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Giro lingüístico y corrientes actuales de la filosofía.
Influencias wittgensteinianas
Alegre, Javier R.
Instituto de Filosofía - Facultad de Humanidades - UNNE.
Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina.
Tel./Fax: +54 (03722)437906
E-mail: [email protected]
ANTECEDENTES
El objetivo del presente proyecto fue investigar las principales obras de Ludwig Wittgenstein para clarificar algunos
aspectos importantes, y controvertidos, de su filosofía e indagar su influencia sobre el giro lingüístico y las principales
corrientes de la filosofía contemporánea.
La problemática en torno del pensamiento wittgensteiniano y el giro lingüístico ha sido abordada por muchos filósofos
y tendencias filosóficas en este siglo. En principio, las teorías de la primer etapa del filósofo vienés fueron
profundamente estudiadas por el positivismo lógico y la filosofía analítica, en tanto que las de la segunda etapa por los
filósofos del lenguaje ordinario; pero posteriormente fueron tomadas y analizadas por la mayoría de las corrientes
actuales: pragmatismo, filosofía post-analítica, ética comunicativa, posmodernismo, post-estructuralismo, y hasta
algunos representantes de la hermenéutica. Con el renovado interés producido a partir de la década del 70´ se comenzó
a poner en duda la tajante división entre sus dos etapas filosóficas, de la cual son partidarios Bertrand Russell, Alfred
Ayer, Justus Harnack y K.T. Fann entre otros, para señalar una continuidad entre sus primeros y últimos pensamientos,
entre los comentaristas que sostienen esta posición encontramos, por ejemplo, a Anthony Kenny, Peter Winch, David
Pears, D. O´Brien, Allan Janik y Stephen Toulmin.
En cuanto al giro lingüístico, dentro de esa denominación se agruparon a posteriori los aportes de diferentes autores y
corrientes que coincidieron en señalar que el lenguaje no es un mero medio entre el sujeto y la realidad, ni tampoco un
vehículo transparente o elemento accesorio para reflejar las representaciones del pensamiento, sino que posee una
entidad propia que impone sus límites, y determina en cierta manera, tanto al pensamiento como a la realidad; por lo
tanto es más productivo abocarse a la investigación del lenguaje que a la del incierto mundo de los contenidos
psicológicos. El giro lingüístico produjo un cambio en la manera de reflexionar en la filosofía del siglo XX, pero este
giro no es algo homogéneo ni propio de un solo movimiento contemporáneo, bajo este apelativo genérico se abarca
generalmente a diferentes vertientes y momentos de la reflexión filosófica finisecular: el giro lingüístico analítico, el
giro pragmático, el giro hermenéutico y el giro pragmático-trascendental.
METODOS Y TECNICAS EMPLEADAS
a) Métodos:
-
Analítico comprensivo y crítico comparativo de los textos y corrientes estudiadas.
Examen de los conceptos principales inherentes a la investigación.
Análisis, comprensión y comparación explicativa de los temas abordados.
Definición conceptual y metodológica pertinentes.
b) Técnicas:
-
Búsqueda y revisión bibliográfica.
Selección del material bibliográfico y correspondiente fichaje bibliográfico.
Lectura comprensiva y análisis de las obras.
Fichaje temático.
Realización de síntesis y cuadros sinópticos acerca de los ejes temáticos.
Estructuración del marco teórico.
DISCUSION DE RESULTADOS
La base de la filosofía de Wittgenstein y del giro lingüístico está en la reflexión acerca del lenguaje, y Wittgenstein
presenta concepciones del lenguaje encontradas en sus dos etapas de pensamiento.
En su primer época postula la teoría pictórica del significado -que otorga la misma configuración lógica al mundo
(entendido como totalidad de los hechos que acaecen), el pensamiento (como proposición con sentido) y el lenguaje
(como expresión senso-perceptible del pensamiento)-, existe una correspondencia directa entre un hecho (Tatsache) y
su figura (Bild), entre los objetos (Gegenstände) y los elementos de la figura (Elemente des Bildes), entre estado de
cosas (Sachverhalt) y proposición elemental (Elementarsatz). Los elementos del lenguaje son equivalentes a las
entidades del pensamiento; es inseparable lo pensable de lo decible y lo decible de lo pensable. De acuerdo con el
principio de representación, según el cual todos los objetos -reales y del pensamiento- son figurados por los signos
lingüísticos, para Wittgenstein cuanto es decible puede, y debe, ser expresado con claridad, de lo contrario hay que
callarlo.
En su segunda etapa, el significado correcto de los signos lingüísticos no se obtiene por definiciones ostensivas, ni
pinturas lógicas, ni puede encontrarse tratando de imponer modelos ideales a lo que sucede en la realidad, sino que debe
buscarse en la vida cotidiana el significado que adquieren las palabras: “el significado de una palabra es su uso en el
lenguaje”. Las palabras no pueden ser entendidas fuera de la utilización que hacen de ellas los hablantes y este uso del
lenguaje está en concordancia con las demás prácticas que ellos realizan. El significado de las palabras es comprendido
dentro de los juegos de lenguaje (Sprachspiel) de la comunidad a la que pertenecen; está en la práctica, no en su
idealización. El lenguaje es un juego reglado como cualquier otro y forma parte de una actividad o de una forma de
vida. Los juegos de lenguaje se guían de acuerdo con las reglas que los usuarios del lenguaje hayan pactado, y son estas
normas las que confieren sentido a las palabras, las que deciden la posición y función que han de ocupar en las
manifestaciones lingüísticas. Los nombres ya no poseen una esencia o naturaleza común, su sentido depende del empleo
que cada comunidad de hablantes haga de ellos.
Las diferentes corrientes del giro lingüístico, a su vez, poseen disímiles nociones acerca de las características y
funciones del lenguaje. El giro lingüístico analítico se basa en el reemplazo de la conciencia y sus categorías
psicológicas por el lenguaje y sus componentes lógicos como objeto de estudio de la filosofía y, por lo tanto, se centra
en el análisis formal de las estructuras semánticas, desatendiendo las connotaciones psicológicas, pragmáticas u
ontológicas. Debido a esto, su postura es conocida como anti-psicologista o anti-mentalista. Afirma que los problemas
filosóficos tradicionales se deben al uso incorrecto del lenguaje y pueden ser resueltos-disueltos a través de la
inspección lógica y la reformulación de nuestro lenguaje, declara obsoleta y absurda a la metafísica porque enuncia
entidades que van más allá de la experiencia común o lo que las ciencias pueden verificar, apunta a convertir a la
filosofía en una ciencia estricta a partir del análisis de las proposiciones y defiende tanto la concepción referencial del
significado como la teoría de la verdad como correspondencia. Pertenece a la corriente conocida bajo los nombres de
filosofía analítica, filosofía del análisis lógico del lenguaje, positivismo lógico, neopositivismo o atomismo lógico.
Tiene su apogeo a principios de siglo, se origina en la lógica de Frege y Russell, recibe su formulación más acabada en
las primeras teorizaciones de Wittgenstein y continúa en la obra de Ayer, Carnap, Bergman, Schlick, entre otros.
El giro pragmático se centra, como lo indica su denominación, en el análisis pragmático de las estructuras lingüísticas y
surge como resultado de la revisión de determinados fundamentos y objetivos incumplidos del análisis lógico
(atomismo metafísico, idealismo lingüístico, pretensiones de objetividad, claridad absoluta y no circularidad,
erradicación total de malentendidos filosóficos, etc.). Abandona la perspectiva referencialista del significado y la idea
de la construcción de un lenguaje lógico ideal y neutro, aborda la investigación de los actos lingüísticos más que los
enunciados, de los usos comunes más que las formulaciones científicas, de los factores sociales más que los aspectos
formales; a partir de lo cual se presta nueva atención a la relación entre lenguaje y comunidad, las prácticas y decisiones
humanas, las formas de vida, las convenciones presentes y la posibilidad de realizar muy diferentes funciones mediante
la emisión de proferencias lingüísticas, nueva orientación que a su vez conlleva el abandono de la prioridad de la óptica
lógica en favor de un enfoque en el que la historia y la antropología de los conceptos son centrales. Es propiedad del
movimiento analítico anglosajón que se denomina filosofía del lenguaje ordinario, pragmatismo lingüístico o también
filosofía post-analítica, comienza y encuentra su auge a partir de la década del ´50 con la publicación de textos o
artículos paradigmáticos de Wittgenstein, Quine, Strawson y Austin, y tiene continuación en la obra de Grice, Searle,
Ryle, Putnam, Davidson, por citar solo algunos.
El giro hermenéutico se desarrolla dentro de la filosofía alemana paralelamente a los anteriores giros, coincide en
criticar la concepción tradicional del lenguaje como un instrumento para la designación de entidades independientes del
lenguaje o para la comunicación de pensamiento prelingüísticos y en reconocer el papel constitutivo del lenguaje en
nuestra relación con el mundo, pero lo hace desde supuestos netamente diferentes. Las limitaciones impuestas a la razón
desde el lenguaje no provienen de ninguna oculta estructura lógica o realización pragmática, sino que están demostradas
en la facticidad de la pluralidad de lenguajes históricos, en la apertura al mundo acaecida por la constitución de sentido
que se da entre los hablantes tras el aprendizaje de una lengua (que precede a toda experiencia y teorización posible), y
en el horizonte de sentido abierto por el lenguaje que sirve de límite a la razón y a partir del cual el mundo de vida se
vuelve accesible y comprensible. El lenguaje es responsable del modo en que se nos aparecen los entes, solo mediante
el nombrar queda establecido lo que una entidad es, por lo cual lleva en sí la esencia del ser de los entes y la verdad de
los mismos. También dentro de la línea hermenéutica existe una preeminencia del significado sobre la referencia -la
designación de un objeto por un nombre no se da por una relación ostensiva directa sino por una relación indirecta en la
cual los conceptos elaborados en el lenguaje sirven de nexo entre ambas partes- y predomina una concepción holista del
lenguaje -éste es una totalidad simbólicamente articulada donde cada parte adquiere su significado por referencia al
todo- que son del todo ajenas a la corriente analítica. La reflexión hermenéutica sobre el lenguaje tiene sus inicios ya en
el siglo XIX con los escritos de von Humboldt, pero su gran difusión dentro del mundo filosófico se debe a las
conocidas obras de Heidegger y mantiene su vigencia mediante las especulaciones de su discípulo Gadamer, Ricoeur,
Derrida y Vattimo.
El giro pragmático-trascendental, por último, se da con la confluencia en el pensamiento de Apel y Habermas de la
reflexión en clave kantiana sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento mediado simbólicamente, la filosofía
hermenéutica y la filosofía del lenguaje pragmática tal como la abordaron Peirce, Wittgenstein, Austin y Searle. La
pragmática trascendental o universal tiene por objetivo la reconstrucción racional de las condiciones que hacen posible
llegar a un acuerdo intersubjetivo en la comunicación en el lenguaje ordinario y sostiene que en el lenguaje se encuentra
el fundamento último de toda actividad racional, que el lenguaje no puede ser comprendido con independencia del
entendimiento al que se llega en él, que este entendimiento está en dependencia de determinadas pretensiones de validez
que se plantean al argumentar (comprensión, verdad, veracidad y corrección) y que la argumentación es irrebasable en
el sentido que no puede ser negada discursivamente sin cometer una petición de principio, sin caer al mismo tiempo en
una autocontradicción performativa. Así el lenguaje y las reglas universales que lo rigen se convierten en el a priori de
todo conocimiento y comunicación posibles, en la condición trascendental que solo puede evitarse al costo de caer en la
irracionalidad o el mutismo.
CONCLUSIONES
Más allá de las características que le son propias a cada tendencia del giro lingüístico, todas poseen algunos
denominadores comunes que sirven para delinear los límites dentro de los cuales se enmarca la mayoría de la
producción filosófica vigente: acoso al sujeto, precaución ante los intentos de brindar sistemas de pensamiento
generales y con pretensiones de objetividad total (abandono del concepto fuerte de teoría), esfuerzo por dejar atrás
categorías metafísicas y reemplazo en gran medida del análisis de la conciencia por el del lenguaje. Todas estas ideas
están presentes en la producción de Wittgenstein, por lo cual puede considerárselo como una de las principales fuentes
de la reflexión filosófica actual.
Considero que la concepción wittgensteiniana de la filosofía es una de las que inició y brindó argumentos sólidos para
el acotamiento y autocuestionamiento que, desde diversas corrientes, se ha realizado esta disciplina durante la segunda
mitad del siglo XX. La estrecha relación entre lenguaje y reflexión filosófica, el abandono de intentos por brindar
sistemas filosóficos totales y omnicomprensivos, el carácter situado de la filosofía ante el lenguaje y el mundo, el
predominio del pensamiento procedimental sobre el exclusivamente teórico y el lugar y posibilidades que le
corresponden a la filosofía dentro del conocimiento, entre otras temáticas recurrentes en estas últimas décadas, tienen
conexión con lo expuesto en los textos de Wittgenstein.
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