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“Como barco sorprendido por el temporal…”
Iglesia de Santa María de Castro Urdiales
L. Alberto Alonso Ortiz, arquitecto. Enrique Campuzano Ruiz, Doc. Historia del Arte.
e-mail: [email protected]
“Como barco sorprendido por el temporal, desmantelado y pronto a sucumbir.” Esta poética y
desalentadora visión de la iglesia de Santa María de Castro Urdiales, el edificio gótico más importante
de Cantabria, la tuvo el arquitecto Eladio Laredo cuando inició los primeros trabajos de restauración
en 1891.
Construido sobre una peña que se introduce en el mar Cantábrico, a la merced de vientos y tormentas,
y después de siglos de ruinas, reconstrucciones, refuerzos y añadidos, fue en la última década del siglo
XIX cuando se tomó conciencia de la necesidad de recuperar este edificio. El referente fueron los
estudios y obras de Viollet le Duc sobre el gótico francés, que iniciaron unas tímidas actuaciones de
restauración-reconstrucción “en estilo gótico” que si bien lograron detener en parte su proceso de
degradación, fueron el inicio de una serie de intervenciones durante el siglo XX que en algún caso
afectaron de forma negativa a los aspectos formales y constructivos del monumento.
Las administraciones públicas han iniciado un proceso de conservación de Santa María de Castro
Urdiales que, con buen criterio, ha dado comienzo con la redacción de un Plan Director (2007) a partir
del cual se abren varios campos de investigación con una idea de integración de los distintos estudios
interdisciplinares a abordar. Actualmente se está ejecutando la fotogrametría integral del monumento y
se prepara la instalación de un sistema de monitorización para el seguimiento del comportamiento
estructural del conjunto.
L.A. Alonso / E. Campuzano
Estudios previos. Intervención en la iglesia de Santa María de Castro Urdiales.
Esta ponencia quiere dar los primeros pasos en una fase de estudio cuyo objetivo es obtener la
información que nos suministra el propio edificio. La singularidad de la estructura de Castro Urdiales
no ha sido suficientemente estudiada y consideramos necesario establecer sus referentes tipológicos.
Conocer los modelos de donde provienen las soluciones constructivas de este edificio será útil y
necesario para llegar a entender los graves problemas estructurales de esta iglesia.
El interés de este edificio reside en que es un ejemplo notable y temprano de una forma de arte nueva,
inventada en el norte de Francia en la segunda mitad del XII y comienzos del XIII, de la cual en
España existen muy pocos ejemplos. Nos referimos a la fase protogótica cuyos modelos se
construyeron en Normandía y en el entorno oriental de Paris.
Su diseño no ha pasado desapercibido para los estudiosos del arte ojival en España, sin embargo,
apenas le dedican unos párrafos descriptivos poniendo en relación su arquitectura con las soluciones
dadas en la catedral de Burgos. El inicio de su construcción es controvertido. Hacia 1170 Alfonso VIII
concede el “fuero” a Castro Urdiales. Años más tarde el rey cede su jurisdicción y no volverá la villa a
ser de realengo hasta 1192. Es posible que esta última fecha indique el inicio de las obras con el apoyo
de la corona, cuya continuidad se confirma con la visita del rey Alfonso VIII en 1208. Este último dato
es relevante ya que demuestra que la iglesia de Castro Urdiales es anterior al inicio de las obras en la
catedral de Burgos, donde se puso su primera piedra en 1221.
El desarrollo comercial de Castro como puerto marítimo en comunicación con el norte europeo fue
fundamental para los interés de la corona de Castilla que tenía a su frente una reina francesa. La mujer
de Alfonso VIII fue Leonor de Plantagenet, hermana del rey ingles Ricardo Corazón de León y de
Juan Sin Tierra, hijos todos de la influyente reina Leonor de Aquitania.
Un modelo francés trasplantado a Cantabria.
La elección del modelo de iglesia no fue casual. La reina Leonor y su séquito conocían a la perfección
el nuevo estilo que estaba naciendo en sus territorios patrimoniales de Normandía y su entorno. Un
estilo gótico asentado ya en los dominios patrimoniales de los Capetos (Île de France, en torno a
Paris).
Figura 1. Primera fase de construcción.
La iglesia gótica de Santa María presenta una cabecera poligonal con girola a la se abren tres capillas
radiales, un transepto y un cuerpo rectangular de tres naves de tres tramos. A los pies se levantan dos
torres que enmarcan la portada principal. Otras dos puertas se abrían en cada extremo del crucero. Un
sistema de dobles arbotantes proporciona estabilidad al conjunto.
L.A. Alonso / E. Campuzano
Estudios previos. Intervención en la iglesia de Santa María de Castro Urdiales.
Sin duda el elemento más notorio de este edificio es su girola. Es un elemento diseñado con gran
perfección y unidad. Cada uno de sus elementos se encuentra integrado en el conjunto de forma
armónica y resuelto constructivamente con una calidad comparable a los mejores edificios normandos
de la época. Los referentes de esta solución de la cabecera son las catedrales Lisieux y Bayeux, entre
otras. El plano debía ser muy común y uno similar le incluye Villard D’ Honnecourt en su
“Cuaderno” hacia 1230. La no existencia de un crucero significado en volumen estaría más
relacionado con la fábrica primitiva de Paris.
Figura 2: Detalle del cuaderno de Villard D´Honnencort. c.1230.
El interior de la iglesia de Santa María es una traslación de los espacios de las catedrales góticas
francesas de finales del siglo XII. La nave central es el doble de alta que las naves laterales para
dotarlo de una gran luminosidad, según la teología que había impulsado el abad Suger en su obra de
Saint- Denis. El alzado era el secreto mejor guardado por los maestros de obra que no solían hacer
planos (al menos no se han conservado) sino que las correspondientes trazas y detalles se iban
incorporando sobre la marcha, lo que permitía adoptar diferentes soluciones ensayadas en otras
fábricas. En Castro se compuso la sección con una proporción “ad triangulum” y se optó ya por un
alzado de tres alturas -arcadas, triforio y ventanas- en vez de las cuatro que se observan en el
protogótico del entorno parisino.
En el orden inferior, los pilares adoptan ya el sistema clásico de núcleo cilíndrico al que se adosan las
cuatro columnas que sostienen los arcos torales y formeros. El capitel del núcleo del pilar, para ser
más proporcionado, desciende en derrame por debajo del collarino de los capiteles de las columnas
adosadas al mismo. Los dos pilares del último tramo soportan las torres y se construyen con núcleo
cuadrado engrosado con columnas adosadas, como vemos en Tours y será habitual en el gótico
clásico, como Amiens y Reims……
Uno de los elementos más significativos de la iglesia de Castro es su triforio. En los tramos de la nave
y transepto se articula con arcos apuntados que protegen una estructura de doble arco sobre columnas.
En la cabecera cada tramo se resuelve con arco apuntado cuyos tímpanos, perforados con cuatro filas
de óculos trebolados, se sostiene con una galería de tres arquillos soportados por columnas
entorchadas. Este tipo de triforio lo encontramos en Bourges o Coutances, además de en Burgos, cuya
construcción sería coetánea.
En cuanto al claristorio, la adaptación al medio castreño y para evitar la acción del viento y del mar,
impuso una reducción de los vanos abiertos en el muro norte, aunque en la actualidad aun permanecen
cegados los correspondientes al tramo recto de la Capilla Mayor. Aun así algunos de ellos mantienen
la composición formal simulando el ventanal tallado en el muro. En la fachada sur, además de
ventanales rasgados se abren dos grandes rosetones, uno en el tramo correspondiente al crucero y otro
L.A. Alonso / E. Campuzano
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similar en el tercero de la nave, una posición muy inusual que hace pensar que sea una pieza trasladada
de otro lugar (quizá de la fachada principal o del muro norte).
La decoración geométrica y trebolada que acompañan los óculos de Castro es similar a la existente en
Bayeux, Tours y Burgos.
Las bóvedas de la nave de la iglesia presentan ligaduras que unen las claves de los arcos de cada
tramo. Este elemento es un avance en ese periodo de ensayos y experiencias que es el protogótico.
Estas ligaduras sustituyen a las ogivas o arcos cruceros de medio punto que sostenían la plementería,
cuya utilización era dificultosa en tramos cada vez más amplios, al no llegar a la misma altura la clave
de la bóveda que la de los arcos torales. Por ello ahora se disponen nuevos nervios de refuerzo en la
arista superior de los plementos, hasta que en la etapa clásica los arcos se conviertan en nervios y se
introduzcan en la plementería.
Abovedamientos con esta solución se construyeron en Coutances, Mont St-Michel, St. Pierre de
Bourges…
Otro elemento característico del gótico normando y del entorno parisino seria la colocación de
esculturas jalonando la crestería que decoraba la nave central (como los ángeles de la catedral de
Burgos, o las esculturas de apóstoles y santos de Le Mans), que en Castro – según fotografías tomadas
a principios del siglo XX - se constata que también existieron. La última fue retirada hacer 25 años.
Singularmente el remate de contrafuertes en Castro se resuelve con dos pináculos unidos por un tramo
de crestería, como observamos en Bourges. También procede de Normandía la decoración de
trilóbulos y tetralóbulos que adornan las enjutas de los arcos, las celosías de los ventanales y las
tracerías caladas de los arcos del triforio, similares a los realizados en Bourges y en la Catedral de
Burgos
La iglesia de Castro se proyectó con dos torres con una composición de la fachada oeste en forma de
H. Su aspecto macizo, claramente normando, los arcos de descarga preparados para decorar con
tracerías, las soluciones compositivas de impostas labradas, las soluciones quebradas de los ángulos de
la torre, la disposición de husillos en su interior,... ponen en relación el edificio con las catedrales
coetáneas de Laon, Noyon, París,...
La escultura es uno de los elementos arcaizantes de nuestro monumento. La proliferación de elementos
figurados, en la segunda fase de construcción en el cuerpo de iglesia, no es habitual en el protogótico
francés. Pensamos que es una licencia que se permiten los maestros castreños, que recurren a una
variedad de formas y motivos iconográficos de tradición románica, quizás relacionados con la iglesia
de Santoña, que también se estaba construyendo en aquél momento.
En el interior la temática es mas homogénea y protogótica. A excepción de media docena de capiteles
figurados, el resto son vegetales similares a los que observamos en las catedrales francesas
protogóticas, generalmente brotes, que en Castro se acompañan de pájaros que los pican en alusión a
las almas que comen el fruto de la gracia divina. Observamos piezas similares en Dol, St-Malo,
Tours…
Las desviaciones del modelo.
La estabilidad del edificio ha sido una preocupación constante. Fue en la segunda campaña de
construcción (el cuerpo de nave) cuando el muro norte, en particular, sufre las grandes deformaciones
que se evidencian en la actualidad. Una vez realizados los refuerzos de contrafuertes y los
acodalamientos de la nave central en el siglo XVI los movimientos de los muros no han sido
significativos. [figura 3]
L.A. Alonso / E. Campuzano
Estudios previos. Intervención en la iglesia de Santa María de Castro Urdiales.
Figura 3. Estructuras de refuerzo incorporadas en el s.XVI.
Parece conveniente analizar en qué grado las soluciones impuestas por un modelo en constante ensayo
son causantes del desajuste estructural.
La visita a las catedrales francesas del periodo que estudiamos nos muestra un aspecto que es común a
todas ellas. En la visión de la nave mayor se aprecia una deformación que consiste en la desviación de
los pilares y muros de fachada hacia el exterior a la vez que ascienden en altura. Habría que estudiar si
el proceso constructivo y la interrelación de empujes entre los abovedamientos y los arbotantes
exteriores producen estas deformaciones en edificios con parecido sistema constructivo. Sin embargo
hay quien piensa que el pandeo de los pilares en altura es un efecto deseado desde el proyecto, de
modo que se contrarreste el efecto visual de perspectiva, ya que se consigue un efecto de mayor
amplitud y luminosidad espacial. Pero este alarde conlleva el riesgo de provocar un desequilibrio en
los empujes y contrarrestos de la estructura, proceso que ha sido evidente en Santa María de Castro
Urdiales.
Consideramos determinante en la desestabilización del edificio la solución al cuerpo del triforio que
constructivamente se resuelve en cada tramo de la nave con dos arcos del espesor total del muro.
Posteriormente el hueco bajo los dos arcos se ha cegado con una simple hoja de piedra de sillería que
no se ha trabado con los macizos de los pilares y contrafuertes. Este cerramiento además es de
reducido espesor y en su construcción se ha introducido un arco de descarga que sólo sirve para recibir
las cargas del apoyo central exterior del triforio. El apoyo interior central se produce sobre un grupo
de tres columnillas que en el tramo del transepto ha provocado la deformación de la imposta y del
trazado de las arcadas inferiores. Al exterior de la girola, se observan los mismos rellenos, aunque aquí
se han desmontado los arcos originales y el nuevo relleno se ha enrasado al muro de fachada. [figura 4]
Figura 4. Solución original del triforio y posterior relleno de los arcos.
L.A. Alonso / E. Campuzano
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Una medición de la sección de la iglesia nos muestra una curiosa proporción en Castro Urdiales, la de
1:1,11, en vez de la lógica 1: 0,87 (1: √3/2) que resulta de dibujar un triángulo equilátero. Quiere esto
decir que la iglesia de Santa María se construyó más esbelta, con mayor altura de proporción que sus
referentes franceses. Sobre-elevación de la que es responsable su triforio tan desarrollado. [figura 5]
Figura 5. Proporciones.
Por la solución iniciada en la primera fase de construcción en el primer tramo recto de la girola,
sabemos que la intención original de resolver el triforio fue de construir una bóveda perpendicular a la
nave apoyada entre los pilares del muro con cerramiento ciego al exterior correctamente trabado al
cierre, como los ejemplos de Bourges y posteriormente de Burgos. Por tanto hubo un cambio de diseño
para completar esta planta y lo cierto es que el muro de cierre antes de los rellenos de los arcos,
presentaría un nivel de perforación arriesgadísimo para mantener la estabilidad del conjunto.
El problema del excesivo desplome del muro norte debió aparecer pronto, ya que nos encontramos con
un refuerzo del arco del tercer tramo del lado norte de cronología muy cercana al inicio de las obras.
Estos arcos presentan una deformación provocada por una carga descentrada que incide en su tramo de
riñones. Todos los triforios analizados presentan un aumento de la anchura del muro a esta altura,
necesaria para disponer la arquería interior, el paso central y el muro de cierre exterior; y en todos los
casos se aprecia como el muro apoya parcialmente sobre los arcos y bóvedas de la nave inferior. Fue la
solución posterior de rellenar los huecos del triforio con un muro a plomo de fachada la que logró en
cierta medida reconducir y centrar las cargas.
Los tejados actuales que cubren las naves laterales se unen al muro de fachada en una línea que
discurre a la altura de capiteles del triforio, lo que permite abrir ventanas en la mitad superior de este
cuerpo, pero esta relación del tejado con la fachada es muy irregular. Si se quisiese convertir en
ventanales los arcos del triforio, obligaría a cubrir cada bóveda de las naves laterales con cubiertas
independientes, solución utilizada en algunas de las catedrales francesas ya en el siglo XIII y que
creemos no se efectuó en Castro. Lo correcto hubiese sido que los tejados apoyasen en la imposta bajo
los ventanales del claristorio lo que genera una cubierta de fuertes pendientes, muy usuales en el norte
francés y que se adoptarán también en la catedral de Burgos. Por otra parte, bajo estos tejados se solían
ocultar unos muros perpendiculares a la nave que realizarían una función de arbotantes; como
observamos en Notre Dame de Paris y en Laon. Es necesario apuntar que los tejados de las naves
laterales y girola retirados en el siglo XX, se apoyaban en la imposta bajo los ventanales; aunque
corrigieron su trazado para disponer una menor pendiente que fuese eficaz para disponer teja árabe. Es
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posible que estos muros se retirasen cuando se reconstruyeron los tejados a cota más baja, y hayan sido
sustituidos por los codales de hormigón armado que aun existen. [figura 6]
Figura 6. Alteraciones de las cubiertas en las naves bajas.
A los problemas estructurales de Castro Urdiales se les fue dando soluciones puntuales a lo largo de
los siglos. Todas ellas caracterizadas por el desconocimiento de la técnica foránea original y por el
desprecio a la estética que lo fundamenta. Una de las primeras modificaciones fue la apertura de una
capilla nueva en la girola, desfigurando el volumen original. En el siglo XVI se abordó una
consolidación general del edificio que amenaza con desplomarse. Se construyeron los arcos puntales
en la nave central a la altura de los riñones de los arcos de las naves laterales y se reforzaron los
contrafuertes exteriores correspondientes a de los tramos centrales aumentando su volumen.
Aparentemente los contrafuertes habían permanecido aplomados, absorbiendo las deformaciones los
elementos de arbotantes, los cuales presentan compresiones y elongaciones según el movimiento hacia
el exterior o interior del muro de cierre de la iglesia.
Simultáneamente a estas obras y en los siglos siguientes la uniformidad y la claridad volumétrica del
edificio se fueron enmascarando: se abrieron dos nuevas capillas, la del baptisterio, entre los
contrafuertes de la fachada oeste y la de Santa Catalina, de planta octogonal. Se acabó adosando en la
fachada sur una casa de dos plantas para el Cabildo y entre 1600 y 1609 se construyó el gran estribo
situado en el ángulo S.O. de la torre de campanas, para consolidar la inestabilidad de dicha torre. La
nueva mentalidad y gusto barroco, contrario a la luminosidad difusa del gótico y las disposiciones
dogmáticas del culto a las imágenes impuso la proliferación de retablos, que ocultaron ventanas y
huecos, a lo que hay que añadir el cegado y macizado de la mayor parte de ventanales restantes, hasta
un número de 40. Apenas quedó iluminada la iglesia con míseros ventanucos. En la girola se sustituyó
la bóveda de crucería de la capilla central por una cúpula, y ya en el s.XVIII se sustituyó la portada
gótica del sur por una nueva clasicista.
En el siglo XX se hormigonaron todas las bóvedas y se reconstruyeron los faldones de los tejados
ahora con estructuras de hormigón y perfiles metálicos.
A pesar de la desfiguración del proyecto original que han supuesto estas intervenciones, estas no
parece que hayan afectado sensiblemente a la estabilidad del edificio.
Conclusiones.
Este análisis histórico artístico y estructural desde el estudio de los referentes proyectuales ha dado por
ahora unas primeras conclusiones:
Castro Urdiales se construye según un modelo normando protogótico que en torno a 1200 se encuentra
en continua evolución hacia el gótico radiante. Es notable cómo un edificio tan complejo y en la
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Estudios previos. Intervención en la iglesia de Santa María de Castro Urdiales.
vanguardia del estilo pudo proyectarse en lugar tan periférico, ajeno a dicha tradición constructiva y
con una audacia extraordinaria. Estas circunstancias han contribuido a una adaptación problemática del
modelo.
Es evidente la existencia de una primera fase de obra que abarca a la cabecera y a la altura de arcadas
del cuerpo de iglesia, donde la precisión de las trazas ha sido rigurosa con el modelo foráneo. Otra
segunda fase correspondiente a las dos plantas restantes de la nave central y su abovedamiento, fue
construido manteniendo el plan original. Sin embargo, la falta de destreza y conocimiento del nuevo
maestro no supo resolver adecuadamente la compleja interrelación de estructuras del alzado. Fue este
segundo maestro quien no siguió las pautas ya marcadas en la cabecera por el maestro anterior, en la
continuación del triforio.
Todo parece indicar que la proporción en la altura del triforio y lo arriesgado de la solución de esta
planta intermedia junto con las indecisiones de la cubrición de las naves laterales, fueron la causa del
colapso estructural del cerramiento norte de la nave central. Justamente los puntos críticos de fallo
estructural se corresponden con los apoyos que limitan el vano de más luz de la nave (el transepto) a la
altura del triforio. Puntos de fuertes asimetrías de cargas. [figura 7]
Figura 7. Esquema de deformaciones.
Las graves deformaciones producidas por no saber o por no poder construir el tipo de edificio más
complejo de su época, la negación del estilo gótico en los siglos posteriores, su exposición a una
climatología adversa y, por último, la desidia y el abandono han sido la causa de que esta iglesia,
construida al borde del mar, apareciese a los ojos de Eladio Laredo “como un barco sorprendido por el
temporal, desmantelado y pronto a sucumbir”.
Octubre de 2013.