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Tema 6
LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
MODERNO
6.1. Unión dinástica: integración de las Coronas de Castilla y Aragón.
6.2. La conquista del Reino nazarí y la incorporación del Reino de Navarra.
6.3. La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal.
6.4. La organización el Estado: instituciones de gobierno.
6.5. La proyección exterior bajo los Reyes Católicos. Política italiana y
norteafricana.
La época de los Reyes Católicos (1474-1516) constituye un momento clave en la historia
de la Península Ibérica. Con el matrimonio de Isabel y Fernando se produjo la unión
dinástica de los dos grandes reinos. No obstante, su gobierno conjunto no supuso una
unificación de los Estados, puesto que Aragón y Castilla mantuvieron sus propias
instituciones.
Durante el reinado se asiste al fortalecimiento del poder de la Corona, a la formación
del Estado autoritario moderno, y a una expansión exterior, fundamentalmente en
América tras su descubrimiento y colonización.
Se produjo además la unificación religiosa: se puso fin a la existencia del Reino de
Granada y se expulsó a los judíos. Al mismo tiempo se fundó la Inquisición, que se
convierte muy pronto en una institución de control ideológico. Los reyes promovieron una
reforma de la iglesia, y la religión católica se convirtió en un elemento clave para fortalecer
el sentimiento de comunidad.
Isabel y Fernando no introdujeron, en realidad, casi ninguna reforma original. La mayoría
de sus decisiones ya habían sido intentadas por sus predecesores. La diferencia estuvo en
que ellos tuvieron las condiciones necesarias para imponerlas a los estamentos privilegiados.
A cambio, permitieron que los señores reafirmaran su autoridad sobre los campesinos.
6.1. Unión dinástica: integración de las Coronas de Castilla y
Aragón.
La llegada al poder de los Reyes Católicos se produjo en el contexto de una grave crisis
política en Castilla.
Enrique IV hubo de enfrentarse a partir de 1461 a una rebelión de la nobleza. Se
inicia una campaña contra el rey en la que se llegó a negar la legitimidad de su hija, de la
que se decía que era hija de un consejero real, Beltrán de la Cueva, y se cuestionaba su
derecho al trono. El enfrentamiento llegó al extremo de que Enrique fuera destronado por
los nobles en la “farsa de Ávila” (1464). Durante los años siguientes la anarquía en Castilla
fue total.
En 1468, con la Entrevista de los Toros de Guisando, Isabel y Enrique IV llegaron
a un acuerdo. Isabel era reconocida como heredera y era libre para contraer matrimonio
siempre que contase con la aprobación del rey. A la nueva heredera la quisieron casar con
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diversos pretendientes, pero ella se había decidido por su primo Fernando, heredero de
Juan II de Aragón, con quien contrajo matrimonio en secreto (1469). El rey volvió a
declarar heredera a su hija Juana. La anarquía volvió a reinar en Castilla, dividida entre los
partidarios de una y otra: parte de la nobleza y el rey de Portugal apoyaban a Juana; las
ciudades y algunos nobles, hartos de tanto desorden, se decantaron por Isabel.
Enrique IV falleció en 1874. Inmediatamente Isabel fue proclamada reina.
Fernando llegó a Castilla y ambos firmaron la CONCORDIA DE SEGOVIA, en virtud de la
cual, los dos gobernarían conjuntamente en Castilla. Después, cuando Fernando se convierte
en rey de Aragón, se dispone que también gobernarían conjuntamente en Aragón. No
obstante, ambos reinos mantendrían su independencia y sus características institucionales,
es decir, lo único que les uniría sería la persona del rey. No se produciría pues una
verdadera unión política, sino una unión dinástica, una estructura similar a la que entonces
tenía la Corona de Aragón.
Aunque las grandes familias nobiliarias (Mendoza, Velasco, Fajardo, etc.) apoyaban
a Isabel, la nobleza secundaria apoyaba a Juana no por la defensa de su legitimidad sino
porque veían en el triunfo de los reyes el final de su poder.
La guerra civil comenzó en la primavera de 1475. Tuvo además un carácter
internacional y duró 4 años. A Juana la apoyaban Francia, Portugal y una facción nobiliaria
en continuo descenso; a Isabel, la alta nobleza, los ciudadanos y su suegro el rey Juan II de
Aragón.
Francia, temerosa de que Castilla e Inglaterra formasen una coalición contra ella,
firmó la paz. El papa, necesitado de las rentas que e aportaba Castilla, reconoció la validez
del matrimonio de los reyes. El rey Alfonso V de Portugal fue derrotado en la batalla de
Toro (1476). La nobleza se fue sometiendo a la autoridad de los reyes.
Como en Portugal la guerra no era bien vista por el pueblo e Isabel tenía allí familia
influyente (su madre era portuguesa), comenzaron una serie de negociaciones entre la reina
y su tía, la duquesa de Braganza, que concluyeron con la firma del TRATADO DE
ALCAÇOVAS (1479), por el que:
● Isabel era reconocida como reina.
● Doña Juana (la Beltraneja) habría de hacerse monja.
● La primogénita de los reyes se casaría con el príncipe heredero de Portugal.
● Todos cuantos habían participado en defensa de Juana serían perdonados.
● Castilla no intervendrían en el África atlántica, con excepción de Canarias y su
costa más próxima.
La unión dinástica que nacía no era más que dinástica. Aragón y Castilla mantenían
sus fronteras, sus leyes, sus respectivas instituciones y particularidades. El único
organismo común fue el Tribunal de la Inquisición.
6.2. La conquista del Reino nazarí y la incorporación del
Reino de Navarra.
La Reconquista, aunque paralizada durante casi dos siglos, era una idea que no había
desaparecido entre los reyes cristianos. La presencia musulmana en suelo peninsular era
todavía una realidad.
Entre las causas de la guerra de Granada están:
● La unidad de los reinos. Los Reyes Católicos veían en la conquista de Granada una forma
de consolidar la unidad entre castellanos y aragoneses, haciendo imposible un hipotético
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emplazamiento del Imperio Turco en este reino, lo que hacía peligrar los dominios catalanoaragoneses en el Mediterráneo.
● El peligro turco. Los reyes temían que el reino nazarí se convirtiese en una cabeza de
puente para la llegada de los turcos a la Península y desde ella deshacer o al menos atacar
todo el imperio catalana-aragonés en el Mediterráneo. Los turcos estaban en plena
expansión y eran un peligro evidente para los territorios que la Corona aragonesa.
● La falta de pago de las parias. El reino de Granada estaba empobrecido por la decadencia
de su comercio con el norte de África que en el pasado le había proporcionado grandes
riquezas. Este reino empobrecido no podía pagar las cuantiosas parias de las que hasta
entonces se había beneficiado Castilla.
● El ideal de cruzada. Ante el peligro turco, había renacido en Europa un cierto espíritu de
cruzada.
La guerra de Granada supuso un esfuerzo militar enorme para Castilla. La victoria final
se debió sobre todo a su capacidad para mantener en campaña de forma permanente a un
ejército enorme para la época, con 10.000 jinetes y 50.000 infantes que exigió una elevada
inversión. A ello hay que añadir la utilización de una artillería avanzada, que permitió la
toma de ciudades tras asedios mucho más breves. Los ingenieros adquirieron un gran
protagonismo, y también los hospitales de campaña, que aparecieron por primera vez en la
historia militar. Fernando dirigió personalmente las campañas, y la presencia de los reyes
en algunos asedios reforzó su liderazgo, a la par que subía el ánimo de las tropas.
El casus belli del conflicto fue la toma de la fortaleza castellana de Zahara (1481) por el
rey de Granada. Durante la guerra de sucesión de Castilla se habían firmado con Granada
varias treguas que, habitualmente, los caballeros de uno y otro reino rompían sin que ello
produjera más consecuencias. Pero en esta ocasión era el propio rey nazarí el que atacaba,
no un noble. Esto era motivo suficiente para justificar la guerra.
Los Reyes Católicos supieron explotar a lo largo del conflicto las tensiones entre los
miembros de la familia de los nazaríes para ir conquistando poco a poco el territorio
granadino. Cada año se arrasaban las cosechas y se asediaban una o dos ciudades.
Finalmente, las tropas castellanas sitiaron Granada, que capituló a finales de 1491 y en la
que los reyes entraron el 2 de enero de 1492. Con la toma de Granada terminaba la
presencia de los reinos islámicos en la Península.
La capitulación pactada con Boabdil, último rey nazarí, garantizaba la libertad, los bienes
y la conservación de la religión y las costumbres de los musulmanes. No había sido igual en
todas las ciudades: la población de Málaga, por ejemplo, que había resistido, fue
esclavizada. La guerra y el exilio de quienes optaron por abandonar el territorio
significaron la pérdida de la mitad de la población del reino, unos 150.000 habitantes, sólo
parcialmente suplida por unos 40.000 colonos castellanos.
Cuando la reina Isabel murió, Fernando permaneció como rey de Aragón y regente de
Castilla. Desde el siglo XIII, Navarra se había mantenido como un reino independiente,
aprovechando la falta de entendimiento entre Aragón y Castilla para repartírselo. En este
tiempo había estado gobernado por diferentes dinastías, casi siempre vasallas y, por tanto,
protegidas de los reyes de Francia.
Ahora, por el contrario, Castilla y Aragón estaban unidas y no deseaban un reino
controlado por Francia al sur de los Pirineos, por lo que prácticamente establecieron un
protectorado sobre Navarra, manteniendo guarniciones en las fortalezas fronterizas. En
1512, los sucesos se precipitaron: el rey de Francia pretendió casar a su hija con el
heredero de Navarra. Fernando dio entonces orden de invadir el reino, respaldado por el
papado a cambio de la ayuda que le había prestado al pontífice en los asuntos italianos. En
lugar del rey, un virrey juró ante las Cortes navarras respetar sus privilegios y fueros. La
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incorporación de parte de Navarra (el área al sur de los Pirineos) a la Corona de Castilla no
se hizo efectiva hasta 1515. El norte del reino navarro siguió siendo independiente y se
integró en Francia en el siglo XVII.
6.3. La integración de las Canarias y la aproximación a
Portugal.
Las islas Canarias quedaron bajo soberanía de Castilla a raíz del Tratado de Alcaçovas.
A partir de entonces, las operaciones se centraron en las tres islas que quedaban por
conquistar: Gran Canaria, cuya población fue sometida por Pedro de Vera en 1483; La Palma
(1493) y Tenerife (1496), ambas ocupadas por Alfonso Fernández de Lugo y convertidas en
tierras de realengo. La conquista fue facilitada por la gran división tribal que existía
dentro de cada isla, gobernadas por sus respectivos reyezuelos (menceys, guanartemes).
Sin embargo, la ocupación de Tenerife, la isla más poblada, fue costosa, y los castellanos
sufrieron una estrepitosa derrota frente a los guanches en el norte de la isla.
La conquista convirtió al Archipiélago en punto de partida o escala obligada para las
expediciones atlánticas hacia las Indias. La conquista y colonización de las islas también fue
un ensayo de los métodos que más tarde se aplicarían en las Indias:
● La población indígena quedó diezmada debido a la guerra y a las epidemias, y fue
sometida a la esclavitud y a la servidumbre. La cercanía a la Península y el escaso número de
indígenas favorecieron el mestizaje con los colonos. La población indígena que sobrevivió se
integró con cierta rapidez en la nueva sociedad, y los mestizos no sufrieron discriminación
alguna. Así mismo, los nativos de las islas fueron obligados a abandonar sus creencias y a
bautizarse.
● En la conquista se combinaron las iniciativas privadas y la de los reyes. Los
conquistadores firmaban unas capitulaciones 1 con la corona, a la que otorgaban parte de los
beneficios obtenidos en la ocupación e implantaban el sistema político y jurídico castellano.
La corona controlaba los obispados y cargos eclesiásticos gracias a una bula papal.
● La financiación de las expediciones estuvo generalmente a cargo de empresarios
genoveses, que, junto con portugueses y flamencos, instalaron en las islas extensos
monocultivos de caña de azúcar. Estas plantaciones dieron lugar a una importante industria
que tenía como objetivo la venta de azúcar a Europa. Se creó una infraestructura de
caminos y puertos como se haría después en América. Además, no tardó en llegar mano de
obra esclava (negra, musulmana) procedente del África continental.
En el marco de la política exterior de los Reyes Católicos, uno de los objetivos
importantes va a ser el acercamiento a Portugal, tratando de suavizar la rivalidad surgida
con los portugueses. Se trata de un proceso complejo: se recurre, por un lado, a la política
matrimonial, como se hace también con otros reinos; el matrimonio de las hijas de los
Reyes, primero Isabel y luego María, con el rey Manuel el Afortunado, contribuía a
formalizar una alianza más firme.
Por otra parte, va a ser necesaria la firma de diversos tratados, entre los que
destacan:
1. El TRATADO DE ALCAÇOVAS (1479), mediante el cual los portugueses
consiguieron el control de la costa africana e Isabel su aceptación con reina de
Castilla.
2. El TRATADO DE TORDESILLAS (1494), por el que se revisaba la BULA INTER
CAETERA (mayo, 1493), que entregaba a Castilla el derecho a las tierras
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Capitulación: pacto realizado entre dos o más personas sobre algún asunto de importancia.
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descubiertas y a las que se descubrieran a partir de una línea situada a 100 leguas
al oeste de las Azores y Cabo Verde. En el tratado de Tordesillas se fijaba una
nueva línea que se trasladaba 270 leguas al oeste, lo que permitirá a Portugal la
ocupación de Brasil.
6.4. La organización el Estado bajo los Reyes Católicos:
instituciones de gobierno.
Con los Reyes Católicos no existe un Estado entendido como unidad jurídica; hubo más
bien un conjunto de territorios cuyo único vínculo era la persona del monarca, común a
todos ellos. No obstante, los reyes procuraron crear organismos, aceptar instituciones
comunes para todos u homogeneizar las existentes. En ese sentido sí se puede hablar de
Estado. Ejemplos de ellos fueron la Inquisición o el ejército.
Los Reyes Católicos van a intentar el fortalecimiento de la autoridad real. Para
ello intentaron contrarrestar o incluso anular el poder político de los estamentos, pero
respetando las instituciones. De ahí que la monarquía pueda ser calificada como autoritaria,
pero no de absoluta. Entre las medidas encaminadas a suprimir el poder político de la
nobleza y el clero están:
- La anulación de las mercedes obtenidas desde el reinado de Enrique II.
- La pragmática que autorizó a los vasallos solariegos de Castilla a cambiar de señor
llevándose sus bienes, incluido el ganado.
- La sentencia arbitral de Guadalupe, que permitía a los payeses de remensa a
liberarse pagando a su señor una pequeña cantidad de dinero.
- El nombramiento de corregidores en los Concejos.
- Fernando se convierte en maestre de las órdenes militares.
- La petición al papa de poder nombrar a los altos cargos eclesiásticos.
- El Patronato Regio, que permitía a los reyes nombrar a la jerarquía eclesiástica en
Granada y América.
Para realzar la imagen y subrayar la superioridad de la monarquía se utilizó la
propaganda de cronistas e historiadores, que ensalzan y difunden la acción política de los
reyes.
A ese reforzamiento del poder van a contribuir también la creación de un ejército
permanente, la creación de una red de corregidores, etc.
En cuanto a las instituciones de gobierno, hay que tener en cuenta dos circunstancias:
1. Los reyes estaban frecuentemente fuera de sus reinos, de ahí la necesidad de crear una
primera institución: el VIRREY, que representaba a los reyes en su ausencia.
2. Se mantuvieron los organismos existentes, pero la unión dinástica exigió en ocasiones el
cambio de nombre y de sede desde donde actuaban. También exigió la creación de
organismos nuevos. Tanto unos como otros recibieron el nombre de CONSEJOS. De modo
que se puede hablar de un régimen polisinodial.
El Consejo era un órgano colegiado que orientaba, aconsejaba a los reyes. Los
dictámenes elaborados por los consejos nunca eran vinculantes ya que los monarcas se
reservaban la decisión final.
Existían consejos de dos tipos:
● Territoriales: ejercían su función sobre un reino o territorio determinado. Los
más importantes fueron el de Castilla y el de Aragón.
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● Institucionales: especializados en una determinada área de gobierno. Entre ellos
destacaron el de Cruzada, el de Órdenes Militares, el de la Inquisición y el de la
Santa Hermandad.
▪ CONSEJO REAL DE CASTILLA
Era el antiguo Consejo Real, modificado. Sus competencias eran tan amplias como
imprecisas. Los reyes recurrieron a él con más frecuencia que ningún otro. Estaba formado
por:
- Un presidente, eclesiástico.
- Tres nobles, con un poder simbólico.
- Ocho o nueve letrados, que eran los que realmente elaboraban los dictámenes.
Teóricamente, el rey debía presidirlo los viernes y, como no había capital oficial y el rey
andaba por las diversas ciudades, era itinerante. Aunque tenía un cierto carácter de
tribunal supremo, se ocupaba fundamentalmente de los asuntos de gobierno y, en ocasiones,
invadió el campo legislativo que era propio de las Cortes.
▪ CONSEJO DE ARAGÓN
Era el antiguo Consejo Real de Aragón. Sus funciones eran similares al de Castilla; su
ámbito jurisdiccional se extendía por Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Sicilia y
Nápoles. Al igual que el de Castilla era itinerante.
▪ CONSEJO DE CRUZADA
Para conseguir fondos para la guerra de Granada, los Reyes Católicos consiguieron que el
papa la declarase Cruzada. Así, quienes aportasen fondos recibirían indulgencias; los fondos
procedían de las Coronas de Castilla y Aragón. El dinero obtenido lo administraba la
Hacienda Real. Cuando acabó la guerra el papa renovó la bula sucesivas veces y fue preciso
crear un organismo para administrar el dinero: el Consejo de Cruzada (1509). Los ingresos
percibidos por la bula de cruzada junto con los percibidos por la Santa Hermandad
permitieron a los reyes no tener que recurrir a las Cortes castellanas para pedir aumento
de impuestos, por lo que prácticamente prescindieron de ellas.
▪ CONSEJO DE LAS ÓRDENES MILITARES
Fue creado en 1498 cuando Fernando fue nombrado por el papa Maestre de las Órdenes
Militares (Alcántara, Calatrava y Santiago). Se dedicó a controlar la nobleza de quienes
querían pertenecer a alguna orden o recibir de ella algún beneficio.
▪ CONSEJO DE LA INQUISICIÓN
Tribunal eclesiástico cuya finalidad era perseguir la herejía o las ideas contrarias a la
fe cristiana. Era un tribunal que no juzgaba delitos o crímenes, sino opiniones. Fue
introducido en Aragón por Jaime I en 1242 y poco después en Navarra; en Castilla eran
tribunales ordinarios los encargados de juzgar a los herejes.
En 1478 los Reyes Católicos consiguieron, con dificultades, que el papa les autorizase a
organizar en Castilla este Tribunal, con la misión de perseguir a los falsos conversos; es
decir, la Inquisición no perseguía ni a los judíos ni a los musulmanes, sino a quienes decían
haberse convertido al Cristianismo y ocultamente seguían practicando su antigua religión.
Las novedades de la Inquisición de los Reyes Católicos sobre la precedente eran que:
- Quedaba bajo la jurisdicción de la Corona. Antes estaba sujeta al papa o a los
obispos.
- Tenía competencia sobre todos los reinos. En Aragón hubo una fuerte resistencia.
Entre 1480 y 1485, los reyes crearon el Consejo de la Suprema y General Inquisición,
cuyos componentes eran nombrados directamente por el rey, que extendió sus funciones
por todos los reinos.
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▪ CONSEJO DE LA SANTA HERMANDAD
Tuvo una existencia muy breve. Se creó (1476) para perseguir malhechores que
actuaban en descampado o en pequeños pueblos. Sus componentes, los cuadrilleros, eran
pagados por los ayuntamientos. Tuvo su sede en Toledo y su ámbito de actuación se limitó a
Castilla.
▪ LAS CORTES
Dada la tendencia autoritaria de los reyes, perdieron importancia y se convocaron pocas
veces. En Castilla, su presidente era el del Consejo de Castilla, consejo que suplantó con
frecuencia el poder legislativo de las Cortes. Salvo para la jura del heredero no se
convocaron salvo en alguna ocasión, ya que como prácticamente su única función era aprobar
nuevos impuestos y los reyes tenían una saneada hacienda, no fue necesaria su
convocatoria. Algo similar ocurrió en Aragón.
▪ LA HACIENDA
En ninguno de los reinos hubo un cambio significativo. En Castilla, donde tanto la
Contaduría Mayor de Cuentas como la Contaduría Mayor de Hacienda estaban bastante
anquilosadas, los reyes crearon dentro del Consejo de Castilla la Sala de Contadores
Mayores de los Libros de Hacienda y Patrimonio Real, de la que se hizo cargo Alonso de
Quintanilla. Los ingresos se elevaron de 27,4 millones de maravedíes en 1477 a 341.7 en
1504. Ya en 1523, Carlos I creó el Consejo de Hacienda.
En cuanto a la moneda, los Reyes Católicos introdujeron cierta unidad monetaria basada
en el maravedí, una moneda de cuenta (es decir, inexistente, como ahora puede ser la
peseta). Fernando mandó acuñar (1493) el excellent de Valencia y el principal de Cataluña.
En Castilla se acuñó el excelente de Granada o ducado (1497). Las tres eran de oro y
valían exactamente lo mismo. En plata se acuñó el real y en cobre las blancas.
La relación de equivalencia entre las de un metal y otro era la siguiente:
- Las de oro valían 375 maravedíes.
- El real, 34 maravedíes.
- La blanca, medio maravedí
Esta fue la única medida tomada para lograr la unidad económica, ya que siguieron
existiendo aduanas entre los distintos reinos y los impuestos fueron diferentes.
▪ LA JUSTICIA
La Audiencia siguió teniendo la máxima autoridad tanto en lo penal como en lo civil había
una Audiencia o Chancillería en Valladolid (desde 1474), otra en Granada (desde 1505) y
otra en Santiago (desde 1505). La de Valladolid tuvo una cierta preeminencia ya que a ella
podían recurrir en apelación los condenados en las otras. Esta audiencia fue dividida en
cuatro salas:
- De lo civil
- De lo criminal
- De los hijosdalgo: encargada de reconocer o denegar la hidalguía.
- La de Vizcaya: para pleitos de esa provincia, que tenía un Derecho especial o fuero
y muchos de cuyos habitantes gozaban de la condición de hidalguía.
Por su parte, las existentes en Zaragoza. Barcelona, Valencia y Pamplona no recibieron
cambio sustancial alguno.
Por lo que respecta a los fueros, privilegios, exenciones y otras mercedes que dificultaban
la acción de gobierno y la aplicación de la justicia, los Reyes Católicos decidieron aclarar
esa confusa maraña y ordenaron a D. Alonso Díaz de Montalvo que recopilase todas las
disposiciones legales (ordenanzas, pragmáticas, leyes, ordenamientos de Cortes) que se
hubiera dictado desde la época de Alfonso X. el Ordenamiento de Montalvo fue publicado
con rango de ley como Ordenanzas Reales de Castilla (1848). Una de sus consecuencias
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fue la pérdida por los nobles de muchos bienes y derechos mal adquiridos. Estuvo en vigor
hasta la nueva recopilación que se hizo en 1567.
Por la misma época y con el mismo fin de regular el Derecho Público se publicaron los
Fueros y Observancias del Reino de Aragón, las Constitucions i altres drets de
Cataluña, los Furs e ordinacions del Regne de València, el Sumari e repertori de les
franqueses e privilegis del Regne de Mallorques.
El Derecho civil o privado fue recogido en Castilla en las denominadas Leyes de Toro
(1505)
En cuanto a la Administración local, dentro de los Concejos, cuyas funciones y
componentes no cambiaron en lo esencial, la figura más importante fue la del corregidor:
- Nombrado por el rey y pagado por el ayuntamiento.
- Máxima autoridad judicial, militar y fiscal.
- Encargado de velar por el orden público y moral.
Es decir, era un pequeño virrey local, que elevaba al rey las peticiones del Concejo. Su
labor era periódicamente inspeccionada por los veedores.
En la ciudad de Barcelona, el rey Fernando modificó el Consell de Cent, dando entrada a
la burguesía del dinero y haciendo que los consellers fueran elegidos por insaculación, con lo
que evitaba el círculo cerrado en los nombramientos de tan importantes funcionarios.
6.5. La proyección exterior. Política italiana y norteafricana.
La política exterior de los Reyes Católicos continuó los objetivos marcados por los
Trastámara tanto en Castilla como en Aragón, aunque no siempre fue posible compatibilizar
los intereses de ambos reinos, como sucedió con la antigua alianza castellana con Francia,
que fue sustituida por una política de cerco a ese reino impuesta desde Aragón.
Los objetivos de la política exterior fueron los siguientes:
● La recuperación de los territorios perdidos por los Trastámara aragoneses. Fernando
los reivindicaba por considerarlos parte del patrimonio familiar:
▪ Navarra (en la que había reinado su padre Juan II, y ahora los condes de Foix, de
origen francés).
▪ El Rosellón y la Cerdaña, los condados que Juan II había cedido a Francia por su
apoyo en la guerra civil catalana.
▪ Nápoles, el reino conquistado por Alfonso V, tío de Fernando, y ahora en manos de
parientes, pero constantemente reivindicado por Francia.
En definitiva, la anexión de estos territorios implicaba algún tipo de enfrentamiento
con Francia.
● La consolidación de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón. Este objetivo
conllevaba conflictos con los reinos musulmanes del norte de África, una zona que siempre
había tenido un gran interés comercial para Aragón y, tras la conquista de Granada,
también para Castilla.
● El avance de la expansión atlántica del reino de Castilla. En cuanto a las rutas del sur,
esta aspiración tenía muchas limitaciones, debido a los acuerdos con Portugal. Sin embargo,
era posible completar la conquista de las islas Canarias y mejorar las relaciones con
Portugal e intentar explora la desconocida ruta oeste, idea propuesta por Colón. Con
respecto a las rutas atlánticas del norte, se abrían nuevas vías de expansión, ya que la
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ruptura con Francia obligaba a cambiar de aliados: Inglaterra, el Imperio alemán 2 y los
Países Bajos eran los candidatos posibles con los que entablar nuevas alianzas.
Para lograr sus objetivos en política exterior, los Reyes Católicos emplearon tres
instrumentos clave:
● Una diplomacia ágil. Durante esta época, los reinos peninsulares establecieron los
primeros embajadores estables en ciudades como Roma, Londres, Venecia, Bruselas o en la
Corte itinerante de los Habsburgo. Se fue creando así un grupo de diplomáticos cada vez
más profesionalizados.
● Un ejército permanente y en aumento. Tras la campaña de Granada, se creó el primer
ejército permanente sufragado por la Corona. Era todavía modesto, pero al final del
reinado de Isabel y Fernando absorbía más de la mitad del presupuesto real.
● Una política matrimonial par lograr las alianzas necesarias. Este instrumento ya había
sido utilizado por los Trastámara en el ámbito peninsular; ahora se aplicó en la política
europea con Portugal, Inglaterra y el Imperio alemán. Como Juan, el único varón de los
reyes, murió prematuramente, Carlos (nacido en 1500), hijo de Juana y Felipe de
Habsburgo, heredó todo el patrimonio familiar de sus abuelos: los Países Bajos y Alemania,
por parte paterna, y Castilla y Aragón por línea materna.
La política italiana
Francia intenta invadir el reino de Nápoles, donde reinaba Alfonso II, primo bastardo
de Fernando. El rey francés, Carlos VIII se asegura previamente la neutralidad de
Fernando devolviéndole los condados del Rosellón y la Cerdaña (Tratado de Barcelona,
1793). Al año siguiente ocupa Nápoles. Sin embargo se forma una coalición de estados
italianos con el apoyo de Aragón, que obliga a Francia a retirarse.
Luis XII, sucesor de Carlos VIII, insistió en sus pretensiones italianas. Como primer
paso para llegar a Nápoles ocupa el ducado de Milán. Los Reyes Católicos consideraron que
la presencia francesa en Italia podía poner en peligro Sicilia, por eso firmaron el Tratado
secreto de Granada (1500), por el cual se repartían con Francia el reino de Nápoles. Para
llevar a cabo el reparto desembarcaron tropas de ambos ejércitos que casi de inmediato
chocaron. La guerra estalló en 1502. Las tropas francesas, más numerosas y dotadas de una
artillería y caballería de mejor calidad, arrinconaron a los soldados de Gonzalo Fernández
de Córdoba (El Gran Capitán). No obstante, derrotaron a los franceses en las batallas de
Seminaro, Ceriñola y Garellano.
El Tratado de Blois (1505), firmado con motivo de la boda de Fernando con Germana de
Foix (sobrina de Luís XII), sirvió para que Francia reconociese su derrota. Hasta 1714,
Nápoles formó parte de la Monarquía Hispánica.
A partir de este momento Fernando intervino en Italia solo para mantener un cierto
equilibrio de poder. Se erige así en árbitro de la política italiana.
La política norteafricana
Constituye la vertiente castellana de la política exterior de los Reyes Católicos. El
interés de éstos se centro en dos áreas:
● África mediterránea, que interesaba por varios motivos:
Imperio alemán o Sacro Imperio Romano Germánico: comprendía buena parte de Europa,
incluyendo los estados alemanes. Su primer emperador fue el rey Otón I (s. X). se consideraba
heredero del antiguo Imperio romano de Occidente y contaba también con el apoyo del papado. A
principios del siglo XVI, el Imperio había perdido poder político frente a los príncipes y reyes de los
estados que lo formaban.
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▪ Finalizar la Reconquista ocupando el Norte de África, garantizando así la seguridad
política y comercial de los territorios peninsulares frente a la piratería morisca y la
expansión de los turcos.
▪ Consolidar la hegemonía en el Mediterráneo occidental frente a Portugal, que poseía
Ceuta desde 1415. No obstante, los deseos de Isabel de no enemistarse con los
portugueses frenaron la acción castellana.
Portugal y Castilla llegaron a un acuerdo por el Tratado de Tordesillas (1494): Castilla
renuncia al África atlántica y Portugal al África mediterránea. Esto permitió la conquista
de Melilla (1497), Orán (1509), Bugía y Trípoli (1510) y someter a vasallaje a los reinos de
Tremecén, Argel y Túnez.
● África atlántica. Desde las Canarias se construyó una pequeña fortaleza en la costa
africana (Santa Cruz de Mar Pequeña) con el objetivo inicial de garantizar la búsqueda de
oro sudanés. Más tarde el objetivo será el comercio de esclavos para las plantaciones de
caña de las islas y la protección de las pesquerías que los canarios tenían en la costa
africana.
Los diversos tratados firmados con Portugal reconocieron la soberanía de Castilla sobre
ese pequeño enclave, pero impidieron ocupar otros nuevos.