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Transcript
Cerro de Oro, una sugestiva exposición en el Museo de Arte de Lima
Al transitar por la carretera Panamericana sur, en el km. 136 y poco antes de llegar al
distrito de San Luis de Cañete, visualmente siempre sorprende una voluminosa
estribación rocosa del ecosistema formado por las lomas de Quilmaná. Su ubicación a
corta distancia al norte del delta del río Cañete, así como su proximidad al rico entorno de
lomas y su contigüidad al oeste con el Océano Pacífico, la convirtió en un sitio de
establecimiento inigualable para los habitantes de la región a través del tiempo.
Desde principios del siglo pasado,
llamó la atención de diversos
investigadores entre los cuales
destaca Julio C. Tello1, que en 1925
excavó en el lugar y recuperó piezas
cerámicas
asociadas
a
enterramientos, las que al presente se
conservan en el Museo Nacional de
Arqueología, Antropología e Historia
del Perú. En 1937 Alfred Kroeber,
realizó una campaña de excavación,
tanto en Cerro del Oro como en Cerro
Azul, concluyendo que se trataba de
extensos cementerios, pertenecientes
a
diversas
etapas
culturales,
principalmente de los periodos
Intermedio Tardío e Inca2. A finales
de 1970, el arqueólogo Louis Stumer,
realizó algunas excavaciones en
Cerro del Oro3, considerándolo un
asentamiento atípico en la región por
su extensión, complejidad y número
de construcciones.
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N
Cañete: 1) carretera Panamericana sur 2) Distrito de San Luis
Si bien hubo algunas excavaciones
de Cañete 3) centro poblado Laura Caller, sede de la antigua
puntuales a través de los años, fue en
hacienda Casablanca 4) Complejo arqueológico Cerro del Oro.
Imagen: Google Earth, 2016
1999 cuando el arqueólogo Mario
Ruales investigó el sitio arqueológico
con la finalidad de determinar las secuencias edificatorias de un complejo arquitectónico
que supera las 120 hectáreas de extensión.
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Luis Lumbreras. [2006] 2007. Apuntes sobre Julio C. Tello, el Maestro. Julio C. Tello. Lima: Centro Cultural San
Marcos, Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, p.219.
Alfred Kroeber. 1937. Archaeological Explorations in Peru-Cañete Valley. First Marshall Field Archaeological
Expedition to Peru, Anthropology Memoirs II (4), Field Museum of Natural History, Chicago, p.187.
Rommel Ángeles Falcón. 2009. El estilo Cerro del Oro del Horizonte Medio en el valle de Asia. Revista de
Antropología, N°19, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Santiago, Chile, p. 97.
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En su análisis reseñó que dentro del conjunto resaltaba claramente un eje principal de
construcción, orientado hacia el sureste “[…] donde se aprecian amplias terrazas que
llegan hasta la parte alta central, la cual esta coronada por una plataforma principal […]
[que] forma parte de un conjunto de edificios y pirámides monumentales, que incluyen
edificios menores y lugares abiertos o plazas, las cuales ocupan principalmente, la parte
central y sus alrededores” 4.
El espacio natural está atestado de construcciones, con importantes modificaciones y
reconstrucciones, todo lo cual documenta la ocupación ininterrumpida desde el periodo
Intermedio Temprano por lo menos5, hasta el Tawantinsuyu. Los materiales constructivos
están asociados con las distintas ocupaciones culturales, entre los que se halla el masivo
empleo de adobitos cúbicos, unidos con mortero de barro, pertenecientes al Intermedio
Temprano. También y principalmente en la parte central del sitio, fueron utilizadas
estructuras en adobones tapiales. Por último, son visibles edificaciones carácter
transitorio, resueltas con piedras asentadas con mortero de barro y vinculadas a la última
fase de ocupación del asentamiento.
Las excavaciones más recientes del sitio, corresponden al Proyecto Arqueológico Cerro
de Oro, que se ha venido desarrollando desde el 2012. Los resultados preliminares están
siendo exhibidos en una muestra organizada de manera conjunta entre el Proyecto
Arqueológico y el Museo de Arte de Lima-MALI, con la colaboración del Proyecto Qhapac
Ñan del Ministerio de Cultura del Perú. Ha sido inaugurada el 14 de septiembre pasado y
permanecerá abierta hasta el 26 de febrero de 2017.
Para esta finalidad se ha utilizado una amplia sala en el segundo piso del MALI, la misma
que se ubica al final de un pasillo que exhibe material alfarero del antiguo Perú,
organizado en una línea de tiempo desde los 1200 años a.C. hasta el 1532 d.C.
Museo de Arte de Lima: pasillo previo al ingreso a la sala de exhibición de la muestra Cerro de Oro, una ciudad de barro
en Cañete. Imagen: Sandra Negro, 2016
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Mario Ruales. 2000. Investigaciones en Cerro del Oro, valle de Cañete. Boletín de Arqueología PUCP, Nº 4, p. 359.
La presencia —documentada por el arqueólogo Mario Ruales en 1999— de muros resueltos con adobes cilíndricos
de unos 20 cm. de diámetro, aunque sin material cultural asociado, permite proponer una ocupación anterior al
Periodo Intermedio Temprano, la cual podrá ser contrastada a partir de excavaciones más extensas.
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Al ingresar a la sala de la exhibición, observamos que es cuadrada, lo que favorece el
recorrido y la visualización de las piezas mostradas. El acertado color azul oscuro de los
muros, genera una sensación de tranquilidad y al mismo tiempo, a partir de una
adecuada iluminación, las piezas destacan del fondo y adquieren una singularidad que
impresiona al visitante. Las piezas están distribuidas en una secuencia cronológica de
sencilla comprensión y abarca las tres poblaciones que ocuparon el lugar, que fueron
Cerro de Oro (circa 550-850 d.C.), la sociedad Wari (circa 900-100 d.C) y la ocupación
tardía de la sociedad Guarco-Inca (circa 1100 d.C. y hasta la llegada de los europeos).
Los textos en las leyendas informativas de la muestra, señalan que los primeros grupos
de pobladores provinieron del valle medio y alto de Cañete, asentándose en estructuras
edificadas con adobes. La alfarería que en un principio tuvo diseños locales, se vio
influenciada por tradiciones Lima, Nasca y Wari, que terminaron generando propuestas
híbridas locales. Se muestran botellas de doble pico y asa puente, así como botellas con
gollete y asa lateral, cuencos, así como diversos coladores, que fueron vasijas de forma
cónica, provistas de múltiples pequeñas perforaciones y que se asume fueron para colar
alguna sustancia, sin que necesariamente esta haya sido su función real.
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Ocupación Cerro de Oro. 1. Vasija escultórica con representación humana y el rostro y manos pintados en color
marrón violeta. 2. “Coladores” con alturas que oscilan entre 20 y 50 cm. Imágenes: Sandra Negro, 2016.
Uno de las inconvenientes perceptibles en la muestra es la presentación formal de los
textos explicativos que acompañan las distintas piezas. El color elegido del soporte
también fue el azul oscuro, que otorga una fluidez cromática a la muestra, pero que
asociado con el empleo de textos presentados con una fuente minúscula, colocados en
los paneles al interior de las vitrinas, imposibilitan al visitante que las pueda leer con la
facilidad necesaria. Esta dificultad no es atípica en el MALI y ya fue señalada con
ocasión
de
la
exposición
sobre
la
Cultura
Chavín
[http://www.patrimonioculturalperu.com/exposicion-sobre-la-cultura-chavin-en-el-museo-de-arte-de-lima_/
]que se llevó a cabo del 10 de abril al 9 de agosto de 2015.
Destaca sin duda dentro de esta etapa una pieza formada por un quipu. Si bien
tradicionalmente han sido asociados con los Incas, diversos ejemplares cronológicamente
anteriores han sido recuperados en excavaciones en los Andes Centrales. La leyenda
3
reseña que este fue hallado dentro del relleno de un recinto, razón por la cual ha sido
considerado “[…] como una ofrenda de clausura de espacios” arquitectónicos.
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1. Quipu en fibra de algodón con diversos nudos. 2. Presentación de vídeo que muestra de manera general las
complejas estructuras arquitectónicas del sitio. Imágenes: Sandra Negro, 2016.
En relación a este elemento tan interesante y la alusión a que era una ofrenda vinculada
con el sellado de espacios arquitectónicos, ha sido posible observar la escasa
información presentada en torno a la arquitectura asociada con los objetos culturales
presentes en la muestra6. Ciertamente se muestra un vídeo con vistas aéreas de las
estructuras visibles en Cerro de Oro, remarcadas con líneas negras para su mejor
identificación. Sin embargo, desafortunadamente el correlato entre arquitectura y objeto
cultural es prácticamente inexistente. A esto se agrega la pequeña dimensión del monitor,
que solamente permite un máximo de dos personas frente al mismo y el audio
programado a un volumen tan bajo que resulta casi ininteligible. Esta idéntica
observación fue realizada en el texto relativo a la muestra sobre la cultura Chavín,
reseñado líneas arriba.
En relación a la ocupación Wari del sitio, los textos disponibles en la muestra consignan
que una vez abandonadas las estructuras del periodo cronológico anterior, algunas
fueron reutilizadas para construir estructuras funerarias con adobes. También se señala
que si bien la mayoría de dichas estructuras fueron halladas vacías, en una de ellas se
encontró un fardo acompañado por más de doscientas ofrendas. En el proceso de
desenfardelamiento llevado a cabo en el laboratorio, los investigadores pudieron
constatar que el cuerpo había sido removido y que el fardo fue rellenado con tierra y
vuelto a depositar en el mismo lugar.
6
Antes de realizar la visita es recomendable la lectura del artículo escrito por la arqueóloga Francesca Fernandini
Parodi, titulado “Cerro de Oro: un análisis preliminar de la secuencia de ocupación”, que expone y analiza
detenidamente la relación entre el espacio construido, los contextos de uso y los objetos utilizados, para entender
las sociedades que allí se asentaron en el binomio tempo-espacial. Cuadernos del Qhapaq Ñan Año 3, N° 3, 2015,
pp. 26-47. Disponible en: http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/mi/archivo/CQ%C3%91%203-.pdf [Consulta:
22-10-2016]
4
Se hallan en exhibición diversos de los artefactos asociados, tales como una peluca con
el cabello peinado en delgadas trenzas que alcanzan los 80 cm de longitud, un tocado
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3
1. Contexto funerario Wari en un recinto intrusivo.
2. Fardo funerario al que le fue retirado el cuerpo
al poco tiempo del enterramiento y se rellenó con
tierra para volverlo a colocar en el mismo lugar. 3.
Peluca con cabello trenzado y 4. Tocado de
estructura vegetal con aplicaciones de hilos de
colores. Imágenes: Sandra Negro, 2016
con aplicación de hilos de diversos colores, una máscara o “cara falsa” y otros objetos
sumamente sugerentes. Para la mejor comprensión, se ofrece una animación que
muestra el proceso de envoltura y enterramiento del fardo funerario. Esta tiene una
duración de 1 minuto con 15 segundos y es de fácil comprensión y permite al visitante
identificar los elementos asociados que se hallan expuestos en la muestra.
La tercera etapa de ocupación del sitio inicia alrededor de los 1100 años d.C. y está
asociada con la etnia Guarco, que desarrolló sus edificaciones con la técnica de los
adobones tapiales. También construyeron estructuras funerarias con centenares de
fardos. Cuando los Incas llegaron al valle, sometieron a los Guarco y edificaron algunas
estructuras con piedras rústicas en la parte alta del cerro.
La muestra merece ser visitada y más de una vez. Quedan abiertas algunas interrogantes
importantes. Una de ellas es el nombre del sitio, que para la mayor parte de
investigadores que han tratado el tema es Cerro del Oro y que la muestra presenta como
Cerro DE Oro. En segundo lugar, el subtítulo de la exhibición es UNA CIUDAD DE BARRO
EN CAÑETE y frente a esta afirmación surge la duda de cuál fue la teorización utilizada
para afirmar que fue una ciudad. Además ¿a través de qué indicadores se pudo
establecer esta conclusión? y si llegó a ser una ciudad ¿la denominación es aplicable a
cada una de las tres ocupaciones culturales del sitio? Se hace mención al empleo del
término ciudad y las implicancias del mismo, porque cada vez con más frecuencia, existe
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una imprecisión en el empleo de ciertas categorías de ocupación del suelo, población,
producción y funcionamiento, que deben ser sustentadas adecuadamente. El uso
superficial de los términos ciudad y ciudadela aplicados al urbanismo del antiguo Perú
merecen ser revisados y debatidos frente a los hallazgos de las últimas décadas.
Al margen de estas disquisiciones, la muestra exhibe un pasado extraordinario, asociado
a la desembocadura del río Cañete. Es el principio de un trabajo de investigación que en
los años venideros probablemente podrá resolver en gran medida muchas de las
interrogantes que hoy nos planteamos. Un aporte importante, que refleja el disciplinado
trabajo de Francesca Fernandini, Directora del Proyecto Arqueológico Cerro de Oro y sus
colaboradores Petrus Fernandini, y Giancarlo Marcone. La curadoría a cargo de la
Directora del proyecto y de la doctora Cecilia Pardo, es organizada, estructurada y
cuidada, lo cual posibilita a los visitantes no solamente la adquisición de nuevos
conocimientos, sino reflexionar que en torno a las culturas de la antigüedad no se hace la
luz toda de una vez.
Sandra Negro
Directora
Instituto de Investigación del Patrimonio Cultural
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