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DIA 1º M. PAULA ENCARNÓ EL ESPÍRITU DE LAS BIENAVENTURANZAS Invocación inicial PALABRA DE DIOS: Mt. 5, 3-12: Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es le reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. COMENTARIO: Las Bienaventuranzas son un programa de vida propuesto por Jesús a toda persona que quiera vivir en profundidad el cristianismo. Son los valores esenciales y fundamentales del Reino. Nos presentan la manera de situarnos ante la vida. Son promesas de felicidad y el camino para alcanzarla Madre Paula siguió este camino y nos dejó un buen ejemplo a lo largo de su prolongada existencia. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a vivir este camino de la verdadera felicidad propuesto por Jesús para que nos ayude a liberarnos de nuestras tendencias negativas, a crecer como personas y a ser auténticamente seguidoras de Jesús y apóstoles de su Reino. Oración final para cada día DÍA 2º M. PAULA, APASIONADA POR DIOS, VIVÍA EN SU PRESENCIA AMOROSA Invocación inicial PALABRA DE DIOS: Lc. 24,32: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. COMENTARIO: Dios está deseoso de darse gratuitamente, sin exigir nada a cambio. Va derramando amor en nuestros corazones y quiere ser nuestro compañero de camino. Madre Paula vivía anclada en Dios y conservaba, a lo largo del día, esta intimidad con el Señor. Su oración continua era muy sencilla. A la maestra de novicias le recomienda: “Les enseñará a andar siempre en la presencia de Dios por medio de jaculatorias, y dirigir todas las cosas que hagan con rectitud y pureza de intención”. PETICIÓN: Enséñanos, M. Paula, a estar receptivos a las llamada del Señor; a ser conscientes de su presencia a lo largo del día y a liberarnos de las dificultades que nos apartan de Él. Oración final para cada día. DÍA 3º M. PAULA MANTENÍA UNA ORACIÓN INTENSA Invocación inicial PALABRA DE DIOS: Mt.6,6: “Cuando ores entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”. Ap.3,20: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” COMENTARIO: El cuidado de la oración es consecuencia del apasionamiento por un Dios Amor. Es una experiencia que da sabor y contenido a nuestra vida; nos transforma, porque Dios es quien nos da plenitud a nuestra vida. Madre Paula sabía, por experiencia, que la oración es la fuente de donde brota la vida, porque se percibe el amor de Dios, y el Hijo se nos revela en lo secreto y en el silencio. La oración iba empapando y fecundando su corazón y lo preparaba para la donación total, por eso decía “Cuando mi corazón esté dispuesto de esta suerte, envíame cruces y penas, que todo lo sufriré con alegría”. PETICIÓN. M. Paula, enséñanos a orar como tú enseñabas a tus alumnas con estas palabras: “En la oración de la mañana hemos de procurar encender el braserillo de amor de Dios, y conservando el rescoldo durante el día, basta en la oración de la tarde apartar la ceniza para que arda de nuevo”. Oración final para cada día. DÍA 4º M. PAULA CONTEMPLABA A JESÚS CRUCIFICADO, SU AMADO ESPOSO Invocación inicial PALABRA DE DIOS: Hbr. 2,18: “Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por él”. COMENTARIO: La persona que ama quiere parecerse al Amado, por eso nos quedamos en silencio contemplando el abajamiento de Cristo, que, “siendo de condición divina se rebajó y se hizo obediente hasta someterse a la muerte y una muerte de cruz”, como nos dice Pablo en la carta a los Filipenses.. El amor de Dios cautivó el corazón de M. Paula; se dejó seducir por la voz del Maestro y se enamoró de Él. Fruto de la contemplación de su misterio de dolor es el gran deseo de estar cerca de Jesús e identificarse con su vida. “Mi amado es para mí y yo para mi Amado”. Estas palabras del Cantar de los Cantares ocupaban muchos momentos del día. PETICIÓN. M. Paula, enséñanos a contemplar a Jesús que aceptó los sufrimientos: el dolor físico, la incomprensión, el abandono, la humillación, la soledad, las burlas… y todo por amor, y que esta contemplación nos ayude a aceptar nuestros sufrimientos y a aliviar el de nuestros hermano”. Oración final para cada día. DÍA 5º M. PAULA BUSCABA SIEMPRE CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS Invocación inicial Palabra de Dios: Jn. 4,34: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra”. COMENTARIO: Sólo contemplando a Jesús, que por amor a la voluntad del Padre se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, llegaremos a desear seguir el camino que Él ha dispuesto con inmenso amor para cada persona y así nuestra vida será una ofrenda agradable a Dios. M. Paula consideraba la obediencia como la plena aceptación de la voluntad de Dios a través de las mediaciones humanas. Una exclamación muy propia de ella era: “La santa obediencia lo ha dispuesto así: ¡Hágase en todo la voluntad de Dios!”. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a contemplar a Jesús apasionado por cumplir la voluntad del Padre, e intentemos vivir aceptando las circunstancias que rodean nuestra vida. Oración final para cada día DÍA 6º M: PAULA PROFESABA UN AMOR ENTRAÑABLE A MARÍA, SU MADRE Invocación inicial Palabra de Dios: Hch 1,14: “Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos”. COMENTARIO: En María tenemos un precioso ejemplo de vida atenta a para captar los mensajes que Dios le enviaba. La narración de la anunciación del ángel es una llamada a una misión: la de aceptar ser la madre de Jesús, su educadora y luego discípula de su mismo Hijo, acompañándole hasta el momento supremo fe su vida, la muerte en cruz. María está muy presente en la vida de Madre Paula. Quiso que la figura de María impregnara la vida escolapia. Para ella María es madre, protectora, modelo de seguimiento, maestra de oración, guía en el camino hacia Jesús. La expresión preferida de M. Paula era: “María, Madre mía”. Precisamente pronunciando estas palabras se durmió en el Señor. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a cantar cada día nuestro Magníficat, como María, como agradecimiento al Señor por todo lo que ha realizado y va haciendo en nuestra vida. Oración final para cada día. DÍA 7º M: PAULA AMABA A LAS NIÑAS Y POR ELLAS SE DESVIVÍA Invocación inicial: PALABRA DE DIOS: 1 Cor.13,4-8: “El amor es paciente, es servicial; no tiene envidia, nos es jactancioso, no se engríe; no es grosero, no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo escusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no pasa nunca”. COMENTARIO: En cada pequeño, en cada joven hemos de descubrir el rostro de Jesús. Ya que Él está presente en cada ser humano, y al mismo tiempo nuestra manera de actuar ha de ser un reflejo de las actitudes de Jesús, porque no podemos educar sin amar a quienes educamos. El amor es el eje fundamental de la pedagogía de Madre Paula. Es el mismo amor de Dios que se manifiesta y traduce en amor a los pequeños. Se dice que “amaba al pobre y al rico; para todos guardaba palabras de bondad. Tenía el corazón grande para Dios y para los hombres”. El amor de M. Paula es un amor profundamente lleno de delicadeza, de bondad, de intuición; sabía descubrir en cada niña lo que necesitaba. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a educar, con las características que tú querías para las escolapias, con amor entrañable, hecho de ternura y aceptación, fruto de nuestro trato con el Maestro divino. Oración final para cada día DÍA 8º EN M. PAULA DESTACA SU AUSTERIDA, SU HUMILDAD Y SENCILLEZ Invocación inicial PALABRA DE DIOS: Sal 130, 1-2: “Mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad. Acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre” COMENTARIO: De la verdadera pobreza brota la humildad y la sencillez. Calasanz llamó a la pobreza “madre de la humildad”. La humildad reconoce la propia fragilidad y capta que todo lo ha recibido de Dios. Una persona que quiere educar ha de ser sencilla para comprender a los pequeños, para poder acercarse a ellos y no olvidar las palabras del Maestro: “Si no volvéis a ser como niños…”. Madre Paula vivió en un abandono total al Señor que la fue transformando hasta identificarse con Cristo. Amante de la pobreza, escogía siempre lo más pobre y tenía predilección por las niñas más necesitadas. Su humildad no fue indecisión, ni falta de carácter, sino una respuesta de amor, un vaciamiento de sí misma para que ser habitada por Dios. Su sencillez hacía que siempre tuviera actitudes de acogida y buen trato con todas las personas. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a vivir con humildad y con austeridad para poder captar las necesidades de los que nos rodean; a vivir con sencillez, que se traduce en acogida, buen trato, amabilidad, preocupación por los demás, especialmente por quien más nos necesite. Oración final para cada día. DÍA 9º M: PAULA VIVÍA CON ALEGRÍA Y GOZO Invocación inicial Palabra de Dios: Sal 4,8: “Gracias, porque has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino”” COMENTARIO: La alegría y el gozo son como el clima donde se desarrollan las otras virtudes. Por eso Pablo nos recomienda: “estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres”. La alegría es un testimonio cristiano, porque sabemos que el Señor da sentido y plenitud a nuestra vida. El gozo anidaba en el corazón de M. Paula. No era un gozo pasajero, sino un gozo profundo, íntimo y totalizante, que no sabía cómo expresarlo con palabras. “Su vida fue haciéndose cada vez más semejante a la del Maestro”, como nos dicen en su necrología. Paula expresaba su deseo de unirse definitivamente al Señor, “y esto lo decía con tanta alegría y confianza que causaba una sana envidia a todas las religiosas”. PETICIÓN: Ayúdanos, M. Paula, a vivir con alegría, con gozo interior y con gran serenidad y afabilidad los acontecimientos que nos va ofreciendo la vida de cada día; y que nuestra alegría sea fruto de nuestra relación con el Señor y sincera con los otros, Oración final para cada día.