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PARA DIALOGAR Voy a renovar mi corazón Daisaku Ikeda nos recuerda que “ver los sufrimientos simplemente como karma es mirar hacia atrás” y nos invita a ver el karma como misión, a ver nuestra realidad como una oportunidad para mejorar nuestra vida en toda su profundidad y no sólo en ese aspecto concreto que consideramos el causante de nuestros sufrimientos. La verdadera oportunidad A lo largo de la vida sufrimos por cuestiones que, aunque en apariencia son distintas, en lo más profundo, tienen el mismo origen. Percibir esta realidad es en sí muy importante, pero si como consecuencia de ello nuestra actitud queda anclada en el lamento por nuestra mala suerte o en la aceptación de esta circunstancia como algo fatídico causado por nuestro karma negativo, este descubrimiento, en lugar de beneficiarnos nos hundirá en la desesperanza o en el sentimiento de culpa. Por este motivo es tan importante la convicción o filosofía con la que afrontamos la vida. Desde el punto de vista del budismo de Nichiren Daishonin, todas las personas podemos construir una vida feliz y convertir los acontecimientos que nos hacen sufrir en oportunidades de cambio, es decir, al comprender la naturaleza de estos sufrimientos, realizamos acciones apropiadas para superarlos. Manifestamos toda nuestra fuerza cuando recordamos que somos funciones de la ley del universo, de la Ley mística. Las circunstancias en que estamos ahora son solo nuestras y son el único escenario del cual disponemos para desplegar nuestra vida. Por eso, si en lugar de dejarnos vencer por los sufrimientos decidimos utilizarlos como el motor para mejorar nuestra vida, seremos fuente de inspiración y de aliento para muchas personas. Este es el camino para concretar nuestra misión. Hablando de lo bueno también Hablemos de la otra cara de la moneda: las circunstancias positivas. Porque también cuesta esfuerzo seguir mejorando aún cuando la persona goza de buena fortuna, de buena salud, tiene a sus seres queridos, vive en un país en paz y con medios materiales suficientes para llevar una vida digna y cómoda. Paradójicamente, tampoco así es fácil mantener un elevado estado de vida, pues se requiere constantemente emplear sabiduría, coraje y muchas virtudes más, para no caer en los desvíos que conducen a la frivolidad, a los excesos, al individualismo, a la insolidaridad y la insatisfacción. También son fuente de inspiración aquellas personas, sean practicantes de este budismo o no, que dedican comprometidamente su tiempo y esfuerzo en ayudar a los demás a ser más felices y a disminuir sus preocupaciones. Incluso podría decirse que es responsabilidad aún mayor del que se encuentra en esa posición, puesto que es más sólida y ventajosa, y por tanto es quién debe dar un paso adelante más rápido y firme, sensibilizándose por los demás, para brindar el apoyo y empuje a quienes lo necesitan. 6 CivilizaciónGlobal Voy a renovar mi corazón Qué guardamos en el corazón Tener un gran maestro en el corazón de uno hace que éste se agrande. Especialmente cuando el maestro es una persona de noble espíritu y cuya forma de vida altruista es un modelo a seguir, entre otras cosas lo que genera es un gran amor hacia los demás. Nace con ello el deseo de atesorar a cada persona con la que compartes, aunque sea un minuto en esta vida, infundir coraje, llegar a tiempo cuando un amigo está en un mal momento, y manifestar toda nuestra sabiduría para escuchar cuando es necesario. En el lema de este año de los valores humanos y el desarrollo dinámico, el ideograma que indica el desarrollo también significa ‘bailar’. Cada uno de nosotros conoce bien la melodía que nos inspira a mover el esqueleto, la que nos hace despuntar el ritmo. Y si todavía no la conocemos, la oración indudablemente nos pondrá en sintonía con ella. Seguirla con pies bien firmes en la tierra se asemeja a nuestro movimiento, siempre acorde a los acontecimientos terrenales que nos ocurren. Antes del desafío Cuando encaramos un desafío, nuestra vida se implica en un proceso que se desarrolla sin tregua en el tiempo. Si nuestra determinación es sincera, concentramos las energías para lograr lo que buscamos de tal forma que podemos hasta olvidar qué nos ha traído aquí. Es refrescante entonces recuperar en la memoria aquel momento, justo antes del desafio, en que sentimos la imperiosa necesidad de cambiar una situación. La enquistada postura del clero, que adulteró las enseñanzas de Nichiren Daishonin, estaba presente en aquel 1991,1 antes del desafío que enfrentaron personas determinadas a que la Soka Gakkai fuera estandarte de valores humanistas a disposición de cualquier ser humano. Con lo visto a fecha de hoy, y con lo que se va a ver, la profunda convicción de aquel momento desvela su firmeza y su vigencia. Resumiendo ¿Qué clase de persona quiero ser, cómo quiero que sea mi vida, cómo me relaciono con mi entorno? La respuesta a estas preguntas surge de una profunda decisión, que aflora cada vez que enfrentamos cualquier circunstancia. Puede que hayamos nacido en un país en guerra, en una familia acomodada, con un cuerpo marcado por la enfermedad o tocados por la creatividad y el talento. En todo caso, a partir de allí, podemos vivir una vida significativa para uno y para los demás. De tal decisión surge el sentido que damos a nuestra existencia presente. Gosho “Sin embargo, el buda Shakyamuni no quiso encomendar a ninguno de ellos la tarea de la propagación y, en cambio, se le confió a los Bodhisattvas de la Tierra, porque eran estos quienes habían fortalecido su determinación de manera completa y absoluta.” (El general tigre de piedra, LEDND, página 997) 1) En maro de 1991 la Soka Gakkai de España fue objeto de un ataque malicioso por parte del clero que quiso perseguir sus intereses privados alterando por completo las enseñanzas de Nichiren. El ensayo de Ikeda, Apasionada España victoriosa, publicado en este número en página 13, ofrece una detallada explicación de los acontecimientos. CivilizaciónGlobal 7