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9. La España del siglo XVII.
9.1. Los Austrias del siglo XVII. Gobierno de validos y conflictos internos.
Con Felipe III se inició la delegación de las cuestiones de gobierno en manos de un hombre
de confianza del rey: el privado o valido, que se encargará de dirigir el estado en su nombre.
El valido de Felipe III fue el Duque de Lerma, político mediocre y ambicioso que colocó en
todos los cargos importantes a sus parientes y amigos; y convenció al rey de trasladar la
capital a Valladolid, en 1600. Le sucedió en la privanza, su hijo el Duque de Uceda, que no
fue capaz de solucionar los graves problemas de España. El hecho más destacado en política
interior durante el reinado de Felipe III fue la expulsión de los moriscos (1609), comenzó en
Valencia y finalizó en Murcia en 1614. En política exterior busca una política pacífica, se
firma la Tregua de los Doce Años con los P. Bajos, y también se consigue la paz con el rey
de Inglaterra y una coexistencia pacífica con Francia. Este periodo de tranquilidad se quebró
al final de su reinado en 1618 cuando se inicia la Guerra de los Treinta Años.
Muy diferente a los anteriores fue el Conde Duque de Olivares, valido de Felipe IV, que
tenía una gran inteligencia política y una sincera voluntad de reforma intentó implantar un
sistema de organización política basado en el modelo castellano en todos sus reinos, su
propuesta de centralización y uniformidad de las leyes e instituciones en todos los reinos,
acabando con fueros y privilegios, y también intentó aumentar los recursos de la monarquía,
pretendía que todos los reinos del Imperio contribuyeran al sostenimiento del mismo en plan
de igualdad, lo que suponía que todos los territorios participasen en el esfuerzo común con el
mismo sacrificio que lo hacia el reino de Castilla y por último propuso la Unión de Armas,
un ejército común para toda la monarquía, financiado por los diferentes reinos y territorios, es
decir la distribución de los costes del ejército entre todos los reinos y que cada reino aportara
soldados al ejército imperial proporcionalmente a su población. Su proyecto fue rechazado
por Cataluña, lo que provocó la crisis de 1640, también hubo revueltas en Aragón,
Andalucía, Portugal y Nápoles. Olivares en política exterior puso fin a la generación pacifista
del reinado anterior, pretendía restaurar la posición internacional de la monarquía española
enfrentado a los países de Europa en la Guerra de los Treinta Años. En definitiva durante los
40 años de reinado de Felipe IV España se vio inmersa en guerras en toda Europa y en
algunos de los reinos y territorios hispánicos (Cataluña, Portugal, Andalucía..). Estos sucesos
acentuaron la impopularidad del valido y en 1643 Felipe IV le apartó de la política, siendo
sustituido por Don Luis de Haro el cual firmó la Paz de Westfalia (1648) que puso fin a la
guerra de los Treinta Años y supondrá el fracaso de los Habsburgo españoles y austriacos, la
confirmación de la hegemonía francesa y la consagración del pluralismo religioso, la guerra
con Francia continuó hasta 1659, se firma la Paz de los Pirineos que se saldó con una nueva
derrota de España. Durante la primera parte del reinado de Carlos II ejerció la regencia su
madre, Mariana de Austria, quien confió el gobierno a validos como el jesuita alemán
Nithard o a Fernando de Valenzuela. Durante la mayoría de edad de Carlos II primero
gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, y posteriormente el duque de
Medinaceli y el conde de Oropesa. Las diferentes guerras con Francia aceleraron la
decadencia política y económica de España. Cuando en 1700 Carlos II muere sin
descendencia se inició un conflicto: la Guerra de Sucesión que terminará con una nueva
dinastía en España, los Borbones con Felipe de Anjou, Felipe V.
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9.2. La crisis de 1640.
En el siglo XVII, debido a la política imperialista del siglo anterior, España y sobre todo
Castilla, sufre una profunda depresión económica y un notable descenso demográfico para
hacer frente a esta situación durante el reinado de Felipe IV y a propuesta de su valido el
Conde Duque de Olivares de una serie de reformas como eran la centralización y uniformidad
de las leyes e instituciones en todos los reinos, acabando con fueros y privilegios (e imponer
la uniformización de Castilla), un programa de reformas para aumentar los recursos de la
monarquía, se pretendía que todos los reinos del Imperio contribuyeran al sostenimiento del
mismo en plan de igualdad, lo que suponía que todos los territorios participasen en el
esfuerzo común con el mismo sacrificio que lo hacia el reino de Castilla y por último la
propuesta de la Unión de Armas, un ejército común para toda la monarquía, financiado por
los diferentes reinos y territorios, es decir la distribución de los costes del ejército entre todos
los reinos y que cada reino aportara soldados al ejército imperial proporcionalmente a su
población, se desencadenó la crisis más profunda sufrida en España durante el reinado de los
Austrias: la crisis de 1640, con revueltas en Cataluña, Aragón, Andalucía, Portugal y
Nápoles. La sublevación de Cataluña se produjo por la presencia de las tropas españolas e
italianas en territorio catalán. Los segadores catalanes rechazan la presencia de los ejércitos
de mercenarios y castellanos lo que añadido a las dificultades planteadas a que los catalanes
participaran en la guerra, y la crisis económica propiciaron la revuelta, el día 7 de junio de
1640 se produjo en Barcelona un altercado que derivó en un motín, el virrey, el conde de
Santa Coloma es asesinado (Corpus de Sangre), el rey envía 30.000 soldados y todo el
principado catalán se levanta en armas. Es entonces cuando el valido del rey francés
Richelieau se aprovecha y apoya a los catalanes, los cuales nombran a Luis XIII, Conde de
Barcelona y Cataluña se convierte en una república bajo la protección de Francia Esto que en
principio era una revuelta, se convierte en una guerra que finaliza cuando Juan de Austria
bloquea el puerto de Barcelona con barcos y conquista la ciudad en 1652 y el rey Felipe IV
acepta mantener los privilegios y fueros catalanes. La sublevación de Portugal tuvo lugar en
1640 y puso fin a la unión ibérica lograda en 1580 con Felipe II. Los perjuicios ocasionados
al comercio y colonias portuguesas durante la Tregua de los Doce Años, la tendencia
centralizadora de Olivares, el aumento de la presión fiscal y el reclutamiento de soldados para
destinarlos a la guerra en Cataluña fueron los factores del descontento portugués, el Duque de
Braganza, fue proclamado rey Juan IV, estaba apoyado por Inglaterra, Francia y Holanda.
Portugal no se recupera y bajo el reinado de Carlos II en 1668 se tuvo que reconocer su
independencia. También surgieron conflictos de signo secesionista en Andalucía (Marqués de
Ayamonte y el Duque de Medina Sidonia), en Aragón (encabezada por el duque de Híjar) en
Nápoles, en Sicilia… , aunque al final sin éxito, pues todas serán sofocadas. Todas estas
rebeliones eran muestra de la crisis general de la monarquía hispánica, que unidas a las
derrotas exteriores, marcaron el periodo final de los Austrias en España. Después de las crisis
internas de la década de 1640, la estructura política se mantuvo intacta, la monarquía se
debilitó, el proyecto de Olivares fracasó, Portugal se separó y la Guerra de los Treinta Años
que fue paralela a la crisis, ahondó los problemas y Olivares tuvo que abandonar el poder en
1643, Felipe IV le apartó de la política, pero su caída no fue suficiente para restablecer la paz
social.
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9.3. La España del siglo XVII: el ocaso del imperio español en Europa.
En el reinado de Felipe III se interrumpió la tendencia belicista del siglo anterior. La muerte
de Isabel I de Inglaterra posibilitó la paz con este país y la ruina financiera de la corona
obligó a firmar con Holanda la Tregua de los Doce años (1609-1621). Pero desde 1618 un
conflicto entre el emperador Fernando II y los príncipes protestantes alemanes derivó en un
estado de Guerra general europeo: “La guerra de los Treinta años” con dos grandes bandos:
Los Habsburgo, austriacos y españoles, que pretendían mantener su hegemonía en Europa. Y
las potencias rivales, lideradas por Francia. A partir de 1621, año que finalizó la Tregua de
los Doce años se renovaron las hostilidades entre España y Holanda. En 1648 acabó la guerra
de los Treinta años, con la paz de Westfalia, España reconoció la independencia de las
provincias Unidas (Holanda), continuando en solitario la guerra contra Francia hasta 1659,
cuando por la Paz de los Pirineos cedió a Francia el Rosellón, la Cerdaña, la región del Artois
y algunas plazas flamencas. España perdió así su hegemonía en Europa
Durante el reinado de Carlos II se reconoció la independencia de Portugal, 1668. Por otro
lado, España fue víctima de la política agresiva y expansionista de Luis XIV. Con Carlos II
continúan los enfrentamientos con Francia, entre 1667 y 1697 hubo cuatro guerras con
Francia, que supusieron el paso a manos francesas de parte de Flandes, Luxemburgo Paz de
Aquisgrán (1668) España cedió a Francia Lille y otras plazas fronterizas. Por la paz de
Nimega (1678) España entregó a Francia el Franco Condado y otras plazas flamencas.
Mientras Francia emergía como la indiscutible potencia europea, España quedaba relegada a
un segundo plano en el escenario internacional. Al final del reinado de Carlos II, España se
ve envuelta nuevamente en las disputas de las grandes potencias que pelean por obtener la
sucesión española (Guerra de Sucesión 1702-13), en la Paz de Utrecht (1713), España pierde
el resto de sus posesiones europeas y quedó reducida prácticamente a los límites actuales, con
la excepción del imperio americano.
9.4. La España del siglo XVII: evolución económica y social.
El siglo XVII fue una etapa de depresión económica en casi toda Europa. En España fue
provocada por el descenso demográfico y el agotamiento económico a causa de las continuas
guerras. El esfuerzo bélico realizado durante el s. XVI para el mantenimiento del Imperio
había dejado a la Hacienda Real en una situación lamentable de endeudamiento que al no
cesar las guerras se fue acentuando a lo largo del s. XVII. Para empeorar aún más las cosas
desde inicios del siglo disminuyó el volumen de los metales americanos y por último la
ineficacia productiva del sistema económico, mercantil y financiero. De hecho surgieron tres
bancarrotas sucesivas la de 1647, 1656 y 1665. Olivares quiso resolver la situación
emprendiendo reformas profundas, especialmente la Unión de Armas, para aliviar a Castilla
del peso de los gastos militares, pero las dificultades surgidas lo hacen inviable, se van a
tomar otras medidas: alteraciones monetarias, la venta de cargos públicos, venta de títulos
nobiliarios, venta de tierras de realengo… A partir de 1680 se produjo el hundimiento
definitivo de Castilla debido a la confluencia de la carencia de la plata americana y la enorme
inflación, la crisis castellana será dilatada y profunda y la recuperación será muy desigual,
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lenta y penosa. Saldrán de este panorama la cornisa cantábrica (siderurgia) y Andalucía
(producción vitivinícola), en la periferia la crisis no fue tan profunda e incluso en la segunda
mitad del siglo ya se ven indicios de recuperación; en la Corona de Aragón por la autonomía
monetaria y la industria textil catalana. Al final del reinado de Carlos II comienza la salida de
la crisis y se inicia una lenta recuperación. Desde el punto de vista de la evolución social,
durante la primera mitad del siglo hubo un claro descenso demográfico: por la expulsión de
los moriscos, las guerras, la emigración y las epidemias pero esta disminución no fue
uniforme, mientras en Castilla, desciende la población, en la periferia aumenta. La crisis
afectó a todas las capas sociales. La nobleza, que aumentó a consecuencia de de las ventas de
títulos, pero vio disminuir sus rentas y tuvo que endeudarse para mantener su nivel de vida.
El número de religiosos creció, no por el aumento de vocaciones sino por la necesidad
buscarse un medio de vida y el campesinado fue el sector más afectado, sobre todo en
Castilla, muchos campesinos se vieron obligados a vender sus tierras y a emigrar. La escasa
burguesía abandonaba sus negocios e invertía en tierras, señoríos y rentas fijas, incluso
compraba títulos nobiliarios, el número de pobres creció considerablemente y se producían
numerosas rebeliones populares, una de las más típicas fue el bandolerismo que se extendió
especialmente por Cataluña y Valencia. Desde finales del s. XVI fueron numerosos los
individuos que percibieron la amenaza de la decadencia española si no se remediaban los
males que aquejaban a la monarquía, muchos de ellos elaboraron informes económicos y
políticos para el rey, en los que analizaban los problemas del país y proponían medios para
solucionarlos son los arbitristas a los que se les considera pioneros del pensamiento
económico como Sánchez de Moncada, Fernández Navarrete,..
Hacía 1680 la crisis se puede dar por finalizada, se registró un aumento de la natalidad,
mayor en el litoral que en el interior, y una lenta aunque constante recuperación de la de la
producción y el comercio en parte consecuencia de medidas como la devaluación de la
moneda. Esto condujo a una expansión demográfica y económica en la centuria siguiente.
9.5. La España del siglo XVII: esplendor cultural. El Siglo de Oro.
La vida cultural durante el siglo XVII, presenta dos aspectos aparentemente contradictorios
frente al declive de la vida universitaria y al estancamiento científico, surge un desbordante
esplendor en las artes plásticas y en la literatura. El Barroco será la expresión cultural del s.
XVII en especial en el ámbito europeo católico, arte que refleja una visión del mundo propia
de una época conflictiva, en un escenario de crisis general que contrasta con el espíritu
optimista renacentista, es un arte Propagandístico: exaltar los valores de quienes controlan el
poder: el rey, la iglesia, nobles.. Conservador: pues se pretende mantener inalterable el orden
social establecido; Dirigido a las masas: se pretende captar la voluntad del pueblo a favor de
los poderosos; Aparatoso y emocional: el mensaje debía ser sencillo pero fastuoso con el fin
de impactar y conmover. Concede gran importancia a la religión, ocupaba la vida de la
sociedad y lo abarcaba todo, Dios era el creador de todas las cosas y el rey era su
representante en la tierra. Pero se trataba de una religión externa, muy barroca, muy de masas
y no interna, más aparente que real, había que presumir de ser cristiano viejo. El control del
saber por parte del clero y de la Inquisición forzaron la decadencia del pensamiento, sometido
a la más rígida ortodoxia católica, en las universidades españolas no entró el racionalismo o
los conocimientos matemáticos o físicos, se impartían saberes anticuados. La honra y el
honor eran también aspectos que preocupaban a la sociedad de la época, para tener honor
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había que ajustarse a las normas morales, la dignidad y el respeto. Los trabajos manuales eran
deshonrosos, viles e incapacitaban para la obtención de la hidalguía, no eran propios de la
nobleza. Como en toda época de crisis existía el riesgo de que el descontento social
desembocara en rebeliones y protestas, por lo que los poderosos, monarquía, Iglesia y
nobleza, se sirvieron de de la cultura barroca como instrumento de dominación ideológica,
sobre todo a través del arte y el teatro, principales medios de comunicación de la época. La
brillantez artística y cultural, el esplendor de la cultura, la proliferación de genios y autores,
que a este siglo se le conoce como el Siglo de Oro español. Nunca en la historia de España
podemos encontrar algo tan extraordinario: Miguel de Cervantes, Tirso de Molina, Lope de
Vega, Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca …..En general en la literatura barroca fue
frecuente el tema del desengaño, de la caducidad de la vida y de la vanidad de las ilusiones
terrenas. En arquitectura perviven los edificios severos, herrerianos de una gran simplicidad
geométrica (Ayuntamientos, Plazas Mayores), pero se irán complicando y “barroquizando” a
finales de siglo. Los elementos decorativos lo irán recubriendo todo, los mejores clientes son
la iglesia, las órdenes religiosas. Sobresalen Gómez de la Mora (Convento de la
Encarnación, o la Cárcel de Corte), José de Churriguera (retablo de la Catedral de
Salamanca, Nuevo Baztán), Casas Novoa (Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago
de Compostela). La escultura es eminentemente religiosa y se refiere a imágenes, retablos,
coros y pasos procesionales que están hechos para ser paseados por la calle entre la gente
durante la Semana Santa. Son imágenes muy realistas y muy expresivas, tratan de provocar
emociones y efectos dramáticos generalmente se talla en madera policromada,.. destacan
Gregorio Fernández, Martínez Montañés y Alonso Cano. Las características de la pintura
son el realismo, la expresividad, el predominio de la pincelada y el color sobre el dibujo y la
línea, el tenebrismo, la perspectiva aérea, líneas en diagonal, el movimiento desordenado, el
predominio de los temas religiosos, de las naturalezas muertas y del retrato. Sobresalen
Ribera, Zurbarán, Murillo .. pero entre todos destaca Diego Velázquez, tiene una obra
amplísima paisajes, mitología, interiores, populares, religiosos y por supuesto retratos
políticos y de condición. Ej: Rendición de Breda, Retratos de Felipe IV, Del Conde duque de
Olivares, de Inocencio IX, Las Meninas (posiblemente su obra cumbre por su perfección, su
perspectiva aérea, los recursos, la técnica ….)
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