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Transcript
CULTURA
•Períodos
•Períodos históricos de China y Japón.
Japón. Consideraciones generales
CHINA
JAPÓN
Culturas Neolíticas
Período Jomon
(7000-1500 a.C.)
(10000-300 a.C.)
Dinastía Shang
(1500-1050 a.C.)
Dinastía Zhou
(1050-256 a.C.)
Dinastía Qin
(256-221 a.C.)
Período Yayoi
300 a.C.-300)
Dinastía Han
(206a.C.-220 d.C.)
Período de los Tres Reinos, y las Seis Dinastías
Período Kofun
Dinastía Sui
Período Asuka
Dinastía Tang
Período Hakuho
(220-581)
(581-618)
(618-907)
Período de la Cinco Dinastías
(907-960)
(300-552)
(552-645)
(645-710)
Período Nara
(710-794)
Período Heian
(794-1192)
Dinastía Song
(960-1279)
Dinastía Yuan
(1279-1368)
Período Kamakura
(1192-1333)
Dinastía Ming
Período Muromachi
Dinastía Qing
Período Momoyama
(1368-1644)
(1644-1911)
(1333-1572)
(1572-1615)
Período Edo
(1615-1868)
Período Meiji
(1868-1912)
República de China
Período Taishô
(1911-1949)
(1912-1926)
Período Showa
República Popular de China
(1926-1989)
(1949)
China,
vinculados
Corea
y
culturalmente,
Japón,
son
emparentados
tres
países
y
cuya
personalidad los diferencia de otras naciones del
continente asiático. Este parentesco es consecuencia del
papel
central
que
en
los
primeros
momentos
desempeñó China que, con un temprano y espectacular
desarrollo, sentaría las bases culturales de los otros países.
La civilización china debe ser considerada como una de las más antiguas y
deslumbrantes que se han sucedido a lo largo de la historia. Fruto de las
culturas que surgieron en el Neolítico y que se desarrollaron entre los años 7000
y 1500 a.C. en la cuenca del río Amarillo y la zona costera del Sur del país,
China entró en la historia en el período de la Dinastía Shang (1500-1050 a.C.),
primera de la que se han conservado testimonios escritos. Posteriormente, en la
Dinastía Zhou (1050-221 a.C.), con Confucio y Lao Tse, se formularían los
principios éticos y políticos que marcarían la organización social y política del
país y el primer emperador chino Qinshi Huangdi, fundador de la Dinastía Qin
(221-206 a.C), sentaría las bases del Imperio.
Tras la Dinastía Han (206 a.C.-220), que se caracterizó por una compleja
burocracia, se fueron sucediendo
toda una serie de Dinastías que,
salvo
puntuales
fricciones
y
momentos
rupturas
de
políticas
(período de los Tres Reinos y las
Seis Dinastías o período de las Cinco Dinastías), vendrían marcadas por la
premisa del Imperio unificado. Extrovertida y cosmopolita se definió la Dinastía
Tang (618-907), todo lo contrario a la Song (960-1279), una dinastía mística e
introvertida que proporcionó al mundo notables obras de arte y avances
científicos. Le seguiría la dinastía de origen mongol Yuan (1279-1368), fundada
por Kublai Khan, nieto de Gengis Khan. El nacionalismo y el esplendor cultural
caracterizarían la Dinastía Ming (1368-1644), mientras que sería gracias a la
Dinastía Qing (1644-1911), de origen manchú, que China ampliara su territorio
hasta conseguir la gran extensión que posee en la actualidad. A partir de 1911,
con la República de China, el país entraría en un mundo completamente
diferente al aquel en el que hasta entonces había estado inmersa.
A lo largo de todos estos siglos de historia, China disfrutó de un esplendor
cultural espectacular alcanzando grandes logros. Destacó por una compleja
organización y administración estatal; por su escritura de carácter ideográfico,
que se convirtió en elemento fundamental de cohesión y de unidad de su cultura
así como en un medio de expresión artística. En China tuvieron su origen
profundas corrientes filosóficas y religiosas, como el Confucianismo y el
Taoísmo, mientras que otras foráneas, se desarrollaron y enriquecieron, siendo
ejemplo de ello el Budismo, que proveniente de India se cultivó en China desde
el siglo I. Además, los chinos destacaron en los campos de la matemática,
medicina y farmacología, y descubrieron la pólvora, el papel, la imprenta de
tipos móviles, la brújula de navegación, el sismógrafo o el timón de los barcos,
entre otras cosas. Pero donde China destacó sobremanera fue en el ámbito
artístico, con excelsas producciones de cerámica, laca, tejidos de seda, bronces,
jades, pintura y caligrafía, y sorprendentes construcciones arquitectónicas.
Separado de China y Corea por el Mar de Japón se encuentra el País del
Sol Naciente; un archipiélago conformado por cuatro islas principales, Hokkaido,
Honshu, Shikoku y Kyushu, y unas mil menores. Precisamente su geografía ha
contribuido al desarrollo excepcional de la personalidad de Japón y ha
fomentado la originalidad de su cultura.
Durante los períodos Jomon (10000-300 a.C.), Yayoi (300 a.C.-300) y
Kofun (300-552), Japón alcanza cierto desarrollo cultural y una clara
organización política de confederación de
estados dominados por poderosos clanes,
bajo
la
autoridad
de
un
emperador.
Además, surge una religión autóctona, el
Sintoísmo, basada en la veneración de los
espíritus de la naturaleza, los kami, cuya práctica permanecerá a través del
tiempo. Hacia mediados del siglo VI Japón se abre al influjo de China y,
sabedores de la superioridad de este país, comienzan a asimilar sus logros, un
proceso que se extenderá durante los períodos Asuka (552-645), Hakuho (645710) y Nara (710-794). Durante este tiempo Japón adopta un tipo de estructura
político-administrativa similar al chino y se potencia la figura del emperador.
Budismo y Confucianismo, procedentes de China, vía Corea, conviven en
armonía con el Sintoísmo; el primero se convierte en la religión oficial, mientras
que el segundo, con menor repercusión, intensifica el culto a los ancestros. La
influencia de China también se sentiría en el campo del arte, proporcionando a
Japón las bases fundamentales de lo que será su desarrollo artístico, y además
cobrará
gran
importancia
el
conocimiento
e
incorporación de la escritura china, que permitiría la
lectura de cualquier obra procedente del continente,
así como la redacción de textos propios.
Sin embargo, a pesar del bagaje cultural que Japón adquirió de China,
pronto supo desarrollar un estilo propio y único. Asimiladas las fuentes, el artista
japonés supo imprimir en sus creaciones un cariz personal que, unido a un
extraordinario afán de superación, dio como fruto
maravillosas y originales producciones artísticas que en
numerosas
ocasiones
revelaron
la
superioridad
japonesa sobre lo foráneo. Durante el período Heian
(794-1192), la cultura nipona floreció en una refinada
y exquisita Corte que, sin contactos con el continente,
supo salvaguardar las señas identitarias del país.
Posteriormente, en el período Kamakura (1192-1333), Japón vivió bajo los
designios de una dictadura militar que, regentada por el Shogun, estableció una
estructura similar al régimen feudal que
reinó en Occidente durante la Edad
Media. Señores feudales y guerreros
samurai rendían vasallaje a un poderoso
Shogun que, mientras tanto, mantenía en
un callado segundo plano al Emperador,
una figura meramente representativa hasta el derrocamiento del sistema feudal
en el año 1868. Por otra parte, el budismo zen, llegado en este momento desde
China, caló profundamente en la mentalidad japonesa con originales resultados,
tanto en este período, como en los siguientes Muromachi (1333-1572) y
Momoyama (1572-1615). No obstante, cuando más se reafirmó la personalidad,
la identidad y el nacionalismo japoneses fue durante el período Edo (16151868), una larga etapa de paz y prosperidad bajo el shogunado Tokugawa que
mantuvo el país aislado de cualquier influencia foránea. En este período surgió
una rica y viva cultura popular generada por la desahogada situación económica
que la clase burguesa de los comerciantes y artesanos mantenían. Dicha
situación perduró hasta el momento en que, obligado por las presiones ejercidas
por las potencias extranjeras, Japón tuvo que abrir sus fronteras. El régimen
feudal cayó y la figura del emperador adquirió el poder que le competía. Con la
llamada Revolución Meiji se inició un nuevo período, el período Meiji (18681912), que vino a cambiar por completo el panorama de Japón. Alertado por el
espectacular desarrollo de las naciones extranjeras, el país nipón inició un
asombroso proceso de modernización con la consiguiente asimilación de todos
los logros conseguidos por Occidente. Se sucedieron rápidamente una serie de
cambios en todas las estructuras políticas, sociales, culturales… hasta que el País
del Sol Naciente se situó en la cúspide del mundo, llegando a ser una de las
potencias más poderosas. No obstante, entre aquellos delirios de modernización
y progreso siempre permaneció la rica cultura milenaria
que había hecho de Japón y de su pueblo lo que era. El
interés científico suscitado por la misma provocó una
numerosa sucesión de estudios serios que difundieron la
cultura japonesa por todo Occidente, originando un
fenómeno singular y particular que vino a denominarse
Japonismo y a definirse como la recepción y captación
de lo japonés en Occidente. Dicho fenómeno se extendería desde mediados del
siglo XIX hasta los años treinta del siglo XX, generando una producción artística
de gran calidad que se extendía a todos los campos de la cultura occidental:
pintura, literatura, artes escénicas, música, decoración, moda, etc.
•Características del arte chino y japonés
Como acertadamente explica la Dra. Barlés, cualquier observador
occidental que se acerque con curiosidad y mente abierta a las manifestaciones
artísticas de las culturas de China y Japón no sólo quedará fascinado por su
belleza y por la perfección de sus técnicas, sino que además comprobará la
diferencia existente entre las mismas y las producciones de Occidente.
1º Enorme trascendencia de la naturaleza en el arte.
Frente a la individualidad del hombre occidental, un ser que conquista,
domina, dirige, manipula y transforma la naturaleza, el hombre extremo-oriental
se presenta como un elemento más de esa naturaleza de manera que la
integración, el equilibrio, la armonía y la sintonía con todo lo que le rodea se
convierten en sus máximas. Los temas protagonistas se corresponden a la
naturaleza, mientras que la representación pictórica del ser humano ocupa un
pequeño lugar en el arte. Como consecuencia de esta forma de pensar han
adquirido un desarrollo extraordinario una serie de manifestaciones artísticas
relacionadas directamente con la naturaleza, algunas de ellas inexistentes en
Occidente: arte del jardín; arte del cultivo de árboles enanos (bonsai); arte de la
selección y contemplación de piedras naturales que en su forma sugieren algún
objeto u escena de la naturaleza (suiseki), o arte del arreglo floral (ikebana).
2º Diferente valoración de las artes.
La valoración que Oriente hace de sus diferentes manifestaciones
artísticas difiere totalmente de la concepción que de las mismas tenemos en
Occidente. La arquitectura es producto del trabajo colectivo de diferentes
artesanos que se mantienen en el anonimato e igual sucede con la escultura, sin
embargo, caligrafía, poesía y pintura adquieren rango de arte mayor y
precisamente la caligrafía será el arte chino por excelencia. Las artes decorativas
también alcanzarán un lugar privilegiado dentro del arte extremo-oriental y sus
exquisitas producciones serían apreciadas por toda la sociedad, destacando
especialmente las piezas de jade, seda o cerámica que estarán enormemente
valoradas.
3º Diferente apreciación del objeto artístico.
Los objetos artísticos producidos por el artista extremo-oriental deben
buscar el deleite de todos los sentidos. Una experiencia global permitirá captar la
esencia de los materiales artísticos y su transformación: textura, sonoridad,
olor…
4º Continuidad de las formas a lo largo del tiempo.
Consecuencia de la importancia que adquiere en estas culturas la
veneración de los antepasados y el respeto para con los mayores, ambos
fomentados por el Confucianismo, es un singular sistema de aprendizaje artístico
basado en la copia de los grandes maestros del pasado. El artista adquirirá un
estilo propio gracias a la asimilación de los logros de la Antigüedad que
permitirá, a su vez, la adquisición de la técnica y madurez artística.
5º Concepto de esencialidad.
Contrariamente a la imagen ofrecida por las piezas artísticas que la
dinastía Qing produjo para su importación, o las “chinerías” de los siglos XVII y
XVIII, todas ellas recargadas, farragosas, barrocas y en exceso coloristas, las
obras chinas y japonesas van a destacar por la pureza de líneas y la simplicidad
de sus planteamientos, siendo sus máximas la sencillez, la austeridad y la
simplicidad.
(*)FUENTE: BARLÉS BÁGUENA, Elena: Lo mejor del Arte del Extremo-Oriente, Madrid, Historia
16, Información e Historia S.L., 1997
•Glosario
Amitâbha: El Buda de la Luz infinita, uno de los cinco Budas transcendentales.
En Japón recibe el nombre de Amida.
Bentôbako: Mueble lacado portátil que se utiliza como cesta campestre.
Bodhisattva: Santo que ha alcanzado la iluminación, pero ha pospuesto su
nirvana para ayudar al prójimo.
Buda: Persona que ha alcanzado la perfecta iluminación que permite escapar del
ciclo de las sucesivas reencarnaciones y alcanzar la plena liberación o nirvana.
Este nombre se da principalmente a Sidharta Gautama o Shakyamuni, personaje
nacido en el s. VI a.C., en el Reino de los Shakyas, y de linaje principesco.
Sidharta fue el fundador del Budismo.
Budismo: Religión fundada en la India, entre los siglos VI y V a.C. en base de las
enseñanzas de Sidharta Gautama. Su doctrina parte de las llamadas Cuatro
Nobles Verdades, que pueden resumirse en lo siguiente: existe el sufrimiento o la
infelicidad; existe una causa de ese sufrimiento que es el deseo; el sufrimiento
puede cesar mediante la supresión del deseo y el hombre puede llegar a la
iluminación, al nirvana. El Budismo se extendió rápidamente y surgieron
distintas escuelas entre las que se destacan el budismo Hinayana y el budismo
Mahayana; escuelas éstas en las que se generaron numerosas ramificaciones.
Bundai: Mesita baja profusamente decorada
Caolín: Arcilla blanca utilizada para la fabricación de porcelana.
Celadón: Término occidental con que se designa genéricamente a un tipo
cerámico chino caracterizado por tener un color que varía entre el verde oliva y
el azul lavanda. En la lengua china este tipo de cerámica se denomina qingci. La
colección más importante de piezas celadón de las dinastías Yuan (1279-1368),
Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911) se encuentra hoy en el Museo Topkapi
Saray de Estambul.
Ceremonia del té: El té como bebida medicinal fue introducido en China y Japón
por los budistas. Con el tiempo, servir té a los invitados de una casa se convirtió
en un ritual.
Confucianismo: Filosofía o conjunto de principios políticos y morales creada por
Confucio (551-479 a.C.) y recogida en Las Analectas, una colección de las
conversaciones con sus discípulos. Confucio basó sus teorías en la creencia de un
orden natural del mundo que el hombre debía seguir, en el concepto de
humanidad (bondad o amor al prójimo), en la necesidad de la práctica de unos
ritos, en la reciprocidad de los derechos y deberes, en la lealtad, la conciencia
moral, la rectitud, honestidad y la piedad filial.
Chaire: Recipiente con tapa para guardar el té en polvo.
Chawan: Cuenco de cerámica utilizado generalmente para el té.
Gandhara: Antigua provincia del noroeste de la India que en el siglo II a.C.
estuvo bajo el dominio de los reinos indo griegos. Fue un importante centro
budista con una escuela de arte búdico.
Himotoshi: Agujeros del netsuke por donde pasa el cordón del inrô.
Inrô: Cajita compartimentada en 3 ó 5 pisos (dan) normalmente, que llevaban
los hombres colgando del cinturón (obi) del kimono y donde guardaban en
origen los sellos y posteriormente las medicinas.
Kabuki: Obra teatral de carácter popular.
Kakemono: Rollo vertical colgante de pintura o caligrafía.
Karma: Acumulación de conductas en la vida de un ser humano que
determinarán cómo será la siguiente vida.
Lacado: Técnica decorativa aplicada a diferentes materiales (madera, tejidos,
bambú, cerámica, metal, papel y pieles curtidas) que consiste en la aplicación a
pincel de varias capas de laca sucesivas y pulimentado de cada una de ellas. Las
técnicas de las lacas son muy diversas y complejas.
Mahayana: Escuela budista que surgió al principio de la era cristiana y que al día
de hoy es mayoritaria en India, Nepal, China y Japón. Según su doctrina el
nirvana lo puede alcanzar cualquiera a través de la meditación y las buenas
acciones.
Mandala: Diagrama pictórico circular con divinidades y símbolos sagrados,
dispuestos simétricamente según las instrucciones dadas en los tantras o textos
sagrados. Sirve para centrar la meditación.
Mudra: Gestos que Buda o los Bodhisattvas realizan con las manos y que
simbolizan un lenguaje basado en la tradicional danza india. A través de los
mismos se transmiten sentimientos e intenciones de compasión, meditación y
enseñanza.
Netsuke: Pieza que forma parte del inrô que consiste en una talla de pequeñas
dimensiones y realizada generalmente en marfil o madera. El netsuke sirve de
contrapeso del inrô cuando este se lleva colgando del cinturón (obi) del kimono.
Nirvana: En el Budismo es la máxima expresión del conocimiento y extinción del
yo. El cauce para llegar a este estado de iluminación es el llamado Camino Santo
de los Ocho Miembros, en el cual se proponen unas prácticas de disciplina
moral, meditación y sabiduría. Cuando se alcanza el nirvana se pone fin al
proceso de reencarnación o samsara.
Nô: Forma clásica del teatro japonés creada a mediados del siglo XV que se
caracteriza por la simplicidad escenográfica y el uso de máscaras.
Oban: Formato grande de estampas (ukiyo-e) en torno a los 38 x 25 cm.
Obi: Faja de tela ancha y muy larga que se ciñe a la cintura con varias vueltas
para cerrar el kimono.
Ojime: Pieza pequeña por la que pasan los cordones del netsuke al sagemono.
PhurPhur-bu: Puñal ritual, símbolo del gran Lama, que se coloca en los templos.
Ruta de la Seda: Ruta comercial, cultural y artística que conectó por vía terrestre
y marítima desde el siglo II a.C. Oriente y occidente. También sirvió como vía de
difusión del budismo desde India hacia China y Japón.
Sagemono: Objeto que cuelga del obi.
Sake: Licor de arroz.
Sakazuki: Copa para beber sake.
Samurai: Aristócrata militar japonés cuya figura adquirió gran relevancia desde
el siglo XIII al XIX.
Sintoísmo: Religión ancestral japonesa basada fundamentalmente en el culto a
los kami o espíritus de la naturaleza y a los antepasados para obtener
benevolencia y protección gracias a las ofrendas y oraciones que a tal fin les
dedica el ser humano. Las creencias sintoístas han pervivido a lo largo del
tiempo, conviviendo pacíficamente con otras religiones. Además, esta religión ha
marcado múltiples aspectos y costumbres del pueblo japonés.
Suzuribako: Caja para los útiles de escritura que incluye la piedra de tinta, un
recipiente para el agua, pinceles y tinta china.
Tabakobon: Juego de fumador portátil.
TabakoTabako-ire: Tabaquero que puede estar realizado en diferentes materiales.
Tabaquera: Botellita realizada generalmente en porcelana o jade que servía para
llevar el tabaco en polvo aromatizado (rapé). Tenía una cucharita incorporada
en la tapa para facilitar la inhalación.
Tanka: Pintura icónica sobre tela que sirve como morada de un principio divino.
Tantra: Conjunto de textos en los que se dictan los ritos por medio de los cuales
puede alcanzarse en esta vida la meta final.
Taoísmo (Daojia):
(Daojia): Escuela de pensamiento, creada en China al final del período
Zhou, que sigue las ideas formuladas por Laozi (Lao Tse) y Zhuangzi, recogidas
en el Libro del camino y la virtud (Dao de Jing). Se basa en el concepto de Dao
que, inefable e indefinible, es lo que abarca todo, el principio de todas las cosas,
el uno y el todo, lo universal, la unidad de los contrarios, la rivalidad de la que
surge el universo. La vivencia mística de la unión del hombre con el Dao sólo
puede alcanzarse por vía intuitiva y espontánea, alejada del pensamiento
discursivo. La vertiente religiosa de esta escuela de pensamiento se apartó de la
mística y se centró más en la búsqueda de la inmortalidad.
Tonkotsu: Caja hecha de marfil o madera lacada que sirve para guardar el
tabaco y los útiles del fumador, similar al inrô pero con un único departamento.
UkiyoUkiyo-e: Grabado en madera (xilografía) que reproduce escenas de carácter
popular con variados temas. El nacimiento de la escuela pictórica del ukiyo-e se
sitúa en el período Edo (1615-1868) y se encuentra vinculado al auge de la
burguesía, que en estos momentos tiene un enorme poder económico.
Vajra: Arma divina que simboliza el rayo y la Suprema Verdad y es atributo de
muchos de los dioses del panteón budista.
Yatate: Estuche en el que se guardan los útiles de escritura.
Zen: Término japonés (en chino Channa) que significa meditación. Nacido en la
India, como secta del budismo Mahayana, pasa a China donde se enriquece al
entrar en contacto con el Taoísmo. El Zen es un camino, una experiencia
personal que conduce al hombre al satori o iluminación, momento en el que el
ser alcanza una percepción inmediata de la realidad, del todo, y se siente uno
con todo lo que le rodea. Las prácticas fundamentales del Zen son la disciplina
moral y física, la enseñanza individual de maestro a discípulo y la meditación o
contemplación. El Zen llegó a Japón en el siglo XII y tuvo gran repercusión en la
filosofía de los samurai.
•Museos
Si desea conocer la cultura y el arte de Asia Oriental le ofrecemos una
selección de los principales museos que usted podrá visitar:
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Museo Oriental de Valladolid (Real Colegio de los Agustinos Filipinos)
Museo de Artes Decorativas de Madrid
Museo Nacional de Etnología de Madrid
Museo de Arte oriental del convento de Dominicos de Ávila
Museo Etnológico de Barcelona
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Museo de Zaragoza
Museo de Bellas Artes de Bilbao
Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla
Museo de Béjar
Museo Guimet de París
Museo Británico de Londres
Museo Victoria y Alberto de Londres
Museo Nacional de Arte Oriental de Roma
Museo Nacional de Tokyo
Museo de Arte de Beijing
Museo Nacional de Delhi