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CURSO QUÍMICA Y SOCIEDAD CNQ- 100 PROFESORA: CARMENZA URIBE MEDIOS DE COMUNICACIÓN E IMAGEN DE LA CIENCIA Básicamente existen dos imágenes de la ciencia bien diferenciadas: la que se propaga a través de los medios de comunicación y la que se imparte en centros educativos y ambas provienen de una misma fuente: la concepción heredada de la ciencia. De acuerdo con esta concepción, la ciencia se ve como una empresa autónoma, objetiva, neutral y basada en la aplicación de un código de racionalidad ajeno a cualquier tipo de interferencia externa. Podría decirse que los periodistas no son meros mediadores del conocimiento que se produce en el ámbito restringido y especializado de los centros de investigación científica, sino que su trabajo consiste más bien en construir y hacer circular socialmente la realidad de la tecnociencia, a partir del discurso especializado de los científicos. Durante las últimas décadas han surgido numerosas preguntas sobre el papel social de la ciencia y acerca de sus peligrosas consecuencias; al poner el énfasis en tales consecuencias, se deja de lado el qué de la ciencia y se enfatiza el para qué. Los medios de comunicación contribuyen mediante sus prácticas institucionalizadas a consolidar una imagen social de la ciencia sustentada en valores como la objetividad, la neutralidad, y la autoridad cognitiva. Esta imagen, próxima a la imagen canónica definida por el empirismo lógico, es manifiestamente errónea, si se atiende a los nuevos estudios sociales y filosóficos de la ciencia y la tecnología. La percepción social del sistema ciencia-tecnología en las sociedades industrializadas es una percepción esquizofrénica. Los ámbitos académico y mediático han contribuido ciertamente a consolidar esta imagen. En particular, los medios de comunicación –aplicando sus normas de objetividad, basadas en la equidad testimonial- han favorecido una opinión pública dividida entre tecnófilos y tecnófobos. La imagen pública de la tecnociencia es positiva en líneas generales, pese a que la percepción que se tiene de sus efectos está polarizada: por una parte, hay depositadas grandes esperanzas en los adelantos que puede procurar la investigación biomédica o las nuevas tecnologías («contexto tecnooptimista»), pero, por la otra, existe gran preocupación por las consecuencias perniciosas derivadas de la manipulación de los recursos energéticos (energía nuclear, combustibles fósiles) o de los seres vivos (organismos modificados genéticamente) («contexto tecno-catastrofista»). En general, sin embargo, el periodismo científico reproduce y perpetúa la imagen optimista e idílica de la ciencia que preconizan los científicos, imagen que empezó a resquebrajarse y perder vigencia en los círculos filosóficos y sociológicos, a partir de la publicación en 1962 de la obra capital de Thomas S. Kuhn, La Estructura de las Revoluciones Científicas. De otro lado la imagen de la ciencia divulgada por los académicos adolece de practicidad. La ciencia se ha mostrado como un conjunto de conocimientos enciclopédicos, olvidando la mayoría de cuestiones prácticas, sobre todo en las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. La mayoría de los sistemas educativos usa la manera tradicional de enseñar ciencia: transmitir conceptos y destrezas cercanos a la concepción internalista de la ciencia, o sea la que evita cualquier asociación de sus antecedentes o sus consecuentes con la sociedad. Frecuentemente en el ámbito académico lo teórico se ha impuesto a lo práctico, con lo que se ha dado más importancia a las teorías que a las prácticas y con ello se ha supeditado el papel de las prácticas al de la ejemplificación de las teorías transmitidas por los profesores. Pero además se ha olvidado el resto de las cuestiones prácticas en la educación tecnocientífica: lo relativo a la relación de la ciencia y la tecnología con la sociedad y los valores e intereses que aparecen en esas relaciones. COMUNICACIÓN DE LA CIENCIA Actualmente es importante que los ciudadanos tengan una buena comprensión de la ciencia y la tecnología, que comprendan el papel de éstas en la sociedad, y que conozcan los beneficios y riesgos que acompañan su desarrollo; todo lo anterior, con el fin de no quedar al margen de las discusiones sobre los problemas vitales, de modo que las soluciones a éstos sean aceptables para los involucrados. La necesidad de abrir la ciencia y la tecnología a la comprensión ciudadana, a la participación social y a la discusión pública, exige la adecuada formación de profesionales capaces de facilitar a los nuevos ciudadanos la apropiación de una cultura científica y humanística. Los sistemas de producción, transmisión y difusión de la ciencia y la tecnología se han vuelto tan complejos que su comprensión exige la formación de expertos en campos muy diversos pero estrechamente vinculados, como son el análisis filosófico de los procesos cognitivos y sus resultados, los estudios históricos y evolutivos de estos procesos y la comunicación pública de la ciencia. Dicha formación debe en particular permitir a los nuevos comunicadores de la ciencia conocer y analizar diferentes aspectos de la ciencia y la tecnología (aspectos lógicos, epistemológicos, históricos, sociales) y de la transmisión de la cultura científica a diversos públicos, con el fin de desempeñarse adecuadamente en el terreno de la mediación entre el sistema científico-tecnológico y el resto de la sociedad. De una manera muy general, la comunicación en ciencias se ejerce mediante varias estrategias: a. LA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA: es especializada y restringida en número solo a los expertos. Es la que alimenta las miles de revistas científicas en todo el mundo. Esta clase de publicación no pretende llegar a un público masivo, sino a uno muy especial. Sus objetivos son básicamente compartir los últimos avances en un tema específico. b. LA DIVULGACIÓN CIENTÍFICA: es mucho menos especializada; tiene como objetivo interpretar y popularizar el conocimiento científico. Esta forma de comunicación se ejerce mediante varios formatos: documentales, revistas especializadas, películas, libros o incluso canales de televisión cuya programación tiene claramente el objetivo de divulgar, tal como Discovery Channel. Algunos autores se han destacad en divulgación científica: Carl Sagan, Isaac Asimov, Stephen Hawking, Hubert Reeves, Dominique Simonet, John Gribbing, Joel de Rosnay, Yves Coppens, James Lovelock. También se destacan como proyectos de divulgación los museos interactivos, los museos de ciencia y las exposiciones temporales sobre ciencia: Maloka, Explora, Eureka, Expouniversidad, Expociencia. c. LA ALFABETIZACIÓN CIENTÍFICA: actualmente estar alfabetizado significa mucho más que saber leer y escribir. Se refiere a la comprensión de las características y leyes básicas del mundo que nos rodea y también al desarrollo de ciertas capacidades: el pensamiento autónomo y crítico, la formulación de preguntas, la interpretación de evidencias, la construcción de modelos explicativos, la argumentación, la contrastación y el debate. Este aspecto pone en evidencia la función exclusivamente propedéutica de la enseñanza de las ciencias a los jóvenes. En una primera aproximación la alfabetización científica pretende que la gran mayoría de la población dispondrá de los conocimientos científicos y tecnológicos necesarios para desenvolverse en la vida diaria, ayudar a resolver los problemas y necesidades de salud y supervivencia básicos, tomar conciencia de las complejas relaciones entre ciencia y sociedad y, en definitiva, considerar la ciencia como parte de la cultura de nuestro tiempo. d. LA ENSEÑANZA que se imparte en colegios y universidades tiene un carácter estrictamente académico, tradicionalista y centrado en el aprendizaje de conceptos o en la resolución de problemas, con la característica de ser una enseñanza generalmente desconectada de la realidad. En la mayoría de los sistemas educativos se considera muy valiosa la enseñanza de la ciencia y la tecnología seguramente porque es la mezcla de lo teórico —lo que permite conocer la realidad— y lo práctico —lo que permite actuar sobre ella—, lo que ha impulsado la inclusión de los temas científico-tecnológicos. La enseñanza de la ciencia y la tecnología se ha hecho de una manera tradicional transmitiendo conceptos y destrezas no muy lejanos de las concepciones internalistas de la ciencia. Frecuentemente, lo teórico se ha impuesto a lo práctico, con lo que se ha dado más importancia a las teorías y con ello se ha supeditado el papel de las prácticas al de la ejemplificación de las teorías transmitidas por los profesores. Para lograr una comunicación efectiva de las ciencias se requiere emplear diversas estrategias mediáticas en lenguaje sencillo y con un alto contenido social y cotidiano de los hechos presentados.