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Contexto histórico de Platón 1.- Aparición del movimiento sofístico y relativización de los valores tradicionales. 2.- Crisis de la democracia ateniense. 3.- Pérdida de la hegemonía de Atenas. 4.- Treinta tiranos. 5.- Muerte de Sócrates durante la restauración de la democracia. 6- El pensamiento platónico fruto de una reacción ultraconservadora que le lleva a proponer un modelo propio de Estado. Platón (Aristocles) vive entre los años 427 y 347 a. C., en plena Época Clásica griega, que comienza con las Guerras Médicas (primeras dos décadas del siglo), que terminan con la victoria de los griegos sobre los persas y consagran la supremacía de Atenas. El afanzamiento de la democracia, propiciado por las reformas de Efaltes y Pericles sobre la base de la constitución de Clístenes, y la relativa tranquilidad bélica, una vez derrotados los persas, permitirá un desarrollo económico y cultural extraordinario de Atenas, al amparo de su hegemonía política y militar, que constituyen la “época dorada de la cultura griega”. En la época de Pericles se realizan las grandes obras de la Acrópolis, gracias, en parte, al tesoro de la Liga de Delos, que se había creado para la defensa contra un hipotético ataque Persa. Obras fabulosas como el Partenón y el Erectión dominan la geografía de Atenas; arquitectura y escultura que sintetizan el orden y la medida aristocráticos y el naturalismo popular. Durante la época clásica destacan escultores como Fidias, Mirón o Praxíteles, arquitectos como Calícrates o Ictino, pintores como Apolodoro, aparece el teatro, la tragedia con Esquilo, Sófocles y Eurípides, la comedia con Aristófanes, la historia como la entendemos hoy aparece con Herodoto y Tucídides, Hipócrates es considerado el padre de la medicina, desarrollo de las matemáticas con los pitagóricos y posteriormente con Euclides, la lógica como ciencia con Aristóteles, la astronomía con Eudoxo y el propio Aristóteles, la física de Demócrito... Y por supuesto, la flosofía, que empieza a escribirse con mayúsculas. El gran invento griego es, sin duda, la democracia. Atenas disfrutaba de una organización social en la que las ideas de isonomía (igualdad ante la ley) y el consiguiente derecho a hablar ante la asamblea (isegoría) propiciaba un modo de vida muy alejado del conservadurismo estamental de la antigua aristocracia – a la que pertenecía Platón, por cierto- o de las oligarquías que todavía seguían gobernando en otras ciudades-estado (como ocurría con la diarquía1 espartana). La democracia ateniense es una democracia directa, asamblearia, en la que los ciudadanos intervienen en primera persona en la Asamblea, en un ejercicio directo de soberanía. No todos los habitantes de la ciudad son ciudadanos, sin embargo: los esclavos, los extranjeros y las mujeres no gozan de los derechos de ciudadanía; sólo los varones adultos que hubiesen terminado su formación militar como efebos (que solía tener lugar entre los 18 y los 20 años) y que fueran descendientes legítimos de ciudadanos atenienses, eran considerados ciudadanos. En un contexto de paz, en el que la decisiones que afectan a todos se toman en la Asamblea, se hace necesario un nuevo modo de saber. Los temas cosmológicos dejan lugar a los relacionados con la convivencia: los saberes humanísticos (el derecho, la política, la moral, la historia... ), y como instrumento fundamental para el éxito social, la oratoria: el arte de la palabra, el arte de convencer por medio del discurso. Para cubrir está necesidad social aparecen los sofstas. Son, normalmente, extranjeros 1 Gobierno dirigido por dos reyes. que viajan de ciudad en ciudad y que se presentan como maestros de arete política2, pues sus enseñanzas pretenden convertir a los hombres en ciudadanos excelentes. Y por ciudadano excelente, se entiende ahora, aquel que es capaz de destacar en el gobierno de la polis, aconsejando a la Asamblea y dirigiendo los asuntos de Estado (triunfo social). 3 Respecto a la flosofía de la naturaleza se muestran escépticos y defenden el relativismo en los asuntos morales y políticos. Esto será, a juicio de Platón, una de las causas fundamentales del deterioro institucional y moral que sufrirá la Atenas de su época. El esplendor ateniense sólo se verá frenado por el impacto negativo de la Guerra del Peloponeso (últimas tres décadas del siglo hasta el 404): una confrontación entre Atenas (de tradición democrática) y Esparta (de tradición aristocrática) que terminará con la derrota de Atenas. Su fota será destruida y no volverá a recuperar el control de las rutas comerciales ni su poderío militar. Además verá cómo su democracia es desmantelada, imponiéndose el gobierno aristocrático de los “Treinta Tiranos” (404-403), bajo la protección de Esparta, en el que participan familiares del propio Platón y que realiza una sangrienta persecución de los líderes demócratas. Una posterior rebelión del pueblo reinstaurará, ante la pasividad espartana, una democracia carente de líderes claros y que, a los ojos de Platón, estará corrompida por políticos que no miran más que por sus propios intereses. Por si esto fuera poco, será este gobierno democrático el que condenará a muerte a su maestro y amigo Sócrates -”el más justo de los hombres”- por impiedad y por pervertir a los jóvenes, como relata el mismo Platón en sus primeros diálogos. Platón nace y vive su juventud en medio de estos avatares que marcan la decadencia de Atenas. Profundamente desencantado con los gobiernos de su época, su propuesta será que los gobernantes se dediquen a la flosofía, o los flósofos gobiernen la ciudad (Carta VII): solo el que conoce cuál sea la verdadera Justicia podrá hacer leyes justas... En la República, quizá el más importante de sus diálogos de madurez4, propone un modelo de Estado clasista en que todo está estrictamente controlado por un gobierno de sabios: “una aristocracia del saber”. En esta utopía o distopía -según como se considere- no es posible la movilidad social ni la crítica. Es sin duda una “sociedad cerrada”, diría Popper. 2 Como ya sabemos, “areté” es excelencia, la plenitud de las capacidades propias de algo, o de una animal o un individuo (así se podía hablar de “la arete del caballo” en referencia a su fortaleza y velocidad y decir de este caballo que tiene areté). La educación tradicional estaba restringida a la nobleza y consistía en el dominio de la equitación y las armas, el respeto a los dioses y a los antepasados, es decir la arete era cuestión de hazañas guerreras y de linaje aristocrático (era, de hecho innata, don de los dioses y exclusiva de la aristocracia). 3 Igualmente un ciudadano excelente sería capaz de defenderse adecuadamente en un juicio (no existía la figura actual del abogado) 4 Más tarde en El Político y en Las Leyes su posición se hace más rígida, más dictatorial, acercándose incluso a posturas más propias de la tradición dórica -como la espartana- que de la jónica, a la que él pertenecía.