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ENZIMOTERAPIA
Dr. Mariano José Bueno Cortés.
BIOSALUD-INSTITUTO DE MEDICINA BIOLÓGICA Y ANTIENVEJECIMIENTO
INTRODUCCION
La enzimoterapia consiste en la utilización de las enzimas con fines
terapéuticos. Las enzimas son unas sustancias que son imprescindibles para que se
puedan ejecutar las diferentes reacciones químicas que se producen en nuestro
organismo. Son imprescindibles para todos los procesos de nuestro metabolismo.
Cualquier persona, aunque tenga un nivel óptimo de vitaminas, minerales y
hormonas, si no tiene las enzimas necesarias, su estado de salud se irá
deteriorando progresivamente, y en mayor o menor medida en dependencia de las
enzimas que no posea. Para que se haga una idea, las enzimas son la mano de
obra de nuestro cuerpo.
¿QUÉ ES UNA ENZIMA?
Es una molécula de proteína con funciones muy específicas por parte de
cada una de ellas. En realidad, podemos decir que la enzima tiene una estructura
energética, y una estructura química. Esta estructura química es la portadora de la
energética, de la función de esa enzima. Aclaremos más este punto.
Una bombilla, sólo da luz cuando una corriente
eléctrica pasa por ella. Es decir, la corriente es la
estructura energética de la bombilla, sin la cual no puede
cumplir su función de irradiar luz. En el caso de las
enzimas ocurre lo mismo. En realidad la estructura
proteica es la portadora de la función. La molécula de
proteína es la portadora de la actividad de la enzima, al
igual que en el ejemplo, la bombilla es la portadora de la
corriente eléctrica.
El problema surge cuando comemos en exceso
alimentos cocinados, pues las enzimas que poseen, se
destruyen por el calor.
FUNCIONES
Como he dicho al principio, son imprescindibles para todos los procesos que
se producen en el organismo. La vida es imposible sin ellas. En primer lugar, son
las que desmenuzan los alimentos en moléculas más pequeñas, para que una vez
en el intestino, sean absorbidas y pasen al torrente sanguíneo. Una vez allí, los
metabolizan de tal modo que los transforman en glándulas, sangre, nervios,
músculos,...
También son las responsables por ejemplo del almacenamiento de la glucosa
en glucógeno, en el hígado, para que cuando necesitemos más energía, ellas
mismas vuelvan a transformar el glucógeno en glucosa.
Transforman la grasa en tejidos grasos, ayudan en la formación de urea,
para que sea eliminada por la orina, en la eliminación del dióxido de carbono por
medio de la espiración.
Fijan el hierro a los hematíes. Son las responsables de que una vez llega el
espermatozoide a las cercanías del óvulo, se fraccione ligeramente la membrana de
este, para que aquél pueda penetrar y fecundarlo.
Las hay que disuelven los coágulos de la sangre y
por tanto impiden que tengamos en condiciones
normales una embolia. Por medio de ellas, las células
defensivas destruyen las sustancias tóxicas para que
puedan ser eliminadas, destruyen los microorganismos
patógenos, etc...
Como puede ver, podríamos escribir folios y folios hablando de las
numerosas funciones que realizan las enzimas.
Otro punto importante es la especificidad que tiene cada una de ellas. Es
decir, cada una tiene una función muy determinada y sólo sirve para esa función.
Una enzima que digiere la grasa, no puede digerir una proteína. Además, la que
digiera una proteína, sólo digerirá una proteína determinada, y ninguna otra.
Independientemente de su trabajo, la enzima nunca cambia de estructura, a
pesar de que ellas sí transforman a su partner. Transforman una sustancia en otra
diferente.
TIPOS DE ENZIMAS
Las enzimas se diferencian según su tarea específica. Todas ellas se llaman
de manera que su nombre corresponde a la sustancia que metabolizan, acabado el
“asa”. Por ejemplo, la lactasa, es la enzima que metaboliza la lactosa.
Si hablamos de enzimas alimenticias, podemos diferenciar cuatro grandes
grupos:
•
•
•
•
Lipasas: son las que metabolizan los lípidos, las grasas.
Proteasas: son las que metabolizan las proteínas.
Celulasas: son las que metabolizan la celulosa.
Amilasas: son las que metabolizan los almidones, los hidratos de
carbono.
PROCEDENCIA
Lo importante es que tengamos claro lo necesarias que son y que son un
factor fundamental para mantener un organismo sano. Todas las funciones de
nuestro organismo dependen de ellas, no solamente la digestión, sino cualquier
proceso que se nos ocurra.
Por todo ello, es muy importante que las mantengamos y las repongamos
constantemente. Por suerte o desgracia, solamente existen dos maneras para
conseguirlo:
• Comiendo alimentos crudos
• Tomando suplementos enzimáticos
Es muy importante que
sepamos que una de las
diferencias entre un alimento
crudo y uno cocinado es que
éste último no tiene enzimas,
pues el calor las ha destruido.
Para comprenderlo, imagínese
que usted tiene unas semillas.
Unas las cocina y otras no.
¿Cuáles serán las que brotarán
si las planta?. Recuerde que
los alimentos nos deben servir
para eso, para alimentarnos.
No debemos limitarnos a
comer, se trata de nutrirnos.
Eso significa que debemos dar a nuestro organismo las sustancias que le sean
necesarias, y de la mejor calidad.
Todos los alimentos que se han sometido a algún proceso de calor, no
poseen enzimas. Los alimentos enlatados, asados, fritos, guisados, horneados,
pasteurizados, no poseen enzimas.
Es más, sólo con que sometamos al agua caliente a cualquier alimento, hará
que las enzimas que contienen se destruyan. Las enzimas se destruyen a
temperaturas de 48 grados centígrados. Todos los alimentos industriales se
someten como mínimo a estas temperaturas, con lo que no contienen ni una
enzima. Piense que algunos alimentos contienen las enzimas necesarias para que
podamos metabolizar los diferentes componentes de ese alimento. Si lo comemos
cocinado, estamos forzando a un trabajo excesivo y a veces imposible a nuestro
páncreas, hígado, bazo. Esto acelera los procesos de envejecimiento.
En general, podemos distinguir tres grandes grupos de enzimas según su
procedencia:
• Metabólicas: están en la sangre, los tejidos y órganos.
• Naturales: las de los alimentos crudos.
• Digestivas: las producidas por nuestro organismo para metabolizar los
alimentos.
Piense que las enzimas son necesarias en todas las partes de nuestro
organismo. Cuanto más las necesitemos para metabolizar los alimentos que
ingerimos, menos tendremos en otras zonas, de manera que una mala
alimentación, sólo por este hecho, nos produce un envejecimiento prematuro.
Pero no es todo el problema sólo focalizado sobre el envejecimiento cuando
no consumimos enzimas y nuestro organismo va agotando las reservas. Lo peor es
que también se producen alergias. Las proteínas, las células de levadura, las grasas
y los hidratos de carbono no digeridos, pueden ser reabsorbidos en la sangre
causando alergias, enfermedades cutáneas e incluso otras enfermedades.
Precisamente sobre este punto, hay un trabajo publicado por el Dr.
Oelgoetz, demostrando que si administramos enzimas pancreáticas a pacientes con
alergias, si estos tienen bajos niveles de las mismas en sangre, su nivel vuelve a la
normalidad y las alergias disminuyen.
También existen diversos trabajos publicados donde se concluye que hay
muchos trastornos digestivos que desaparecen con la administración oral de
enzimas. Incluso en enfermedades cutáneas relacionadas con comidas mal
digeridas.
En la Medicina Convencional también se usan los enzimas proteolíticas para
tratar las inflamaciones, los traumatismos, cuyos principales precursores son los
doctores Max Wolf y Karl Ransberger. Este último tiene varias publicaciones donde,
marcando con una tinta radiactiva las enzimas administradas a varios pacientes, se
podían detectar posteriormente en el hígado, el bazo, el páncreas, los riñones, el
corazón, los pulmones, el duodeno, la sangre y la orina. Es decir, todos los enzimas
que se administran oralmente al paciente, se distribuyen por todo el organismo. De
ahí la importancia de su administración.
UTILIDAD DE LAS ENZIMAS EN LA DIGESTION
Tenga en cuenta en primer lugar que el
organismo vive y se mantiene a base de lo que
metaboliza, no de todo lo que come. Es decir, los
alimentos precisan ser metabolizados por las
enzimas para que se disgreguen en elementos más
básicos, tal y como los necesita el organismo para
mantener sus constantes vitales y todas las
funciones y estructuras corporales.
Podemos diferenciar, según la procedencia
dos categorías enzimáticas:
• Enzimas endógenas: son las producidas
por nuestro propio organismo.
• Enzimas exógenas: son las aportadas
externamente, de los alimentos que
comemos crudos o de los complementos
nutritivos enzimáticos que tomemos.
Lo importante es tener claro que si abusamos de una alimentación de
alimentos cocinados, no sólo no aportamos las enzimas que llevaban originalmente
esos alimentos y que la naturaleza nos ofrece, sino que por ello, iremos
consumiendo las reservas enzimáticas y finalmente, acabaremos con una
deficiencia que conllevará la producción de enfermedades.
Otro de los problemas de los alimentos cocinados es que se desplazan por el
tubo digestivo más lentamente que los crudos, lo cual empeora la situación,
produciéndose estreñimiento y aumentando la toxicidad de nuestros tejidos.
Cuando consumimos alimentos crudos, las propias enzimas que los llevan, digieren
hasta el 75 % del mismo alimento, con lo que el desgaste de las enzimas
endógenas, es mínimo.
Nuestro organismo es una máquina
tan perfecta que incluso algunas enzimas
como por ejemplo las de la zanahoria, se
inactivan en el estómago por su acidez, pero
cuando llegan al intestino, donde hay
alcalinidad, se reactivan para ayudar en la
digestión de todos los alimentos. Incluso el
Dr. Howell ha demostrado que los animales
que comen verduras crudas y alimentos
crudos,
tienen
un
páncreas
proporcionalmente mucho menor que el del
hombre, que abusa de los alimentos
cocinados.
Por ponerle un ejemplo. Un caballo que pese 543 Kg., tiene un páncreas que
corresponde al 0.0603 % de su peso corporal. Por el contrario, un hombre que pesa
63 Kg., tiene un páncreas que pesa el 0.1400 % de su peso corporal.
Nuestro páncreas tiene que aumentar su tamaño dado que tiene que
producir muchas más enzimas, ya que consumimos demasiados alimentos
cocinados.
En 1933, se publicó un trabajo por parte de la Escuela de Higiene y Salud
Pública de Filipinas, en el que se realizaron 768 autopsias. Los filipinos tenían un
páncreas que pesaba del 25 al 50 % más que el páncreas de los europeos, debido a
que allí consumen hasta tres veces al día arroz cocido.
Podemos por tanto concluir que, puesto que las enzimas de los alimentos
crudos, ayudan a digerir la comida en que se encuentran y además pueden ser
absorbidas por la sangre e ir a los diferentes órganos y tejidos, si comemos
mayores cantidades de alimentos crudos, conseguiremos no sólo metabolizar mejor
los alimentos que ingerimos, sino que mejorará el estado general de todo el
organismo.
RELACION ENTRE ENFERMEDAD Y ENZIMAS
Creo que usted ya conocerá, espero que por experiencia ajena, el uso de la
detección de determinadas enzimas para establecer el diagnóstico del estado de
determinados órganos o de determinadas enfermedades sistémicas. Por ejemplo,
las fosfatasas ácidas, degradan los fosfatos en la sangre. Estas enzimas se
encuentran especialmente en la próstata, los glóbulos rojos y las plaquetas. Su
nivel de actividad en la sangre se determina para sospechar la existencia de un
cáncer de próstata.
La lipasa degrada los lípidos (grasas), formando ácidos grasos y glicerina. La
produce el páncreas. Cuando hay niveles altos en sangre se sospecha una
pancreatitis.
En cualquier actividad que desarrollemos, se aumenta el trabajo de los
enzimas. Cuando comemos, cuando hacemos ejercicio, en el embarazo, cuando
tenemos fiebre. Tienen una relación directa con nuestro sistema inmunitario, tanto
en lo que son funciones específicas de defensa como en la modulación del
organismo a cada circunstancia en la que nos encontramos. Por tanto, cuanto
mejor sea nuestro nivel de enzimas, mejor funcionará nuestro sistema inmunitario.
Recuerde que. Como le he dicho al principio, las enzimas son la mano de
obra de nuestro organismo. Son incluso los “come cocos”, de manera que se unen a
las sustancias extrañas que se detectan en nuestro cuerpo, para eliminarlas. Son
producidas por todos los tejidos y células.
En las enfermedades agudas, los niveles de enzimas aumentan. En las
enfermedades crónicas, disminuyen. Piense que si partimos de la base de que la
enfermedad es una reacción de defensa de nuestro organismo, cuanto más aguda
sea, más nos estamos defendiendo. En cambio, si una enfermedad se cronifica es
porque nuestras defensas no han podido solventar el problema y no consigue
retornarnos al estado de salud. Por tanto, es muy importante en las enfermedades
crónicas suministrar enzimas, pues puede ser una gran ayuda para nuestro sistema
inmunitario de cara a mejorar.
CONCLUSIONES
Es muy importante que disminuyamos la
ingesta de alimentos cocinados. Por el contrario,
tenemos que aumentar mucho la de los alimentos
crudos. Incluso es más sana la carne cruda, tipo al
carpaccio piamontés, que comerla como lo hacemos
habitualmente. Es fundamental que en todas las
comidas, comamos una buena cantidad de alimentos
crudos. Además, con la vida de hoy en día, es muy
interesante que nos tomemos con regularidad
productos dietéticos con enzimas. Verá como su salud
mejora, gana vitalidad, se verá más joven.
Espero que le haya servido para entender mejor
la importancia de nutrirse, y no de comer sin más.