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rx | visor eureka! El origen de la penicilina Aunque el primer antibiótico descubierto fue la arsfenami- na, comercializada en 1909 para el tratamiento de la sífilis, la penicilina fue el primer antibiótico de amplio espectro que permitió el eficaz abordaje de múltiples infecciones bacterianas. Descrito como un hallazgo casual, el descubrimiento de la penicilina –en 1928– corresponde al bacteriólogo escocés Alexander Fleming. Un cultivo bacteriano dejado por descuido junto a una ventana abierta fue el punto de partida: contaminado por un hongo microscópico (Penicillium notatum), mostraba un halo transparente, indicador de destrucción celular. Comenzó así una dilatada investigación que involucró, entre sus más relevantes figuras, a Ernst Chain y Howard Florey, científicos de la Universidad de Oxford (Inglaterra) que en 1940 aislaron y purificaron la penicilina y demostraron que, en la proporción correcta, tenía la capacidad de destruir un gran número de bacterias. La penicilina fue aplicada por primera vez en humanos en 1941. Las pruebas iniciales fueron infructuosas debido a las cantidades insuficientes del hongo: los pacientes mejoraban pero fallecían al no poder completar el tratamiento. El primer caso exitoso se reportó en un joven de 15 años que sanó de una infección postoperatoria en cinco días, gracias a la administración de penicilina, recuperada de la orina de pacientes que habían recibido el medicamento. En 1942, laboratorios estadounidenses comenzaron la producción industrial del antibiótico, aunque en volúme- 34+SALUD nes limitados. La cepa del hongo que se usaba entonces rendía poco, lo cual elevaba los costos. La penicilina no logró cubrir las necesidades de los heridos de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, sí fue utilizada para tratar las enfermedades venéreas que reducían la capacidad militar de las tropas. Al lograr el aumento del rendimiento de las cepas, los precios bajaron y el camino se allanó para la industria farmacéutica. En 1944, Alemania logró llevar su producción de penicilina a niveles sustentables que le permitieron lanzar al mercado sus primeras ampollas. Un año después, Fleming, Florey y Chain recibieron el premio Nobel de Medicina. Los avances científicos aplicados a la farmacología han permitido ampliar la acción de este antibiótico hasta obtener dos grandes variedades: las penicilinas naturales y biosintéticas y las semisintéticas. De cada una se desprende, a su vez, un gran número de derivados que actúan de manera efectiva y confiable sobre infecciones bacterianas específicas. Hoy, la penicilina es sólo una de las múltiples familias de antibióticos, pero su descubrimiento revolucionó la ciencia médica al ofrecer nuevas perspectivas en el tratamiento de cuadros infecciosos. • F u e n t e s c o n s u lta d a s º María Eugenia Landaeta, infectólogo. Hospital Universitario de Caracas. º Historia de la ciencia. Berta Marco Stiefel. Ediciones Narcea, Madrid (2001). º “La historia de la penicilina y su fabricación en Chile”. Revista Chilena de Infectología. Vol. 23, No. 2 (2006).