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Ajustes y respuestas de China e India a la Crisis Financiera
Por Sanjay Peters1
Finalidad del estudio
El resurgimiento y la creciente influencia de China e India como potencias económicas es
ahora ampliamente aceptada. La revolución de los negocios a nivel mundial que se lleva
desarrollando en India y China en los últimos 15 años, está actualmente teniendo un gran
impacto en la economía de los EE.UU., UE y otras zonas de Europa occidental, África,
América Latina y Asia del Sur; y continuará así, durante las próximas dos a cinco décadas,
aunque en diferentes grados. Sin embargo, la diferencia en los recursos para crear medidas de
desarrollo humano, habría podido influir en el progreso de ambos países
Este artículo tiene por objeto abordar una serie de cuestiones pertinentes en relación a los
posibles resultados y a los ajustes realizados por China e India en respuesta a la actual crisis
financiera mundial. El abanico de preguntas para las cuáles se buscaron respuestas, incluye, por
ejemplo: ‘¿En qué medida la crisis ha detenido los logros de desarrollo de China e India?’; ‘¿De
qué manera se ha manifestado el malestar por la falta de desarrollo (es decir, el aumento en los
niveles de pobreza, la desigualdad y deterioro de los programas de desarrollo rural, la
educación, la salud y el desempleo)?’; ‘¿Cuáles han sido y cuáles es probable que sean los
resultados de los alentadores acuerdos globales en ambos países?’; ‘¿Podría la actual crisis
financiera aumentar la inestabilidad política en Asia y provocar una guerra?’; ‘De ser así, qué
podría desencadenar tal resultado?’, ‘¿Qué implicaciones internacionales de China e India son
cada vez más influyentes, en función del crecimiento como porcentaje del PIB mundial?’,
‘Tiene el Renminbi probabilidades de convertirse en una moneda regional sin ser usada como
moneda de reserva mundial?’; ‘¿Pueden los dos países compensar la caída de la demanda de los
mercados de exportación, dada la enormidad de sus mercados internos, mediante el consumo
impulsado por el crecimiento?’; ‘¿Podría la inversión extranjera ser abatida por China e India
como consecuencia de la crisis y de un enfoque más orientado hacia el interior?’; ‘En caso
afirmativo, ¿no conllevaría ésto represalias y proteccionismo?’; ‘¿La crisis actual secundará una
mayor cohesión y el apoyo de la ASEAN por India y China, o por el contrario, dará lugar a la
disociación en Asia, encabezados por China e India?’ o ‘¿Qué tendencias útiles (datos
empíricos del Banco Mundial, el FMI y la OCDE) deben guiarnos para entender mejor la
magnitud de las tareas que tenemos por delante para los gigantes emergentes de Asia?’
La estructura de este documento es la siguiente. La primera sección se centra en el impacto de
la crisis en los gigantes Asiáticos emergentes y expone algunos efectos directos que inciden en
la vida de la población en general, tanto en India como en China. La segunda sección está
dirigida a resaltar el tipo de reformas y cambios en la política de Gobierno, que deberán ser
implementadas en India y China para superar la actual crisis económica global. La tercera
sección pretende llamar la atención sobre el presente y los futuros retos en materia de
relaciones internacionales a los que tendrán que hacer frente China e India. Finalmente, la
cuarta sección ofrece algunas observaciones y comentarios a modo de conclusión.
Departamento de Economía, Director: Center for Emerging Markets, IESE Business School, Universidad de
Navarra
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1. LA CRISIS
El Impacto Colateral del Fracaso de los Mercados Financieros de Occidente, en las
Economías Emergentes Asiáticas
Aunque algunos fondos soberanos de inversión chinos han perdido miles de millones de
dólares tras invertir en bancos estadounidenses como Morgan Stanley y Lehman Brothers, la
crisis de las hipotecas subprime y los activos tóxicos en los Estados Unidos y en Europa no
han afectado directamente, en general, a la economía china. La burbuja especulativa del
mercado de las viviendas de lujo en las principales áreas urbanas de China también ha
estallado, pero los 12 millones de emigrantes que se desplazan cada año a distintas ciudades del
país crean una demanda de un tipo de vivienda diferente que amortigua, al menos
parcialmente, la caída de la demanda que se ha producido en el segmento más elevado del
mercado inmobiliario. Por otra parte, el pronunciado descenso de la demanda en Estados
Unidos, principal mercado de las exportaciones chinas, está teniendo consecuencias negativas
sobre el empleo. China tiene la suerte de contar con una serie de recursos internos para
combatir la crisis, entre los que se encuentran la demanda doméstica y el equilibrio fiscal. El
consumo privado es todavía inferior al 50% del PIB, por lo que el gobierno ha tomado
medidas para estimular el consumo. El paquete fiscal del gobierno aumenta el gasto en
educación, sanidad y pensiones en un 5% del PIB. El gobierno central también ha presentado
una iniciativa para destinar 586.000 millones de dólares a proyectos de creación de
infraestructuras para evitar el descarrilamiento del crecimiento económico. China es un
importador neto de petróleo, por lo que se beneficia de la caída de los precios. La menor
inflación permite al banco central chino rebajar los tipos de interés, y la ratio de reserva
obligatoria puede estimular también el crecimiento. La disminución de las exportaciones
supone un riesgo para China, pero probablemente no demasiado elevado, puesto que la
naturaleza de la producción supone que la mayoría de los factores de producción se importen
de países asiáticos vecinos. Así pues, las consecuencias de la crisis causarán estragos entre los
proveedores de factores de producción de China (ver: "La economía en 2009: la dimensión
desconocida. Los BRIC también sufren, unos más que otros", "La Caixa", Informe Mensual, nº 320, enero
de 2009). Además, de acuerdo con Jonathan Anderson, del Banco UBS (The Economist,
Enero, 3 ed, 2008), el crecimiento de China no depende tanto de las exportaciones como se
piensa comúnmente, como de los beneficios que obtiene de su productividad. La
productividad laboral ronda el 7-8% y el promedio de crecimiento anual de la productividad en
la región, ha sido del 4% (el más alto nivel mundial) a los largo de las dos últimas décadas
(Véase en anexo el gráfico 1).
Aunque las principales compañías informáticas indias, como Infosys, Wipro y Tata Consulting
Services, han sido enormemente golpeadas la crisis financiera, puesto que entre sus principales
clientes se contaban muchas de las instituciones financieras estadounidenses que han sufrido
pérdidas, India, a escala nacional, no está tan expuesta a la disminución del comercio global.
Las exportaciones indias constituyen una parte relativamente pequeña de su PIB. La caída de
los precios del petróleo también beneficiará al país, y la reducción de los subsidios al
combustible dará un mayor margen de maniobra al gobierno. No obstante, es de esperar que
India y China reciban menos flujos de inversión, con lo que se resentirá la liquidez del sistema
financiero, pero la caída de la inflación ha permitido que el gobierno reduzca los tipos de
interés y la ratio de reserva obligatoria. Además en China el gobierno ha lanzado un paquete de
estímulo con un valor superior al 1% del PIB (1,5% en India) que deberá ser gastado en 2009
y 2010.
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En resumen, estas políticas pueden contribuir a avanzar en el logro de los objetivos de
desarrollo económico nacional en ambos países, pero la inestabilidad e incertidumbre con
relación a la efectividad del paquete de estímulo, junto con el hecho que los mercados
emergentes en la región están plagados de problemas de liquidez, suponen serias
preocupaciones. El riesgo de un aumento de la inflación y de un aumento de moneda añade
más presión.
El Impacto de la Crisis Financiera Global en el Control de la Pobreza y el Desempleo
Se estima que entre 470 y 827 millones de personas ganan menos de 2 dólares al día en China e
India, lo que representa una línea de pobreza media para todos los países en desarrollo. En
China e India, una disminución en el crecimiento económico provocado por la reciente crisis
económica mundial, tendrá, sin duda, un efecto perjudicial en la mitigación de la pobreza,
aunque en términos relativos mucho más bajo que en los países de la OCDE, a menos que se
empleen políticas concretas (como aquellas llevas a cabo en las áreas rurales de China para
fomentar el consumo de no durables) para reducir los efectos de la indulgencia de los más
ricos en la vida de los más pobres (Bajoria, 2008). El aumento de los precios de los alimentos
básicos podría exacerbar la pobreza en China e India. Por lo tanto, un programa de
subvenciones para garantizar que los alimentos esenciales lleguen a los grupos más necesitados,
debe ser vista por los responsables políticos, como clave para evitar una reacción social y
política. Tanto en India como en China, el mayor elemento desestabilizador de la crisis
económica global es el aumento del desempleo. Cientos de miles de trabajadores migratorios
de la India rural han tenido que retornar a sus pueblos debido a la pérdida de sus trabajos
producida por la reducción en la demanda de los mercados exportadores. Recientes estudios de
Vashist and Pathak (2009) revelan que las exportaciones de mercaderías decrecieron un 17%
desde Octubre de 2008 hasta Mayo de 2009. Mientras tanto, las figuras mensuales de diciembre
de 2009, muestran que la reducción de las exportaciones desde su pico en Julio de 2008 sigue
siendo alta con 23.3% (pero inferior con respecto a la de Abril 2008 cuando se registró un
43.6%). En China, desde el inicio de la crisis, a finales septiembre de 2008, más de 20 millones
de trabajadores emigrantes han perdido sus empleos debido a la disminución de la demanda en
los mercados de exportación. Se estima que alrededor de un 25% de los 6.1 millones de
estudiantes universitarios, no encontrará trabajo cuando se gradúe en 2009 (Pei, 2009). La
legitimidad política del Partido Comunista en China, tal y como Minxin Pei señala, con razón,
se basa en garantizar que las necesidades económicas de las masas se satisfagan, y más
concretamente, en controlar la reducción de pérdidas de empleos y la creación de nuevas
oportunidades de colocación para evitar que millones de emigrantes rurales descontentos se
propongan llevar a cabo protestas y manifestaciones. Si se mantiene un elevado crecimiento en
China, a pesar de la crisis económica, y las tasas de crecimiento de las economías desarrolladas
siguen siendo débiles durante los próximos tres a cinco años, la probabilidad de que haya
protestas contra las restringidas libertades políticas y las libertades individuales y sociales, va a
pasar de ser escasa a nula, incluso entre la juventud china. Sin embargo, en caso de que se
renuncie pronto al acuerdo global y haya una mayor reducción de las tasas de crecimiento en
China, la comunidad internacional debería prepararse para una inestabilidad interna en China.
Las violaciones de los derechos humanos podrían multiplicarse por diez, ya que millones de
manifestantes chocarían contra las fuerzas de seguridad del Estado. El mayor peligro en tal
situación, sería que China se centrase demasiado en el control de disturbios y objetivos
políticos internos, a expensas de su creciente responsabilidad en la región y la comunidad
internacional, especialmente cuando la demanda mundial hacia China es que desempeñe un
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mayor y más activo papel en cuestiones como el cambio climático, la política monetaria y la
reducción de los desequilibrios macroeconómicos (Pei, 2009).
Un importante descenso de las exportaciones, debido a la actual crisis financiera y a la
retracción de los mercados occidentales, ha provocado el cierre de 67.000 fábricas en China
durante el primer semestre de 2008, produciendo protestas callejeras a nivel nacional por parte
de los trabajadores despedidos. (Bajoria, 2008). Ambos países, están experimentando un éxodo
masivo de millones de trabajadores emigrantes a zonas rurales, sin indicios claros de la gran
mayoría pueda llegar a regresar, en un futuro cercano, a los centros urbanos para ganarse la
vida de forma más estable. Los niveles de pobreza en China e India se han reducido
sustancialmente en las últimas dos décadas y media. Ningún otro país en la historia de la
civilización humana ha tenido tanto éxito como tiene China en sacar más de 600 millones de
personas de la pobreza extrema (personas que ganan menos de $ 1 al día) en un corto período
de tiempo (desde 1981). Esto se logró, principalmente, mediante tasas de crecimiento
sostenidas del 10 por ciento, desde el comienzo de la década de los 80’s. India, con un
crecimiento del 6,2 por ciento de promedio anual, durante el mismo período, también ha
logrado sacar a 30 millones de personas de la pobreza extrema. Sin embargo, el Banco Mundial
sostiene que, aproximadamente, 100 millones de chinos y más de 250 millones de indios
quedaron bajo la línea de pobreza extrema en 2005 (Bajoria 2009). Kumara y Jayaskera (2009)
advierten que,
"Mientras que la élite empresarial india y la mundial son responsable, en gran parte, del 9 por
ciento de crecimiento anual e India lo experimentó durante cuatro años consecutivos a partir
de 2004-5, la realidad, es que los beneficios del auge de India se derivaron, casi exclusivamente,
a las grandes empresas y los sectores más privilegiados de la clase media. La India rural,
mientras tanto, ha sido devastada por la otra cara de la política en favor de los inversores,
llevada a cabo por los sucesivos gobiernos de India. La inversión estatal en agricultura se ha
reducido, por lo que los gobiernos pueden reducir impuestos y llevar a cabo los megaproyectos
requeridos por las grandes empresas que hacen que India sea un productor de mano de obra
barata para el mercado mundial. El apoyo a los precios agrícolas, los subsidios para fertilizantes
y otros ingresos se han reducido o eliminado".
La reorientación se centra, por lo tanto, en la urgente necesidad por parte del gobierno de
Manmohan Singh, de llevar a cabo de forma práctica, soluciones para aliviar la creciente
desigualdad entre la India urbana y la rural y reducir los niveles de pobreza.
2. REFORMAS
Retos Políticos que enfrenta China
China e India están disfrutando de un crecimiento económico sostenido a pesar de la actual
crisis económica global. Existen evidentemente serios problemas a los que deben hacer frente
ambos países en términos de distribución de bienestar. Las políticas gubernamentales en áreas
como la educación pública, la salud y el bienestar social requieren de atención urgente. Por lo
demás, las amplias disparidades en los estándares de vida, el ingreso per capita y el bienestar
entre regiones de estos dos países, entre las áreas rural y urbana, y en el seno del área urbana,
pueden generar consecuencias desastrosas que a su vez pueden poner en riesgo la estabilidad
social y política.
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El Partido Comunista que gobierna China, liderado por el presidente Hu Jintao, quiere seguir
liberalizando la economía y manteniendo un crecimiento económico sostenible a la par que
conservando el control político. El mayor desafío interno al que se enfrenta el Partido
Comunista es el de decenas de millones de personas que han salido perdiendo desde que se
iniciaron las reformas económicas en la década de 1970. La prosperidad económica ha sido
desigual; a muchas regiones rurales del interior las han “dejado atrás”, lo que ha creado
legiones de desempleados y de ciudadanos desfavorecidos que plantean un problema político.
En China se han producido oficialmente más de 74.000 desórdenes y manifestaciones durante
2005. En septiembre de 2004, un sondeo realizado entre académicos y analistas de laboratorios
de ideas decía que China vivirá graves conflictos sociales a resultas de una combinación de
desafíos sociales que incluye problemas medioambientales, corrupción, un sistema financiero
débil, pobreza y desempleo.
“En consonancia, la balanza del desarrollo económico se está inclinando hacia las prioridades
sociales” (Political Forces, 2005). Los pobres en las zonas rurales están recibiendo mucha más
atención, sobre todo mediante la reducción de impuestos, y terminar con la corrupción
gubernamental es otra prioridad.
Reformas Necesarias en el Sistema Educativo de China e India
El sistema educativo en China es el mayor del mundo, pero sólo un porcentaje muy pequeño
de la gran mayoría de graduados universitarios, poseen las habilidades y los conocimientos
necesarios para ser contratados por empresas especializadas en mercados de exportación
(Farrel, Grant, 2005). Sistema educativo chino es demasiado teórico, con muy pocos graduados
con las habilidades prácticas necesarias para trabajar en un entorno multinacional. El pobre
nivel de inglés y la falta de experiencia laboral, son otras razones que contribuyen a percibir
cierta debilidad en los licenciados en educación superior en China. Esta escasez de talento
nacional, limitará, la capacidad, de las empresas nacionales para globalizar y restringirá,
potencialmente, la capacidad de China para desarrollar empresas de servicios de clase mundial.
Un problema adicional que China debe abordar, es la falta de acceso a la educación primaria y
secundaria que se encuentran las familias de los trabajadores emigrantes rurales cuando llegan a
las principales ciudades. Aunque las leyes sobre la movilidad permiten a las personas circular
libremente por todo el país para buscar un empleo estable, los derechos de las personas se
limitan a los servicios públicos ofrecidos por la ciudad si no están registrados como residentes.
Los trabajadores inmigrantes que provienen del área rural de China no son automáticamente
elegibles para convertirse en residentes de las grandes ciudades. Esta política, aviva, en lugar de
reducir, la desigualdad entre los ciudadanos de la China rural y la urbana.
Por otro lado, aunque India tiene un núcleo de trabajadores altamente cualificados y educados,
también es necesario mejorar significativamente muchos aspectos de su sistema educativo. Una
mano de obra calificada es parte fundamental de una economía en desarrollo, pero aún más
para India, ya que quiere aprovechar su conocimiento sobre economía. Aunque India haya
realizado progresos sustanciales en materia de alfabetización y tasas de matriculación escolares,
aún mantiene el mayor número analfabetismo mundial, y la participación de las niñas en la
educación primaria es baja. Otras áreas en las que India necesita invertir, con el fin de educar a
un gran número de trabajadores cualificados de forma ágil y hábil, es mediante la estimulación
del aprendizaje creativo, más que en la escolarización, y centrarse más en las habilidades
prácticas que en la teoría, ya que esto, ha creado un "desajuste entre la educación y el mercado
laboral. "(Banco Mundial, 2005). Los datos sobre la educación en India, sin embargo, son aún
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más preocupantes, en muchos aspectos, que los de China. Las elevadas tasas de deserción en la
escuela primaria y la escuela secundaria, significa que, aproximadamente, sólo el 10% entrará
en la educación superior. Por otra parte, alrededor del 70% de los que entran en la educación
superior, continúan sus estudios en derecho, literatura, historia y otros temas de artes liberales,
lo que los hace menos preparados para el mercado de trabajo en campos técnicos en los que
India tiene tan buena reputación (ETA Kumar, 2007). La desigualdad de género en India en el
ámbito educacional es considerable a la zaga de China. Más del 70% de la población femenina
de los países altamente poblados, como Bihar, con más de 100 millones de habitantes, es
analfabeta. Estas tendencias perjudican, claramente, el futuro crecimiento y desarrollo de India.
Aproximadamente el 44% del país, es decir, más de mil millones de habitantes, residen en siete
de los estados más pobres, como Bihar, Uttar Pradesh, Jharkhand, Orissa, Assam, Madhya
Pradesh y Rajasthan. Uno de los mayores problemas de India es el hecho que concede
demasiada prioridad al sector de servicios. Este sector no puede absorber el exceso de mano de
obra en el sector agrícola. El desarrollo del sector manufacturero debe ser llevado a cabo para
balancear la extensión de la creación de empleo en India. Ambos países deberán encontrar
maneras de evitar la “fuga de cerebros” causada por sus científicos mas brillantes, que se
marchan hacia Europa y los Estados Unidos. La innovación solo se puede alcanzar mediante la
expansión de la inversión en educación superior y en Desarrollo e Investigación. Ambos países
necesitarán encontrar formas de proveer los incentivos correctos para mantener a sus mentes
más brillantes y evitar que emigren a países industrialmente más avanzados.
La crisis va a desempeñar un papel importante en este sentido. Sólo los sectores altamente
productivos mantendrán una fuerte demanda de mano de obra. Por un lado, esto puede
ofrecer grandes incentivos al Estado y a los empresarios privados para promover dichos
sectores, las herramientas y el saber cómo, y por ende, el crecimiento económico. Por otro lado,
si la brecha educacional persiste y los incentivos no se orientan adecuadamente, la mayor parte
de la población puede quedar excluida.
El propósito de China sobre la estabilidad social mediante una mayor atención al
Bienestar Social
Como resultado de la fuerte caída en el PIB de las economías occidentales debido a la reciente
crisis financiera, resulta cada vez más claro que las perspectivas de crecimiento de la economía
mundial durante los próximos 25 años dependerán, en gran medida, del crecimiento de Asia,
en especial de China e India. En ambos países, el historial del crecimiento será, cada vez más,
en función del consumo, aunque India ya se centró en este tipo estrategia desde que
comenzaron las reformas económicas en 1991. Entre 2003 y 2007, la mayor parte del aumento
de consumo, procedía de las economías de los G3, los EE.UU., la zona Euro y Japón. En los
próximos años, el aumento del consumo en los G3, será anémico, dejando a economías
emergentes de Asia el relevo, y China, definitivamente, tiene el potencial de llenar este vacío.
Un aumento adicional de cinco puntos porcentuales, por ejemplo, del consumo privado en
China, indicaría que China podría compensar las tendencias de consumo de los pobres del G3,
durante la crisis actual. Hay varias razones para creer que el consumo, particularmente en
China, aumentará, básicamente, porque no podía continuar decreciendo. Con tan sólo un
simple 37% de la cuota de servicio privado del PIB, en 2008, el consumo en China es el más
bajo respecto a cualquier otra economía grande. Asimismo, la cifra en los EE.UU. y México es
del 71% y 73%, respectivamente, mientras que en Brasil y en India, el porcentaje de consumo
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del PIB es del 65% y 57%, respectivamente, durante el mismo período (García-Herrero y
Peters 2009, en próxima publicación).
Dos importantes factores subyacentes deben acelerar, en los próximos años, esta tendencia al
reequilibrio en China, hacia una economía impulsada por un mayor consumo. Estos factores
emanarán del Gobierno central puesto que lo que China aprendió de la crisis financiera asiática,
fue el que la liberalización no es tan importante como la prudencia o la orientación del
mercado. La respuesta de China a esta crisis será la presencia constante del Estado en la
gestión de las empresas del Estado y del sector público, tal y como ha sido a lo largo de las
últimas tres décadas. Medidas políticas concretas están siendo adoptadas por el Gobierno
central para mejorar la red de seguridad social y reducir el ahorro de las empresas; y esas
medidas, sin duda, actuarán como instrumentos principales para fomentar el consumo. Una de
las principales razones por las que existe un bajo consumo en China, es que los hogares chinos
tienden a guardar una parte importante de sus ingresos. Este ahorro doméstico, supone un
promedio bruto en la región del 20% del PIB en los últimos años. Hasta ahora, la falta de una
red de seguridad social combinada con la política del hijo único, ha hecho que la mayoría de las
personas hayan recurrido a estos ahorros de precaución, a fin de mantenerse durante la
jubilación. Debido a la baja incursión, incluso de los más básicos productos financieros, tales
como seguros de vida, la mayoría de los hogares terminan ahorrando en exceso. El gobierno
chino, desde el inicio de la reciente crisis financiera, ha diseñado varias medidas políticas para
aumentar la seguridad social. Por ejemplo, se ha comprometido a proporcionar seguro médico
al 90% de la población en los próximos tres años (empleando un 1/5 del paquete fiscal de 586
billones de dólares). En las zonas urbanas, se ha introducido un sistema de tres pilares de
pensiones, y se está elaborado un plan para dotar de pensiones a los residentes en zonas rurales.
También se están comenzando a desarrollar planes para hacer que la educación sea más
accesible económicamente a todos los estudiantes, reduciendo así, la necesidad de los padres
de ahorrar para proporcionar una educación universitaria a sus hijos. La vivienda económica se
ha convertido en la mayor prioridad para el gobierno (más del 5% del paquete fiscal ha sido
dedicado a ella), no sólo para apoyar el crecimiento, sino también para ayudar al desarrollo de
una clase media en China. Un aumento en las tasas de propiedad de la vivienda, podría llevar a
aumentar el consumo, no sólo por la riqueza del "efecto" de poseer un hogar, sino también por
un mayor gasto en mejoras del hogar (García-Herrero y Peters, 2010, en próxima publicación).
En las economías asiáticas más desarrolladas (Taiwán, Corea y Japón), el consumo en relación
al PIB aumentó gradualmente en proporción al aumento del PIB per cápita. El PIB per cápita
en China ha estado, durante mucho tiempo en niveles cercanos al nivel de subsistencia, lo cual,
generalmente, se asocia con un bajo porcentaje de consumo. En los próximos años, en China,
a medida que el PIB per cápita vaya aumentando, se podrá preveer que siga el mismo buen
camino que sus semejantes en Asia, y así, gradualmente aumentar el consumo como parte del
PIB.
La mayor parte del aumento de los ahorros de China también ha llegado desde el sector
empresarial. El notable incremento en el ahorro empresarial, entre 2002-2007, se debe
principalmente al aumento de la rentabilidad de las empresas estatales (SOE), las cuales no han
distribuido sus ganancias al gobierno. Esto ha comenzado a cambiar en 2007, donde el 10% de
los beneficios tienen que ser pagados como dividendos para el gobierno. Durante los próximos
años, más pasos en esta dirección, será ayudar a aliviar las presiones del gobierno (GarcíaHerrero y Peters, 2010 en próxima publicación).
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El fuerte foco orientado en el consumo de China e India sugiere que no se debe pensar en
estos dos grandes mercados emergentes como simples destinos para abastecerse de mano de
obra a bajo costo, sino que las compañías occidentales deberán aprender cómo vender
productos y servicios a estas grandes economías más que solo exportar productos y servicios
de ellas.
Los Principales Impulsores del Nuevo Crecimiento Generado por el Consumo en
China.
Aunque las reformas económicas introducidas por Deng Xiao Ping, en 1978, sin duda
facilitaron una mayor privatización de la economía nacional, todavía es difícil determinar, de
forma clara, en qué medida, los empresarios privados chinos han sido testigos de unas mejoras
visibles en cuánto a su capacidad para establecer y gestionar empresas de éxito se refire.
Aunque las ganancias de productividad han sido importantes, según Zha Daojiong, profesor de
Economía Política en la Universidad Internacional de Pekín, la tasa de productividad de un
trabajador de automóviles en China, por ejemplo, es sólo un 20 por ciento de la que le
correspondería a su homólogo en Japón (Zorrilla, 2006, p.53). La baja productividad en China
se atribuye, según Zha, al excesivo protagonismo que desempeña el Estado en sectores claves
de la economía. La economía china sigue siendo altamente intervencionista aún, en la primera
década del siglo XXI, a pesar del hecho de que la percepción general muestre lo contrario. Para
argumentar esta afirmación, Zha señala que el Estado controla el monopolio de una serie de
áreas clave como, alcohol, tabaco, telecomunicaciones, ferrocarriles, aviación, petróleo y otras
industrias estratégicas (ibid, 2006. P.53), como por ejemplo, la banca. La visible y excesiva
intervención del Estado, se puede incluso ver en pequeñas empresas como la industria del taxi,
en Beijing. El negocio de los taxis en China se menciona como uno de los más regulados y
controlados del mundo. ¿Cómo es eso? En primer lugar, el costo de la obtención de una
licencia de taxi se sabe que es exorbitado. En segundo lugar, los taxistas están obligados a
contratar sus vehículos a una empresa específica, a la que el Estado les obliga a trabajar con
ellos. En tercer lugar, se requiere que los operadores estén autorizados por unos reguladores
estatales para sustituir un taxi existente por uno nuevo. En cuarto lugar, la marca y modelo del
coche para ser utilizado como taxi, es decisión del Estado. El conductor del taxi, así, no tiene
voz alguna para decidir la marca que le gustaría tener para su coche (ibid.; p.53). Zha insiste en
que el núcleo del problema de la baja productividad en China, está directamente vinculado con
la falta de reformas institucionales en el ámbito político. Afirma que, las personas que
normalmente toman decisiones sobre cuestiones políticas relacionadas con la estrategia de
negocio en China, tienen entre 50 y 60 años de edad. Esto significa que fueron educados en la
antigua Unión Soviética o que recibieron su formación durante la Revolución Cultural. Si se
tratara de estos últimos, que es el caso de la mayoría de los que toman decisiones en la China
actual, es poco probable que partan de una educación conforme a la de Zha, porque estudiar
cualquier otra cosa, que no fuera la ideología maoísta, fue prohibido en China entre 1966 y
1977. Desde el punto de vista del Partido Comunista de China, la capacidad de leer y escribir
es todo lo que hacía falta para familiarizarse con las ideas de Mao y aprender de su sabiduría.
Junto con el hecho de que la mayoría de los que toman decisiones actualmente en China,
provienen de orígenes humildes, clases sociales sin ninguna tradición educacional, no es
sorprendente, que el resultado final de hacer política de Zha sea, nada menos, que mediante la
corrupción y la ignorancia. Sostiene que el partido comunista es la columna vertebral de China.
Incluso a nivel técnico, uno tiene que pertenecer al partido comunista, a fin de tomar
decisiones importantes. Zha, sostiene que el liderazgo en el Partido Comunista de la República
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Popular de China no se basa en los méritos. Con el fin de ascender dentro del partido, la
antigüedad y la lealtad a la oligarquía del partido son mucho más importantes que el mérito.
Como resultado de ello, es muy difícil, ver algún signo de verdadera innovación en las
empresas chinas. China, puede ser capaz de enviar cohetes al espacio, pero son incapaces de
resolver los problemas relacionados con las fugas de agua en los hogares y las letrinas públicas
(Ibid; 2006, p. 53-54). Cualquier esperanza real de modernizar China, innovar y desarrollar sus
propias industrias competitivas en un mundo en continuo proceso de globalización, según Zha,
sólo tendrá lugar después del XVIII Congreso del Partido en 2012, cuando aquellos que, como
Hu Jintao, actual Presidente de China, y los miembros de su generación, fueron educados
durante la Revolución Cultural, se retiren de la política. Sin embargo, se pueden observar
actualmente alentadores indicios, en el hecho de que destacados miembros de la comunidad
empresarial china están siendo autorizados para formar parte del aparato del gobierno central
(Ibid; 2006, p. 61). Uno de los resultados más importantes de la actual crisis financiera es que
se ha legitimado el papel del Estado chino en una eficaz gestión de la economía. Por lo tanto,
es probable que seamos testigos de ello durante los próximos tres años, por lo menos, hasta el
cambio de guardia en el año 2012 y el relevo de Hu Jintao, de un aumento en el papel del
Estado, con un mayor enfoque en la autosuficiencia en lugar de un crecimiento impulsado por
las exportaciones y la dependencia de la inversión extranjera directa. Esta política de fuerte
control estatal, puede llegar a ser más acentuada en función de quien se haga cargo. (Summers,
2009).
Xi Jinping y Li Keqiang, son vistos como los principales candidatos para suceder, en 2012, a
Hu Jintao y Wen Jiabao, respectivamente. El objetivo del Presidente Hu Jintao para el resto de
su mandato será mantener el impulso político necesario para que la transición sea suave y libre
de incertidumbres e inestabilidades. Sus objetivos económicos parecieran ser por naturaleza de
corto plazo. Para los distintos aspirantes a candidatos, sin embargo, el proceso de transición,
podría ofrecer una oportunidad única para reformar radicalmente el sistema existente mediante
el arranque de importantes reformas políticas y sociales. Esta contrastante postura, podría
gravemente minar la autoridad del Estado y, sin querer, provocar más inestabilidad política (Pei,
2009).
China ha podido aprender importantes lecciones de su vecina, India, sobre cómo promover el
desarrollo empresarial privado entre la población local, más que depender de la inversión
extranjera directa. India mientras tanto, pudo también aprender de China como desarrollar su
sector manufacturero y alentar la inversión extranjera pero sin hacerse demasiado dependiente
de esta fuente como su principal impulsor del crecimiento del PBI, ya que el boom en el sector
de servicios no será suficiente para absorber el exceso de mano de obra de India.
Retos Medioambientales
El desarrollo económico que ha experimentado China durante las dos décadas anteriores ha
producido graves problemas medioambientales, que a su vez están dando lugar a todo un
abanico de desafíos sociales, políticos y económicos.
El disparatado aumento de las tasas de contaminación del aire y del agua, la severa erosión y el
grave empobrecimiento del suelo y la creciente escasez de recursos están generando una
presión enorme. La dependencia que tiene China del carbón, con el que produce las tres
cuartas partes de su energía, ha hecho que la calidad de su aire sea una de las peores del mundo.
En 2001, el Banco Mundial informó de que 16 de las 20 ciudades más polucionadas del mundo
estaban en China. La lluvia ácida, resultado de las emisiones de dióxido de sulfuro que se
9
producen al quemar carbón, afecta a más de una cuarta parte de las tierras en China. El
desarrollo económico sin regulación ninguna ha contribuido a la devastación de los bosques
chinos. Sin embargo, “el uso cada vez mayor de automóviles en China es la mayor amenaza
futura a la calidad de su aire. China tiene hoy un parque de 20 millones de coches, camiones y
autobuses; 20 millones de vehículos agrícolas y 50 millones de motocicletas. Cálculos a la baja
prevén que en 2020 habrá en China 110 millones de coches” (Elizabeth, 2004).
No obstante, el desafío más serio al que China se enfrenta es el del acceso al agua, que se
deriva tanto de la creciente demanda como de unos niveles de contaminación que están
elevándose con rapidez. Alrededor de 700 millones de personas beben agua contaminada a
diario. Más de tres cuartas partes del agua que hay en las zonas urbanas se considera que no es
potable ni apta para pescar. Los problemas de contaminación de las aguas en China se
pusieron de manifiesto en noviembre de 2005 cuando se produjo un accidente industrial que
contaminó un río y dejó sin agua durante más de cuatro días a cuatro millones de habitantes de
Harbin (una importante ciudad industrial en el noreste del país).
Recientemente, los dirigentes chinos se han dado cuenta de que su prácticas medioambientales
están teniendo repercusiones muy perjudiciales en la economía. El Banco Mundial dice que el
coste de la contaminación y degradación medioambientales equivale anualmente a una cifra
que oscila entre el 8% y el 12% del PIB. Las jornadas de trabajo que se pierden, los cultivos y
productos piscícolas contaminados y los cierres de plantas debidos a la falta de agua
contribuyen a esos costes. La contingencia de conflictos sociales está llevándole al Gobierno a
prestarle mayor atención al medioambiente. Ya a mediados de la década de 1990, el Comité
Central del Partido Comunista Chino publicó un informe en el que se reconocía que la
degradación y contaminación medioambientales era una de las cuatro causas principales de la
conflictividad social en el país. El movimiento en pos de un desarrollo más sostenible también
está avalado por diversos estudios académicos. La “curva medioambiental de Kuznet” sugiere
que conforme una economía crece y aumenta su riqueza, los Gobiernos destinan más recursos
a la protección del medioambiente. “El incremento de los ingresos per cápita suscita en los
consumidores la demanda de bienes de lujo, incluida la protección del medioambiente. Los
consumidores presionan para que se pase de una producción industrial que perturba mucho el
medio a una producción de bienes de consumo y servicios menos perturbadora para el
medioambiente” (Peters, 2005). Las primeras muestras de esa tendencia ya son perceptibles en
China.
3. RELACIONES INTERNACIONALES
El Estado de las Relaciones Bilaterales entre China e India
Los medios de comunicación, durante la última década, se han fijado mucho en la India y en
China porque se trata de las dos economías cuya emergencia se sitúa a la cabeza del ranking
mundial. También ha crecido la literatura publicada en revistas académicas acerca de China e
India, del supuesto aumento de su rivalidad y de las especulaciones sobre quién será la
ganadora a medio y a largo plazo (Gibb y Li, 2003; Majumdar 2004; Arora y Athreye, 2002;
Contractor y Kundu, 2004 y Srinivisan 2004). Con frecuencia, se cree erróneamente que China
e India son enconados adversarios y que compiten entre sí de manera feroz. Si bien no sería
exacto sugerir que no se tienen ningún miedo en el ámbito militar, sobre todo teniendo en
cuenta la historia de las últimas disputas fronterizas de las cuales la más destacable fue la de
1962, sería un error de bulto concluir que lo que más les preocupa a quienes diseñan las
10
políticas en cada país sea la nueva amenaza militar del otro. Consecuencia de esta apreciación
equivocada es que los inversores extranjeros parece que tuvieran que enfrentarse al dilema
falso y paradójico de tener que escoger entre un país u otro a la hora de entrar en los mercados
emergentes de Asia. Aunque entre China e India hay una sana competición de considerable
envergadura por convertirse en el actor principal de Asia, la mayor parte de los analistas tiende
a ignorar el hecho de que también hay una cooperación y unas relaciones comerciales
crecientes entre ambos países. Así por ejemplo, en 2009 las relaciones comerciales bilaterales
entre China e India ascendieron a 43 millones de dólares, lo que supone un considerable
incremento si se compara con 2001, año en el que las relaciones comerciales bilaterales
supusieron la exigua cifra de 1,2 millones de dólares. Se calcula que en 2007 China reemplazará
a la UE como principal socio comercial. Para ilustrar con mayor detalle el progresivo
acercamiento de China a India, merece la pena señalar que hasta hace tan poco como 2002 no
había vuelos directos de China a India, ni viceversa. Desde 2007, hay 22 vuelos directos a la
semana desde las principales ciudades chinas como Beijing y Shanghai a Delhi y Mumbai.
Asimismo y desde 2005 hay 90 empresas indias pertenecientes a diversos sectores, como el
farmacéutico, el de las tecnologías de la información o el de los componentes de automoción,
que tienen oficinas registradas en China. A resultas del aumento de la demanda mundial de
especialistas en tecnologías de la información, más de 25.000 ingenieros de software chinos se
han formado en el NIIT, una de las mayores compañías para la formación de ingenieros de
sofware de la India que tiene 170 centros de formación repartidos por las principales ciudades
chinas. En el contexto de la reciente cooperación entre los dos países y del aumento de sus
relaciones comerciales bilaterales, las inversiones extranjeras directas no se han llevado a cabo
sólo en un único sentido. Importantes compañías chinas como Hauwei Technologies y TCL,
especializadas en telecomunicaciones y componente electrónicos de uso doméstico, también
han invertido unos 250 millones de dólares en la construcción de fábricas y centros de
investigación y desarrollo que las conviertan en proveedores de la creciente clase media india y
les permitan seguir siendo competitivos en la escena internacional (Peters, 2005).
La repercusión de China e India en los países industrializados y otras Economías
Emergentes
Independientemente de la actual crisis económica global, los beneficios o perjuicios de la de la
reaparición de India y China como actores internacionales no se distribuyen de manera
uniforme por todos los países. Así por ejemplo, los países del Europa del Este como Polonia,
Hungría o Eslovaquia, que han accedido recientemente a la UE, posiblemente sufrirán más que,
digamos, Francia, Italia o Gran Bretaña, que son fabricantes de productos de tecnología
avanzada tales como automóviles de lujo, aviones comerciales y componentes electrónicos
para uso doméstico. Boeing, Airbus, Volkswagen, GM (General Motors) y Siemens son el tipo
de empresas multinacionales de países con un desarrollo industrial avanzado que se benefician
de la emergencia de China e India. Los países del este de Europa arriba mencionados sufren
más debido a la exportación de puestos de trabajo que se produce a causa de que los costes son
comparativamente más bajos y el suministro de mano de obra cualificada en los sectores de las
manufacturas y los servicios, más abundante en China e India. La posibilidad que tienen de
acceder a los enormes mercados interiores de los dos países asiáticos, unida a que producen y
exportan a otros mercados de Asia y Europa, supone asimismo que los otros países asiáticos y
los de la Europa del Este, que se especializan en industrias tradicionales como la textil o la del
calzado, sufren más de lo que se benefician de la emergencia sobre todo de China. Por otro
lado, la reaparición de China e India como actores principales es el escenario internacional ha
11
tenido como resultado un incremento en las tasas de crecimiento del PIB en los países de
África y América Latina que exportan las mercancías con las que se alimenta el crecimiento
industrial de China en particular. Así por ejemplo, en la última década, China se ha convertido
para Brasil en el principal mercado de exportación de sus minerales, acero y otras mercancías.
El alza del precio de las materias primas durante la década del 2000 se ha vinculado
directamente con el incremento de las importaciones de China e India. Eso ha sido una
bendición para el continente africano, tomado en su conjunto, al menos a corto plazo. Así por
ejemplo, Sudán, Angola, Burkina Faso y el Congo son importantes exportadores de algodón
para China; Sudán y Angola le exportan sobre todo petróleo; Camerún también le exporta,
además de algodón, madera y petróleo. Durante los últimos 30 años, la demanda de petróleo
ha crecido un 90% en los países desarrollados. En Asia, la demanda ha alcanzado un
impresionante 400% (Santiso, OECD, 2006). No obstante, uno de los efectos secundarios del
alza de los precios de las mercancías y de la tendencia a exportarlas es que incita a los países de
América Latina y también de África a que sigan especializándose en exportar materias primas,
en vez de diversificarse e incorporar actividades relacionadas con la manufactura de productos
más elaborados cuyas ganancias probablemente serían mayores a medio y largo plazo. En
segundo lugar, la dependencia que tiene China de petróleo, carbón, acero y otras materias
primas que se exportan podría suponer que, si se diera un recalentamiento en el mercado chino
y, en consecuencia, se redujera el consumo, la demanda de dichos productos caería. Una
situación así expondría a esos países exportadores de materias primas a sobresaltos inesperados.
Adicionalmente, la marca que ha dejado China en África se está convirtiendo en una seria
preocupación tanto para las organizaciones de derechos humanos y los observadores de
corrupción, como para los sindicatos y actores políticos. Como ejemplo de ello, en Namibia en
2009 compañías chinas fueron acusadas de sobornar a autoridades y en Sudán las autoridades
acusaron a compañías mineras chinas de ignorar la fuerza laboral local.
Los países en vías de desarrollo en América Latina y África no son los únicos que han de
adaptarse a la evolución de China e India. La aparente fuga de grandes compañías
multinacionales, como Samsung y Philips, de lugares como España, en los que antes había
mano de obra barata, hacia China e India ha redundado en la pérdida de empleos en
determinadas zonas. El fenómeno conocido como “deslocalización”, que se refiere al proceso
de reubicación de empresas multinacionales en mercados ultramarinos más competitivos, les
ha brindado a las empresas españolas vivas la oportunidad de aumentar su competitividad
internacional al favorecer que trasladasen sus actividades de investigación y desarrollo (I+D) y
manufactura a esos grandes mercados asiáticos. Dado que las ventajas comparativas de España
se encuentran en los sectores de la banca, las telecomunicaciones, la energía, la logística, la
construcción y el turismo, sectores en los que, afortunadamente para España, hay una gran
demanda en China e India, habrá nuevas oportunidades que compensen las pérdidas en el
sector manufacturero. Con todo, la clave estará en identificar esos retos y en adaptarse a las
condiciones y necesidades particulares de ambos países asiáticos. España, por ejemplo, puede
jugar un importante papel de intermediario entre China e India y América Latina. Aparte de las
ventajas que tienen ciertos sectores claves como los de la banca, las telecomunicaciones o las
infraestructuras, las empresas españolas de un amplio espectro de sectores pueden beneficiarse
de las oportunidades que les brindan China e India. Los beneficiarios más evidentes de la
emergencia sobre todo de China son los consumidores de la UE y de EEUU. Los
consumidores de ambas zonas pueden beneficiarse del bajo coste de artículos como los
ordenadores, las zapatillas de deporte, los televisores, las lavadoras y las batidoras eléctricas que
12
fabrican en China empresas extranjeras. Además, la calidad de esos artículos ya no se verá
comprometida por la falta de inputs tecnológicos
Es evidente que China e India están intentando convertirse en las potencias mundiales del siglo
XXI a base de aprovechar el potencial de sus cuantiosas poblaciones para conseguir el papel
que por derecho les corresponde en el mundo. En cuanto a los cambios demográficos que se
esperan para el año 2030, se prevé que India tenga una población activa mucho más joven que
la de China; se calcula que, en la India, la población activa con edades comprendidas entre los
15 años y los 29 años supondrá el 28% de la misma, en tanto que en China será el 19%. Más
alarmante resulta la estimación de que el 23% de la población china tenga entonces entre 50
años y 64 años, en tanto que en la India el porcentaje de ese grupo se calcula que llegará sólo al
9% (Financial Times, 2004). Esas ventajas demográficas que se prevén no garantizan que India
alcance tasas de crecimiento superiores a las de China. A no ser que India mejore el sistema de
educación primaria y secundaria, que lo haga más accesible y que controle los niveles de
malnutrición y pobreza, las ventajas de tener una población joven no serán demasiado
relevantes. En definitiva, ambos países se enfrentan a diversos retos económicos, políticos,
sociales y medioambientales para convertirse en líderes mundiales y para tratar con los shocks
económicos repentinos, como la actual crisis económica global.
La reforma en el sistema monetario mundial y la subida de la moneda china
La libra esterlina fue la principal moneda de reserva durante gran parte del siglo XIX, y cuando
el imperio británico lo rehusó, el dólar estadounidense lo reemplazó, ya en el siglo XX.
Tempranas evidencias en el siglo XXI, sugieren un cambio de guardia en el sistema monetario
internacional, con el Renminbi de China amenazando con sustituir al dólar estadounidense. Sin
embargo, persisten grandes dudas sobre si el Renminbi puede tomar el relevo al dólar en
cualquier momento, antes de la próxima década, ya que la historia ha demostrado que, por lo
general, hace falta cierto tiempo para que los agentes adquieran la confianza necesaria para
realizar transacciones comerciales y acumular reservas de divisas en una nueva moneda.
Conflictos de Interés
China se encontró con una considerable resistencia al proponer una moneda de reserva
alternativa para sustituir el dólar, ya que esto reduciría sustancialmente la capacidad de los
EE.UU. para financiar su presupuesto a bajo costo y el déficit comercial. La carga de
responsabilidad provocada por la caída del valor del dólar, ha sido hasta ahora asumida por sus
acreedores, que prestan con la misma moneda. Que los productos básicos se coticen en dólares
también significa que, las importaciones a los EE.UU. no se encarezcan cuando hay una caída
en el valor del dólar. Los préstamos, por lo tanto, serían más costosos para los EE.UU. si los
países diversificaran sus divisas de reserva. En la actualidad, el 67% de las reservas mundiales
monetarias, son en dólares estadounidenses. Hay varios factores más que restringen la
viabilidad del Renminbi para convertirse en la alternativa moneda regional en Asia. Por
ejemplo, China tendría que eliminar las restricciones sobre el dinero que entra y sale de sus
fronteras, hacer la moneda totalmente convertible para transacciones comerciales y hacer su
sus bonos de mercado más líquidos y transparentes. El hecho de que China signifique un
negocio serio, por otro lado, puede verse en la creación de canjes de monedas con Argentina,
Bielorrusia e Indonesia y que permite a las instituciones financieras de Hong Kong, la emisión
de bonos en Renminbi. Este es un paso importante en la creación de un significativo mercado
13
nacional e internacional para su moneda. Que el Renminbi sustituyera al dólar, a medio plazo,
supondría para los EE.UU. que el alto coste de los préstamos, llevara a una disminución del
consumo, la inversión y el crecimiento. En Asia, realizar transacciones en Renminbi sería
fomentar un aumento del comercio regional. Para China, por otra parte, significaría la
adopción de un papel muy similar al de Alemania en la UE, subvencionando a los países
económicamente más débiles de la región. En suma, ello significaría un cambio de enfoque
para el bienestar colectivo, en lugar de únicamente proteger sus intereses nacionales. Otro
desafío importante al que se ha enfrentado China hasta ahora, ha sido la barrera política, en
colaboración con el Japón (el único país de la región con experiencia en banca internacional),
su adversario histórico en el desarrollo de una unidad monetaria asiática. La fragilidad de la
existente estructura monetaria internacional que ha provocado la actual crisis financiera, una
vez más, ha reabierto el debate.
Contradicciones y problemas del actual Sistema Monetario Internacional
Los EE.UU. han pasado de ser un prestamista neto, desde la Segunda Guerra Mundial, a un
prestatario neto, en el siglo XXI. China se ha convertido en un país acreedor con un fuerte
crecimiento, baja deuda en proporción al PIB y un superávit en cuenta corriente. En los
últimos años de la década de los 80’s, las reservas de divisas extranjeras en China se estimaban
en alrededor de 167 millones de dólares estadounidenses. En la actualidad, las reservas
internacionales de China que hay en la región son de 2 trillones de dólares, y aproximadamente,
1,5 trillones de ellos, se invierten en fondos en dólares, principalmente bonos del Tesoro de los
EE.UU. y quasi-soberanos- de valores emitidos por Fannie Mae y Freddie Mac. Con la
embestida de la crisis financiera mundial de 2008, la atención mundial se concentra,
intensamente en la considerable acumulación de China de dólares estadounidenses como
reservas internacionales. El gobierno chino está, comprensiblemente, muy preocupado por la
seguridad de sus inversiones en los Estados Unidos. Sin embargo, incluso con una recesión
mundial en curso, no parece haber ningún signo de disminución en las cantidades acumuladas
de dólares estadounidenses por parte de China, ya que el euro se percibe como menos estable
frente al dólar, debido a los temores sobre el futuro de la Unión Monetaria Europea. Para
contrarrestar la vulnerabilidad creada por la disminución prevista del valor del dólar, las
autoridades de Beijing están presionando para obtener un mayor papel en el comercio
internacional, mediante el uso de “Special Drawing Rights (SDR’s)” o Derechos Especiales de
Giro (DEG), elaborados por el Fondo Monetario Internacional en 1969, mientras era
consciente de que los EE.UU. podían vetar una decisión del FMI. Por lo tanto, la posición de
China puede ser tomada como una señal de advertencia a los Estados Unidos, más que como
cualquier tipo de amenaza inmediata o de demanda mundial para la reforma de la política
monetaria. Durante la Cumbre del G20 celebrada en Abril de 2009, China y otras economías
emergentes adquirieron una gran influencia en el FMI. La crisis, que perjudicó las economías
de varios países desarrollados, ha conllevado a que las economías emergentes sean más
concientes de cómo el mundo se está transformando en términos de relaciones de poder y de
cómo su propio poder e influencia están en aumento. China, en resumen, quiere tener al
Renminbi incluido en la nueva moneda internacional, la cual, el gobernador del banco central
de China, Zhou Xiaochuan, describe como un moneda "super-soberana" de reserva que no
pertenecen a ninguna nación en particular, y compuesto de DEG (una canasta de dólares,
euros, libras esterlinas y yenes), para su uso como medio de pago en el comercio bilateral. A
corto plazo es poco probable que la estructura monetaria existente cambie, pero, las grietas en
el sistema son más visibles y es sólo cuestión de tiempo, ver como la influencia del dólar
14
estadounidense como reserva internacional dominante sea compensada por la re-emergente
China (Peters, and Garicia-Herrero, 2010, próxima publicación).
4. CONCLUSIÓN
Observaciones y Comentarios Finales
El objetivo principal de este estudio ha sido el de llamar la atención sobre las extensas
implicancias políticas y sociales de la actual crisis económica global, tanto para India como para
China, más que focalizarse exclusivamente en el resultado económico directo para ambos
países. El estudio resalta los cambios significativos que están teniendo lugar en las relaciones
bilaterales entre China e India, y el impacto que estos dos países están teniendo sobre las
economías industrializadas y sobre otras economías emergentes. El estudio también identifica
los principales desafíos para la gobernabilidad que enfrentan China e India debido a la crisis
económica, que se encuentran sobre todo relacionados con el aumento del desempleo, el
control de la pobreza, el proveer acceso universal a la educación y mejorar su calidad, el
impacto ambiental, los desequilibrios mundiales y los cambios en la política monetaria. Un
factor crítico adicional que seguramente planteará una tensión social y política en ambos países
es la inestabilidad regional generada por una disminución en el crecimiento económico en los
países vecinos.
Más que seguir focalizadas en cumplir con sus objetivos nacionales, tanto China como India
deberán jugar un papel más importante a nivel regional, así como a escala mundial. Este
desafío será particularmente profundo para India, rodeada de países políticamente inestables,
como Pakistán, Nepal, Bangladesh, Myanmar y Sri Lanka.
A pesar de que India se ha librado en gran medida de las consecuencias adversas directas de la
crisis financiera global, sus vecinos claramente no lo han hecho. Por otra parte, las medidas
austeras que están siendo llevadas a cabo por las economías industrialmente avanzadas
sugieren que la ayuda para el desarrollo de estos mencionados países en el Sur de Asia se
reducirá sustancialmente, de no cancelarse por completo. India deberá entonces jugar un rol
mucho más activo para asegurar la estabilidad económica de la región, en lugar de focalizarse
puramente en sus intereses nacionales.
Está en el interés a largo plazo de India, por ejemplo, la estabilidad en Pakistán como su vecino.
El largo conflicto sobre Kashmir podría acentuarse si la economía de Pakistán cayese aún más
en un estado de desorden y aumentase el malestar social. India corre el riesgo de tener que
enfrentarse a una inmigración a gran escala hacia su país desde las naciones limítrofes y a otras
tensiones sociales vinculadas al fundamentalismo islámico si se centra demasiado en su auto
preservación y en la promoción de los intereses exclusivamente nacionales.
La lucha contra el terrorismo global puede convertirse en una prioridad secundaria para países
como los EE.UU. y la UE, a fin de abordar primero el reto de sus presiones internas, y la India
tendrá que llenar este vacío a través del diálogo internacional y un mayor compromiso
económico. La cooperación regional en el Sur de Asia tiene uno de los más pobres registros
hasta la fecha. Los países de la región comparten intereses públicos tales como la degradación
del medio ambiente, la gestión de recursos hídricos, la seguridad y el terrorismo, que no
pueden ser eficazmente gestionados por un solo país (Centennial Group, 2009). La firma del
tratado India-ASEAN de libre comercio en Abril de 2009 es un paso positivo hacia el camino
de compartir la carga de responsabilidad en el desarrollo económico en la región.
15
Tanto India como China están experimentando una transformación demográfica importante,
con un cambio a la urbanización de más de la mitad de la población en ambos países, que
asciende a mil millones de personas. Este proceso se está produciendo a una velocidad
exponencial, y ambos países tendrán que adaptarse a los efectos sociales y al impacto ambiental
del uso de los recursos y la disponibilidad de servicios para absorber una población en tan
rápido crecimiento de las zonas rurales. Se tendrá que dar una mayor prioridad a un
crecimiento inclusivo en ambos países, para evitar disturbios sociales. Hasta ahora, el nivel de
desigualdad en los estándares de vida, los ingresos per cápita y el bienestar general en las
poblaciones rurales versus urbanas en ambos países es una de las mayores fuentes de
inestabilidad política y social.
La actual crisis económica global es diferente a las crisis anteriores, que se han limitado o bien
a un país o a una región específica. El dilema de corregir los desequilibrios mundiales por lo
tanto, va mucho más allá de la responsabilidad de uno o dos países como China o los EE.UU.,
o de una región específica en el mundo. Los países desarrollados deberán cooperar y trabajar
de manera conjunta con las economías emergentes con poder económico, como China e India,
en vez de percibir su creciente influencia como una amenaza para su propia estabilidad
económica. Es sólo mediante
Es sólo observando los desafíos que enfrentan China e India en mantener un alto crecimiento
económico para hacer frente a la reducción de la pobreza, la desigualdad, el control del
impacto ambiental y el progreso socio-político; como un problema colectivo, que podremos
encontrar soluciones conjuntas a los problemas a los que se enfrenta una economía mundial
cada vez más globalizada e integrada. Esta difícil toma de conciencia, afortunadamente para el
bienestar de la humanidad, al menos en el corto plazo parece estar ganando terreno firme
sobre los intereses nacionales.
16
ANEXO
Graf 1. Productividad, promedio crecimiento anual 1990-2008, %
Fuente: The Economist “Secret Sauce” 12 de nov, 2009.
Graf 2. Consumo Chino en el Hogar, en Porcentaje del PIB, 1978-2005
Fuente: China: Reequilibrio del Crecimiento Económico. N. R. Lardy 2007
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