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Saludos a todas y todos los presentes. Mi nombre es (Nombre) y pertenezco al Movimiento
Nacionalista Revolucionario de Puerto Rico. A nombre de mi organización agradezco a los
coordinadores de este evento por esta oportunidad.
Los procesos coloniales y neo-coloniales tienen semejanzas y diferencias que debemos conocer para
así poder combatirlos y liberarnos de ellos. Primeramente deseo señalar que el orden de las acciones
imperialistas en cada tipo de colonialismo es distinto. El coloniaje clásico comienza por el
expansionismo mediante la invasión militar y con esto el imperio adviene al dominio político del país
invadido. Después de obtenido y reforzado ese dominio político el imperio pasa a la dominación y
explotación económica. El dominio social tiende a ser la última fase, si así es que lo desea el imperio,
en el proceso de coloniaje total de una nación. Hay ocasiones en que los imperios han optado,
después de invadir militarmente un país, por controlar dicho país por medios neo-coloniales porque le
es más conveniente. Ejemplo de ello fue la enmienda Platt impuesta por los Estados Unidos a la
Constitución de la República de Cuba al reconocerle la independencia a medias en 1902. En otros
casos el imperio estadounidense a optado por el financiamiento de en las oligarquías y los golpes de
estado para ejercer el dominio hegemónico, y por consiguiente de la economía y la política, de
muchas de nuestras naciones. Hoy día esa es la práctica más usada en Nuestra América por parte de
los Estados Unidos.
Por esto debemos reconocer que la descolonización de los países nuestroamericanos es un proceso
distinto y particular en cada nación y no se puede usar una fórmula única. Así pues es de gran
importancia que establezcamos canales eficientes de comunicación para compartir los éxitos o
fracasos de las distintas estrategias que pongamos en práctica en nuestros países. Con esa
información podremos ir desarrollando más y mejores estrategias para lograr descolonizarnos.
La descolonización de nuestros países, ya repúblicas bajo el método neo colonial o colonias clásicas
como Puerto Rico, deberá ser una desintoxicación total de las influencias estadounidenses o de
cualquier otra potencia. La más mínima relación económica y diplomática con los Estados Unidos
condenará a nuestras naciones a la continuación del control hegemónico desde ese imperio. Nuestros
países, en especial aquellos que tienen cierto nivel de control de su manufactura y de sus materias
primas, deberían enfocarse en desarrollar el uso de sus materias primas en la confección de productos
terminados para consumo local y para exportar entre nosotros, limitando al máximo o eliminando
totalmente las exportaciones de materia prima. Mientras las economías de nuestros países dependan
de la exportación de materias primas hacia el norte y de la importación de productos terminados
desde el norte el coloniaje económico-político por parte del imperio estadounidense no cesará de
existir. Tomar el control de nuestras economías es imperante pero también es imperante que nuestras
economías se alejen del capitalismo, la explotación humana y de la explotación descontrolada de los
recursos naturales. Es importante que comencemos a establecer economías basadas en el re-uso y
reciclaje de materias primas previamente procesadas, el desarrollo de nuevas tecnologías industriales
que reduzcan o eliminen la huella de contaminación ambiental y reducir la dependencia de fuentes de
energía no renovable.
Los países que han alcanzado la soberanía pueden ejercer el poder de cerrarle las puertas a los EEUU
mediante lo económico. Ejemplo reciente es el proyecto de ley presentado por un legislador
mexicano para detener la importación de maíz estadounidense a los mercados mexicanos. Claro está!
Estas acciones provocarán una reacción militar de parte del imperio. Para confrontar esas posibles
acciones, los países de Nuestra América que poseen fuerzas militares propias deberían hacer un
tratado de defensa común. Países como Puerto Rico, que no poseen la más mínima soberanía y por lo
tanto no poseemos ejércitos debemos, en el caso de hacerse realidad ese tratado, debemos hacernos
voluntarios en una o más de las fuerzas militares dentro del tratado. Así juntos lucharemos por la
defensa de la soberanía de los países dentro del tratado y abonar a la lucha por la independencia de
los países todavía subyugados por el coloniaje.
Por otra parte los países que no hemos conseguido recobrar nuestra soberanía también tenemos la
posibilidad de afectar la economía estadounidense, desde las bases populares, boicoteando los
productos estadounidenses, los comercios y bancos de ese país establecidos en nuestras naciones.
Otras posibles acciones son los intercambios económicos que no envuelvan moneda estadounidense
(trueque, creación de moneda regional, intercambio de bienes materiales por servicio, etc.), reforzar
el consumo de productos locales particularmente productos agrícolas, productos manufacturados y
los servicios de reparación para reducir el consumismo de productos nuevos de importación.
Sin embargo hay que reconocer que los procesos de descolonización de los países colonizados como
Puerto Rico tienen unas dificultades particulares. En Puerto Rico el imperio estadounidense ha
ensayado diversos métodos y estrategias para mantener su poder sobre esta isla caribeña. Además del
dominio absoluto de las instituciones políticas, el manejo de la economía, las aduanas, las
comunicaciones, el espacio aéreo, el control marítimo y el control de las tierras, entre muchos otros
asuntos; el imperio ha logrado crear en los nacionales el efecto del Síndrome de Estocolmo. Mediante
el uso de la violencia en unos momentos y la beneficencia en otros, un gran sector de los y las
boricuas se han convencido que sin el imperio no podrán sobrevivir o que el imperio les ama y les
protege.
La realidad es que el imperio ha creado las condiciones perfectas para afectar la demografía de Puerto
Rico y de manera científica han logrado desplazar y sustituir nuestra población mediante la violencia
indirecta. En momentos distintos han impuesto condiciones económicas de extrema dificultad las
cuales obligan a grandes migraciones, tanto internas como hacia el exterior. Simultáneamente le han
facilitado a las y los boricuas el acceso a los Estados Unidos mediante la imposición de la ciudadanía
estadounidense en 1917. Al presente los medios de comunicación publican las estadísticas de
puertorriqueños que emigran hacia el norte pero no comentan la cantidad de ciudadanos
estadounidenses extranjeros que se establecen, compran propiedades y se benefician de leyes de
exención contributiva exclusivas para extranjeros con gran capital. En este momento hay una empresa
estadounidense mercadeando propiedades exclusivamente entre miembros de las fuerzas armadas y
las agencias federales.
Mientras tanto en la Isla se hace un reclutamiento masivo de médicos y profesionales de la salud,
maestros y maestras, ingenieros y profesionales de la tecnología recién graduados, entre muchos
otros, para que se establezcan en los Estados Unidos. Simultáneamente en la esfera local, el gobierno
colonial se encarga de que no existan plazas de trabajo, que las condiciones laborales sean
insoportables, que la vida se encarezca y que se pierdan empleos en áreas como la educación, la salud,
la manufactura, la agricultura y otros pero estimulando el área de servicios, los cuales no exigen alto
nivel de educación, siendo estos empleos de bajos ingresos y sin beneficios marginales. Las otras
opciones que tienen los y las puertorriqueñas son el empleo por contrato, sin seguridad de empleo y
sin derecho al retiro o reclutarse en las fuerzas armadas de los EEUU.
Las economías de supervivencia y subterráneas son las únicas opciones para esquivar las altas
contribuciones que se le imponen a los nacionales mientras las empresas e individuos extranjeros
gozan de grandes exenciones. Los y las trabajadoras diestras o profesionales tienen que expatriarse
para buscar empleo donde sea y el que sea. Asimismo se criminaliza la lucha ambiental, la lucha
estudiantil, la lucha obrera. Nos han impuesto una nueva Junta, primero la Junta Militar de 1898 y
ahora la Junta de Control Fiscal. Una Junta civil que establece política pública en detrimento del
bienestar de todos los sectores de la sociedad excepto al sector capitalista-financiero, al cual sirve, y a
los administradores coloniales, quienes gozan de todas las protecciones contra los efectos de la Junta
por ser estos sus lacayos. El estudiantado se ve en la obligación de pensarse, desde que inicia sus
estudios universitarios, tomando un avión hacia los EEUU en miras a tener un futuro en su área de
preparación. La juventud que no opta por la educación superior se ve obligado a aceptar empleos
temporeros o con ingresos de pobreza. Lo próximo que les queda es registrarse en los sistemas de
beneficencia que subvenciona el imperio y ser dependiente. Y es que en la colonia no se vive; se
sobrevive.
Todo este plan para sustituir población y reducir la presencia de nacionales en suelo boricua fue
señalado por Juan Antonio Corretjer durante la década de los 80. En esa denuncia se hizo público el
Plan 2020 en el cual además de promover el auto exilio de las y los puertorriqueños se incluye la
explotación minera. Actualmente, la Junta de Control Fiscal impuesta por el Congreso estadounidense
tiene el poder de vender las tierras del gobierno, ya sean protegidas o no, a cualquier empresa
interesada, con tal de pagar la deuda odiosa que tiene a cuestas el gobierno colonial.
Simultáneamente, desde hace unos 10 años en las oficina del gobierno colonial para el registro de
empresas y corporaciones se han estado registrando empresas mineras estadounidenses. Se hacen
estudios de suelo y los científicos son protegidos y escoltados por agentes de seguridad privada con
armas largas. Esto se ha denunciado y ha caído en oídos sordos o ha sido tema de burla.
Por otra aparte las y los boricuas víctimas del coloniaje llaman desleales a quienes luchamos por la
independencia. Se nos cuestiona el porqué no hemos renunciado a la ciudadanía estadounidense si
tanto despreciamos a los EEUU. La realidad es que la ciudadanía estadounidense es una pesada
cadena de la cual no podemos prescindir porque el imperio no lo permite. Esto fue probado por 68
patriotas que presentaron sus respectivas renuncias las cuales fueron rechazadas por el
Departamento de Estado de los EEUU. El caso más conocido fue el Juan Mari Bras por éste haber sido
un líder independentista reconocido. Es imposible renunciar a dicha ciudadanía porque los
puertorriqueños no tenemos ciudadanía propia y si los EEUU aceptara dichas renuncias tendría un
número incierto de indocumentados a los cuales no puede repatriar a ninguna parte. Pero más
problemático aún sería reconocer que hay boricuas indocumentados en su propia tierra y eso también
sería reconocimiento de que Puerto Rico es una colonia de ellos.
Este año se cumplió el centenario de la imposición de esa cadena llamada ciudadanía estadounidense.
Esa misma ciudadanía se nos impone y se nos exige para cualquier procedimiento político, legal,
electoral y hasta para trabajar, recibir servicios gubernamentales y hacer gestiones bancarias. Esa
misma ciudadanía le permite a cualquier extranjero que la posea los mismos derechos políticos que a
los puertorriqueños. Esto implica que tanto los procesos electorales como las consultas de estatus
político están cargadas a favor de la continuación del coloniaje, a favor del imperio.
La descolonización no es un asunto individual es un asunto colectivo de todos nuestros países. Para
ello necesitamos unidad hacia ese propósito y no dejarnos seducir nuevamente con cantos de sirena
desde el norte sobre buenos socios ni buenos vecinos.