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TEMA 6: LOS REYES CATÓLICOS Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
MODERNO.
6.1. LOS REYES CATÓLICOS: LA UNIÓN DINÁSTICA.
El matrimonio de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón (V de Castilla) en
1469 supuso la puesta en marcha de una política común en la península Ibérica.
Especialmente después de la concordia de Segovia (1475) se creó una imagen de
unidad (documentos, escudos, monedas, lemas,...). La concordia delimitaba las
competencias de ambos monarcas tanto en el gobierno como en el protocolo y la
imagen. Entre sus términos, estipulaba que todos los documentos se redactarían en
nombre del Rey y de la Reina. El nombre del Rey aparecería primero, pero las armas de
la Reina se colocarían delante. Los reyes quedarían asociados en todos los actos del
poder: no sólo los documentos oficiales estarían redactados en nombre del Rey y de la
Reina, también el sello sería uno solo, con las armas de Castilla y Aragón, y del mismo
modo, las monedas llevarían la efigie y el nombre de los dos soberanos. El producto de
los impuestos castellanos se destinaría primero a Castilla y el saldo restante se utilizaría
de común acuerdo. En Aragón se procedería de igual forma. La Reina se reservaría la
provisión de cargos públicos en Castilla; los beneficios eclesiásticos se concederían de
común acuerdo, pero en caso de conflicto decidiría la Reina; los asuntos administrativos
y judiciales, así como la política exterior se regularían de común acuerdo. Fruto de esta
política de unidad fue la creación de instituciones comunes bajo el control de los reyes,
como la Santa Hermandad (1476) y la Inquisición (1478).
Pero en la realidad no se creó un Estado unido. En cada reino permanecieron sus
propias leyes, sus instituciones, su moneda y sus fronteras. Castilla mantuvo una
posición preeminente: la mayor población y riqueza económica de Castilla, así como la
estructura de su Estado, más favorable a la autoridad regia, lo favoreció. El mismo rey
Fernando de Aragón residió habitualmente en Castilla y utilizó los recursos castellanos
para llevar a cabo su política, incluso en zonas pertenecientes a Aragón (guerras en
Nápoles).
La llegada al trono de Isabel fue fruto de las luchas entre nobleza y monarquía en la
época de Enrique IV. Durante su reinado los enfrentamientos fueron constantes (Farsa
de Ávila, 1465) y la nobleza apoyó a la princesa Isabel en contra de su hermanastro. El
nacimiento de una hija de Enrique IV (Juana la Beltraneja) vino a complicar la
situación. Finalmente, el rey reconoció a Isabel como princesa de Asturias y heredera
del trono castellano (Pacto de los Toros de Guisando, 1468). En 1469, el matrimonio
de Isabel y Fernando sin consentimiento del rey provocó un nuevo enfrentamiento con
Enrique IV que nombró heredera a su hija Juana.
La muerte del rey en 1474 provocó una guerra civil entre los partidarios de Juana (a la
que apoyaba Alfonso V de Portugal) y los partidarios de Isabel (apoyada por Aragón).
La guerra terminó con la derrota de Alfonso V de Portugal y Juana (batalla de Toro,
1476) y con el tratado de Alcaçovas (1479): Juana renunciaba al trono castellano y
Castilla renunciaba a la expansión por África. También en 1479 año moría Juan II de
Aragón y heredaba el trono su hijo Fernando el Católico.
A partir de ese momento, se inició el reinado de los Reyes Católicos, título otorgado por
el papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) en 1496: un periodo caracterizado por la lucha
por conseguir la unidad religiosa (expulsión de judíos y musulmanes, 1492) y la unidad
territorial de la península (conquista de Granada y Navarra, y política matrimonial con
Portugal).
6.2. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONQUISTA DEL REINO NAZARÍ Y LA
INCORPORACIÓN DE NAVARRA.
Ambos acontecimientos se desarrollan en el contexto de integración de todos los reinos
peninsulares que se marcaron como objetivo los Reyes Católicos. En ambos casos, se
realizó por conquista.
En cuanto a la guerra de Granada (1481-1492), se desarrolló en tres fases:
- Conquista y defensa de Alhama (1481-84): el enfrentamiento puntual de
cristianos y musulmanes en la frontera castellano-granadina, dio lugar a la toma
de Alhama por el noble andaluz Diego Ponce de León. Alhama dominaba la
vega granadina y provocó el acoso de los nazaríes. Los reyes se vieron obligados
a intervenir para defender y abastecer Alhama. La guerra civil en Granada y el
apoyo de los reyes a Boabdil favoreció el avance castellano.
- Toma de Málaga (1485-1487): Fue la fase más dura, teniendo que recurrir los
castellanos al aislamiento de Málaga para su conquista. Una vez ocupada, la
población musulmana pasó a ser esclava.
- Rendición de Granada (1488-1492): a pesar de que duró cuatro años, la
resistencia nazarí fue escasa. La ocupación se produjo a través de negociaciones
y la rendición a cambio del buen trato a la población. El 2 de enero de 1492
capituló Granada a cambio del respeto a la situación de los musulmanes. No
obstante, la convivencia con los castellanos se fue deteriorando hasta llegar a la
sublevación mudéjar de 1499-1502.
La guerra de Granada destacó por la gran contingente humano y económico que
movilizó en Castilla. Aunque fue una guerra dirigida por los reyes, participaron tropas
concejiles y señoriales. Asimismo destacó por el uso de la artillería (espingardas,
arcabuces).
En cuanto a la incorporación de Navarra (1512-1515), la tradicional postura
antifrancesa de Aragón favoreció el enfrentamiento con Navarra. Desde el siglo XIII
había sido un Estado vasallo del rey de Francia. Fernando el Católico intentó la vía
matrimonial al casarse en segundas nupcias con Germana de Foix, pero fracasó. Más
tarde el rey de Francia intentó casar a su hijo con la heredera de Navarra. Fernando se
opuso a ello y en 1512 mandó al Duque de Alba con tropas castellanas para invadir
Navarra. En 1515, se decidió su incorporación a Castilla, aunque conservando sus
instituciones y leyes propias (fueros de Navarra). La zona norte de Navarra se mantuvo
independiente como Estado vasallo de Francia hasta su incorporación a Francia en el
siglo XVII.
6.3. LOS REYES CATÓLICOS: LA INTEGRACIÓN DE CANARIAS Y LA
APROXIMACIÓN A PORTUGAL.
La política de expansión atlántica de los Reyes Católicos continuó los objetivos de los
Trastámara de Castilla. El avance de esta expansión se encontraba limitado por la
presencia de Portugal. Después de la guerra civil de 1474-79 y del Tratado de
Alcaçovas (1479), las islas Canarias quedaron bajo soberanía de Castilla, pero se cerró
la expansión hacia África. Desde entonces, el objetivo fue conquistar las islas que
quedaban: Gran Canaria (1483), La Palma (1493) y Tenerife (1496). Las islas Canarias
constituyeron el punto de escala para las expediciones atlánticas y el ensayo de los
métodos de colonización y explotación de América (capitulaciones, combinación de
iniciativa regia y privada, mestizaje).
Después del descubrimiento de América, fue necesario suscribir un nuevo
acuerdo castellano portugués para delimitar la expansión atlántica. En 1494 se firmó el
Tratado de Tordesillas que situaba la zona de expansión castellana al oeste de una línea
imaginaria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
La colaboración entre Castilla y Portugal se plasmó en la política matrimonial de
los Reyes Católicos que tenía como objetivo último la unión de los reinos peninsulares.
Dos de las hijas de los reyes (Isabel y María) se casaron con el rey portugués Manuel I
el Afortunado. Aunque a corto plazo no se logró integrar a Portugal, esta política tendrá
su continuidad con el matrimonio de Carlos I e Isabel de Portugal y dará sus frutos
cuando Felipe II acceda al trono portugués en 1580.
6.4. LOS REYES CATÓLICOS Y LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO:
INSTITUCIONES DE GOBIERNO.
El reinado de los Reyes Católicos se caracterizó por el fortalecimiento de la
monarquía. Para ello, buscaron la centralización y el control del poder político. A
cambio, los señores laicos y eclesiásticos asentaron su preeminencia económica y
social. Para ello, llevaron a cabo una serie de reformas destinadas a asentar su
hegemonía política:
- Los Consejos Reales (Castilla, Aragón, Órdenes Militares) estaban formados por
letrados y se convirtieron en órganos supremos de gobierno.
- Las Audiencias o Chancillerías se convirtieron en órgano de justicia por encima
de la jurisdicción señorial. Asimismo, los corregidores se consolidaron en las
grandes ciudades como delegados del rey.
- Se creó un ejército permanente para las guerras exteriores y la Santa Hermandad
(1476) para mantener el orden interior. De esta manera, los reyes se liberaban de
la dependencia del poder militar señorial.
- En Aragón, se controlaron las revueltas sociales (remensas, revueltas urbanas) y
se estableció un sistema de elecciones municipales para evitar el control
señorial.
- Los Reyes Católicos también tuvieron como objetivo la unidad religiosa. Para
lograrlo establecieron la Inquisición (1478 Castilla) y decretaron la expulsión de
judíos (1492) y mudéjares (1502 Castilla y 1526 Aragón).
- Incorporaron a la Corona el maestrazgo de las Órdenes Militares, que se habían
transformado en instituciones de un gran poder económico y fueron motivo de
disputas entre nobles.
- Finalmente, iniciaron un amplio programa de reforma del clero para acabar con
la relajación moral y aumentar el control de la Corona sobre los altos cargos
eclesiásticos (derecho de presentación y de Patronato). En estas reformas
destacó la figura del cardenal Cisneros.
Al final de su reinado, los Reyes Católicos habían conseguido crear un modelo de
estado nuevo, que se asentará en el siglo XVI: la monarquía autoritaria.
6.5. LA PROYECCIÓN EXTERIOR. POLÍTICA ITALIANA Y
NORTEAFRICANA.
La unión de las coronas de Castilla y Aragón convirtió a la monarquía de los Reyes
Católicos en una de las potencias políticas más importantes de Europa. La política
exterior de los Reyes Católicos siguió las siguientes directrices:
A) Enfrentamiento con Francia en Italia y alianza matrimonial con los países que la
rodeaban para aislarla.
B) Expansión marítima tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo norteafricano.
A) 1) Guerras de Italia (1494-95); (1502-03). Tras la Guerra de Granada, Italia se
convirtió en un campo idóneo para dar salida al gran ejército organizado por los Reyes
Católicos. Los Reyes Católicos llevaron a cabo en Italia una política claramente
heredera de la que había aplicado durante siglos la Corona de Aragón: enfrentamiento
con Francia por el predominio en la península italiana.
Cerdeña y Sicilia estaban integradas en la Corona de Aragón y en Nápoles reinaba una
rama bastarda de Alfonso V el Magnánimo. En un primer momento, Fernando el
Católico y el monarca francés, Carlos VIII, buscaron una solución pactada. Fruto de esta
actitud fue el Tratado de Barcelona (1493) por el que Aragón recuperaba el Rosellón y
la Cerdaña. La ruptura, sin embargo, vino cuando Carlos VIII conquistó Nápoles en
1495. La reacción española fue inmediata y se enviaron tropas comandadas por un noble
castellano, Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Tras una
larga y compleja campaña militar, el conflicto concluyó en 1505 año en el que se llegó
a un acuerdo por el que Francia se quedaba con el Milanesado y renunciaba al reino de
Nápoles.
A) 2) Los Reyes Católicos elaboraron una compleja política matrimonial que tenía
como función atraer a Portugal para unirlo a los otros reinos de la Corona y aislar a
Francia. Por ello, los hijos de los Reyes Católicos se casaron con varias familias reales
europeas:
•Isabel y María se casaron con Manuel I de Portugal.
•Catalina de Aragón se casó con Enrique VIII de Inglaterra
•Juan se casó con Margarita de Austria y Juana la Loca con
Felipe El Hermoso, duque de Borgoña, archiduque de Austria e hijo de
Maximiliano, Emperador de Alemania.
Esta política matrimonial produjo al final la gran herencia política de Carlos I.
B) Ocupación de las plazas del Norte de África. Tras la conquista de Granada, los
Reyes Católicos intentaron extender sus dominios por el Norte de África como
prolongación de la Reconquista y, sobre todo como medio de contener la piratería y los
ataques de turcos y berberiscos a las costas españolas. Al mismo tiempo se protegían las
posesiones italianas de Aragón y el comercio mediterráneo. El éxito fue escaso y la
ocupación española quedó reducida un pequeño número de plazas fuertes de la costa:
Melilla (1497), Oran, Bugía y Trípoli (1510); sin conseguir acabar con la piratería.
La política atlántica culminó con el descubrimiento de América en 1492.