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TRASPLANTE HEPATICO POR CIRROSIS CRIPTOGÉNETICA 18 Martín Prieto David Nicolás INTRODUCCION Etimológicamente, el término criptogenética procede de las palabras griegas genesis (origen) y kryptos (oculto). Esta denominación se aplica, pues, a aquellas cirrosis en las que no se puede identificar una etiología específica. La cirrosis criptogenética (CC) es, por definición, un diagnóstico de exclusión que implica que se ha realizado una búsqueda exhaustiva de las diferentes etiologías de cirrosis1. El enfoque diagnóstico variará en función de las causas más frecuentes de enfermedad hepática crónica en cada área pero, en general, debe incluir los procesos expuestos en la tabla 18.1. En el caso de que se hayan aplicado sin éxito las medidas diagnósticas convencionales para el reconocimiento de la etiología de una cirrosis, antes de considerar que se trata de una hepatopatía criptogenética debería descartarse una infección oculta por virus de la hepatitis B (VHB) o virus de la hepatitis C (VHC), así como examinar si existe algún dato que indique la existencia de un proceso autoinmune, como hipergammaglobulinemia o enfermedad extrahepática de base autoinmune. El porcentaje de pacientes con cirrosis criptogenética ha ido disminuyendo en los últimos años a medida que la incorporación de nuevos procedimientos diagnósticos, especialmente serológicos y virológicos, ha permitido reconocer la etiología de enfermedades que eran hasta hace poco consideradas de causa desconocida. Sin duda alguna, el avance más relevante ha sido haber podido incluir un porcentaje importante de estos casos en 215 el grupo de las cirrosis provocadas por el virus de la hepatitis C, a partir del descubrimiento de este virus2,3. En los años setenta, más del 50% de las hepatitis crónicas y cirrosis eran consideradas criptogenéticas. Después del descubrimiento del VHC, más del 80% de estos casos pueden atribuirse a un a infección por este virus4. El hallazgo reciente del virus de la hepatitis G (VHG)5,6 y del virus TT (TTV)7 ha impulsado la realización de numerosos estudios para determinar su responsabilidad en la etiología de hepatopatías de origen no filiado, si bien los resultados disponibles hasta la fecha no apoyan que estos virus provoquen enfermedad hepática8-10. A pesar de los grandes avances en el diagnóstico de las enfermedades hepáticas, aún existe un subgrupo significativo de individuos con cirrosis de etiología sin esclarecer. Como la cirrosis criptogenética sigue siendo un proceso sin una etiología específica que, con toda probabilidad, representa en realidad un espectro de enfermedades, no es de extrañar que apenas existan estudios que hayan analizado específicamente los resultados del trasplante hepático (TH) en esta entidad11,12. TRASPLANTE HEPÁTICO EN LA CIRROSIS CRIPTOGENÉTICA Dada la escasez de publicaciones específicas sobre el TH en la CC, a lo largo de este capítulo se hará referencia a los resultados, todavía no publicados, de un estudio multicéntrico español en el que se analizó retrospectivamente la experiencia de la mayor parte de los grupos de TH españoles en 68 pacientes trasplantados por CC. Estos datos fueron presentados en la X Reunión de los Grupos Españoles de Trasplante Hepático, celebrada en Madrid en 1998. 216 5 4 % 4,1 4 3,1 3 2,2 2 1,3 1,4 96 97 1 0 92 93 94 95 Año Fig. 18.1 — Evolución de la prevalencia de TH por cirrosis criptogenética en España. PREVALENCIA En las series iniciales11-13, la prevalencia de TH por CC oscilaba entre 6% y 13% (Tabla 18.2). En los últimos años, esta prevalencia parece ir disminuyendo, probablemente en relación con la incorporación de nuevas técnicas diagnósticas. Así, en el estudio multicéntrico Español, sólo 2.6% de los 2584 trasplantes hepáticos realizados en España entre 1992 y 1997 correspondían a pacientes con cirrosis criptogenética. En este estudio, se observó, además, que la prevalencia de TH por CC ha ido disminuyendo a partir de 1992 (Fig 18.1). CARACTERÍSTICAS DE LOS PACIENTES TRASPLANTADOS POR CIRROSIS CRIPTOGENÉTICA En el estudio de Charlton y cols11, los pacientes trasplantados por CC eran más jóvenes y con peor reserva funcional hepática (valorada por el estadio Child-Pugh) en el momento del TH que los del grupo control, no detectándose esas diferencias en el estudio multicéntrico español. En ambos estudios, existió un predominio del sexo femenino entre los pacientes con CC, que sólo alcanzó significación estadística en el estudio multicéntrico español (56% vs 34%). La prevalencia de carcinoma hepatocelular en los pacientes con CC parece ser muy baja. En el estudio multicéntrico español, sólo 4% de los pacientes trasplantados por CC tenían carcinoma hepatocelular. Esta prevalencia tan baja contrasta con la observada en pacientes trasplantados por cirrosis de etiología viral (VHC o VHB), que alcanza el 2030%, y sugiere que o bien la mayoría de las CC no están relacionadas con una etiología viral o que, de estar algún virus implicado en la etiología de la CC, éste tiene escaso poder oncogénico. RESULTADOS DEL TRASPLANTE HEPÁTICO Las tasas de rechazo agudo, corticorresistente y crónico no parecen ser superiores en los pacientes trasplantados por CC que en los trasplantados por otras etiologías. En cuanto a la supervivencia, los escasos datos disponibles arrojan resultados contradictorios (Tabla 18.3). En dos estudios realizados en EEUU11,13, la supervivencia de los pacientes trasplantados por CC fue inferior a la del grupo control. La composición del grupo control es importante cuando se pretende analizar la supervivencia post-trasplante de una determinada indicación de trasplante. En el estudio de Ascher y cols.13, el grupo control estuvo constituido por sujetos trasplantados por cirrosis secundaria al virus de la hepatitis C. En cambio, en el estudio de Charlton y cols.11, la mitad de los pacientes del grupo control habían sido trasplantados por procesos colestásicos crónicos, cuya supervivencia post-TH es, clásicamente, mayor que la de los trasplantados por otros tipos de cirrosis. Este hecho, junto con el peor estadio funcional hepático de los pacientes con CC en el momento del TH y que el porcentaje de pacientes trasplantados con incompatibilidad de grupo fue superior en los sujetos con CC (5% vs 0.7%, p<0.03) justificarían en parte, en opinión de Charlton y cols., la menor supervivencia observada en los pacientes trasplantados por CC. Además, en este estudio, un porcentaje importante del exceso de mortalidad observado en los pacientes trasplantados por CC estuvo en relación con una tasa elevada de infecciones graves. En el estudio multicéntrico español, sin embargo, la supervivencia post-TH de los sujetos con CC no fue diferente a la de los individuos del grupo Control, constituido mayoritariamente por pacientes con cirrosis de etiología etílica. Al igual que en otros aspectos, existen pocos datos sobre la evolución a largo plazo de los pacientes trasplantados por CC y, en particular, sobre la frecuencia y gravedad con que este proceso recidiva en el injerto después del trasplante hepático. El porcentaje de pacientes trasplantados por 217 CC que desarrollan hepatitis de causa desconocida oscila entre 0% y 43%, dependiendo de la serie analizada11-15 (Tabla 18.4). Esta prevalencia de hepatitis tiene escaso valor relativo a menos que se compare con la detectada en un grupo control, ya que el hallazgo de alteraciones histológicas en las biopsias hepáticas de los pacientes trasplantados no es un hecho infrecuente. En el único estudio11 que comparó la incidencia de hepatitis con la hallada en un grupo control, se detectó hepatitis crónica activa o esteatohepatitis en 22% de los pacientes trasplantados por CC frente a 7% en los pacientes del grupo control, siendo esta diferencia estadísticamente significativa (p<0.02). La relativa baja tasa de hepatitis en el injerto sugiere una etiología no viral en un porcentaje importante de los pacientes con CC ya que, en pacientes con cirrosis de etiología viral, la incidencia de recidiva histológica es muy alta. Finalmente, según los datos disponibles, parece que la incidencia de cirrosis de etiología desconocida en el injerto es muy baja, al menos a corto-medio plazo. RESUMEN La cirrosis criptogenética representa una entidad poco definida, sin una etiología específica. Su prevalencia está disminuyendo en los últimos años en los programas de Trasplante Hepático. La baja prevalencia de carcinoma hepatocelular en el momento del trasplante y la baja tasa de recidiva de hepatitis en el injerto son factores que van en contra de una etiología viral en la mayor parte de los pacientes con CC. No existen datos claros sobre la frecuencia y gravedad con que este proceso recidiva en el injerto. Finalmente, no existen datos concluyentes sobre si la supervivencia postTH de estos pacientes es inferior a la de otras indicaciones de TH. 218 BIBLIOGRAFÍA 1. Bruguera M, Sánchez-Tapias JM. ¿Qué son las enfermedades hepáticas criptogenéticas? Med Clin (Barc) 2000;114:31-36. 2. Choo QL, Kuo G, Weiner AJ, Overby LR, Bradley DW, Houghton M. Isolation of a cDNA clone derived from a bloodborne non-A, non-B viral hepatitis genome. Science 1989;244:359-362. 3. Kuo G, Choo QL, Alter HJ, Gitnick GL, Redeker AG, Purcell RH et al. An assay for circulating antibodies to a major etiologic virus of human non-A, non-B antibodies. Science 1989;244:362-364. 4. Sánchez-Tapias JM, Barrera JM, Costa J, Ercilla MG, Pares A, Comalrrena L et al. Hepatitis C virus infection in patients with nonalcoholic chronic liver disease. Ann Intern Med 1990;112:921-924. 5. Mushahwar IK, Zuckerman JN. Clinical implications of GB virus C. J Med Virol 1998;56:3 6. Berenguer M, Berenguer J. Virus de la hepatitis G. 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