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TEMA 1- EL LUGAR DE LA FILOSOFÍA EN EL SABER HUMANO
II – FILOSOFÍA, RELIGIÓN Y CIENCIA
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2. Lo que la filosofía no es
Introducción
Una vez que sabemos qué es la filosofía, estamos en disposición de aclarar lo que no es, es decir,
de distinguirla la religión y de la ciencia.
Tanto por su origen como por el objetivo que persigue, la filosofía guarda algunas relaciones con la religión
y con la ciencia. Ahora bien, es necesario tener claro que la filosofía no es ni ciencia ni religión. Es cierto
que comparte algunos rasgos con una y otra, pero sería un error confundirla con alguna de las dos. La
filosofía presenta un contorno propio y definido que la diferencia tanto de la religión como de la ciencia.
La religión comparte con la filosofía un mismo afán por explicar la realidad. Y en este afán no se limitan a
querer aclarar la realidad física, sino que pretenden dar cuenta de toda la realidad, incluyendo también
aspectos como la muerte, el mal, la moral o el sentido de la vida. Cuestiones de las que la ciencia no se ocupa
por encontrarse fuera de de su radio de acción, de su dominio marcado por los hechos empíricos y
comprobables.
Las diferencias que aquí se exponen son orientativas y no están exentas de polémica. Además, es importante
subrayar que la filosofía necesita de la ciencia, la religión, la literatura… por ser una teoría integradora de la
realidad.
─ La filosofía no es religión
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La religión responde de forma dogmática cuando quiere aclarar la totalidad de lo real, la filosofía lo
hace de forma crítica. La filosofía exige razones y no fe.
La religión es el ámbito de la creencia, de la fe. Su objetivo es obtener la adhesión del creyente. La
filosofía, en cambio, es el ámbito del razonamiento y de la crítica. Su objetivo es convencer con
argumentos, con ideas bien fundamentadas.
El saber filosófico no se constituye a través de la revelación, sino de la reflexión sobre la
experiencia humana de la realidad.
El saber filosófico no es un saber de salvación, sino de comprensión de lo real.
El saber filosófico no incluye dogmas ni cultos, que forman parte de la religión.
─ La filosofía no es ciencia
El problema de esta afirmación es que la filosofía ha reclamado con frecuencia para sí el estatuto
de científica. Ya Platón (428 ó 427 a. C.) y Edmund Husserl (1859-1938) hicieron de la filosofía
episteme (en gr. “ciencia”). Pero, si nos atenemos al significado más común de ciencia: conocimiento de
la realidad mediante el método experimental o hipotético-deductivo, la filosofía no es ciencia. Y no lo es
por varias razones:
─ La filosofía no utiliza la experimentación. Ello no significa que no la tenga en cuenta, pues el saber
filosófico se nutre de todas las experiencias humanas.
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TEMA 1- EL LUGAR DE LA FILOSOFÍA EN EL SABER HUMANO
II – FILOSOFÍA, RELIGIÓN Y CIENCIA
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------─ La filosofía es esencialmente reflexiva. Es mediante la reflexión, y no mediante la contrastación
experimental, como intenta integrar en una cosmovisión coherente todas las facetas de la realidad
desveladas en la experiencia humana.
─ La filosofía tiene voluntad globalizadota e integradora de los saberes de las distintas disciplinas
científicas, frente a la parcelación de la ciencia en compartimentos hiperespecializados que acotan
su objeto de estudio a aspectos muy concretos de lo real.
─ La filosofía reflexiona sobre sí misma, es reflexión sobre el fundamento de la propia actividad
filosófica (¿cómo es posible filosofar?). El filósofo hace filosofía de la filosofía, el científico no hace
ciencia de la ciencia.
─ La filosofía es, como hemos visto, un saber normativo. La ciencia, por el contrario, se limita a
decirnos cómo se producen los procesos naturales y elude cómo debemos comportarnos. Un médico,
por ejemplo, puede decir qué ha de hacer el paciente si quiere conservar la vida, pero no si
conservarla es éticamente correcto
La ciencia
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Es un conjunto ordenado y sistemático de conocimientos
La ciencia es un cuerpo sistemático y organizado de conocimientos interrelacionados e
interdependientes, acerca de un determinado campo de objetos, pudiendo ser estos objetos tanto
entidades ideales (en las ciencias formales) como hechos o fenómenos (en las ciencias empíricas)..
Parte de los fenómenos. El punto de partida de la ciencia son los fenómenos observados, de los que
intenta dar una definición, y una explicación de las causas y/o leyes que los rigen.
Mejora y completa la experiencia gracias a una observación más exacta mediante un instrumental
adecuado (por ejemplo la madera de la mesa, en el texto de A. Eddington, puede ser observada
mediante un microscopio).
No puede estar en contradicción con la experiencia. Como dice Einstein: “El conjunto de la ciencia
es, tan sólo, un refinamiento del conocimiento de cada día. Comienza con la experiencia y
desemboca en ella”.
Plantea hipótesis. Plantea respuestas a los problemas. Tiene un carácter conjetural que permite el
avance del conocimiento.
Es metódica. Ya desde Galileo Galilei (1564-1642) la ciencia utiliza el método
hipotético- deductivo: descubrimiento de un problema, intento de solución mediante la invención de
una hipótesis, contrastación (verificación y falsación) de la hipótesis misma y de sus consecuencias,
confirmación de la hipótesis que se convierte en ley o teoría.
Busca regularidades. Las explicaciones científicas buscan regularidades de la naturaleza, que se
expresarán en leyes y teorías, intentando detectar relaciones causales, deductivas o consecuencias
que permitan comprender lo que ocurre y hacer predicciones sobre lo que va a suceder.
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Intenta ser objetiva. Explica los fenómenos y busca comprobaciones empíricas que puedan ser
repetibles, uniformes y con resultados equivalentes.
Busca la verdad. El conjunto de conocimientos sólo nos ofrece una verdad parcial, consensuada en
la comunidad científica a partir de los datos y resultados obtenidos.
Es histórica. La ciencia es histórica, cambiante y dinámica. Es un conocimiento siempre revisable y
nunca terminado. Además, está influida por los factores socio-culturales de cada época y lugar.
Es racional. Es un tipo de conocimiento que utiliza la razón y está basado en las leyes de la lógica.
Es autónoma, a pesar de tener relación con otras ciencias, con otras disciplinas no científicas y con
el entorno cultural en el que se inscribe.
Tiene rigor metodológico y explicativo. Analiza la experiencia y sus datos con precisión, elabora
hipótesis cuidadosamente y busca explicaciones coherentes con la realidad.
Libera al hombre de múltiples supersticiones y prejuicios.
Pretende ser un conocimiento cierto y seguro, pero es un saber provisional, siempre en proceso de
avance y revisión.
Es una conquista de la historia. Así lo afirma A. Comte con la conocida “teoría de los tres
estados”:
“Estudiando el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esferas de actividad
desde su arranque primero y más simple hasta ahora, creo haber descubierto una gran ley
fundamental. Dicha ley consiste en que cada una de nuestras concepciones principales, cada
rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diferentes: el
estado teológico, o ficticio; el estado metafísico o abstracto; el estado científico o positivo. En
otros términos, el espíritu humano, por su naturaleza, emplea sucesivamente en cada una de sus
investigaciones tres métodos de filosofar, cuyo carácter es esencialmente diferente e incluso
radicalmente opuesto: en primer lugar, el método teológico, después el método metafísico y por
último el método positivo. De ahí. tres clases de filosofía o de sistemas generales de concepciones
sobre el conjunto de fenómenos. que se excluyen mutuamente: la primera es el punto de partida
necesario de la inteligencia humana; la tercera, su estado fijo y definitivo; la segunda está
únicamente destinada a servir de transición».
(A. Comte, Curso de filosofía positiva, I, I).
No es un modo natural y espontáneo de ver el mundo. Cada individuo debe aprender a ver el
mundo científicamente. Así, por ejemplo, espontáneamente, la mesa sobre la que reposa este libro
parece dura, sólida y compacta: no hay manera de verla o sentirla de otro modo; pero la ciencia
“parece verla”muy diferentemente. El físico y astrónomo inglés Arthur Eddington (1882-1994)
escribió al respecto un famoso pasaje en el que diferencia la mesa “familiar” y la mesa “del
científico”:
“Con una de ellas estoy familiarizado desde mis primeros años. Tiene extensión es relativamente
permanente, tiene color, fundamentalmente, es substancial. La mesa nº 2 es mi mesa científica.
Más que nada es vacío. Diseminadas aquí y allá hay numerosas cargas eléctricas precipitándose
a gran velocidad; pero todo su volumen representa menos de una billonésima del volumen de la
mesa misma. Sin embargo, la mesa sostiene el panel en que escribo de un modo tan satisfactorio
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II – FILOSOFÍA, RELIGIÓN Y CIENCIA
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------como la mesa nº 1; porque cuando dejo el papel sobre ella, las pequeñas partículas eléctricas,
con su temeraria velocidad, siguen actuando por debajo, de tal modo que el papel se mantiene
como suspendido en el aire a un nivel casi constante Hay una enorme diferencia entre que el
papel que tengo delante esté posado como sobre un enjambre de moscas, y que se sostenga
porque debajo haya una substancia dado que la naturaleza intrínseca de la substancia es ocupar
espacio con exclusión de cualquier cosa
Ni que decir tiene que la física moderna me ha asegurado, con pruebas exquisitas y con una
lógica despiadada. que no segunda mesa, la mesa científica, es la única que en realidad está allí.
Ni que decir tiene, por otra parte, que la física moderna no conseguirá nunca exorcizar esa
primera mesa
-extraño compuesto de naturaleza externa, imaginería mental y prejuicio
heredado- cuando se presenta visible a mis ojos y tangible a mis manos”.
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(A. Eddington, La naturaleza del mundo físico. Buenos Aires, Sudamericana 1952. Cit. C. G.
Hempel, Filosofía de la ciencia natural. Madrid, Alianza, 1978, pp. 117 –118).
No es la única forma de ver el mundo, existen otras (el conocimiento ordinario, la filosofía, el
mito, la religión, el arte, la literatura, la moda...) que no puede ser excluidas por ella ni excluirse
entre sí. Pero, además, ya no sólo es que la ciencia sea un modo distinto de ver la realidad sino que
dentro de la ciencia misma existen múltiples formas de acercarse a la realidad (las diferentes
ciencias particulares), que derivan no tanto de la parcela de realidad que estudian, sino de la distinta
perspectiva con que se la estudia.
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