugiente, Amam el Devorador, Qetu la Perversa, Hau-hra del Rostro Invertido,
Saatet-ya, Oscurecedora de la Tierra Y Kharebutu el Cuatro Veces Maligno. Eran
Hijos de Apofis, oscuros demonios que incluso Set aprendió a temer y que sólo a
veces tendrían razones para aliarse con el dios oscuro y sus lacayos. Por esta
razón Set abandonó su proyecto de crear un ejército de Renacidos.
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Como castigo por su error el traidor del Culto de Isis fue arrojado a las
mazmorras de Set, donde languideció durante mucho tiempo y fue torturado. El
poderoso mago Tchatcha-em-ankh, uno de los Shemsu-Heru que había recibido el
Hechizo de la Vida, terminaría con su sufrimiento y su existencia mediante un
hechizo que borró su nombre de la creación.
CLEOPATRA
La Dinastía de los Ptolomeos gobernó bien, aunque su presencia dividió a los
Seguidores de Set. Algunos de ellos apoyaron su gobierno, pero otros vieron en
los faraones griegos a unos invasores extranjeros que había que expulsar. Cuando
después de derrotar a Cartago Roma volvió su atención hacia Egipto, muchos
antiguos Setitas no participaron en la defensa de su tierra.
Algunos Seguidores de Set afirman, aunque se trata de un relato dudoso, de
que la reina Cleopatra fue ghoul y agente del clan, pero otros afirman que no
recibió nada de los vampiros. Fue una mortal magnífica y destacable por sí misma.
Conocía y escribía varias lenguas y consiguió seducir a Julio César y a Marco
Antonio; su valentía sólo era comparable a su astucia y estuvo a punto de liberar
a Egipto del yugo de Roma.
Pero los Seguidores de Set no actuaron a su favor. El propio ancestro
permaneció silencioso y durmiendo y no se pronunció. Los antiguos de Tanis
prohibieron al clan ayudar a los extranjeros a luchar unos contra otros. Marco
Antonio huyó de la batalla de Actium y se suicidó y Cleopatra eligió morir bajo
los colmillos de una cobra antes de ser llevada prisionera a Roma.
Algunos eruditos creen que la reina Cleopatra tuvo ayuda externa en su
suicidio, ya que el veneno de una cobra no podía provocar una muerte tan rápida y
fulminante. Si los Seguidores de Set decidieron concederle una muerte digna a la
última reina de Egipto se desconoce. Roma añadió un nuevo triunfo a sus
conquistas.
Después de la conquista de Egipto algunos Setitas creyeron que la
corrupción y debilidad de los antiguos de Tanis era la causa de la derrota, por lo
que decidieron adorar a Set profundizando en sus aspectos como cazador y
guerrero, convirtiéndose en sus soldados devotos. Su líder era Wepwawet,
chiquillo de Set.
A los romanos no les preocupaba el antiguo legado de magia y religión de
Egipto, ni siquiera la sabiduría de la Gran Biblioteca de Alejandría. Sencillamente
deseaban el grano de Egipto para alimentar a las masas de Roma. Así en el año 30
a.C. finalizó el reino de los faraones y la Edad Dorada de los Seguidores de Set.
EL MUNDO ANTIGUO
ORIENTE MEDIO
Los Seguidores de Set eran uno de los clanes vampíricos más numerosos e
influyentes entre las civilizaciones de Mesopotamia. Actuando entre los pueblos
semitas e iranios provocaron la caída del reino de Sumer y la destrucción de la
ciudad de Ur, que desde el siglo XXII a.C. era la principal fortaleza del clan
Gangrel.
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Durante sus viajes Ennoia, la Antediluviana del clan Gangrel había
capturado criaturas extrañas y místicas y mediante su poder las había aprisionado
en su carne inmortal. Entre estas bestias se encontraba un monstruo feroz y
destructivo creado por el propio Set a partir de un animal extinto, pero Ennoia
deseaba preservar su vida porque era el último de su especie.
Set trató de recuperar a su bestia servidora y envió a sus servidores y
aliados a destruir la ciudad de Ur. Muchos Gangrel cayeron mientras la ciudad
ardía y los supervivientes se convertirían en enemigos de los Seguidores de Set.
Otros vampiros también se opusieron a la presencia de los Setitas en
Mesopotamia, entre ellos el clan de los Assamitas y un misterioso culto mortuorio
conocido como el Tal´Mahe´Ra, entre los que se encontraban antiguos de varios
clanes.
CARTAGO
Entre los Seguidores de Set existen muchos relatos divergentes sobre la
actuación de su clan en la guerra entre Roma y Cartago. Algunos antiguos
afirman que provocaron la guerra para desviar la atención de Roma de Egipto –
aunque a largo plazo sólo significó un respiro temporal para los egipciosmientras que otros consideran que apoyaron a los romanos para desterrar la
presencia del linaje de vampiros infernalistas conocidos como Baali que se habían
asentado en la ciudad, y que constituían una amenaza para todos los vampiros.
No era la primera ocasión en que los Seguidores de Set y los adoradores de
Baal se enfrentaban. Durante la invasión de los Hyksos los Setitas aprovecharon
para destruir a varios Baali que se habían asentado en la desembocadura del Nilo.
Hacia el siglo XIII a.C. también habían participado en la coalición de clanes que se
habían unido para destruir el santuario Baali en Creta. Se cree que los hechiceros
Setitas provocaron la explosión de la isla de Thera, que hizo llover fuego y
cenizas sobre Creta y resulto decisiva para alcanzar la victoria sobre los Baali.
Durante los siglos posteriores a menudo hubo varias guerras sangrientas entre
los Setitas y los Baali de Mesopotamia.
En cualquier caso, los vampiros de Roma –y los mortales- no necesitaban de
la influencia de los Seguidores de Set para declarar la guerra a Cartago. Ambos
imperios se encontraban en expansión y el choque era inevitable antes o después.
Tras las Guerras Púnicas Cartago fue destruida y Roma continuó su expansión a
costa de los reinos del Mediterráneo.
Durante el siglo I varios emprendedores Setitas crearon varios templos en
el Norte de África, entre los que destacan el Nido Descendente de Tánger y el
Laberinto de los Huesos, en las proximidades de las ruinas de Cartago. Los
Seguidores de Set adornaron los muros, el suelo y el techo con huesos humanos
procedentes de las tumbas de Cartago. Se rumorea que los Setitas excavaron las
ruinas cartagineses y encontraron los cuerpos de varios vampiros antiguos, que
fueron llevados al Laberinto de los Huesos y mantenidos en letargo mediante
estacas.
EL IMPERIO ROMANO
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El auge de Roma supuso beneficios y perjuicios para los Seguidores de Set.
Por una parte los Setitas se extendieron por el Norte de África, instalándose en
las prósperas ciudades de Cirenaica, Numidia y Mauritania. Las provincias
occidentales de Egipto se enriquecieron con el comercio de grano, aceite y ganado.
Mientras los romanos construían palacios y templos en la superficie, los
Seguidores de Set construían los suyos en el subsuelo.
Los romanos también animaron a los pueblos sometidos a convertirse en
ciudadanos. Con el tiempo cerca de un tercio de los senadores de Roma tendrían un
origen africano, así como la dinastía de los emperadores Severos. Hubo una
división entre los Seguidores de Set por cuestiones de tolerancia racial. Los más
antiguos consideraban que las enseñanzas de Set estaban destinadas únicamente al
pueblo egipcio, pero los más jóvenes, que citaban el ejemplo de los Ptolomeos,
consideraban que entre otros pueblos también existían personas de mérito que
merecían recibir los dones del dios oscuro. Muchos jóvenes desafiaron a sus
antiguos Abrazando a los mortales de otras tierras, sobre todo romanos y
griegos. Los antiguos de Tanis decidieron pedir consejo a Set y para su desánimo
todos los sueños y presagios mostraban al ancestro bendiciendo a los jóvenes
rebeldes. De esta forma el cisma entre ambas facciones concluyó.
Los Seguidores de Set también se extendieron por Europa durante esta época,
aunque algunos viajeros del clan habían creado templos en lugares tan lejanos
como Gades y Tartessos en la península ibérica siglos antes. El culto de Set llegó
a las ciudades romanas, beneficiándose de la tolerancia hacia los cultos y dioses
extranjeros, mientras respetasen la divinidad del Emperador de Roma. Sin embargo,
los recelos de los vampiros romanos provocaron que el culto fuera proscrito y
varios templos profanados.
En respuesta, los Setitas ocultaron la adoración de su dios mediante los
cultos a los dioses griegos y romanos. En Alejandría se había iniciado el Culto de
Tifón, que ganó adherentes por todo el Imperio Romano. Los cultistas de Tifón
adoraban a tres dioses: Baco, el dios del vino, la embriaguez y el frenesí; Marte, el
dios de la guerra; y Plutón, el dios de los muertos. A medida que avanzaban en los
misterios del culto los iniciados aprendían que los tres dioses sólo eran aspectos
de Tifón el Terrible, hijo de la Tierra y el Tártaro…y que el otro nombre de Tifón
era Set.
Durante esta época Horus regresó del mundo de los muertos. El Culto de
Isis había dejado de existir y el Inmortal Vengador reunió en Alejandría a todos
los Renacidos que seguían fieles a su causa y ordenó a sus seguidores que se
desperdigaran por el mundo, luchando contra todos los servidores de Set y Apofis
que encontraran. Habría una reunión en el futuro cuando la oscuridad amenazase
con engullirlo todo y los ejércitos de Ra y Apofis se enfrentasen en una batalla
final.
EL CRISTIANISMO
La aparición del cristianismo ha constituido un motivo de polémica entre
diversos clanes y ha suscitado numerosos debates entre los eruditos de los
Seguidores de Set. Los registros son escasos y fragmentarios. El Templo de Set en
Jerusalén había sido misteriosamente destruido junto con sus adoradores durante
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la vida de Jesús de Nazareth, y otros vampiros de la ciudad también habían
desaparecido en circunstancias no aclaradas.
Sin embargo, este período de silencio llegó a su fin con uno de los
acontecimientos más importantes en la historia de los Seguidores de Set. En el año
33, el mismo año de la crucifixión y resurrección de Cristo, el Dios de las
Tormentas despertó. La oscuridad cubrió el cielo y la tierra tembló ante la furia
y el dolor de Set. Durante tres días y noches –o siete, según las versiones- el Dios
Oscuro habló y todos sus descendientes le escucharon. Durante esos días los
Seguidores de Set no pudieron dormir, mientras Set rugía en el viento y el trueno
una serie de mandamientos, profecías, revelaciones e instrucciones. Por último las
palabras cesaron.
A la noche siguiente, los enviados del Concilio de Tanis viajaron a la tumba
oculta de su ancestro. La encontraron vacía y el sarcófago de ónice de Set había
sido destruido, y nadie sabía cuando regresaría el Dios Oscuro.
Los Trece discípulos de Set más antiguos, conocidos como los Hierofantes, se
reunieron en Tanis tras la desaparición del ancestro y decidieron organizar el
clan en su ausencia. Sin embargo, pronto comenzaron las divisiones, a medida que
cada antiguo se preocupaba de fomentar su propia visión de las enseñanzas de Set.
De todas formas los recelos y disputas internos permanecerían ocultos durante
cierto tiempo.
GNOSTICISMO
A lo largo de las décadas numerosos cultos dedicados a Jesús de Nazareth
surgieron y se extendieron por todo el mundo romano. Estos cultos divergían en
varios puntos, y algunos afirman poseer “evangelios secretos” procedentes de los
discípulos predilectos de Jesús. Muchos de estos “evangelios secretos”
contradecían las enseñanzas cristianas y algunas habían sido deliberadamente
tergiversadas por mortales oportunistas –o por los Seguidores de Set.
Al igual que habían hecho con los dioses griegos y romanos algunos Setitas
también corrompieron las enseñanzas cristianas y ocultaron en ellas la doctrina
de Set. Ofrecían gnosis: revelación, sabiduría y conocimiento. Estas versiones
corruptas del cristianismo dieron comienzo a algunas de las primeras herejías.
Una de estas herejías fue la de los Sethianos, que declaraban a Jesús la
reencarnación de Seth, el tercer hijo de Adán y Eva. Entre los preceptos de la
herejía se encontraba la creencia en un falso dios que había gobernado el mundo
hasta la llegada de Jesús-Seth. Los iniciados debían trascender el mundo para
alcanzar el cielo del dios verdadero.
Sin embargo, la secta de los Ofitas fue una de las más radicales de estas
herejías. Los Ofitas adoraban a la Serpiente del Edén como icono de iluminación y
sabiduría, que había liberado a Adán y Eva de las ilusiones de un falso dios. Los
Ofitas buscaban la gnosis en el conocimiento del bien y el mal tal y como había
sido revelado por la Serpiente del Edén. Los Ofitas no sólo creían que un dios
corrupto e incompetente había creado el mundo material, sino que también lo
identificaban con Jehová, el dios del Antiguo Testamento.
La identificación de Jehová con la demoníaca materia permitió que los Ofitas
adoptaran el Antiguo Testamento como escritura sagrada, aunque para ellos los
héroes de la historia eran los enemigos de Dios, como Esaú, Eva, Korah y Lucifer.
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Entre sus libros sagrados también se encontraba un evangelio atribuido a Judas
Iscariote.
La incapacidad de los vampiros para establecer relaciones sexuales
normales fascinó a los Ofitas, que los consideraban conectados con la divinidad.
Su incapacidad para procrear demostraba su naturaleza espiritual ya que los
Ofitas consideraban que el sexo para procrear (o con el fin de procrear) era el
mayor de los pecados. Consideraban la sodomía como una práctica mágica y arcana
para el conocimiento sagrado. De este modo los cultos Ofitas propugnaban la
esterilidad y el celibato, a la vez que se deleitaban en la masturbación, la sodomía
y otras prácticas sexuales no reproductoras. Los líderes Ofitas a menudo
ofrecieron alegremente sus cuerpos y los de sus seguidores a los vampiros, para
que cometieran con ellos todas las violaciones y bestialidades que desearan.
Una rama de los Ofitas veneraba a Caín por encima de los demás enemigos de
Dios y no tardaron en caer bajo la influencia de los vampiros. Algunos utilizaron
estos cultos para condenar a muerte a sus rivales o para desterrarlos como
herejes. Los rumores sobre sus prácticas no tardaron en extenderse llevando a la
destrucción de los Ofitas a manos de los cristianos y de las autoridades romanas y
la entusiasta cooperación con los vampiros también contribuyó a su decadencia,
debido a los sangrientos abusos que cometían sobre sus fieles. Se rumorea que
algunos vampiros consiguieron mantener cultos Ofitas en enclaves aislados hasta
bien entrado el siglo XIII.
Durante siglos los Seguidores de Set lucharon para guiar y ayudar a los
Ofitas y otras herejías, a los que incorporaron fragmentos de las enseñanzas de
Set, pero el cristianismo consiguió muchísimos más adeptos. Cuando el Emperador
Constantino declaró el cristianismo como religión del estado romano numerosos
cultos gnósticos fueron suprimidos.
LA EDAD MEDIA
LA CAÍDA DE TANIS
En los siglos sucesivos desde la desaparición de Set numerosos desastres
caerían sobre sus descendientes, debilitando la posición del clan. Primero, los
romanos saquearon la ciudad de Tanis, donde se reunían los antiguos Setitas y
causaron grandes daños a los siervos mortales y a los templos de Set. Al mismo
tiempo los cristianos persiguieron a los paganos y destruyeron el Templo de Set en
Alejandría.
En Oriente Medio los Seguidores de Set habían conseguido enzarzar a sus
dos principales enemigos, los Assamitas y la secta conocida como Tal´Mahe´Ra en
una sangrienta guerra, pero en el año 516 un espía descubrió el engaño y que los
Setitas planeaban controlar la región después de que sus dos enemigos se hubieran
destruido mutuamente. A pesar de las atrocidades cometidas los Assamitas y la
Tal´Mahe´Ra formaron una alianza en el año 517 y unidos expulsaron a la mayoría
de los Setitas de Oriente Medio.
Extraños sucesos comenzaron a ocurrir a desde el año 539. El tiempo era
extrañamente frío y el sol sólo brillaba durante unas cuatro horas cada día. La
oscuridad y el frío continuaron durante tres años hasta que los cielos de Egipto
se aclararon, pero en el año 542 una epidemia de peste estalló en Egipto diezmando
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a la mayor parte de la población. La plaga había sido provocada por una impía
alianza entre una cábala de renegados Setitas y Hay-Tau, un antiguo Baali.
En el año 543 varios terremotos sacudieron el mundo, desde el Atlántico
hasta Catay. El último terremoto afectó a Egipto, y la ciudad de Tanis sufrió los
peores efectos. Tal y como cuentan las crónicas de los vampiros el terremoto
sacudió la tierra dos horas antes del amanecer y estalló una gran tormenta.
Algunos edificios se derrumbaron, mientras otros se hundieron en el río Nilo.
Poco después, mientras los vampiros y mortales supervivientes se levantaban de
entre los escombros de los edificios caídos, un gran ejército de gatos, chacales y
lobos atacó la ciudad, matando a todos los que encontraban a su paso. Cuando
siete de los Eternos de Sothis, los más antiguos Seguidores de Set, se enfrentaron
a las bestias cambiantes la tierra tembló con más fuerza y el lago de Manzala
inundó la ciudad. Los mortales y los hombres lobo se ahogaron y el agua atrapó a
varios vampiros en el fondo del lago. Los pocos que escaparon buscaron refugio
antes del amanecer.
A la noche siguiente los vampiros supervivientes descubrieron que seis de los
Eternos de Sothis se encontraban atrapados en la ciudad hundida, que ahora se
encontraba en el fondo de Lago Manzala. Los hechiceros trataron de contactar
con los antiguos atrapados pero no pudieron encontrarlos. Algunos bucearon
hasta la ciudad hundida e intentaron abrir las criptas inundadas. No regresaron.
Las bestias cambiantes no los habían matado porque posteriormente otros
intentarían saquear los tesoros hundidos y tampoco regresarían.
La caída de Tanis marcó una divergencia entre los Seguidores de Set, y
muchos sospechaban que algunos de los Hierofantes habían sido responsables de la
destrucción de la ciudad y los habían traicionado ante sus enemigos por sus
propios y mezquinos intereses. Pronto se definieron dos facciones: quienes deseaban
continuar con las antiguas tradiciones siguieron a los Hierofantes, que deseaban
reorganizar la estructura del clan para extender mejor la palabra de Set. Sus
oponentes desconfiaban de ellos, sintiendo que estaban más preocupados por sus
propios intereses que por seguir las enseñanzas del Dios Oscuro. Los opositores
serían conocidos como Decadentes, desafiando cualquier intento de organización
bajo el mandato de los Hierofantes. Aunque el conflicto entre ambas facciones no
llegó a estallar, se desarrolló cierta animadversión.
Con el hundimiento de Tanis, los vampiros y mortales supervivientes
fundaron una nueva ciudad en una de las islas del Lago Manzala llamada Tinnis.
Muy pronto se convirtió en un centro de comercio produciendo tejidos muy finos y
apreciados en Egipto y otros lugares. Varios Seguidores de Set de otras ciudades
acudieron para investigar lo ocurrido, bajo el liderazgo del antiguo Hierofante
Setepenre, que dio la bienvenida a otros clanes para que estudiaran en Tinnis bajo
sus auspicios. Setepenre guardó celosamente las ruinas anegadas de Tanis,
contrarrestando las incursiones de los hombres lobo, que siguieron asolando las
cercanías y atacando a todos los vampiros que encontraban.
Seis Hierofantes habían quedado atrapados en Tanis, mientras que siete
habían conseguido escapar de la destrucción. Aunque convirtieron a Tinnis en el
hogar espiritual de los Seguidores de Set, animaron a sus chiquillos a viajar por
todo Egipto y reestablecer los templos de Set en las tierras ancestrales del clan.
Los Siete Hierofantes reorganizaron la estructura del linaje y
Nakhthorheb, conocido como el Primogénito de Set, se convirtió en su portavoz. En
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su origen había sido un miembro de la tribu mortal de Set y aunque despreciaba las
regulaciones y estructuras las consideraba un mal necesario para llevar a cabo
los planes de su sire y ancestro, encontrándose incómodo en su posición de
liderazgo. Después de la caída de Tanis regresó a su refugio en los desiertos del
Bajo Egipto.
Setepenre, el Señor de Tinnis, había sido como mortal un poderoso hechicero
de la tribu de Set. Tenía una visión mucho tolerante de los demás clanes que
Nakhthorheb, buscando alianzas potenciales cuando beneficiasen los propósitos de
Set. Fue responsable de una alianza con los Tremere en los inicios del clan, cuando
los magos se convirtierone en vampiros.
Se dice que Maatkare, la Favorita de la Luna, había sido concubina de Set, y
fue ella la que consiguió el consenso entre los antiguos supervivientes. Aunque no
realizó ninguna iniciativa ni propuesta su aprobación era muy importante para el
clan y sus motivos muy misteriosos.
Con el tiempo los recelos que habían permanecido ocultos y las sospechas de
traición llevaron a los Hierofantes a guardar para sí las profecías y
revelaciones de Set, actuando cada vez menos como un grupo unificado. Los
jóvenes Setitas comenzaron a separarse de sus antiguos, y comenzaron a
fortalecer la facción de los Decadentes.
BIZANCIO
Muchos Seguidores de Set huyeron de Egipto cuando Tanis cayó, creyendo
que una gran calamidad se había abatido sobre el clan y sospechando de traición
entre los antiguos. Algunos regresaron posteriormente al oír noticias de la
fundación de Tinnis y la reorganización de los Siete Hierofantes. Sin embargo, una
importante facción rechazó las órdenes de los antiguos, razonando que entre los
supervivientes se encontraban los responsables de la destrucción de su centro
espiritual.
El principal portavoz de la oposición a los antiguos era Khay Tall, un
Setita nubio, que anteriormente había rechazado la autoridad de Nakhthorheb.
Después de la reorganización de los Siete los desafió abiertamente, declarando
que la adoración del mal era el único servicio aceptable al Dios Oscuro en lugar
de un medio para favorecer los deseos de Set. Abrazó numerosos chiquillos para
extender su mensaje y otros Seguidores de Set se unieron a él. Pronto la facción de
los Decadentes fue conocida por su conducta pecaminosa.
Khay´Tall había servido en el Laberinto de los Huesos, el Templo de Set en
Cartago, donde había conocido a Miguel, un Matusalén Toreador. Durante varios
siglos mantuvieron correspondencia y debatieron sobre la naturaleza del mal,
convenciendo al anciano de su necesidad para probar la fortaleza del bien. En el
año 489 Miguel llamó a Khay´Tall a la ciudad de Contantinopla, pidiéndole que
crease una familia de vampiros para demostrar sus teorías.
Los Setitas de Constantinopla recibieron el nombre de Hijos de Judas,
tomando su nombre de la leyenda en la que se contaba que todos los descendientes
del discípulo traidor de Cristo eran pelirrojos, un cabello muy apreciado por los
Seguidores de Set, ya que según la tradición el ancestro tenía el pelo de ese color.
La presencia de Khay´Tall provocó numerosas disputas entre las familias de
los vampiros bizantinos y pronto los Hijos de Judas comenzaron su labor de poner
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a prueba la estructura de la ciudad, sembrando las semillas de la tentación,
frustrando los planes políticos de los Ventrue, corrompiendo las órdenes
monásticas de los Tzimisce y sembrando el caos en la iglesia ortodoxa y entre los
artistas bajo la protección de los Toreador.
Durante varios siglos los Hierofantes y los Decadentes se ignoraron
mutuamente, ya que ambas facciones se encontraban muy separadas y los
Decadentes eran muy inferiores numéricamente. Aunque otros Decadentes se
extenderían fuera de Egipto en los años siguientes, fue en Constantinopla donde
alcanzaron una mayor concentración. Allí, en compañía de vampiros corrompidos
de otros clanes desarrollaron varias herejías, entre ellas la veneración del mal y
la corrupción en sí mismos, desviándose de la adoración tradicional a Set.
La Cuarta Cruzada y la conquista de Constantinopla destruyeron el poder
de los Decadentes. Khay´Tall fue diabolizado por su chiquillo Sarrasine y muchos
de sus discípulos se extendieron por toda Europa. Los Hierofantes intentaron
purgar lo que consideraban una herejía pero era demasiado tarde. Todos los
Decadentes de Egipto fueron destruidos o expulsados pero la facción era imposible
de eliminar. En los siglos siguientes algunos Decadentes se reconciliarían con los
Hierofantes y algunas de sus creencias serían integradas en la ortodoxia
tradicional, creando filosofías como la Senda del Éxtasis, practicada sobre todo
por el Culto de Taweret.
LAS CRUZADAS
Las sucesivas expediciones militares de los soldados cristianos en Tierra
Santa provocaron un terreno fértil para la corrupción en el que los Seguidores
de Set se infiltraron. La desesperación y el fervor religioso abrieron los
corazones y las mentes de los mortales a numerosas tentaciones tanto mentales
como físicas.
Aunque los Seguidores de Set instalaron varios de sus templos en Tierra
Santa, la mayoría se introdujeron en el tráfico comercial, lo que les proporcionó
un medio indirecto de influencia sobre la política de la región y grandes fortunas,
ofreciendo sus servicios como intermediarios y espías y planeando el auge y caída
de numerosos hombres cristianos y musulmanes.
Pocos Setitas se instalaron en Jerusalén, pero la ciudad santa no quedó
inmune ante las numerosas redes de agentes y espías del clan que obtenían
información valiosa para sus amos. Muchos desaparecían de cuando en cuando, y
aunque no se descubrían los motivos, algunos creen que algunos vampiros
fanáticos de otros clanes deseaban purgar la ciudad de la influencia de Set.
En el año 1212 un ejército de más de 30.000 niños y niñas marchó bajo el
liderazgo de un pastorcillo francés llamado Esteban dispuesto a emprender su
propia cruzada contra los infieles. Esteban afirmaba que los ángeles le habían
hablado y que la inocencia y la pureza de su ejército devolverían Jerusalén a
manos cristianas.
Sin embargo, cuando llegaron a Marsella, un grupo de comerciantes sin
escrúpulos se ofreció a llevarlos a Oriente. Dos de los barcos se hundieron y el
resto llevó a los niños supervivientes hasta los mercados de esclavos del Norte de
África. Aunque los Seguidores de Set no habían incitado la cruzada, se
beneficiaron del resultado comprando numerosos servidores…y sacrificios. Once
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de los niños recibirían el Abrazo y cuatro sobrevivirían como destacados
antiguos.
Las Cruzadas también trajeron un destacable episodio en la historia de los
Setitas. En el año 1229 el emperador germánico Federico II lideró un ejército
cruzado a Tierra Santa y llegó a un acuerdo con el Sultán Kamil de Egipto. El
sultán cedió la ciudad de Jerusalén y Federico II lo apoyó contra sus enemigos.
Federico se casó con la hija del último rey de Jerusalén y tras autocoronarse en la
ciudad regresó a Europa, donde continuó guerreando contra el Papa y las
ciudades italianas hasta su muerte en 1250.
Varios Setitas vieron en el cabello rojo de Federico II una señal del favor
del Dios Oscuro, y algunos incluso lo consideraron una reencarnación de
Alejandro Magno. Muy pronto comenzaron a maniobrar en torno a la corte
imperial y se rumorea que alcanzaron ciertos acuerdos con él, ayudándole a
deshacerse de sus adversarios políticos.
EGIPTO ISLÁMICO
En el siglo VII una nueva religión surgió de las profundidades de los
desiertos de Arabia, el Islam, predicada por el profeta Mahoma. Muy pronto sus
palabras se ganaron los corazones de numerosos mortales –y vampiros- que
convirtieron en su misión sagrada llevar la palabra de su profeta a todos los
rincones del mundo. A la muerte de Mahoma en el año 632, los musulmanes ya
habían conquistado la mayor parte de Arabia.
En el año 642 los conquistadores árabes llegaron a Egipto y fueron bien
recibidos por la población egipcia, que había sufrido bajo el gobierno bizantino,
debido sobre todo a diferencias ideológicas y religiosas. El representante del
califa Amr ibn al-As consolidó la ocupación rápidamente y trasladó la capital
desde Alejandría hasta una nueva ciudad, Al Fustat.
Los Seguidores de Set encontraban ridícula la nueva religión, que
consideraban una nueva versión del cristianismo, y pronto tomaron medidas para
provocar divisiones en el Islam. Más preocupante era para ellos la presencia de
numerosos Assamitas y otros vampiros musulmanes que habían acompañado a los
invasores y detestaban la presencia de los Setitas. Hacia el año 750 Marwan, el
último califa Omeya, huyó a Egipto e incendió la ciudad de Al Fustat, destruyendo
un importante templo Setita. Aunque en principio ningún vampiro parecía estar
involucrado los Setitas creían que sus enemigos estaban detrás del suceso. La
llegada de nuevos invasores musulmanes, como los fatimíes en el siglo X, también
provocaron la destrucción de otros templos y los vampiros islámicos procuraban
entorpecer las actividades de los Setitas. La llegada de Saladino y la dinastía
ayyubí al trono de Egipto en 1171, significó un nuevo período de opresión.
Pero los Seguidores de Set se adaptaron y al igual que habían hecho con
otros invasores, sirvieron a los musulmanes como mercaderes, comerciantes,
eruditos y sanadores, atendiendo a sus necesidades y ningún otro clan obtuvo
tanta influencia en el comercio de esclavos, muchos de los cuales eran agentes de
Set, informando sobre las necesidades y debilidades de sus amos. Los sucesivos
sultanes crearon un ejército compuesto principalmente por esclavos, los
mamelucos, y entre ellos los Setitas sembraron las semillas de la rebelión para
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expulsar a los invasores. A medida que los cruzados lanzaban nuevos ataques
contra el Islam, los sultanes ayyubíes aumentaron sus efectivos.
En el año 1260 los esclavos mamelucos se rebelaron, y los Seguidores de Set
les ayudaron a derrocar al último sultán ayyubí. Numerosos vampiros musulmanes
fueron expulsados del poder, pero inconscientemente los Setitas habían favorecido
el ascenso de un peligroso enemigo. Otros vampiros como el antiguo Talaq, del
clan Assamita, también favorecieron el ascenso de los mamelucos, debido a sus
intereses personales. Talaq sabía que los mamelucos se convertirían en una
amenaza para los Seguidores de Set.
El líder de los mamelucos era Baybars, un esclavo turco. Una vez en el
trono de Egipto tomó medidas para expulsar a los cristianos de Tierra Santa para
siempre. Conquistó los últimos reinos cruzados en Siria y Palestina, y devastó la
zona creando un desierto para que los cristianos no regresaran jamás. Derrotó a
los turcos silyuquíes y a los mongoles, destruyó el reino de Armenia y las
fortalezas sirias de la secta de los Asesinos, entre lo que se encontraban
numerosos Assamitas. Posteriormente conquistó Nubia y asentó su hegemonía
sobre Arabia.
Aunque los Seguidores de Set se beneficiaron en principio del gobierno de
Baybars, pronto se convirtieron en el centro de una purga de vampiros. Aunque
los Setitas creían haber dominado las artes del sigilo y la ocultación, numerosos
santuarios y vampiros del clan comenzaron a ser destruidos año tras año. Los
mamelucos atacaron armados con fuego y acero y a menudo eran ayudados por
enigmáticos hechiceros que protegían a los soldados de las maldiciones y la magia
de los Setitas. Estos magos se hacían llamar los Nur al-Allah, y algunos
Seguidores de Set creen que se trataba de los herederos del culto de Atón.
Los magos y los mamelucos destruyeron tres de los grandes Templos de Set,
quemando y enterrando milenios de magia y conocimiento. También destruyeron a
dos Hierofantes pero la afrenta final llegó cuando saquearon el Templo de
Ombos, el Primer Templo, que había sido fundado por el propio Set. Los
Hierofantes se encontraron ante una terrible elección y a través de la
Proclamación de las Lágrimas Rojas ordenaron a sus descendientes que
abandonaran Egipto. Enterraron las entradas de sus templos y lanzaron
poderosos hechizos para ocultarlos de los magos. Sólo unos pocos Setitas
rechazaron ocultarse y continuaron luchando, utilizando tanto la espada como
el veneno y las palabras. En otras tierras los fugitivos se encontraron con otros
clanes y ofrecieron disculpas por las antiguas disputas. Sin embargo, los vampiros
europeos no hicieron nada para ayudar a los refugiados, aunque hubieran sido
expulsados por un musulmán que había destruido los últimos reinos cristianos en
Tierra Santa. Este desprecio no sería olvidado un siglo después, cuando la
Inquisición atacase a los vampiros europeos. No obstante, el exilio de los Setitas
egipcios también significó su reconciliación algunos Decadentes europeos.
En el año 1277 Baybars murió a manos de un antiguo Assamita llamado
Vardar Vardarian, que se ganó el reconocimiento y el aprecio de los Seguidores de
Set. Los Setitas robaron los restos del sultán mameluco y anualmente
torturarían su espíritu en una ceremonia especial.
Después del reinado de Baybars, los Seguidores de Set comenzaron a
regresar a Egipto y a sus templos. Los mamelucos se enfrentaban entre sí por la
sucesión y estaban más atentos a sus conquistas. Los Setitas procuraron desviar
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su atención, mientras reconstruían su poder y expandía su red de correos,
mercaderes y espías por el Mediterráneo, aunque tardarían cerca de dos siglos en
recuperar su esplendor previo.
EUROPA
Incluso antes de la purga de Baybars, las cruzadas convencieron a los
antiguos Setitas de que debían prestar más atención a los países más allá de
Egipto, y decidieron enviar espías y vigilantes a Europa. Si los vampiros y mortales
europeos peleaban entre ellos representarían una amenaza menor para los
Seguidores de Set.
Las cruzadas abrieron los mercados orientales para Europa. Y muy pronto
se inició una demanda por artículos de lujo como la seda y las especias. Numerosos
mercaderes europeos viajaron a Oriente Medio tentados por los enormes beneficios
que podían acumular en sus viajes.
Los Seguidores de Set decidieron tomar ejemplo lanzando su propia cruzada
comercial sobre Europa, creando una red de comerciantes de productos exóticos, e
incluso deseos más mundanos como elixires de amor o reliquias. Ningún Hierofante
ni grupo de antiguos estaba al frente de esta red comercial, sino que fue el trabajo
solidario entre los miembros del clan. Muchos clientes en Europa llegaron a
depender de las mercancías que llegaban de Oriente. Y algunos europeos
mostraron méritos que los llevaron a ser iniciados en el culto del Dios Oscuro e
incluso llegaron a recibir el Abrazo.
La introducción de los europeos dentro del culto y de los Seguidores de Set
provocó una gran controversia entre los antiguos, algunos de los cuales ya se
habían opuesto anteriormente a la expansión por el Norte de África y Oriente
Medio y se negaban a diluir la herencia egipcia del clan.
Sin embargo, otros Hierofantes y antiguos favorecieron la expansión del
clan, tomando ejemplo del judaísmo, el cristianismo y el Islam. Una religión que se
aferraba a sus raíces tribales permanecía estancada y oprimida. Las religiones que
aceptaban a los gentiles como conversos prosperaban y se extendían.
Esta discusión terminó cuando los Setitas egipcios descubrieron que en
Europa existían varios cultos y linajes de la sangre de Set establecidos en Europa
varios siglos antes.
Las ciudades comerciales de Venecia, Génova y Pisa ofrecían numerosas
oportunidades y varios comerciantes italianos, ávidos de mercancías exóticas,
dieron la bienvenida al culto de Set con los ojos abiertos. Sin embargo, la
competencia con otros vampiros, en especial los Lasombra fue feroz. El Culto de
Tifón, extendido en época romana, había sobrevivido en algunos enclaves, como el
templo de la Cueva de las Manzanas, en Nápoles, celebrando los ritos de Baco,
Marte y Plutón. Algunos cultos incluso sobrevivieron sin ningún vampiro que los
dirigiera, como el culto veneciano de los Flamens Dis, dedicado a Plutón,
extendido en el ámbito de la familia Giovanni.
La mayoría de los Cultos Tifónicos se reunificaron rápidamente con el
Culto de Set, y los antiguos egipcios los recibieron con gozo. Siglos después,
cuando los sabios europeos redescubrieron la cultura greco-romana, estos cultos
atrajeron a varios europeos a las enseñanzas de Set.
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Más sorprendente fue el descubrimiento de un linaje de Setitas que habían
extendido su influencia en Escandinavia. Todos descendían del mercader noruego
Arnulf Jormungandrsson (anteriormente Seamundsson), que a principios del siglo
IX había viajado a Alejandría y atraído la atención de los Seguidores de Set. Tras
recibir el Abrazo Arnulf había decidido explotar las condiciones de su tierra
natal al servicio de Set. Con la ayuda de sus hermanos de clan emprendió el viaje
de vuelta a Escandinavia.
Al principio trató de establecer un culto en torno a la figura de la
serpiente nórdica Nidhogg, que roía las raíces del Árbol del Mundo en la
oscuridad del vacío, pero el intento fracasó porque la serpiente ya tenía
adoradores muy poderosos que asesinaron a los iniciados de Arnulf como
advertencia. Su segundo intento prosperó, estableciendo un culto apocalíptico en
torno a Jormundgander, la Serpiente que rodea el Mundo en la mitología nórdica.
Hubo algunas dificultades, entre ellas los hombres lobo adoradores de Fenris, la
escasez de recursos y la ausencia de grandes ciudades en las que prosperar. Sin
embargo, a pesar de las dificultades, Arnulf consiguió sobrevivir y prosperar con
sus acólitos, formando un pequeño grupo de hombres que adoraban a la serpiente a
cambio de la vida eterna. Pronto se alió con otros vampiros del gélido norte,
sobre todo Malkavian, que deseaban apagar el sol y sumir el mundo en las
tinieblas y juntos comenzaron a crear un artefacto místico para cumplir su
siniestro objetivo.
Durante el siglo X la invasión de los fatimíes provocó que Arnulf perdiera
contacto con los Seguidores de Set de Egipto, pero por entonces su culto estaba
firmemente establecido en Escandinavia, compuesto por vikingos retirados cuya
decadencia sólo era igualada por sus riquezas, conservando sus recursos para
una futura expansión. Al mismo tiempo Arnulf y sus descendientes ocultaron su
linaje, haciéndose pasar por vampiros del clan Toreador, un linaje muy poco
extendido y conocido en Escandinavia en aquella época.
LA HEREJÍA CAINITA
Los Seguidores de Set también utilizaron el interés de los demás vampiros en
la religión para sus propósitos. Algunos de ellos creían que la incorruptibilidad
de su carne y sus poderes los convertían en santos, y que Cristo había sido un
vampiro, el “Segundo Caín”. Estos vampiros sentaron las bases de lo que fue
llamada la Herejía Cainita, que se infiltró en la estructura de la Iglesia Católica,
sobre todo en Occidente, aunque contaba con adeptos por toda Europa.
Muchos Decadentes, supervivientes de los cultos gnósticos de la época
romana, crearon su propio culto dentro de la Herejía Cainita, que fue llamado la
Iglesia de la Magdalena Negra. Esta herejía vampírica presentaba las enseñanzas
de Set como el “verdadero evangelio” transmitido por Cristo a su 13ª apóstol,
María Magdalena.
De acuerdo al Evangelio de Magdalena Cristo libró a la humanidad de la
carga del pecado original, pero la humanidad sigue pecando debido a las ataduras
de la Culpa y la Ley. El dios Jehová es el verdadero Satán, el Adversario y el
Creador del mundo material. Jehová no desea que la gente comprenda que los
deseos del cuerpo no tienen impacto en la salvación del alma. Cualquier acto
realizado con amor y goce es sagrado, aunque para el mundo pueda parecer un
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pecado. Cualquier acto realizado con odio y resentimiento es pecado, sin importar
lo meritorio que parezca.
Los vampiros Magdalenitas enfatizaron el papel de la mujer en la salvación,
señalando que Cristo nació de una mujer y transmitió sus enseñanzas secretas a
través de una mujer. Buscaban persuadir a los religiosos de que rompieran sus
votos de celibato, argumentando que una persona que no pudiera alcanzar una
unión perfecta y apasionada con otra no podía unirse a Dios. También defendían el
amor y la sexualidad libres porque un alma que sólo siente Amor acepta a todas
las almas con un amor igual. Para los eclesiásticos católicos y convencionales las
iglesias y conventos Magdalenitas eran simples burdeles. Por lo tanto los herejes
se vieron obligados a actuar con sigilo y discreción.
La Iglesia de la Magdalena Negra también afirmaba que Cristo había
engendrado un hijo de la Apóstol Magdalena. La Santa Sangre había sido
transmitida a la dinastía Merovingia de Francia y continuó en secreto, custodiada
por los Magdalenitas. Algunos sacerdotes y sacerdotisas de la herejía se
consideraban Hijos de Cristo.
El centro de la Iglesia de la Magdalena Negra se encontraba en Marsella,
donde se identificaba a María Magdalena con Isis y la Sofía Gnóstica. Las monjas
Magdalenitas convirtieron varios conventos de la zona en casas de prostitución…
y ocultaron los ritos más amargos y sangrientos en los que se practicaba la
castración y el canibalismo heredaros de los cultos romanos de Cibeles y Atis.
Durante la festividad de María Magdalena, el 22 de Julio, sus adeptos celebraban
una serie de “juegos de pasión” que escandalizaban a los sacerdotes conservadores.
Esta herejía fue bastante popular durante la Edad Media, y su expansión
sólo fue limitada por su secretismo. La mayoría de los conversos eran mujeres, que
influyeron en el misticismo femenino de la época. Con el tiempo podrían haber
llegado a influir en las doctrinas de la Iglesia Católica, pero antes de que eso
ocurriera otros vampiros se opusieron y la propia Iglesia atacó a los
descarriados mediante los fuegos de la Inquisición.
LA REVUELTA ANARQUISTA
Durante el siglo XIV los vampiros europeos se encontraron en una
situación similar a la de los Seguidores de Set durante la purga de Baybars. Los
herejes Cainitas, con sus diversos cultos y desviaciones se habían vuelto demasiado
numerosos y la Iglesia decidió purificar sus filas de los servidores del diablo.
Cada vampiro detectado y destruido llevaba a otro…y otro y así sucesivamente.
Hacia 1350 la Inquisición (que englobaba a varias organizaciones de cazadores de
vampiros y brujas) hacía sentir el miedo entre los Cainitas europeos. Una minoría
de los inquisidores eran ghouls o estaban secretamente manipulados por algunos
vampiros para deshacerse de sus rivales.
Los Seguidores de Set de la Iglesia de la Magdalena Negra ardieron con el
resto de la Herejía Cainita, y sólo unos pocos consiguieron escapar, reapareciendo
en Marsella en el siglo XVII con el nombre de Priorato de la Magdalena.
El éxito de los inquisidores llevó a muchos vampiros a ocultarse en las
sombras y a buscar refugio. Algunos pidieron ayuda a los Seguidores de Set…que
recordaban el desprecio de los europeos apenas un siglo antes y los traicionaron,
entregándolos a los inquisidores.
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No obstante, la mayoría de los antiguos europeos optó por contraatacar a
los cazadores. Muchos se ocultaron y ordenaron a sus chiquillos que combatieran
a la Inquisición o los utilizaron como cebo para cubrir su retirada. Sucesivamente
los jóvenes de los clanes Brujah, Lasombra y Tzimisce se rebelaron y estalló una
guerra a tres bandas entre los inquisidores, los antiguos y los autoproclamados
anarquistas. Para complicar más la situación los asesinos Assamitas se aliaron
con los rebeldes, deseosos de la sangre de los antiguos europeos y de vengar la
afrenta de las cruzadas. Los antiguos comenzaron a reunirse en privado,
acordando que la cooperación y la discreción eran necesarias para vencer a sus
enemigos, sentando los fundamentos de la Camarilla.
Los Seguidores de Set también participaron en la Revuelta Anarquista,
aunque de forma sigilosa y secreta. Al principio el conflicto entre jóvenes y
antiguos no les afectaba, y los Hierofantes decidieron no intervenir, aconsejando
a los Setitas europeos que utilizasen a ambos bandos según creyeran necesario.
Algunos Seguidores de Set veían en la destrucción de los demás clanes la
voluntad de su dios, mientras que otros deseaban venganza por afrentas pasadas.
Sin embargo, la posición de los Seguidores de Set cambió cuando los
Assamitas entraron en la guerra aliándose con los anarquistas. Los Hijos de
Haqim habían sido enemigos de los Setitas durante milenios y los Hierofantes
decidieron actuar. Tras una reunión en un concilio secreto decretaron que los
Seguidores de Set debían apoyar la causa de los antiguos, aunque manteniendo una
fachada de neutralidad. Durante el siglo XV los Setitas comenzaron a transmitir
en secreto información sobre los anarquistas a sus enemigos y llevaron a varios
rebeldes a emboscadas cuidadosamente preparadas.
Pero la mayor contribución de los Seguidores de Set al bando de los
antiguos fue la localización de la fortaleza secreta de Alamut, el centro
espiritual del clan de los Assamitas. También proporcionaron información sobre
la magia de los hechiceros de Haqim a los Tremere, y aprovisionaron a los
soldados de la Camarilla en la ruta hacia Alamut. Con la ayuda de los hechiceros
Setitas los Tremere descubrieron las protecciones místicas de la fortaleza de los
Asesinos y guiados por exploradores Setitas un grupo de antiguos llegó ante las
puertas de Alamut. Presionados y cercados, los Assamitas se rindieron.
Debido a su ayuda, los Fundadores de la Camarilla ofrecieron a los
Seguidores de Set una posición en la organización de la nueva secta. Sin embargo,
los Hierofantes rechazaron la invitación, para alivio de los demás clanes, aunque
se rumorea que a cambio los Setitas recibieron numerosos favores.
La Revuelta Anarquista terminó oficialmente en 1493. A medida que los
vampiros se organizaban y ocultaban la Inquisición comenzó a encontrar cada vez
menos. La propia corrupción interna de la organización y su avaricia
contribuyeron a evaporar la fe de los inquisidores.
LA EDAD MODERNA
Tras la formación de la Camarilla los Seguidores de Set se retiraron de
nuevo a las sombras. Una de las razones que llevaron al clan a no participar en
la Camarilla fue el surgimiento del Sabbat, formado por los Lasombra y Tzimisce y
los anarquistas que se negaban a abandonar la lucha. Entrometerse en un bando
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de la guerra de sectas hubiera supuesto una lucha sin fin, y los Setitas preferían
una lenta y paciente adquisición de poder.
Los Hierofantes también aceptaron que nunca podrían expulsar al Islam de
Egipto, ni convertir a su país en el dueño del mundo, pues la cultura de los
faraones había muerto muchos siglos antes. Sin embargo, tres de los Hierofantes
nunca llegaron a aceptar que no podían desviar el curso de la historia,
retirándose al interior de sus tumbas. Entre ellos se encontraba Nakhthorheb, el
Primogénito de Set.
De este modo, cuando los turcos otomanos conquistaron Egipto en 1517 los
Seguidores de Set no los ayudaron ni se les opusieron. Simplemente se adaptaron
al nuevo régimen, buscando la mejor manera de explotarlo para sus propios fines.
En Egipto se asentó un virrey del sultán de Estambul, aunque los mamelucos,
que habían gobernado desde 1260, mantuvieron posiciones importantes en el
gobierno y la administración. Los mamelucos continuaron perpetuando su casta
comprando niños esclavos y educándolos como soldados. Después de un período de
servicio muchos eran trasladados al gobierno civil.
El enfrentamiento entre los burócratas turcos y mamelucos suministró
muchas oportunidades de subversión para los Seguidores de Set. Los Setitas
jugaron un importante papel en la subversión del Imperio Otomano, seduciendo y
corrompiendo a los nobles y aristócratas turcos, convirtiendo al feroz enemigo de
la cristiandad en el país “enfermo de Europa.” Durante cerca de cuatro siglos
evitaron que se convirtiera en una amenaza pero también lo protegieron del
desastre externo. Lucharon contra los Assamitas, que nunca perdonaron a los
Setitas que hubieran guiado a la Camarilla hasta Alamut.
LA EDAD DE LA RAZÓN
Después del Renacimiento llegó la Edad de la Razón. Durante los siglos
XVI, XVII y XVIII los europeos exploraron el mundo, hicieron notables avances
artísticos y tecnológicos y llevaron a cabo una serie de revoluciones en los
ámbitos político, científico e industrial.
Los Seguidores de Set prosperaron durante esta época, infiltrándose en las
sociedades secretas, y entre los adeptos del ocultismo y la decadencia. Surgieron
los Clubes del Fuego Infernal y se celebraron orgías y misas negras en los sótanos
de los grandes palacios. Un grupo de Setitas utilizó al aventurero y alquimista
Giuseppe Balsamo, el Conde Cagliostro, y finalmente lo Abrazaron.
Otros Setitas se introdujeron en las nacientes logias masónicas y
participaron en los nacientes movimientos revolucionarios, colaborando en
secreto con otros clanes como los Tremere. Las sociedades secretas se
multiplicaron y los Setitas se encontraron entre ellas a algunos viejos enemigos
como los herederos del culto de Atón, que se hacían llamar los Illuminati.
ÁFRICA: LOS HIJOS DE DAMBALLAH
Se cree que los primeros Seguidores de Set que abandonaron Egipto viajaron
hacia el sur de África, aunque no existen datos fiables sobre la presencia del clan
hasta el 3000 a.C. y se cree que una nueva oleada de discípulos de Set se instaló en
el África subsahariana en el siglo XIII a.C.
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La comunicación entre los Setitas egipcios y africanos fue esporádica hasta
el siglo XIX, debido a las dificultades en las rutas de comunicación. Cuando los
esclavistas europeos y las tribus nómadas interrumpieron el flujo de las
caravanas comerciales a partir del siglo XVI los Setitas egipcios perdieron el
contacto con sus hermanos africanos hasta el siglo XIX, cuando los colonialistas
europeos, y en especial los británicos, construyeron numerosos ferrocarriles y
abrieron vías de comunicación hacia el interior del continente. Entonces los
antiguos de Egipto enviaron embajadores a los cultos africanos.
Durante su aislamiento los Setitas africanos se habían adaptado a los
cultos locales, considerando que las serpientes debían cambiar de piel muchas
veces a lo largo de sus vidas. A pesar de los cambios habían seguido preparándose
para el regreso de Set. Su principal objetivo era encontrar un Templo perdido en
el corazón de África, donde supuestamente habitaba uno de los hijos del propio
Set, esperando que este Matusalén oculto pudiera ayudarlos en las Noches
Finales.
Aunque muchos cultos como los Luo de Kenya, habían mantenido cierta
ortodoxia con las enseñanzas de Set, otros las habían abandonado y muchos
jóvenes Setitas africanos ni siquiera conocían el nombre del Dios Oscuro,
vinculando sus orígenes a varios dioses nativos. El Culto de Damballah, centrado
en África Occidental, sobre todo en Nigeria y Benin, era el más representativo.
El Templo fundador de los Hijos de Damballah se encontraba en la ciudad de
Oyo, la antigua capital del reino Yoruba. Los Setitas Yorubas adoraban a Set en
la figura de Damballah-Wedo, la Serpiente de la Tierra y la Oscuridad, el creador
benigno del mundo. Los primeros líderes del culto habían tratado de otorgar un
matiz más siniestro a la figura de Damballah y mantuvieron la identificación del
dios con Set como un Gran Misterio para los iniciados más avanzados. Sin
embargo, después de siglos de aislamiento, los líderes habían sido destruidos o
habían entrado en letargo, y la cultura Yoruba había eliminado la mayor parte de
la doctrina Teofidiana. Muy pocos antiguos africanos recordaban la conexión con
Set y Egipto.
Según las leyendas de los Hijos de Damballah, Set era un rey que robó el
poder divino cortando y devorando el corazón de Damballah. Esta acción no mató
al dios, pero enfureció a su esposa Aïda, la Serpiente del Arco Iris, que maldijo al
rey expulsándolo de la vida y el día, pero ambos dioses no pudieron recuperar el
poder mágico que les había sido robado.
A pesar de esta leyenda que afirma que la condición vampírica es una
maldición divina, los Hijos de Damballah adoran a Damballah y Aïda como la
fuente de su poder, y Set ocupa el tercer puesto en la trinidad del culto. Estos
Setitas enfatizan la locura liberadora del trance y el éxtasis, que se alcanza
mediante la música, la danza y las drogas. Como otras religiones de África
Occidental se considera que los dioses pueden poseer a sus adoradores en trance.
El culto promete que con el tiempo los iniciados pueden adquirir suficiente poder
espiritual para convertirse ellos mismos en dioses.
AMÉRICA: LOS TLACIQUE
Antes de que Colón llegara a América los vampiros ya habían llegado al
Nuevo Mundo: Nosferatu, Gangrel… y un extraño linaje llamado Tlacique cuyos
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miembros afirmaban descender de Tezcatlipoca, dios de la noche y la magia negra.
Los eruditos vampíricos han asumido que Tezcatlipoca debía ser un Matusalén muy
antiguo, aunque no se ponen de acuerdo sobre el origen de la línea de sangre. Por
un lado los Tlacique son criaturas de oscuridad, y resultan perjudicados por la
luz del sol, como los Seguidores de Set, pero por otro manifiestan poderes de
cambio de forma muy semejantes a los de los Gangrel. Algunos incluso señalan que
Tezcatlipoca podía dominar la oscuridad de una forma muy similar al clan
Lasombra.
Una leyenda apócrifa y que no ha sido confirmada afirma que los Seguidores
de Set de Tartessos, cuando su dominio fue atacado por los fenicios de la ciudad de
Cádiz, realizaron un ritual que les abrió un portal más allá del océano, a través
del cual consiguieron salvarse de sus enemigos. Aunque la veracidad de esta
historia es harto dudosa, el Templo de Tartessos fue destruido misteriosamente,
aunque la leyenda podría conservar el recuerdo un antiguo viaje a América.
Cualquiera que fuera su origen los Tlacique gobernaban como dioses en el
momento de la llegada de los conquistadores españoles, y controlaban las
civilizaciones precolombinas a través de sangrientos cultos. Los vampiros del
Viejo Mundo no habían tenido un dominio semejante desde la época de Cartago y
Roma. Cada familia Tlacique estaba compuesta por un antiguo y su progenie que
gobernaban una ciudad. El prestigio de cada familia estaba asociado a la
prosperidad de su dominio.
El origen del pueblo azteca es un misterio para la investigación, pues se
oculta en narraciones míticas y semilegendarias de difícil comprobación. La
tradición remite a Aztlan, al noroeste de México, del que debieron salir otros
grupos seminómadas que ocuparon también la cuenca de México. De este "Lugar de
Cañas" los mexica, uno de los grupos principales del tronco azteca, salieron
tutelados por su dios Huitzilopochtli. En su peregrinar pasaron por varios
lugares como Coatepec y Ecatepec, hasta que llegados al valle de México iniciaron
una etapa de guerras y competiciones por conseguir un territorio propio; de esta
forma, consiguieron permanecer una larga temporada en Chapultepec. Más tarde
se emparentaron mediante matrimonios con los señores de Culhuacan, de ahí su
nombre de culhua-mexica. Pronto tuvieron que salir de Culhuacan e iniciar un
nuevo camino hasta que encontraran un águila subida en un nopal devorando una
serpiente según exigía el mito desde su salida de Aztlan, cosa que ocurrió en 1325
en un pequeño islote del lago Texcoco, que por aquel entonces pertenecía a
Azcapotzalco. Con el tiempo lograron emparentarse con la nobleza de esta ciudad
hasta la época en que se independizaron e iniciaron la construcción de un gran
imperio.
El Imperio de los Aztecas se extendió a través de una alianza de tres
ciudades y sus familias Tlacique, que dominaban a la mayor parte de las demás
ciudades y familias vampíricas de México.
Cuando llegaron los conquistadores españoles en 1519 los aztecas los
recibieron como nobles (y peligrosos) visitantes, creyendo que eran los enviados
del dios Quetzaltcoatl, que supuestamente había cruzado el océano siglos antes
prometieron que regresaría algún día. Los Tlacique pronto contactaron con los
vampiros de la Camarilla que venían con ellos pero los acontecimientos
subsiguientes pusieron fin a las negociaciones.
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Algunas familias Tlacique veían en los españoles una manera de romper el
dominio de los aztecas y liberar sus ciudades. Varias tribus y ciudades se
rebelaron y se unieron a los conquistadores. Sin embargo, los indígenas y los
Tlacique habían juzgado mal a sus nuevos aliados. Tampoco se habían esperado la
aparición de terribles epidemias como la viruela, que diezmó a la población mortal.
El Imperio Azteca se colapsó y los españoles lo conquistaron todo. Los indígenas
se convirtieron en siervos para saciar el deseo de los conquistadores por el oro.
Aunque los vampiros europeos habían sido mínimamente responsables de lo
ocurrido, los Tlacique los culparon y se aliaron con el Sabbat contra la
Camarilla. Sin embargo, estos aliados terminaron por traicionarles. Los Tlacique
se sentían disgustados por las costumbres del Sabbat y los vampiros de la secta
copiaron muchos de los rituales precolombinos de sacrificios, sangre y muerte
pero ignorando por completo su significado sagrado. El Sabbat veía en el
asesinato una celebración, en lugar de una ceremonia ritual. Los Tlacique
protegían el orden divino, mientras que el Sabbat se oponía a ese orden.
Además, los líderes Lasombra del Sabbat todavía conservaban algunos de
los perjuicios de la Iglesia Católica (aunque de una forma perversa y retorcida) y
apoyaron a los conquistadores españoles y sus esfuerzos por cristianizar a los
nativos americanos. Los Tlacique eran aliados y al mismo tiempo eran despreciados
por sus costumbres paganas.
Y la guerra terminó por estallar, pero la lucha contra los españoles y las
enfermedades habían mermado por completo la base de poder de los Tlacique. En
pocos años el Sabbat casi destruyó al linaje y diabolizó a sus antiguos. Se dice que
el propio Tezcatlipoca fue destruido en México a finales del siglo XVII. Los
sacerdotes Lasombra del Sabbat bautizaron ritualmente a los antiguos estacados
antes de diabolizarlos. Sin embargo, unos pocos sobrevivieron en enclaves aislados
o huyeron a la profundidad de las selvas de Sudamérica.
Los Seguidores de Set del Viejo Mundo llegaron a América durante el siglo
XVI, y muchos se sintieron disgustados con las carnicerías cometidas sobre los
indígenas, tomándolos bajo su protección, aunque su abrazo no era amable.
Algunos ayudaron a los Tlacique y a otros vampiros precolombinos a ocultarse,
estableciendo numerosos templos dedicados al Dios Oscuro en las selvas y
desiertos americanos. A pesar de la fuerte presencia del Sabbat, algunos
intrépidos miembros del clan se instalaron en México.
Los Lasombra habían dirigido los esfuerzos del Sabbat en el Nuevo Mundo y
habían extendido su influencia entre los colonos y conquistadores españoles,
limitando la llegada de otros clanes del Sabbat y obligándoles a asentarse entre
los indígenas y las clases más bajas. Los Setitas se acercaron a los vampiros
descontentos con el liderazgo de los Lasombra y realizaron varios pactos con
ellos, sembrando las semillas de la rebelión que daría lugar a la Primera Guerra
Civil del Sabbat en 1767.
A América y el Caribe también llegaron los Setitas africanos, tanto los
Hijos de Damballah como los que seguían la ortodoxia egipcia, acompañando a los
esclavos que constituían su rebaño y adoradores. Muy pronto consiguieron
establecer firmemente su influencia entre los numerosos cultos que aparecieron
mezclando las religiones africanas con el cristianismo: Vudú, Santería,
Candomblé, Palo Yombé.
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Entre estos cultos destaca el del venerable antiguo conocido como Ghede,
que fue el primer Setita en infiltrarse en la colonia francesa de Haití. A principios
del siglo XVIII sus servidores estaban preparando su llegada, y una vez
establecido llamó a su chiquilla Ezuli para que fundara el primer Templo de Set
en la isla, preparando la llegada de otros Seguidores de Set. Mientras Ghede se
hacía pasar por el Dios de la Muerte, Ezuli se disfrazaba como diosa del amor y de
la luna. A lo largo de los años Ezuli consiguió muchos más adoradores que su
sire, lo que enfureció a Ghede, y tras una furiosa discusión en 1805 Ezuli huyó al
interior de la isla de Santo Domingo. Permaneció oculta durante algún tiempo
hasta que consiguió un aliado en el antiguo Setita Ogwon, que también había
viajado al Caribe.
Con la ayuda de Ogwon, Ezuli consiguió reconstruir su culto y pronto se le
unieron otros Seguidores de Set, principalmente de los Hijos de Damballah. El
culto de Ghede fue menguando cada vez más en tamaño y el antiguo se ocultó en
las profundidades de la selva.
Sin embargo, pronto comenzaron los conflictos entre los distintos cultos
vudú de Haití. Otros vampiros, principalmente los Samedi, poseían gran influencia
entre los esclavos y competían entre sí utilizando los cultos vudú. La guerra fue
total y los Setitas lucharon entre ellos tan a menudo como lo hacían con otros
vampiros. Los Hijos de Damballah eran los Setitas más numerosos, adaptando sus
dioses africanos a los loas del vudú.
Hasta el siglo XIX estos cultos americanos tuvieron poco contacto con los
Setitas egipcios y europeos. De hecho, la facción africana del clan se iría
fortaleciendo con el tiempo. Muchos carecían de fe en la religión del Dios
Oscuro, mientras que otros actuaban movidos exclusivamente por su propio
interés, introduciéndose en los circuitos comerciales y el contrabando.
INDIA: LOS DAITYA
El origen de los Daitya es controvertido. Algunos eruditos del linaje de Set
afirman que descienden de los Seguidores de Set que viajaron a Oriente siguiendo
la ruta de los ejércitos de Alejandro Magno. Estos Setitas se habrían extendido
por todo el subcontinente indio y adoptaron a Shiva el Destructor, Rudra, el Dios
de las Tormentas y los Cazadores y Vritra, la Serpiente de la Destrucción y la
Sequía, como los equivalentes hindúes de Set. Los Setitas indios también adoptaron
el nombre de Daitya, que designaba a una raza de demonios que luchó contra los
dioses hindúes.
Por su parte los Daitya, aunque no niegan que varios Seguidores de Set
llegaron a la India durante la época de Alejandro Magno, y que su llegada renovó
los lazos con Egipto, insisten en que su clan ya acechaba en las noches indias
varios milenios antes de la época helenística –de hecho, antes de la llegada de los
invasores Arios que dieron lugar a las leyendas sagradas del Rig-Veda. Estos
vampiros recibieron su nombre de los demonios míticos.
Cualquiera que sea su origen, los Daitya se convirtieron en uno de los
principales clanes de la India, donde los vampiros combinan el linaje con el sistema
hindú de castas. Los Daitya forman parte de la casta superior, los brahmanes,
junto a los Malkavian y los Ventrue. Con la aparición del Budismo, algunos
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Daitya abrazaron la nueva religión y fueron rechazados por sus compañeros,
siendo llamados los Naktanchara.
Después del colapso del reino greco-hindú de Bactria y debido a la guerra
renovada contra los Assamitas, los Templos de Egipto perdieron todo contacto
con sus parientes orientales. Los Daitya permanecieron aislados durante casi dos
mil años hasta que los Setitas occidentales viajaron a la India acompañando a los
británicos y los Daitya acompañaron a los emigrantes indios que llegaron a
África, Sudamérica, Gran Bretaña y otros lugares.
Los Daitya también realizaron incursiones en China, Hong Kong y Japón, y
establecieron bases en Bangkok, Singapur y Yakarta, aunque debieron enfrentarse
a los vampiros orientales, que los despreciaban al igual que a los demás clanes de
Occidente.
Tras el renovado contacto los Daitya decidieron no someterse a los templos
de Egipto. Tampoco aceptaron a Set como el equivalente de Shiva, demandando ser
tratados como iguales por los antiguos egipcios. Aunque los Hierofantes no
aceptaron oficialmente sus peticiones, tampoco consiguieron establecer su
influencia entre sus parientes indios.
Entre los Daitya destaca la figura del antiguo Sundervere, un poderoso
hechicero, que fue apodado el “Brahmán Diabólico” por los vampiros británicos a
los que casi destruyó. Tras la colonización de la India en el siglo XIX luchó junto
a otros clanes para expulsar a los vampiros occidentales. Su osadía le llevó
hasta el corazón del Imperio Británico, donde casi asesinó al Príncipe Mithras de
Londres. Se le creyó destruido en tres ocasiones pero siempre parecía regresar de
la muerte.
AUSTRALIA
El primer Seguidor de Set que llegó a Australia fue el antiguo Sarrasine de
Bizancio, que vino en 1790 con una flota de convictos británicos. Aunque en sus
inicios había pertenecido a la facción de los Decadentes bizantinos, en el año 1204
diabolizó a su sire Khay´Tall y tras varios años de negociaciones consiguió
reconciliarse con los Hierofantes de Egipto, aportando sus particulares visiones
sobre las enseñanzas de Set que darían lugar a la Senda del Éxtasis. En el siglo
XV servía en el Templo de Set en Uganda cuando fue enviado a Inglaterra para
atacar a los Ventrue.
Por aquella época su pasado había sido olvidado tiempo atrás, pues
quedaban pocos vampiros supervivientes de la época de Bizancio que pudieran
recordarle a él o su linaje. De hecho, muchos Setitas de la época tenían dudas
sobre su verdadera identidad. Haciéndose pasar por un miembro del clan Toreador,
comenzó a hacer grandes progresos hasta que a finales del siglo XVIII abandonó
todos sus planes y viajó a Australia a bordo de la Segunda Flota.
Sarrasine era un elemento perturbador y su presencia no tardó en sembrar
las disensiones entre los vampiros europeos que habían llegado con la Primera
Flota de convictos. Tras no mucho tiempo Sarrasine se convirtió en el consejero de
confianza del príncipe Ventrue de Sydney, ante la oposición de algunos de sus
compañeros. Cuando el príncipe se trasladó a Melbourne para añadir la ciudad a
su dominio Sarrasine permaneció en Sydney como regente, asumiendo gradualmente
el control.
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Las lisonjas y manipulaciones de Sarrasine llevaron al príncipe Ventrue a
proclamar toda Australia como su dominio, ante la oposición de otros vampiros.
Finalmente en 1879 fue derrocado y se retiró a la ciudad de Camberra. Sarrasine se
convirtió en el Príncipe de facto de Sydney, aunque no aceptó el título hasta 1900,
afirmando que actuaba como regente hasta que apareciera un candidato más
adecuado. La interesada pantomima de Sarrasine engañó a pocos vampiros, pero
debido a su mandato flexible no hubo muchas objeciones a su acumulación de poder.
A mediados del siglo XX conseguiría declarar Sydney como ciudad independiente,
convirtiéndolo en un lugar sin ley para los vampiros, atestado de exiliados
vampíricos de todo el mundo.
Durante el siglo XIX otros Seguidores de Set viajaron a Australia, pero
salvo en Sydney, se veían obligados a pasar desapercibidos en otras ciudades.
Algunos probaron suerte entre los aborígenes, pero muy pocos sobrevivieron.
EL SIGLO DEL GENOCIDIO
Para los Seguidores de Set el siglo XX se caracterizó por el genocidio, un
preludio de la llegada de las Noches Finales. El siglo comenzó con ataques y
masacres contra la población armenia y los indios americanos y finalizó con al
limpieza étnica de Kosovo.
Algunas de las ideologías totalitarias del siglo XX guardaban semejanzas
con la doctrina teofidiana, pero se diferenciaban en su obsesión por implantar un
orden totalitario y puritano y por comenzar guerras inútiles más allá de sus
posibilidades.
Después de la Segunda Guerra Mundial varios antiguos de Egipto y el Norte
de África viajaron a América. Sus hermanos del Nuevo Mundo los honraron como
maestros reverenciados en las enseñanzas de Set, aunque algunos se rebelaron
cuando comenzaron a tomar el control de los templos.
Los Seguidores de Set abrazaron con entusiasmo los avances de la era
moderna, consiguiendo asideros en los medios de comunicación, mediante los cuales
denunciaron y expusieron la corrupción de numerosos líderes políticos y
mundiales, quebrando la fe religiosa de muchos fieles y sembrando el descontento
hacia la clase política, destruyendo en el proceso la efectividad de los peones de
otros clanes.
La Cohorte de Wepwawet, un culto Setita compuesto por vampiros que
enfatizaban el aspecto guerrero de las enseñanzas de Set adoptaron una postura
radical para acabar con las disidencias religiosas dentro del clan. A partir de los
años cincuenta enviaron misioneros para devolver a sus hermanos americanos y
africanos a la ortodoxia, pero ante sus escasos resultados optaron por utilizar
la fuerza en los años setenta y ochenta. Los guerreros de Wepwawet estaban
particularmente disgustados con los Hijos de Damballah, que habían rechazado la
adoración a Set. Ante los ataques de los fanáticos guerreros los Hijos decidieron
contraatacar y cesaron de enviar embajadores a los Teofidianos. La rama caribeña
de los Hijos decidió romper por completo con el clan y se unieron al Sabbat,
adoptando el nombre de Serpientes de la Luz.
Las Serpientes de la Luz o Setitas antitribu rechazaron la doctrina
Teofidiana en todas sus formas. Aceptaron el mito de Caín como el Primer
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Vampiro, irritando a sus compañeros ortodoxos y decidieron luchar para destruir
a Set y a todos los Antediluvianos.
LAS NOCHES FINALES
En los últimos años, todos los clanes vampíricos han vivido una serie de
importantes acontecimientos y los Seguidores de Set no constituyen una excepción.
En 1999 los Seguidores de Set supieron que el Antediluviano Ravnos había
sido destruido en una fabulosa conflagración. Para los Setitas constituyó una
señal de que el orden impuesto por los doce antiguos dioses egipcios que se
opusieron a Set se había roto y recibieron con regocijo lo que consideraban una
gran victoria.
Poco tiempo después los Setitas comenzaron a descubrir evidencias de que
Horus y sus servidores momificados estaban regresando a Egipto, habiendo
descubierto un nuevo y más perfeccionado Hechizo de la Vida. Los antiguos
interpretaron que el regreso del Inmortal Vengador también significaba un aviso
del inminente regreso del Dios Oscuro.
Pero el acontecimiento más importante fue la reconstrucción del Primer
Templo, Ombos, fundado por el propio Set y destruido durante la purga de
Baybars en el siglo XIII. A finales del siglo XIX, un grupo de Setitas comenzó en
secreto a reconstruirlo, protegiendo su obra mediante poderosos hechizos.
Se rumorea que Set ha regresado y que el momento de la batalla final ha
llegado. El Dios Oscuro caminará sobre la tierra una vez más y el trueno caerá
del cielo. Entonces los templos abrirán sus puertas y los Mesu Bedshet, los Hijos
de la Rebelión, dejarán de ocultarse, acudiendo a la llamada de Set.
Sin embargo, durante los largos milenios de pugna, la guerra de Set contra
Horus y los Antediluvianos se ha extendido por todo el mundo. Pocos Seguidores
de Set comprenden lo fuerte que se ha hecho la corrupción dentro de su propio
clan, o que el propio Set no ha sido inmune a su influencia.
Desde su Abrazo Set ha odiado y temido el sol. Su luz constituía un anatema
para él y su fuego purificador le recuerda a su odiado abuelo Amón-Ra. En su ira
decidió adorar a Apofis el Destructor, la gran serpiente que deseaba devorar el
sol. Tal fue su odio que uno de sus planes implica sumir el mundo en la oscuridad,
sin reparar en medios, utilizando artefactos místicos y la contaminación
tecnológica para su propósito. Junto a la oscuridad física Set también planea
corromper el alma colectiva de la humanidad extendiendo la desesperación, la
guerra y la enfermedad.
Antaño, las ambiciones de Set eran pequeñas: la completa y absoluta
destrucción de sus enemigos y el gobierno de los reinos de Egipto. Abrazó a sus
descendientes para llevar a cabo sus planes y conseguir sus objetivos. Pero a lo
largo de los milenios los deseos del Dios Oscuro han crecido en consonancia con
su poder. Comprendió hace mucho que los demás Antediluvianos nunca le dejarían
gobernar en paz si fueran derrotados. Tenían que ser completamente exterminados,
al igual que sus servidores, si de verdad quería disfrutar del triunfo. A medida
que los secuaces de los Antediluvianos se extendían por todo el mundo comprendió
que debería gobernar todo el planeta para asegurar la paz para él y sus
subordinados. Y una terrible duda le embargó.
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Y finalmente el dios decidió que nunca podría vencer la Yihad. En vez de
enfrentarse solo a la derrota, ha jurado arrastrar a sus enemigos con él,
destruyendo el mundo si eso es necesario.
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