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Monografía
Curso de Capacitación Docente
en Neurociencias
Alumna: Pilar Abril Crusellas
www.asociacioneducar.com
Mail: [email protected]
Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar
“El aprendizaje musical”
Cómo aprende el cerebro
A lo largo de nuestras vidas, la estructura del cerebro se alterará de modo
continuo gracias a experiencias, estímulos, estudios o actividades tan sencillas
como pasear por un parque o tocar un instrumento musical. A este fenómeno la
Neurociencia lo llama neuroplasticidad, y su responsable es la interconexión entre
las neuronas, que son activadas por un estímulo o entrada sensorial.
Al nacer, el cerebro tiene casi todas sus neuronas, y a lo largo de la vida, la
neurogénesis hará el resto. Este fenómeno se produce gracias a la estimulación del
entorno y al aprendizaje, lo cual significa que podemos modificar la capacidad
funcional del cerebro. Pero no todas las estructuras cerebrales crecen a la vez ni a
la misma velocidad: por ejemplo, los lóbulos prefrontales se terminan de desarrollar
a los 25 años aproximadamente. La ventaja biológica de esto es que el cerebro
puede adaptarse de manera óptima al entorno con el fin de desarrollar habilidades y
estrategias conductuales.
Durante la citada neurogénesis hay una especie de “guerra de neuronas”
(¿cuál sobrevivirá?) relacionada con las emociones, el movimiento, el aprendizaje...
con todo. Pero... ¿Qué ocurre durante el aprendizaje? En el cerebro, el aprendizaje
exitoso induce a un fuerte sentimiento de recompensa: la dopamina, la serotonina y
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la noradrenalina (neurotransmisores) actúan como “drogas de la recompensa” así
que el compromiso emocional es absolutamente esencial para un mayor
aprendizaje asociativo. Cuando está conectado a la emoción, el aprendizaje induce
cambios eléctricos, químicos y estructurales en las redes neuronales, formando al
final un “código de interpretación cerebral”. En todo este proceso de aprendizaje la
memoria es una de las claves fundamentales: memoria y aprendizaje van de la
mano, no puede darse una sin el otro. Hay una serie de factores que facilitan el
aprendizaje: un estado emocional positivo, un medio ambiente enriquecido,
encontrar sentido a lo que se aprende... Por lo tanto es importante tener en cuenta
la repercusión de las emociones tanto en el aprendizaje como en la memoria.
El cerebro musical
Con respecto a la “faceta musical” del cerebro, hay que señalar que todas las
personas nacen con el potencial de tener algún tipo de experiencia musical. En la
práctica musical se ven involucradas 3 partes:
• la corteza sensoriomotora
• los ganglios basales
• el cerebelo
Cuanto más se estudia (en este caso, cuanto más tiempo se practica un
instrumento), más eficaz trabaja el cerebro. "Más eficaz" significa menos activación,
por lo tanto, más "espacio" para desarrollar las células del cerebro y las neuronas,
lo cual nos hace aún más eficaces. Parece evidente que los músicos tienen una
estructura cerebral diferente al resto de personas, mejorada si el entrenamiento ha
comenzado a edades tempranas de la vida. La Neurociencia evidencia que hay una
estrecha asociación entre práctica organizada y nivel de experiencia.
El aprendizaje es un proceso activo y holístico donde diferentes partes son
activadas simultáneamente, y el aprendizaje efectivo se consigue con atención,
motivación y entusiasmo. Así que el “talento musical” no puede ser contemplado
aisladamente sino como parte de la organización compleja del individuo en su
conjunto.
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Dentro de su Teoría de las Inteligencias Múltiples, Howard Gardner incluye la
Inteligencia Musical, señalando que ciertas partes del cerebro (localizadas en el
hemisferio derecho) juegan roles importantes en la percepción y producción
musical. La Percepción (en la música) se basa en la información sensorial recogida
por el cerebro en relación con el medio ambiente. No sabemos todavía si la
cognición y percepción musical se localizan específicamente en redes neuronales
concretas, o en redes neuronales compartidas asociadas con otros procesos
cerebrales. Gardner señala así mismo una fuerte interrelación entre la Inteligencia
Musical y el resto de las que describe. De esta forma, por ejemplo, la comprensión
de la armonía implica a la Inteligencia Lógico-matemática, las habilidades
instrumentales se nutren de la Inteligencia Corporal-cinestésica, la capacidad
expresiva de la música se relaciona con la Inteligencia Intrapersonal, la capacidad
comunicativa de un intérprete está también basada en la Inteligencia Interpersonal...
Para procesar emociones musicales se necesitan redes neuronales
superpuestas. No está muy claro aún si la base neuronal de la valoración emocional
de la música es innata o si se adquiere a través de la enculturación. En el
aprendizaje musical está implicado lo que se conoce como el “cerebro emocional” o
sistema límbico, que está también relacionado con la memoria, emociones y la
atención. Las estructuras que lo conforman son el tálamo, hipocampo, amígdala,
núcleo accumbens y ciertas áreas de los lóbulos prefrontales.
No podemos hablar de cerebro musical sin hacer referencia a la Creatividad.
Charles Limb sugiere que la creatividad artísitica es un producto neurológico que
puede ser examinado usando rigurosos métodos científicos. ¿Es realmente posible
estudiar la creatividad científicamente? Como ya hemos visto, en el proceso de
aprendizaje, las dendritas son capaces de conectarse con otras neuronas y así
establecer las redes neuronales. Las áreas corticales encargadas de diferentes
funciones (como la visión, la audición...) no trabajan solas sino conectadas entre sí.
La creatividad no es exclusiva del hemisferio derecho, sino que reside en la
variedad de conexiones neuronales, aunque sí es cierto que el lóbulo frontal (el
“árbitro” del resto del cerebro) tiene una gran importancia.
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Se ha observado en los músicos un área más desarrollada que en los no
músicos, y que se halla localizada en el hemisferio izquierdo del cerebro llamada
Planum Temporale, relacionada con la memoria verbal. Pero en realidad, la práctica
de un instrumento activa simultáneamente muchas áreas del cerebro. A través de
resonancias magnéticas, recientemente algunos neurocientíficos han estudiado este
fenómeno; cuando se somete a personas a observación mientras se realizan tareas
como resolver un problema matemático, se “encienden” determinadas áreas del
cerebro. Cuando se escucha música, el cerebro activa muchas más zonas a la vez
para procesar el sonido y entender elementos como el ritmo o la melodía. Nuestro
cerebro hace eso en fracciones de segundo. Pero cuando los neurocientíficos
observaron a sujetos practicando música en lugar de escuchándola, se observó que
la actividad en sus cerebros se multiplicaba. Tocar un instrumento involucra a todo
el cerebro a la vez, especialmente a las áreas del córtex visual, auditivo y motor, por
lo que la práctica estructurada de un instrumento fortalece las funciones del cerebro.
Según A. Collins, La diferencia principal entre escuchar música y practicarla es que
esta última implica habilidades motoras para controlar los dos hemisferios del
cerebro. También se combinan la precisión lingüística y matemática, (hemisferio
izquierdo), con la creatividad (hemisferio derecho) Por esta razón, la práctica de un
instrumento aumenta el volumen y la actividad del cuerpo calloso y el puente entre
los dos hemisferios permitiendo que los mensajes se muevan por el cerebro más
rápido y por más rutas. Esto permite a los músicos resolver problemas de forma
más rápida y creativa.
Según estas últimas investigaciones, los músicos a menudo tienen un nivel
más alto en la función ejecutiva: planificación, creación de estrategias, atención a
los detalles. Esta habilidad también tiene un impacto en cómo funciona la memoria,
y parece que los músicos tienen mejor memoria.
Así que... en conclusión... ¿porqué no estudiar Música?
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Fuentes y Bibliografía
- GARDNER, H. Inteligencias Múltiples, Ed. Piados Ibérica, 2005
- GOLEMAN, D. Inteligencia Emocional, Kairos, 1996
- MARINA, J. A. Los secretos de la motivación, Ed. Ariel, 2011
- MARINA, J.A. (Coord.) (2014) Creatividad en la educación, educación de la creatividad. Claves
para hacer de la creatividad un hábito. Barcelona: Hospital Sant Joan de Déu (Ed)
- LIMB, Charles, Your Brain on Impro, TEDs Talks, 2010
- COLLINS, Anita, How playing an instrument benefits your brain, TEDEd Lessons, 2014
- COLLINS, A. (2014) Neuroscience, music education and the pre-service primary (elementary)
generalist teacher. International Journal of Education & the Arts, 15(4)
- PAPATZIKIS, Efthymios, Mind and Brain in Instrumental Practice, Cursos de Especialización
Musical de la Universidad de Alcalá de Henares, 2012
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