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Ciudades patrimonio de la humanidad
Centro histórico de Guimarães
La cuna de la identidad lusa
Guimarães es una de las ciudades más
emblemáticas de Portugal, con un
pasado histórico íntimamente
asociado al establecimiento de la
identidad nacional lusa, en la primera
mitad del siglo XII. Sus calles,
avenidas y monumentos respiran
historia y encantan a quienes visitan
la ciudad cuna del país vecino.
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ituada al Noroeste de Portugal, próxima a la frontera con Galicia, Guimarães asume un especial protagonismo en la historia del país vecino, además
de un considerable significado universal. Por un lado,
su pasado está íntimamente asociado al establecimiento de la identidad nacional lusa y de la lengua portuguesa, en el siglo XII. Por otro, fue el escenario para el
desarrollo de técnicas especializadas de construcción
de edificios, durante la Edad Media, que posteriormente fueron exportadas hacia las colonias portuguesas, en
África y Sudamérica, que acabaron participando en
algunas de las características esenciales de la arquitectura en estos lugares.
Excepcionalmente bien preservada, esta hermosa
ciudad, que ocupa un lugar especial en el “corazón” de
todos los portugueses, refleja la evolución de algunos
edificios particulares desde la época medieval hasta
nuestros días, sobre todo entre los siglos XV y XIX.
El centro histórico –clasificado como Patrimonio
Mundial por la Unesco en 2001– alberga en sus eclécticas edificaciones una parte significativa de la historia
de Portugal. Desde las casas terreiras (de una sola planta) a las de dos y tres alturas, hasta edificios medievales
tan emblemáticos como el Paço Condal, pasando por
las típicas residencias nobiliarias (las denominadas ca-
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La última gran intervención
en la estructura del castillo
se realizó en el siglo XV,
con la construcción de
las torres que flanquean
las dos puertas
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sas torre), todo ha contribuido para el carácter sin parangón de este conjunto arquitectónico, evidenciado por
una intensa construcción de paços urbanos a partir del
siglo XV.
A lo largo del siglo siguiente, fueron surgiendo otro
tipo de formas y necesidades residenciales aristocráticas
que, en su conjunto, confirieron una imagen muy propia a
este centro urbano, en el que destaca la singularidad formal y decorativa de sus fachadas, el cuidado depositado
en la estructura de sus canterías, así como la frecuente
colocación de símbolos de armas.
El castillo de Guimarães es el edificio más representativo de la ciudad y uno de los más emblemáticos del país
vecino. En su interior nació el primer rey de Portugal,
Afonso Henriques.
La construcción inicial del castillo se remonta a la época de la condesa Mumadona Dias, que ordenó su edificación en el siglo X para defender de los ataques musulmanes y normandos el monasterio que había fundado para
su propio recogimiento cuando enviudó.
Más de un siglo después, el conde Enrique de Borgonha escoge Guimarães para establecer su corte y el centro administrativo del Condado Portucalense, que se le
había donado. En su decisión, tal vez pesó la seguridad
que ofrecía el castillo de São Mamede (así le llamó su fundadora). El fuerte, con más de cien años de vida, necesitaba reformas urgentes y el noble optó por demoler lo que
quedaba de la construcción de Mumadona, y amplió con
nuevos y más potentes muros el área ocupada por la for-
tificación del siglo X. La obra incluyó la apertura de dos
puertas, una hacia el este y otra hacia el oeste.
La última gran intervención en la estructura de este monumento se realizó durante el reinado de João I (siglo XV) que
mandó construir las torres que flanquean las dos puertas.
El castillo está íntimamente relacionado con la fundación de la nacionalidad portuguesa, ya que allí vivieron
los progenitores de Afonso Henriques –el citado conde y
su esposa, Teresa–, que más tarde se consagraría como el
primer soberano portugués. El campo de São Mamede,
junto al castillo, está señalado como uno de los escenarios de la histórica batalla en la que se enfrentaron, el 24
de junio de 1128, los seguidores de Afonso y los de su
madre, Teresa. La victoria del primero abrió el camino para
la fundación de Portugal, en 1143.
Las murallas de Guimarães perviven hoy como vestigios
de las grandiosas cercas que protegían la urbe en los reinados de Dinis y João I (siglos XIV y XV). Algunos historiadores
remiten al siglo X los orígenes del recinto amurallado original, que ocupaba un área de tres hectáreas.
Entre los edificios religiosos de la cidade berço (ciudad
cuna), como se conoce entre los portugueses, destaca la
capilla de São Miguel, construcción del siglo XII de estilo
románico. Según la tradición, Afonso Henriques habría
sido bautizado allí. El interior de esta capilla está sembrado con sepulturas que se atribuyen a guerreros conectados con la fundación de la nacionalidad portuguesa.
Otra referencia es la iglesia de Nossa Senhora da Oliveira, cuya actual configuración data del siglo XIV. Las
Excepcionalmente bien preservada, la ciudad refleja
la evolución de algunos edificios particulares
desde la época medieval hasta nuestros días.
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Situado en pleno casco histórico, el edificio de los antiguos Paços do
Concelho, actual museo, domina un entorno lleno de referencias
sobre varios siglos.
En el Largo da Oliveira destaca un original monumento del siglo XIV,
que celebra la victoria cristiana en la batalla del Salado (provincia de
Cádiz, España).
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La región de Guimarães
también destaca por
su patrimonio arqueológico,
considerado uno
de los más interesantes
del país vecino
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arcadas de su claustro, de excelente técnica constructiva,
y la sala del capítulo del antiguo monasterio constituyen
el mejor conjunto románico-mudéjar en granito de Portugal. Posee también el único conjunto de pinturas góticas
bajo techo existente en el país.
Junto a esta iglesia se sitúa el Largo da Oliveira, una
aplacible plaza situada en pleno centro histórico en la que
los ciudadanos y los turistas pueden disfrutar de un conjunto de terrazas y de animación callejera, en un entorno
repleto de edificios singulares. Entre ellos, destaca la antigua sede de los paços do concelho (ayuntamiento) y el
actual Museo de Arte Primitivo Moderno, construcción iniciada en el siglo XIV, coronada de merlones, que fue adulterada en el siglo XVII con los salientes del frontón clásico
del piso noble, asidos en un soportal de arcada gótica.
En el centro de la plaza sobresale el Padrão do Salado,
un original monumento erigido en el siglo XIV, por orden
de Afonso IV, para conmemorar la victoria en la batalla del
Salado, trabada el 30 de octubre de 1340 entre cristianos
y moros, junto a la ribera del Salado, en la provincia de
Cádiz. Esta batalla contó con la decisiva colaboración de
las tropas portuguesas enviadas por Afonso IV, en respuesta a la demanda de su yerno, el rey Alfonso XI de Castilla.
Según la tradición, una imagen de la virgen Santa María
fue llevada hasta Guimarães por el apóstol Santiago y
colocada en un templo pagano en una plaza. Se trata de
la actual plaza de Santiago, un recinto muy antiguo que
aún conserva la traza medieval. Fue alrededor de esta plaza que se instalaron los francos que se fueron a Portugal
junto con el conde Henrique. Allí se encontraba una
pequeña capilla del siglo XVII dedicada a Santiago que fue
demolida a finales del siglo XIX.
El Largo do Toural, hoy considerado como el corazón de
la ciudad, era en el siglo XVII una plaza extramuros junto a
la principal puerta de la antigua villa, donde se realizaban la
feria del ganado bovino y otras de diversos productos.
Una de las primeras calles abiertas en la Guimarães
medieval fue la rua de Santa Maria, que ya estaba referenciada con este nombre en documentos del siglo XII. Su
función era servir de conexión entre el convento fundado
por la condesa Mumadona, rodeado por la parte baja de
la antigua villa, y el castillo, situado en la parte alta. A lo
largo de su recorrido encontramos hoy varios testigos
arquitectónicos de su pasado: el convento de Santa Clara,
la Casa do Arco, la Casa dos Peixotos y la Casa Gótica dos
Valadares, entre muchos otros, que confieren a esta calle
una identidad propia y característica en la ciudad.
La rua Don João I, otrora una de las más concurridas de
la ciudad –ya que era el lugar de salida hacia Oporto–,
mantiene aún un aspecto vetusto que le confiere un
entorno oscuro y algo sombrío, por su estrechez y sus
casas antiguas con balcones de balaustres en madera. Uno
de los marcos arquitectónicos más importantes que se
pueden contemplar en esta histórica calle es el Padrão de
don João I, obra del siglo XVI, cuyo magnífico crucero está
cubierto por una especie de baldaquín del Renacimiento.
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En el majestuoso Paço dos Duques de Bragança, palacio que fue mandado construir en el siglo XV por Afonso
(futuro duque de Bragança), se puede observar la influencia de la arquitectura señorial de la Europa septentrional.
En el siglo XIX, el recinto fue utilizado como instalación
militar y a mediados del siglo siguiente, después de un
periodo de abandono, fue restaurado y, posteriormente,
transformado en museo. Actualmente alberga tesoros de
los siglos XVII y XVIII.
Entre las varias colecciones que posee, unas retratan la
contribución de los portugueses en la época de los descubrimientos y otras narran algunos de los capítulos de
las conquistas en el norte de África. Incluye también colecciones de armas de entre los siglos XV y XIX y piezas de
mobiliario del periodo posterior al descubrimiento.
Además de su función museológica, este palacio ha
sido adaptado, en su segunda planta, como residencia oficial del presidente de la República Portuguesa en sus desplazamientos al Norte del país.
Creado en 1928 para albergar el patrimonio de extintas
instituciones religiosas locales, el Museo de Alberto Sampaio se sitúa en el centro histórico de la ciudad y está instalado en edificios de valor histórico y artístico, que se levantan alrededor de un bello claustro. Allí están expuestas valiosas colecciones de arte antiguo, entre las que destaca el
legado de los siglos XIV, XV y XVI, cuya pieza de mayor significado histórico es el loudel del rey João I (siglo XIV). Una de
las principales características del museo es la armonía entre
las piezas y los espacios en los que se presentan.
La estatua de Afonso Henriques, primer rey
portugués, en las cercanías del emblemático palacio
de los Duques de Bragança, erigido en el siglo XV.
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Fue a partir de finales del siglo XIX, con las nuevas
ideas urbanísticas de higiene y simetría, que Guimarães,
cuyo estatuto de ciudad remite a 1853, por orden de la
reina María II, sufrió su mayor transformación. En esta
época se autorizó y fomentó el derrumbe de las murallas, empezó la abertura de calles y se crearon anchas
avenidas, así como la creación de parques alrededor de
la Colina da Fundação. Sin embargo, casi todas estas
obras fueron desarrolladas de un modo controlado, lo
que permitió la conservación de su magnífico centro
histórico.
La región de Guimarães también destaca por su patrimonio arqueológico, considerado uno de los más interesantes del país vecino. A tan sólo 15 km de la ciudad se
encuentran las ruinas de Briteiros São Salvador, que representan una prueba de la existencia de poblados primitivos, de origen prerromano (denominados castros), en el
noroeste de Portugal, donde es posible encontrar vestigios de la cultura castreja. El acervo arqueológico de estas
ruinas se encuentra expuesto en el Museo de la Sociedad
Martins Sarmento.
También en las afueras de Guimarães se sitúa la Citânia
de Sabroso, un poblado que se retrotrae a la edad del hierro. Allí es posible verificar la presencia de un sistema
defensivo compuesto por una única línea de murallas que
llegan a alcanzar entre los tres y los cinco metros de altura y cerca de cuatro metros y medio de espesor. En el área
intramuros de este poblado se detectaron vestigios de
unas 40 estructuras habitacionales.
Reconocido por la Unesco desde 2001, el centro histórico refleja en sus eclécticas edificaciones una parte
significativa de la historia de Portugal.
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tuales, como el tocino de cielo o las
tartas de Guimarães.
CELEBRACIONES
En Guimarães se realizan muchas fiestas populares, principalmente en verano, en casi todos los rincones de la ciudad y de la región. De eso son ejemplo
una serie de festividades en honor de
algunos santos, como São Pedro de
Caldas das Taipas, la Romería Grande
de São Torcato, São Jorge y São Brás, en
Pevidém, las Cruzes de Serzedelo, y São
João, en Polvoreira.
Las fiestas principales son las Gualterianas (en honor de San Gualter) que
desde hace un siglo animan la ciudad.
Durante el primer fin de semana de
agosto, toda la localidad se moviliza
para recuperar el arte y las costumbres medievales.
Organizadas por los estudiantes,
las fiestas Nicolinas constituyen otra
gran atracción local año tras año, entre el 29 de noviembre y el 7 de
diciembre.
Información e imágenes cedidas por el Ayuntamiento de
Guimarães (Zona Turismo de
Guimarães).
LOCALIZACIÓN
Situada al Noroeste de Portugal, Guimarães dista aproximadamente 350 km de
Lisboa y 50 km de Oporto. Las vías de
acceso más directas son por carretera o
tren. Utilizando la actual red de autopistas, a Guimarães se llega desde Oporto
en aproximadamente 30 minutos (A7 y
A3); desde Vigo, en 90 minutos (A11 y
A3), y desde Lisboa, en 180 minutos (A3,
A7 y A1).
Las conexiones ferroviarias se hacen
a través de una línea rápida electrificada, a partir de la cual se establecen
varias conexiones directas entre varios
destinos, y que permite que los traslados entre Guimarães y Oporto, y viceversa, sean de aproximadamente 60
minutos (más información: www.cp.pt).
El aeropuerto más cercano de Guimarães es el de Francisco Sá Carneiro
(Oporto), que está a unos 50 km.
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GASTRONOMÍA
El arte de la cocina y del buen comer
está muy enraizado en Guimarães. Asimismo, muchos vimaranenses incluyen en su presupuesto mensual por lo
menos una comida semanal fuera de
casa (la cena del sábado o la comida
del domingo) para disfrutar de la buena cocina regional.
Los platos principales se revelan en
las recetas tradicionales de la cocina
de la región del Minho y no se diferencian mucho de los que se pueden
encontrar en otras ciudades minhotas:
arroz con pollo de pica no chão, rejones y buche relleno, papas de sarrabulho y el bacalao asado o relleno.
Todos estos platos se hacen acompañar, invariablemente, por el exquisito
vino verde del país.
La repostería tradicional destaca
especialmente por los dulces conven-
OCIO
Además de su componente histórica,
Guimarães dispone de una amplia
oferta de infraestructuras de deporte
y ocio. El parque de la ciudad proporciona a todos cuantos allí se desplazan la posibilidad de practicar deportes y actividades lúdicas en contacto
directo con la naturaleza. En el ámbito cultural, el centro Vila Flor –resultado de la recuperación de un palacio
del siglo XVIII– presenta a lo largo del
año todo tipo de espectáculos culturales, desde óperas a conciertos musicales, pasando por representaciones
teatrales.
En una ciudad con gran tradición
de artesanía, la feria dedicada a esta
actividad que se realiza cada año, en
mayo, es una interesante muestra de
todas las creaciones regionales, donde además participan artesanos de todo el país.
INFORMACIÓN TURÍSTICA
Tel.: 00 (351) 253 518 394
E-mail: [email protected]
Web: www.guimaraesturismo.com