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[ PERÍODO 1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ARMADA ESPAÑOLA ]
CAPÍTULO IV. CASTILLA
1. LA
Y ARAGÓN EN EL MARCO EUROPEO
INSTITUCIÓN DEL ALMIRANTAZGO
La palabra almirante procede del árabe amir al bahr
—señor del mar— y su rango o dignidad aparece en
España con carácter permanente a partir del siglo XIII,
concretamente en la conquista de Sevilla en 1248 por
Fernando III, el Santo, que concedería el título a su conquistador Ramón de Bonifaz73.
Las Partidas74, lo definen como caudillo de todos los
navíos que son para guerrear y le concede mando y jurisdicción sobre las personas y cosas del mar, desde que la
Armada salía hasta que terminaba la campaña. Debe
tenerse en cuenta, que la Armada castellana no era por
entonces una institución permanente.
Como caudillo militar, el almirante dirige las operaciones de guerra y de él depende el éxito o fracaso de
los combates. Le compete el abastecimiento de las
naves y la provisión de pertrechos de boca y guerra, así
como la dirección náutica de las empresas. Su jurisdicción se extiende en tierra, a atarazanas y astilleros y a
los barrios en que se hallan instalados, como en el caso
de Sevilla, donde disponía de un Tribunal del
Almirantazgo75 y una sede, la Casa del Almirante en el
Alcázar sevillano.
Estos fueros y privilegios, alcanzan un mayor desarrollo en los primeros años del siglo XIV, en los que ya
tiene atribuida una cierta intervención mercantil y aduanera en el puerto sevillano. Pero más destacados son los
privilegios económicos, que le atribuían su participación
en el botín de guerra y en las presas, así como la facultad de cargar en los navíos de transporte una cierta cantidad de mercancía a coste de flete, y que de hecho, se
traducía en una suma en metálico por los armadores,
con el llamado Impuesto del Almirantazgo76, que gravaba la carga y descarga de la mercancía y el fondeo en los
puertos.
La denominación de almirante, aparece por primera vez asignada en 1254 a Ruy López de Mendoza,
siguiéndole como Adelantado Mayor de la Mar77 de
aquél, más con todos los derechos que debe tener el
almirante Juan García de Villamayor. Otros poseedores del título —siempre en la Marina castellana—
serán Payo Gómez Chariño, el genovés Micer Benito
Zacarías y los Bocanegra, (Ambrosio y Edigio), al servicio del rey de Castilla. Entre ellos, han de colocarse
también Juan Mathé de Luna, cuya acción frente a
Tarifa, hizo que no fuera inútil el gesto de Guzmán,
el Bueno, Fernán Pérez Amimón, probablemente judío
converso, el infante Juan Manuel, Gilberto de
Catellanou, caballero aragonés, y Alfonso Jofre
Tenorio, vencedor de portugueses y africanos, muerto
gloriosamente en la mar el 16 de abril de 1340. Hay
que destacar también, a los Fernández de Tovar
(padre e hijo), Alvar Pérez de Guzmán y Diego
Hurtado de Mendoza, antes de que Enrique II vincule
el cargo a la Casa de los Enríquez, convirtiéndose
prácticamente en un título honorífico.
Durante el período de la Casa de Austria, el cargo de
almirante de Castilla78 seguía vinculado a los Enríquez,
señores de Medina de Rioseco, que llevaron durante
algún tiempo el título de condes de Melgar. En 1538,
Carlos I creó a favor del almirante Fadrique Enríquez el
título de Medina de Ríoseco, pasando desde entonces el
condado de Melgar a los hijos primogénitos de los almirantes. En el período de los Austrias, fueron almirantes
sucesivamente, Enríquez, Luis I, Luis II, Luis III, Juan
Alfonso, Juan Gaspar y Juan Tomás. A la muerte de este
último ya en tiempo de los Borbones, Felipe V no otorgó el cargo de almirante a su sucesor y más tarde lo
suprimió.
Posteriormente, la institución del Almirantazgo ha
sido recreada en diversas ocasiones, aunque dotándosele de distinto contenido, mereciendo consignarse la
(73) Ramón de Bonifaz. Almirante español (1200-1256). Estuvo al servicio de Fernando III y se puso al mando de la escuadra
que derrotó a los musulmanes en el Guadalquivir, con lo que contribuyó a la conquista de Sevilla. Bajo su iniciativa, se construyeron astilleros a las orillas del Guadalquivir que fueron la base de la nueva flota castellana.
(74) Las Partidas. Es el código más importante de la Edad Media y las más amplia recopilación legislativa desde el derecho romano. Se divide en siete apartados, que corresponden a otras tantas materias jurídicas. Además, representan un gran cuadro de
costumbres de los españoles.
(75) Tribunal del Almirantazgo. Consejo de la Armada o conjunto de los almirantes de una Marina.
(76) Impuesto del Almirantazgo. Derecho que, para los gastos de la Marina Real, pagaban las embarcaciones mercantes que
entraban en los puertos españoles.
(77) Adelantado. Este nombre, de origen latino, significa hombre antepuesto, preferido, sobrejuez, y corresponde a un alto cargo de
la administración de la justicia. Su nombramiento corresponde al rey o por delegación de éste. Su nombramiento era vitalicio y,
en algunos momentos, además lo heredaba su sucesor.
(78) Almirante de Castilla. El que ejercía efectivamente ese cargo, hasta que el título pasó a ser honorífico y vinculado, como
ocurrió también en Aragón.
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asignación del cargo al infante Antonio María Pascual,
así como las reformas de Godoy y las del brigadier Juan
Bautista Topete, tras la Revolución de 1868.
2.
LA
PROYECCIÓN MEDITERRÁNEA CATALANO-ARAGONESA
LOCUCIÓN: LA
PROYECCIÓN MEDITERRÁNEA CATALANO-ARAGONESA.
La unión de Cataluña y Aragón había hecho de este
reino, una potencia marítima muy respetable, pero para
poder dominar el Mediterráneo Occidental le faltaba la
conquista de las islas Baleares, por lo que los nobles
catalanes ofrecieron a Jaime I, sucesor de
Pedro II, sus armamentos siempre y cuando fuesen
empleados para apoderarse de Mallorca. Su conquista,
así como la de Valencia, y otras expediciones afortunadas, sirvieron de poderoso estímulo a los catalanes para
fomentar el desarrollo de su Marina. Con ello, se inicia
la proyección marítima catalano-aragonesa, secundada
por el hijo de Jaime I, el Conquistador, y Pedro III,
el Grande, que llevó orgullosamente sus armas al exterior, acopiando desde el principio de su reinado, los
materiales necesarios para la construcción y armamento de naves, que le permitiesen realizar las grandes
empresas navales en las que tomar parte.
El diplomático matrimonio concertado entre la
hija del rey de Aragón Ramiro II, el Monje, Petronila,
y el conde catalán Ramón de Berenguer IV79, supone
los primeros y firmes pasos de Cataluña y Aragón
unidos, y la consolidación de la expansión catalanoaragonesa en el Mediterráneo. Precisamente, los primeros indicios de Marina en territorio cristiano aparecen en Cataluña, que ya a mediados del siglo IX
tenía una Marina capaz de guerrear. A mediados del
siglo XI , Ramón de Berenguer II, estableció un derecho de protección sobre las naves que entraban
en Barcelona. En el siglo siguiente, Ramón
Berenguer III, dió especial impulso a las naves mer-
cantes, y a la reorganización de Armadas de Guerra.
El progreso continuó en tiempos de Ramón
Berenguer IV —ya príncipe de Aragón—, cuyas
escuadras hacen frecuentes incursiones en los mares
de Italia y ayudan navalmente a Alfonso VII de
Castilla a la toma de Almería.
El reino de Aragón, se expandió por el
Mediterráneo en contactos comerciales y su unión
con Cataluña significó también la unión del espíritu
guerrero con la expansión comercial. Jaime I, el
Conquistador 80, hizo honor a su nombre sometiendo
a Mallorca al frente de una poderosa flota, cayeron
sucesivamente Valencia y Alicante. Se creó también
—como en Castilla—, la dignidad de almirante en la
persona de Pedro Ferrando (1263) y las galeras aragonesas, que en su actividad, desbordaban las
aguas propias, colaboraron en la toma de Cádiz por
los castellanos, combatieron a los corsarios berberiscos y se apoderaron de la importante plaza de
Ceuta, consolidando así el naciente prestigio de
Aragón, que ya se atrevió incluso a surcar las aguas
del Bósforo 81.
La política marítima de Aragón iniciada por Jaime I,
fue continuada por sus sucesores. Pedro III afirma su
presencia en Sicilia y comienza a destacar en sus acciones navales su almirante Roger de Lauria. Con
Alfonso III de Aragón82, se mantiene la hegemonía
meditarránea y en 1295, en tiempos de Jaime II, se
firma el Tratado de Agnani, que puso fin a la contienda
siciliana que consolidaba el dominio catalano-aragonés
en el Mediterráneo.
Durante el reinado de Jaime II83, las armas aragonesas llegaron hasta el corazón del decadente imperio
bizantino, y tropas catalano-aragonesas ayudaron al
emperador Andrónico en su lucha contra los turcos. El
jefe de la expedición fue otro famoso almirante, Roger
de Flor84 y trajo, como consecuencia, la incorporación a
la corona aragonesa de los ducados de Atenas y
Neopatria.
(79) Ramón de Berenguer IV. Hijo de Ramón Berenguer III y conde
(1114-1162). Durante su reinado, los destinos de Aragón y de Cataluña se unieron.
de
Barcelona,
murió
en
Génova
(80) Jaime I, el Conquistador. Rey de Aragón, hijo de Pedro II, nacido en Montpellier en 1208 y muerto en Valencia en 1276. A
la muerte de su padre, contaba con sólo seis años. Acometió la tarea de proseguir la empresa de la Reconquista, centrándose,
sobre todo, en las islas Baleares y en el reino de Valencia.
(81) Bósforo. Estrecho de Turquía que separa Europa de Asia y comunica el mar Negro con el de Mármara.
(82) Alfonso III de Aragón. Rey de Aragón (1265-1291). Subió al trono en 1285 al morir su padre Pedro III y estuvo durante su
corto reinado en lucha constante. Conquistó Mallorca y Menorca. Hizo renunciar a Carlos de Anjou de Sicilia, pero este hecho
hizo que entrara en litigio contra Castilla y Francia lo que llevó a firmar un perjudicial Tratado de Tarascón.
(83) Jaime II. Segundo de los hijos de Pedro III y nieto de Jaime I, el Conquistador. Rey de Aragón a la muerte de su hermano
mayor Alfonso III. El reino de Sicilia se lo cedió a su hermano Fadrique, contra el que tuvo que luchar para que se lo cediera,
posteriormente al Papa, fracasando en el intento. Conquistó Cerdeña y tomó parte en la toma de Tarifa.
(84) Roger de Flor. Caudillo italiano al servicio de la corona de Aragón. Nació en Brindisi en 1262 y murió asesinado en 1307.
Estuvo al servicio del rey Fadrique de Aragón y ayudó al emperador de Constantinopla en su lucha contra los otomanos a los
que derrotó con gran furia, lo que provocó su asesinato por parte de sus aliados y una matanza de almogávares.
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«...hasta los peces llevaban sobre sus escamas las
barras de la corona de Aragón».
3. EL
IMPULSO MARÍTIMO DE CASTILLA
LOCUCIÓN: EL
Ilustración de Sancho IV.
Respeto mítico a la figura del rey.
(Historia General de España.
Editorial Planeta).
Junto a los indiscutibles progresos militares, cabe
destacar los significativos avances en la legislación marítima. En 1258, ven la luz las Ordinationes Ripariae85,
compilación de leyes que constituirán el primer código
marítimo conocido después de las Leyes Rodhias. Otro
avance fundamental, fueron las ordenanzas navales de
Aragón, redactadas por el almirante Galcerán de
Cabrera y promulgadas en 1354, por Pedro III en
Barcelona. En ellas, se definen los derechos y deberes
del personal de la Marina aragonesa y se dan directrices
para el buen gobierno de naves y atarazanas entre las
que destacaban las de Barcelona y las de Tortosa.
Durante dos siglos, los reyes de la corona de Aragón
—que lo eran también de Cataluña—, llevaron a cabo
las empresas marítimas que les dieron una indiscutible
preponderancia en el marco europeo de la época,
adquiriendo en el Mediterráneo el respeto y renombre
que otros príncipes admiraron sin poderlo jamás igualar, según escribe el historiador Campany, África,
Sicilia, Córcega, Cerdeña, Nápoles y hasta las más
apartadas regiones del Oriente, fueron escenarios de
continuas victorias, algunas tan significativas como la
expulsión de los turcos de Chipre, hecho ocurrido durante el reinado de Juan II. Con la muerte de Alfonso V86,
sin embargo, se inicia la decadencia de la Marina aragonesa. Los italianos se apoderaron del comercio de
Levante y los corsarios de las aguas del Mediterráneo,
aquel mar, que en tiempos de Roger de Lauria87,
IMPULSO MARÍTIMO DE CASTILLA.
Si Aragón, que tras su unión con Cataluña, había
heredado el espíritu comercial y aventurero de griegos y
fenicios, y Castilla que tras su unión con León, conservaba aún el agrario y legal de los romanos. La Marina castellana, por tanto, no nació con una vocación definida, fue
tras la toma de Sevilla donde Fernando III, el Santo, instauró el Almirantazgo. Éste tuvo más de tribunal jurisdiccional y fiscal que de alentador marítimo para el «Fecho
del Mar». El impulso marítimo castellano tomará forma
en Alfonso X, el Sabio, creador de atarazanas en el arsenal sevillano, más tarde ramificadas en Castro Urdiales y
Santander. Sentó los fundamentos de lo que habría de
ser la ciencia náutica, con los libros del «Saber de
Astronomía» y el de la legislación marítima castellana en
«Las Partidas».
Sin embargo, el que puede considerarse como
único rey marinero de Castilla será Pedro I, el Cruel,
que en su guerra contra Aragón, tuvo buen empeño que
fuese marítima, y hasta él en persona, dirigió desde su
capitana con tal acometividad que recorrió el
Mediterráneo sin oposición y el reino aragonés tras la
presencia de la Armada castellana en sus aguas, tras
alguna escaramuza, se refugió inexplicablemente en
Barcelona, donde desguazan sus galeras y sufrió en su
legitimo orgullo las afrentas y ultrajes de las castellanas.
Reyes que tuvieron alguna participación naval, fueron Alfonso XI —padre de Pedro I—, con la toma de
Algeciras y cerco de Gibraltar y Sancho IV, con el problema devenido del dominio del Estrecho, pero el verdadero impulsor del poder naval castellano es este controvertido rey, cruel para unos, y justiciero para otros.
El siglo XIII, se caracteriza por los rápidos avances de
la Reconquista y por el ideal eminentemente cristiano,
que impulsaron sus campañas. A partir de 1230,
Fernando III, el Santo, une definitivamente los reinos de
Castilla y León, heredados de su madre doña
(85) Ordinationes Ripariae. Durante el reinado de Jaime I, se dictaron unas normas que fueron la base para la promulgación de los códigos marítimos posteriores, recopilados todos en el Libro del Consulado del Mar, la más completa compilación legislativa naval; objeto de una minuciosa reglamentación por Pedro IV en 1347. Fue impreso por primera vez en
1502.
(86) Alfonso V. Rey de Aragón (1396-1458). Durante su reinado aseguró la posesión de Sicilia y Cerdeña, conquistando también
Nápoles. Esto le llevó a quedarse en Italia gobernando estos territorios, mientras su esposa María gobernaba sus reinos peninsulares.
(87) Roger de Lauria. Célebre marino italiano al servicio de los reyes de Aragón. Nació en Lauria en 1250 y murió en Valencia en
1305. Nombrado almirante y jefe de la escuadra de Italia en 1283, donde realizó grandes proezas en todas las batallas navales en las que participó.
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les, y aunque ello supone una notable expansión de la
Marina cántabra, en tiempos de Sancho IV la flota castellana es de tal eficacia que logra derrotar a los árabes
en 1284 y en 1292, participando con la de Aragón en la
toma de Tarifa, que de algún modo, ya significaba el
dominio del Estrecho.
Representación alegórica con naves de la corona de Aragón.
(Museo Naval. Madrid).
Berenguela y de su padre Alfonso IX de León, y que ya
no volverán a separarse. La proyección naval se acentúa, ya que Castilla dependía del mar para buena parte
de su comercio, para ayuda de su industria y para la
resolución de ciertos aspectos estratégicos. Así, tras la
conquista de Sevilla por Fernando III, se abren nuevos
horizontes sureños para la Castilla de Alfonso X88 que
llega hasta Cádiz y la de Sancho IV89, que, desde Tarifa,
se asoma al Atlántico por el Oeste peninsular y por el
Mediterráneo al reino de Murcia.
Pero es desde el Cantábrico, donde el impulso naval
de Castilla se hace patente en el comercio marítimo castellano con Francia, Flandes e Inglaterra desde finales
del siglo XII, con el extraordinario desarrollo de la lana
bajo el control de la Mesta, que transforma las ciudades
del Norte de Castilla en importantes centros comercia-
Un rey con cierta mentalidad naval, Alfonso XI90
desembarazado de amenazas interiores concibe un
vasto plan de cruzada anti-islámica y presta atención a
la Marina como esencial elemento para su realización.
Con la colaboración de su almirante Alfonso Jofre
Tenorio91, ocupa Algeciras tras un largo bloqueo, mantenido por la flota castellana con auxilio de la portuguesa
y la de Aragón, lo cual no ha sido óbice para que en años
anteriores combata contra Portugal, a la que derrota en
el cabo de San Vicente.
El único rey marinero de Castilla, Pedro I92, entabló
una guerra contra Aragón, que el castellano quiso que
fuese marítima, en la que se alzó con una completa victoria sobre las naves aragonesas, a las que humilló;
pero su muerte a manos de su hermanastro, Enrique de
Trastámara93, trajo la guerra contra Inglaterra y en ella
aconteció la sonada victoria de La Rochela, donde el
almirante Edigio Bocanegra derrotó e hizo prisionero al
almirante Hasting (1372) y cuatro años más tarde,
naves castellanas cruzaron aguas inglesas, en una
expedición de castigo. Las naves de Enrique II, capturaron ochenta y cinco naos inglesas en La Rochela, llegando al mando de Sánchez de Tovar hasta las mismas
bocas del Támesis.
Ya en el reinado de Juan I, se libra el combate naval de
El Algarve, entre la Armada castellana y portuguesa, con el
triunfo de la primera al mando de Sánchez Tovar que apresó al almirante portugués Juan Alfonso Tello.
(88) Alfonso X. Rey de Castilla. Hijo de Fernando III, nació en Toledo en 1221 y murió en Sevilla en 1284. Ocupó Murcia y fundó atarazanas
en Sevilla para emprender conquistas en África; también intentó conquistar Alemania, pero falló en su intento. Se le considera mejor protector de las ciencias y de las letras, que de la política.
(89) Sancho IV. Segundo de los hijos varones de Alfonso X y Violante de Aragón (1258-1295). Además de sus disputas por la
sucesión al trono contra los infantes de la Cerda, tuvo que afrontar durante su reinado la pugna con los musulmanes para el
dominio del Estrecho de Gibraltar.
(90) Alfonso XI. Hijo de Fernando IV y de doña Constanza, nació en Salamanca en 1311 y murió en el sitio de Gibraltar en 1350.
Se convirtió en rey a la temprana edad de un año, lo que hizo necesario el establecimiento de una regencia, durante la cual
el reino, se sumió en una gran anarquía hasta que fuera proclamado su mayoría de edad, a partir de la cual impulsó el centralismo monárquico y la importancia de la hegemonía de Castilla en el ámbito europeo.
(91) Alfonso Jofre Tenorio. Fue almirante de Castilla nombrado por Alfonso XI en 1317. Se distinguió en campañas navales contra
los portugueses y marroquíes, llevadas a cabo en el estrecho de Gibraltar. Murió en 1340 durante el combate contra las galeras
de los benimerines del Norte de África, al mando de Abul-Hasan.
(92) Pedro I. Hijo de Alfonso XI de Castilla y de María de Portugal. Nació en Burgos en 1334 y murió asesinado en Montiel en 1369.
Su educación estuvo a cargo del obispo de Osma, Bernabé. Su reinado abarca desde la graves consecuencias de la Peste Negra,
hasta la trágica Guerra Civil, que terminó con el establecimiento de la dinastía de los Trastámara en el trono.
(93) Enrique de Trastámara. Rey de Castilla y León, conde Trastámara (1334-1379). Hijo bastardo de Alfonso XI, subió al trono
después de asesinar a su hermanastro Pedro I. Durante su reinado, se mantuvo más cerca de la política francesa que de
Inglaterra y firmó con Navarra, Aragón y Portugal, tratados de paz garantizados con enlaces matrimoniales.
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Con Enrique III94, se produce la expansión castellana por el Atlántico Sur, con las expediciones a Canarias
y su conquista, que en una primera fase tiene un
carácter privado y no se hace efectiva hasta el reinado
de los Reyes Católicos; pero la política naval de este
rey adquiere una dimensión insospechada con la revitalización de la Reconquista, tan abandonada desde
tiempo de Pedro I, y una armada castellana desembarca y arrasa Tetuán, auténtico nido de piratas berberiscos, pudiéndose advertir la presencia en aguas africanas del famoso Pedro Niño. Ya en el reinado de
Juan II95 (1407), los musulmanes pusieron una vez
más una poderosa flota en el Estrecho y a combatirla
salió el almirante Alfonso Enríquez, que a pesar de la
inferioridad numérica de sus buques, obtuvo una franca victoria sobre los buques de Tremecén y Túnez.
También la flota castellana al mando del almirante de
Castilla Alfonso Enríquez, libra el combate de La
Rochela con signo victorioso, contra ingleses, en uno
de los episodios de la participación castellana en la
guerra de los cien años96.
El siglo XV, es también escenario de un sensible desplazamiento hacia el sur de la Marina castellana, que va a
encontrar en la expansión portuguesa un serio rival,
Aragón mantendrá sus constantes históricas hasta que,
unido a Castilla y a la unión de los reinos peninsulares,
reparta nuevas zonas de influencia y se vuelva a ver en el
poder marítimo, el medio más efectivo y necesario para
encarar el tránsito a la modernidad.
4. LA
AFIRMACIÓN MEDITERRÁNEA DE ARAGÓN
Ni Alfonso II97, primer rey de Aragón y Cataluña unidas, ni su hijo Pedro II, el Católico98, participaron en
hechos navales importantes. La más notable hazaña
LOCUCIÓN: LA
AFIRMACIÓN
MEDITERRÁNEA
DE
ARAGÓN.
Si por proyección mediterránea catalano-aragonesa, hemos entendido el acto de presencia del recién
unido Reino en el ámbito mediterráneo, la afirmación
mediterránea de Aragón puede entenderse iniciada por
Jaime II, en cuyo reinado se realiza la célebre expedición catalano-aragonesa a Oriente, a donde llevaron la
gloria de Aragón, el escudo de las «Cuatro Barras» y el
conocido grito de «Desperta Ferro», inmortalizado por
los almogávares. Alfonso IV y Pedro IV, reafirmarán
esta presencia en tierras italianas a través de una cadena de islas, desde las Baleares hasta la lejana Chipre,
pasando por Córcega, Cerdeña, Sicilia y Malta, donde la
influencia aragonesa se afirmaba por lazos matrimoniales o victorias bélicas, y eran los determinantes de una
expansión comercial, siendo los firmes jalones y los
focos de una cultura y una hegemonía política, necesaria para la conservación y aumento de aquellos baluartes orientales, pero será con Alfonso V, el Magnánimo,
cuando se cumpla en toda su extensión el plan de la
política mediterránea vislumbrado y concebido por sus
antecesores.
estaría reservada a Jaime I, su hijo, que durante su reinado —el más largo de la dinastía y que le valdría el
sobrenombre de el Conquistador—, llevó a cabo empresas trascendentales para el destino de la corona de
Aragón, como la reconquista de Mallorca (1229), a la
que siguió la de Valencia, mucho más laboriosa
(1232-1245), formándose desde entonces, una ventana
abierta al Mediterráneo que posibilita al reino catalanoaragonés» rivalizar con las repúblicas Italianas, e incluso participar y controlar sus destinos. Pedro III, el
Grande99 se apoderó de Sicilia en nombre de su mujer
Constanza de Suabia, pero excomulgado por el Papa
(94) Enrique III. Rey de Castilla, nació en Burgos en 1379 y murió en Toledo en 1406. Durante su reinado, favoreció a la nobleza y
debilitó el poder de las Cortes. También ratificó la alianza con Francia y firmó la paz con Inglaterra. Inició la expansión por el
Mediterráneo, al fortalecer su alianza con el rey de Aragón.
(95) Juan II. Rey de Aragón, nació en Medina del Campo en 1398 y murió en Barcelona en 1454. Heredó la corona de Aragón a
la muerte de su hermano Alfonso V, junto con Sicilia y Cerdeña. Su reinado, puso fin al levantamiento de Cataluña y logró la
unión de Aragón y Cataluña. La muerte le sobrevino durante la campaña de la reconquista del Rosellón.
(96) Guerra de los Cien Años. Conflicto en el que derivó la tensión entre Inglaterra y Francia, suscitada por intereses económicos y dinásticos entre 1337 y 1453, durante el cual, Castilla se vería implicada directamente por haber firmado con Francia un
tratado en 1336.
(97) Alfonso II. Hijo de Berenguer IV y de Petronila, nació en Barcelona en 1132 y murió en Perpiñán en 1196. Heredó el condado de Barcelona y le fue donado el reino de Aragón. Luchó contra Sancho VI de Navarra que invadió su reino; también luchó
contra Castilla uniéndose a Navarra. Se le considera que fue un gran protector de las Letras.
(98) Pedro II, el Católico. Rey de Aragón (1174-1213). Subió al trono a la muerte de su padre Alfonso II y durante su reinado
tuvo discrepancias con su madre, ya que ésta, por el testamento de su esposo, tenía intervención en el Gobierno. El Papa
Inocencio II, le concedió el privilegio de reinar en Zaragoza a cambio de reconocerse censatario del Pontífice. Murió en combate contra Simón de Montfort en 1213.
(99) Pedro III, el Grande. Hijo de Jaime I, el Conquistador y de Yolanda de Hungría (1240-1285). Su vida estuvo marcada por las
disputas ante las sublevaciones de los musulmanes, de los nobles y sobre todo, contra su hermanastro. Así pues, antes de subir
al trono, ya había adquirido una gran experiencia política y bélica. El gran poder de su Ejército, se basó en la flota que le llevó
a conquistas por el Mediterráneo, cuyo mayor logro fue la conquista de Sicilia.
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Martín IV —que había cedido aquel reino, al príncipe
francés Carlos de Anjou100—; antes de morir se lo devolvió al Pontífice. Los sicilianos se sublevaron contra el de
Anjou y realizaron una matanza conocida como las
Vísperas Sicilianas101.
Pedro III, preparó una gran flota de guerra, que en
principio debía dirigirse a Túnez, pero cuando la Armada
estaba ya en la mar, desvió el rumbo y se dirigió a
Palermo. Esta flota, al mando de Roger de Lauria, venció
a la provenzal de Guillermo de Cornu en aguas de Lipari.
Nuevamente, en 1284, venció a la flota francesa de
Carlos de Anjou en Castellmare102, donde el genio Roger
de Lauria, llevó a la flota enemiga a una encerrona y a
que la leyenda creada a su alrededor, dijera que «...los
peces no se atrevían a salir por donde el almirante, al servicio de Aragón, navegaba».
En 1295, se firmó el Tratado de Agnani, que puso
fin a la contienda entre aragoneses y angevinos y se
consolidaba el dominio de los primeros en el
Mediterráneo, y así, durante el reinado de Jaime II,
las armas aragonesas llegaron hasta el corazón del
debilitado imperio bizantino. Una flota se encargó de
trasladar a las tropas expedicionarias que acudieron
contra los turcos en ayuda del emperador Andrónico.
En esta ocasión, fue otro almirante al servicio de
Aragón, Roger de Flor, el que condujo la victoria y
que trajo como consecuencia la incorporación a la
corona aragonesa de los ducados de Atenas y
Neopatria.
Esta mayor preponderancia aragonesa en el
Mediterráneo durante la Baja Edad Media, se verá incrementada por la conquista del reino de Nápoles por
Alfonso V, pero antes hay que hacer mención de otro
gran rey aragonés, Pedro IV, el Ceremonioso103, hijo y
sucesor de Alfonso IV104, que hereda toda la encarnizada lucha de los mares de Levante, en las que tantas
pruebas de arrojo, como de tozudez, estaban dando
catalanes y genoveses, aunque la visión mediterránea
de la política de el Ceremonioso, es la reincorporación
de las Baleares a la corona de Aragón, más los apéndices del Rosellón y Montpellier, todo ello a través de
arriesgadas empresas marítimas.
Gracias al concurso de naves catalanas, valencianas
y mallorquinas, el reino de Aragón pudo desplegar las
operaciones bélicas en todo el Mediterráneo, tanto
Occidental como Oriental y apoyar los esfuerzos de
todos los enemigos del poderío turco amenazante. Sin
embargo, el testamento de Alfonso V rompía toda posibilidad de continuar la política expansionista al dividir
sus estados. Las discordias civiles no interrumpidas,
debilitan Aragón y Castilla durante los oscuros reinados
de Juan II de Aragón y Enrique IV de Castilla105.
La unión de ambos reinos en el tránsito a la modernidad, hará reverdecer nuevos laureles tanto en el suelo
peninsular como en tierras foráneas. La antigua política
de expansión mediterránea iniciada por Cataluña, dejaría a los Reyes Católicos y a Carlos I, el legado de la
soberanía en Italia.
(100) Carlos de Anjou. Rey de Nápoles, murió en Foggia (1226-1285). Después de las Vísperas Sicilianas, fue tomada Sicilia
por Pedro de Aragón.
(101) Las Vísperas Sicilianas. Matanza de franceses como consecuencia de la sublevación de los sicilianos de Palermo en 1282.
(102) Castellmare. Ciudad de la provincia de Nápoles, situada en el ángulo Sureste del golfo de Nápoles. Tomó el nombre de un
castillo construido en el siglo XI y fortificado por Carlos I de Anjou en 1266.
(103) Pedro IV, el Ceremonioso. Hijo de Alfonso IV y de Teresa de Entenza, nació en Balaguer en 1319 y murió en Barcelona
en 1387. Durante su reinado, la corona de Aragón alcanzó su mayor poderío político y económico, e inició también
el proceso de decadencia que caracteriza la historia catalano-aragonesa de finales del siglo XIV y todo el siglo XV.
(104) Alfonso IV. Rey de Aragón, hijo y sucesor de Jaime II (1299-1336). Subió al trono en 1327. Su reinado estuvo lleno de
reyertas con la nobleza y con los Valencias que no estaban dispuestos a la separación del reino de Aragón y el reino
de Valencia, a favor de su hijo Fernando.
(105) Enrique IV de Castilla. Rey de Castilla, nació en Valladolid en 1425 y murió en Segovia en 1474. Durante su reinado,
se tuvo que enfrentar a las intrigas de los nobles capitaneados por su hermano, Alfonso, que fue vencido en la batalla de
Olmedo (1467). Tras su muerte, se produjo una guerra civil, por la disputa de la sucesión en el trono por parte de su
hermana Isabel y su hija Juana.
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