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Los secretos de un exorcista del Vaticano
Escrito por Administrator
Viernes, 30 de Agosto de 2013 00:00
¿Quién es el diablo? ¿Cuál es su verdadero nombre? ¿Cómo es de poderoso? ¿Cómo se
manifiesta su obra destructora en la vida de los hombres?
A estas preguntas y a otras
similares respondió el padre Gabriele Amorth, el exorcista italiano más famoso, en una vídeo
entrevista proyectada durante el Umbria International Film Fest, poco antes de la emisión de la
película El rito, de Mikael Håfström, sobre sus propias prácticas exorcistas.
El diablo, explicó el padre Amorth es, antes que nada, un espíritu creado por Dios como ángel.
Como los hombres, también los ángeles fueron sometidos a una prueba de obediencia en la
que Satanás, que era el más esplendoroso entre los espíritus celestes, se rebeló.
Satanás es, por tanto, el primer diablo de la historia sagrada, además de ser el más potente de
todos. Como en el paraíso, con los beatos y los ángeles, en sus distintas categorías, también
en el infierno hay una jerarquía. Mientras que el Reino de Dios está gobernado por el amor, el
reino de Satanás está dominado por el odio. Los demonios se odian entre ellos y su jerarquía
se basa en el terror, dijo el padre Amorth.
En la entrevista que recoge Luca Marcolivio para la agencia Zenit, cuenta que un día, prosiguió
el exorcista, pretendía liberar a una persona poseída por un demonio que ni siquiera estaba
entre los más poderosos. ¿Por qué no te vas?, le pregunté. Porque si me voy Satanás me
castiga. El objetivo de la existencia de los demonios es hacer caer al hombre en el pecado y
llevarlo al infierno, explicó Amorth.
¿Entonces qué es lo que empuja al hombre a esta insensata obra de autodestrucción y daño?
Según el padre Amorth, el hombre se ve empujado por la curiosidad, una inclinación que puede
ser positiva o negativa según los casos.
La verdadera carta vencedora del demonio, sin embargo, es estar siempre escondido y la cosa
que más desea es que no se crea en su existencia. Él nos estudia a cada uno y nuestras
tendencias al bien y al mal, y después suscita la tentación, aprovechándose de nuestras
debilidades.
La época actual se caracteriza por el olvido parcial o total de la figura del diablo que, de esta
manera, obtiene sus éxitos más importantes. Si la humanidad pierde el sentido del pecado, es
casi automático que aparezca la idea de que el aborto y el divorcio sean una conquista de la
civilización y no un pecado mortal, observó Amorth.
Es obvio que el diablo se esconde detrás de prácticas como el ocultismo y la magia,
aprovechándose de nuestra curiosidad. Quien quiera conocer su futuro o hablar con los
muertos, por ejemplo, se encuentra con el demonio sin quererlo.
El padre Amorth no descarta tampoco a Harry Potter, el ídolo literario y cinematográfico de
tantos niños de todo el mundo, es, según el exorcista, testimonio de la magia, y a pesar de esto
se vende incluso en librerías católicas.
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Los secretos de un exorcista del Vaticano
Escrito por Administrator
Viernes, 30 de Agosto de 2013 00:00
Peligrosas y dudosas, para Amorth, son también las prácticas orientales aparentemente
inocuas como el yoga: parece no tener propósito pero lleva al hinduismo, explicó el exorcista.
Todas las religiones orientales se basan en la falsa creencia de la reencarnación.
A la pregunta de si Satanás atormenta más las almas de los ateos o de los creyentes, el padre
Amorth respondió que el mundo pagano es más vulnerable al demonio que el cristiano o
creyente, sin embargo es más difícil que un ateo vaya a un sacerdote.
Amorth, que contó que había exorcizado también a musulmanes e hindúes, puntualizó: Si se
presentase ante mí un ateo le diría que yo actúo en nombre de Jesucristo y le recomendaría
que se informase de quien es Jesucristo.
Un aspecto curioso y para nada secundario de la actividad del exorcista está ligado al nombre
de los demonios. "La primera cosa que pregunto al poseído es cual es su nombre –explicó el
padre Amorth–. Si me responde con el verdadero nombre, para el demonio ya es una derrota:
ha sido obligado a decir la verdad, a descubrirse".
En caso contrario, el demonio responderá cada vez con un nombre diferente. Los demonios, en
realidad, como los ángeles, no tienen nombre –dijo Amorth–, pero se atribuyen apelativos
incluso tontos como Isbò: este último era un demonio con un nombre estúpido pero era
potentísimo, hasta el punto que fue capaz de matar a un exorcista y a un obispo.
El padre Amorth precisó que la persona poseída no está necesariamente en pecado mortal,
porque Satanás puede poseer el cuerpo pero no el alma, y recordó que el demonio no actúa
sólo con la posesión, también con el acoso, la obsesión y la infestación (esta última se refiere a
lugares físicos).
Los maleficios ligados a prácticas ocultas (mal de ojo, vudú, macumba, etc) son casos
rarísimos, dijo el exorcista.
Quien reza y se confía constantemente a Dios no debe tener miedo del demonio. Por lo demás
el padre Amorth declaró que no había tenido nunca miedo del demonio en los exorcismos. A
veces, precisó he tenido miedo de hacer daño físico; por ejemplo es un riesgo exorcizar a una
persona enferma del corazón.
Amorth concluyó la entrevista confirmando que muchas personas, efectivamente, venden su
alma al demonio, pero, añadió, con ironía, "yo he quemado muchos contratos".
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