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El Sector
Electrónico en
Argentina
Julio de
2013
En esta primera entrega se analiza la experiencia internacional y
el rol creciente de la electrónica TIC en la actividad económicoproductiva mundial, con especial énfasis en los casos de Brasil y
México.
Hacia el
Diseño de un
Programa de
Desarrollo
Sectorial
RAUL OCHOA Y RICARDO ROZEMBERG
Primer Informe
Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas
(CADIEEL)
El Sector Electrónico en Argentina:
Hacia el Diseño de un Programa de Desarrollo Sectorial
Índice Preliminar
1. Introducción
2. La industria electrónica a nivel mundial
2.1. La importancia del sector electrónico en la economía global
2.2. Los casos de México, Brasil e Israel: una experiencia útil para Argentina
3. El sector electrónico en Argentina
3.1. Breve reseña histórica: Un sector con trayectoria en la Argentina
Apartado: La industria electrónica en Tierra del Fuego
3.2. Evolución reciente: La electrónica en el contexto económico post-Convertibilidad
3.3. Dinámica empresarial y del empleo
3.4. Comercio exterior: oportunidades y desafíos para la actividad.
4. Hacia una estrategia nacional de desarrollo de la industria electrónica
4.1. Un sector con potencial para crecer
4.2. Principales lineamientos de un Programa Nacional de Desarrollo Sectorial (PNDS)
4.3. Análisis del costo-beneficio fiscal del PNDS
5. Bibliografía
2
1. Introducción
Se suele definir a la industria electrónica como aquella que abarca a actividades de investigación
aplicada, desarrollo, diseño y producción de componentes, dispositivos, interfaces y equipos
electrónicos, utilizados para el manejo de información, ya sean sonidos, datos o video.
Esta industria puede ser divida en dos grandes segmentos: la electrónica industrial y la
electrónica de consumo. Esta última comprende la fabricación de receptores de señales
televisivas, de señales de radio amplitud modulada (AM) y frecuencia modulada (FM), equipos
para reproducción y/o grabación de audio y/o imagen, portátiles o no, con o sin receptores de
señales de radiodifusión incorporados, cámaras fotográficas digitales, dispositivos para juegos,
incluidos los de azar, calculadoras electrónicas, entre otros.
Por su parte, la electrónica industrial es la base de la automatización y control de procesos de
producción. Facilita la optimización de los recursos, y en consecuencia influye fuertemente en
la productividad de toda la economía. Generalmente, los equipos electrónicos cuentan con
componentes que son montados sobre circuitos impresos que a su vez son incluidos en
gabinetes plásticos o metálicos, y vinculados con el exterior mediante otras piezas, como
pantallas, antenas, teclados, etc.
La electrónica industria está compuesta por diferentes subsegmentos en función de cuál sea su
aplicación:
 Automotriz: control del motor, transmisión, ABS, sistema de frenos, airbargs, alerta de
presión de neumáticos, alarma, sistema de navegación, etc.
 Instrumentos médicos, de control y precisión, automatización y aparatos de
iluminación
 Procesamiento de datos y máquina de oficinas
 Telecomunicaciones: teléfonos móviles, terminales, infraestructura y redes.
 Aeroespacial, defensa y seguridad: sistemas satelitales, instrumentos de navegación,
comunicaciones y sistemas de integrados de aviación; sistemas de comunicación
relacionados a la defensa y al gobierno; seguridad de bases de datos, identificación y
autenticación electrónicas; seguridad de la aviación incluyendo aeropuertos (personas y
bienes/carga), seguridad del transporte público, otras infraestructuras, incluida la energía,
cadena de suministro y la seguridad de contenedores, alimentos, agua, infraestructuras
agrícolas, la banca y las finanzas, etc.
A lo largo de las últimas décadas, la electrónica industrial ha ido ocupando un espacio cada vez
más destacado en la economía mundial, tanto en lo referido a los volúmenes de producción y
empleo, como a su capacidad para atraer inversiones.
La expansión de la producción electrónica a escala mundial ha sido acompañada por
importantes cambios en la organización de esta industria, principalmente a partir del desarrollo
de sistemas de producción globalmente integrados. En este sentido, las empresas
transnacionales más importantes del sector definen dónde establecer sus operaciones en base a
los costos de producción, las habilidades y/o recursos disponibles, y el ambiente de negocios de
los diferentes países y regiones, entre otras cuestiones.
Representa un sector estratégico de las economías desarrolladas, que está directamente
relacionado con la participación de los productos electrónicos en otras industrias, como la
automotriz, las petroleras, los equipamientos médicos, etc. Al mismo tiempo, la industria
electrónica genera externalidades positivas en el resto de los sectores productores de bienes y
servicios, a través de los incrementos continuos de la productividad.
3
En el mundo encuentra sus máximos exponentes en Alemania, Estados Unidos y Japón. Por su
parte, China, dada su abundancia relativa del factor trabajo, aún sin altos niveles de calificación,
presenta ventajas en la fabricación de productos en los cuales se pueden aprovechar las
economías de escala, como los microcomponentes (UIA, 2008).
Asimismo, esta industria viene desempeñando un rol importante en el crecimiento y desarrollo
de las economías emergentes más dinámicas, especialmente asiáticas, a la vez que en América
Latina también ha ido expandiéndose a pasos acelerados en países como México, Brasil y –un
paso más atrás- Argentina.
En el caso puntual de Latinoamérica, y dadas las economías de escala con que opera el sector,
los principales beneficiados por la ola de inversiones globales orientadas a la instalación y
desarrollo de firmas productoras han sido México (aprovechando su cercanía geográfica con
Estados Unidos, uno de los principales centros de consumo mundial) y Brasil (a partir de su
voluminoso mercado interno). Asimismo, lentamente, en ambos países las firmas más grandes
han ido desarrollando algunos proveedores locales, han empezado a invertir en investigación y
desarrollo, y a ampliar el espectro de sus negocios hacia los servicios, con el fin de conformar
un entramado productivo cada vez más complejo, orientado a la generación de valor agregado.
De todos modos, estas experiencias no están ajenas, como se verá más adelante, de múltiples
dificultades y desafíos.
Inicialmente, las empresas tendieron a instalarse en las zonas francas de ambos países,
aprovechando las ventajas impositivas que éstas representaban para una industria intensiva en el
uso de insumos importados. Sin embargo, con el correr de los años, la producción fue
extendiéndose a distintos puntos del territorio, fundamentalmente cerca de los mayores centros
de consumo urbano, en torno a los cuales están instalados los principales polos industriales y las
más prestigiosas universidades. En ambos países (pero especialmente en Brasil), tal vez el
mayor desafío para el sector siga siendo la elevada dependencia de los insumos importados,
provenientes en su mayoría de los países industrializados y de las economías asiáticas.
En Argentina, los comienzos de la industria electrónica se remontan a finales de la década de
1920 pero su verdadero desarrollo fue a mediados del siglo pasado, al calor del modelo de
crecimiento basado en la sustitución de importaciones. A esa etapa de inicial expansión le
siguió, sin embargo, otra de estancamiento y caída, la cual se extendió desde mediados de los
años ´80s hasta el final de la Convertibilidad, en un contexto de apertura económica y
apreciación cambiaria. En este sentido, no fue hasta el año 2003, luego de la devaluación y el
cambio de régimen económico, que el sector electrónico volvió a registrar un incremento en sus
niveles productivos, ganando escala.
Actualmente, la industria cuenta con un importante número de empresas de capital nacional y
extranjero distribuidas en diferentes puntos del país, fundamentalmente en Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Aún así, la actividad se
encuentra todavía en uno de sus primeros estadios de desarrollo, concentrándose
fundamentalmente en el ensamble de partes y piezas de origen importado, con un escaso
desarrollo de proveedores locales.
En este marco, el presente trabajo tiene como objetivo analizar las distintas oportunidades y
desafíos que presenta el sector de electrónica industrial en Argentina. Consideramos que para su
desarrollo es fundamental aprovechar la cercanía a los grandes centros urbanos, industriales y
educativos, de manera de poder ganar en especialización, escala, densidad y sinergias públicoprivadas, que permitan ir generando cada vez mayor valor agregado, y reduciendo gradualmente
la dependencia de insumos importados.
Con esta idea en mente, el trabajo está dividido en tres grandes bloques. El primero, comienza
con una breve descripción del sector electrónico a nivel mundial, incluyendo los modelos
mediante los cuales la actividad se desarrolló en México y Brasil, los dos principales fabricantes
de productos de electrónica de Latinoamérica.
4
El segundo bloque está destinado a brindar una caracterización del sector de la electrónica
industrial en Argentina, con el foco puesto en lo ocurrido en la última década. En esta segunda
sección, se presenta información y análisis de la evolución reciente de los niveles de producción
local, cantidad de empresas, empleo, distribución geográfica de las firmas y comercio exterior,
junto con otros datos relevantes para el sector. Finalmente, en el tercer (y último) bloque del
trabajo, se realiza un punteo de los aspectos salientes que, a nuestro juicio, debería incluir una
estrategia nacional de desarrollo de la industria electrónica en Argentina, considerando los
principales desafíos y oportunidades que se le presentan al sector, de manera de comenzar a
complejizar la producción local e ir dejando gradualmente en el tiempo ensamblaje de partes y
piezas importadas.
2. La industria electrónica a nivel mundial
2. 1. Evolución reciente: producción y comercio mundial
Como se mencionó, la electrónica es sin lugar a dudas, una de las industrias tecnológicas más
dinámicas de las últimas décadas, contribuyendo fuertemente al aumento de la productividad de
la economía mundial, al hacer posibles mejoras en infinidad de actividades, en particular en las
denominadas “tecnologías de la información y de las telecomunicaciones” (TICs).
Según datos de la consultora Decision Etudes Conseil (DEC), en 2012 la producción mundial
del sector de electrónica industrial alcanzó los 1.500 billones de dólares1. De ese valor, el 70%
correspondió a los rubros de máquinas de oficina (hardware), telecomunicaciones e
instrumentos médicos, de control y precisión.
Gráfico 1: Producción mundial del sector de electrónica industrial. Año 2012. En porcentaje
Aeroespacial,
defensa y
seguridad
10%
Automotriz
11%
Inst. médicos,
de control y
precisión y
aparatos de
iluminación
22%
Telecomunicaciones
29%
Máquinas de
oficina
28%
Fuente: Elaboración propia en base a Decision Etudes Conseil (DEC).
Entre los distintos productos que componen a la industria electrónica industrial, el de mayor
participación en términos del valor de la producción en 2012 fue el de telecomunicaciones
(29%), seguido de cerca por el de procesamientos de datos y máquinas de oficinas (28%). En
1
Un billón equivale a 1012, es decir, un millón de millones.
5
tercer lugar se ubicó el rubro de instrumentos médicos, de control y precisión y aparatos de
iluminación (22%).
Entre los años 2004 y 2012, las máquinas de oficina fueron las que presentaron un mayor ritmo
de crecimiento anual en relación al promedio de esta industria (14,8% vs. 8,9%). Por su parte, el
segmento de telecomunicaciones si bien se ubicó por encima de la media (10,4%), estuvo
debajo del desempeño evidenciado por las máquinas de oficina.
Por otro lado, en el período 2004-2012, las exportaciones del sector crecieron un 6,1% anual,
superando el último año los 1.900 billones de dólares2. Alrededor del 70% del comercio fue
explicado por los componentes electrónicos y de telefonía y las máquinas de oficina
(hardware).
Los sectores que presentaron un mejor desempeño en el lapso considerado fueron los
instrumentos médicos, de control y precisión y los componentes electrónicos y de telefonía,
creciendo a tasas anuales del 9,2% y 7,6%, respectivamente.
Gráfico 2: Exportaciones mundiales del sector de electrónica industrial. Período 2004-2012
En miles de millones de dólares
En miles de millones
2.000
1.500
1.000
500
6
Componentes electrónicos y de telefonía
Máquinas de oficina
Intr. médicos, de control y precisión
Resto
2012*
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
0
Fuente: Elaboración propia en base a Comtrade.
Nota (*): Los valores correspondientes al año 2012 son estimados.
Haciendo un análisis de los principales productos transados dentro de los segmentos de mayor
relevancia dentro del comercio internacional del sector, se observa que en componentes
electrónicos y telefonía alrededor del 90% corresponde a los circuitos integrados y
microestructuras electrónica, los aparatos eléctricos de telefonía y los aparatos emisores de
radiotelefonía, radiodifusión o televisión.
Dentro de maquinaria de oficina, segundo rubro en orden de importancia, se destacan las
máquinas para tratamiento y procesamiento de datos y las partes y accesorios para máquinas.
2
Un billón equivale a 1012, es decir, un millón de millones.
Cuadro 1: Principales productos comerciados internacionalmente por segmento. Año 2012*. En
porcentaje.
Segmento
Productos
% sobre total
Circuitos integrados y microestructuras electrónicas
Aparatos eléctricos de telefonía
Componentes electrónicos Aparatos emisores de radiotelefonía, radiodifusión o
televisión
y de telefonía
Resto
Maquinaria de oficina
(hardware )
Subtotal Componentes electrónicos y de telefonía
Máquinas automáticas para tratamiento y
procesamiento de datos
Partes y accesorios para máquinas
Resto
19,8%
11,8%
10,7%
4,0%
46,3%
18,4%
6,8%
0,5%
Subtotal Maquinaria de oficina
Instrumentos y aparatos de medicina, cirugía,
odontología y veterinaria
Instrumentos, aparatos y máquinas análisis físicos y
químicos
Instrumentos médicos, de Instrumentos y aparatos para control o regulación
automáticos
control y precisión
Instrumentos, aparatos y máquinas para medida o
control
Resto
Subtotal Instrumentos médicos, de control y precisión
Resto de segmentos
25,7%
Total Exportaciones Electrónica Industrial
100,0%
5,1%
2,0%
1,8%
1,8%
9,5%
15,1%
13,0%
7
Fuente: Elaboración propia en base a Comtrade
Nota (*): Los valores correspondientes al año 2012 son estimados.
Por su parte, los países que mayor participación tienen en las exportaciones e importaciones
mundiales de productos electrónicos son mayormente los mismos. En este sentido, seis países
(China, Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Alemania y Japón) explican más de la mitad de
las compras y ventas mundiales. Que sean los mismos países los principales importadores y
exportadores de productos electrónicos refleja el alto grado de integración de la economía
global en este sector y las oportunidades de upgrading que brinda este sector para los países en
desarrollo, aún cuando la participación de las importaciones es elevada.
Gráfico 3: Principales exportadores e importadores mundiales del sector de electrónica industrial.
Año 2012*. En porcentaje
Exportadores
China
17%
China
24%
Resto del
mundo
32%
Resto del
mundo
42%
Estados
Unidos
15%
Estados
Unidos
10%
Rep. de Corea
5%
Japón
5%
Importadores
Hong Kong
10%
Alemania Singapur
7%
7%
Hong Kong
10%
Países Bajos
3%
Fuente: Elaboración propia en base a Comtrade
Nota (*): Los valores correspondientes al año 2012 son estimados.
Japón
4%
Alemania
5%
Singapur
4%
2.2 Configuración productiva
En la actualidad, el sector de electrónica opera como una cadena de valor global (CVG) en
donde coexisten tres tipologías de empresas:
 Fabricantes de originales de equipos (OEM): son empresas transnacionales,
globalmente integradas, que establecen operaciones en cualquier parte del mundo en
función de los costos, las habilidades y/o recursos disponibles y el ambiente de negocios
de los países receptores. Son quienes lideran el sistema, comercializando sus productos
bajo sus propias marcas. Estas empresas tienden a concentrarse en el desarrollo de
producto y distribución y servicios. Gradualmente se están desprendiéndose de las
actividades de producción e incluso en ocasiones de los diseños y demás servicios, lo
cual abre oportunidades a firmas de diferentes países y/o regiones.
 Firmas de alto contenido tecnológico, que compiten con las transnacionales en
tecnología e innovación
 Subcontratistas, que maquilan productos bajo contrato para diversas OEM´s, ofreciendo
gran flexibilidad de adaptación tecnológica.
Este esquema de CVG marca un cambio respecto a la que existía en las etapas iniciales de esta
industria. En este sentido, en los comienzos las firmas pioneras concentraban su producción en
su país de origen, exportando hacia otros destinos. Luego, con la aparición de las primeras
empresas transnacionales tradicionales, las compañías mantuvieron la casa matriz en su país de
origen, estableciendo filiales (o versiones más pequeñas de su firma) en otras regiones del
mundo.
La capacidad actual de la industria electrónica de dividir geográficamente sus actividades fue
posible gracias a las mejoras en los medios de comunicación y transporte de las últimas
décadas. Entre las principales ventajas de esta forma de organización industrial se puede
mencionar: permite a los OEM concentrarse en actividades de diseño, comercialización de
productos finales, y en el desarrollo de nuevos productos; favorece la atracción de nuevas
inversiones; brinda oportunidades a la pequeñas y medianas empresas para insertarse como
proveedores dentro de esta CVG; propicia las economías de escala en la producción y en la
provisión de materiales y materias primas y componentes de ensamble.
La cadena productiva de esta industria presenta una forma de “U” (ver esquema 1) en el nivel de
valor agregado generado por cada uno de sus eslabones (CEPAL, 2006). El valor es muy alto en
las etapas iniciales de investigación y desarrollo y en el diseño y fabricación de insumos
estratégicos, alcanzando su punto más bajo en las actividades de ensamble, para luego volver a
aumentar en el desarrollo de marcas y mercados y en los servicios de posventa (último tramo de
la cadena). En general, la actividad industrial de los países en desarrollo se concentra en los
eslabones intermedios, de fabricación de insumos genéricos, ensamble, empaque y distribución;
es decir, en los tramos de menor generación de valor.
8
Esquema 1: Valor agregado de la cadena productiva de la industria electrónica industrial
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en base a Producen (Centro de Inteligencia
Estratégica), “Presentación de cluster electrónica”, Baja California.
Desde una óptica geográfica, desde el inicio de la electrónica a principios del siglo XX, la
producción de sistemas electrónicos se concentró en aquellos países ubicados al frente de los
desarrollos tecnológicos mundiales, principalmente Estados Unidos y algunas naciones
europeas. De ese proceso inicial y fragmentado nacieron grandes corporaciones verticalmente
integradas, orientadas inicialmente al sector telegráfico y telefónico, incluyendo a los gigantes
ATT, Siemens, Ericsson y NEC, para luego sumarse nuevas firmas dedicadas a las
comunicaciones por radio, como RCA, Philips, Westinghouse y Motorola.
Después de la Segunda Guerra Mundial estas empresas tomaron mayor impulso gracias al
crecimiento económico y a la aparición y/o desarrollo de otros productos como la televisión, los
equipos militares y las máquinas de oficina y de negocios, sumándose firmas como IBM, NCR
y Olivetti. En este período surgen en Japón importantes productores de equipos electrónicos
como Sony, Hitachi y Toshiba, principalmente dedicados a telecomunicaciones y bienes de
consumo. Hasta este período, los principales productores a escala mundial estaban verticalmente
integrados, desarrollando y fabricando enteramente sus productos, incluyendo sus componentes.
Recién a partir de la década del ´70, algunos países en desarrollo registraron un crecimiento
notable de la producción de bienes electrónicos gracias a inversiones de las firmas de los países
desarrollados, en productos de electrónica de consumo, como televisores, micrófonos, parlantes,
amplificadores y tubos para TV. Los países en desarrollo donde comenzaron a fabricarse a gran
escala estos productos fueron los del sudeste asiático, incluyendo a Corea del Sur, Taiwán y
Malasia, junto con México, por su cercanía con Estados Unidos. Todos ellos se transformaron
en importantes exportadores netos de estos productos durante esa década y la siguiente,
disminuyendo la participación en el mercado de los productos oriundos de países desarrollados,
lo que dio lugar a que ya a comienzos de la década del ´90, la industria electrónica mundial
presentara una dispersión geográfica considerable.
En este marco, uno de los cambios más importantes ocurridos en la industria electrónica durante
las últimas décadas ha sido el terreno ganado por los países del sudeste asiático, en general y de
China, en particular. El desarrollo de cadenas de valor globales fue clave en la consolidación de
China como el principal fabricante de electrónica a nivel mundial. Y en ese proceso han sido
decisivos los flujos de inversión extranjera directa (IED) que buscaban aprovechar algunas
ventajas comparativas del gigante asiático, como el tamaño de su mercado interno, la alta
inversión gubernamental en infraestructura y los bajos costos de producción, las cuales tornaron
a este país en una plataforma ideal para ganar escala y exportar a terceros mercados, además de
9
inducir a una producción local de componentes, de manera de depender de manera decreciente
de insumos importados.
Aunque a menor escala, en Latinoamérica la industria electrónica también sufrió grandes
transformaciones y vivió un importante crecimiento reciente. Entre 2004 y 2012, las
exportaciones de productos electrónicos creció a una tasa superior al de las economías
avanzadas (5,4% anual vs. 2,5%). Los rubros que explicaron más de las dos terceras partes del
incremento de las ventas externas de los países América Latina en dicho período fueron los
componentes electrónicos y de telefonía y las máquinas de oficina. Este proceso fue liderado
mayormente por México y, en menor medida, por Brasil. De estos dos países se pueden extraer
enseñanzas acerca del desarrollo de esta industria para productores relativamente nuevos (o con
menor nivel de desarrollo relativo de la actividad) como la Argentina.
2.3 Los casos de México y Brasil: Una experiencia útil para Argentina
Un poco de historia
México y Brasil son, en ese orden, los dos principales productores y exportadores de productos
electrónicos de América Latina. Asimismo, la evolución histórica de ambas industrias ha sido
muy parecida, si bien en el primer caso la producción está orientada mayoritariamente a la
exportación (siendo el segundo proveedor estadounidense, después de China), a la vez que en el
segundo caso las ventas de las firmas locales se concentran en el mercado nacional, resultando
las exportaciones un objetivo secundario, con destino al resto de la región.
En ambos países, el ensamble y la manufactura de electrónica TIC se inician en las décadas de
1940 y 1950, con la instalación de plantas de capital nacional y extranjero en el segmento de
electrónica de consumo masivo (compuesta, por ese entonces, por radios y televisores). Las
industrias de ambos países fueron impulsadas, en gran medida y al igual que en Argentina,
mediante la política de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) característica de
la posguerra en toda América Latina.
Tras este período fundacional, a mediados de la década del ´60, ambos países implementaron
programas basados en ventajas arancelarias e incentivos a la producción en regiones específicas.
En el caso de México, el programa favoreció la industrialización de la frontera norte con
Estados Unidos, mientras que en Brasil se promovió el establecimiento de las firmas
electrónicas en la Zona Franca de Manaos (ZFM), como parte de su política de desarrollo de la
región del Amazonas.
Si bien esta política se extendió por más de una década, a principios de los años ochenta se
establecieron nuevos incentivos al desarrollo de la industria de electrónica, con la idea de
extender su influencia a otros puntos del territorio. En México, la promulgación de una ley de
fomento permitió la llegada de importantes fabricantes de computadoras (IBM y HP) y de
equipos de telecomunicaciones (NEC, AT&T), así como el surgimiento del estado de Jalisco
como uno de los principales enclaves para el desarrollo de la industria TIC en el país azteca. En
Brasil, por su parte, también a partir de la sanción de una ley de informática, se establecieron
una serie de incentivos fiscales a la producción y la investigación y desarrollo del este sector
que, con profundos cambios, persiste hasta la fecha, en paralelo a los incentivos de la ZFM para
la electrónica en general.
A raíz de la crisis de deuda y estanflación de los años ochenta, ambos países se vieron forzados
a abrir sus economías, tal como sucedió en Argentina por aquella época. Expuestas a la
competencia, un gran número de empresas de capital mexicano y brasileño desaparecieron,
fueron compradas por empresas transnacionales o reorientaron sus negocios. Asimismo, la
industria de componentes se vio particularmente golpeada, en la medida que las empresas
10
productoras de bienes finales comenzaron a adquirir sus partes y piezas a una competitiva
industria asiática, marcando a fuego una característica del sector que aún perdura: el elevado
uso de insumos importados en la industria electrónica latinoamericana.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad de los años 90, se dio un nuevo impulso a la IED en el
sector de informática, con la apertura comercial, la entrada en vigor del TLCAN en México y un
fuerte impulso del mercado interno en Brasil, fruto de la estabilización monetaria y la
liberalización del sector de las telecomunicaciones. En ese período se produce una segunda
oleada de empresas que se instalan tanto en Brasil (Motorola, Nokia, Nortel, Samsung
Electronics y LG Electronics, entre otras), como en México (LG Electronics, Samsung
Electronics, Sharp, JVC y otras). Desde entonces, México ha recibido grandes flujos de IED en
la industria electrónica, lo que ha contribuido al desarrollo de aglomeraciones industriales
regionales, en algunos casos con una clara especialización sectorial. En esas aglomeraciones
coexisten empresas con características productivas y tecnológicas distintas, aunque la mayoría
se concentra en los eslabones de ensamble, empaque y fabricación de insumos genéricos (siendo
este el rol que ocupa México en las cadenas de producción globales de tecnología). La mayor
parte de la IED que llega al país en la industria de electrónica TIC busca eficiencia, es decir,
producción a bajo costo para su posterior exportación al mercado estadounidense, lo que
permite que el sector presente una balanza comercial superavitaria.
Gráfico 4: Distribución geográfica de hardware TIC en México
11
Fuente: CEPAL (2006).
En el caso de Brasil, a pesar del ingreso de numerosas e importantes firmas al mercado, la
industria sigue basada en el ensamblaje local de componentes importados, con una orientación
principal hacia el mercado local y, en menor medida, hacia las exportaciones, con un destino
casi excluyente en América Latina. Como resultado, la balanza comercial sectorial en Brasil ha
sido constantemente negativa, influenciada por dos factores. El primero, costos de producción
relativamente altos que limitan la competitividad exportadora; y el segundo, una todavía débil
industria de componentes, lo cual limita los encadenamientos productivos y lleva a que la
industria se concentre, con muy pocas excepciones, en el ensamblaje de bienes finales.
Gráfico 5: Distribución geográfica de hardware TIC en Brasil
Fuente: CEPAL (2006).
En cuanto a la distribución geográfica, la industria electrónica en Brasil está menos
diversificada que en México y se concentra principalmente en Manaos y en el estado de São
Paulo. En este sentido, para muchos productos, el balance de los incentivos de la ZFM y las
ventajas de producir en otras zonas del país más cercanas a los principales centros
consumidores, no es claramente favorable ni a Manaos ni a las otras regiones. De hecho, para
productos de mayor valor agregado parece haber una convergencia hacia São Paulo, tanto por
sus ventajas logísticas, como por la disponibilidad de mano de obra y acceso al mercado.
Estrategias de fomento sectorial
Por lo visto hasta aquí, tanto México como Brasil hacen frente a desafíos similares para
aprovechar mejor los beneficios que ofrece la integración global de la industria electrónica: i) la
transición hacia actividades con más valor agregado y contenido tecnológico; ii) el
fortalecimiento de encadenamientos productivos con el resto de la economía local, es decir,
incrementar la producción local de partes y componentes electrónicos, y iii) la mayor
vinculación de las empresas líderes con las universidades y los centros de investigación locales.
Para ello, ambos gobiernos vienen desempeñando un papel central mediante el diseño y la
implementación de políticas, incluyendo estrategias de atracción de IED, en el marco de las
políticas de desarrollo del país (mejoramiento de la infraestructura, la logística y reducción de
procedimientos burocráticos).
Recuadro – Algunas acciones recientes de Brasil
Frente al creciente desequilibrio de las cuentas externas del sector electrónico brasileño (que alcanza a
aproximadamente 28 mil millones de dólares), las autoridades de ese país (en conjunto con el sector
privado) han desarrollado nuevas iniciativas de promoción. A través de la Ley PADIS y los denominados
“PSI Proyectos Transformadores”, se ha comenzado a integrar capital público (a través del BNDES Par*)
en proyectos greenfields del sector. Estos Proyectos Transformadores abarcan varios sectores
considerados estratégicos y en la industria de electrónica está prevista y en ejecución, la participación
estatal en foundries, circuitos integrados y design houses. Un ejemplo de ello es la inversión del Estado
en la empresa SIX Semiconductores de Minas Gerais, con participación privada nacional -OXS de Eike
Batista- e IBM como socio estratégico internacional, para la fabricación de semiconductores destinados a
chips para trazabilidad agrícola, médica y smart cards. La inversión es de US$500 M, de los cuales un
12
tercio es del Estado.
Otra forma de participación es a través del programa CI – Brasil, para la creación y apoyo de design
houses y redes de entrenamiento para profesionales y técnicos. El capital y la financiación provienen del
BNDES. Bajo ese programa, hasta ahora han surgido 22 casas de diseño, la mayoría todavía en desarrollo
(con participación de universidades públicas y privadas). De estas las más destacadas son CEITEC y
CEMTEC.
*
BNDESPar es el brazo del BNDES que participa en el capital de las empresas de interés estratégico. El PSI del BNDES es el
Programa de Sostenibilidad de la Inversión. El de Proyectos Transformadores se refiere a sectores de alta tecnología y que requieren
fuerte dotaciones de capital y crédito. No financia empresas transnacionales salvo a aquellas que aparecen como socias tecnológicas.
Otro elemento sobre el que se ha venido trabajando es la formación de capital humano y la
inversión en investigación y desarrollo. La formación de profesionales con grado universitario y
de posgrado es fundamental para participar en eslabones de la cadena de valor de uso más
intensivo de conocimientos y que ofrecen mayores oportunidades para generar valor agregado.
Avances en este frente permiten entrar en un círculo virtuoso en el que se atrae IED en
actividades más complejas, se transfieren nuevos conocimientos a la economía y mejora la
calidad de la mano de obra. En este sentido, el fortalecimiento de los vínculos entre las
empresas de la industria TIC y las universidades ha venido siendo clave, tanto en México como
en Brasil.
Otro elemento se vincula a la atracción selectiva de empresas; es decir, a poner especial énfasis
en atraer empresas y actividades que tengan un mayor potencial de influir en la economía
doméstica. Asimismo, ante la falta de encadenamientos productivos y las altas barreras a la
entrada para abastecer de componentes y bienes intermedios más complejos (que por las
inversiones acumuladas y las economías de escala son producidos en Asia), se ha estado
avanzando en apoyar el desarrollo del sector de los servicios asociados a la industria de
informática, en particular el diseño, la investigación y desarrollo y la logística.
Por último, la historia de la industria electrónica en la región nos enseña lo costoso que puede
ser una política proteccionista que no incentive la competencia interna y la innovación. La
factura no sólo se paga en términos de rezago tecnológico, sino también en una menor variedad
de productos, a precios más altos.
En suma, el gran reto para las políticas de América Latina es lograr el acceso a bienes
electrónicos de forma económicamente eficiente, sin dejar de lado la transición de su industria
hacia actividades de mayor valor agregado en la cadena de valor. En este contexto es
indispensable una búsqueda de opciones estratégicas para identificar las capacidades
competitivas en el sector, acompañada de un análisis de costos y beneficios, que evalúe la
posibilidad de implementar medidas que compensen algunas de las carencias de competitividad
sectorial.
Recuadro – Otras experiencias útiles
El caso de Israel arrojas enseñanzas valiosas para la Argentina. Además de ser líder en desarrollos
electrónicos relacionados con la defensa y la seguridad, lo es también en aplicaciones para maquinarias
agrícolas, equipos de medicina, control industrial, robótica, entre otros. La exportación vinculada a la
industria electrónica (de aproximadamente 20 mil millones de dólares en 2010) representa más del 45 %
de las ventas israelíes al mundo de productos industriales. De acuerdo a la Asociación de Industriales
Electrónicos de ese país, el sector abarca a 3000 empresas tecnológicas, de las cuales algo más de 500
factura cifras superiores a US$20 M por año. Asimismo, en forma anual se incorporan alrededor de 200
nuevos emprendimientos.
Una de las políticas públicas de gran importancia para el desarrollo del sector ha sido –y es- el aporte de
capital de riesgo a nuevos proyectos. Asimismo, existe un fuerte apoyo a la I+D en esta actividad, con un
presupuesto de US$300 M para alrededor de 1000 proyectos anuales (que benefician a una 500 firmas).
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El tratamiento tributario para quienes invierten es muy favorable. Además, existe un número importante
de diferentes líneas financieras de apoyo, sumado al hecho de que Israel es el único estado no comunitario
integrado a la UE en los programas de desarrollo científico-tecnológico. Existe inclusive la posibilidad de
que las firmas tengan por determinado tiempo un tax holiday similar al existente en China.*
Las pymes innovadoras tienen también condiciones especiales, con créditos blandos y subsidios para
determinadas actividades. Por último es de destacar que, ponderando por población, la proporción de
científicos, patentes obtenidas y empresas israelíes de primer nivel tecnológico en electrónica, supera a
todos los países avanzados. Esto tiene que ver con la calidad de las universidades, pero también con la
fuerte inmigración de científicos provenientes de la ex Unión Soviética y el notable derrame hacia
aplicaciones civiles del complejo militar.
En Estados Unidos, por su parte, se apoya la demanda temprana para nuevas tecnologías; en el caso de
luminarias LEDs, por ejemplo, se otorgan subsidios a las ciudades y pueblos que deciden incorporar
dichas luminarias, en el marco de las políticas de ahorro de energía, mejora del medio ambiente y apoyo a
nuevas tecnologías basadas en control electrónico del consumo. El Programa denominado “The Energy
Efficiency Conservation Block” otorga subsidios para la implementación de luminarias públicas con un
presupuesto total de US$3.2 MM. Esta política forma parte del “Action for the Reinvestment & Recovery
Act” (ARRA) aprobado por el Congreso en febrero del 2009 por un valor total de US$787 MM y que
contiene expresas disposiciones para la aplicación del BUY AMERICA e incluye un ambicioso plan de
desarrollo de nuevas tecnologías y de apoyo a empresas de base tecnológica.
El caso de Taiwán también resultad de interés. Allí encontramos un fuerte aporte estatal para el desarrollo
de empresas electrónicas, conjuntamente con un programa de estímulos para la conformación de un
creciente número de profesionales, formados en el país y en el exterior. Los estímulos incluyen capital de
riesgo propio (del Estado) y al mismo tiempo, impulso a los fondos de capital de riesgo privados para
financiar nuevas empresas. También apoya la creación de parques científicos. El esquema taiwanés que
resultó particularmente exitoso se basó en estándares de desempeño, requisitos que debían cumplir las
firmas para obtener los subsidios gubernamentales y como condición para seguir recibiéndolos.
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Para más información ver www.iaesi.org.il y www.israelbusiness,org.il.
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Alice Amsden (2004)
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