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El Exorcismo:
La Lucha entre el Bien y el Mal
En las vísperas del siglo XXI, en el plano
espiritual, se sigue librando la misma
batalla que en el inicio de los tiempos.
En las vísperas del siglo XXI, en el plano espiritual, se sigue
librando la misma batalla que en el inicio de los tiempos.
Mientras que el hombre común y corriente
del fin de milenio está preocupado de
problemas concretos: guerras, crisis
económicas y debacles computacionales,
hay otros hombres que llevan sobre sus
hombros la misión que les dejó Jesucristo:
combatir a los demonios que asechan a la
humanidad y devolverlos al infierno. Ellos son los exorcistas. Desde
hace 385 años los sacerdotes católicos usaban el mismo ritual de
Exorcismo. Éste fue promulgado en 1614 y, desde entonces, no se le
habían hecho modificaciones. Hasta que a comienzos de este año, la
Iglesia Católica decidió renovar algunos aspectos de este ritual
sagrado. La adaptación tomó cerca de diez años y se vio reflejada en
un libro rojo de 63 páginas. Este trabajo le fue encargado al cardenal
Jorge Medina, prefecto de la Congregación para el culto Divino.
Con el nuevo Ritual de exorcismo, la Iglesia quiso dejar en claro a
los periodistas del mundo católico que Satanás y sus ángeles caídos
siguen siendo
un tema vigente.
Que no son figuras simbólicas para
representar al mal, sino que son seres
reales y que pueden atentar contra los
seres humanos. Para los católicos la
existencia de Satanás no es algo optativo.
Es un dogma de la Iglesia que no puede
ser objeto de discusión. Sin embargo, la cultura contemporánea ha
convertido al temible demonio en un personaje de fantasía y casi
carente de significado. Una de las mayores necesidades de la Iglesia
es la defensa contra ese mal que llamamos Demonio.
Sabemos que este ser obscuro e inquietante existe realmente y que
sigue actuando con alevosa astucia. Es el enemigo que siembra
errores y desventuras en la historia humana. Satanás era el ángel m?s
perfecto de la obra de Dios y se rebeló contra ?l cuando supo que
Jesucristo era el centro de la creación. Fue el arcángel San Miguel el
que lo derrotó, arrojándolo al Infierno. Desde entonces, el Diablo
desea dominar el mundo, trata de hacernos sus seguidores, buscando
nuestra confrontación con Dios.
Para lograr ese objetivo, Satanás y sus demonios actúan de
diferentes maneras. La forma más común para la Iglesia Católica es
la tentación que ejercen diariamente sobre el ser humano. Además,
de esto, Satanás tiene otras formas más directas de martirizar al ser
humano. Eso lo sabe bien el sacerdote católico Gabrielle Amorth,
quien ha lidiado contra el mal durante la mayor parte de su vida. El
desempe?a en la diócesis de Roma, el ministerio del exorcismo.
Según este sacerdote, Satanás puede atacar f?sicamente a las
personas, lo cual se trata de la llamada vejación diabólica y las
víctimas son principalmente hombres de vida santa. Diferente es el
caso de la posesión diabólica. Aquí Satanás o algunos de sus ángeles
caídos se apodera del cuerpo de la persona, aunque no del alma. En
los a?os 70 la gente común y corriente volvió a asustarse con el
demonio.
El Exorcista, un exitoso best seller llevado
al cine, hizo temblar al público con una
historia de posesión demoniaca. La
película logró que el ritual del exorcismo
se masificara como nunca antes en el siglo
XX. Después de ser exhibida a todo el
mundo, las denuncias por posesiones
diabólicas aumentaron notablemente por la sugestión provocada. Lo
que muchos no supieron, sin embargo, es que más allá de las
exageraciones propias de este género, la producci?n cinematográfica
tenía antecedentes reales.
En 1949, en Saint Louis, Estados Unidos, el sacerdote jesuita Walter
Halloran participó en el caso de exorcismo que inspiró la película. ?l
era el asistente del padre Joseph Boudern, hoy ya fallecido, y quien
fue designado para practicar el exorcismo. En la realidad la persona
posesa no era una ni?a, sino un menor de 13 a?os, conocido como
Robby. Halloran no tiene dudas de que estuvo frente a un auténtico
caso de posesión, ya que el menor había pasado por todo tipo de
exámenes médicos, incluso siquiátricos, pero sin resultados. Al igual
que en el personaje de la película, durante las sesiones, Robby
cambiaba la voz y rechazaba las imágenes religiosas. No giraba la
cabeza en 360 grados, ni tampoco vomitaba sustancias verdosas,
pero sí ocurrían otras cosas extraordinarias. El exorcismo se
prolongó por diez meses. Todos los días se realizaban sesiones de
cuatro o cinco horas, sin que el espíritu abandonara al menor. Sin
caer en la desesperación, los sacerdotes se encomendaron al arcángel
San Miguel. Tenían fe de que él
intercedería finalmente en su favor.
En 1993, el Papa Juan Pablo II destacó la
importancia de San Miguel en la lucha
contra el mal. Al igual que Paulo VI,
insistió en la existencia del demonio. Y a
fines del siglo pasado, el papa León XIII
introdujo, en toda la iglesia, un especial
rezo a San Miguel: San Miguel Arcángel, defiéndenos de la batalla
en contra del mal y de las insidias del maligno hasta nuestra muerte.
Según un libro escrito por el cardenal Jacques Martín, quien fuera
prefecto de la Casa Pontificia, el mismo Juan Pablo II tuvo que
realizar un exorcismo en abril de 1982, a una mujer que asistió a una
audiencia papal. En la obra llamada Mis seis Papas, se dice que el
Santo Padre quedó muy impresionado y que describió la situación
como haber vivido una verdadera escena bíblica. Si bien culturas tan
antiguas como la egipcia o mesopotania practicaban la expulsión de
los demonios, el ritual católico proviene de los exorcismos
practicados por Cristo y el legado espiritual que dejó a sus
discípulos.
En el sacramento del bautizo, que diariamente se realiza por miles
en todo el mundo, aunque muchos no se dan cuenta, también se
realiza un ritual de exorcismo simple. El sacerdote no sólo es el
encargado de limpiar el pecado original, sino también reza para
expulsar a los demonios que puedan venir con la nueva vida. La
oración es una de las armas más importante para los exorcistas.
Los cambios más importantes respecto al ritual antiguo
corresponden a un cambio de lenguaje, las oraciones son más
simples y directas. Eso sí, en estos casi 400 años hay cosas que no
han cambiado en el rito del exorcismo, como por ejemplo que el
exorcista no debe conversar con la persona posesa, ya que el
demonio, es un mentiroso y mediante un diálogo puede confundir al
sacerdote. Sólo le debe preguntar aspectos que lleven a la liberación
de la persona. Como por ejemplo, preguntar si es un demonio o
varios los que están en el cuerpo de la
víctima.
Obligado por el poder divino, el demonio
está compelido a decir la verdad. El nuevo
ritual de exorcismo recomienda que el
sacerdote se haga acompa?ar por otros
fieles de la comunidad, tanto como para
que le ayuden a rezar, como a retener la
ira del espíritu que está siendo expulsado. Algo que no se sabe con
precisión es cuánto pueden durar las expulsiones.
Las sesiones a veces sólo se extienden por minutos, en otras
ocasiones pueden durar días y meses. Muchas veces una posesión se
manifiesta a través de enfermedades que no pueden ser tratadas o ni
siquiera diagnosticadas por la medicina moderna. Este sería el caso
que afectó a Nancy Urquieta en 1993. Ella estaba casada con Luis
Cid y vivía en una población de la fuerza aérea en Conchalí.
En esa época, Luis Cid debió salir fuera de la casa por comisión de
servicio. El malestar de Nancy se produjo después de que un
compañero de trabajo de su marido fue a ver a Nancy y a sus hijas
para asegurarse de que estuvieran bien. En ese momento se le
apareció un pájaro enorme que asustó al amigo Con el pasar de las
semanas, los problemas de salud de Nancy se fueron acentuando.
Comenzaron a ver médicos y a realizarse exámenes sin ningún
resultado.
Cuando Nancy estaba enferma, el diácono de la parroquia los fue a
visitar. Cuando él entró, ella estaba sentada, casi inmóvil. El diácono
Gustavo Cerda había elegido a Nancy y a su marido como
catequistas de la parroquia San Juan Capistrano. Dice que se fijó en
ellos porque eran un matrimonio ejemplar.
La familia Cid siempre pensó que esto se
trataba de una posesión, por eso no
descansarían hasta conseguir un
exorcismo. Con la ayuda del diácono, el
matrimonio Cid comenzó a buscar
sacerdotes que le pudieran hacer un
exorcismo a Nancy. Mientras buscaban,
había momentos en que Nancy estaba consciente, pero en otros
perdía la conciencia y sus familiares observaban en ella extrañas
actitudes. Muchos de los signos de posesión se han visto en la
película El exorcista, las cuales son aceptados como verídicos entre
los sacerdotes. Lo irreal es que todos ellos se dieron magnificados y
en una sola persona. Pero a veces la realidad supera la fantasía.
El sacerdote salesiano Alfredo Soiza cree que las películas del cine
han distorsionado la realidad del exorcismo, que lo han adornado
con un grado de espectacularidad que no tiene. Reconoce que en
ciertas situaciones se producen fenómenos extraños, como
movimientos de objetos, pero eso se debe al poder de la mente, no al
demonio.
Según la experiencia recogida por los sacerdotes exorcistas, el
demonio puede atacar a niños como adultos, a personas muy
religiosas, como aquellas alejadas de
Dios.
No hay un patrón conocido, sin embargo,
el padre Gabrielle Amorth ha detectado
algunas situaciones de riesgo que, según
su criterio, es mejor evitar. Tanto Don
Luis Cid, como el Diácono Gustavo
Cerda, no tienen dudas de que el demonio
fue el que atacó a Nancy Urquieta. Una noche el diácono y su esposa
asistieron a la casa de Nancy para orar por ella. Y lo hicieron, hasta
que una ampolleta de la casa se reventó. Entonces, el diácono
regresó a la parroquia, donde el resto de la comunidad también
estaba rezando por Nancy.
Finalmente a esta mujer se le realizó un exorcismo a fines de 1993,
pero ella ya estaba en estado vegetal. Después de estar internada
siete meses en el Hospital de la Fuerza Aérea, Nancy Urquieta
falleció. El parte médico se?ala que víctima de una enfermedad poco
conocida en el país. El demonio que estaba en el cuerpo de esta
mujer se ha ido. Con la fuerza que les da Jesucristo, una vez más los
exorcistas han mandado a los demonios al infierno.
La Iglesia Católica señala que el poder de Satanás sobre la tierra
existe, pero no es omnipotente. El poder del bien es inmensamente
superior al poder de las tinieblas. Luis Cid cree que si se le hubiese
hecho un exorcismo a tiempo a su mujer, hoy día estaría viva. Los
médicos que la atendieron, en cambio, dicen que ella murió afectada
por una enfermedad. Esto provocó que la familia Cid se alejara de la
Iglesia, pero poco a poco se ha ido reconciliando con su Fe y hoy el
padre está asistiendo a las charlas catequistas para bautizar al hijo
menor.
Según los exorcistas, nadie puede sentirse
libre de la acción del demonio, pero
aquellos que llevan una vida cristiana sin
duda están más protegidos