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PASTOREANDO EL AULA DE CLASES
La filosofía educativa del maestro como pastor del aula de clases, nos presenta
la labor del educador con un mayor alcance que la de profesor y maestro. El
pastor alimenta, cuida y lidera correctamente a sus alumnos. Es motivado por el
amor y su propósito es hacerlo todo para la Gloria de Dios, razón por la cual no
dudamos un día será galardonado por “El Príncipe de los Pastores”, un premio
que ninguna institución educativa de esta tierra puede ofrecer.
El enfoque de esta conferencia está más orientado a la acción de pastorear que
al describir a un pastor, el Apóstol Pedro escribió: “Apacentad la grey de Dios
que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo
señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.”
(1ª. Pedro 5:2)
Existen dos formas en que se puede pastorear un aula de clases. De la manera
legalista e impositiva o con gracia, enfocándonos en el corazón.
En esta oportunidad me estaré refiriendo a las formas de aplicación de los
hábitos y rutinas de salón de clase, los cuales pueden ser aplicados en forma
correcta o incorrecta.
I.
APACENTANDO EN FORMA IMPOSITIVA LEGALISTA:
cuidando de ella, no por fuerza
Nuestro trasfondo cultural y religioso se ha caracterizado por la imposición.
Nuestros problemas sociales, tales como el machismo, la desintegración familiar,
la violencia intrafamiliar y otros, contribuyen a conformación de una cultura de
dureza.
Nuestro trasfondo religioso está orientado a considerar la salvación por obras y
la forma en que se enseñan los valores está basada en el esfuerzo humano.
El Señor Jesús expresó: “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las
ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren
moverlas.” (Mateo 23:4) Los Fariseos eran rígidos requiriendo que las personas
cumplieran con cada detalle de la ley y lo exigían en una forma rigurosa. Pero
ellos mismos se excusaban de sus faltas de cumplimiento.
Recuerdo que a la edad de 7 años llegué del “Kinder de Aniceto” como algunos
le llamaban al kinder que tenía la esposa del mencionado artista a un colegio
religioso de mucho prestigio, para cursar mi segundo grado. Mi maestro usaba
una sotana negra y su voz y expresión era muy similar a la de los fariseos de
aquel tiempo. Le tenía tanto temor a este religioso que a veces no podía
contener mi vejiga… de la terrible sensación de escalofríos que experimentaba
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cada vez que pasaba cerca de él. Esto marcó mi vida, y desde entonces tuve
aversión al estudio. Hasta que la bendita Gracia de nuestro Dios transformó mi
corazón.
Existen dos sustancias que el organismo segrega: La Adrenalina y la Acetilcolina,
la primera es la que nos vuelve más activos y la segunda es la que paraliza.
Cuando usted ante una sensación de miedo se ha quedado paralizado, es a
causa de la acetilcolina.
La acetilcolina es aquella sustancia que paraliza a muchos niños, de manera que
no logran leer, contestar bien un examen o se turban mentalmente y tienen
especies de lagunas mentales. Muchos niños no aprenden por causa de que la
actitud rígida y demandante de sus maestros les inhibe.
Otro de los problemas es la Educación de tipo conductista, basada en premios o
castigos. Nosotros como institución la practicamos por un buen tiempo. Les
ofrecíamos méritos por guardar sus hábitos o deméritos (caritas tristes), por no
guardarlos. El problema de este enfoque es que trata con la conducta y no con
el corazón.
La conducta del ser humano está basada en el deseo. Todo lo que hacemos es
por causa de que lo deseamos. Aún cuando alguien diga que está haciendo algo
que no desea, realmente si lo hace es porque lo quiere hacer, aunque sea de
mala gana.
El maestro que pastorea en forma legalista, está satisfecho con un resultado
externo y aparente de orden, pero en cuanto da la vuelta, el aula se le
desordena.
Cuando el maestro pastorea en base a la Gracia, trata con el corazón, que es la
fuente de donde provienen los deseos del ser humano.
Los resultados de esta manera de pastorear a los alumnos invariablemente,
serán de rebeldía a veces manifestada en la conducta y otras veces en
desmotivación hacia el rendimiento académico.
II.
APACENTANDO EN FORMA INTERESADA:
Uno de los mayores problemas que vivimos en estos tiempos es el
profesionalismo. Es cierto que Dios es su Gracia nos concede un salario, pero la
motivación de un maestro pastor del aula de clases no debe ser su salario, sino
el amor por aquel que inmerecidamente le escogió para ser su hijo y le llamó a
apacentar las ovejas del aula de clases.
El Dr. John Piper dice: “Estamos siendo asesinados por el profesionalismo del
ministerio pastoral. La mentalidad del profesional no es la mentalidad del profeta.
No es la mentalidad del esclavo de Cristo. El profesionalismo no tiene nada que
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ver con la esencia y el corazón del ministerio Cristiano. Entre más profesionales
anhelemos ser, mayor será nuestra estela de muerte espiritual. Pues no existe la
niñez profesional (Mat. 18:3); no existe la ternura de corazón profesional (Efe.
4:32); no existe el clamor por Dios profesional (Sal. 42:1).”
“Muy enfáticamente, nos somos parte un equipo social compartiendo metas con
otros profesionales. Nuestras metas son una ofensa; son locura (1 Cor. 1:23). La
profesionalización del ministerio es una amenaza constante a la ofensa del
Evangelio. Es una amenaza a la naturaleza profundamente espiritual de nuestro
trabajo. Lo he visto a menudo: el amor por el profesionalismo (igualdad entre los
profesionales del mundo) mata las creencias de que uno es enviado de Dios
para salvar a la gente del infierno y hacerlos extranjeros espirituales que exalten
a Cristo en el mundo.” John Piper
Existe una diferencia abismal entre la motivación de alguien que realiza alguna
labor motivada por un salario y alguien que la hace por amor.
El profeta Miqueas expresó: “…sus sacerdotes enseñan por precio, y sus
profetas adivinan por dinero…” Raíz de todos los males es el amor por el dinero.
Esto no quiere decir que en los colegios cristianos no debemos remunerar
dignamente a nuestros maestros, sino más bien que la motivación de nuestro
corazón debe ser el Santo Llamamiento.
El Apóstol Pablo nos muestra como el amor por su Señor motivaba su vida y
ministerio cuando expresó: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo
mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más,
sea amado menos.” (2ª. Corintios 12:15) Pablo estaba dispuesto a dar de lo
suyo y a darse gastando su vida desinteresadamente motivado por el amor.
He sido grandemente impactado por maestros que invierten de los suyo por
comprar algún alimento a niños que no llevan lo suficiente para el refrigerio.
Otros invierten de lo suyo para obsequiar algún regalito a aquellos niños
conforme al sentir de sus corazones.
III.
APACENTAR EN FORMA MANIPULADORA:
no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado
El maestro pastor del aula de clases es un siervo de todos, pero hay maestros
que han usado a los alumnos para sus propios propósitos. Supe del caso de una
maestra que dejaba a una de las mejores alumnas calificando (haciéndole su
trabajo), durante el recreo y la alumna se quedaba sin el mismo, mientras la
maestra tranquilamente platicaba. Otra les pedía a los alumnos que le
compraran cosas (pizza, etc…)
El Señor dijo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de
ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre vosotros
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no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor”
Al manipulador lo que le interesa es logar sus propios deseos. No existe cosa
más dañina y que cause más dolor para un alumno que verse utilizado… Dios
nos ha llamado para servirles.
IV.
APACENTANDO VOLUNTARIAMENTE
… sino voluntariamente… con ánimo pronto. La versión Etiópica lo pone
así: “En la plenitud de tu corazón, con gozo”
No como una carga que nos ha sido impuesta, sino más bien con el gozo y
disposición que la Gracia de Dios produce en nuestras vidas. Palabra de Dios
nos muestra que el hacer la obra con mala disposición es desagradable delante
de Él. “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de
corazón…” (Deuteronomio 28:47).
El Apóstol Pablo estaba conciente que el servir a nuestro Dios de buena
disposición conllevaría recompensa de parte de nuestro Dios. “Por lo cual, si lo
hago de buena voluntad, recompensa tendré…” 1Co 9:17
Dios es más agradado cuando nuestro corazón ha encontrado mayor
satisfacción en Él.
Jonathan Edwards (Teólogo y Filósofo de los años 1700 y unos de los primeros
Directores de la Universidad de Princeton), decía que “no podemos realizar una
verdadera labor educativa a menos que hayamos saboreado y disfrutado al Dios
que ha creado todas las cosas.”
Existen sentimientos naturales: Los cuales responden a lo que vemos, olemos
palpamos, gustamos o pensamos. Pero también existen sentimientos o afectos
santos, los cuales responden a lo que Dios ministra a nuestros corazones por su
Santo Espíritu y Palabra
Un maestro pastor del aula de clases es un líder. El liderazgo se define como: La
capacidad de influenciar a otros a realizar un propósito determinado.
Un líder está saturado de entusiasmo y buena voluntad.
El liderazgo del maestro pastor del aula de clases, consiste en la gracia que Dios
le imparte a través de una buena disposición, para motivar e influir en los
alumnos a alcanzar el propósito, por el cual Dios les ha enviado a esa institución
educativa.
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El maestro que apacienta con gracia, les imparte ánimo, no elevando su ego o
autoestima, sino más bien mostrándoles la abundante gracia que tenemos en
Cristo Jesús.
V.
APACENTANDO EL CORAZÓN CON GRACIA
Si el maestro legalista les pone pesadas cargas a través de su exigencia
enfocada en la conducta, el maestro basado en la Gracia les muestra que su
yugo es fácil de llevar. Tal como está escrito: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mt
11:28-30)
El maestro pastor del aula de clases, invita a aquellos niños y jóvenes trabajados
y cargados con el yugo legalista con que sus padres les han estado criando, la
religión con fundamentos en las obras de la ley; y el de los maestros rígidos y
legalistas a venir a Cristo.
El maestro pastor del aula de clases necesita tener la convicción del llamado a la
conversión de los niños a la edad más temprana posible.
Andrew Bonar expresó lo siguiente: “Hay un error práctico muy común entre los
creyentes. Todos profesan creer que el Espíritu Santo puede convertir las almas
a cualquier edad, y que nunca es muy temprano para que la conversión ocurra;
pero aún así, no buscan la conversión de los niños con el mismo ánimo de fe
que manifiestan al pedir y esperar que el Espíritu Santo transforme a aquellos de
edad madura.”
El mayor problema es haber comprendido mal este texto: Proverbios 22:6:
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
“La persona que utiliza este texto probablemente lo aplica de esta forma: ‘sólo
enséñele el plan de salvación al niño, y demuéstrele los caminos felices de la
sabiduría, y aunque en la niñez no se convierta, sin embargo cuando sea
mayor, no cabe duda de que escogerá el camino que tú le enseñaste.’¿Pero es
esto cierto? ¿Es éste el verdadero sentido del texto? ¡Está lejos de la verdad!
El Espíritu Santo quiere enseñarnos otra lección a través de esas palabras;
esto es, ‘Asegúrese de establecer al niño en el camino, mientras todavía es
niño, y sólo entonces no tendrá que preocuparse de su perseverancia.’ Esto es,
inicie al niño en su camino (ver el hebreo), o al principio del camino. Introduzca
la verdad en su alma mientras es niño y descanse seguro de que él se
mantendrá como ha comenzado. Es un texto de gran bendición para
exhortarnos a buscar la presente e inmediata conversión de los niños.” Andrew
Bonar
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El llamado a la conversión va más allá de un levantar de manos o repetir la
oración del penitente. Muchos de nosotros repetimos el “Credo Niceno” muchas
veces en forma religiosa y no por eso experimentamos la salvación.
La conversión de los niños es el cumplimiento del Nuevo Pacto:
Jeremías 31:34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la
maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Aún los más pequeñitos pueden venir a Cristo, arrepentidos de sus pecados,
Señor poniendo su confianza en el Sacrificio Suficiente y Perfecto para la
Salvación de sus almas.
La carga del maestro pastor del aula debe estar enfocada en el corazón del
alumno.
“ Nosotros no estamos satisfechos si un niño muestra piedad, pero permanece
sin cambio… la pureza externa, no importa cuan buena sea su apariencia, no
puede prevalecer ante el ojo omnisciente de Dios, sin el poder de Cristo obrando
en el corazón.” Decía: Herman August Frankle
Además de llamar a la conversión a los niños, necesitamos enfocarnos en sus
corazones a fin de que su obediencia sea genuina. Tenemos la tendencia a
tratar con lo externo porque, los resultados aparentes de cambio de conducta se
logran percibir en un tiempo corto; porque muchas veces es más fácil y porque
es hasta cierto punto normal que el hombre se fije en lo externo.
El tratar con la conducta, traerá como resultado niños orgullosos, que
menosprecian a sus maestros y a los demás, alumnos religiosos, que creen en
su propia justicia, pero su corazón esté muy apartado de la realidad de Dios.
Tratar con su corazón traerá como resultado todo buen fruto espiritual.
El Señor prometió hacer una obra preciosa en el corazón de sus hijos:
“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,
dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jeremías 31:33)
ENSEÑANDO LA GRATITUD E INDIGNIDAD: El antiguo pacto fue condicional,
el nuevo es incondicional. La Ley decía “SI TU HACES YO HARÉ”. El legalismo
es una degeneración de la fe y de la conducta cristiana. Se manifiesta cuando,
consciente o inconscientemente se basa la esperanza de salvación en el cabal
cumplimiento de la ley divina. Y cuando se pierde de vista el espíritu interior de
los mandamientos observando solamente los aspectos externos de los mismos.
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El legalismo nos ofrece bendición por obedecer y maldición o castigo por
desobedecer.
Es importante que comuniquemos a los niños acerca de la Salvación y la gracia
desde el punto de vista de un Pacto Incondicional, lo cual les impartirá un
verdadero sentido de indignidad, vital para su vida espiritual
El Apóstol Pablo expresó: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que
no soy digno de ser llamado apóstol.,.”
Un niño a quien le es impartido un sentido de indignidad, será un niño feliz y
agradecido, dará gracias a Dios por todo y se considerará alguien que reconoce
su necesidad espiritual. El Señor dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.”
ENSEÑANDO LO RAZONABLE DE LA LEY
Daré mi ley en su mente
Necesitamos enseñar el “porqué”. El legalismo simplemente exige obediencia a
la letra de la ley. Debes obedecer porque así está en el reglamento…
Dios en su Bondad infinita ha establecido leyes, a través de las cuales rige el
universo. Podemos enseñarles el porqué el firmamento no es un caos, ¿qué
pasaría si no tuviésemos semáforos” que sería de un país sin leyes, de un hogar
sin normas o de una escuela sin reglas.
La Palabra nos dice: “Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios
justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”
(Deuteronomio 4:8)
Dios en su bondad nos enseña hábitos para que no se haga una “buruca” en la
que alguien salga golpeado, para que no todos al mismo tiempo hablen etc…
Los buenos hábitos son importantes porque nos muestran la bendición del orden,
la buena postura que nos ayuda a cuidar del templo de Dios y facilitan sus
propósitos.
Lo importante es mostrarles por las Sagradas Escrituras que las leyes y
reglamentos son expresiones del amor de Dios y que no las merecemos, por lo
que necesitamos estar agradecidos y que honramos a Dios mientras las
obedecemos.
ENSEÑANDO LO APLICABLE DE LA LEY
y la escribiré en su corazón
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A través de la iluminación del Espíritu Santo, causa que su Palabra sea aplicada
o escrita en nuestros corazones y en los de nuestros alumnos.
Pero es importante que después de enseñar acerca de las leyes y reglas,
hagamos una aplicación al corazón del niño. Necesitamos enseñarles a
identificarse con La Palabra. El alumno necesita cuestionarse ¿qué me quiere
hablar Dios con esta Palabra. ¿Quizás sea un desordenado en su casa? Y
necesite reconocerlo. El Apóstol Pablo dijo: “Porque oímos que algunos de entre
vosotros andan desordenadamente…” (2ª. Tesalonicenses 3:11)
O quizás se trate explicar las rutinas para revisión de tareas o exámenes. Es
muy importante ministrar al corazón de los alumnos acerca de la integridad en
sus tareas, los peligros del plagio, copia, fraude etc…
Si tratamos solo con la conducta lo usual sería decir: el que encuentre copiando
tendrá 0. Pero si tratamos con el corazón, lo deberíamos hacer de la siguiente
manera: Niños o alumnos, yo mismo soy o he sido tentado(a) a engañar, al
fraude, pero esto es un pecado aborrecible a los ojos de Dios, tal como está
escrito: “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos
altivos, la lengua mentirosa… (Proverbios 6:16-17)
Si hemos pecado necesitamos venir delante de su presencia y confesárselos a
Dios. La Palabra dice que: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1ª. Juan 1:9)
Necesitamos enseñarles a confiar en el Perdón de Dios, mostrándoles que el
mismo es obtenido gracias al sacrificio de nuestro amado Señor.
Es importante guiarles al arrepentimiento a fin de desechar el camino del engaño,
tal como la Palabra del Señor nos dice: “Desechando, pues, toda malicia, todo
engaño…” (1ª.Pedro 2:1)
ENSEÑANDO LA GRACIA DISPONIBLE
Si solamente señalamos el pecado y llamamos al arrepentimiento, el mensaje
está incompleto y podría traer condenación al corazón de los alumnos.
La Gracia es la ayuda de Dios a través del poder de su Santo Espíritu que hace
que hace que su yugo sea fácil de llevar y ligera su carga.
Si no tuviésemos por enemigos a Satanás, el mundo y la carne, el yugo de la
obediencia sería sumamente fácil y no necesitaríamos de la ayuda de Dios.
El yugo de Cristo es fácil por que Él hace ligera la carga. Imaginémonos a
alguien cargando algo muy pesado, pero que lo siente liviano porque el mayor
peso lo lleva alguien sumamente poderoso, bondadoso y amoroso.
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Concluyendo: Podemos pastorear a los alumnos de manera legalista, rígida e
impositiva o bien enfocándonos al corazón de los alumnos, con Gracia
Dios nos conceda ser pastores que los motivos correctos honremos a nuestro
Dios ministrando un mensaje de Gracia a nuestro alumnos.
Hno. René Mejía Vides
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