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Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
3
Estado fitosanitario del azafrán en Aragón (España):
insectos, ácaros, nematodos, virus, bacterias y malas hierbas
A. Cirujeda1,2,*, Mª M. Coca-Abia1,2, F. Escriu1,2, A. Palacio-Bielsa1,2, A.I. Marí1,
P. Zuriaga1, J. Aibar3, M. Luis-Arteaga1 y C. Zaragoza1
1 Unidad de Sanidad Vegetal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA),
Avda. Montañana 930, 50059 Zaragoza
2 Unidad de Sanidad Vegetal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, Insti-
tuto Agroalimentario de Aragón – IA2 – (CITA-Universidad de Zaragoza), Zaragoza, Spain
3 Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural, Escuela Politécnica Superior de Huesca, Insti-
tuto Agroalimentario de Aragón – IA2 – (Universidad de Zaragoza-CITA), Zaragoza, Spain
Resumen
El azafrán cultivado en España está adquiriendo relevancia en las últimas décadas como producto de gran
calidad, lo que requiere la selección de cormos (sus órganos reproductivos) sanos para la plantación con
el objetivo de mantener un adecuado estado fitosanitario del cultivo. Este trabajo presenta un estudio del
estado fitosanitario del azafrán en Teruel, donde el cultivo fue muy importante económica y socialmente.
Además, este estudio pretende ser de utilidad para las zonas productoras con características agroclimáticas similares. Con dichos objetivos, se prospectaron 10 plantaciones comerciales de azafrán en 6 localidades del valle del Jiloca entre los años 2008 y 2011, estudiando la presencia de insectos, ácaros, nematodos, virus, bacterias y malas hierbas. El ácaro Rhizoglyphus robini, una de las plagas más importantes del
azafrán, se detectó en los cormos y en el suelo en una parcela. También el nematodo Aphelenchoides blastophtorus, plaga en plantas ornamentales, se encontró abundantemente en cormos de dos parcelas. Se
detectaron infecciones ocasionales de virus del género Potyvirus en el cultivo y en la mala hierba Eruca
vesicaria. Las malas hierbas Lolium rigidum y Descurainia sophia podrían causar serios problemas de competencia al cultivo y se considera necesario realizar operaciones de escarda en otoño y en invierno. No se
detectaron insectos nocivos ni bacterias fitopatógenas. La multiplicación vegetativa del azafrán hace aconsejable realizar muestreos, especialmente en los cormos antes de ser replantados, para detectar la presencia
de ácaros, nematodos y virus que podrían ocasionar pérdidas de producción y calidad.
Palabras clave: Rhizoglyphus robini, Aphelenchoides blastophtorus, potyvirus, Lolium rigidum, Descurainia sophia, prevención.
Abstract
Phytosanitary status of saffron crop in Aragón (Spain): insects, mites, nematodes, viruses, bacteria and
weeds
In the last decades, saffron produced in Spain is gaining relevance as a high-quality product, which requires the selection of healthy corms (the reproductive organ) for planting in order to maintain adequate phytosanitary status of the crop. In this work, the phytosanitary status of saffron was studied in Teruel (Aragón, Spain), where the crop has economic and social importance. Moreover, it aims to be useful
for the production areas with similar agro-climatic characteristics. Ten commercial saffron plantations
* Autor para correspondencia: [email protected]
http://dx.doi.org/10.12706/itea.2016.001
4
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
in six locations of the Jiloca valley have been surveyed between 2008 and 2011 and the presence of insects, mites, nematodes, virus, bacteria and weeds was studied. The mite Rhizoglyphus robini, one of the
most important pests of saffron, was detected in both corms and soil in one plantation. The nematode
Aphelenchoides blastophtorus, pest in ornamental plants, was also found in corms in two plantations. Potyvirus infections were occasionally detected in both the crop and in the weed Eruca vesicaria. The weeds
Lolium rigidum and Descurainia sophia could cause diminutions of the yield by competition, therefore,
weeding operations are necessary in autumn and winter. No harmful insects and phytopatogenic bacteria were detected. Because reproduction is only possible through corm propagation, it is advisable
to analyse the plants, especially the corms, before being re-planted, in order to detect the presence of
mites, nematodes and virus that could reduce yield and quality decreases.
Key words: Rhizoglyphus robini, Aphelenchoides blastophtorus, potyvirus, Lolium rigidum, Descurainia sophia, prevention.
Introducción
El azafrán (Crocus sativus L.) pertenece a la
familia Iridaceae, cuyo género comprende
85 especies distribuidas en áreas con inviernos fríos y veranos cálidos. El azafrán es una
especie geófita de floración otoñal. Se caracteriza por un reposo estival, durante el
cual la planta sobrevive a los períodos de sequía y altas temperaturas a través de sus cormos, que son sus estructuras reproductivas
que permanecen bajo tierra y generan uno o
varios cormos nuevos anualmente. El ciclo
biológico comienza después de las primeras
lluvias de otoño con el crecimiento vegetativo de la parte aérea, la emisión de hojas y
flores, terminando con la producción de cormos de sustitución a finales de marzo. Contrariamente a otras especies del género Crocus que florecen en invierno-primavera, el
azafrán florece en otoño, desde mediados de
octubre hasta finales de noviembre, dependiendo de las condiciones climáticas.
El azafrán es una especia interesante debido
a su agradable color, sabor y fragancia, y ha
sido utilizada con fines medicinales, cosméticos y como tinte desde la edad de bronce
tardía, cuando esta planta geófita fue domesticada (Ferrence y Bendersky, 2004). En la
actualidad, el azafrán se produce en algunos
países mediterráneos europeos como España,
Italia y Grecia. En España fue cultivado tradicionalmente de forma masiva hasta los
años sesenta, tanto en Castilla-La Mancha
como en el valle del Jiloca (Teruel) y proporcionaba elevados ingresos (Pérez Bueno,
1989). Debido al despoblamiento de la zona
rural, la superficie cultivada descendió desde
11.282 ha en 1930 (Pérez Bueno, 1989) a 200
ha en 2004 (Fernández, 2004). No obstante,
la superficie se ha mantenido en 146 ha en
2012 en Castilla-La Mancha (MAGRAMA,
2013) y en Teruel, la creación de la Asociación
de Productores de Azafrán del valle del Jiloca
(AZAJI) en 2004 y de dos empresas especializadas son muestra del interés de potenciar
este cultivo que dispuso de aproximadamente 15 hectáreas en la zona en el año 2014
(AZAJI, com. pers.), buscando ofrecer excelente calidad al consumidor. Se han llevado a
cabo prospecciones de cormos para completar colecciones de germoplasma en cinco países productores y comercializadores de azafrán de la Unión Europea (UE) y en siete
países no pertenecientes a ella (Fernández et
al., 2011), lo cual demuestra el interés por
este cultivo no sólo en España sino también
en otros países como Grecia, Hungría, Francia, Italia, Azerbaiyán, Turquía, Egipto, etc. Si
bien se ha avanzado notablemente en estudios genéticos, la información disponible
desde el punto de vista de la sanidad vegetal
sigue siendo escasa.
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
El cultivo del azafrán es perenne y en España
la permanencia en el suelo tiene una duración
de 3 a 4 años (Fernández, 2004). Con el paso
del tiempo, la producción de la especia se reduce por el incremento de la competencia
entre plantas por el agua y los nutrientes, así
como por el menor tamaño de los cormos y su
menor capacidad de florecer. Además, el azafrán es androestéril y se multiplica exclusivamente de forma vegetativa (Grilli Caiola y
Canini, 2010), por lo que la selección apropiada de cormos y la revisión de su estado fitosanitario antes de replantarlos es esencial
para la conservación de las mejores características morfológicas, productivas y de calidad. Los agricultores rechazan aquellos cormos podridos o dañados, lo que no permite
descartar la posible existencia de patógenos
no fácilmente visibles. En cuanto a las malas
hierbas, no existen datos sobre las especies
más frecuentes, más abundantes y más competitivas en este cultivo, exceptuando algunos
estudios realizados en Irán (Kumar et al.,
2009; Mesgaran et al., 2008). Sin embargo,
este conocimiento es imprescindible para poder planificar bien las tareas de desherbado y
contribuir a una elevada producción y calidad.
Actualmente, se realiza un desherbado manual tradicional en combinación con el uso de
pequeños aperos, pero es esencial el conocimiento de las malas hierbas más dañinas para
poder realizar estas tareas de forma eficaz y
en el momento adecuado.
Muchos insectos fitófagos pueden alimentarse de cultivos, llegando a ser plagas importantes. El estudio de la relación entre el insecto fitófago y el cultivo es importante para
establecer estrategias de control adecuadas a
las características biológicas, fisiológicas y
agronómicas del cultivo. Como ya se ha mencionado, a diferencia de la mayoría de las
plantas cultivadas y silvestres, el azafrán tiene
la peculiaridad de presentar un ciclo otoño-invierno-primavera, floreciendo en otoño (octubre-noviembre). Esta característica puede
5
llegar a ser ventajosa, ya que el período de
floración no coincide con el máximo poblacional de insectos en el ambiente. No obstante, se han descrito en el azafrán algunas
plagas de insectos (trips) y ácaros (Rhizoglyphus robini) que pueden afectar a las hojas y
cormos en épocas de no floración (Shahrokhi
et al., 2006). Además, el hecho de que sea una
especie geófita la hace vulnerable a especies
nocivas de invertebrados edáficos, como algunos ácaros y nematodos. Por otra parte, algunos invertebrados no edáficos, como pulgones, trips u otros nematodos, podrían
actuar como vectores de enfermedades.
Además del posible papel de los vectores, la
reproducción vegetativa obligada del azafrán constituye la vía más directa de dispersión de enfermedades, como las ocasionadas por virus y bacterias. En azafrán se han
descrito infecciones naturales causadas por el
virus del mosaico del nabo (TuMV del nombre en inglés: Turnip mosaic virus), el virus del
mosaico amarillo de la judía (BYMV: Bean
yellow mosaic virus) y otros miembros del
género Potyvirus (familia Potyviridae). Frecuentemente, las infecciones por potyvirus
son latentes en azafrán, sin la aparición de
síntomas visibles (Grilli Caiola y Faoro, 2011).
Otras especies de Crocus silvestres y ornamentales se han descrito también como huéspedes de potyvirus y de virus de otras familias, como el virus del mosaico del pepino
(CMV: Cucumber mosaic virus), el virus del
bronceado del tomate (TSWV: Tomato spotted wilt virus), el virus del cascabeleo del tabaco (TRV: Tobacco rattle virus) y el virus del
mosaico del arabis (ArMV: Arabis mosaic virus). Todos ellos pueden transmitirse por propagación vegetativa, pero los potyvirus y
CMV se transmiten además por pulgones,
TSWV por trips, y TRV y ArMV por nematodos
de las familias Trichodoridae y Longidoridae.
Los citados aquí están presentes en España
(Abelleira et al., 2010; Melgarejo et al., 2010)
y, por tanto, podrían constituir un riesgo potencial para nuestros cultivos de azafrán.
6
La información acerca de las enfermedades
bacterianas en el cultivo del azafrán es muy
escasa, y la única bacteria fitopatógena descrita es Burkholderia gladioli pv. gladioli (anteriormente Pseudomonas gladioli) (Xu y Ge,
1990). Esta bacteria también afecta a otras
especies del género Crocus, Gladiolus spp.,
Freesia spp., Iris spp. y a otros miembros de la
familiia Iridaceae. B. gladioli pv. gladioli produce lesiones en las hojas y pudrición de los
cormos. Las lesiones en hojas están a menudo localizadas en la porción basal de las
mismas. En las fases iniciales de la infección
se observan pequeñas manchas de color rojizo en las hojas, que posteriormente aumentan de tamaño y adquieren una coloración marrón oscura o negra, mostrando un
ligero hundimiento en la zona central de la
lesión. Las partes aéreas de la planta se desprenden del cormo con facilidad. En los cormos, las lesiones iniciales se muestran como
áreas hundidas de color amarillo o anaranjado y, en fases avanzadas de la infección,
tiene lugar la pudrición de los cormos que, al
ser presionados, liberan exudados de color
amarillento. B. gladioli pv. gladioli ha sido
descrita en algunos países de Asia, América,
África, Australia y Europa (CABI, 2012). Los
brotes severos de la enfermedad pueden llegar a ocasionar importantes pérdidas (Fiori et
al., 2011). Recientemente se ha sugerido que
otra posible especie del género Burkholderia,
todavía no identificada, podría estar también asociada con las podredumbres blandas del azafrán en Italia (Fiori et al., 2011).
El azafrán es un cultivo con un lento desarrollo y de porte escaso, lo que hace de él un
competidor pobre (Soufizadeh et al., 2007).
La competencia con las malas hierbas provoca una reducción en la producción, e incluso la muerte del cultivo si ésta es muy elevada (Kumar et al., 2009). Algunos autores
consideran las malas hierbas como el principal problema de este cultivo (Ghorbani y Koocheki, 2007; Gresta et al., 2008). Las malas
hierbas más dañinas podrían ser las especies
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con presencia en otoño que dificultan la cosecha de las flores y, por otro lado, aquellas
especies que se desarrollan en la primavera
hasta la desaparición de la parte aérea del
cultivo en mayo, que conllevan una menor
producción de cormos y flores en el otoño siguiente (Gresta et al., 2008). A pesar de su
importancia, no existe información sobre las
malas hierbas más frecuentes y abundantes
en el cultivo de azafrán y, por tanto, no se ha
determinado cuáles son las especies más problemáticas. No obstante, este conocimiento
resulta imprescindible para poder planificar
estrategias efectivas de control. También es
necesario tener en cuenta que las malas hierbas pueden ser reservorios de virus que, a su
vez, podrían ser transmitidos a las plantas de
azafrán mediante insectos vectores (Cooper
y Jones, 2006). Por ello, es importante acometer un estudio multidisciplinar para poder
aportar información al respecto.
El objetivo de este trabajo es describir el estado fitosanitario del cultivo de azafrán en el
valle del Jiloca (Teruel), prestando especial
atención a insectos, ácaros y nematodos como
potenciales plagas y/o transmisores de enfermedades, virus, bacterias y malas hierbas, así
como a las posibles interacciones entre ellos.
Material y métodos
El estudio se ha llevado a cabo entre los años
2008 y 2011. Se han realizado prospecciones
en 10 plantaciones comerciales de azafrán situadas en seis localidades del valle del Jiloca
(Fuentes Claras, Blancas, Monreal del Campo,
Peracense, Torrijo del Campo y Caminreal), situadas en la provincia de Teruel (España). En
ellas se evaluó la presencia de insectos, ácaros,
nematodos, virus y bacterias en la parte aérea
del cultivo o en los cormos y en el suelo, así
como las malas hierbas en las plantaciones
(Tabla 1). Para llevar a cabo el estudio del estado fitosanitario de los cormos, éstos se extrajeron del suelo entre los años 2008 y 2010.
641762 / 4525675 / 913
Parcela II
626916 / 4520407 / 1089
Parcela II
641239 / 4521693 / 920
Caminreal
3.500
1.400
1.000
1.800
200
5.000
5.500
2.500
1.000
600
Tamaño de parcela (m2)
Coordenadas UTM en European Datum 50.
A: ácaros; B: bacterias; I: insectos; MH: malas hierbas; N: nematodos; V: virus.
640308 / 4521075 / 923
Torrijo del Campo
Parcela III
630317 / 4499776 / 1231
639581 / 4512622 / 952
Parcela II
Peracense
638466 / 4515353 / 949
639023 / 14514877 / 938
Parcela I
Monreal del Campo
627198 / 4520315 / 1075
Parcela I
Blancas
642846 / 4524306 / 930
Coordenadas UTM (x/y/z)
Parcela I
Fuentes Claras
Localidad
V
Otoño 2008
Primavera 2010
Primavera 2010
Verano 2010
Primavera 2010
Primavera 2010
Primavera 2010
Primavera 2010
Verano 2010
MH
MH
A, N
A, B, N, V, MH
MH
A, B, N, V, MH
MH
V
B, MH
A, B, N
Primavera 2010
A, I, N, V
Verano 2008
Otoño 2008
Primavera 2008
B
V
Verano 2008
Otoño 2008
I, V
B
V
Verano 2008
Primavera 2008
I, V
Primavera 2008
B, V, MH
V
Primavera 2010
A, N
Otoño 2008
A, I, N, V
Organismo estudiado
Verano 2008
Primavera 2008
Fechas de muestreos
Tabla 1. Plantaciones comerciales de azafrán estudiadas en el valle del Jiloca (Teruel)
Table 1. Commercial saffron fields surveyed at the Jiloca valley (Teruel)
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7
8
Caracterización de insectos, ácaros
y nematodos
Los muestreos se realizaron tanto en la parte
epigea (hojas) como hipogea (cormos y suelo)
del cultivo. Las muestras de la parte epigea se
obtuvieron en cuatro parcelas durante dos
períodos para maximizar la cobertura espacio-temporal en el área de estudio: primavera
(marzo-abril) y otoño (octubre-noviembre)
de 2008 (Tabla 1). La técnica empleada para
la recogida de insectos fue el barrido con
una manga entomológica de 25 cm de diámetro. Las muestras de hojas se recogieron
manualmente, seleccionando aleatoriamente
dos plantas por parcela. Para los muestreos
de la parte hipogea del cultivo se recogieron
54 cormos. Aquellos que presentaron ácaros, u otra fauna de artrópodos en las cubiertas exteriores, se cortaron en láminas y se
estudiaron bajo lupa binocular para detectar
posibles áreas necrosadas. Se recogió una
muestra de 100 ml de suelo. En las parcelas
en las que no se observaron síntomas, las
muestras se tomaron al azar, sin embargo
en las parcelas con rodales o indicios de enfermedad, las muestras se tomaron en estas
áreas sospechosas de la presencia de organismos nocivos. Se utilizó el embudo Berlese
para aislar los artrópodos edáficos de las
muestras de suelo. Muestras de suelo, cormo
y hojas se enviaron al Laboratorio de Referencia de nematodos del Museo Nacional de
Ciencias Naturales de Madrid (CSIC) para la
identificación de especies.
Caracterización de virus
Durante las prospecciones, realizadas en primavera y otoño (Tabla 1), se recolectó al azar
un mínimo de 10 muestras foliares por parcela, siguiendo en cada una de ellas un itinerario predefinido. Igualmente, se recogieron hojas y flores de azafrán o de la flora
arvense que mostraban síntomas atribuibles
a una etiología viral (mosaicos, clorosis, de-
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formaciones, estriados o rotura de color en
flores, etc.). También se recolectaron cormos
proporcionados por los agricultores, que habían sido previamente rechazados como material de propagación debido a la presencia
de manchas necróticas, deformación o tamaño insuficiente.
Se analizó un total de 215 muestras por serología mediante ELISA (Clark y Adams, 1977)
usando antisueros comerciales preparados
para la detección general de potyvirus (Agdia, Elkhart, Indiana, EE. UU.) o para la detección específica de CMV, TuMV y BYMV
(DSMZ, Braunschweig, Alemania).
Se prepararon extractos de las muestras positivas (diluidos en proporción 1:4 en 30mM
Na2HPO4, 0,2% dietil-ditiocarbamato sódico,
carborundo y carbón vegetal, ambos a 75
mg ml-1) y se inocularon en una gama de 17
especies indicadoras pertenecientes a siete
familias botánicas distintas: Amarantaceae,
Asteraceae, Brassicaceae, Chenopodiaceae,
Cucurbitaceae, Fabaceae y Solanaceae (el listado de especies se presenta en la Tabla 4).
Las plantas se mantuvieron en invernadero
bajo condiciones controladas al menos 30
días tras la inoculación, período durante el
que se anotaron las reacciones observadas en
cada huésped.
Caracterización de bacterias
En primavera y verano del período 20082010, se recolectaron muestras en parcelas
ubicadas en seis localidades (Tabla 1). Se recogieron 882 cormos que presentaban daños,
aunque solo se analizaron 54 de ellos, puesto
que presentaban síntomas similares a los descritos para la infección por B. gladioli pv. gladioli. Los cormos se desinfectaron superficialmente mediante inmersión en hipoclorito
sódico (0,5%) y se lavaron tres veces con
agua destilada estéril. Se seleccionaron pequeños fragmentos del tejido próximo a las
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lesiones (zona de avance) y se dilaceraron
en 10 ml de agua destilada estéril. Las suspensiones resultantes se sembraron en medio
de cultivo B de King (King et al., 1954) y se incubaron a 25oC durante 72 h. Se seleccionaron aquellas colonias que presentaban el aspecto característico del género Burkholderia
en este medio: color blanco cremoso y no
fluorescentes bajo iluminación UV. Los aislados se purificaron y caracterizaron mediante
pruebas bioquímicas y fisiológicas (Hildebrand et al., 1973), amplificación por PCR con
iniciadores específicos para B. gladioli (Furuya et al., 2002) y reacción de hipersensibilidad en tomate y tabaco (Klement y Goodman, 1967). La cepa tipo de B. gladioli pv.
gladioli ATTC 10248 se utilizó como testigo
en todas las pruebas. El poder patógeno de
una selección representativa de estos aislados
se confirmó mediante inoculación en cormos
sanos desinfectados del modo descrito anteriormente. Se realizaron heridas en los cormos y se depositaron en ellas las suspensiones
bacterianas (107 UFC ml-1). Cada uno de los
aislados bacterianos se inoculó en cinco cormos. Se incluyeron cinco cormos sanos inoculados con agua destilada estéril como control negativo y la cepa tipo de B. gladioli pv.
gladioli ATTC 10248 se utilizó como control
positivo. Los cormos inoculados se incubaron en una cámara de cultivo a 25oC y en condiciones de humedad relativa próxima al
100% durante 6 días, observándolos regularmente para detectar posibles síntomas.
Prospecciones de malas hierbas
Después de haber iniciado ensayos de control
mecánico en las parcelas de Fuentes Claras I y
II y Monreal del Campo III entre los años 2007
y 2011 (Cirujeda et al., 2014), se decidió realizar una prospección en ocho parcelas comerciales de azafrán en primavera de 2010 (Tabla
1), cuando el azafrán estaba en su máximo
desarrollo vegetativo aéreo. En todas las par-
9
celas se había llevado a cabo algún tipo de escarda en las semanas o meses anteriores. Con
la elección de esta época de muestreo se trató
de identificar la flora infestante después de la
cosecha del azafrán, momento en el cual se
pueden detectar aquellas especies que no
fueron controladas en el período anterior, o
que germinaron con posterioridad a la escarda realizada. En los únicos trabajos encontrados en la bibliografía sobre esta temática,
realizados en Irán (Shahrokhi et al., 2006),
las prospecciones se llevaron a cabo en la
misma época, lo que permite la comparación
de ambos estudios. Debido al reducido tamaño de las parcelas se prospectaron los campos enteros. Para ello, dos personas entrenadas los recorrieron siguiendo transectos en
zigzag, anotando las especies de malas hierbas encontradas, su abundancia media en la
parcela y el porcentaje total de cobertura del
suelo por el conjunto de especies. Se utilizó la
flora de Carretero (2004) para la identificación de especies.
Resultados
Insectos
En la plantación I de Fuentes Claras la abundancia de insectos fue mayor que en el resto
de los campos, dominando la especie Ceutorhynchus pulvinatus (Coleoptera: Curculionidae: Ceutorhynchini), seguida de los Hymenoptera y Diptera (Tabla 2). En la plantación II
de Blancas la abundancia fue intermedia, también con preponderancia de los Coleoptera,
mientras que en la plantación II de Fuentes
Claras (II) y la plantación I de Blancas la abundancia fue la más baja, y además, en esta última parcela, la riqueza taxonómica fue la
menor (Tabla 2). En todas las plantaciones
muestreadas los Hemiptera y Thysanoptera
fueron poco abundantes. No se recogió ningún insecto cuando se muestreó la parte aérea del cultivo en la época de floración.
10
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Tabla 2. Riqueza (nº de taxones) y abundancia (nº de individuos/taxón)
de insectos encontrados en la estación vegetativa (primavera de 2008)
Table 2. Insect richness (taxon number) and abundance (individuals/taxon)
found in the saffron fields during the vegetative phase (spring 2008)
Localidad
Fuentes Claras
Parcela
I
II
I
II
293
7
0
57
84
16
4
43
Hymenoptera
110
14
4
29
Diptera
106
19
0
35
Hemiptera
10
3
1
6
Thysanoptera
12
2
1
5
Ceutorhynchus pulvinatus
Otros Coleoptera
Ácaros
En la plantación II de Monreal del Campo se
encontró una gran abundancia de individuos
de Rhizoglyphus robini (Acaridae) tanto en el
suelo como en la corteza de los cormos y en
zonas necróticas de éstos en el muestreo realizado en primavera. Este ácaro no se detectó en ninguna muestra de cormos y suelo
procedentes del resto de las parcelas.
Nematodos
En total se identificaron 22.441 ejemplares de
nematodos procedentes de muestras de
suelo y cormos, representando a 11 géneros
y ocho familias (Tabla 3 y 4). Las muestras de
suelo mostraron mayor riqueza específica de
nematodos que los cormos. Sin embargo, la
mayor abundancia se obtuvo en las muestras
de cormos, en las que la especie predominante fue Aphelenchoides blastophtorus, representando el 64,5% de la abundancia total. En la plantación II de Blancas y en la
plantación II de Monreal del Campo la abundancia de esta especie fue mucho mayor que
en el resto de las parcelas. En todas las muestras de suelo se detectaron Acrobeles, Acro-
Blancas
beloides y Aphelenchus avenae aunque con
baja abundancia. En las hojas solo se detectaron unos pocos especímenes de A. blastophtorus y Rhabditidos, en muestras procedentes de la plantación I de Fuentes Claras y
plantación II de Monreal del Campo. En el
resto de las parcelas no se encontró ningún
nematodo parásito en hojas.
Virus
Durante las prospecciones realizadas en los
períodos de cultivo 2007-2008 y 2008-2009
(primavera y otoño de 2008, respectivamente) no se observaron síntomas en plantas de
azafrán que fueran atribuibles a un origen viral. Solo se observaron de forma ocasional
plantas con hojas retorcidas en espiral o con
los ápices foliares de color amarillo en algunas de las parcelas. Estas alteraciones, sin importancia sintomatológica aparente, podían
deberse a la emergencia de las plantas en un
suelo extremadamente seco y duro. Dichas
plantas fueron analizadas en laboratorio
para descartar una posible etiología viral. En
el período 2009-2010 (primavera de 2010)
sólo se encontró en la parcela de II de Blancas una planta de la especie Eruca vesicaria
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11
Tabla 3. Nematodos encontrados en muestras de 100 ml de suelo en cada parcela (2008/2010)
Table 3. Nematodes found in 100 ml soil samples in each plot (2008/2010)
Fuentes Claras
Blancas
Monreal del Campo
Peracense
I
II
II
74
26
22
5
Familia
Género/Especie
Aphelenchidae
Aphelenchus avenae
Aphelenchoididae
Aphelenchoides
2
–
–
–
Cephalobidae
Acrobeles
3
24
16
8
Cephalobidae
Acrobeloides
18
60
6
80
Cephalobidae
Cephalobus
–
7
10
14
Dorylaimidae
No identificado
–
40
60
38
Hoplolaimidae
Helicotylenchus
–
–
–
2
Hoplolaimidae
Rotylenchus
–
–
–
1
Qudsianematidae
Ecumenicus
6
–
–
–
Rhabditidae
No identificado
–
–
30
–
Rhabditidae
Rhabditis
9
–
5
14
Tylenchidae
Psylenchus
–
2
8
–
Tylenchidae
Tylenchus
–
10
–
2
Tabla 4. Nematodos encontrados en 5 cormos en cada parcela (2008/2010)
Table 4. Nematodes found in 5 corms in each plot (2008/2010)
Fuentes Claras
Blancas
Monreal del Campo
Familia
Género/Especie
I
II
II
Aphelenchoididae
Aphelenchoides
blastophtorus
212
6552
7623
Aphelenchidae
Aphelenchus avenae
Cephalobidae
Acrobeloides
Rhabditidae
No identificado
con mosaico y distorsiones foliares que indicaban una posible infección viral.
Se analizó por ELISA un total de 150 muestras
foliares, 12 procedentes de flores y 49 procedentes de cormos de azafrán para detectar
infecciones por CMV, los potyvirus TuMV y
Peracense
68
17
15
18
77
7245
12
BYMV o cualquier otro potyvirus. De ellas,
solo una muestra foliar y otra de cormo, ambas recogidas en la misma parcela de Monreal del Campo en primavera de 2010, resultaron positivas frente al suero general de
potyvirus y al específico de TuMV. Además,
12
tres muestras foliares adicionales procedentes de germoplasma de Crocus sp. recolectado en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) para
su caracterización fueron positivas al suero
general de potyvirus, detectándose en dos de
ellas la presencia de BYMV.
Para confirmar la infección viral de las plantas que resultaron positivas por serología y
descartar su infección por otros virus de
transmisión mecánica, se inocularon extractos de dichas plantas en una gama de huéspedes indicadores. La reacción observada en
ellos al inocular las dos muestras procedentes
de Monreal del Campo y la muestra de E. vesicaria fue la esperada para TuMV (Tabla 5).
Concretamente, se observó la inducción de
mosaico sistémico en nabo (Brassica rapa), de
lesiones locales cloro-necróticas sin aparición
de síntomas de infección sistémica en tabaco
(cvs. ‘Xanthi nc’, ‘Samsun’ y ‘Paraguay’) y de
síntomas de infección local y sistémica en otras
especies del género Nicotiana. No se observaron síntomas en rábano (Raphanus sativus). La
infección por TuMV de varios huéspedes indicadores (Chenopodium quinoa, Nicotiana
clevelandii, N. megalosiphon y N. benthamiana) inoculados con extractos de la planta
de E. vesicaria se confirmó además por serología. La reacción observada al inocular
muestras positivas para BYMV solo consistió
en la aparición de manchas locales cloróticas
en C. quinoa, C. amaranticolor, judía (Phaseolus vulgaris), haba (Vicia faba) y guisante (Pisum sativum), sin que se observaran síntomas
de infección sistémica.
Por último, en otoño de 2012, una planta de
azafrán procedente de cormos proporcionados por agricultores y mantenida en el herbario del CITA mostró rotura de color en flores y distorsión del eje de los pétalos. La
inoculación de un extracto de estos pétalos
en huéspedes indicadores reprodujo los mismos síntomas descritos anteriormente, característicos de la infección por TuMV.
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
Bacterias
No se observaron síntomas de infección bacteriana en las hojas. Solo 54 de un total de
882 cormos mostraban síntomas de pudrición (8%), aunque éstos no correspondían
con el aspecto característico de la lesiones
producidas por B. gladioli pv. gladioli. Se obtuvieron aislados bacterianos con las siguientes características: no fluorescentes en
medio B de King, gram negativos, anaerobios
estrictos, positivos para actividad oxidasa, reducción de nitratos e hidrólisis de gelatina y
arginina; y negativos para la producción de
indol. Estas características bioquímicas coinciden con las esperadas para Pseudomonas
spp., pero no con las propias de B. gladioli pv.
gladioli. No se obtuvo amplificación mediante PCR para ninguno de los aislados,
mientras que se amplificó un fragmento del
tamaño esperado (300 pb) para la cepa ATTC
10248 de B. gladioli pv. gladioli utilizada
como testigo. Los aislados ensayados no indujeron reacción de hipersensibilidad en hojas de tomate o tabaco. No se observaron síntomas en los cormos inoculados con los
aislados analizados ni con el control negativo
de agua, mientras que en los controles positivos se observaron las pudriciones características. Por tanto, las bacterias estudiadas
no eran fitopatógenas y correspondían a
flora saprofita.
Infestación por malas hierbas
El porcentaje medio de cobertura del suelo
por malas hierbas en las parcelas prospectadas en primavera fue de 27 ± 6,2%, lo cual es
considerable teniendo en cuenta que en todos los campos se había llevado a cabo un
desherbado manual o mecánico entre unos
meses y unas semanas antes de la evaluación. Además, cabe tener en cuenta que el
cultivo mostraba su máxima cobertura del
suelo en el momento de realizar la prospección y las hojas mostraban su máxima capacidad competitiva.
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
13
Tabla 5. Reacción de una gama de huéspedes indicadores a la inoculación de muestras infectadas
por TuMV (hojas, cormos y flores de azafrán, y hojas de E. vesicaria)
Table 5. Host range responses in inoculations from samples infected by TuMV
(saffron leaves, corms, flowers and leaves of E. vesicaria)
Reacción1 local / sistémica
Familia botánica
Huéspedes indicadores
Amarantaceae
Gomphrena globosa
Asteraceae
Lactuca sativa
0/0
Brassicaceae
Brassica rapa
0/M
Raphanus sativus
0/0
Chenopodiaceae
LL n / 0
Chenopodium amaranticolor
C. quinoa
Cucurbitaceae
LLcn / Scn
LLcn / M
Cucurbita pepo
0/0
Cucumis sativus
0/0
Fabaceae
Vigna unguiculata
0/0
Solanaceae
Capsicum annuum cv. ‘Doux des Landes’
0/0
Datura stramonium
0/0
Nicotiana benthamiana
LLc / M
N. clevelandii
LLn / M
N. megalosiphon
LLc / Rcn
N. tabacum cv. ‘Paraguay’
LLcn / 0
N. tabacum cv. ‘Samsun’
LLcn / 0
N. tabacum cv. ‘Xanthi nc’
LLcn / 0
Physalis floridana
0/0
Solanum melongena cv. ‘Cerna Krazavitza’
0/0
S. melongena cv. ‘Violette de Barbentane’
0/0
1 c: clorótico(a); n: necrótico(a); cn: cloro-necrótico(a); LL: lesión local; M: mosaico; S: manchas; R: manchas anulares; 0: ausencia de síntomas.
Se identificaron un total de 43 especies, siendo
la riqueza media de 13 ± 3,1 especies. Lamium
amplexicaule fue la más frecuente (86% de las
parcelas), seguida por Diplotaxis erucoides y
Descurainia sophia (71%), Veronica hederifolia,
Papaver rhoeas, Medicago spp. y Eruca vesicaria (57%) y Anacyclus clavatus, Hordeum murinum, Crepis vesicaria, Malva sylvestris y Cirsium
arvense (43%). El resto de las especies de ma-
las hierbas presentes se encontraron en frecuencias menores. La densidad media fue baja
(2 ± 0,6% cobertura del suelo) exceptuando algunas especies que posiblemente causaron serios problemas de competencia: Lolium rigidum (densidad media, cuando presente, del
20%) y, en un segundo rango de abundancias,
D. erucoides, Stellaria media e Hypecoum procumbens (6%) y L. amplexicaule (4%).
14
Discusión
Los resultados descritos confirman la existencia de organismos nocivos para el cultivo. El
gorgojo C. pulvinatus fue el insecto más
abundante y parece estar relacionado con las
flores de especies pertenecientes a la familia
de las Brassicaceae (DBIF, 2013). Al igual que
los Hymenoptera y Diptera encontrados, C.
pulvinatus no está citado como plaga en el
azafrán. Asimismo, entre los insectos se han
citado los trips como causantes de daños en
plantaciones de azafrán. Concretamente
Thrips tabaci puede desarrollarse en las hojas,
alcanzando su máximo demográfico en los
meses de marzo y abril (Shahrokhi et al., 2006).
La ausencia de insectos en floración puede estar causada por las bajas temperaturas. Las especies de malas hierbas más frecuentes pertenecientes a esta familia fueron D. erucoides
y E. vesicaria, muy abundantes en las áreas
muestreadas, sobre todo en la plantación I de
Fuentes Claras.
Por otro lado, los ácaros y nematodos podrían
jugar un papel decisivo en la dispersión e incremento de daños causados por bacterias fitopatógenas en el cormo de la planta (Young,
1954; Forsberg, 1955, 1959). En efecto, el
ácaro R. robini, considerado una de las plagas
más importantes en el cultivo del azafrán
(Shahrokhi et al., 2006) puede también albergar bacterias y hongos en el tracto digestivo llegando a ser un importante vector de
enfermedades (Díaz et al., 2000). De hecho,
se ha descrito la adquisición y retención de la
bacteria fitopatógena B. gladioli pv. gladioli
por R. robini (Poe et al., 1979). No obstante,
el paso de bacterias y propágulos fúngicos
viables a través del intestino del ácaro no es
una evidencia suficiente para considerarlo
como vector de enfermedades, especialmente porque también podrían estar involucrados otros mecanismos más complejos
en la transmisión de bacterias y hongos.
Beute y Benson (1979) sugieren que la microfauna del suelo puede producir daños ra-
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
diculares contribuyendo a: i) crear vías de
entradas de patógenos; ii) acumular inóculos
en lugares de infección y iii) alterar la sensibilidad del huésped a la enfermedad. Esto
coincide con nuestras observaciones en la
plantación II de Monreal del Campo, donde R.
robini fue especialmente abundante en el
suelo y en la corteza de los cormos, lo que sugeriría que la infestación del ácaro podría
proceder del suelo por penetración a través
de la parte basal o de las cubiertas más internas de la corteza del cormo (Okabe y
Amano, 1991). La amplitud de los mecanismos
involucrados en la transmisión de enfermedades por este ácaro permanece sin determinar, ya que en nuestro estudio no se ha encontrado ninguna bacteria fitopatógena que
pudiera ser transmitida por R. robini. No obstante, en caso de introducción en la zona de
B. gladioli pv. gladioli, la presencia de R. robini podría contribuir a su dispersión.
Con respecto a los nematodos, gran parte del
interés que despiertan radica en su relación
con los hongos, bacterias y virus. En las muestras recogidas en este estudio, la mayoría de
los nematodos encontrados fueron parásitos de plantas (A. blastophthorus) o pertenecientes a grupos tróficos bacterivoros (Rhabditidae, Acrobeloides sp.) y fungívoros (A.
avenae, Aphelenchoides sp.). Los nematodos
fungívoros podrían permitir el control de hongos patógenos de plantas. Por ejemplo, el
control de Rhizoctonia solani, un hongo patógeno importante en el azafrán, podría conseguirse mediante la aplicación del nematodo
A. avenae (Ishibashi y Choi, 1991; Lootsma y
Scholte, 1997; Lagerlof et al., 2011) y algunas
especies de Aphelenchoides (Lagerlof et al.,
2011). A. avenae está presente en todas las
muestras, lo que sugiere la posible existencia
de una relación hongo-nematodo. A. blastophthorus, considerado como plaga en plantas ornamentales y en cultivos como la fresa
(EPPO, 2008), fue muy abundante en cormos
en la plantación II de Blancas y II de Monreal
del Campo (Tabla 4). Por ello, esta especie de-
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
bería ser objeto de un seguimiento y control
estricto en el cultivo del azafrán. Por otro
lado, en muestras de suelo y cormos no se
han identificado especies pertenecientes a Trichodoridae y Longidoridae, familias de nematodos que incluyen especies vectores de
algunos virus, lo cual es coherente con la ausencia de muestras infectadas por estos virus
en este estudio. En consecuencia, aunque los
virus TRV y ArMV están presentes en España
(Abelleira et al., 2010; Melgarejo et al., 2010),
la ausencia de sus vectores impide que actualmente representen un riesgo para los cultivos de azafrán en el valle del Jiloca.
Sin embargo, se han detectado dos potyvirus,
BYMV y TuMV, bien en hojas o cormos recolectados en campos de azafrán, o bien en cormos manejados por los agricultores como
material de propagación. En primer lugar,
BYMV se ha detectado al menos en dos cormos tanto por serología como por inoculación experimental, en la que las reacciones
locales observadas fueron compatibles con
las esperables para este virus (Bos, 1970), a
pesar de no obtener reacción sistémica en
ningún huésped. Se han encontrado, con
cierta frecuencia, inclusiones citoplásmicas
características de la infección por BYMV y
por otros potyvirus en plantas no sintomáticas de azafrán o de otras especies de Crocus
(Russo et al., 1979; Pisi y Bellardi, 1990; Grilli
Caiola y Faoro 2011). Este tipo de infección
latente también se ha encontrado en C. cartwrightianus, una especie probablemente
progenitora del azafrán, por lo que dichas infecciones podrían estar causadas por cepas
atenuadas de potyvirus, seleccionadas en
azafrán a través de fenómenos de coevolución huésped-patógeno a lo largo de repetidos ciclos de propagación vegetativa (Grilli
Caiola y Canini, 2010; Grilli Caiola y Faoro,
2011). Tales infecciones latentes podrían estar relacionadas con la reducción de vigor y
rendimiento observados en azafrán tras algunos años de cultivo (Grilli Caiola y Faoro,
2011). La ausencia de infección sistémica en
15
nuestras inoculaciones podría deberse a dichas cepas atenuadas de BYMV, que aunque
detectadas por serología, no serían capaces
de inducir una sintomatología sistémica aparente en azafrán o en el resto de huéspedes
ensayados. En segundo lugar, se han detectado infecciones por TuMV en hojas y cormos
de azafrán procedentes de campo, en cormos
para propagación y en la especie arvense E.
vesicaria, confirmadas por serología y mediante inoculación experimental (Tabla 5),
en la que se reprodujo la típica reacción inducida por este virus (Tomlinson, 1970). La infección de E. vesicaria es destacable, ya que
esta especie se ha encontrado con una frecuencia considerable (57% de los campos)
en las prospecciones de flora arvense realizadas en este mismo trabajo, y por tanto, podría considerarse como un reservorio potencial de virus para subsiguientes infecciones
del azafrán. Sin embargo, su densidad media
cuando está presente en el campo es baja
(0,3%), y su ciclo vegetativo no cubre el período de descanso vegetativo del azafrán,
de modo que el propio azafrán, como huésped perenne (en su período vegetativo y geófito), se comportaría como un mejor reservorio para garantizar la supervivencia del
virus que la especie arvense durante la estación estival. Por tanto, el papel de E. vesicaria como reservorio de virus parece tener
poca relevancia epidemiológica. Por otro
lado, los eventos de transmisión de potyvirus
por pulgones tendrían pocas oportunidades
de ocurrir en azafrán, ya que la mayor parte
de su ciclo vegetativo tiene lugar en invierno,
con escaso solape con el período típico en
que se darían los niveles máximos de población de pulgones. De hecho, no se han encontrado pulgones, ni siquiera en primavera,
entre las especies de insectos identificadas en
el área de estudio de este trabajo. Todo ello,
unido a la detección directa de potyvirus en
material de propagación, indica que el origen
más probable de estas infecciones en azafrán
es su propia propagación vegetativa, y que la
infección por TuMV de E. vesicaria respon-
16
dería a un evento esporádico y puntual de
transmisión vectorial desde el azafrán.
A pesar de las operaciones manuales y mecánicas de control de malas hierbas después
de la recolección de las flores del azafrán, la
cobertura del suelo continuó siendo considerable en primavera, lo que demuestra la
poca capacidad de competencia de este cultivo y la necesidad de mejorar los métodos de
control. La riqueza específica media encontrada en los campos de azafrán fue mucho
mayor que la de los campos de cereal en la
provincia de Teruel (13 frente a 4,7) (Cirujeda
et al., 2011). Teniendo en cuenta que una
menor riqueza específica suele estar asociada
a zonas de manejo intensivo, los resultados
indican que el azafrán se cultiva de una
forma muy extensiva en la zona. El cultivo
parece ser gestionado de forma más intensiva en Irán, donde predominan las especies
de gramíneas, constituyendo el conjunto de
gramíneas anuales y perennes el 72% de las
especies de malas hierbas (Vafabakhsh, 2001).
La mayor diversidad observada en el valle del
Jiloca ofrece, a priori, mayores posibilidades
de control (Rassam et al., 2011), ya que
cuando en una zona dominan pocas especies
éstas suelen estar muy bien adaptadas a las
técnicas de manejo habituales, lo que dificulta su control.
La especie más frecuente, L. amplexicaule,
fue la quinta especie más abundante, mostrando la necesidad de su control para evitar
pérdidas de rendimiento del cultivo. No obstante, esta especie tiene un tamaño pequeño
en comparación con el de L. rigidum y D. sophia, por lo que posiblemente compita menos
que éstas. A pesar de su menor frecuencia y
abundancia, L. rigidum y D. sophia probablemente sean más problemáticas debido a su
elevada capacidad competitiva, como también lo son C. arvense y P. rhoeas. En efecto,
L. rigidum es una de las especies de malas
hierbas más importante en campos de cereal
de invierno tanto en Aragón (Cirujeda et al.,
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
2011) como en el conjunto de España. Este
hecho debería ser tenido en cuenta, ya que el
azafrán se planta en rotación con cereal de invierno. Resulta llamativo que, a pesar de la
distancia geográfica, L. amplexicaule y D. sophia fueron también clasificadas dentro del
grupo de las 10 especies de más difícil control
en este cultivo en dos de las tres regiones
prospectadas en Irán, aunque en ese estudio
las gramíneas más problemáticas fueron Hordeum spontaneous y Bromus tectorum (Shahrokhi et al., 2006). También Mesgaran et al.
(2008) encontraron una mayor representación de gramíneas en plantaciones de azafrán
en solitario respecto a aquellas en las que el
azafrán estaba combinado con otro cultivo.
Los resultados obtenidos confirman la necesidad de acometer estudios multidisciplinares, ya que se han detectado interacciones
entre organismos potencialmente nocivos.
Por ello es recomendable realizar el análisis
de los cormos antes de ser replantados en
nuevas parcelas con el fin de evitar la posible
propagación de organismos nocivos para el
cultivo. El ácaro R. robini que podría jugar un
papel decisivo en la dispersión e incremento
de daños causados por bacterias y hongos en
el cormo, y puede ser detectado en el momento de la extracción del suelo. Las infecciones latentes por potyvirus podrían provocar reducciones prematuras de vigor en las
plantaciones, por lo que se recomienda el
análisis de al menos una muestra de los lotes
de cormos destinados a la propagación. También es recomendable analizar el suelo de
aquellas fincas de las que se vayan a extraer
cormos, ya que la abundancia detectada del
nematodo A. blastophthorus, considerado
como plaga, hace que esta especie debiese
ser objeto de un seguimiento y control estricto en el cultivo del azafrán del valle del Jiloca. Para prevenir posibles infecciones víricas
es importante seguir los niveles poblacionales
de trips y de otros insectos vectores de virus.
La dominancia de especies de germinación
Cirujeda et al. ITEA (2016), Vol. 112 (1), 3-19
otoñal o primaveral, observada también por
Mesgaran et al. (2008) en Irán, muestra que
las tareas de desherbado en el área de estudio deben de ser efectuadas tanto en primavera como en otoño para evitar elevadas infestaciones, que pueden llegar incluso a
ocasionar la muerte del cultivo (Kumar et al.,
2009). Por tanto, se recomienda un desherbado inmediatamente después de la cosecha
y otro en primavera, o bien mantener el suelo
cubierto con algún tipo de acolchado o cubierta vegetal durante todo este período.
Dada la similitud climática y edáfica en todas
las zonas productoras, que engloba como
mínimo cinco países miembros de la UE y
siete no pertenecientes a ella (Fernández et
al., 2011), los resultados presentados en este
trabajo resultarían de interés para todas
ellas. No obstante, no se pueden descartar
posibles diferencias en la presencia y/o abundancia de agentes patógenos entre las distintas zonas, por lo que sería muy interesante extender este tipo de estudios a estas otras
áreas productoras de azafrán.
Agradecimientos
Este trabajo ha sido financiado por el proyecto
PET 2007-14-C05-01 del INIA. Agradecemos la
valiosa asistencia técnica de J.A. Alins, F.
Arrieta, A. Ardevines, I.M. Berruete, M.M. López, M.C. Pasamar, J.A. Royo e I. Tenas Pérez.
Agradecemos a V. Iraola la ayuda para la identificación de ácaros, M.A. Alonso-Zarazaga de
Curculionidae y A. Navas de nematodos.
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(Aceptado para publicación el 14 de septiembre
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