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La ética de la responsabilidad en los cuidados de enfermería Emilia Romero de San Pío Enfermera asistencial en UCI – HUCA. Máster en gestión y participación en comités de ética de la investigación y ética sanitaria (Univ. Complutense de Madrid) Como citar este documento Romero de San Pío E. La ética de la responsabilidad en los cuidados de enfermería. Revista de Seapa 2013; XI: 31-35. Manuscrito recibido: 09-12-2012. Manuscrito aceptado: 19-12-2012 RESUMEN Objetivos Aumentar la conciencia sobre los valores éticos y fomentar los valores éticos de responsabilidad. Definir las bases teóricas que conforman la ética de la responsabilidad en Enfermería. Proporcionar claves sobre la formación en el proceso de deliberación bioética Desarrollo Se realiza estudio sobre dos cuestiones básicas para alcanzar nuestros objetivos: el estudio de la responsabilidad ética profesional en el cuidado y el desarrollo de las bases para tomar de decisiones éticas en Enfermería. La formación teórica es necesaria para actuar sobre los dilemas éticos que se presentan en la enfermera. Los desafíos éticos actuales son altos y es necesario dar claves para un desempeño exitoso de la enfermera. La comprensión y la promoción de los valores éticos son la base de la responsabilidad de Enfermería. El compromiso con los valores éticos fundamentales será crucial para construir la confianza de los pacientes. Las enfermeras tienen la responsabilidad ética y profesional para actuar en el mejor interés de los pacientes y en las mejores prácticas en el cuidado, basando nuestras acciones en una ética de responsabilidad. Los principios básicos para dar base formal a la ética del cuidado y la responsabilidad son el respeto a la dignidad humana y el cumplimiento de los cuatro principios de la Bioética. Conclusiones Enfermería es el factor clave de los actuales dilemas éticos y en la ética del cuidado y de la responsabilidad en el cuidado. Palabras clave: Ética, ética profesional, enfermería, bioética, toma de decisiones, atención de enfermería. The Ethics of responsibility in Nursing Care ABSTRACT: Objetives Increase awareness in to ethical values and encouraging the ethical values of responsability. Define the theoretical bases that make up the ethics of responsibility in nursing care. Provide clues to the formation in the deliberative process in health bioethics. Development A study on two key issues to achieve our goals: the study of professional ethical responsibility in nursing care and through developing a foundation for ethical decision making in nursing. Theoretical training is necessary to act on the ethical dilemmas that arise in the nurse every day. The current ethical challenges in nursing are high and therefore it is necessary to give the keys to a successful performance of the nurse. Understanding and the promotion of ethical values are at the root of the nursing responsability. Commitment to fundamental ethical values will be crucial to build confidence the patients. Nurses have the ethical and professional responsability to act in the best interest of patients and in the best practices in caring of patients, basing our actions on an ethic of responsability. The basic principles to give formal basis to the ethics of care and responsibility are respect for human dignity and the fulfillment of thefour principles of bioethics. Conclusions Nursing is the key factor of current ethical dilemmas and in ethics of care and responsibility in care. KEYWORDS: Ethics, ethics professional, nursing, bioethics, decision making, nursing care. (31) Revista de SEAPA INTRODUCCIÓN El núcleo central en el debate bioético en el marco de la profesión de Enfermería se circunscribe a la práctica del cuidado. El curar tampoco es ajeno al marco de actuación de un profesional de Enfermería1, pero la relevancia del cuidado para la profesión enfermera es vital y destacable dentro de su campo de responsabilidad. El cuidado constituye una tarea fundamental en la vida humana que nos permite la supervivencia en ocasiones de dependencia debido causas muy variadas como la enfermedad, invalidez, niñez, ancianidad o en el marco de cualquier proceso patológico que produzca incapacidad temporal o permanente. En el acto del cuidado, como profesionales enfermeros, nos podemos encontrar con múltiples controversias, dudas y dilemas desde el punto de vista ético que es necesario solventar con las suficientes herramientas formativas a dicho nivel. En general, dichas dudas y dilemas suelen surgir alrededor de temas tan importantes como controvertidos de los que destacaría los siguientes: los cuidados al final de la vida, la decisión de comenzar con cuidados paliativos y abandonar (a la luz de la evolución de una enfermedad o proceso patológico) los tratamientos con fines curativos. La pregunta ética por antonomasia siempre es: ¿qué debo hacer? Quizás el núcleo principal del que debemos partir en esos momentos es de dicho interrogante. La elaboración de una correcta respuesta conforme a criterios ético-jurídicos aceptados, constituirá nuestra principal responsabilidad a partir de ahora como profesionales de Enfermería. La respuesta al interrogante no es fácil, por ello, cuánto más formación a nivel bioético y a nivel legal más se contribuirá a elaborar una respuesta éticamente correcta a dicha pregunta. En primer lugar, se debe de tener en cuenta el respeto de la dignidad de la persona en el acto de cuidar; sin la protección de dicha dignidad el acto sanitario quedaría éticamente deslegitimizado. Esto es debido a que la dignidad humana es un valor intrínseco2, independiente de otros valores externos, y valioso e insustituible por sí mismo. Todos los derechos de los enfermos y usuarios del sistema sanitario están basados precisamente en el respeto a tal concepto. Desde las primeras declaraciones de derechos humanos, el respeto de la dignidad humana ha sido básico y principal como valor incuestionable, inviolable y sujeto necesariamente a protección siempre, debido a que es el principio raíz de los derechos del hombre3,4,5 y su protección es la tarea más importante para mantener unos cuida- dos y un acto sanitario general caracterizado por criterios éticos y jurídicos. En éste sentido, debemos de saber, que los principios básicos que se determinan para dar base formal del respeto a la dignidad humana en nuestro campo, son la consideración de la salud como derecho básico humano, la equidad en materia sanitaria y la responsabilidad de los protagonistas del acto sanitario, es decir, los profesionales asistenciales. A todo ello nos obliga la deontología profesional. En cada uno de nuestros actos sanitarios y para asegurarnos que ese respeto hacia la dignidad humana y sus derechos fundamentales se encuentren protegidos, es necesario trasladar los valores éticos a nuestros cuidados6. OBJETIVOS •• Aumentar la conciencia sobre los valores éticos y fomentar los valores éticos de responsabilidad. •• Definir las bases teóricas que conforman la ética de la responsabilidad en Enfermería. •• Proporcionar claves sobre la formación en el proceso de deliberación bioética en salud. DESARROLLO No podremos alcanzar los objetivos planteados sin hacer un estudio introductorio a dos cuestiones básicas como son el estudio de la responsabilidad ética profesional en el cuidado enfermero y a través de desarrollar las bases para la toma de decisiones éticas en Enfermería. 1. La reponsabilidad ética profesional en el cuidado enfermero Los integrantes de la profesión enfermera son los profesionales del cuidado. Durante (32) Revista de SEAPA todos los actos del cuidado llevamos a cabo y tomamos muchas decisiones que afectan directamente a las personas bajo nuestra responsabilidad. Las consecuencias de nuestras acciones están en el punto de mira de la ética aplicada y pueden ser interpretadas dependiendo de los diferentes interlocutores7 que las valoren, los cuáles pueden tener diferentes criterios jurídicos y diferentes referentes éticos emanados del contexto socio-cultural, lo cuál hace translucir la dificultad añadida en nuestro trabajo. Para poder solventar todas éstas dificultades, debemos conocer el contenido de los principios bioéticos que son de todo punto inviolables7,8,9, además de una serie de actitudes y cualidades psicológicas especiales. Numerosos autores han estudiado aquellas «cualidades» que deben de estar presentes en el profesional de Enfermería que los capaciten para realizar su trabajo diario con la comunidad. La compasión es una de ellas, pero independientemente de ninguna religión o filosofía moral, sino como actitud de aproximación hacia el sufrimiento ajeno, como cualidad indispensable en el acto ético de cuidar. La confianza es cualidad necesaria. Confiar en una persona, ponerse en sus manos es clave en el acto ético del cuidado; la conciencia también entra de lleno en éste universo de cualidades, significando prudencia y cautela en el acto sanitario, es decir, el conocimiento de aquello que «tenemos entre manos». Las habilidades competenciales son también imprescindibles para llevar a cabo el trabajo profesional de una manera óptima. Ésta necesaria «cualidad» de competencia obliga a todos los profesionales enfermeros a la formación continua en el propio campo científico-disciplinar. Finalmente, y no por eso menos importante, encontra- mos la cualidad, la virtud de la confidencialidad que implica la preservación necesaria de todo aquello que la persona enferma nos ha confiado durante su proceso patológico, dando garantías de la protección contra su divulgación. Además la legalidad vigente nos obliga a ello. En la ética de la responsabilidad10 tenemos como protagonista principal al «sujeto responsable», es decir, al profesional enfermero que realiza el acto responsable y como tal se hace «cargo» de él, lo asume como suyo, aceptando las obligaciones morales que se pueden deducir de las consecuencias de dicho acto. El profesional de Enfermería acepta a la persona que cuida como un ser autónomo7 en sus decisiones sobre su propia vida y su salud y responsable en sus decisiones, en sus ideas y, por tanto, también en las acciones que emanan de dichas ideas. Ello implica que las personas sean tratadas con respeto y se asegure que las decisiones tomadas sobre su propia salud sean respetadas en todo momento además de asegurarnos de la necesaria protección de las personas con autonomía disminuida o deteriorada. La autonomía del paciente se convierte actualmente en una autoafirmación del enfermo frente al poder de los profesionales sanitarios, pero no deben de confundirse los conceptos de autonomía y el de consentimiento informado como puede ocurrir habitualmente. La autonomía hace referencia a la capacidad de elección entre varias posibilidades y el consentimiento es una manifestación concreta de la autonomía de la persona que consiste en dar o no la autorización para que se realiza alguna actividad que le afecte directamente a su propia salud. Todas las decisiones conscientes y maduras realizadas por la persona enferma deben de ser respetadas y protegidas en el marco de la confidencialidad. La violación de dicha confidencialidad e intimidad está penada legalmente y es inaceptable desde el punto de vista de la Deontología de las profesiones sanitarias. La ley 41/2002, se detiene mucho en el importante aspecto del tema de la confidencialidad11 en el acto sanitario y en la asistencia sanitaria en general. En la actualidad, las relaciones profesionales de la salud-enfermos han variado ostensiblemente, se ha pasado de una relación basada en el denominado paternalismo médico o en el paternalismo enfermero, en el cuál era el profesional el que decidía pues «era él el que sabía lo que convenía en cada momento a la persona enferma». Hasta llegar, en la actualidad a una relación de «iguales» en el que el profesional informa de las opciones, de las posibilidades de tratamiento y es el paciente el que una vez informado, decide12,13,14. En éste contexto, el profesional enfermero realiza una atención «responsable» sobre el usuario, teniendo en cuenta que para que un acto sanitario sea responsable debe de tener también varias características: la característica del poder, de la capacidad y del deber, a éstas tres características imprescindibles para considerar un acto responsable, se deben de añadir los aspectos de «ante qué» o «ante quién» responder de nuestros actos. Un acto responsable debe de proteger primero la dignidad personal, como se ha comentado. Con ello, el acto sanitario alcanzará unos mínimos que procure una atención adecuada a los usuarios de la organización sanitaria. El acto sanitario debe de tener también un sentido propio de libertad, lo que significa que cada componente, cada elemento humano que conforma la organización sanitaria tenga una autonomía moral reconocida y respetada, la cuál debe de tener las características necesarias de respeto hacia la autonomía del resto de las demás personas. El acto sanitario debe de tener las características de ser deliberativo8,15,16,17 y de tolerancia hacia las decisiones y opiniones legítimas de otros profesionales implicados y de los usuarios protagonistas. El acto sanitario responsable debe de tener finalmente las características de protección de los conceptos de igualdad entre las diferentes personas implicadas y de protección de su seguridad. En un acto sanitario responsable no debemos de fijarnos sólo en los fines del mismo, sino también en sus consecuencias finales. Las consecuencias, por tanto, se erigen como referentes morales de nuestras acciones. La responsabilidad basada en estos términos tiene una visión jurídica de imputación debido a las consecuencias de nuestras acciones, lo cuál puede llevarnos a confundir legalidad y eticidad como indican numerosos estudiosos sobre el tema. ¿Entonces, cuál es nuestra responsabilidad en el acto enfermero? A ésta pregunta se responde necesariamente con la misma idea proyectada. Nuestra responsabilidad es que el acto enfermero sea «responsable», es decir, que de él emane todas aquellas cualidades y garantías éticas que hemos visto hasta ahora. Para conseguir ésto debemos: 1.Ser conscientes de «lo que tenemos entre manos», realizando todas las acciones necesarias conforme a criterios científicos actualizados, protocolarizados (33) Revista de SEAPA y velar por la seguridad y la calidad en el acto sanitario. 2.Actuar como profesionales teniendo en mente siempre la protección de los cuatro principios bioéticos. Ello no sólo nos dará garantías éticas de buen hacer en el acto enfermero, sino también garantías jurídicas. Se ha definido la importancia de la existencia de una serie de acciones que son imprescindibles para que un profesional que trabaja en el seno de un modelo centrado en el paciente las realice conforme a corrección ética: 1. El profesional de la salud debe de velar para que se realice una relación de ayuda entre el mismo profesional y el paciente. 2. Las decisiones que se tomen en el seno de dicha relación deben de ser compartidas, nacidas de un consenso entre las partes y mediante la realización de un intercambio de información adecuado. 3.Se debe de realizar una correcta gestión de la incertidumbre del paciente. 4.Percatarse de las respuestas generadas a partir de las emociones que pueden surgir en el paciente y familia ante una situación decisoria en sanidad. Debemos de ser conscientes que somos nosotros, como profesionales de Enfermería quienes proporcionemos la necesaria seguridad y confianza al paciente y sus familiares, fruto de una relación seria, empática y profesional. 2. Bases para la toma de decisiones éticas en el profesional enfermero La inteligencia emocional tiene enorme valor intrínseco18 en éste campo concreto de acción como base para la toma de decisiones correctas en nuestro trabajo como enfermeros asistenciales. La inteligencia emocional nos hace tomar conciencia de nuestras propias emociones como personas y como profesionales ante un conflicto y nos permite comprender los sentimientos de las personas implicadas en el conflicto, dándonos habilidades suficientes para superar las presiones y frustraciones planteadas en la vida diaria y en el trabajo. Enfermería debe tener una sensibilidad especial, una capacidad de relacionarse exquisita; Albrecht la define como la habilidad para relacionarse con otras personas de forma eficaz con el desarrollo de una especial capacidad social y una especial sensibilidad hacia las personas. Ésto es imprescindible en nuestro trabajo por sus especiales caracte- rísticas pues debemos darnos cuenta que en la relación sanitaria se da la particularidad que es una relación obligada (por la enfermedad) no buscada entre profesionales y enfermos, la relación está viciada por los sentimientos de temor, miedo, inseguridad del enfermo. Además no es una relación (en principio) de iguales, es una relación jerárquica. La inteligencia emocional y la formación específica nos pueden ayudar a manejar de una forma adecuada los dilemas éticos que se nos presentan y concienciarnos que no siempre es posible lograr una curación en un enfermo bajo nuestra responsabilidad, lo que si es necesario es prestar los cuidados más integrales y adecuados posibles en cada caso y en última instancia dar unos cuidados paliativos de alta calidad. La tendencia actual es hacia considerar ya al enfermo como un ser adulto y capaz, que toma sus propias decisiones sobre su salud, basadas en una información clara y veraz. El enfermo ha llegado por fin a su mayoría de edad. Ésta nueva visión de las relaciones entre ambos19,20,21 el profesional enfermero y el enfermo se ha ido desarrollando en últimas décadas y ha emergido con una fuerza e influencia extraordinarias como una evolución del modelo centrado en el paciente (MCP), el cuál nació de la unión y aportaciones del modelo biopsicosocial y de las investigaciones de escuelas como la de Rochester. La responsabilidad de los profesionales enfermeros en el acto sanitario ha crecido y se ha desarrollado y uno de los campos que más preocupan en éste sentido a los profesionales es el de proporcionar unos cuidados de calidad al final de la vida 22,23,24, los cuáles deben de estar caracterizados por el respeto a los deseos y decisiones de cada enfermo, con la necesidad de tener una comunicación continua, ágil y sincera con los propios pacientes y sus familiares responsables o sus representantes legales para consensuar en cada momento las características que deben de alumbrar dichos cuidados. Los cuidados al final de la vida deben de cumplir los requisitos de ser consensuados y protocolarizados por todo el equipo asistencial del paciente y deben de tener como objetivo último el confort de la persona en sus últimos momentos. Deben de ser además unos cuidados personalizados, específicos y adecuados a cada caso y contexto25,26 respetando los cuatro principios de la Bioética (autonomía, justicia, beneficencia, no maleficencia y la dignidad de la persona protagonista). Cualquier decisión que se deba de tomar en estos momentos debe de ser consensuada por el paciente en primer lugar, sus familiares en el caso de incapacidad y por el equipo de salud que lo atiende. Muchas decisiones no son fáciles de tomar o de asumir. En éste sentido, para ayudarnos en estos difíciles momentos, es necesario tener siempre presente que toda decisión que comporte características especiales y connotaciones de tipo ético en sanidad deben de ser realizadas siempre mediante un proceso de tipo deliberativo. No se puede ni se debe de dejar la solución de un dilema ético a una persona en solitario y menos en el campo sanitario donde las connotaciones ético-jurídicas en la mayoría de los casos que se nos pueden presentar, hacen necesario, por su complejidad una labor de deliberación entre profesionales con conocimientos bioéticos lo más sólidos posibles y teniendo siempre en mente que si la complejidad del tema así lo hiciese necesario, pedir incluso asesoramiento a los comités de ética locales27. El necesario proceso deliberativo en temas éticos abre las puertas a la propia persona protagonista del dilema, el paciente, a través de su derecho de autonomía, a los demás profesionales del equipo multidisciplinar y a los responsables legales y familiares del enfermo. Las decisiones que se toman en éstas materias además de ser el fruto de un proceso deliberativo maduro y responsable por parte de todos los protagonistas necesarios, deben de ser tomadas en tiempo adecuado que no se dilate innecesariamente. En el análisis de la situación para la toma de decisiones se debe de considerar: •• Tener en cuenta cuáles son los dilemas éticos que se presentan en cada situación y caso concreto. •• Determinar las responsabilidades de los implicados en los cuidados y los valores a tener en cuenta en el proceso. •• Identificar las diversas opciones que se pueden presentar y elegir aquellas posiciones que preservan con condiciones adecuadas los valores bioéticos. •• Justificar racionalmente la elección realizada. El objetivo es la toma de decisiones más prudentes y responsables, proceso éste no exento de dificultades y complejidad en el que se debe de destacar el proceso del ejercicio de la prudencia y de la sabiduría práctica. El profesor Diego Gracia nos ilustra con un método para el análisis de los casos que se puedan presentar y plantea la toma de decisiones, indicado cómo los problemas morales tienen varios niveles. 1. Un nivel cognitivo (hechos). 2. Un nivel estimado o valorativo (valores). 3. Un nivel práctico (deberes). Deliberar bien es deliberar en cada uno de estos niveles sin obviar ninguno como única (34) Revista de SEAPA forma de tomar decisiones con prudencia y responsabilidad. En primer lugar, es necesario deliberar sobre los hechos, ver los hechos presentados de una forma clara, identificando el problema principal o el dilema principal presente e identificar los valores en conflicto, todo ello para llevar a la decisión final. Para el profesor Diego Gracia8,9 en el proceso deliberativo es esencial el tema central del valor en conflicto para tomar una decisión lo más acorde para no poner en peligro dicho valor o valores puestos en entredicho. El aprendizaje y la experiencia en el proceso deliberativo es decisivo en Enfermería para enfrentarse a los dilemas éticos. Las decisiones deben de partir de una reflexión racional y también emocional. La toma de decisiones compartida entre el protagonista del acto sanitario (el enfermo, paciente, usuario del servicio de salud) y el equipo multidisciplinar que le atiende debe de ser perfectamente basada en una información completa y veraz para el enfermo sobre su proceso patológico o enfermedad, las opciones terapéuticas y las consecuencias de cada una de las opciones sin influir aunque sea de una forma inconsciente sobre la decisión del paciente. Las relaciones sanitarias se han vuelto más complejas quizás, debido al desarrollo del proceso deliberativo y a la toma de decisiones compartidas, pero al final son más enriquecedoras para los principales protagonistas. La complejidad de dichas relaciones se debe a la presencia de cada vez más factores y actores intervinientes en dichas cuestiones, entre los que destacaría: •• Pacientes y usuarios cada vez más informados de sus deberes-derechos en sanidad. •• Profesionales cada vez más concienciados de la importancia de los aspectos éticos, morales y la existencia de una sociedad más concienciada a la luz del extraordinario avance en terapias genéticas, programas de trasplantes, protocolos de limitación del tratamiento vital o del esfuerzo terapéutico, etc. Si tenemos bajo nuestros cuidados una persona que por su enfermedad o proceso patológico se encuentra en una posición de no poder alcanzar su curación, nos encontramos con una situación con unas connotaciones a nivel ético y moral muy concretas y específicas13,22,23. Estamos ante la importantísima misión de conseguir para el paciente el «bien morir» a través de unos cuidados paliativos caracterizados por la excelencia clínica y velando porque todas las acciones emprendidas con los pacientes tengan la misión de paliar su dolor y procurar su confortabilidad en todo momento. La enfermedad es una situación crítica que cada persona vivencia de diferentes formas, es algo desconocido y nuevo por lo que en la personalidad generará miedo, temor, frustración, desánimo e innumerables dudas. Cuando llega la enfermedad, se producen una serie de cambios importantes en varios aspectos psicosociales de la persona: en la imagen que tiene de sí mismo/a, visión del futuro, relaciones interpersonales, etc. Los profesionales de Enfermería deben de conocer las reacciones positivas, frente a una enfermedad y las reacciones patológicas para poder dar ayuda psicológica y apoyo al enfermo y familiares. El diálogo abierto con el paciente para que él pueda exponer sin prisas sus sentimientos es la mejor opción en estos casos. La actitud psicológica del profesional debe de ser: abierta, acogedora, empática, sosegada y sin sensación de premura de tiempo para conocer los sentimientos del paciente frente a su proceso y poder diagnosticar y tratar posteriormente conductas no adecuadas. Los aspectos psicológicos que se ponen en juego debido a la interrelación entre los diferentes grupos de personas son múltiples, interactúan numerosas variables, muchas de ellas generadoras de estrés importante que pueden desencadenar sentimientos de hostilidad hacia el equipo sanitario, entre las que se pueden destacar las siguientes: •• El enfermo puede vivenciar la situación de enfermedad creando una respuesta de regresión volviéndose totalmente dependiente del profesional o de su familia. •• El enfermo puede desarrollar una respuesta de evasión ante la nueva situación, recreando un mundo ideal-irreal donde no existe la enfermedad o la muerte. •• Se puede producir una respuesta de inculpación, en la cuál el enfermo o sus familiares se sienten culpables del proceso y se aíslan. •• Puede desarrollarse una respuesta de agresión del enfermo o incluso sus familiares hacia el profesional sanitario debido a un proceso de proyección de la frustración, de la culpa y del miedo. •• Pueden desarrollarse respuestas de negación en el paciente actuando como si no existiese la enfermedad o ésta no tuviese ninguna importancia. CONCLUSIONES La responsabilidad del profesional de Enfermería en los cuidados es primordial, tanto en los cuidados ante una enfermedad con capacidad de curación como en las enfermedades o procesos terminales. Muchas personas ajenas a estos temas pueden pensar que la responsabilidad está presente en salud só- lo mientras existe posibilidades de curación, es decir, mientras en nuestras manos está la posibilidad de salvar una vida, si esa premisa desaparece, piensan que la responsabilidad28,29 ya no existe pues la persona va a morir hagamos lo que hagamos. Pero, es ahora cuando se abre la gran responsabilidad de ayudar a la persona para que tenga unos cuidados y un trato exquisito en el final de sus días. Algunos filósofos indican incluso: ¿Qué mayor responsabilidad que esa? ¿Qué mayor responsabilidad que ofrecer los mejores cuidados a los enfermos al final de sus días por parte de los profesionales sanitarios que los atienden? Teniendo siempre presentes que toda persona tiene derecho a morir con dignidad, en un ambiente confortable, rodeado de su familia y finalmente toda persona tiene el derecho incuestionable a no morir sola. A partir de aquí, con los suficientes datos teóricos sobre el tema, quizás podríamos ya enfrentarnos a casos prácticos con la necesaria formación para ello. BIBLIOGRAFÍA 1. Ortega Galán AMª (coord.). Manual de Bioética para los cuidados de Enfermería. ASANEC (asociación andaluza de Enfermería comunitaria), 2010. 2. Dorando JM. Dignidad humana en Kant y Habermas. Revista anual de la Unidad de Historiografía e Historias de Ideas. Julio 2010; 12(1): 41-49. 3. Declaración Universal de Derechos humanos, 1948. Preámbulo, capítulos 1 y 2. 4. Convenio Europeo sobre los derechos humanos y la biomedicina: Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, abril 1997. 5. De Castro Cid B. 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