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El célebre sacerdote italiano Gabriele Amorth, quien fuera un famoso exorcista murió
el viernes 16 de septiembre de 2016 a las 7:50 p.m., hora de Italia, a los 91 años en Roma.
Habría realizado unos 160.000 exorcismos.
El papa Francisco evoca más a menudo que sus predecesores la presencia nociva del “diablo”,
el “demonio” o “Satán” en el mundo, y la necesidad de luchar por distintos medios contra la misma.
El exorcismo, al cual recurrió Jesús según la tradición del Evangelio,
consiste en “expulsar a los demonios”, fuerzas del mal que “poseen” a una persona.
El religioso había nacido el 1° de mayo de 1925 en la ciudad italiana de Módena,
se unió a la Sociedad de San Pablo en 1947, se ordenó como sacerdote en 1951
y en 1985 fue nombrado exorcista oficial de la diócesis de Roma.
En 1990 fundó la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) organización que presidió
hasta su retiro en el año 2000. Actualmente, la AIE cuenta con cerca de 250 exorcistas
presentes en una treintena de países.
El P. Amorth, fue formador de los jóvenes aspirantes y religiosos, delegado de la Provincia de Italia,
animador espiritual de varias instituciones laicales paulinas. También fue periodista.
Durante muchos años dirigió el boletín mensual Madre de Dios y colaboró con las publicaciones italianas
Famiglia Cristiana, Credere, Telenova, y con Radio María.
Entre las publicaciones del famoso sacerdote están:
“Narraciones de un exorcista” (1993), “Un exorcista cuenta su historia” 1999,
“Evangelio de María: Un mes con la madre del Dios” 2000, “Un exorcista: Más historias” 20002,
“Exorcismo y psiquiatría” 2002, y “Memorias de un exorcista”, una entrevista realizada por el vaticanista
italiano Marco Tosatti, publicada en 2010.
El P. Amorth también dedicó un libro al Santo Padre Pío de Pietrelcina,
el sacerdote que tuvo los estigmas de Cristo y cuya fiesta se celebra el 23 de septiembre,
titulado “Padre Pío: Historia de la vida de un santo”.
Frases del Padre Amorth
“El Señor nos ha dado muchas gracias para vencer al demonio.
La oración... la oración tiene un poder enorme. Es el triunfo del bien. Luego, la vida sacramental.
El encomendarse a la protección de la Virgen. La confianza incondicional en la Misericordia divina.”
“Para la liberación del mal hay que orar por uno mismo y por los demás.
Muchas veces es sólo con la oración como podemos ayudar a las personas que están perdidas en el pecado
y rechazan toda clase de ayuda.”
“En todos los casos, siempre y de todos modos, la oración es el arma de defensa por excelencia.”
“No es Dios quien nos lanza al infierno, somos nosotros quienes vamos allí con nuestros propios pies.
La misericordia de Dios es infinita. Siempre está dispuesto a acogernos con los brazos abiertos,
hasta el último instante de nuestra vida.”
“La palabra de Dios es viva y las dificultades no aniquilan las obras de Dios,
sino que demuestran que son de Dios.”
“El cristiano sabe ser como Jesús, duro contra el mal,
pero tierno con quien está en necesidad.”
“Jesucristo sabe que en el camino del mal basta con dejarse resbalar,
en cambio en el camino del bien siempre se debe escalar.
Todo depende de lo que se escoja y el Espíritu Santo está dispuesto a fortalecernos.”
“Espíritu de venganza, el deseo de resarcimiento, el odio, la maldad por la maldad
son males absurdos y muy comunes, aunque al practicarlos no se obtenga ninguna ganancia.”
“En una sociedad como la nuestra, a menudo se vive de modo
que la persona se acostumbra al pecado.”
“El movimiento del yo hacia el tú, está en el origen de la familia y nosotros los cristianos sabemos bien
que una familia no puede seguir creciendo en el amor, si el perdón no llega a sanar las disputas de raíz.”
“Sin el ejercicio diario del perdón, sin el recíproco movimiento del yo hacia el tú,
las parejas se destruyen, el amor es un engaño.”
“Tentar al hombre es la actividad a la cual se dedica más el demonio y es la que más usa,
porque mediante ella es como logra hacer que se pierdan las almas.”
“El empeño principal del diablo es hacer que el hombre piense sólo en las cosas de la tierra.”
“He ahí la acción del demonio: apartar de Dios la atención y dirigirla a las cosas terrenas,
negar la acción salvífica de Jesús, no tomar en serio la promesa de la felicidad eterna, insistiendo
en la que se considera única liberación, que sólo puede venir de dar libre curso a los sentidos.”
“Hasta que de pronto, en cierto momento de la vida, uno se da cuenta de que ha perseguido la nada,
que ha malgastado toda una existencia para quedarse sin nada.”
“Recuerda que el diablo siempre debe ser rechazado. Cualquier cosa o situación que te haga presagiar
su presencia, aléjala de ti. Conserva siempre la libertad de tu alma. En el momento en que te parezca
que estás privado de la libertad interior, debes alejarte de estas circunstancias, orar con más vigor.”
“Recuerda que el diablo sabe ser fuerte sólo con los débiles y debe ser tratado con un sano desprecio.”
“La vida de oración y de sacramentos vivida en gracia de Dios protege de los maleficios,
de las tentaciones y de todo tipo de influencia diabólica.” “Sin la ayuda de Dios quedamos indefensos.”
“Los maleficios no pueden nada contra las personas que están unidas a Dios en la oración
y que en la vida han hecho una clara opción a favor de Cristo.”
“Y la resurrección ha traído consigo tres frutos fundamentales para el hombre:
ha vencido a la muerte, ha vencido a la corrupción de los cuerpos y ha abierto las puertas del paraíso.”
ORACIÓN POR LA CURACIÓN INTERIOR
Señor Jesús, tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado.
Te pido en entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.
Cura, Señor, todas esas heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me o prime por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte
de tu presencia Viviente entre nosotros. ¡Amén!
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