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318 EL LIUNUO GRIEGO eso, sin embargo, Iiubieril. sido uri eje~nplode necedad diversiva clue en nada llubiera concordado con la oposici6n resuelta a Filipo, que es el telna de la prirnexa Filipica. Pero la verdad es que Dem6stenes a611 no estaLa tan obsesionado con Filipo que fuera incapaz, incluso despuCs de pronunciar la primera Filipica, de la cortedad de vista que se advierte en el discurso rodio. Compirese lo que dijimos antes sobre la Aristokratein, igualmente corta de vista, que en su ve~si6n definitiva rarnbikn pertenece a1 final de este decenio. Tres apelaciones a Atenas dieron por resultado otras tantas esy~ediciones a Olirlto desde Atenas (fragmentos de FilClcoro 49-51); pel0 la ciudad cay6 en 348. Filipo la arras6 y esclaviz6 a SLIS habitantes (Tod 166 = WV 64; De~~idste~les, IX, 26). En parte, si Atenas no hizo mLis fue por la necesidad de hacer frente a una revuelta en Eubea, revueltsl que, auncjue de hecho no estuviera pat~ocinadapor Filipo " (en Esquines, 111, 87 la lectura cFilipo), puede set una corrupci6n), ciertamente selia una ventaja para Macedonia. Sin embargo, esta isla se perdicj (Pluiarco, Foe., XI1 s.), por lo que Atenas perdici dos veces: en la propia EuLea y a1 tener que desviar recursos de Olinro en un mo~nentocri tico. En sus Olilztica~(oraciones 1-111), Denl6stenes habia instado repetidamente a que se tornasen medidas ellirgicas para ayudar a 10s olint.ios, i~lcluyetldola sugerencia de que la paga de 10s festivales se destinara a fines militares; con ello proyectaba hanciar una fuerza general en el norte o, mejor dicl~o,dos, una para Olinto y otra para devastar el territorio de Filipo. La idea de Demcjstenes consistia en hostigar a Filipo e n el rrorte, all1 donde parecia mis dtbil. Sus opo11en:es preferian hacer frente a Filipo, o tratar de adelantarse a 61, en el umbra1 de Grecia (las Termcjpilas, Eubea). Ciertarnente, esta politica era mis barata que la de Derndstenes, y quiz6 tanibikn la niis sellsata de las dos; pero hay que decir, a favor de 'Dem6stenes) que valia la pena mantener a Filipo en estado de ~igilancia:'~ 10s vecinos Lilbaros, como vemos en la trayectoria de Filipo V, sigIo y illeclio despuks, ulla trayectoria mejor documetltada, en ciialquier moIllento podian obligar a1 rey de Macedonia a alodiiicar su politica 19. G. L.Camliwell, ctEuLoia in tile late 340s>>,en Phoetiix, 31XX'I.I(1978)) pp. 1 2 ss. Cf.Philip of hlncerloz, pp. 88 S S . 20. . '1 Brunt, ctEub3ia in the tirile of Philip IT)), en CQ,XIX (1969), PF 2%' ss., en p. 250, 11. 3, coritra CwwkweLl,op. cit. en n. 18. ' i exterior o (poi decirlo con inayor iranqueza) a clejsrlo toclo para dirigirse hacia alguna frontera arnenazada. TambiCn ela verdad, coma seiial6 Demdstenes (IV, 81, que Filipo no era imnortal: su asesinato en, pongaulos por caso, 339 (en vez de en 336, iecha en que realmente tuvo Iugar) dificiherlte habria sorprendido a lor contemporineos clue conocieran LID poco la historia de Ivhcedonia. Una vez perdida Olinto, las pxobabiliciades de que Atenas romiise Anfipolis se esfumaron pot complete, y ellipad a hablarse de paz. Los daios sobre la I'az de Fil6aates de 346, g sobre 10s hcchos que condujeron a ella, hay que sacarlos de Equines, I 1 y 111,y cle Den16stenes, S V I I I y XIX, discursos todos ellos clue se esc~ibie~oll aiios despuds de 10s acontecirnientos y quc aparecen llenos de las niis asom~brosasmentirns, especial~neilte-dado clue 1s paa se liizo luego inuy irnpopulai-- subre el tema central de la respousabilidfiri o cuI~>abilidadindividual de In paz. Para 10s antecedentes inmediatos debelrlos volver a 13 Guerrn S3grada. Tras la derrota de Onomarco, el inando del resto de ins t!upas focidias recayd en Failo y luego (a1 moiir Cste de enfermedacl) en Faleco. (Los t,res honlbres estaban eml>arentados.j A esias alt~iras tanto Tebas, a la que Fdcide habia logrado arreba.tar :ran partc clel territorio beocio, con10 Fdcicle, cuyo dinero se estaba agotando y cuyos aliados, Esparta y Atenas, dedicaban toda su atenci6n a sus propias clificultades, ~ a s a b a npor nxornentos ~'-luymalos. P6cidz despuj6 oficialmente a Faleco de! generalato ;.1cus6ndole cle ~nalversaci6n (despojarle de hecho era otra cosa, ya que tenia aiin partr del ejdrcito) y nonlbr6 a tres nuevos generales, clue devnstaron Beocia (347). Por su pane, 10s Leocios llamaron a Pilipo. Fue la s ~ i i a l que esperaba Filipo para volvet. a1 corazdn de Grecia, pero a1 prin-. cipio se limit6 a enviar usla fuerza reducidn, suiiciente para cu~nplir sus obligaciones y contener a 10s focidios, pero no para que l o guerra pudiese ternlinar sin su interveilci6n personal. Los fociclios, es decir, lor fociclios ercepto Paleco, a1 enterarse de qoe el propio Blipo se dirigia hacia el sur, pidieron ayuda a Esparta y Aienas, y durante un momento pareci6 que iba a repetirse la batalla de 13s Term6;)ilas cle 352 (Esquines, 11, 36 s. para el voto atelziense fsvorable a In movilizacidll de una ffota cle cincuenta naves, vuto clue, 2l patecer., 110 dio 11ing6n resuliado concreto). Eritoncen todo se derr~lmbdrepentinamente; Faleco, que tal vez vein allora en Filipo a su dnico saIvadol:, rehus6 entregar las I'emdpili~sn los atenie~lser,y Filipo encon- 115alierta de par en par la puerta de la Grecia meridional. Fue esio lo que finaln~enteempuj6 a Atenas a buscar en serio la paz con Filipo (febcero de 346). A juzgar por la respuesia favorable de Atellas a la apelacicjn cle 10s focidios, respuesta que no fue insincera aunque no diese resuleados tangibles, y a juzgar por la llamada de Atenas a1 l~lundogriego en general, a principios de 346;l oorgallizac'ta por Eubulo, para <{delihes:ar en tori10 a la libextad de 10s helenos)> (Esquines, TI, 60; Den16stenes, Xlii', 3 0 3 ) , es eviclente clue la caida hnal de la resistellcia ateniense a l a pa:5 fue espectacularine~lte silbita. Lo que la hizo caer h e , en primer lugar, la noticia deI cambio cie ii~teilcior~es de 10s Iociclios o, para sel. miis sxactos, de Faieco (cf. Esq~~ines, TI, 132); y, en seguntlo lugar, el fracas0 de la misi6n de la dibertad de 10s helenos)> (Esqr~ices,11, '79; quiz6 fuera decisiva la actitud negativa de 10s n~:cadiosen j?articular). En mai-zo una priinera enll~ajadaateniense, a la que siguicj otra en mayo-julio, se desplaz6 a Maceclollia para negociar la paz. Faleco y 10s focidios se rilldieroll a Filipo; 10s clos votos focidios en el Consejo de 10s Anfictiones fueron para Filipo, y Fcjcide fue divitlida en pueblos (cf. Dem6stenes, XIX, 65). Filipo se habia rcsistido con fimeza a un intellto de illtima hora por parte cle Atenas destinado a que F6cicIe fuera incluida en la paz (Demristenes, XIX, 159). La Gv.erra Sagrada entre Fcjcide y la coaIici6n tebana termin6, cot1 l;ilipo, ii~conrnensurable~ne~~te reforzado, con10 el dilico vencedor: no s61o ienia la supremacia lnilitar en la Grecin central, sin0 clue, :.demds, gracjas a que ahora pertenecia a1 Consejo de 10s Anfictiones, habia dejado de ser un bhrlaro. La paz ateniense de Eilcjcrates clisponia en su cliusula principal que Atenas ab.bandonase Anfilmlis (Den~cjstenes,V,25), Pero Filipo queria mis de Atenas: de he.cl~o,utia alianza. ~ P o cluC? r Ida respuesta serin obvia si pudiCramos aceptar lo clue dice Diodoro en el sentido 2.1, G. L.Canrlc.well, ctheschines and the Peace of Philokrates>>,cn REG, LSXXTZT (1960), pp. 41.6 ss.; y Casvlc\vell, <<TilePeace of Philoltratcs agains, en CQ,SXVIII (1.973), pp. 93 ss., que se sigue aqui sobre la cuesti6n de la Ilainacia. Una. c16nicn general excelente de la paz de Filciccatcs se cncuentrn en A. W..llickard-Cainbriclge, De?no.rthe!~erntld the last days of Greek freed on^, Londrcs-Nueon Yoii:, 1914. El escelente Demos/hene.s nt:d Aerchiires de Peizguiil, traduciclo por A. N. 17. Saunders, 1975, contiei~eilna introduccicin valiosa y nct:as dc 'l'.'i', B. Rydcr. T6mese tainbiCn nota de J. Ellis y R. Minas, ?'be rpectrc oj I'hjlip (libso i~ientetra~lucido), 1970. de que F S p o ga estaba proyectando una guerra en Persia (XVI, 60). Eil tal caso la flota ateniense seria muy litil. Idcmtes, en el Filipo dc ague1 lnismo 60(Is6crates, V), instaria a Filipo a atacar y colonizar el inlperio persa, aunque eso no prueba nacla sobre las intenciones renles de Filipo. Todavia no hay pruebas coilcretas sobre varios aiios: 11acia Ins posirimerias del deceilio de 340, Pilipo estaba en con11111icaciiin con Hermias, que gobernaba una clinastia cle bolsillo asiritica en Atarneo (Diodoro, XVI, S4 y Toci 165 para este llo~nbre,y paw. Atarneo, p. 251); en 341. Hermias ya desafiaha abiertainente a Persia j1 fue suprimiclo pot 10s agentes del rey, sienclo el prirlcipal cargo contra 61 que estaba en correspondencia con Filipo (Denlcistenes, X,1 2 JT C en p. 202 Dinclorf). Otro arnigo bien informaclo er:~ el persa Artabazo, que l~abiagozado cle la hospitalidad. de hilaceclonia hacia 350, a1 huir de Asia clespu4s de st1 revuelta (Diodoro, S V I , 52, 3). Y es posible que enistieran facciones promaced6nicas en algunas ciudades j6nicas hacia finales del decenio cle 340 (cf, la estatua de Filipo en Efeso, Arriano, Anribasis, I, 17).2z Pero, dhasta qud punto habrla sido factible un ataque abierto contra Persia en 3461 Los persas no habian lograclo recupera]: Egipto a finales del decenio de 350 (cf. Diodoro, XVI, 40, 3; 44) y a pl-illcipios del decenio de 340, Fenicia y Chipre se sublevaron tambiCn (Diodoro, XVI, 42, 5). Chipre seguia sublevada en 316 porque en dicho aEo Iscjcrates (V, 103) lzabla cle Iclrieo, ssitrapa cle Caria (hermano de Mausolo, clue habia lnuerto en 353), coin0 rebelde en potencia; sill embargo, sahemos pot Diodoro que Idrieo ayudcj a sofocar la revuelia de Chipre, lo cual haria que las aiirmaciones rle Iscjn-ates acerca de 61 pareciesen necias. Esto delnuestra que el sometilniento de Chipre aGn no habia tenido lugar cualldo Isrjcrates dijo lo que dijo. De manera que Persia estaba muy ocupacla en el afio cle la paz dc Filiicrates. Pero antes de 344 (ago cle la muerte de Idrieo), CIliple ya habia sido recuperada, y Fenicia lo seria poco tienlpo despuCs, dejarldo a Artajetjes en libertad para atacar a Egipto, que, con la ayuda de mercenaries griegos (cf. 206)) conquist6 en 343 (Diodoro, XVI, 51, y para la fecha, vease FGrT-lirf., 69, T I , pirlalo 14). I-Iubo luego algunas operaciones de limpieza en el Asia Meno\.: el 22. CAW, VI, cap. 111 para este pirralo. Ve'ase, sin embargo, R. M. ELrington, en AJAH, V (1981)) pp. 74 ss., quien se muestr? escCptico nnte 10s intentos de a~giiirque Filipo pensaba actuar contra Persia ya en 346. FILIPO 323 asunto de I-Iern~ias,ya me~lcionado.La reducci6n de Chipre, Fenicia, Egipto y Atarneo fue una i~npresionantedernostraci6n de fuerza: si Filipo albergaba designios en relaci6n con las satrapfas occidenlales cle Persia ya en 346, clue, precis0 es reconocerlo, fue us1 a50 rlegro para Artajerjes, no puede demostrnrse yue fueran mas alll del emplea o estimulo de espias, agentes dobles y disidentes, y quiz9 esto fuera el limite de lo que era factible. Pero si cluereinos saber de d6nde sac6 Filipo, y Alejandro despuis de 61, la idea de una guerra religiosa contra Persia, no hace falta que busquemos rnds allA de la Guerra Sagrada griega que termin6 en 346: si 10s focidios eran ladrones de templos, Cacaso 10s persas de 480 no eran incendiarios de templos? La c a m ~eligiosapodia jugarse mis de ~ u l avez. Hay otlro plroblema, rnls inrnediaro, en relaci6n con 10s objetivos de Filipo en 346: Dem6stenes da a entender, rnis de una vez, que existia alin la opini6n de que Filipo realmente mantenia abiertas sus opciones de Grecia, y de que estudiaba la posibiliclad de salvar a F6cide p en su lilgar Ianzarse sobre T'ebns, dividiindola en pueblos y entregando Oropo a Atenas (Demdstenes, XIX, 21, V, 10). Esa afirmaci6n es sorprendente y, aunclue se ha tomado en serio en tiempos rn0dernos,2~debe rechazarse rotundamente: Tesalia odiaba a 10s focidios conlo s61o 10s vecinos griegos podia11 odiar (pa 28) y Grecia generalmente 10s execraba por ladrones de templos, por lo que Filipo habria cometi.do uria locura de haberse arriesgado a enemistarse con sus seguidores tesalios, o a ofender a la opini6n griega, dando un viraje a favor de F6cide. Quiz6 10s agentes de Filipo hiicieron circular lrunlores en este sentido, pero, si asi fue, su prop6sito seria sencillamente enga6ar a Atenas para que no hiciera nada: esto era necesario barque, colno hemos visto, a principios de 346 Atenas seguia estudiando la posibilidad de luchar por F6cide. L)espuks de la paz de Fil6crate.s surgierori problemas con 10s ilixios ( M 5 : Diodoro, XVI, 69, 7 ) , 2 Q u e Filipo resolvi6 con Pxito a,ullclue tuvo que pagar el precio de una herida grave en el r n ~ ~ s l o . E n 144 reorganiz6 Tesalia devolviindole su antiguo sistelxia d e tetmrquias (Den16stenes, IX, 26; cf, p. 106), y en 342 atac6 fi~~almente Tracia: se trata del ajuste de cueiltes coil Querseblei,tes, aplnzado url decenio antes (Diodoro, XVI, '71: cf. Dernbstenes, XII, 10).ilqui la reorganizacicjn tal vez m6s ambiciosa y no se llko llliralldo llacia atrls, como en Tesalia, sino hacia un lado, en cli1ecci6n a Pelsia: en 10s inicios del reinado de Alejandro oirnos hablar de ccun genela1 cle Tracia), (Arriano, Andbasis, 1, 25; Diodoro, SVII, 62, 5 ) JT esio se ha interpretado corno prueba de que Filipo convirti6 ahora Tracia en algo parecido a una satrapia seglin el modelo persa: piueLa intele.. sante, de ser cielrta, de que, efectivamente, Filipo erripezaba a m i ~ a r hacia el este (cf. p. 321). Pero el argu~nelltoseria mis convinceillc: si el oficio cle genera! sobre Tracia fuese atestiguado iilnlc~nenteallLes del final del reinado de Filipo, cosa que no s ~ c e d e . ~ A1 ig~lnlque en 352, las opelaciones en T~ciciahi~.icxc!>que Pllipo se acercase a 10s intereses vitales de Aienas !o sulicie~liecomo pal21 provocar el pinico alli. En la Atenas de la seg~lnclamitac! ;el decenio de 340 el arnbiente era rnuy volitil, y la politica para con Fjlipo, que representaba un peligro pata Atenas, a1 iuenos en poiencia, sc veia complicada por la hostilidad hacia el rey iie clue no representaba peligro alguno (la actividad s n ~ i g ~ i e gde a Pelsia en este siglo se manifiesta en la infiltraci6n de las islas). E n 346-344 Filipo habia hecho pocas cosas de las que Yen16stenes o cualcluier o t ~ ogrlego pudiera quejarse razonablemente (puede yue, entre otras cosas, la herida en el rnuslo se lo impidiese); pero hay prnebas claras de que intervino en el Peloponesoj a favor cle Argos y de 114;~ s e n i acontra la renovadn agresi6ri cle Esparta, y eso iue suficiente para Detil6stenes (VI, 15), cuya p1.eocupaci6n principal, par supuesto, no elfin 10s clelitos tCcnicos de Filipo, sino el crecirniento constante del yode.. rio de Macedonia: a partir de ahora, pese a su indudab!e clefensa de la pa2 original con Filipo firmada en 346, Dern6stetles procura FOller fin a la paz culpando a Filipo de violarla. En 344 Dem6stenes erulpez6 su tarea obligaildo a la Asamblea a rechazar la propuesta cle Filipo en el sentido de que se renovase la paz (VII, 21; XVIII, 136). En 10s aiios siguientes el pro%lema estxiba el? deter~njliarsi Filipo 1ealment.e viol6 la paz o si las <{violaciones)>son simpleillente invenci6n de 1111 Dern6stenes provocador. Lo esencial es Eubea: en la tercera Fil&c)icn, 23. M. Ma~lcle,<(Thestrategy of Philip in 336 BCa, en CQ, XXIV (1974), pp, 253 ss. Contra, acertadarnente, CawkweU, op. cit. (CQ, 1978), en n. 21. 24 Para la fecha, Cawkwell, en CQ, XIII (1963), pp. 126 s. (en S. Perlman, Philip N I I ~Athetrs). 25. G, T. Griffith, Ahzcedonirl, cap. ;'I (Tesalia), p. 538 (Tracia), clue curiosamente no cite a Ar~iano,Aulibasir, I, 23. Cf. talnbi6n Cair~k~vell, Philip, p. 117 y n. 9. ! ! FILIPO fechi~dncn 34 i , Deil16sienes clcnuncia a Filipo por su i~ltro~nisicjil en Bubea (psi1:rs. 57 ss-, y cf. XIX,204, pronunciado en el afio 343); pero la supuesta iniromisi6n cle 343 no se inenciona en otro dscurso casi contelnporfilleo (VTI, pronunciado en 342) y el detaUe de las alegaciones cle 34.1 no :;e oe corroborado por el cliscurso sobre el QuerSO!IE.SO de unos nleses antes (oraci6n VlIi). Seg6n un modo de vcr i ex~remaclo, esto es prueha de IR mendacidad de Den16stenes:~" .i, itl;ilipo no violaba 13 paz: no necesitaba hacerlo), (porqiie, seg6n el argumento, tenia numerosos partidarios, en Eubea y en otras partes). Pero si acepta~nos,cotno probablcrnente deL>emos aceptar, que habia 1imir.e~incluso a lo que un orador ateniense podia decir impunementambi4n te 31 descri1~i.racontecin~ientosde un pasado muy re~iente,2~ debelnos aceptar que Filipo tuvo mucho que ver, y no s61o diplomiticamen~e,con el advenimiento a1 poder de siis amigos de Eubea. Lns campn5as cle Filipo en Tracia le IGcieron avanzar ~ n i sy mds hacia el este, l~astaque a lnediados de 340 atacci Perinto en el Prop6ntide ( D i o d o ~ : ~XTTI, , 74; Fil6coro F 51, para la fecha). Esto a6n clebe consiclerarse una continuaci6n de las operaciones en Tracia mis que uil ar-1.0 de aglesibn coiitra htenas, cuyos lazos con Perinto no erau especinlinente iuertes; aunque Den16stenes, de manera vaga y tendenciosa, clign que, en general, las intenciones de Filipo en este momento eran el cleseo cle rendir por hambre a Atenas cortindole. el abastcciiniento de trjgo (XVIIJ, 87).28El sitio de Perinto fue un r a caso, a pesnr de todos 10s esfuerzos de la tecnologia inilitar d e Filipo, en parte porque el rey cle Persia inand6 ayuda a la ciudad por mediacirin de 10s sdtrapas de la costa occidental de A~latolia: esto es interesante po1:que represents el primer choque abierto entre Filipo y Pe~.sia.Cunnclo Filipo desvi6 la atencicjn llacia Bizancio, el suministro de grano cle htcnas se vio verdaderamente amenazado, por 10 clue 10s atcnienses envia~:on apuda (Diodoro, XVI, 77; Plutarco, Foc., XTV).Eso signiiic6 por fin la guerra. Filjpo tom6 la injciativa apoderi~ldose de 230 barcos de trigo reuniclos cerca de la entrarla del B6sforo (I:il6coro F 54, 162): Demcistenes tergivicrsa o1.m oez el orden de 10s hechos preselltando lo onirri- 1 26. Ca~l.:wcll, en CQ (1963); cf. Philip, pp. 127, 132. 27. Grjffitl~,Afncedotrirr, 11, p. 502 y n. 3,pp. 544 ss. 38" J. R. FFllis, Philip II nrrd hlaccdonian itfiperiali.rmr, 1976, p. 125; Cnmkwell, Phjlip, pp. 117, 186, y en CR (1979), pp. 214 ss. en p. 216 (reseiia dc TI. Wankel, erl. del De corotra de Dem6stenes). T;2j do colno la provocacitin final que empuj6 a Atenas a la guerla (XV111, 73, 139), pero las fechas lo desnlienten: la captura cle los ba1:cos rnercantes fue la consecuencia y no la causa rle la reanudacidn cl,e IRS I~ostilidades.~~ Pero a1 cabo d e pocos nleses Filipo levant6 el sitio y en 339 sc dirigi6 hacia el sur y se encontraba en Elatea, en Fbcide, antes de qLle terlninase el afio (Dem6stenes, X V I I I , 169). Siguiri un interval0 dc diplo~naciaineficaz durar~teel cual Filipo intent6 atrnerse a 10s tebanos a su bando. Fue intitil: Demcistenes (op. c i ~ . gestiouc5 ) una alianza cle 6ltima hora con 10s antiguos enemigos, 10s tebanos, y esto, pese a la ausencia de Esparta, que se mantuvo a distancia, dio a 10s hoplitas griegos algo parecido a la paridad num4rica con la falange rnaced6nica alineada contra ellos en la decisiva Latalla d e Queronea, lilxada en agosto de 338. Esta batalla fue ganacla mediante u n simulacro de retirada (Polieno, IV, 2, 2 ) por parte cle Filipo, que reagrupci sus fuerzas y tlerrotd a 10s antenienses, que le I~abianperseguido hasta delnasiado lejos; la cr6nica d e Diodoro aiixle que el hijo cle Filipo, Alejandro, conclnjo la caballeria tni,ced onica ' a la victorin, es de suponer que por la izquierda (XV'E, 86). L,a otra ilnica certeza sobre la batalla es que Filipo no persiguib hasta lejns, si es que las persigui6, a Ias derrotadas fuerzas griegas. Filipo deseaha la cooperaci6n de 10s griegos y Queronea fue u n meclio cle alcanzar tal objetivo. Por lo general, Filipo, en su ajuste politico de Grecia?' no impuso regimenes pr01naced6nicos; una excepci6n es Tebas, ql1e fue guarnecida y obligada a recibir a sus exiliados polfticos, es clccir, se davolvi6 el poder a 10s partisanos macedcinicos (J~~ustino, I X , 4). Pero, en general, Filipo no intervino decididamente en las ciudades: no hacia falta, ya que la victoria ~ L I S Oen el poder a < { s u shombres ~ de fol-ma natural. E n Atenas, por ejemplo, hay pruebas de uila reacci611 dewchista en una inscripci6n (SEG XIT, 87), hallad3 a principios del decenio de 1950 y fechada en 336, que advierte a 10s <(tiranoso en potencia que no traten de atacar a Is democracia. Que fuera necesario este decreto (es decir, que la subversi6n d e la demoa:acia fuera u n peligro en el clima posterior a Queronea), que 10s coilstitucionalis29. Cawkwell, Philip, p. 138, y en CR, cir. en nota anterior. 30. N. G. L. Han~mond,Sttidies irr Greek history, Oxford, 1973, pp. 34 ss. 31. C. Roeb~~ck, xThe settlements of Philip I1 ~ v i t hthe Greelc states in 338 BCP, eri CP, XLIIT (1948)) pp. 73 ss., reimpreso en S. Petlman, Philip q1rd A/berrs,': 326 EL MUNDO GRIEGO ras hicielan su advertencia a luienquiera que peiisase crear problemas cie este tipo, y que Iuego se derribase la piedra (como demuestran 10s datos a1queol6gicos, en un plaw muy corto), todo ello es prueba de una vigorosa lucha politica. Incluso en Esparta se abstuvo Filipo de delogar la constiiuci6n, auuque invadid teriitorio espartmo (Pausaiiias, 111, 24, 6). Isilo d e Epidauro, poeta ligeramente posterior, diria clue Filipo entl6 en Esparta con el fin de ccprivarln de su honor leal)> (IG IV2 1, 128): esto no re r e i r e a nhiguna propuesta rle alolicicin de la antigua ~ealezadual, sin0 que es una forma Rorida de decil que elosionh toliavia mds la posici6n dominaxte de Esparta en el Peloponeso; lo hizo concediendo la Denteliatis, una zona fronteliza, a Mesenia (TBcito, Annles, IV, 43). Estas alte~acionester~itorialeseran una forma de lograr el equiliblio que, a1 parecer, Luscaba Filipo: asi, poi ejemplo, Esparia qiiedalia aislada en el I-'eloponeso meridional. Era11 tambiin una forrna plQctica de rastigo: asl, Tebas perdi6 Oropo, que estaba en su poder clesde 366 (v6ase p. 289); pelo, aunque Filipo an~enazcicon restaurar O~cbnicno,Tespias y Platea, lo cual habria debilitado a Tebas toclavia nlAs (Pausanias, I, 9, 8), es evidcnte que no lo hizo (Arriano, A~rhbnsis,I, 7, 11, que nuestla que no habian sido cestauradas en iien~posde Alejandro). Sin embargo, Pilipo n o dividi6 las grandes ~ e d e r a c i o ~ ~aui~que es, Atenas peldih la mayor parte de su liga naval (conservaba, no obstaute, las clerucluias que a6rl existian, entre ellas Samos): hasta la confederaci6n beocia pernianeci6 ii1t:lcta (hay beotalcas fedelr~lesen Aniano, Ancibasis, I, 7, 11) y lo mis~nohicieron 121s ligas eulea:' arcadia y aquea (Hipias, Denz6stenes, 18). La excepci6n iue la1 vez Ia liga etolia, pues es plobable que fuela suprimida dulante un i i e ~ n p o ,quiz6 ~ ~ con10 castigo por haberles arrebatado Maul-'acto a 10s aclueos: si asi fue, es un raro ejemplo de esta clase cle liato 1101 parte de Filipo, a quien en general le iilteresaba potenciala las federaciones colllo contlapeso de las polei~t~adicionales. Glan palte de esto fue negativo y prcpalatorio: la instituci6n ~-'ositivafue la liga de Corinto, f~~lidada en 337. Tenernos la piedra (Tod 177 = WV 74; A. J. Heisserer, Alexatzder the Grent and the Gieekr, 1980, capitulo I) que registla Ins condiciones de la paz gene12. CawIcwell, en Phoeirix (1978), pp" 42 s. 33. A. B. Bosworth, ctEarIy relations betveen Aitolia and Macedynx, en AJ.MI, I (1.976), pp. 164 ss. FILIPO 327 ral entre 10s griegos y Filipo, con 10s ju~:amentos cle 10s participantes y uria lista de 10s estados miembros con u~losniuneros mis~eriosos junto a 10s nornlres. Estos niuneros se han interpretado como prue'oa de que las votaciones en la nueva liga estabalx organizadas de ac~~.le~.C:o con un principio proportional, pero las analogias que se sugir.lee -Beocia, el Consejo de 10s Anfictiones en Delfos-. no son convincenres, pues son organizaciones mucho rrlris colllpacias que la nueva liga, cuya estensicjn geogr6Gca era ellorme; y la opini6n ~nejor es clue los ndineros indiean el contiilgente militm que cnda es~aclodelia proporcionar. Por lo demis, la piedla, que se encuentra en dos hagmeritos pequeiios en el Museo EpigriEco de Atenas, ambos lnuv diiiciles de leer, puede restaurat:se con la ayuda de Demcistenes XVII, Sobre el trntado cort Alejand~o,disculso de 331/330 que se ocupn de las supuestas infracciones del txatado corrleticlas por Macedonia. (Este procedimiento de lestauraci6n esti justiiicado en vista de vaxias correspondetlcias estrechas, pot ejemplo, Tod 177, liriea 11 = Dem6stenes, XVII, 10, pelo hay que rec.o!locc~.clue 10s texios cle la insccipci6n que suelen Iinprilnirse son optimistas.) La Iiga garantizaba ltis constii-uciolles aiistectcs; esta p~ohibicidn de canlbios politicos, por supuesto, in~eresaba a Macedonia, dado que, como ya hernos sehalado, despuCs cle Quexonea, incluso sin la i1:tervenci0n directs! de Filipo, regimenes promaceclcinicos habian subido a1 poder. Dem6stenes ( S V I I , 10) habla dc i<libtrtad y mtonomia), --consignas que recuerdan la antigua carte de la Seguncla Confederacidn Ateniense 11que, evirlentemente, ha11 sido copiaclss de ella-, pero esos tirminos son Rexibles y en la nuevn ec!ici6n del diccionario politico su defiaicicin no parece escluii: la colocacicin cle gualniciones maced6nicas en la G~eciapropiarnente clicha, en Tebas (arri.. ba), Ambracia, y en 1as <(esposas de Grecia)}, Calcis y Corinto (De-. m6stenes, m 1 1 , 3; Polibio, XXXVII, 3; Pltltarco, Arnto, SXIII). La soJucibn alternativa consiste en ver estas g~iatnicionesconlo una i(foerza pacificadora>>? i?la~-itenidaen bien de la scgu:idaci get~eral (cf. Dern6ste~.es,XVIT, 15),pero puede cjue este punto cle visla conceda deinasiado a la Lenevolencia maced6nica. Finelmente, el cnrdccer realnlente antidernocsitico de la resolucicin queda claro en Dern6stenes, IYVII, 15, que prohibe ((la cancelacicin cSe deudas y la ~.ec!js- " 34. Cawlcwell, Pl~ilip,cap. X1. 35, Cawlc-\~)eIl, ibid., p. 172, tiil:iicitin de 1:ic;i-a>>.Auliclue habia lsna proI~ibici6nparecida ell el jr.~;.:>incn~o cjiir sc plestaba cn IR Atenas democt.iticn, a1 restaurarse la rlr.mi!ci"ncia e c LiO4 (Rndrjci.cIes, T, 88), esas palabras son una abre.:iz~ui:a c - ~ i i ~ e i ~ c i o ~rlel : a l rlesco~.~:,?ntorndical (cf. P I R ~ ~ IRcptlbli-I, -., cti: 706, subi:e cl programn del dc~nagogocn su transici61-1 a .tiran0 i : ~ j . x T n) ~y acjtii la ~?rohibici6ntiene connotaciones poco democrdrlcLt5. 1 : _ . ~ s ilisiorii~tioresi?~ocle~:r~os hail puesto c11 duda, de forlza itra~r:jl:liL?1>~, que Iiubicr~LIIIR aliai~aaaclel-I:;is cle una paz. 'Es ciei-to r411e la pjcdi.~:clue cs 1-i1ilj' fragmeiltaria, no mcncjoua la palabra ctalin!lza>>; j-!ejo 1,:s p ~ u e l ~literarins :~s (Ari-iano, A/icil?a.ris,111, 24, 5 , y Plut?.rco, .?oc~ii.':,,YVr, pasaje olvidado) clan a entender que si. la hubo. Lo que cs m6.s iinj;oj:~a.ilte: ;:odes 10s precede~ltes--tales cotno, por ejelnplo, :I ~ T : ) Z cic l?il6cratcs-- sugieren que la alianzx habria sjdo la espectatii;:~~ C I I C C es ~ J seguro ; que a estas alturas Filipo deseaba uila gnerra clc !os ~ c i e g o scoiltr a Persia (cf. Dioclol:~,S V I , 89, 3; Justino, IX, 4), Y q i i q ~ r a n t oseria elenido <<generalcan plenos poderes), (Diadoro, lor (-it.) 11iodoi:o procecle a clescrilir (cap. 91) las primerns operac i ~ i ~ iIc i : ~la gucrra: Atnla 7 Panilenj6.11, el :general 1n~ced6nicode i;.,:.:~:c)ic:.~:/xriencia,pel2etraron en Asia con uila avanzada. Tal colno ciice cl nrBculo de DelCos, <<lacor011a habia siclo puesta a I n victin~a de! saci-ificio, jT el sacrificaclo~:estaha cel-ca!. (;bid.). Pero tste result6 st.: ci :ipo de or6culo cle dos filos clue i-nnto ~ m a b a n10s griegos (r que I I J i ~ cjiic i ~c\csc;~rtar ~ necesaxiali~enteclcbiclo a ello): 3"a ccvictirna)> d c 336 no fuc el imperio persa, sit-io el propio Filipo, clue fue lnl~erto :: p1.13alndnsei1 el momento cle su l-~layorg!oria, despuCs de p a ~ t i c i l ~ a ~ 2:: ,!i::\ I I ~ C , C C S ~ ~en I - I I n qne 61 inisluo habia estaclo 1:epreseutado corno .,!!, .,. ,r;ieriixotsrccr djos del Oiin-ipo (Diodoro, 92, 5 ) ; esto constituy6 ::na c1e:;viaci6!1 asoinbrosa de 70 clue griegos o rnacedonios consicle~:ih;:ncoma aceptable desde el punto cle vista religiose. El asesino, ! 7 n ~ i : : ~ ! ? i : 1 ~c,n , (que nosotlos podanlos vei) no uil ageniie poli[jco, ni ~.i::l,:din clc: In picdarl ult:l:aj:!da; cta nn !-isicril?nta homoseriual coi> i i i ~ant.jni~oag~:avio.i7Lo ocurrido 1,utiera ~ o d i d osuceder en cual- 1. Fontcnrosc, The Dclphic ot.ccie, Califonlia, 1975, p. 337, coloca o i . 5 ~ ~ 1cn 0 In caicgo~iatie c;no nurtntico),; caracteristico de esc libro cs~Cpiico. j/ Soblc in muel-1.c dc Fiiipo, v6~!;e G~iiii~h, Macedor~in, cap. XX'; ., quiet momento de 10s veinte afios anteriores, tal como Demdsteucs habia cornentado afios antes (p. 319) a1 instar a qiie se mantuvicra la p r e s i h sobre Filipo. Pero ahora Alejandro era l o hastante mayor (tenia veinte aiios) y capacitado como para asumir la succsidn sin problemas, y era clemasiado talde para que la pnsiijn gxiega sirviesc para algo. 56 r. q ,.<. .i, 7.; Bosnro~th,c<JJ1~ilipIS and Uppci h/iacedonian, en CQ,X X I (1971), pp. yj ss ; p. C I U I I ~A, r r i a i ~ ,I, Lpeb, 1976, pp. LVII ss.; N,G. I,. Hammond, en -c;xns~ (1978), PP. 331 ss. (contra P.Parsons, <The burial of Philip TI),, en AJAH?IV (19791, pp. 97 ss, , I