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DE LA EVIDENCIA A LA PRÁCTICA CLÍNICA EN LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Dra. Nieves Antón Tavira Médico de Atención Primaria. C. de S. Villafranqueza-Alicante En la actualidad existe un puente peligroso entre las evidencias científicas que se obtienen de la investigación clínica y la realidad de la práctica clínica. Tenemos excelentes evidencias de tratamiento, pronóstico y diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares y la realidad es que el control obtenido es bajo, el incumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas y farmacológicas es elevado, existe poca estratificación del riesgo cardiovascular y los clínicos no modifican el tratamiento ante el mal control terapéutico A lo largo del desarrollo de la ponencia se analizará cómo se puede minimizar ese puente y qué instrumentos necesitamos para mejorar la situación de la práctica clínica en atención primaria a través de la valoración de las guías de práctica clínica, el proceso de la medicina basada en la evidencia y las nuevas implicaciones terapéuticas. “DE LA TEORÍA A LA PRACTICA EN EL RIESGO CARDIOVASCULAR” Prof. Jaime Merino Sánchez Catedrático y Director del Departamento de Medicina y Psiquiatría de la Universidad Miguel Hernandez (Alicante). Jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico de San Juan (Alicante). El médico, en su practica clínica, debe de tomar múltiples decisiones a cada momento: preguntar de forma selectiva, explorar determinadas áreas, solicitar unas pruebas y no otras, elaborar un juicio diagnostico, indicar una terapéutica, formular un pronostico. Todo ello supone posibilidades de error. No cabe duda, que de las elecciones posibles en cada caso solo una es la mejor y el medico, en sus decisiones, aspira a esa excelencia. La decisión crea incertidumbre. No cabe duda de que esa variación puede hacer que dos médicos, ante un mismo problema, actúen de forma parecida y diagnostiquen lo mismo, aunque difieran algo en los fármacos que usarían en el tratamiento. El problema radica si uno diagnostica un proceso que exige una actuación rápida y de alto riesgo y otro entiende que el proceso no es grave ni urgente y señala que debe vigilarse el enfermo. Unas de esas decisiones es errónea y sus consecuencias pueden ser importantes. Para disminuir esa incertidumbre se ha acudido al procedimiento de añadir mas “ciencia a la practica medica”. La relación medico - paciente se ha considerado que era algo mas que ciencia, tenia “arte”, pero parece que en ese balance se tiende a disminuir el arte para aumentar la ciencia y con ella disminuir la incertidumbre en la toma de decisiones. En esa línea de actuaciones surge la Medicina Basada en la Evidencia. Es una forma de actuar en la que el medico, apoyándose en su propia formación y experiencia debe utilizar la mejor evidencia científica disponible en la toma de decisiones clínicas. Para facilitarle esa mejor “evidencia disponible” diversas Instituciones u Organismos Internacionales se han encargado de revisarla y elaborarla en forma de “ Guías de Practica Clínica”. Las Guías de Practica Clínica constituyen una serie de orientaciones escritas que pretenden informar de las mejores opciones existentes para ayudar a la toma de decisiones en el campo de la prevención, el diagnostico, y del tratamiento y seguimiento de determinadas enfermedades. Se han publicado muchas Guías de buena Practica Clínica para diversas enfermedades, especialmente en el campo de la patología cardiovascular y sus factores de riesgo, ya que como es sabido, es la primera causa de mortalidad y de gran prevalencía de enfermedad entre los ciudadanos de los países ricos. Sorprende que al lado de esa realidad, el control de esas enfermedades o factores de riesgo en dichos países, es llamativamente pobre y ello, a pesar de disponer de medidas terapéuticas y de prevención eficaces. Es evidente que esos resultados limitados dependen de muchos factores, pero conviene reflexionar acerca de porque disponiendo el medico de Guías bien elaboradas, los beneficios terapéuticos son tan exiguos. A mi juicio el hecho puede deberse a : 1.Existe un tiempo decalaje entre las publicaciones de una guía y su implementación por la colectividad medica. Existe un fenómeno de ondas, en la difusión del conocimiento, semejantes a las que se forman en un estanque cuando sobre su superficie se arroja una piedra. Se inicia en los propios gestores de la guía, en un segundo circulo aparecen los lideres de opinión, en el tercero, los médicos que trabajan en los centros de mayor excelencia, y en los restantes el resto del colectivo medico es el que aplica esas normas a un numero grande de enfermos. El circuito exige tiempo y pasan años antes de que la información relevante de las Guías se aplique a toda una población. 2.- Es posible que exista un exceso de guías. No es infrecuente que determinadas Sociedades Científicas elaboren sus propias Guías . A veces hay mas de una a nivel internacional, como por ejemplo en hipertensión la elaborada por la Organización Mundial de la Salud y el Joint National Committee, luego se elaboran otras a nivel nacional por ejemplo, la de la Sociedad Española de Hipertensión y el Ministerio de Sanidad, e incluso otras por Comunidades o Centros. Es impensable que un medico practico, que es quien al final debe aplicarla, pueda disponer de tiempo y de ganas para conocer algo que se supone surge para ayudarle en su actividad y lo que en realidad consigue es complicarla. 3.- Algo mas grave es que en ocasiones las propuestas de las Guías no son concordantes, e incluso a veces abiertamente contradictorias. La bibliografía recoge algunos de estos “desajustes”. “Atendiendo los criterios de una determinada guía un porcentaje importante de enfermos con dislipemia no debería recibir tratamiento farmacológico y según los de otra, mas del 30% de esa población debe recibirlos”. Estas informaciones generan confusión, en quien debe aplicarlas. 4.- Uno de los problemas mayores que encontramos es que los expertos que las elaboran lo hacen utilizando datos provenientes de una población alejada de aquellas a las que luego debe aplicarse. En nuestro caso, la aplicación directa de sus indicaciones a nuestras circunstancias pueden conllevar unas dosis de error importante. Se ha comentado ampliamente que algo así sucede cuando para calcular el riesgo vascular se utiliza en nuestro medio las tablas elaboradas a partir de la población de Framinghan. Es cierto que no hay otra información acerca del riesgo vascular en el mundo como la proveniente de esa experiencia y probablemente nunca la habrá, pero también se obtiene de ciudadanos con rasgos genéticos, somáticos y culturales muy diferentes a los españoles y la prevalencía de la enfermedad cardiovascular en ese ámbito es radicalmente diferente al nuestro. La extrapolación directa de esos resultados puede ser errónea. 5.- No es infrecuente que al nacer las Guías en el seno de determinada especialidad medica o ser elaboradas por un grupo de expertos de una determinada patología, caigan en la contradicción de orientarla en su propia línea de interés, aunque la mejor solución a esa enfermedad tenga otro enfoque. Existen múltiples casos en Guías acerca de hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, etc. que una vez dentro de ellas exigen una valoración del riesgo vascular global. Eso es lógico, ya que hemos aprendido que esa valoración es imprescindible para actuar por el mejor futuro del enfermo. Parecería sensato que en vez de una guía de hipertensión, otra de dislipemia y otra de diabetes hubiera una única que abordara la problemática global del riesgo vascular. Como otros comentarios, de menor importancia, las Guías deben ser sencillas y claras, y aunque la mayoría lo intentan no siempre lo consiguen. Por otra parte a veces formulan objetivos inadecuados; por ejemplo el control del colesterol total, en vez de disminuir la morbi o mortalidad que pueda estar ligada a esa elevación, que es lo que realmente se debe buscar. Las anteriores líneas en absoluto pretender desacreditar el uso de las Guías de Practica Clínica. Todo lo contrario, el autor valora, y en mucho su interés y sobre todo su intencionalidad. Pero pretenden de sacralizarlas. “Contextualizarlas” a nuestro medio. Insistir en que la practica clínica se debe individualizar, algo que por cierto muchas Guías defienden, y en esencia seguir defendiendo la importancia que tiene la relación medico - paciente para conseguir el éxito terapéutico. INFECCION Y ARTERIOESCLEROSIS. EVIDENCIAS Y CONTROVERSIAS. Prof. Reyes Pascual Pérez Profesora Titular del Departamento de Medicina y Psiquiatría de la Universidad Miguel Hernandez (Alicante). Jefe de Sección de Medicina Interna del Hospital de Elda (Alicante) HISTORIA: La implicación de agentes infecciosos en el desarrollo de arterioesclerosis data de primeros del siglo pasado, cuando varios autores, sugirieron que la esclerosis de la edad avanzada podía ser simplemente una sumación de lesiones derivadas de toxinas infecciosas o metabólicas. Desde entonces varios agentes infecciosos se han asociado con las lesiones arterioescleróticas . Hace más de 25 años Fabricant y Benditt and Benditt sugirieron un potencial papel de los virus en el proceso arterioesclerótico , identificando genomas virales en los vasos con arterioesclerosis , efectos proaterogénicos en los cultivos celulares infectados por virus y proliferación de fibroblastos y lesiones ateroescleroticas cargadas de lípidos en animales infectados por virus herpes avial, así como un efecto ateroprotector de la preinmunización con un virus herpes de pavo . Durate unos años el tema pareció olvidarse hasta que estudios seroepidemiológicos a primeros de 1980 relacionaron a la Chlamydia pneumoniae (C. pneumoniae) con el riesgo de enfermedad cardiovascular . Desde entones numerosas investigaciones han implicado a otros agentes infecciosos como virus herpes simples , citomegalovirus, helicobacter pylori, porphromonus gingivalis y la misma chlamydia . En base a ello diferentes estudios abrieron la puerta al tratamiento potencial de este enfermedad con antimicrobianos y su prevención mediante vacunas . EVIDENCIAS: Actualmente se dispone de evidencias que incluyen; 1) datos seroepidemiológicos, 2) identificación de virus y bacterias en placas arterioescleróticas, 3) asociación entre infecciones específicas, como CMV, y ateroesclerosis en transplantados, 4) modelos experimentales que muestran inducción o aceleración de la arterioesclerosis por virus o bacterias, 5) capacidad de organismos infecciosos o sus componentes estructurales para inducir respuestas proaterogénicas y protrombóticas en células implicadas en la aterogénesis (células musculares lisas, monocitos macrófagos, células T y células endoteliales) y 6) datos de ensayos clínicos con antibióticos. a) Evidencias seropepidemiológicas: 1.- CMV: En estudios realizados en población general, los pacientes con arterioesclerosis coronaria documentada en coronariografías y los intervenidos por enfermedad coronaria, muestran más frecuencia de anticuerpos frente a CMV que los controles. Los pacientes con lesiones arterioescleróticas significativas de la carótida interna tienen más frecuencia de anticuerpos frente a CMV que los controles sin arterioesclerosis. La presencia de títulos de anticuerpos frente a CMV se ha relacionado con la estenosis coronaria posangioplastia pero no en la reestenosis de la carótida interna tras dilatación. 2.- Virus herpes simplex: En un estudio realizado en sujetos mayores de 65 años con infarto de miocardio no fatal o que murieron por causa cardiovascular, se observó que la serología positiva para virus herpes simplex tipo 1 se asociaba con un riesgo 2 veces superior de sucesos adversos mientras que no había diferencias entre los sujetos con serologías positivas para CMV o Chlamydia pneumoniae y los controles. Un estudio reciente ha mostrado una interacción entre el tabaco, serología para virus herpes simple tipo 1 y riesgo cardiovascular, con un incremento del riesgo asociado a serología positiva confinado a los fumadores. 3.- Chlamydia pneumoniae: Muchos trabajos han demostrado una relación positiva entre concentraciones elevadas de anticuerpos frente a C. pneumoniae y cardiopatía isquémica. El estudio pionero de Saikku a finales de 1980 demostró que, los pacientes con IAM reciente presentaban títulos de anticuerpos IgG e IgA elevados frente a C. pneumoniae en comparación con los controles. Un metaanálisis de 18 estudios seroepidemiológicos observó que títulos elevados de anticuerpos frente a C. pneumoniae se asociaban con una prevalencia aumentada de dos a cuatro veces de cardiopatía isquémica. En el Helsinki Heart Study se encontró una asociación significativa entre títulos altos de IgA e inmunocomplejos circulantes frente a C. pneumoniae y la incidencia de IAM entre 3 y 6 meses después de la determinación serlógica (RR de 2,6). Trabajos posteriores han mostrado también asociación. Aunque estudios más recientes no han encontrado relación entre la presencia de anticuerpos frente a C. pneumoniae y cardiopatía isquémica, algunos autores han observado que títulos elevados de anticuerpos frente a C. pneumoniae son dos veces más frecuentes entre los casos que en los controles y que los títulos más altos se asociaban con una odds ratio de 2,2 para sucesos cardiovasculares, que aumentaba a 4.0 para los sucesos precoces. 4.- Helicobacter pylori: No se ha observado asociación entre la infección por H. Pylori y arterioesclerosis en estudios casos y controles. Sin embargo sí se ha encontrado una relación con cepas unidas a citotoxinas asociadas al gen A(Cag A), un fuerte factor de virulencia. A pesar de estos datos todavía estamos lejos de establecer una relación definitiva entre la serología positiva frente a determinados microorganismos y la arterioesclerosis. Muchos de los primeros estudios fueron transversales y en ellos la evidencia de exposición al agente infeccioso se valoró después de que la arterioesclerosis se hubiera ya desarrollado y no previamente. Los hallazgos de estas investigaciones sólo pueden ser considerados como generadores de hipótesis más que hipótesis probadas. Trabajos recientes siembran dudas sobre los resultados de los primeros estudios. Así, Ridker y cols, en un trabajo cuidadosamente diseñado, no encuentra relación entre infección previa por CMV, herpes simples virus y C. pneumoniae y desarrollo de infarto de miocardio o ictus. b) Identificación de virus y bacterias en las placas de ateroma: Mediante técnicas de hibridación in situ y PCR se han identificado antígenos de CMV en células musculares lisas de arterias carotídeas, coronarias y aorta con lesiones arterioescleróticas, al igual que genoma de virus herpes simples en la media y la íntima de aorta y endotelio de coronarias de pacientes con arterioesclerosis. También se ha identificado C. Pneumoniae en placas de ateroma de arterias coronarias y carotídeas, pero no en zonas de tejido normal. En algunos casos la demostración de la bacteria en los estudios histopatológicos no se correlaciona con la presencia de anticuerpos específicos. c) Asociación de infección y arterioesclerosis en transplantados: Entre los pacientes sometidos a transplante cardiaco, la arterioesclerosis es más frecuente en los pacientes con infección por CMV, aunque para algunos autores esta relación se presenta solo en los pacientes más jóvenes y, para otros, únicamente existe asociación en los primeros dos años postransplante. d) Modelos experimentales: En animales de experimentación la infección por CMV, tras la lesión endotelial por balón intravascular, aumenta la proliferación de la neoíntima, incrementa el contenido lipídico del endotelio y produce lesiones histológicas similares a las de animales no infectados con hipercolesterolemia. También se han inducido lesiones arterioesclerosas en conejos tras la inoculación de C. pneumoniae. e) Inmunidad e inflamación: C. pneumoniae expresa una proteína , HSP 60, de gran similitud con la HSP 60 humana localizada en el endotelio. Se ha sugerido que podría producirse una reacción cruzada entre ambas proteínas dando lugar a un proceso inflamatorio y autoinmune local. Investigaciones recientes han demostrado la presencia de proteína C reactiva, proteína HSP 60 de C. pneumoniae (cHSP 60) y HSP60 humana en muestras de lesiones arterioesclerosas coronarias de pacientes con angina inestable y estable, encontrando valores significativamente más altos en los pacientes con angina inestable. Estos datos sugieren que la C. pneumoniae en la pared del vaso puede ser un estímulo crónico para los procesos inflamatorios y/o estrés implicados en la ruptura de la placa. f) Otras infecciones: También se ha demostrado una relación entre la presencia de diferentes infecciones crónicas y el desarrollo de arterioesclerosis. Todo ello ha llevado a acuñar el término de carga patógena, sugiriéndose que el impacto de la infección en el desarrollo de arterioesclerosis sería el resultado de la interacción de múltiples patógenos más que de un solo patógeno individual. g) Interacción agentes infecciosos/pared vascular: Los diferentes agentes infecciosos inducirían la producción de factor de necrosis tumoral e interleucinas en monocitos, producción de citoquinas y moléculas de adhesión por las células endoteliales, efectos sobre el metabolismo lipídico como, inhibición de lipoproteín lipasa e inhibición de la actividad de la hidrolasa citoplasmática, cambios protrombóticos en el endotelio, aumento de proteína C y fibrinógeno, además del efecto sistémico indirecto de los agentes infecciosos en la pared arterial. Todos estos sucesos inducen el desarrollo de arterioesclerosis al lesionar las células endoteliales, favorecer la proliferación de células musculares lisas, generación de radicales libres, oxidación de colesterol LDL, estimulación de la formación del activador del plasminógeno tisular (t-PA), y favorecer la agregación plaquetaria y la formación de trombos. h) Ensayos clínicos con antibióticos: Todos los datos anteriores avalan la posible etiología infecciosa de la arterioesclerosis, lo que ha dado lugar al desarrollo de estrategias de tratamiento basadas en el uso de antibióticos. En 1997 se publicaron los resultados preliminares del estudio ROXIS, primer estudio prospectivo, aleatorizado, doble ciego. En él se incluyeron 202 pacientes con angina inestable o IAM sin onda Q, que fueron tratados con placebo o roxitromicina durante un mes y controlados durante seis meses. El grupo tratado con antibióticos presentó menor incidencia de episodios coronarios agudos durante el periodo de seguimiento. Sin embargo, en el seguimiento posterior a largo plazo, la diferencias significativas no se prolongaron después de los seis primeros meses. Otro estudio aleatorizado, doble ciego, prospectivo sobre 213 pacientes con IAM y una media de seguimiento de 18 meses, valoró si los títulos de anticuerpos frente a C. pneumoniae constituían un factor de riesgo para sucesos isquémicos, y, si el tratamiento con azitromicina tenía influencia sobre la cardiopatía isquémica. Los pacientes se dividieron en grupos según los niveles de anticuerpos. Los que tenían títulos más altos fueron aleatorizados a recibir placebo o azitromicina durante tres días. Los pacientes tratados tuvieron una menor incidencia de episodios coronarios (8% frente a 25% los tratados con placebo). También se ha ensayado la eficacia del tratamiento con doxiciclina en un estudio doble ciego, prospectivo y aleatorizado en un pequeño grupo de 34 pacientes con serología positiva para C. Pneumoniae y con by-pass coronario previo, no significativas entre el grupo tratado y el grupo placebo. objetivándose diferencias Los resultados de estos estudios han de valorarse con cautela debido a fundamentalmente a su pequeño tamaño muestral. Por ello se han diseñado varios estudios a gran escala, que están actualmente en marcha: a) El ACADEMIC, (azitromicina en la arteriopatía coronaria, eliminación del infarto de miocardio agudo asociado a Chlamydia) del que se dispone de resultados a corto plazo en los que se observa una reducción significativa de los marcadores de inflamación a los seis meses de seguimiento. Falta por completar el seguimiento a largo plazo. b) El WIZARD( intervención semanal con azitromicina en trastornos ateroescleróticos). Incluye 3.500 pacientes que habían presentado un IAM y a los que se administra de de forma aleatoria azitromicina o placebo. Se evaluarán las complicaciones cardiovasculares tras 2, 5 años de seguimiento. c) El MARBLE (¿Puede la azitromizina reducir las complicaciones en la lista de espera para revascularización?). En este estudio se han incluido 1.200 pacientes en lista de espera para revascularización coronaria, distribuidos aleatoriamente para recibir azitromicina o placebo durante tres meses. Se controlarán las complicaciones cardiovasculares y se estudiarán los efectos del antibiótico sobre la placa de ateroma. d) El AZACS, , (Azitromicina en pacientes con síndromes coronarios agudos) ha incluido 1.400 pacientes con síndromes coronarios agudos (independientemente de los resultados serológicos frente a C. pneumoniae). e) El ACES, (Azitromicina y sucesos coronarios agudos) esponsorizado por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, planea reclutar 4.000 pacientes con cardiopatía isquémica crónica. f) El PROVE-IT, incluirá 4.200 pacientes tratados con pravastatina o atorvastatina y tratamiento antiinfeccioso. Los resultados de estos estudios nos ayudarán a valorar el efecto del tratamiento antimicrobiano sobre la evolución de la enfermedad arterioesclerótica y cuál sería el antibiótico y la dosis más eficaz de ser cierta la relación infección enfermedad-coronaria. Hasta disponer de estos datos se debe posponer las intervenciones terapéuticas antiinfecciosas debido a la falta de consistencia de los estudios disponibles y el potencial desarrollo de resistencias microbianas. Es probable que la infección, más iniciar el proceso arterioesclerótico, sea un factor más a añadir a los muchos implicados en su génesis. Lo que sí parece sugestivo, es el posible papel de los microorganismos en la desestabilización y ruptura de la placa de ateroma y la potencial prevención de estos sucesos con antimicrobianos. EL PROCESO BASADO EN LA EVIDENCIA APLICADO A LA ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR. Prof. Vicente Gil Guillén Profesor Titular. Departamento de Medicina y Psiquiatría de la Universidad Miguel Hernandez (Alicante). Médico de Familia. C. De S. de Monóvar (Alicante) El proceso de la práctica clínica basada en la evidencia consiste en (1): 1.- Convertir las necesidades de información en preguntas susceptibles de respuesta. Las preguntas clínicas que se quieren responder surgen de las propias fases del proceso clínico: actividades preventivas, diagnóstico, pronóstico, tratamiento, seguimiento y cumplimiento terapéutico; en el caso que nos ocupa de la enfermedad cardiovascular. 2.- Localizar con la máxima eficiencia las mejores evidencias científicas con las que responder a través de la búsqueda de la mejor información en la bibliografía o en otras fuentes. 3.- Valorar críticamente la validez, fiabilidad y utilidad de las evidencias encontradas. 4.- Aplicar los resultados de esa valoración a la práctica clínica y 5.- Evaluar su rendimiento. La estrategia de búsqueda de la mejor evidencia cardiovascular se puede resumir en la siguiente tabla: Pregunta clínica Análisis de la evidencia científica Actividades Preventivas (2) Guías preventivas: - US Preventive Services Task Force - Canadiem Task Force y - American College of Physicians A FAVOR EN LAS TRES GUÍAS -TA en mayores de 20 años -Consejo sistemático en fumadores A FAVOR EN DOS GUÍAS - CT : Varones entre 35 y 59 años. Mujeres entre 45 y 56 años - Detección de abuso de alcohol: a todos los adultos mediante entrevista y/o cuestionario estandarizado breve Pruebas Diagnósticas (3) Buscar los indicadores: - ANTES DE LA PRUEBA: Validez: Sensibilidad y Especificidad - DESPUÉS DE LA PRUEBA: Utilidad Clínica:Cociente de Prob. + y – - Cuantificar la sospecha clínica a través de la Prob. Preprueba. - Usar el árbol de decisión clínica en la interpretación de los síntomas, signos y pruebas complementarias para confirmar o descartar la enfermedad CV. Pronóstico (4) Establecimiento de las prioridades en prevención cardiovascular ayudándose de las tablas de predicción global del riesgo según el estudio de Framingham: (De mayor a menor prioridad). - Paciente con enf. CV: Cardiopatía Isquémica u otra enfermedad vascular ateroesclerótica ya conocida. - Riesgo CV alto o riesgo igual o superior al 20% de sufrir una enf. CV en los próximos 10 años. - Riesgo CV moderado: presentan alguno de los factores de riesgo CV (tabaquismo, HTA, hipercolesterolemia o diabetes mellitus) y riesgo CV inferior al 20% en los próximos 10 años. - Riesgo CV bajo: no presentan ninguno de los fact. de riesgo CV. Tratamiento (5) - Análisis de los ensayos clínicos aleatorios o los metaanálisis para valorar las diferentes intervenciones con medidas higiénico-dietéticas o tratamiento farmacológico. - Cálculo y valoración de los indicadores de relevancia clínica: -Reducción de riesgo absoluto (RRA), reducción de riesgo relativo (RRR) y número necesario de pacientes a tratar para evitar una complicación (NNT). -Valoración de la significación estadística y de los límites de confianza al 95% para conocer la precisión de la estimación. -Valorar la aplicabilidad de los resultados obtenidos en nuestros pacientes a través del análisis de los criterios de selección del estudio. Cumplimiento (6) Identificar el mejor método que mide el cumplimiento CV en la práctica clínica (S, E y CP+ y -). Analizar las formas de incumplir, los motivos y los factores predictores. Buscar la mejor estrategia de intervención mixta para satisfacer el incumplimiento (RRA, RRR y NNT). En las guías de práctica clínica o en los consensos se protocolariza las actividades fundamentalmente diagnósticas y terapéuticas según el entorno sanitario, utilizando diferentes escalas de medición de riesgo CV (basadas en el estudio Framingham) y los diferentes niveles de intervención en los factores de riesgo cardiovasculares específicos. Las más conocidas son para la HTA y para las dislipemias: NCCP, JNC, 5 Sociedades Europeas, OMS-ISH, Sociedad Europea de Arterioesclerosis, Consenso Nacional sobre la HTA, Consenso Nacional sobre el colesterol, 3 Sociedades Españolas, PAPPS-SEMFyC, etc... Vamos a desarrollar dos ejemplos clínicos para conocer cómo se aplica en la práctica clínica CV el proceso de la MBE: a) Prueba Diagnóstica. Acude un paciente con dolor precordial típico, se le realiza un ECG par confirmar o descartar un IAM. ¿Qué información nueva me aporta el ECG? ¿Puedo confirmar o descartar el IAM? Aplicando los resultados de nuestro grupo de trabajo (7), se construye el árbol de decisión clínica y: Antes de pedir la prueba Después de la prueba CP Nivel evidencia Probabilidad Preprueba: 27,8% (+) ( ST) Infinito ECG (-) 0.33 (ST normal) S= 66,7% E= 100% A C FN= 33,3% FP= 0% Aplicando los niveles de decisión según el grupo de MBE (8), como el CP+ es mayor de 10 ó nivel A, los cambios que genera son concluyentes para confirmar el diagnóstico de IAM. El problema es, que los cambios que genera para descartar el diagnóstico se encuentran en el nivel C ó CP entre 0.5-0.2, que indica que los cambios son pequeños. CONCLUSIÓN: El ECG sirve para confirmar de forma concluyente el diagnóstico de IAM si el resultado es positivo, pero no nos sirve para descartarlo si el resultado es negativo. b) Pronóstico y Tratamiento (4): Acude un varón de 54 años, fumador, con una PAS de 140 mmHg, un CT de 280 mg/dl y C-HDL de 48 mg/dl. ¿Qué riesgo de padecer un evento CV presenta en los próximos 10 años? ¿Cómo se modificaría el riesgo CV si dejara de fumar? ¿Qué relevancia clínica presenta el abandono del tabaco? -La puntuación del riesgo CV utilizando la talla de Framingham (4) es de 22 puntos y ello equivale a un riesgo del 21% ó riesgo CV alto. -Si deja el tabaco, los puntos bajan a 18 y ello equivale a tener un riesgo CV del 14%. -Los cálculos de relevancia clínica son (5): RRA= Riesgo basal – Riesgo si abandona el tabaco= 21% - 14% = 7%. RRA 0.07 RRR=----------------- = ----------- = 0.333 ó 33.3% Riesgo Basal 0.21 1 1 NNT=--------- = ---------- = 14.3 RRA 0.07 CONCLUSIÓN: Si abandonara el tabaco, su riesgo absoluto bajaría un 7%, con lo que dejaría de tener un riesgo CV alto, obteniendo un beneficio de reducción de riesgo del 33,3% con respecto al riesgo basal. Así mismo sería necesario tratar a 14 pacientes con estas características para evitar un evento CV. Para finalizar, el proceso de la evidencia en la práctica clínica CV se podría resumir en el siguiente esquema: Proceso clínico Actividades Preventivas Diagnóstico Realizar de Forma Oportunista Las de tipo A Validez ( S y E) y utilidad clínica (CP+ y -) Consistencia o Fiabilidad. Pronóstico Tablas de riesgo CV. Valoración de la Efectividad Tratamiento RRR RRA NNT L de C (95%) y Valor de “p” Cumplimiento Dx y Tto.