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Los gobiernos tiránicos de
Atenas
Durante el periodo arcaico, se observó que las
transformaciones económicas de Atenas llevaron a una serie de
conflictos políticos entre los aristócratas tradicionales y
otros grupos de la sociedad ateniense. Comerciantes
enriquecidos, artesanos, pequeños agricultores endeudados y
ciudadanos en general exigieron la ampliación de la
participación política o la ruptura de las viejas leyes que
estrictamente beneficiaron a las porciones más enriquecidas de
la población de Atenas.
En este contexto, los reformadores Dracón de Tesalia y Solón
de Atenas emprendieron medidas que allanaron el camino para el
cuidado de una buena parte de estas afirmaciones. La adopción
de leyes, el fin de la esclavitud por deudas y la
reorganización de las asambleas fueron puntos importantes en
este proceso de transformación. Sin embargo, estas
transformaciones golpearon directamente los intereses de
eupátridas, además de no atender prontamente a los defensores
de cambios políticos más profundos.
Fue en este contexto que los gobiernos tiránicos aparecieron
en la ciudad-Estado de Atenas. El primero en llegar al poder
fue Pisístrato (561-527 a.C.), que tenía un gran prestigio con
las clases populares en la región. En su gobierno impuso la
división de las grandes propiedades y la distribución de
tierras a los que tenían pocas posesiones. Además, estableció
varias obras públicas que dieron empleo a muchos atenienses y
organizó eventos deportivos y religiosos.
Dada la muerte de Pisístrato, el gobierno ateniense fue
delegado a sus hijos Hipias e Hiparco. El gobierno siguió un
tono moderado, sin muchas acciones de impacto. Sin embargo, en
el 514 antes de Cristo, la muerte de Hiparco a manos de un
aristócrata acaba haciendo a Hipias emprender diversas
acciones de persecución en contra de la élite de la ciudad. Su
comportamiento acabó promoviendo su expulsión de Atenas, en el
año 510 antes de Cristo.
Más tarde, Iságoras asumió el gobierno como tirano restaurando
los antiguos privilegios de los aristócratas atenienses. Sus
acciones terminaron provocando una reacción violenta de los
populares en la ciudad. Con el objetivo de permanecer en el
cargo, Iságoras llamó a los espartanos a intervenir en la
ciudad, pero fueron finalmente expulsados por los atenienses.
En este nuevo conflicto, el aristócrata Clístenes acabó
movilizando el apoyo necesario para que ascendiera al poder
con el fin de desarrollar un orden político democrático a la
ciudad.