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DIAGNÓSTICO
Leucocituria aislada de repetición
M.T. de Jesús Gómez, C. del Castillo Comas, L. Díaz Díez-Picazo y L. Ayerbe García-Monzón
d
Especialistas en MFyC. Madrid. España.
n
E
de
s,
s,
ola
s un hecho frecuente en la consulta de atención primaria el
hallazgo de leucocitos en el sedimento urinario. Ante esto, la
primera actitud es descartar la clínica de infección del tracto urinario y realizar un urocultivo. Hay múltiples publicaciones respecto
al manejo práctico de los pacientes con urocultivo positivo. En el
caso de que el resultado de éste sea negativo, hemos constatado
mediante una búsqueda en Medline (palabras clave: sterile leukocyturia y leukocyturia without bacteriuria) la presencia de pocas
referencias bibliográficas que ayuden en la práctica clínica diaria.
El objetivo del presente artículo ha sido la revisión de dichas referencias para orientar nuestra actuación en esta situación clínica.
DEFINICIÓN
Se entiende por leucocituria la presencia de más de 5 leucocitos
por campo en el sedimento urinario1. Algunos autores consideran
que el umbral de la leucocituria es variable en función de la edad y
el sexo2. Según la clínica del paciente, puede valorarse la realización de un estudio cualitativo para determinar la naturaleza de los
leucocitos (si son polimorfonucleares normales o alterados), la presencia de cilindros leucocitarios (indicativos de afección del parénquima renal) o eosinófilos (una concentración > 5% sugiere nefritis una intersticial aguda)3. La situación clínica más frecuente es
que tras la detección de leucocituria se objetive la presencia de
bacterias en el urocultivo. En caso contrario, nos encontramos ante una leucocituria “esteril”. Ésta refleja que los medios de cultivo
habituales no detectan el microorganismo implicado (de ahí el término), por lo que, como se describe más adelante, deberemos buscar una patología inflamatoria no infecciosa, o bien una patología
infecciosa producida por gérmenes que crecen en medios específicos de cultivo4.
TABLA I Causas infecciosas de la leucocituria estéril
Bacterias
Haemophilus
Gonococo
Micobacterias
Anaerobios
Estreptococo betahemolítico
Micoplasma
Clamidias
Virus
Herpes 2
Adenovirus tipo 2
Citomegalovirus
Parásitos
Bilharziasis
Hongos
Candida
Torulopsis glabrata
Protozoos
Tricomonas
TABLA II Causas no infecciosas de leucocituria estéril
Lesión traumática
Litiasis
Iatrogenia
Patología tumoral
Nefritis intersticial aguda
Uropatía malformativa
Cistitis intersticial
Glomerulonefritis abacteriana
Diabetes mellitus
Lupus eritematoso sistémico
Nefrocalcinosis
Oxalosis, cistinosis
Fase premenstrual
Puerperio
rulonefritis abacteriana y la nefritis interticial. Finalmente, hay
otros procesos sistémicos, como la diabetes mellitus y el lupus eritematoso sistémico5, entre otros, que pueden ser responsables de
una leucocituria estéril recurrente.
ETIOLOGÍA
La leucocituria estéril puede ser debida a causas infecciosas o no
infecciosas (tablas I y II)2,3,5,6. Entre las primeras, destaca por su
prevalencia la tuberculosis genitourinaria. Otros microorganismos,
aunque infrecuentes, deben ser considerados según la historia clínica del paciente. Es importante descartar la toma de antibióticos
como una posible causa de leucocituria estéril –a menudo automedicados o pautados por otros profesionales– que producen cultivos
falsamente negativos.
Entre las causas no infecciosas, cabe señalar por su frecuencia la
urolitiasis, que a menudo cursa de forma paucisintomática. Por
otro lado, según la edad y las características clínicas del paciente,
debe descartarse la presencia de un proceso tumoral. Asimismo,
conviene considerar las nefropatías inflamatorias, como la glome90
JANO 17-23 SEPTIEMBRE 2004. VOL. LXVII N.º 1.532
ENFOQUE CLÍNICO
Ante el hallazgo de leucocituria, como ya se ha indicado anteriormente, el primer paso debe ser su confirmación y la realización del
urocultivo. Ante un cultivo negativo, debe iniciarse el diagnóstico
diferencial de las posibles causas mediante la anamnesis orientada
por la sintomatología del paciente. No hemos encontrado ninguna
referencia bibliográfica que aporte evidencia para establecer un
orden de prioridad en las pruebas diagnósticas. En nuestra opinión, la pauta de actuación debe tener en cuenta la prevalencia y la
relevancia de los posibles diagnósticos, así como la eficiencia y la
seguridad de la prueba diagnóstica. En este sentido, proponemos
iniciar el cribado de la tuberculosis genitourinaria, dada su preva(864)
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lencia, mediante el estudio microbiológico. En función de las
características clínicas, se valorará el estudio de la vía urinaria
para descartar una litiasis, y en función de la edad del paciente
las causas tumorales. Para ello, realizaremos estudios de imagen (radiografía simple de abdomen y ecografía) y anatomopatológicos (citología de orina). Para descartar una lesión parenquimatosa renal, determinaremos la función renal mediante una bioquímica sanguínea general. Si tras estas pruebas no
se logra establecer un diagnóstico preciso, convendría solicitar
cultivos especiales de los gérmenes anteriormente citados
(clamidias, anaerobios, micoplasma…) y serologías específicas
(herpes virus, adenovirus, citomegalovirus). Según la situación
clínica y los hallazgos diagnósticos obtenidos, se valorará la
conveniencia de remitir al paciente a la atención especializada. Si, por el contrario, no obtenemos ningún dato concluyente ni orientador, creemos conveniente realizar un seguimiento
periódico del paciente, revaluando en cada visita el diagnóstico diferencial. Bibliografía
1. Darnell Tey A. Exploración y orientación diagnóstica del enfermo renal.
En: Farreras-Rozman, editor. Medicina interna. Barcelona, 2002.
2. Linzenmeier G, Essers L. Differentialdiagnose der “sterilen leukozyturie”.
Dtsch Med Wochenschr 1980;105:1734-5.
3. Dosquet P. Leucocyturie-Bactériurie: Orientation diagnostique. Rev Prat
1992; 42:1193-4.
4. Bonillo García MA, Cabrera Castillo MJ. 21.17 Alteraciones de las pruebas
de estudio urinario. En: Guía de actuación en atención primaria. 2.a ed,
Barcelona: SEMFyC, 2002.
5. Handrick W, Schöne D, Jäger HD. Zur Differential diagnose der sogenannten sterilen Leokozyturie im Kindesalter. Kinderarztl Prax
1977;45:132-8.
6. Dracon M, Lemaitre L. Infections urinaires de l’enfant et de l’adulte-leukocyturie. Rev Prat 2003;53:1137-42.
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