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NOS rOR LAGRACIA MAN[~EL JOSÉ IIOSQUERA DEDIOSID£LA SANTA SEDEAPOSTOLICA ARZOBISPO DE BOGOrA, AI Venerable Clero Secular i :a.egular, i a todos los fieles cristianos de nuestra Arquidi6cesis. salud i ben· dicion en :N. S. J, C. EN las inslrueeiones que con ocasion de la cuaresma os dirijimos en el alio anterior, Hermanos e hijos nuestros earísimos, nos eslorsahamos cn prevmlÍros contra el venellO de los malos libros: allí deseuùriarnos las ilusioucs de sus promesas, la pencrsidad de los designios de sus autores, los artificios al' su lenguaje, i la arrogante impiedad COllque loses<'l'ilores irreiijiosos blosjeman de lo 'lue ig1wran (1) i .~ea/:;an conlm fado lo que se dice Dias. ( li) Estas instrucciones dictadas ùni(:alllenlc por el zelo, i que no son siuo el de:;empeilo de nuestro cargo p¡¡storal, pueden variar de asunto; pero su tin essiempre la edificacion dd cuerpo mbtÍl'o de Cristo, su motivo el deber de alzar la voz como la trom peta para que resuene ell los oidos de todos, desear¡;ando así ulla de nncstras mas sagrildas obligaciones. Dios nos ha IInpuestoel deber, (l¡¡nelonoscorrelativamente el derccho de señalar los ateutados de la impiedad; de c1alllar contra t>llos, pnril adrcrtir a las ovejas del SI'Îlor de los peligros que corre su vida espiritual, i de lIpacentarla COllla dOelnl'a de la \'crdad, lJllt~ las lIIallteuga l'Il la fidelidad a nuestro imico llucilO i Señor .Jesucristo, ¡¡:;eguranJo Je este modo su sal\'ileioll i la lllll'slra. Siguiendo ('stas IllÚxinJas, es hoi pro¡lÍo de, llù('SII'O deber ream mill' vucstra îé i vue:;tra piedad haùlallúoos de lo que fOl'ma el llIcdio (t) Judae. 10. (2) 2 [!tesal. 11. .J. BANCO DE LA REPUBL1CA. JlBlIOTiCA LUIS· ANGëL AI/ANGO -2uJliversal de la salvácioll, i los encierra todos; de la necesidad de vivi1" ¡;illmpre en el seno de la casa ùnica del Padre Celestial, por medio de a/luelIa santa unidad que J. C. N. S estableció. La sabiduría eterna, Hermanos e hijos carísimos, que se digne; dt:scender de los cielos a re~lar a los hombres sus misterios, i darles una lei rejeneradora, i que vino a traer al mundo el reino de [a verdad i de la justicia, que esto es el reino de Dios; debió dejar la obra de sus manos marcada con el sello de su poder i de su divinidad. Si fundó en la tierra una sociedad depositaria de su gracia i de sus lcyes, es imposible que no diera a esta socicdad una señal eminente que la haga reconocer siempre, i cuva luz sea tan r'esplandeciente, que ninguna secta, ninguna relijion de creacion humana pueda vindicar para SI la esplendente señal que solo el Verbo Eterno pudo imprimirle. En efecto: la radiante antorcha de la Iglesia Católica brilla cn la noche de las opiniones i de las dudas de los siglos, como un faro de esperanza i de luz: i en el viaje de la vida del tiempo a la patria eterna, Dingun mortal que ame 1 busque sinceramente la verdad, confundirà j,lmas la claridad pura de la Esposa del Cordero con las palidas i dudosas luces CJueguian [os vacilantes pasos de [as víctimas de' la herejía i de la mentira. Pero entre los caracteres, o signos celestiales, con que se Jl1Uestra la Iglesia, sllludamos hoi de preferencia su inmortal UNIDAD, llamando la atencion de todo el que no haya pactado con la muerte ni dicho adios a la esperanza, sonre este hecha inmenso i Jlrodijioso, que lleva un 'poder de conviccion irresistible. Siendo la rehjion la manifestacion socIal del ser infinito, o del SER UNO, debe llevar el carácter de la unidad, que, segun el pensamiento de San Agustin, es la forma esencial de lo verdadero i de lo bello: i como la relijion encierra toda la verdad, debe pertenecerle la unidad de tal manera, que sea tnlatrlbuto suyo esencial, incomunicable. He aquí la razon de que el Apóstol haya grabado, digamoslo así, en el frontispicio de la Iglesia esta inscripcion dictada por e[ Espíritu Santo: Un Señor, una lé, un bautismo (3 ). La Iglesia es una en su fé, una en su culto, una en su jerarquía, o sacerdocio: i esta unidad de sacerdocio es el garante de la unid~d de fé i d~ culto; Jlor lo ~ual se resue!ve toda I~ unid.3d de. III I¡;leS13 en la umdadde JerarqUIa o sacerdocJO. La eXlstenc13 liOClal, visible i permanente de una jerarquía intimamente unida desde el poder central i supremo hastà los ministros colocados a la estremidad oel círculo sacerdotal, es un hecho resplandeciente como la luz, i lJ1!e nadie puede negar, porque esta nel5acion entraõaria el trastorno de las leyes de la inteli¡cncia i del sentido comun: los mismos enemigos del Cristo i de su Iglesia dan prueba dé reconocerlo así en los sacr(\egos esfuerzos con que siempre han pretendido romper esta unidad. Contemplando el Salmista a la Iglesia por en medio de los siglos i de las jelleraciones, la canta reuniendo los pueblos i los reyes para aden'ar ¡untos al Señor (4). I Jesucristo al comenzar a desenvolver el magnífico piau del reino de Dios en la tierra, anunciado por los IV. 5. (4) Psal. c 1. 23. (3) Ep/œs. -3profetas, dijo que habría un solo aprisco bajo de un .~(Jlo pastore 5 ~ presentando aSI la unidad como el principio jenerador de la socieda cristiana: un pastor, para apacentar la grei de los hijos de Dios en la vida de la naturaleza reparada por la waciaj un apnseo, para dar a los ánjeles i a los hombres el espectáculo de la verdad i de la virtud santamente reconljuistadas en este mundo asolado por el error i eJ egoísmo. Subamos a los dias en que Jesucristo est:¡blecia el reino de Dios, i hallaremos con San Cipriano, que cualquíem que con,~idere i examine estas cosas, no ha mene.~ter largos í prol~jos discursos para convence/·se. (6) Todos los pasos con que Jesucristo iha levantando su Iglesia, segulI estaba predicho por David i los profetas. se encaminaban a formar de todas las ovejas dispersas en los diferentes puntos del mundo, un solo aprisco que estuviese dirijido por un solo pastor; esto es a establecer en la Jerusalen de la tierra UII vicejerellte suyo, en cuyo rededor se agrupasen todos los tieles bajo de una sola caheza, de ]a cual recibiesen la lei santa del Evanjelio i la palabra infalible de Dios. Por esta unidad oraba a su Padre de esta manera: "i Padre " Santo! ~uarda por tu nombre a estos que me has dado, para que " sean una misma cosa, así como nosotros lo somos. Como tu me " has enviado al mundo, asi yo los he enviado tambien a ellos al "mundo. Pero no ruego solamente por estos, sino tambien por aquellos que han de creer en mí por medio de supredicacion: que todos sean una misma cosa; i que como tú i Oh Padre! estás en " mi i yo en tí, así sean ellos una misma co¡;a en nosotros, para que " el mundo crea que tu me !tas enviado." (7) c, c, Tal es la altlsíma idea de]a unidad de la Iglesia dada porei mismo Jesucristo,fundadaenla union de las divinas personas. Escoje entre sus numerosos discípulos doce, i de entre los doce elije uno; a todos dke: " No me elejisteis \'ûsotros a mí, sino que vo os he elejido a vosotros1 " i os he puesto para que vayais i lIeveis !ruto, i que vuestro fruto " permanezc-ll ( 8). COIllOel Padre me envió, así tambien yo os envió Cc (9). A mí se me ha dado toda potestad en el c¡plo i en la tierra: id, pues, i enseñad a todas las ~entes, bautizándolas en el nombre " del Padre, i del Ilijo, i del EspIritu Santo: enseñando les a obsen-ar " todas las cosas que yo os he mandado. I mirad, que yo estoi con " vosotros hasta la consumacion de los siglos." (lO) Simultaneamente da aquí a todos Jesueristo los poderes de esta mision divina, que ellos transmitirán a sus sucesores los obispos, fÜndados en esta palabra todopoderosa, sobre cuya firmeza e inmovilidad descanza la Iglesia, i esta asegurada de que DIlas potestades del infierno, ni todas las do la tierra podran prevalecer jamas contra ella. Pero cuando el Salvador trata de realizar la unidad, por la coal rogó tan eficazmente a su pudre f c, (5) Joan. x. 16 (6) De unitate. Eccle.~.. Joan. XVII. 12, 18, 20. (8) Joan.xv 15. (9) Joan. xx. 21. (10) lI/at/¿. XXVIII. 18, 19,20. (7) -4no habla a muchos: se dirije solo a Simon; le muda este nombre en rI de Cephas o Pedro; i le establece por fUlIdampnto i hase de su I~lesia. " Yo te digo que tu eres Pedro, i sohre esta piedra edificaré mi Iglesia, " i las puertas del infierno no prevaleccran contra ella. I a tí te daré •• Ias \laves dcl l'cino de los ciclos; i todo lo que ligares sobre la tierra, lO será tamhien ligado en los ciclos; i todo lo que desatares en la tierra ., sera tamhien desatado en los cielos (I J). Cuando til te conviertas, " confirma a tus hermanos (12)" Pero lo que debe servir de fundamento a un edificio eterno no puede tener fin: Pedro vivira siempre en su s succesores. Así lo ha entendido, asl lo ha confesado desde ('J principio la Ip lesia, dándonos de e\lo lbs SS. PP. el mas esplicito testimonio en la doctrina eatólica confesada siempre, por todas partes, i por todos. Estrechos son los limites, dentro de los cuales debemos cir<,uns('rihirD-)Shoi, para poder desenvolver todo el cuadro de la Tradicioll, en la cual una sola voz se oye desde San Clemente i San Ignacio discípulos d~ Jos Apóstoles hasta Santo Tomas i Bossuet, i desde Nlcea hasta Trento; pero que al ménos resuene el eco de la palabra de algunos de e~tos grandes santos testl!;os de la tradicion, i los de las solemnes decisiones de la Iglesia católica, a la cual Jesucristo asiste hasla el fin de I<lssiglos, lIevandola cubierta de gloria por las mismas persecuciones de sus enemigos. El principio de la unidad entraña el de un jefe Único, órgano supremo de la verdad, fuente del poder, centro a cuyo rededor se ordelle t'ldo regularmente, ¿Ni como habria tenido verdad la palabra de Jesucristo, de un aprisco bajo de un solopastor, si no encerrara todo esto la unidad? ¿ Para qué habria dicho a Simon: " Tù eres l'edro i so•• bre esta piedra edificaré mi Iglesia, i las puertas del infierno no pre" valeccrán contra ella?" En este memorable discUl'So hai una supremaeía, un J,loder que se ha mostrado siempre en diez I nue\'e siglos. l)orque SI estas palabras no encierran el vlnculo de la unidad fll la plenitud de la potestad de Pedro, ¿ hubiera podido el Papa San Clemente averiguar I correjir los abusos que se habian introducido en la Iglesia de Corinto; el Papa San Victor ejercer la misma jurisdiccion l'obre la Iglesia de F.feso;cl Papa San Estévan obrar del mismo modo en Africa; San Dionisio citar a su homonymo patriarca de Alejandrla a comparecer ánte él, para que se esplicara sohre su fé acusada por los cristianos de su IgleSia? ¿El Papa San Julio hubiera llamado a su trihunal a los que hahian depuesto a San Atanasio, i restablecido a ('ste insigne defensor de la fé a su Silla? ¿Hubiera San Inocencio anulado el conciliábulo de la Encina i restablecido a San Juan Crisóstomo a su silla patriarcal de CODstantinopla? San Ireneo, que tocácasi coulos mismos Apóstoles, enseña: •• que " es neecsario ocurrir a la Iglesia mas !?rande, mas antigua, i que es " conocida en todo el mundo, a la IgleSIa fundada en Roma por los " gloriosos Apóstoles San Pedro i San Pablo; la cual conserva la tradi(11) Math. XVI. 18, 1!J. (12) Joan. XXI. 10. -5" cion recihida de sus fundadores, i llega hasta nosotros por ulla no " interrulllpida sllccesiou de Pontifiees: que a esta Iglesia por su prin" cipado mas poderoso, cs a <lande dehen reeurrir todas las i~lesias parti('ulares, es deeir todos los fiell's dellllllndo, COIllOa fiel deposital'ia de la tradicioll de los Apóstoles"(13). Tertuliano: "Entre tautas i tan grandes iglesias, una cs la primera, " de la cllalnacieron todas, cuyos derechos gobierna, no otra razon " que una tradicion de una nllsma fé ..... Este será el testi monio " de la verdad que ocupa el principado del universo" (14). Ell otro lugar llama al Papa, Pont(lice Ha,rimo, Obispo de los obispos(15). San Cipriano que tuvo la glol'ia de sellar con su sangre la rl'lijion que hahia enst'Î1ado, i cuyos escritos consolahan a los confesores cn las cadenas, fortjfic~ndolos para el combate, decia al Papa San Cornelio: ., La catedra de San Pedro, es la primera Iglesia orijen de la unidad sacerdotal, donde el error i la perfidia no pueden tener cabida."Sohre solo Pedro edifica .Jesucristo su Iglesia, a él solo encarga que ,. apacÏmte sus ovejas ..... A Pedro seda la primacía para acredi" tal' ser ulla sola la.Ig1esia i cátedra de .Jesucristo. ¿El que ahandona " la catedra de Pedro, sobre la cualest.Ú fundada la Iglesia, puede IL " sonjearsc de e,tar en la Iglesia?" (16) San Amhrosio oràculo del sacerdocio: "Doude esta Pedro allí esta la Iglesia: la harca de Pedro es aquella arca misteriosa fuera de " la cual t.odo perece: la Iglesia Homana es la que yo sigo en todo; la comunion de Homa IJasta para estar unidos a todos los obispos cató" licos; i su autoridad es ne('esaria a todos los hermanos en las dificul" tades que eSI)('riml'ntan en el ministerio." (t7) San JerÓnimo que ha merecido de Ia Iglesia el título de maximo en la intelijeneia de la Escrituras, escribía al Papa San Damaso: "~o " teniendo otru mal'stro por ¡;uia que a Jesucristo, estoi unido en " comunion con ,"uestra santidad, es decir con la catedra de PedrŒ sohre la cual sé que esta tundada la Iglesia. CUall¡uiera que coma " la pascua fuera de esta casa es un profano; si 110 permanece l'ne I arca de ~oe, pererrra en el diluvio. No l'onozco a Vidal, rechazo " a IIIeIeeio. ignoro a Paulino. El quI' no allrga ('ontigo, desparrama " es decir, el que no esta con Cristo, es ante-eristo (Hl). S. Agustin, llamado justalTlt'nte por Rossuet el mas doeto i profundo de los Padres, enseña: "que los que l'stan separados de I'edro, sin duda llÍn¡wna l'stan furra dela Iglesia, por que.Jt'sw·risto dijo: sobre esta ,. pie(fra edifit'aré mi Iglesia. (1\)) Cualquiera que se separa de la " unidad católica, por laudable que parezca en lo dernas fill manera ., de vivir, por el solo pecado de estar separado de la unidad de Cristo l) (13) DeJ¿ael'es. L. Ill. C. 3. (14) De praescr. e. 36.37. (15) De pu(lieUia. e. 1 (tG) Ep.-39. De Vnitat. Eccles. Ep.54. (17) In. psalm. 40. sel'm 111, de mirae. (til) Ep. 57,ad Dumas. (t9) De unitat· bccles. c. 19. Ep. 74. -ti" no tendrá vida; sino que la ira de Dios está sobre él. (20) Nada .• hai mas grave que el sacrilejio del cisma, por que no puede habel' f' necesidadjusta de romper la unidad. (21) San Cirilo de Alejandría: "Es al Pontlfice Romano a quien debe" mos reeurrir para saber lo que se ha de creer i observar. Dirijáf' monos a él, reverenciándolo sobre todos los otros, porque él solo " tiene derecho de reprender, correjir, estatuir, disponer, atar i desa" tar, haciendo lasveces tiel que lo constituyó, i que a ninguno le dió " como a él solo su plepo )Joder: por lo (lual es tic derecho divino " que toda cabeza se Incline delante de él, i le obedecen los primados " del mundo como a Jesucristo. (22) San Juan Crisóstomo llama a "Pedro el primero de los Apóstoles, " a quien fué encargado el cuidado de todo el universo, jefe de los " Apóstoles, príncipe del colejio apostólico, órgano de los discípulos, •• columna de la Iglesia, amparo de su fé." (23) Preciso es interrumpir aquí la palabra de los Hilarios de Poitiers, de los Vicente de Lerins, de los Prosperos, de los Gregorios, de lOll Basilios, de los Bernardos, para referir las solemnes decisiones de la Iglesia Santa en sus concilios eucuménieos.EI primero declara:que " el OiJispo que tiene su sede en Roma es cabeza i príncipe de todos •• los patriarcas, porque en realidad él es el primero como San Pedro, " a quien es cunferida la potestad sobre todos los príncipes cristianos i " sobre todos los pueblos, como que es el Vicario de Nuestro Señor " sobre todos los pueblos i sobre toda la Iglesia cristiana; icualquiera " que lo contradiJere ~ea escomu]gado." (24) El Concillo de Efeso: •• Nadie duda i en todos los siglos está reco" nacido, que el Santísimo i Bienaventurado Pedro, príncipe i cabeza I' de los Apóstoles, columna de la fé, i fundamento de la Iglesia, reei" bió de Nuestro Señor Jesucristo, Salvador i Redentor del jénero II humano las llaves del reino de los cielos,con el poder de atar i desatar " los pecados: el cual hasta el tiempo presente i siempre vive en sus " succesores i ejerce ¡>or ellos el derecho de juzgar." (25) El de Calcedonia, declara al Papa: "Padre de los padres, PontIfiee " de los obispoSl Ilje de la Iglesia católica, fundamento de la fé.» Condena este concilio a'Dioscoro, por habersc atrevido a celebrar un coqcilio sin autoridad de la Silla Av.0stólica; i leida la carta del Papa San Leon a Flaviano, clama el conCilio: "Esta es la fé de nuestros padres, " la fé de los Apóstoles Pedro ha hablado poi' Leon." (26) El sesto Concilio jeneral, Constaqtinopolitano tercero, dió las ma$ solemnes pruebas de la plenitud de la potestad del Papa; i pidjéndole la confirmacíon de lo que habian hecho, se espresan asilos PP: "A vOl! ;, como que ocupais la primera Silla de la Iglesia católica, como <{ut) (20) Hp. 141. (21) Lib. II cant,.. ep. Parmen. (22) Apud. Thsaurs. /lenr, (2:3) .1dversus. Judeos. tom. 2. col. tom.3 col. 626. tom. 4. col. 368, (24) I.abbe, Concito (25) Ivid. (26) ibid. r. Kaltesieu. 72. -7'" " " " " " estais establecido sobre Ja firme picdra de la fé, sometemos Jo que se ha hecho, conviniendo de todo corazon en Jas cartas de la confesion verdadera enviadas por Vuestra Beatitud paternal a nuestro piadoso emrerador; cartas !Jue reconocemos como divinamente escritas por e Jefe Supremo de los Apóstoles, i por las cuáles hemos puesto fin a los errores de la Meva herejía (el Monotelismo.") (27) 1':1 septima Concilio jeneral, Niceno 2. o, se espresa de esta manera: e e El Bienaventurado San Pedro, principe de los Apóstoles, que se cc sentó el primero en la Santa Silla, ha trasmitido a sus SuccllSores, e e que jamas dejaran de llenada, el principado de su apostolado, i su " cualidad de pastor, con la misma autoridad i el mIsmo poder que " recibió él de Jesucristo .... La Silla de este Apóstol (San Pedro) que " ejerce la primacía en todo el universo, es la cabeza de todas iglesias de Dios. AsI, el Bienaventurado San Pedro, que gobierna la Iglesia " por precepto del Señor, nada ha dejado disuelto, i retuvo i retiene " siempre el principado." (28) El duodecimo Concilio jeneral, Lateranense 4" declara: "Oue la c, Iglesia Romanaen su cualidad de madre i maestra de todos los fieles, " tiene, por dispocision del mismo Jesucristo, el p,rincipado de la po" testad ordinaria sobre todas las demas iglesias. '(29) En el decimocuarto Conciliojeneral, segundo de Lean, Jas obispos griegos i el emperador Miguel palèologo, se hallan acordes con los latinos, i profesan altamente el primado i la supremacia de la Iglesia Romana; reconociendo que: " ella obtiene el supremo i pleno primado, " i el principado sobre la Iglesia universal: cuva principado recibió " con plenitud de potestad del mismo Jesucristo cri la persona del " Bienaventurado Pedro, príncipe i cabeza de los Apóstoles, a quien " ha succedido 01Pontífice Romano." (30) En el Concilio de Florencia en 1439 suscribieron tambien los gos, los armenios i los maronitas con los latinos esta definieion: sc Tambien definimos que]a Santa Sede Apostólica i el Romano Pon" tífice tiene el prímado del universo, i que el mismo Pontífice Romano es succesor de San Pedro príncipe de los Apóstoles, i verdadero Je Vícario de Cristo, cabeza de todala I~lesia, i padre i doctor de todos " los cristianos: i que al mismo le fuê dada por N. S J. C. en San " Pedro plena potestad de apacentar, rejirigobernar a toda la Iglesia, " como tambien se contiene en las actas de los concilias ecuménicos i " en los sagrados cánones." (31) Finalmente el Coucilio de Trento ùltimo ecuménico, \lama a la Iglesia Romana cc madre i maestra de todas las iglesias:" reconoce al Papa cc coma Vicario de Cristo en la tierra, que se le lia dada la su•• prema potestad en toda la Iglesia, i por cuya autoridad i prudencia ,e grië- c, (27) Ibid tom. 6. col. 1073. (2R) Ibid. tOil!. 7. co'. 102 (2(1) ibid. tom. t1. lol 1()3. (30) Ibid. tom. 11. col. 966. (31) (bid. tom. 13 col. 1167. -8- " se establecerá lo que juzgue conveniente a la Iglesia' uniyersal. (32) Con los ojos fijos en la Escritura i en la Tradicion, compendiaba Bossuet los testimonios de ellas, haciéndose órgano de los siglos católicos cuando de esta manera se espresaba: "],:1 poder dado a muchos " lleva su restriccion en la partija, micntras que el puder dado a tino " solo, i sobre todos, i sin escepciolt importa la plenit1id; i no te" niendo que llartirlo con otro alguno, no tiene otros límites que los " de la regla .",. Todos reciben ellllisllIO poder. i todos del mismo odjen; pero no todos en ellllism'iJgrado .ni elt la misma esten!ñon, " !l0rque Jesucristo se comunica en la medida que le illace. i siempre " de la llIanaa mas conveniente a establecer la unidad en su Iglesia. " Jesucristo comienza por el primero, i en este primero él forma el " toclo, i por sí mismo desarrolla con órdelllo que pnso en uno solo. " peá1'O, dice Sail Agustin, que en el Itollor de su p,'imado l'epresen" taba toda la Iglesia, recibia tambien el primero i solo,las llat'es " al principio, que despues debían ser comunicadas a los otros, a " fin de que sepamos que la autoridad eclesiástica primeram¿n,te es" tablecida en uno solo, no sc ha dífundido. síno a ('olldicíon de ser " siempre reducida al principio de su unidad, i llue todos aquellos " <Iue hubiesen de ejer('~rlal deban mantenerse inseparablemente " ultidos a una misma cdteara. Esta cátedra es /a Homana, tan " celebrada por los Padres, i en la cual han exaltndo, a l'liai mas, el " " " " " " principado de la Silla Apóstolica. el principado principal, el el oríjen de la unidad, i en el puesto de Pedro el eminente grado de la cahdra sacerdotal, la Iglesia madre, que tiene al su mano la cOllducta de todas lcu,otras iglesias;cabezadel Episcopado,de donde parte el rayo del gobierno;cátedra principal en la cual todas guardan la unidad. En estas palabras hablan San Optato, San " " " " " " " Agustin, San Cipriano, San Ireneo, San Próspero, San Avito, San 'l'eodoreto, el concilio de Calcedonia i los demas; el Africa, las Galias, el Asia, el Oriente i el Oeeidende reUludos entre sí. J ved aquí, sin perjuicio de las luees divinas, estraordinarills i superabuudantes, i del poder proporcionado a tan grandes Iutes, que en los primeros tiempos tenian los Apóstoles, primeros fundadores de todas las iglesias cristianas; ved aquí,digo,lo <Iue debe permanecel', conforme a la palabra de Jesucristo i ala constante tradicion de nuC6" tros padres, en el ùrden comun de la Iglesia: i pues era un designio de Dios permitir, para probar a los fieles, que se suscitasen cismas i herejias, no habia una constítucion ni mas firme para sostenerse, ni mas fuerte para abatidas. Por esta éonstitucion todo es fuerte en la Iglesia. porque en ella todo es divino, todo unido; i como cada parte es divina, su conjunto es tal, que cada parte obra con la fuerza del todo, Por esto eril que nuestros predcI'esores, que Lan frecuentemente dijeron en los eOllcilios, que obraban en sos iglesias como vicarios de Jesucristo i suceesores de los Apóstoles enviadosinmedia" ta mente por él, dijeroll tambien en otros concilios lo mismo que los l'apas ell Chalons, en Viena i otros lugares, que obraban en nombre (32) Ses. VII. De baptism, can. 3.-Sess. Con tinuat. sess. v Dere/órm. c. 1. -n" (, " " " de Peclt·o l' ice-P"tl'i; Jlor b autoridad dada a torlos los obi~pos en la pt'rsona de Petll'o,auctoritate c}1iscop:·,.; 'J)f'r oeu! Ion PetJ'un¿ cul/ata; como vicario, de San Pedra Vicari! Petri; i dcciiln esta al mismo tiempo que obraban COll su autoridad ordinaria i subordinada: parque todo fué pUl'sto priuH'ramente cn San Pedro; i cs tal la correspondencia t'n todo el cuerpo de la Iglesia, que lo qne hace cada " obispo segun cI e~píritu i la regla de la unidad católica, toda la " Iglesia, todo el Episcopado lo hacen en el. De este modo no tienen todos juntos, sino una cÜtrdra, por la relacion cscncial que todos tienen en la C:itcdril Única, cn lil cual San Pedro i SIlS succesores ,. presidl'n. En consrclIrlH'ia de esta doctrina, todos deben obrar en el espíritu de la unidad católica; de milnera que cada obispo no diga nada. ni obre nada, ni piense nada, (lue la Iglrsia Ul1Ïversalno pue" da eonfesar." (33) Así I'Scomo se conserva la unidad de la Iglesia. -Hai unidad en cada Diócesis, pues Clue toda jurisdiceion. toJo poder conferido il los saeerdotes emana del obispo, que posee la plenitud del sacerclocio.• , El obis'po est'l en 1:1 Iglesia, i J:¡ Iglesia eu el obispo, dice "s. Cipriano, I quien quiera que no esta eon el ohispo, tampoco "esta en la Iglesia de Jesueristo. "(31) l\inguno puede hacer nada " en la Iglesia sin órc!c[\ del ohispo. 1\0 es permitido bautizar, ce" leoraI' agapes ..•. sin é:; pero todo lo que él aprobare, cs del beneplà•. cito de Dios. Los que son de Dios i de .Jesucristo, estos estan con " el obispo, asi COil\() la Iglesia esta unida a Jcsucri~to, i Jesueristo ., a su Padre» (35) E~la e~ la doctrina de S. I~naeio martiI', formado en el obispado por los mismos Apóstoles. Hai unidad en el Epis('opado, porque los obispos gobiernan Ulla parte de la grei, inseparable de la grei entera. Dios no los ha separado, siuo para facilitnrIt's el ejereicio deI ministerio; pero para <¡ue esta separaeion no perjudique a la unidad, les ha dado ¡¡ los mismos ohispos un .Tefe que los una a todos hajo su cay;¡do. Por esto,dice Bossuet, Jeslleristo confia a Pedro el gohierno de ws corderos i de sus orejas: de su grei c~tera: pasee ay /tos meos, pasee Does meas. A Pedro le ordena prImeramente aillade mas que Iodos los otros /Ipóstoles, i luego le cncarga que lo apaciente i gohierne todo, "con{eJ'os i ovejas, a los "hijos i las madres, a los mismos pastores: pastores respecto de " los pueblos, ovejas respecto de Pedro, ell el cual honran a Jesu" cristo." (3n) S. Pedró rué el primero en honrar a Jesucristo confesando su dÍl'inidad; el primero de los apóstoles que vio a Jesucristo resucitado, como que debia ser e] primer testigo de este milagro delante del pueblo; e] primero que propolle la eleccion de Ull apostoi en ]it¡.;ar de !.Iudas, 110 obstante, dice San .Juan CrisÜstolllo, que podia haberlo Ilomhrado por sí solo; el primero que confirma la fé por un milagro; el primero en convertir a los jlldîosj el pri (33) Sermo sur l' wdté de l' Egtis- Part. (34) Ep. 68. (35) Epist. (36) Scrm, ad Smyrn. Sill'. lH Imité ad Pldlad. ad Ephes. ele l' Eglis P. 1. 1. -tornero en recibir a los jentiles. Pedro eS:quien recibe la órden de bautizar a Cornelio; él, quien castiga a Ananias i Safira porque mintieron: él, quien confunde a Simon Ma¡;oj él, quien en el concllio de Jerusalen toma primero la palabra i pronuncia el juicio antes que todos. Siempre aparece el primero, como jefe i principe de los apóstoles, De la misma manera honra a Jesucristo por sus succesores des. de S. Lino hasta Pio IX. Los pontlfices de Roma testigos inmortales de la fé de la Iglesia, guardianes incorrupiibles de la revdacion, doctores infalibles de la verdad, centro de la unidad católil'.a, jefes del episcopado, que no puede cumplir su mision sino en la órbita de la unidad, no son mas que los fieles ecos de esta palabra salida de la boca del primero de los apóstoles a orillas del mar de Tiberiades: Tu ERES EL CRISTO HIJO DEL DIOS VIVO. I porque los succesores de Pedro, apesar del infierno i sus denegaciones, jamas han dejado de proclamar, propagar i defender la divinidad de Jesucristo, Jamas ha dejado de repetir a cada uno de ellos desde el Cielo Jesucristo: Tu ERES PEDRO I SOBBE ESTA.rII::DRA EDIFICARÉ MI IGLESIA, I LAS PUERTAS DEL INFIEB:SO NO rREVALECEBAN CO¡oiiTRA ELLA. Si, jamas prevalecerán. Los siglos pasados dan ya el cumplimiento de la palabra de Dios, i los venideros se apresuran a comprobarla tamblen. Llamemos a los innumerables obispos, que bajo la autoridad de los pontífices romanos han gobernado las iglesias particulares, que debian iluminar con la luz de la i consolar con el don de la grácia. ¿ No fué moviéndose en la órbita de la autoridad suprema del centro de la Iglesia que conservaron el depósito de la fé i sostuvieren el lazo de la unidad? ¿ ~o fué el símbolo de la Igh~sia Romana el que enseñaron? I habrian guardado la uni. dad las iglesias particulares del mundo católico, si hubiesen dl'jado de reconocer a ROft1a por madre i maestra de todas las iglesias? Absurdo es hasta el pensar que, lejos del centro inmortal en cuyo rededor cumplen elfas desde los apóstoles sus grandes destinos, les hubiera sido posible realizar esa unidad compacta, viva, indestructible, que forma hoi como en Jerusalell, el caracter que la distingue en medio de la anarquía de las sectas i de las ruinas amontonadas de las humanas opiniones. l Que responderian los enemigos del Catolicismo, si evocásemos de sus sepulcros los millones de sacerdotes que, ~in participar la autoridad de los obispos, llevaron tambien el peso de sus solicitudes i fueron asociados a su mision? ¿ No han predicado en t9 siglos en la tierra un mismo Dios, una misma fé, un mismo culto? ; Ignorase que jamás la I~lesia ha dado el ósculo de paz i el sacramento de la eterna misericordia a ninguu I'efraetario, sin haber recibido antes de sus labios moribundos la expresion púbJica de su símbolo recitado a presencia de la muerte i de la eternidad? Todo sacerdote que muere en comunion con la Iglésia, es UIl testig o de su fé i apóstol de su unidad. ¿ I quien podra coutar los que la Iglesia ha inscrito eu las dípti. te -11- cas de la esperanza? ¿ Quien dirá el nùmero de los hijos de esa grande tribu de sacerdotes i levitas propagadores de la unidad ca. làliea? Lns estrellas del firmamento son menos numerosas que esos astros innumerables en el cielo de la jerarquía sacerdotal. Venid ahora, naciones de la tierra, que recibisteis en la vIda la buena nueva del Evanjelio; que descendiendo al sepulcro llevais. teis el símbolo de la fé romana; venid a decir al impío cual fué la estrella que brilló sobre nuestra cuna, i qué signo selló vuestro sepulcro. Tribus rejeneradas por la gracia, siempre vivas a la somliras de la cruz, en el seno del sueño del sepulcro que acabará bien pronto, decid cual fué nuestra fé! Venid de los cuatro vientos del cielo, descended al vasto campo del tiempo, formando en derredor del incrédulo UIl círculo de verdad i de luz, i alzando vuestra voz haced que resuenen los acentos de las creencias católicas! El símbolo de la iglesia romana en el que repiten todos estos innumerables hijos de la esperanza. ¿ Pero lJue hai mas imponente que el inmenso testimonio de los discípulos de e~ta ~ruz que brilla e!t la cupÚla de S. Pedro? Nada hm en la hIstorIa de la humamdad que pueda asemejarse a este testimonio de la unidad católica. Doscientos millones de hombres diseminados como el polvo en el globo creen ahora mismo lo que Jesucristo enseñó a sus discípulos: millares de obispos i sacerdotes predican, defienden, 'propagan la misma fé que los apóstoles predICaron, i que los martires scllaron l'on su sangre, el mismo culto del Dios verdadero que ellos le tributaron: i nosotros con todos aquellos obramos en la misma unidad que conservaron ellos i guI.' los sucesores de Pedro perpetúan. Hoï, como en todos los siglos que nos han precedido, la voz inmortal de la jerarquía repite en el uuil'erso; un Señor, una/é, Un bautismo, Ulla Iglesia. i Oh! Que brilante es la antorcha de la unidad católica! El Pontificado supremo, los oráculos de los santos concilios ecuménicos, la inmutable enseñanza del episcopado trasmitida a las naciones por la boca de innumerables tribus del sacerdocio, la identidad de la enselîanza de los doctores de. la Iglesia, la fé inalterable en todos los tiempos; wd aquí la base sobre que reposa la uni~ dad que forma el atributo visible, incQmunicable de la Iglesia de Jesucristo. " Gracias inmortales os sean dadas i SClior I por habernos hecho " nacer en medio de vuestra Iglesia, )lor habernos puesto en el " nÚmero ele los hijos de vustra Iglesia, por lIabernos mantenido con " el pan de la doctrina de vuestra Iglesia; de esta Iglesia formada " con la sangre de vuestro Hijo su cabeza invisible, cuyo lugar 0" cupan S. Pedro i sussuceesores como cabeza VIsible de esta Iglesia " católicn, apostólica, romana •• Única verdadera Iglesia; de esta l. " glesia colulllna de la verdaã i contra la cual las puertas del inc. tierno no han prevalecido, ni prevalecernn jamás. Felices si por una " vida conforme a las di vinas enselianzas i a las reglas de esta ,. 1p;lesia, en la cual hemos tenido la dicha de haher sido educa. l' dos i adoptados )lar hijos vuestros, mcreciéremos ser coronados -12- " en la mansion de vuestra gloria i participar de la hiena\'('nturanza de vuestros ('sc(ljido~. (3i I ¿ ~e atreveran a parecer delante de la Igll'sia i disputarle su inmortal uDldad las sectas separadas? j Oh dolor! Ved, hermauOll e hijos carísimos; alfu!'l Oriente gloria de la Iglesia I>lltiempo de los Atanasios, Gregorios, Crisóstomos, Basilios. ¡Ese ignorante patriar· ea de Constatinopla, encorvado delante del ¡.;ran SeilOr, os parece órgano de la autoridad suprema irrelorlllable conlin'ida pOI" J~uc.l'iS: to a Pedro i SlIS suceesores? ¿ Tiene el aspecto de V¡('ario de J. C? Pero, ¿ de dónde saca su autol'idad? ¿ Cual es la succeciOll de 108 patriarcas ciSlllaticos de Constalltinopla? El ojo del hombre ob¡;ervador no percille en esas vastas l't'jioues, alites tan ricas de fé ide luces, sino una colecclOn de sectas iudependielltcs e inlllobles, como las lozas que cubreu huesos aridos. Rompielldo la unidad 1:3tólica, las sectas del oricnte inscrillieron en la tiara de sus obis¡Kls; rebellun-ba¡·barie. Ved esa I«¡esia núsa con su episcopado senil i sus popes ignoran. te s; ¿ dan aj'~una muestra del si~no celestial de la unidad? ¿ Donde está entre ellos la autoridad jel'arquica 'l\le desdende de un poder supremo? ¿De quien depeudt,u los obispos rusos ell las co~as del Cielo? De los caprichos del emperador, En esa tiena donde 110 ha alhoreado todavía la lilJertad, todo esta eOllcentrado en el Czar. Obispos. Sacerdotes, puehlos, creen lo que el emperadol' les ordena creer; su voluntad es la lei suprema, su espada el cayado pastoral, i las hulas pontificales de esas iglesias dejeuerndas son los ukases de los Czares. La unidad de las igleSias rusas es la de los sepulcros, i la inmovilidad de la lIIuerte su nota distintiva, así como la \'0luntad del príncipe es el m'tículo fundamental de sus símholos i la piedra angular de su autoridad. Ailí está en toda su desnudez a los ojos 'de los anjeles i de los homllres aquel grande escanda lo de ql1e Bossuet hizo solemnemente cargo ul protestantismo cuando dijo: ~' Hacer dependiente la potestad de los pastores eu su ejereicio i en •• sus funciones de la potestad' temporal, es sin duda la adulaciou " Illas inauditn i mas escandalosa que jamas haya eabido en eles" píritu humano: es un atentado que Ull corazon cristiano no puede ,. escuchar sinjemir, es hacer pedazos el cristianismo i preparar el •• camino al Antecristo. ('J8) El protestantismo ofrece el espectaculo de lo que es la razon lmmana que confía en su propia prudencia, porque escrito esta por el dedo de Dios: ¡Ai de lJOsotros lus que os tenei,ç pur sabios en Vz.estTos ujos, i pur prudente,! allá en vuestro illteriur(;~!}) Fundado el protestantismo en la iudependeneia allsoluta de la razon indi\'idunl, como sobre el menosprecio de las tradiciones sagradas, viene a ser una idolatría del egoismo i de la cODcicucia propia. Con la Billlia en la mano, cada protestante se cree iuvestido del dere(37) lJourdalue. (38) Histoire des Fairations, Lb. 15 n. 121. (39) J sai. v. 21 Lib. 7. n. 44-Lb. 10. n. 115- -13cho radical de hncer hrolar de ella ci símbolo de su fé, el código de sus deberes, la regla de sus c05tumbres. Los frutos de este sentido privado, o lihre examen, hnn sido infinitas seclas nacidas de otras seelas, símbolos que reemplazan a otros símbolos; i como la lei del individualismo es una lei de inl'ariable instabilidad, la historia del protestantismo contiene mns errores (lue todos los siglos preccdentes; sin que hnya podido ninguna de sus innumerahles fl'aecioIles realizar un simulaero de unidad relíjiosa, ni lin solo homhre estar acorde consigo mismo en sus doctrinas. Los heehos hablan mas claro que Jas induc\'Íones lójieas. Algunas sectas ticlIell un fantasma de episcopado, pero¿donde cst:'! su jefe? ? de quién dependen? ¿ (lué creen? ¿ qué enseñan? Cien cultos que se dieen cristianos, que hacen profesion de creer el evanjelio, i todos contrarios los unos a los otros, están dieiendo a los preséntes i a los venider()~, que no son ese único aprisco hajo de un solo pastor fundado IlOf Jesucristo ;(lue sucenlro de unidad es la duda, la incertidumbre í la versatilidad; (lue su lmico yínculo relijioso es el ódio eO/1lun a la Iglesia madre maestra de los cristianos. ¡I eslos serian ('.ultos rivales serian el fruto de la re(lencion del Hiio de Dios hecho homure? ¡La Sabidurla etl'rna habria encarnado para imprimir a la relijion 'erdadera ~I sello de la rebelion, del ódio i de la llJl'ntira? No hai entre Jas sectas otra eODl'crjencia que la que las lleva hácia la indiferencia, vasto sepulcro a donde van a sepultarse todas sus creencias, cailla lo predijo Bossuet, i lo ve nuestro siglo. Existe tambien otra secta 'lue conserva los nombres i destruye Jas l'osas; llue Iwbl:m<lo de la Iglesia se la finje a su modo; que daudose sus individuos eûn arrogancia el nombre de católicos, no conser- \'an lo que siempre, lo que en todas partes, lo que por todos se cree i observa; qne llamando centro de uuidad la Catedra Romana, le quita sus mas preeiosos atributos, hal'iéndola inaetÍl'a, incapaz de confirmar, ui eorrejir; i lJue mostrandose a Jas veces relijlosa en el esterior i en las palauras, no cree ningun do"ma. Esta secta considerada por algunos como una especie de in8efcrentistas, es en el fondo una liga del jansenismo i de la incredulidad, la misma (lue formó la llamada constitucion civil del clero en Francia, que reeorre los paises católíeos cual epidémia mortífera, a los prineipios encubierta, timida, desconfiada; luego arrogante, decisiva, arhitraria, siempre falaz; i uada ménos se ltropone que desorganizar la jcrarquía, Sill combatir de frente el aparato exterior del culto, por deslumbrnr a la muchedumbre ignorante; pero trata de destruir la unidad C.atb!ic3 rompiendo los lazos de las iglesias particulares con la Cátedra de San pcdro, i someter todo el réjimen de la 19lesia a la potestad temporal, convirticndo la relijion en Ull mero instrumento dc politica, i la Iglesia en una ínstitueion puramente humana. Esto hizo esta secta en :Francia en 1790; esto intentó en Espa¡la en 1842, iesto pretende en donde quiera que consigue medios para ejecutar sus planes concebidos en fas tinieulas. De aquí el clamar que no tocan a la fé, que no suprimen el culto, que no impiden los sacramentos; pero al mismo tiempo introdueen el drsórden en el clero, i apellidan estranjero el poder santo i dil'íno de que eslÙ -14Investido el primado universal, que es idéntica mente el misnid de Jesucristo, i como Jesucristo no puede ser estranjero en niguna parte, tampoco puede serIo su VicarIo que lo representa en la tierra. Con todas estas artes se pretende llor los sectarios del jansenismO i de la incredulidad cortar el canal de la mision lejítima, que naec siempre de la Cdtedra principal, de donde únicamente puede partir el rayo del gobierno: i sin mision lejítima todo desaparece, fé, administracion de los sacramentos, la misma relijion. POl'<luesi la fé no puede subsistir largo tiempo con el cisma corrio lo acredita el triste ejemplo de las iglesias separadas; el eisma lIegá a ser inevitable cuando 'Ia union eon la cabeza visWle de la Iglesia deja de ser tal <!UalJesucristo 1a Instituyó; i nadie sino la misma Iglesia lpuede determinar cuales deban ser los medios de ejercitar esa comunion, en virtud de la potestad que recibió de su Divino fundador. Esta potestad superior a todo lo terreno por su naturaleza toda divina, por la santidad de sus funciones, i por el fin espiritual que se propone, es comunicada a todos los obispos; pero sin ser dividida, para asegurar la unidad de la Iglesia por la obediencia al Jefe visible de eJla: esta obediencia conserva la unidad de cabeza, la unidad de cabeza conserva la unidad de ministerio, la unidad de ministerio conserva la unidad de co'munion, la unidad de comunion conservn la unidad de fé. Quitad la obediencia al Papa Vicario de Jesucristo, i todo va por tierra hasta la misma fé i la relijion. A vista de tan luminosa doctrina fundada en la Escritura Santa i en la Tradicion, ¿ qué deberemos pensar de los que con la eterna cantinela de las falsas decretales, de la usurpaejon de los derechos de los obispos por los Pavas; con las frases de curia romana, monarquIa ulllversal, despotIsmo, codicia, corrupcion de Roma, p-çe· tenden destruir con una plumada la disciplina de la Iglesia para romper la unidad? No podemos creer que la caridad i el zelo de la relijlOn les animen; porque el que no està unido a la Cabeza de la Iglesia, no vive de la caridad, fil hai zelo verdadero en los que pretenden dictar la lei a aquellos mismos a quienes Jesucristo mandó escuchar i seguir. Todo el blanco de sus deseos es independizar las iglesias particulares de la Iglesia Madre, de la Catedra principal, para esclavizar de este modo al Sacerdocio, haciéndolo ¡nutil para Dio" iniltit para los pueblos, inùtil para todo; porque un sacerdocio cuya jerarquía no está íntimamente unida con el centro de ella, no es el Sacerdocio de Jesucristo: son ministros humanos que vienen de otra patte, que no entraron por la puerta, sino como salteadotes i ladtones, segun la palabra del mismo Salvador i la deliniciou del Tridentino. A esto se reducen, en suma, los diferentes escollos que nos rodean, i las emhoscadas que el hombre enemigo prepara contra nosotros i contra los fieles. A vosotros, pues, venerables cooperadores, tor,a redohlar el zeIn i redoblar vuestros esfuerzos contra los errores que circulan, que envenenan las ovejas de Cristo, de las cuales he1ll0S de dar una estrecha cuenta. Haced de esta ínstrueccion jeneral el asunto de vuestras instrucciones particulares; poncdlas al aleauee -t5- tie la capacidad de los simples, no olvidando gue somos d'eudores~ como lo enseña el A)lóstol, a los sabios i a los Ignorantes, a los espíritus débiles i a los que se llaman fuertes. Respecto de vosotros es que se puede decir con el Profeta que una grande red se os ha tendido sobre el monte Thabor (40); i teneis que defenderos mas que todos, de esos hombres insidiosos que quisieran, segun dicen, poneros en armon!a con el siglo, es decir con el caos: contra vosotros es contra quienes se desencadena el fuerte armado (41), que es el jenio del mal; i es preciso oponerle todo el jenio del bien. Firmes al pié de la Catedra de San Pedro, hijos fieles del Vicario de Jesucristo, sin escuchar a otro que a él, siempreseguireis el camino recto, i jamas se os podrá tener por jentiles i publicanos por no haber escuchado a la Iglesia; al contrario ovendo a lossuccesores de los Apóstoles, los escuCTmisa ellos, i en ellos a Jesucristo. De esta manera eon una caridad que no se agota, porque la fecundiza el centro de ella, i con una firmeza que no se ahate, porque la sostiene el qu~ tiene en su mano el universo, enseñareis al siglo que si su sabiduría es del tiempo i varia con el tiempo, la de .Jesucristo es eterna; que Jesucristo es el mismo que ayer I hasta la eternidad; que la virjinal pureza de su doctrina es siempre la misma; que si el mundo varia con las revoluciones, las enseñanzas de la Iglesia i su jerarquía ni varían, ni pueden variar, por ser eternas como Dios; que si la filosofia es versatil como la opinion, la relijion es inmutable COIllODios; que si las luces del dia son nuevas, la verdad que anunciamos nosotros es eterna, i Ilue eon el solo hceho de habfársenos de novedad ell el eristianismo, ya tenemos todo lo necesario para rechazar i condenar cuanto no sea en todo lo que siempre, lo que en todas partes i por todos se!ta creido. Quod semper, quod ubique, quod ab oril1libus,hoc tenendum est. Pero si vuestros pastores, carlsimos hijos, tienen grandes deberes que llenar respecto de vosotros, tamhien los teneis vosotros para con ellos. Si deben instruiros, vosotros debeis eseucharles; si Jlor su estado se hallan encargados de enseñaros vuestras obli~aciones, vosotros debeis consolarles por vuestra prontitud en atender a sus ministerios, i por vuestra fidelidad en uniformaros a las santas leyes que os impone el augusto carácter de cristianos. En el sauto tiemjlo de cuaresma, tiempo de penitencia Jlara prepararnos a la santa Pascua, a la cual os llama la Iglesia, ebeis entrar en vosotros mismos por reflexiones serias i detenidas; i al mismo tiempo que seguirels a "uestros pastores, esos !tombres de Dius, que os mlUncian la palabra del Señor, i os muestran el camino de la cruz, ad"irtiendoas que en este mundo no hai felicidad entera, rechazad fejos de Tosotros a los inventores de sistemas de esa felicidad imajinaria, que os prometen contra la experiencia de los siglos i contra su propia conciencia. La suma de la sabiduría de la VIda no esta en las doetrinas de los filósofos, que prometen una rejeneracion ahsoluta, ofreciendo hacer de este valle de lagrimas un para iso de bienaventura(40) Osae. v. 11. (41) LÚc. XI. 21. -16dos; semrjantes promesas no son otra cosa que la repeticion de la insidiosa seduceion eon que el espíritu de las tinieblas engañó a nuestros primeros padres, diciéndoles que llegarian a ser como dioses: así los sectarios del progreso indefiniào. de la perfeccion absoluta o del .mcialismo i comuni.mlO, emhaucan a las muchedumbres prometiéndoles dichas tan mentirosas como las de la serpieo.te. ooc· Por esto la Silla Apostólica siempre vijilante contra las trinas erroneas que se oponen a los preceptos del Señor, ha reprobado semejantes sistemas, i amonestado gravemente a los fieles para que se aparten del peligro.» Esas doctrinas de depraC< lacion i esos sistemas, dice el Sumo Pontífice Pio IX, es ya conoC< cido por todos. que tieuen por lin principal esparcir enel puéblo, " abusando de las }lalabras Iibt>rtad e igualdad, las perniciosas inC< venciones del comunismo i del socialismo; aunque por mediQs « i modos diversos, se proponen UI1 mismo fin, que es tener \lJl " aJitacion continua a los obreros i clases inferiores, i habituarias c poco a poco a hechos mas i mas criminales, deslumbrãndolíls con C< artificioso lenguaje, i seduciendolas con la promesa de unlestado de « vida mas felíz, para despues atacar auxiliados por ellos a toda " potestad superior, pillar, dilapidar, invadir desde luego las propiedades de la I~lesia, i sucsesivamente todas las demas, i conculcar en fin toaos los derechos divinos i humanos, acarreando C< la destruccion del culto de Dios, i el trastorno de todo órden C< en las sociedades civíles. Entiendan, pues, los fieles que es " esencia I a la naturaleza misma de la sociedad que todos obebezcán C< a la autoridad lejltimamente constituida en ella, i que no admlC< ten mudanza alguna aquellos preceptos del SeilOr, que sobre esta « materia anuncian los Libros sagrados .. Toda persona esté sujeta n a las potestades superiores: porque no hai potestad que 110 lC provenga de Dios; i Dios es el que ha establecido las que ecC< sisten. Por lo cual quien desoóedece a las potestades, a la « ordenacian de Dios desoóedece. De consiguiente los que tal C< hacen, ellos mi,smos se aCa7'rean la condenacion (42) Sepan tambien que. cn la condicion de las ('osas humanlls, es natural c cc indispensable que. aun fuera de aquellos que gozan de mas ele« vada autoridad, los unos aventajen a los otros, ya en diversos don tes de alma o cuerpo, ya en lasriquczas, ya en otros bienesesteriores de la misma clase, i que jarnas bajo pretesto alguno de libertad o igualdad, puede ser Iíeito invadir los bienes o derechos ajenos, " o violarlos de cualquier modo. Sobre esta materia los manda" mientos divrrsos estampados acá i allá en los Libros Santos, son " harto claros, i nos prohiben formalmente no solo apoderarnosde lo (( ajeno, sino el codiciarlo "-( 43 ). Ved :lhor:l cual es la suma de la sabiduría, regla infalible de los hijos de .lt·sucrislo: Bu.scad primero e~ Reino de Dias, i su justiC< C< C< C< C< (42) Rom. XIII. (43) Encíclyca 1,2. ad. Epi~·cap. ftaliae, R Decem. 1849. -17cia; i todas las del/!as cosas se O.f dará¡J por añadidura." (.14); es· decir que la sola cosa nccesaria, es la relijion, i la justicia que na· ce de ella: primel'u, ante todas cosas, porque con ella se tiene todo; con ella pueden llevarse bien todas las privaciones, i con ella vienen luego los bienes sociales; aquellos bienes, no que satisfagan los apetitos desordenados, especialmeute ùe la avaricia i la sensualidad, que idola· tra nuestro siglo; sino los que dan la paz, el órden, la justicia, el recíproco respeto a los derechos ajenos; los que hacen de la sociedad doméstica la mansion de la tra(fuilidad, de la dulzura de la vida, consolando al padre hijos dóciles i respetuosos; llenando de alegría a la madre la piedad i rclijion de toda la familia; i naciendo de esas familias pacificas i morales el desarrollo de la industria con la buena fé, la probidad i la confianza. Pero sin la relijion, lejos de obtener estos bienes, solo cosechareis corrupcion i muerte. i Felíz i blenaventnrado el pueblo que sepa penetrarse de estas palabras de Jesucristo, haciendo de ellas la regla soherana de su conducta! I Feliz el pastor que llegue a penetrar en los espíritus i en los corazones de sus fieles estas verdades saludables, i por prueba del buen éxito de su predicacion viere cesar los desórdenes que aOijen su ministerio, entre los cuales no es pequeño el menosprecio del santo tiempo de cuaresma i la inobservancia de las leyes de la penitellcia! Que Jas dispensas con que la piedad maternal de la Iglesia mitiga sus cánones, no sean un motivo para eximirse de la mortificacion, Hermanos e hijOli carísimos; antes bien suplamos COll la oracion i con todo jénero de buenas obras lo que falta a las obras de expiacion, de que somos deudores a Dios, para que su infinita misericordia se compadezca de nuestra amarga situacion, i aJeje de nuestro suelo el demonio de la incredulidad, reanimando Ja antigua fé i Ja esclarecida piedad de nuestros padres; a fin de que libertados de leu manos de nuestros enemigos espirituales le sirvamos sin temor con santidad i justicia todos los dias de nuestra vida (45). CONCEllEMOStambien para este año las mismas dispensas que en los anteriores, con arreglo a las facultades que tenemos de la Santa Sede Apostólica. 1. o podrà usarse de alimentos de carnes saludables en la eua· resma i en los demas dias de ayuno, i eu los de abstinencia del año con las esceJlCiones que constan en la tabla formada Ipor nuestra Secretaría en 27 de Diciembre de 1836. Esta gracia durará hasta la víspera del mi~rcoles de Ceniza del año de 1852. 2. o Todos los que quisieren hacer uso de la ~acia espresada da· ràn una vez en cf año de la concesion, i segun lo que su caridad les sujiera, una limosna a la Iglesia parroquial de su residencia. Los pobres, los jornaleros i los hijos de familia, rezarán una vez en el año de la concesion treinta i tres padre nuestros en memoria de los VI. 33. (45) Lúc. l. 74, 75. (44) Math. -18treinta i tres aiios que vivió Nuestro Señor Jesucristo Los Ilrivilejios de los indijenas quedan en su vigor. en la tierra 3. o !.os Curas ha.ràn poner una arquma en sus iglesias para que ecben alU los Geles las limosnas, o destinaran llara este fin tem· Jlol'alJueute la que hubiere en sus iglesias, aunque tenga otro ob· ,teto. Donde no sea {acil pmler la arquirla se darán las limosnas allllayordomo de fábriea: él tomará tamhien las que resulten de la lU'quilla, i todai se destinarâll a 105 reparos de lai iglesias, espeeialmeute de ornamentos ... 4. o Los m.ilitares vetera.os i de guarda Daciolloal en serviciG 'Iuedan dispensados de la abSÜllfficia i del ayuno; pero no l'odrán PfOllliscuar. Los militares retirados o que no estén en serviCIO, se~uir:ill la regla COffiWlde todos \,or; Heles de la Arquidióccsis. Este edicto se publicará en Nuesrra Santa IgIe&ia lUeuQIIOUtana ell ms.parroquiales. Dodo en Bogotá, a 4ÎfIl tie Febrer8 de uùlochocientDs cin~ ''Uenta i uno. El Seeretario Gregorio de Jesus Fonseca. lmpr. de "ElVia" por J. Ayarzll "I"'.l!A._ :w3I:JI:....~. De las fiestas i ayullos que debrn obsen'arse en la Arquidiócesis de lIogotá, con arreglo a tas disposiciones de la Santa Sede /Jpostólica; formada de órd en icon aprobacion del I {[mo S r .Arzobispo diocesano. Fiestas en que obligan ambos preceptos de oir misa i no trabajar. FIJAS. ENERo.-Dia 1. o La Circuncision de N. S. J. C.-Dia G. La Epifánía del Señor. FEBlIERO.-Dj;¡ 2. La Purificacíon de María Santísima Ntra. Sra. J\IARzo.-Dia 2.). La Anunciacion de Nuestra Señora iEncarnacion del Verbo. JUNIO -Dia 29. San Pl'dro i San Pablo Apóstoles. AGOSTO.-Dj¿} !5. La Asuncion de Nuestra Señora. SETlimnRF..-Dia 8. La Natividad de María Santísima. NOVIEMRIIF..-Dia 1. o La fiesta de Todos los Santos. DICIE)IBnp..-Dia 8. La Coneepcion inmaculada de María SanUsima.-Dia 25. La Natil'idad de:\ S. J. C. IIIOVIBLES. La Ascencion del SeilOr. La fiesta de Corpus-Christi. Todos los Domingos del año. Fiesta en que solo obliga el (:recepto de air misa, l\IADzo.-Dia 19. San José Esposo de la Vírjen Santísima, DIAS DY. AYUNO. t. o Todos los dias d~ la cuaresma desde ci miércoles de cCl\lza hasta el sábado santo inclusive. 2, o Las (~uatro témporas del alÎo. que son: el miércoles, viérnes i sábado de la primera semana de cuaresma; los mismo;; dias en la semana depelltecostés: I<lsmismos dia~ en la tercera selIlana de setiembre, i los mismos dias eo la I[~r('('ra semana de Adfiellto. 3. o Los \'iérnés ¡ s;ihaoos del AdviE'llto. 4. o Las \'ijilias dt, ¡;1S tit'slas siguientes: Pentecostés, San Pedro i San Pahlo, la Asullciou de i\ucstra SCÎlora. Todos Santos i la ~atividad de N. S . .I. C. NOTA.-Cuando la Anunciacion CHeeu viêrnes o sábado santo se transfiere allÚues de la semana de Cuasimodo con la obligacion de ambos prcceptos.-La fiesta del llanto patrono se transfiere al domingo siguiente. NOTA .-Que con [\I-reglo a la actual dispensa concedida por ri Ilustrísimo Señor AI'7.ohispo, en virtud de las sólitas, se puede ('omer carnc en los dias de ayuno o abstinencia, a escepcioIl de los si¡!;uicntes: miércolrs elr eeniza, todos los "iél'lles de cuaresma, los cuatro Últimos dins de In semana santa; i las "i¡ilias de Pentecostés, rie San Pedl'l) í Sau Pnblo, de la Asuncion de Nuestra Seùora i de la ;\ath-idad de ~. S,.r. C.-Bo~otá •.21 de diciembre de 1836.El Srcl'etal'Ïu del Hrzobíspildo,-.!OSE JUARfA DE blENDOZA.