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CAMBIO SOCIAL E HISTORIA 160 , Aristóteles hubiera comprendido-perfectamente este punto y también Heráclito, antes que él, y lo mismo un gran número de eruditos y científicos desde el siglo XVIII procedentes de muchos campos. Podemos pensar hoy más a menudo en lo que ofrecen los museos paleontológicos cuando se nos ocurre la frase «historianatural». Pero éste no es más que un significado derivado y muy especializado. Los epidemiólogos y físicos continúan hablando de la historia natural de una epidemia o de una enfermedad (olvidando muchas veces en el proceso la presencia de personas enfermas), al igual que los economistas se ocupan de la historia natural de la empresa. comercial, los sociólogos de la historia natural de la revolución, de las multitudes, ciclos de criminalidad, Y así sucesivamente. La distinción entre la historia real y minuciosamente registrada de una cosa y la historia que concebimos como derivada de su propia naturaleza, cuando no es desviada o recibe otro tipo de interferencias, subsiste como diferencia fundamental para muchos de nosotros aunque rara vez hoy la establecemos de forma tan explícita como los filósofos del siglo XVIII. '- I , 1 I .. 5 La teoría de la evolución social El principio de desarrollo supone también la existencia. de un germen latente del ser -una capacidad o potencialidadque lucha por realizarse. Esta concepción formal encuentra existencia efectiva en el espíritu, que tiene la historia del mundo como teatro propio, posesión privativa y esfera de su realización. No es propio de su naturaleza el agitarse de aquí para allá entre el juego superficial de accidentes, sino que es propiamente el árbitro absoluto de las cosas, completamente inconmovible a las contingencias que, por cierto, aplica y manipula para. sus propios [ines. Hegel. El verdadero espíritu general de la dinámica social consiste, pues, en concebir cada uno de los estados sociales como resultado necesario del precedente, y el móvil indispensable del siguiente, de conformidad con el axioma de Leibniz: el presente está preñado de futuro. En este aspecto, el objeto de la ciencia es descubrir las leyes que gobiernan esta continuidad. Comte. Ningún orden social desaparece. antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que puede albergar, y las nuevas y superiores relaciones de producción jamás aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el seno de la vieja sociedad. Marx. Como es innegable que una parte de la familia humana ha existido en un estado de salvajismo, otra parte, en un estado de barbarie, y todavía otra, en un estado de civilización, parece igualmente que estas tres condiciones distintas están conectadas entre sí en una secuencia de progreso tan natural 162 CAMBIO SOCIAL B HISTORIA como necesaria. Es más, esta secuencia ha sido hist6ricamente confirmada con respecto a toda la familia humana, hasta la categorla alcanzada por cada rama, respectivamente, se hace ,probable por las condiciones en las que se manifiesta todo el proceso, y por el avance conocido de diversas ramas de la familia a través de dos o más de estas condiciones, Lewis Morgan. La tesis que me atrevo a defender -dentro de unos timites-« es simplemente ésta: que el estado salvaje representa en cierta medida una condici6n primitiva de la humanidad, de la que se ha, desarrollado o evolucionado gradualmente, la cultura superior, mediante procesos que siguen [uncionando regularmente lo mismo que antaño... Que la tendencia de la cultura ha sido similar a lo largo de la existencia. de la sociedad humana, y que podemos juzgar justamente con base en su curso hist6rico conocido cuál puede haber sido su curso prehist6rico, es Una teoria que goza claramente de derecho de prioridad como principio fundamental de la investigaci6n etnográfica. Edward Tylor. 1. FuENTES y CONTEXTOS Corta es la distancia que separa la idea de progreso fiel siglo XVIII y la teoría de la historia natural con respecto a las perspectivas de evolución social en'el síglo XIX. En uno y otro siglo, las palabras «progreso», «desarrollo», «avance» e' «historia natural» eran prácticamente intercambiables. Esto era igualmente Cierto en los escritos de los evolucionistas biológicos -notablemente, en El origen de las especies, de Darwin- como en los de los evolucionistas sociales. Todavía más importante, las presunciones relativas a la naturaleza de cambio en el tiempo que sirven de' base a la teoría de la historia natural pasaron directamente a la teoría de la evolución social del siglo XIX. ' Insisto en este punto, pues uno de los errores más curiosos de gran parte de los tratados modernos acerca de la historia del pensamiento social es que el evolucionismo social decimonónico era simplemente una adaptación de las ideas del evolucionismo biológico, especialmente de, Charles Darwin, al estudio de las instituciones sociales. Aunque hemos de admi- LA TBORíA DB LA BVOLUCIóN SOCIAL 163 tír' inmediatamente que las ideas de evolución social adqui- rieron cierto lustre a partir del año 1859, aproximadamente, como consecuencia de la inmediata popularidad de la obra de Darwin, su dependencia 'con respecto a la misma no es absoluta. Pese al mito común 'conforme al cual El origen de las especies, de Darwín, destrozó la inocencia bíblica en la era victoriana, las principales ideas del libro eran conocidas incluso del público literato no especialista cuando apareció, y ya en vida del autor se hicieron unas ocho ediciones del libro. En primer lugar, todas las obras principales que intervinieron en la formación de la teoría de la evolución social habían hecho aparición antes de la publicación del libro de Darwín. Nos referimos a las obras de Comte, Hegel, Marx, Spencer i, Incluso aquellas, que aparecieron poco después de la publicación de El Origen de las especies, contenían claramente labor realizada mucho antes. Aquí podemos citar las obras de hombres como sir Henry Maine, Edward Tylor y Lewis Margan. 'Ninguna de estas obras clásicas de la' evolución social hace referencia o muestra alguna evidencia objetiva o relación con la línea de estudio de la formación biológica de las especies que se inicia en el siglo XVIII y culmina en la gran obra de Darwin. ' Segundo, la diferencia entre la teoría de la evolución biológica y la teoría de la evolución social es sustancial. Lo era ya en el siglo XIX, especialmente después de la aparición de las investigaciones de Darwin y Wallace, y la diferencia se incrementó cuando se sintetizaron los resultados, tanto tiempo ignorados, ,de los' notables estudios de Mendel sobre genética con la teoría darwiniana de la selección natural. Este también es un punto que merece ser puesto de relieve, pues muy a menudo se recibe la impresión en las ciencias sociales de que los estudios de la evolución o del desarrollo social, incluso los del cambio 'social en general, derivan de una teoría y método comunes a las ciencias biológicas y sociales. Pero no es cierto. Admitiendo sólo unas pocas semejanzas en fraseologia ocasionalmente, la diferencia en el siglo XIX entre 'la 1. Véase el esclarecedor artícul¿ de Kenneth ,E. Bock «Darwín and Social 'Iheorye, Philosophy of Science, XXII (1955). También Ideology and Socíetv: Papers in Sociology and Potítícs. de DonaId G. MacRae (Londres: Heínemann, 1961), con su excelente tratamiento de la relación del darwinismo con la evolución social (capítulos 11 y 12)~ '1 " 1'64 CAMBIO SOCIAL E HISTORIA teoría de evolución biológica y la teoría de la evolución social era profunda. Y tal diferencia subsiste en la actualidad, en una medida muy considerable. Esta es la diferencia: mientras que la teoría biológica se convirtió (en gran medida, en la exposición de Darwín;' por completo, una' vez' fue fusionada con las grandes investiga; ciones de Mendel) en una teoria estadística y de la poblaci6n, la teoría de la evolución social fue, y sigue siéndolo hasta el dia de hoy, una construcción tipológica. En cuanto a I~ teoría biológica de la evolución no puedo hacer nada mejor que citar aquí unas palabras magníficas y aclaradoras del biólogo contemporáneo de Harvard, Ernst Mayr: Todos 'los organismos y fenómenos orgánicos están compuestos de rasgos ünícos y sólo pueden describirse colectivamente en forma estadística. Los individuos, o cualquier tipo de seres orgánicos, forman poblaciones, cuya media aritmética y estadística de variación podemos determinar. Los promedios son abstracciones meramente estadísticas; sólo tienen realidad los' indíviduos de los que se componen, las poblaciones. Las conclusiones definitivas del pensador en materia de población y del tipólogo son exactamente opuestas (... ) Muchos de los conceptos básicos de teoría.sintética como el de selección natural y el de la población, son éarentes de significado para el tipólogo. 2 En la teoría de la evolución social, sin embargo, ocupa un lugar prominente el pensamiento tipológico. Esto fue indiscutiblemente cierto en las teorías decimonónicas de hombres, como Comte, Marx, Spencer, Tylor y otros, pero 1)0 lo es tanto hoy en día. Eltema en cualquier teoría de evolución social tiende casi invariablemente a ser la clase social, el parentesco, la cultura, la ley, la sociedad en conjunto, o uno de las docenas de otros tipos y estructuras en las que incide el comportamiento institucional y normativo de los seres humanos. No cabe duda de que una medida: considerable de lo tipológico es inseparable del estudio del comportamiento social de los seres humanos. pues sería muy duro simular que entes tales como la Iglesia, la familia o la nación no son reales en la lealtad que inspiran, en la autoridad que hacen valer, y en el 2; Animal Species and Bvolution, de Erost Mayr (Cambridge: The BeIknap Press, Harvard University Press, 1963), p. 5-6. LA TEORíA DE LA EVOLUCIóN SOCIAL 165 efecto transformador que poseen tan evideIitemente sobre el comportamiento de los individuos y «poblaciones» humanas. ¿Cómo, dado el lugar constitutivo de las instituciones y normas sociales, podía el comportamiento humano no ser estudiado en alguna: manifestación de lo tipológico, cuando menos? Mi propósito aquí no es, sin embargo, criticar ni defender el aspecto tipológico de la teoría de la evolución social. Es simplemente hacer resaltar, con independencia de otra intención, la profunda diferencia entre la teoría de la evolución social y la teoría de la evolución biológica -<>sta última desde Darwin en adelante, como mínimo. Darwin -es importante recalcarlo- tiene elementos tanto tipológicos como demográficos en El origen de las especies. Probablemente es correcto decir que en un grado considerable había dejado de ser un tipólogo sin que, no obstante, llegara a ser por completo un teórico de la población. Su mayor aportación singular a la teoría' evolucionista fue evidentemente la idea de la selección natural, idea inseparable, como Mayr ha hecho observar, del pensamiento sobre la población. Sin embargo, lo que se aprecia al propio tiempo en El origen de las especies es la continuación de varias ideas del siglo XVIIT -singularmente, las ideas de desarrollo progresivo-, la teoría física de la uniformidad de causas y efectos, y las del tipo de continuidad genética que Leibniz había expuesto en su famosa frase: Natura non facit saltum (la naturaleza no da saltos). Todas estas ideas, como haré resaltar posteríormente en este capítulo, derivaban de aquella concepción de cambio, tan antigua como los griegos, de la que nos hemos ocupado hasta ahora en la exposición ofrecida de la metáfora de crecimiento. Las dificultades internas, las contradicciones que se encontrarán en Darwin, proceden esencialmente de que éste se da cuenta de que en la selección natural únicamente, como proceso, podrían explicarse las diferencias que presentaban los registros biológicos-verificación, sin embargo, que iba ligada a su falta de voluntad, por abandonar las premisas que estaban sacadas de una concepción del cambio en el tiempo, mucho más antigua, y en gran parte, metafórica. La teoría evolucionista postdarwiniana en biologia se ha construido sobre la sólida base de la selección natural como proceso, a lo que se añadió, como he indicado, la serie de trabajos que empezó con Mendel y se centró en los mecanismos de las 166 1 11 '1 I I J 'I '" '1, cAMllIo SOCIAL B HISTORIA variaciones que Darwin se limitó a dar por sentados en su teoría de la selección natural. Cuando pasamos, no obstante, a la teoría de. la .evolución social, haIlamos algo diferente, que tiene en cuenta sólo aqueIlas similitudes de concepto que he mencionado. La' teoría de la evolución social en el siglo XIX -y esto es aplicable· desde Comte, a principios de siglo, hasta las obras posteriores de Tylor y Morgan - se basa en nada comparable a los fenómenos de variación que Darwin describió en su teoría de la selección natural. Se fundamenta precisamente en aqueIla concepción de crecimiento de los organismos de que hemos· hablado a 10 largo de la obra. Tal crecimiento no es el modelo de selección natural darwiniano o teoría postdarwiniana en biología, sino el modelo de la teoría de la evolución social -v así subsiste hoy en día en las ciericlas sociales. Nadie expuso este hecho más explfcitamente que Herbert Spencer cuando en su ensayo «Progreso. Su ley y causas», escrito en 1817, declaró que da serie de cambíosiexperímen-. tados durante el desarroIlo de la simiente hasta convertirse en árbol o del óvulo en animal constituye un avance desde la homogeneidad hasta la heterogeneidad de la estructura» y que «esta ley o proceso orgánico es la ley de todo progreso». 3 Spencer trató de mostrar que incluso en el reino biológico, en la sucesión de especies y géneros, era válida su ley de crecimiento, y quizá sea ésta la mayor diferencia entre él y Darwin -aunque habían en verdad semejanzas, y los dos se admiraban. . Antes de ocuparnos de los elementos conceptuales específicos de la teoría .f!e la evolución social, hay otro posible error que debe aislarse específicamente. De la misma forma que una gran parte de los tratados interpretativos intentan hacer de la teoría de la evolución social un subproducto del evolucionismo biológico, también hay.muchos escritos que colocan las teorías evolucionistas sociales bajo la rúbrica del gran interés existente en el siglo XIX por la historiografia. Se dice frecuentemente que fue la explosión de Iaerudicíón histórica del siglo lo que sugirió a .los científicos. sociales la posibilidad de ocuparse de la sociedad y, de sus instituciones «históricamente». 3. Essays, de Spencer, términos citados, p. 9-10. LA TBOIÚA DB LA BVOLUCI6N SOCIAL 167 Pero este punto de vista no es más defendible que el que acabamos de examinar. Pues, lo mismo que en el primero hay signos evidentes de que la teoría de la evolución social no tiene relación con el tipo de erudición histórica asociada a los destacados nombres de von Ranke; Mommsen, MotIey y Prescott, Evidentemente, la mayoría de los evolucionistas sociales -empezando por el mismo Comte, pero incluyendo también a Marx, Maine,Lubbock, Morgan y Tylor- utilizaron ocasionalmente la frase «método histórico» para describir sus trabajos. Pero, como Comte explicó cuidadosamente en su obra La filosofla positiva, había interpretado la historia como una «historia abstracta», la historia separada de toda particularidad de los hechos, acciones, personajes, lugares y períodos que constituían la propia sustancia de 10 que se ocupaban los historiadores. Sin embargo la «historia abstracta» para Comte equivalía precisamente a un método para la historia de la evolución, progreso o desarroIlo humanos. Hay, 'en resumen, la misma diferenciación entre la teoría de la evolución social y la historiografiaen el siglo XIX que la que observamos en el primer capítulo entre la teoría de los ciclos y la historiografía de Tucidides. En un sentido más Inmediato y directo, la misma diferenciación que acabamos de observar existe también entre lo que en iel siglo l(VIII se. denominó «historia natural» e «historia convencional». Y este es el punto más esencial para determinar el contexto y fuentes del evolucionismo social en el siglo XIX. La teoría de' la evolución social no es más que la teoría de la historia natural del siglo XVIII -ampliada, difundida, ramificada y repleta de un volumen de datos etnográficos no conocidos por hombres como Ferguson, Smith y Rousseau (y también en gran parte; aunque no completamente liberada de la tendencia de la historia natural del siglo XVIII), pero con todo, sigue siendo la misma teoría 'básica. Auguste Comte, en muchos aspectos el más sutil y más teóricamente sofisticado de todos los evolucionistas sociales del siglo XIX -y también el más explícito-s-, estaba muy al corriente de todo esto. En su obra, La filosofía positiva, deja bien claro que en su descripción evolucionista del conocimiento y sociedad humanos se apoya, no en la evolución biológica (sobre la que profesaba puntos de vista diversos y escépticos) ni tampoco en la historiografía, sino en las «nobles teorías» de hombres 168 CAMBIO SOCIAL E HISTORIA como Condorcet Hume y, muy especialmente, de toda la escuela de filósofo's morales escoceses, a los que admiraba mucho. Nadie mejor que Comte conocía la línea recta que se prolongaba desde La Politica, de Aristóteles, con su descripción del crecimiento natural del estado, hasta su propia Versión de la evolución social. 2. Lbs ELEMENTOS DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL La teoría de la evolución social es tratada comúnmente más en cuanto a los aspectos de los orígenes y fases sostenidos universalmente que los evolucionistas adelantan o exponen que en 10 relativo a las premisas principales que hacen referencia a la naturaleza del cambio que experimentan estos orígenes y fases. Las premisas, pues, constituirán el tema de esta sección, ya q1,leéstas, con preferencia a otros aspectos más obvios, han demostrado ser las características rea1Illente duraderas y más influyentes de la teoría evolucionista. ¿Cuáles son estas premisas? Todas ellas surgen de la metáfora de crecimiento, de la analogía de cambio en la sociedad con el cambio en los procesos de crecimiento del organismo individual. Las premisas más elementales y de más vasto alcance en su relación con las teorías de los principios evolucionistas sociales del siglo son las seis siguientes. El cambio es natural. Natural, en cuanto al ser elegido por el evolucionista para su estudio. Ningnno de los teóricos de la -evoluciórisocial cometió jamás el error de suponer que el cambio es realmente constante en un sector o período de _tiempo determinado. Ningnno manifestó cegnera ante los hechos manifiestos de inercia y estabilidad en la historia. -Pero, reconociendo -esto; los evolucionistas sociales dieron por sentado, sin embargo, que el cambio en el tiempo es natural y normal -y que cuando hallamos estabilidad hemos de catalogarla c~mo anormal, corno una especie de monstruosidad, o bien se trata únicamente de una estabilidad aparente, debiendo entenderse la realidad en cuanto a unas fuerzas de cambio subyacentes que precisan sólo más tiempo para manifestarse. El problema primordial para todos los evolucionistas sociales en el estudio de la sociedad fue el de hallar una conciliación adecuada entre 10 que Comte denominó estática y di- LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 169 námica 4. El gran error de todas las teorías de la sociedad precedente -escribió Comte, y sus palabras serían repetidas por todos los otros- es que introdujeron una falsa dicotomía entre orden y cambio. El orden -manifestó Comte- es orden en el cambio; y el cambio es simplemente la realización incesante de un nivel de orden superior. Comte hizo de la estática y dinámica los dos sectores amplios de su nueva ciencia social: la sociología, pero jamás cesó de insistir, en las numerosas variantes que dio de estas dos divisiones, en su inseparabilidad en 10 referente a la observación real de las cosas. Lo dicho sobre Comte podría también- aplicarse a otros contemporáneos suyos -Hegel, Marx, Tocqueville, Spencer, Morgan, Newman y Tylor, entre los que figuran los principales exponentes de la teoría del desarrollo- que de un modo similar partieron del supuesto de que el cambio es tan natural para el ente social como cualquier otro elemento de estructura. Para Comte, el ente era fundamentalmente el conocimiento humano, aunque en trabajos posteriores 10 amplió a la civilización en su integridad, Hegel 10 identificaba con la libertad, Marx 10 asimilaba al medio de producción económica a través de las épocas, Tocqueville decía que era la democracia occidental y Spencer, cada una de las gamas completas de las principales instituciones de la sociedad. Newman, por su parte, que hizo resurgir el evolucionismo agnstiniano en formas muy sofisticadas, aunque perfectamente válidas en su siglo, consideró que el ente era el cristianismo; para Morgan, el ser era la idea de parentesco, de propiedad y de gobierno civil, mientras que para Tylor el ser era la cultura en general, . y la religión en particular. En cada una de estas destacadas teorías del desarrollo se dio por sentada la naturalidad del cambio en el tiempo para el ser considerado. En cada una de ellas el objetivo básico era el mismo: mostrar las raíces del cambio avanzante en las 4. Positive Philosophy, de Comte, términos citados, libro VI, cap. 3, especialmente p. 218-28. Quiero expresar mi reconocimiento aquí a Kennet B. Bock por la acertada exposición ofrecida en su obra The Acceptance Di Histories: Toward a Perspective jor Social Science (Berkeley University of California Press, 1956) con respecto a Ia evolución social como un sistema de ideas. Véase también su artículo: «Evolution, Function and Change» en American Sociological Review 28, 2 (Abril 1963), p. 229·337. 170 CAMBIO SOCIAL B, HISTORIA diversas fuerzas esenciales que constituían el ser en cuesti6n. Repito, era el ser -ya se tratara de una civilizaci6n en sentido amplio o de una instituci6n específica o una forma cultural- del que se pregonaba un desarrollo natural en el tiempo; no era la suma total de zonas geográficas sobre la tierra. En estas, como sabían muy bien los evolucionistas, se ven en abundancia de divergencias, excepciones, y ejemplos de paralizaci6n o estabilidad. Así como Fontenelle y otros fil6sofos del progreso contemplaron, en' el. siglo XVII, el crecimiento contínuo del conocimiento a través de las épocas, aunque plenamente conscientes de las obstrucciones frecuentes a ese crecimiento en cualquier zona o período de tiempo dado, también los evolucionistas sociales del siglo XIX reconocieron tales anormalidades, pero sin abandonar su convicci6n de que el cambio es normal en, las instituciones humanas y que sus provisiones están firmemente enraizadas en la estructura de cada una. El cambio es direccional. Esto, evidentemente, es una conclusíén, no un hecho observable en sí. Podemos definir el cambio como una sucesión de diferencias en el tiempo dentro de una identidad persistente '. Los tres aspectos de esta: definici6n son fundamentales, aunque sólo en conexión.' Un mero conjunto de diferencias no es necesariamente cambio. El paso del tiempo tampoco es cambio. Y evidentemente, una identidad persistente, con independencia de cualquier otra cosa, es lo opuesto al cambio. Tomados conjuntamente, sin embargo, estos elementos forman lo que denominamos cambio. Vemos la sucesi6nde cambios y quiero hacer resaltar la idea de pluralidad. Son indispensables, sin embargo, 'el análisis y la deducción, o la metáfora o la analogía, para unir la pluralidad de los cambios observados en un simple proceso avanzante, Y se necesita más análisis y deducci6n para llegar a la conclusi6n de que este simple proceso avanzante tiene principio, centro y fin, es decir, dirección en el tiempo. . Para cada uno de los evolucionistas sociales era esencial el que esta direcci6n fuera especificada en cualquier ser cuyo desarrollo se 'proclamara. En estas condiciones se nos ofrece la secuencia de fases o etapas, que para muchos de nosotros S. Baso esta definición del cambio social en el tratamiento del cambio presentado en Elements Di Metaphysics (Londres: Methuen & Co., 1903), deé. B. Taylor. Véase capítulo 5 sobre cambios y causalidad. I [i I LA TBORíA DB LA EVOLUCIÓN SOCIAL 171 subsiste como el aspecto más distintivo de la teoría de la evolución social.. De ahí la ley de las tres fases de Comte, según la cual podría considerarse que el conocimiento humano ha atravesado tres etapas: de la religiosa a la metafísica, y de ésta, a la positiva (o científica). No sólo el conocimiento pasó en su integridad por estas etapas, sino también cada una de las disciplinas ;-astronomía, física, química, biología y sociología (esta última fue la denominación que utiliz6 Comte para designar la única ciencia de la sociedad)- atravesó idénticas fases. Más tarde, Comte adoptó la ley para abarcar no s610 el conocimiento, sino las artes e instituciones de 'Ia civilización. De ahí, también, la visi6n panorámica de Hegel del espíritu de libertad desplazándose desde sus principios, muy limitad,:,s por cierto, en el Oriente, y con mayor ámbito de aplícacíón, hasta lo que creyó representaba su manifestaci6n definitiva y más amplia en la Prusia de su época. De ahí, que describiera Marx la direcci6n de la evoluci6n económica desde la antigna esclavitud (con cierta forma de comunismo primitivo anterior a ésta), pasando por el feudalismo y capitalismo y, a 'su debido tiempo, hasta el socíalismo y comunismo -comunismo .maduro. De esta forma podían relacionarse el pasado, el presente y el futuro en una serie direccional única". Tocqueville se ocup6 de la direcci6n del cambio político desde los primeros principios del «espíritu de igualdad. en la Edad Media, a través de la dimensión constantemente más vasta de la democracia, dimensión que proyectó también hacia el futuro, en el que veía la clara posibilidad de una sociedad de masas vencida por el despotismo, considerando que ambas características habían estado presentes desde el principio, al menos en grado embrionario. A diferencia de los otros evolucionistas, Tocquevílle escribi6 poca acerca de la humanidad en general, y debe decirse que es, entre todos, el que más se 6. Véase la obra ~el autor «The Year 2000 and A1I 'I'hat», en Commen· tary, 45, 6 (Jumo 1968), 60-66. En ella parto de la base de una direccionalidad lineal en el cambio histórico que se oculta tras los esfuerzas por predecir el futuro, esfuerzos que han llegado 'a la madurez en la actuahdad, pero que, como hago resaltar en ese artículo han constituido siempre un aspecto de la filosofía occidental 'de :fu. hístoria o del desarrollo. 172 1, I1 l', CAMBIO SOCIAL B HISTORIA aproxima al punto de vista, «histórico», limitándose únícamente a Europa desde la Edad Media. Pero el evolucionismo, en el sentido en que 10 describo aquí, es con todo una característica fundamental del tratamiento de la democracia por .Tocqueville. Me limitaré a dar unos detalles, Sir Henry Maine, ciñén dose a las instituciones legales, vio la dirección de la evolución como la que parte del estatuto para llegar al contrato. Spencer sostenía una' dirección evolutiva para todo. La más general fue su «homogeneidad hacia la heterogeneidad»: un proceso de direccionalidad que incluía tanto la sociedad política como la célula embrional esterilizada. Pero dentro de esto había que discernir los esquemas de crecimiento más específicos de cada institución. Lewís Morgan expuso de diversas formas la dirección evolutiva entre las que «salvajismo», «barbarie» y «civilización» eran las más comprensivas. Consideró el gobierno pasando de la propiedad «personal» a la «territorial»" de los bienes públicos a los personales, a 10' individual y contractual; el parentesco desde el vínculo de consanguinidad, pasando por diversas etapas intervinientes, hasta llegar a la forma moderna occidental. Durkheim en su obra principal, La división del trabajo social, sometió a tratamiento evolutivo el tema de la solidaridad social, considerando que la dirección normal era desde la «solidaridad mecánica» a la «solidaridad orgánica» 7. Así quedaba perfilada la trayectoria. Nadie puede pasar por alto el hecho de que en cada uno de los casos -sin excepción- la dirección de cambio hallada por el evolucionista apuntaba hacia el grupo específico de cualidades- poseídas únicamente por la Europa Occidental. Ampliaremos detalles en el próximo capítulo acerca de este tema, aunque no debemos perder de vista los matices etnográficos de los esquemas de desarrollo universalmente sostenidos y que no hemos revelade todavia. El cambio es inmanente. Es inmanente en la entidad que se considera. Esto es aplicable, argumentaba el evolucionista social, a la sociedad como un todo, pero también a cada una de las instituciones constituyentes principales de la sociedad. 7. Durkheim abandonó su enfoque «panorámico» hacia la evolución social al terminar este libro. Sin embargo, continuó utilízando los elementas fundamentales del evolucionismo en sus obras subsiguientes, aunque con una perspectiva más limitada. Véase el capítulo 7. LA TÉORfA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 173> Como ya hice observar, el objetivo primario de la teoría de la evolución social era descubrir los requisitos para el cambio que radican en la naturaleza o estructura de cualquier cosa sometida a observación. Esto hizo Inevitable que el énfasis recayera en la inmanencia. Realmente, la inmanencia es el atributo esencial de toda la teoria de la evolución social. Todos los evolucionistas conocían las fórmas de cambio que no eran inmanentes al sujeto próximo. Todos estaban enterados de los impactos, sucesos,accidentes e interferencias espontáneas, es decir de los antecedentes históricos que contrastan con la evolución. Pero, como ya he recalcado, la evolución social como teoría sentaba premisas en el estudio de las entidades, no en la totalidad del registro geográfico o histórico del hombre. En las' instituciones de religión, de propiedad, de parentesco o economía habían unas fuerzas, se argumentaba, que engendraban el crecimiento. ¿De qué otra forma podría ser dirigido el cambio sino como unas fuerzas inherentes a la cultura, a cada una de las instituciones, que en su interacción proporcionaban el necesario dinamismo? 8 Evidentemente, el crecimiento natural e inmanente podría ser frenado o desviado -podía serlo, y frecuentemente lo era. Todavia era importante descubrir esa especie de cambio que, suponiendo la falta de interferencias o accidentes de mutación, podía considerarse como inherente, como una función del propio sistema, incluso como el crecimiento de un organismo. , Aquí, al igual que en otras relaciones, las ideas de Leibniz son profundamente relevantes, como percibieron rápidamente la mayoría de los grandes, evolucionistas del siglo XIX -Comte y Darwín, entre ellos. «Cuando hablo de la fuerza y acción de los seres creados -había escrito Leibniz en 1714- quiero dar a entender que cada ser creado lleva en si un futuro estado, 8. Vale la pena recordar aquí que desde Aristóteles, pasando por San Agustín, hasta los modernos expositores de la idea del progreso, la esencia de la teoría del cambio expuesta por cada uno de ellos ha sido su carácter interno, es decir, su aparición como consecuencia de fuerzas permanentes e inmutables contenidas dentro del ser sometido a observación bien fuera la polis, la humanidad en conjunto o el conocimiento humano. Es Ia presunción de fuentes internas de Cambio que es, por encima de todo, el nexo entre el evolucionismo social del siglo XIX y el funcionalismo contemporáneo, aspecto- del que me ocuparé con algún detalle en los capítulos 7 y 8~ 174 LA TEOIÚA D¡l LA EVOLTJCIÓN SOCIAL CAMBIO SOCIAL E HISTORIA' y que, naturalmente, sigue un cierto curso, si nada lo impide.»' (El subrayado es del autor.) Cuando Leibniz escribía es- tas palabras, estaba pensando en .10 que denominó «mónadas»: componentes esenciales de la realidad en la terminología de Leibniz, y que, según dijo, «no pueden, naturalmente, ser molestados en sus determinaciones interiores, puesto que incluyen la representación de todo lo externo a ellas». Los tratadistas posteriores, sin embargo, y aquí incluímos los pertenecientes a los síglos. XIX Y xx, estaban dispuestos a olvidar las presunciones «monadológicas» de Leibniz conservando agradecidos su propuesta de que en cualquier estructura o entidad existe una forma de crecimiento en .el tiempo que dimana de su composición interna. La tarea primordial de la teoría del desarrollo del siglo XIX, como he observado, consistía en determinar el rumbo o dirección de cambio en cualquier entidad o sistema que se considerara, pero era pre- . císo algo más que describir lo que parecía ser la curva de desarrollo en el pasado. Pues, a menos que pudiera mostrarse' que tal desarrollo surgía de la propia naturaleza de la sociedad o institución considerada, ¿ cómo podía tal desarrollo ser declarado una ley fija, como Comte, Marx y Spencer, entre otros, pretendían? Lo que había facilitado a los filósofos del siglo XVIII la certeza de un progreso humano indefinído fue el hecho de que provenía de fuerzas internas con respecto a la humanídad, no de elementos voluntarios o accidentales externos a la misma. La mísma presunción de inmanencia se presenta en la teoría del desarrollo del siglo XIX. Las denominadas leyes de dinámica social de Comte, «hipótesis de desarrollo» de Spencer, «ley económica de movímíento de la sociedad moderna», de Marx, tenían en común una convicción por parte de sus autores de que los procesos de cambio direccional y acumulátlvo, de los que se ocupaban, eran: inmanentes .a los sistemas sociales que se estudiaban. «Ningún orden social desaparece. -escribía Marx- antes: de que se hayan desarrollado. todas las fuerzas productivas que puede albergar, y las nuevas y más elevadas relaciones de producción jamás aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencía hayan madurado en el seno de la 9. The Monadology, de Leibniz, en los términos citados, p. 44, n. 1. 175 vieja sociedad.».'o Como. es patente, Marx estaba preocupado t"?-to por lo mIcroCÓSmICO como por lo macrocósmíco en su busqueda. de la «ley económica de movimíento» de la sociedad. En lo mícrocósmíeo encajan sus investigaciones en torno a la estructura interna del capitalismo, tal como lo halló en su «for~. más desarrollada» en Inglaterra, y su imaginado des. cubrimiento de los elementos, los elementos estructurales internos, que formaban la fuerza motriz de la ley de movimíento que podía observarse en términos macrocósmicos durante las épocas del pasado así como del presente. Del mísmo modo que .los mteresadospor la «historia natural» del siglo XVIII partieron del supuesto de que en cada sistema social. hay un esquema na~al o normal de cambio encajado en su interior -que se manifestará a su tiempo, siempre que nada se interponga en su curso- así también Marx dio por sentado que en el capitalismo hay un curso natural de desarrollo, que puede ser retardado temporalmente por fuerzas extrafias o acelerado por ejemplo, por influjo de una vanguardia acelerada del pro~e~ariado, pero eso, a la larga, no puede ser abolido por la decísíón humana. Para Comte, las leyes de dinámica social funcionaban con fuen:a inexora~le,. simplemente porque se fundaban «en las propíedades ~~c~pales de nuestra especie, propiedades que, latentes al prmcipro, pueden entrar en juego solamente en ese estado aVw:w'do de vida social para la que están exclusivament~ ~estiD:adas». 11 Con antelación a su propia época, con ante~o~dad mcluso.a sí mismo, Comte pensó COn serena autoconvicción que la filosofía del progreso y la filosofía del orden habían sido .mutuamente. s:paradas. Comte creyó que su sUPr:ma ~porta~Ión al conocmnento había sido mostrar que la «~JDám"?a social» y la «estética social» no son sino dos perspe~tivas diferentes de observación del mísmo fenómeno: la SOCIedad humana, en pr?gresivo desarrollo, que proviene ínexorabl:mente de las cualidades contenidas en la misma. Sm embargo, lo mísmo creyeron cada uno de los otros titanes ~el evolucionismo en el siglo XIX. ¿ Que ocurriría a la democracia en el futuro? Pues, creía Tocqueville, en el pasado deo 10. A Contribution to the Critique Di Political Economy de Marx trad de la segunda edición alemana por N. l. Stone (Chi~go: C~les H: Kerr and Company, 1904), p. 13. 11. Tne Positive Philosophy, de Comte, 1I, 299. 13. CAMBIO SOCIAL 176 I I I" :~ '1 ,j ,1 ,j I I CAMBIO ~OCIAL B HISTORIA rivaba directamente de la naturaleza interna de la democracia: su rigida e ínextírpable contradicción entre los valores de igualdad y libertad, su indeleble tensión entre individualismo y el gobierno, de la mayoría. Dados estos elementos estructurales, ¿no era posible ocuparse de la democracia en forma muy similar a la que hemos visto a Marx tratar el capitalismo, y a Comte, el conocimiento humano y la cultura, o dentro de la tradición agustiniana, la cristiandad? Cuando John Henry Newman escribió, 'poco antes de su trascendental conversión al catolicismo en 1845, su Desarrollo de la doctrina cristiana que utilizaba, de una forma consciente y' por convencimiento propio, el concepto de desarrollo para probar que, con independencia de todo lo que había ocurrido a la cristiandad desde el siglo XVI, existía un poder y lógica internos' de la cristiandad, que determinaba su desarrollo global, y que hacía de la cristiandad de la edad moderna, a pesar de todas sus manifiestas diferencias con el cristianismo de los Apóstoles, el desarrollo evolutivo claro y lineal de la forma más antigua. Pero, -prosignió Newman- de un modo muy similar al del biólogo, lo mismo que hay un desarrollo que Viene del interior de un sistema de ideas, también hay corrupción. ¿Cómo -se preguntaba Newman- hemos de distingnirlos? «La prueba más difícil es sugerida por la analogía del desarrollo físico, que es tal que las partes y proporciones de la forma desarrollada corresponden a las que pertenecen a sus gérmenes (... ) Luego, ese desarrollo debe considerarse una corrupción que oscurece o perjudica su idea esencial, o que trastorna las leyes de desarrollo que constituyen su organización, o que invieste su curso de desarrollo; que no es corrupción lo que encierra a la vez un estado crónico y activo, o que es capaz de mantener juntas las partes componentes de un sístema.» 12 Newman construyó con base en estas premisas evolutivas lo que denominó las siete pruebas por las que podia distinguirse el desarrollo genuino de la corrupción. Su objetivo era el cristianismo, la determinación de lo que era válido y genuino en la cristiandad contemporánea, y como sabemos, estaba convencido de que en el catolicismo ,radicaba lo que era 12. An Essay on the Development 01 Christian Doctrine, de 1000 Henry Newman (Londres: James Toovey, 1845), p. 58, 63-64. ' 1I 1 1 I I J LA TEORíA DE LA BVOLUCIÓN SOCIAL 177 verdaderamente evolutivo, verdaderamente emergente del prímitivismo apostólico original de la cristiandad, que formaba el trasfondo enunciado de su abandono del anglicanismo y su conversión al catolicismo romano. Se experimenta un gran placer al meditar en el gran Ensayo de Newman. Su propósito fue tan estratégico, incluso táctico, como lo había sido el de San Agustín mil quinientos años antes. Y lo mismo que San Agustín había utilizado argumentaciones intelectuales paganas y laicas para volver a las tablas contra los enemigos de la cristiandad, lo propio hizo Newman. No hay un solo elemento crucial en .la perspectiva decimonónica del evolucionismo que falte en su argumentación a favor del actual carácter del cristianismo. Ciertamente, los usos de la idea de evolución eran múltiples en el siglo XIX., El cambio es continuo. Utilizo este importante término, no en el sentido corriente de lo constante u omnipresente, sino en el más estricto y antiguo de gradación lógica de pasos dentro de una serie única. La designación puede ser puramente matemática o taxonómica, o puede ser genética y secuencial como en el desarrollo. La idea de continuidad es, como Arthur Lovejoy dejó perfectamente claro en su obra La gran cadena del ser, una de las ideas fundamentales del pensamiento occidental, tan evidentemente rico en filosofía griega, romana y medieval como en el pensamiento del mundo moderno. A menudo, la idea de continuidad indicó gradación lineal únicamen, te, como la existente desde el ser más pequeño concebible sobre la tierra hasta el propio Dios, sin que se admitan posibles espacios intermedios. Pero, a partir de los griegos, la idea de continuidad podía también denotar gradaciones de crecimiento acumulativo y genético, y en consecuencia, lo más opuesto a lo interrumpido o discontinuo. Natura non facit saltum había sido la forma sentenciosa de Leibniz de expresar la ley de la continuidad. Y la proposición «la naturaleza no da saltos. se abrió camino desde la monadología de Leibniz a zonas tan apartadas y distintas como la teoría de la revolución de Marx y la teoría de la selección natural de Darwin. La importancia del concepto de continuidad en la teoría del desarrollo es obvia. De otro modo, ¿cómo puede el cambio ser declarado direccional, predecible, salvo por razón de su continuidad? O bien el presente, en palabras de 178 CAMBIO SOCIAL B HISTORlA Leibniz, está preñado de futuro (como el pasado está preñado de presente) o todo es calidoscópico e incapaz de imputación científica de casualidad. 'Tal es la argumentación implícita. Darwin hizo reposar todo su sistema sobre este concepto. «Dado que la selección natural actúa únicamente acumulando ligeras, sucesivas y favorables variaciones, no puede producir grandes o repentinas modificaciones; sólo puede actuar mediantepasos cortos y lentos. De ahí que la regla Natura non . facit saltum, que cualquier nueva adición a nuestro conocimiento tiende a confirmar, sea inteligible, basándose en esta teoría.» 13 Lo que indicaba esta teoría de variaciones infinitesimalmente pequeñas y continuas, coino Darwin advirtió, era que todas las especies vivientes han estado relacionadas con la especie matriz de cada género «por diferencias no mayores a las que vemos entre las variedades naturales y domésticas de la misma especie en el dla de hoy; y estas especies matrices, ahora generalmente extinguidas, han estado a su vez similarmente relacionadas con formas más antiguas; y así sucesivamente hacia atrás, convergiendo siempre al antepasado común de cada clase principal, de tal forma que debe haber sido inconcebiblemente grande el número de vínculos intermedios y transitorios, entre todas las especies vivientes y extinguidas. Pero con toda seguridad, si esta teoría es cierta, tales (especies) han vivido sobre la tierra». 14 La dificultad, sin embargo, como Darwin se vio forzado a reconocer, es que los antecedentes geológicos, aun en aquellas partes de la tierra en que los estratos de fósiles eran muy numerosos Y aparentemente continuos, no empezaban síquíeraa apoyar la teoría de los innumerables vínculos transitorios y admirablemente graduados, y con ellos, la teoría de Ias Variaciones continuas y sin saltos en el tiempo. Hay, pues, un entero capítulo en El origen de las especies con el título: «Sobre la imperfección de los antecedentes geológicos». Hay ciertas pruebas de que Darwin, en los comienzos, babía esperado hallar, en algunas secciones de la tierra, unos antecedentes geológicos «perfectos», es decir, que apoyaran la teoría de la 13. The Origin of the Species.. de Darwin, en los términos citados, p. 361. Véase también p. 152. 14. tu«, p. 235. LA TBORiA DB LA BVOLUCIÓN SOCIAL 179 variación continua. Aunque no halló tales antecedentes en geología,encontró, en cambio, razones por las que no debía esperarse realmente que los antecedentes geológicos fueran perfectos en este aspecto. «Pero» -escribió Darwin con encantadora ingenuidad- «no pretendo haber dudado jamás de cuán deficientes eran los antecedentes en las secciones geológicas mejor preservadas, pues ha ejercido una presion. muy fuerte en mi teoría la ausencia de innumerables vínculos de transición entre las especies que vivieron al principio y fin de cada formacíón.» 15 (El subrayado es del autor.) La teoría á que se refiere Darwin es la de la continuidad evolutiva. Evidentemente, los biólogos tuvieron una cantidad de tiempo prácticamente ilimitada para establecer grandes diferencias acumulando los resultados continuos de insignificantes diferencias. Si una transición determinada debe haber precisado un millón o diez millones de años para la realización en cuanto a la continuidad, no había ningún problema de indicios al tomar en consideración ese tiempo en los límites casi infinitos del tiempo geológico y biológico. Los científicos sociales no dispusieron de ese pasado interminable, y no pudieron, como los biólogos, abstraer sus teorías de cambio completamente de los datos de la historia. A pesar de este hecho, la teoría de la continuidad conservó la primacía en la evolución social del siglo XIX con el mismo vigor de los dos siglos anteriores, en que los defensores de los modernos. utilizaron la misma teoría en su controversia con los partidarios de los antiguos durante la «batalla de los libros». Un cuarto de siglo antes de la aparición de El origen de las especies, Comte citó a Leibniz en forma ratificatoria apoyando su discusión o calificación la opinión en que «el presente está preñado de futuro», y de que «la naturaleza no da saltos». Podemos aprovechar, escribe Comte, la estratagema de Condórcet de «suponer una nación única a la que podamos atribuir todas las modificaciones sociales consecutivas de las 15. [bid., p. 249. Como ya he hecho resaltar en diversos puntos de esta obra, la fidelidad de Darwin a los principios de continuidad y casualidad uniforme superó a la que demostraron sus más devotos seguidores. Véase en este sentido Darwinand the Darwinian Revolution, de Gertrude Himmelfarb (Anchor Bocks, Nueva York: Doubleday & Company, 1962), especialmente capítulo 4. 180 I 1I l'!,' j' I!I :¡¡: Iji III CAMBIO SOCIAL E HISTORIA que actualmente somos testigos entre los distintos pueblos». Obsérvese aquí que las modificaciones a que se refiere Comte son de diferencia clasificadora, cuestión que pondré de relíeve más adelante. Con todo, facilitan la base de la teoría del cambio continuo de Comte. 'Es, declara, «Ia lenta y continua acumulación de estos cambios sucesivos lo que constituye grao dualmente el movimiento social, cuyos pasos están ordinariamente marcados por las generaciones, lo mismo que las varíaciones elementales más apreciables están formadas por la constante renovación de adultos». lO ¿ Cómo concilia Comte esta ~sever~ci~n de la. continui~ad del cambio con los hechos de discontinuidad, de interrupción, que, como él no puede menos' de advertir, eran la. sust~cia de la historia en zonas específicas y entre pueblos identificabIes? Acudiendo a la misma analogía que había formado el medio por el cual los fi16sofos del siglo XVIII distinguían entre «historia natural» e «hístorla convencional»: la analogía del crecimiento natural y de las aberraciones y patologías a: las que está ocasionalmente sometido este crecimiento. «En nuestra búsqueda de las leyes de la sociedad, averiguaremos que deben descartarse los acontecimientos excepcionales y los detalles nimios como sustancialmente insignificantes, el paso que la ciencia capta los fenómenos más generales, que todo 1 mundo conoce, como constitutivos de la base de la vida social ordinaria.» 11 Tales acontecimientos excepcionales se asimilan específicamente a las monstruosidades con las que deben tratar los biólogos. Pero así como la biología no trata de modelar sus propias leyes de crecfmiento natural en el organismo en tomo a lo aberrante y monstruoso, tampoco 'pretende hacerlo el estudio sociológico del desarrollo cultural. No importa cuál fuere el testimonio esporádico de ñjeza, de reversión y divergencia en las historias. de los pueblos, el estudio de la dinámica social continuará con 'la presunción de continuidad del cambio (entiéndese de un cambio natural o normal). Se ha dicho de Marx que fue un apóstol de la continuidad genética. Esto es indiscutiblemen1;e cierto, pese a. una .teoría de la revolución que muchos considerarían una afirmación de 16. The Positive Philosophy, de Comte, en los términos citados, H, 228-9. La cita aprobadora de Cornte con respecto a Leibniz es inmediatamente anterior a este pasaje. 17. Ibid., IH, 3. LA TEORtA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 181 todo lo opuesto a la continuidad. He aquí cómo relata Marx la ley de la continuidad de Leibniz: y aun cuando una sociedad haya llegado al sendero acero tado para el descubrimiento de las leyes naturales de su movimiento, y sea el designio primario de este libro revelar la ley económica del movimiento de la sociedad moderna, no puede 'Salvar mediante atrevidos saltos ni apartar me- diante normas legales los obstáculos que presentan las fases sucesivas de su normal desarrollo. Pero puede acortar y allviar los dolores del parto. lB Hay que hacer resaltar que Marx sabía mucho de historia, de historia real, de las historias de naciones y pueblos específicos y muy especialmente, de los ingleses y de las clases obreras inglesas. Pero como el propio Marx aclaró meticulosamente, el tema esencial de El capital no es la historia de los ingleses ni de ningún otro pueblo. Es lo que él denomina «hístoria natural», la historia natural de la entidad o sistema que es el capitalismo, el sistema que, también nos dice cándidamente, ha elaborado con «las personificaciones de las categorías económicas. las encarnaciones de relaciones de clases e intereses de clases especiales». 19 Pero, podemos preguntar ¿no refleja la visión de Marx acerca de la revolución una renuncia a la lenta, gradual y acumulativa idea de la evolución, y a la presunción de contínuídad sobre la que se apoya? La respuesta a esta pregunta es ciertamente negativa. Pues, Marx y Engels -al menos en su teoría sistemática- vieron la revolución como una fase final, triunfante y más o menos dramática de crecimiento, tan continua en su secuencia de etapas como puede hallarse en Como te, Darwin o Spencer. La revolución, en el sentido marxista, es factible y teóricamente racional sólo cuando la forma del nuevo orden social está ya sustancialmente formada en el seno del orden precedente. Podemos citar de nuevo las palabras de Marx: .Ningún orden social desaparece antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que puede albergar, 18. Las palabras de Marx pueden hallarse en el prefacio a la primera edición de El capital, l. La traducción es de Moore y Aveling. 19. Ibíd. «Mi punto de vista. desde el cual la evolución de la formación económica de la sociedad es considerada como un proceso de hístoria natural.v.» . 182 CAMBIO SOCIAL B HISTORl:Á y las nuevas y más elevadas relaciones de producción jamás aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el seno de la vieja sociedad»." Esto. Marx -el sistemático Marx- 10 creía tan firmemente con respecto al advenimiento del socialismo, como 10 creyó retrospectivamente, en cuanto al advenimiento del capitalismo. La aceleración de un proceso, aun mediante insurrección armada. no significa discontinnidad. El cambio es necesario. Puesto que el desarrollo social era direccional, inmanente y continuo, tenía: -debía tener 16~ca mente- todavía otra propiedad: la necesidad. La necesidad es una de las palabras preferidas en el siglo XIX y en ningún sector gozaba de mayor predilección que en la teoría: del desarrollo. Como ya hice observar, es fácil caricaturizar la resonante declaración por parte de Herbert Spencer acerca de la «necesidad benéfica del progreso», pero subsiste el hecho de que él, decía, tal vez con una retórica singular. tan sólo 10 que habían dicho todos los otros titanes del evolucionismo social contemporáneos de Spencer. ,Aquí también será" preciso recordar que ninguno de los evolucionistas sociales hablaba de 'historia en conjunto cuando hacía referencia a la necesidad. y que tampoco negaba la existencia de 10 casual y fortnito. Cada uno de ellos -Marx con el capitalismo. Margan con la constitución política. la propiedad y la familia, Comte, con el conocimiento humano, y así sucesivamente- ,manifestaba únicamente que fuera necesaria una secuencia d~ desarrollo determinada para la naturaleza del sistema o sistemas que estaba estudiando. Liberados de 10 accidental y de 10 meramente casual, era necesario que se hubiera desarrollado en el tiempo una institución determinada, como mostraban las investigaciones comparativas que así había sido efectivamente. Tal era la argumentaciÓn de la necesidad evolucionista. Podemos verlo en la Filoso(ia de la historia, de Hegel. cuyo titulo es erróneo, ya que Hegel seocupaenella ,(Iel subyacen' te desarrollo de la idea de libertad, 10 'mismo que .Comte se interesa ,por la idea de conocimiento, Newman por la idea de 20. Critique 01 Political Bconoms, de Marx, en los términos citados, p. 13. 183 LA TBoRtA DB LA BVOLUCIÓN SOCIAL cristianismo, y Morgan, por la idea de gobierno, de propiedad y de la familia. . El desarrollo -nos dice Hegel- es «una propiedad de ,los objetos naturales organizados». «Su existencia -continúa Heg.el- «se presenta no como exclusivamente dependiente, sometida a los cambios externos, sino extendiéndose en virtud de un principio interno e incambiable; una simple esencia cuya exístencía, en el sentido de germen, es primariamente simple, pero que, subsignientemente, desarrolla una variedad de partes que se ven entremezcladas con otros objetos y viven consecuentemente a través de un proceso continuo de cambio... »" Para Comte, el desarrollo del conocimiento de 10 religioso. pasando por 10 metafísico hasta llegar a 10 positivo, era necesario en su pauta corno consecuencia de la pauta segnida por la propia humanidad. En la filiación de las 'ciencias 'era indispensable -argumentaba Comte- que la física precediera a la química. ésta a la bíología, y ésta a la sociología; y 10 era, como consecuencia de los grados sucesivos de dependencia conceptual. Y es necesario -nos dice repetidamente en La filosofía positiva- que la sociologia pase ahora de la fase metafísica a la positiva o científica, y ello en virtud de la pauta de desarrollo. El mismo Darwin vio la necesidad de desarrollo progresivo -otro ejemplo más de la persistencia en su mente de concepciones esencialmente ochocentistas al lado de una teoría de la selección natural que mal se avenía con las mismas. «Aunque -escribe Darwin-s- no hay pruebas muy claras de la existencia de una tendencia innata hacia el desarrollo progresivo en la especie, con todo -concluía Darwin- tal desarrollo progresivo debe considerarse como secuela "necesaria" de la acción de la selección natural, que -nos asegura- actúa siempre para el bien de cada ser. El resultado es que cada criatura tiende a perfeccionarse cada vez más en relación con sus condiciones. Esta mejora lleva inevitablemente al avance gradual de la organización del mayor número de seresvivientes en todo el mundo .» ",,' (El subrayado es del autor.) La necesidad debe interpretarse aquí, en suma, como una necesidad lógica; lógica en el sentido de la relación del desa- . . . 21. Philosophy 01 Histary, de Hegel, en los términos citados, p. 57. 22. The Oricin ot the Species, de Darwín, en los términos citados, p. 93. 184 I I CAMBIO SOCIAL E HISTORIA rrollo con la estructura del ser que se desarrolla -ya sea el capitalismo o el cristianismo. Cuando San Agustín introdujo esta idea importantísima en el reino de la historia, se inspiró, lógicamente, no sólo en la idea del Dios de los judíos, omnipotente y que todo lo ve, sino también en la necesidad que extrajo de la filosofía griega. Dados ambos elementos, era posible, como vimos, que todo lo acontecido en la historia humana haya sido necesario; y San Agustín insiste reiteradamente en ello. Pero cuando tratamos la necesidad en el sentido evolucionista social del siglo XIX, nos ocupamos -exactamente como lo hacemos en relación con la direccionalidad, inmanencia y continuidad- de un ser que ha sido abstraído de la totalidad de las cosas. Marx, como sabemos, se vanagloriaba de haberse liberado de la prioridad de la idea sostenida por Hegel, de que había dado la vuelta a la cuestión, por decirlo así, haciendo que las cosas materiales fueran anteriores y fundamentales. No vamos a debatir el «materialismo. en el esquema marxista de las cosas. Pero nadie que examine el tratamiento del capitalismo por Marx y Engels, y también del feudalismo y del sistema clásico de esclavitud que le precedió en el tiempo, puede dudar de que en cada caso Marx está tratando la idea de capitalismo, etc. 23 El capitalismo, para Marx, tiene la misma clase de realidad abstracta, el mismo tipo de ser estructural autónomo, que la libertad tenía para Hegel, el conocimiento para Comte, y la familia para Lewis Morgan. Hemos visto la insistencia de Marx con respecto a que la continnidad de la ley de movimiento para la sociedad económica no puede -ser interrumpida por «atrevidos saltos. o 23. Desde los comienzos, los críticos de Marx conocían este aspecto de su obra pese a todas las protestas de Marx sobre que había afrontado el problema en términos estríctarñente «materiales». Véase, por ejem- . plo, las respuestas no muy acertadas de Marx a algunas de estas críticas en el prefacio a la segunda edición de El capital. Dando la vuelta a Hegel por el lado derecho, como Marx describió su uso de la dialéctica hegeliana, seguimos manteniendo la sustancia esencialmente sin modificación. Para Marx, como sostengo luego, el capítelismo es un sistema social en un sentido muy' similar al que utilizan hoy en día los funcionalistas. De ahí la ingenua admisión de Marx de que el comportamiento humano es tratado únicamente en cuanto que es un reflejo de las categorías económicas. Véase el prefacio a la primera. edición de El capital. . LA TEORíA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 185 «pr~mulgacion~s legales », De la continuidad hay un corto paso hacía la necesidad, y no debe sorprendernos, pues, averiguar que Marx haga relación a leyes y tendencias «que actúan con necesidad inexorable produciendo resultados Inevitables», «La nación -sigue- que está más desarrollada industrialmente se limita a mostrar a la menos desarrollada la imagen de su propio futuro .» 24 Como sugiere este pasaje, Marx pretendía extender la idea de necesidad de desarrollo desde el sistema elaborado, que constituye su relato del capitalismo, a las zonas específicas de las naciones históricamente formadas. Tal ampliación de la idea de necesidad es, sin embargo, rara. Lo que se consideraba necesario casi universalmente era la pauta de cambio que se suponía era inherente a una institución o sistema, más que a unas zonas geográficas. Puede deducirse la importancia de la idea de necesidad de Marx en este esquema más amplio de la dirección del cambio económico por los debates cuasi-teológicos entre marxistas y otros revolucionarios rusos poco antes de la revolución de 1917, e incluso durante la misma, sobre si Rusia podía pasar dírectamente de su fase «feudal» al socialismo, o debía pasar en cambio por un período neocapitalista intermedio. Para todos los evolucionistas sociales, la nececidad era un elemento cardinal de lo que consideraron era una teoría científica del cambio. Lewis Morgan, en el comienzo de su Saciedad antigua, pone de relieve que todas las etapas de desarrollo expuestas en esa obra para la sociedad en general y para cada una de las tres instituciones que presenta -familia, propiedad y gobíerno-« son «necesarías». Y Io son, porque son naturales en cuanto al ser en cuestión. . Así, también, se hacía resaltar la necesidad en el gran tratado de John Henry Newman. Todo lo que ha ocurrido en el cristianismo ha sido necesario, según Newman. Se trataba de una respuesta a las críticas del cristianismo de una forma similar a como San Agustín lo había hecho en el siglo v. Pero mientras que los adversarios de San Agustín tenían presentes las circunstancias de Roma, los de Newman consideraban la condición del cristianismo. Se preguntaban ¿ cómo podía conciliarse esa cosa amplia, diferenciada y compleja que era el 24. Marx, en el prefacio a la primera edición de El capital, en los términos citados. 186 CAMBIO SOCIAL B HISTORIA cristianismo en el siglo XIX con la simplicidad que el cristianismo manifiesta en las palabras de los antiguos apóstoles? Mediante el desarrollo, fue la respuesta de Newman; desarro110 tan necesario como el crecimiento de cualquier ser viviente. Desde la simplicidad apostólica a la diferenciación ecÍesiásticade nuestros días -manifestó Newman- ha habido una sola línea de desarrollo, un desenvolvimiento del estado latente, tan necesario en realidad como ha sido natural para el dogma cristiano. ' Tocqueville, cuya obsesión era la democracia, sus propiedades y su desarrollo en el tiempo, escribió acerca de la Revolución Francesa: «La suerte no desempeñó papel alguno en el estallido de la Revolución; aunque tomó el mundo por sorpresa, era el inevitable resultado de un largo período de gestación, la conclusión súbita y violenta de un proceso en el que habían intervenido seis generaciones de un modo intermitente. Aunque no se hubiera producido, tarde o temprano, se hubieran quebrado en todas partes la vieja estructura social». os En este sentido habían de escribir los marxistas acerca de la Revolución, Rusa a partir del afio 1918, aproximadamente. El cambio procede de causas uniformes. El sexto, y en muchos aspectos el más atrevido, de los elementos conceptuales de la teoría de la evolución social es el principio de continuidad. Indico con ello, no una uniformidad de cambio evolutivo de una zona a otra, sino más bien la uniformidad de las causas fundamentales del cambio que supone la evolución. Este es el sentido de la palabra que estuvo en boga a fines del siglo XVIII y 'en casi todo el siglo posterior. Como todo lo básico de la teoría de la evolución social del siglo XIX, el principio de uniformidad viene directamente de la teoría de la historia natural. Específicamente, James Hutton, uno de los filósofos escoceses de la historia natural, fue quien más hizo por garantizarle un sitio seguro en los comienzos. Hutton fue geólogo, o para ser más exacto un historiador natural de la tierra, así como Adam Ferguson lo fue de la sociedad civil -y sostenía que el único enfoque cientiiico para el estudio de la historia de la tierra era el estudio de los 25. The Old Regime and the French Revoíutíon, de Tocqueville, traducido por Stuart Gilbert (Doubleday Anchor Books, Nueva York: Doubleday and Company, 1955), p. 20. LA TEOlÚA DE LA EVOLUCIóN SOCIAL 187 procesos actuales. 26 Es decir, en el supuesto de que «la naturaleza deb.e ser consecuente y uniforme en su actuación», podría también suponerse que el estudio minucioso de los procesos de cambio que se producen actualmente en la tierra facilitaría todo el conocimiento necesario del pasado, es decir, de las fuerzas que habían intervenido dando la forma actual a la superficie de la tierra y a su atmósfera. La posibilidad de ~contecimientos, grandes, únicos, y catastróficos (a la que Cuvier y otros contemporáneos de Hutton habían dado forma de hipótesis) podía ser fácilmente rechazada en favor de un principio que actuara únicamente en cuanto a los procesos manifiestos del presente. ¡El presente es la clave del pasado! Es~ fue la piedra angular sobre la que Hutton, y tras él, PlayfRIT, Y luego el gran Charles Lyell construyeron su ciencia de la geología, Junto con el principio de uniformidad se daba la presunción de vastos y casi interminables espacios de tiempo -tiempo geológíco-«. en el' pasado. Pues sólo así podía sostenerse razonablemente que los lentos y diminutos procesos del presente -como la erosión- hubieran sido causa de las diferencias tipográficas que la observación revelaba. Incluso Lyell vio dificultades fundamentales en la teoría física de la uniformidad de causas y efectos. Las muestras de hechos catastróficos en el pasado geológico eran demasiado palpables para no ser tenidas en cuenta por una mente tan aguda como la suya. Es perfectamente posible que una uniformidad completa de causas y efectos hubiera perdido su posi, ción monopolístíca en las ciencias principales antes de tiempo, de 110 haber sido por dos condiciones. La primera fue el gran ataque que el agnosticismo decimomónico preparó contra el fundamentalismo cristiano: la segunda fue la publicación de El origen de las especies, de Darwin. El creacionismo cristiano fue, si se nos permite la expresión, una teoría «catastrófica» del pasado terrenal: y los principios de la uniformidad de causas y efectos expuestos por Hutton y Playfair 26. Véase el tratamiento de esta cuestión por 'I'eggart en Theory ot Bistory, en los términos citados, p. 127-9. También, Gertrude Himmelfarb en los términos citados, capítulo 4. Pensamos en Hutton como 4:geó: lago», pero fue en primer y último término un historiador natural en el mismo sentido que lo fue Rousseeu, Ferguson, Adam Smith y otros muchos en el siglo XviII. La tierra y no la igualdad, la sociedad civil o la economía fue el tema de su historia natural. ", • 188 CAMBIO SOCIAL E HISTORIA estaban admirablemente destinados a arrojar dudas sobre el catastrofismo no solamente de la rama de Cuvier sino también de la, vertiente fundamentalista y, con ello, en todo el edificio del dogma cristiano. Una vez que el fundamen.talismo cristiano se inició seriamente y que los fundamen.talistas empezaron a contraatacar la teoría de la uniformidad de causas y efectos, era inevitable que los racionalistas y secularistas se reagruparan, por razones polémicas exclusivamente, contra el avance de una teoría que, como advirtió Lyell, presentaba grandes dificultades. El segundo e igualmente poderoso refuerzo para la teoría de la uniformidad de causas y efectos fue la aceptación en bloque, de la teoría por Darwin en conexión con su doctrina de la selección natural. Pues lo que constituyó verdaderamente una novedad en El origen de las especies no fue la idea de la evolución biológica, sino la argumentación de que la evolución biológica podía explicarse mediante un simple proceso uniforme -la selección natural- que había funcionado siempre en el pasado, funciona en la actualidad, y funcionará siempre en el futuro. En consonancia perfecta con el principio de Hutton según el cual el presente contiene los procesos del pasado, Darwin declaró que la "asta, compleja y diferenciada colección de tipos biológicos que puede verse ahora en el mundo fue la consecuencia de un simple proceso -la selección natural- que actúa mediante variaciones pequeñas, graduales y continuas, observables también actualmente en el mundo. La dependencia con respecto a la posibilidad de modificaciones asimiladas a hechos, de grandes cambios, más o menos singulares- era -según argumentaba Darwin- innecesaria. El cambio biológico en el tiempo ha sido obra de procesos uniformes. No sugiero aquí que el principio de uniformidad apareciera primero en las ciencias físicas, y luego, pasara a las disciplinas sociales. Esto sería tan inexacto como la afirmación de que la propia idea de evolución empezara primero en las ciencias físicas o biológicas. La teoría de la uniformidad de causas y efectos es, desde el punto de vista histórico, un elemento residual en la teoría de la evolución social. Ello no se opone al inmenso prestigio que mereció toda la teoría de la uniformidad tanto en las ciencias biológicas como sociales por su honroso papel en obras de hombres como Lyell y Darwin ! LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 189 -nombres corrientes en la Inglaterra victoriana, nombres prácticamente consagrados en el poderoso movimiento secular que dominó una buena parte del pensamiento del siglo XIX. Resulta difícil hoy en día darse cuenta del grado en que el ataque al cristianismo obsesionó a los intelectuales de voluntad racionalista y utilitaria. El cristianismo disfrutó de posición idéntica a la que el capitalismo había de ostentar en la primera mitad del siglo xx, Era el enemigo a los ojos de la mayoría de intelectuales. La teoria de la uniformidad de causas y efectos, por encima de cualquier otro elemento de la teoría de Id evolución, fue el punto perfecto de ataque en una teoría que hizo de la manipulación externa su esencia y de la sucesión de «catástrofes» su estructura. 'Y la teoría de la uniformidad que ocupó una posición tan prominente en Hutton, Playfair, Lyell y Darwin, fue adoptada con idéntico rango en las obras de los evolucionistas sociales. Así había sido desde el principio. Incluso si nos remontamos a aquellos filósofos más antiguos del crecimiento social -Arístóteles, por ejemplo, en su teoría del crecimiento de la sociedad y del estado- hallamos interés en la causa «motriz» o «eficiente», la causa inmanente y persistente que activa todo el proceso mediante el cual se manifiesta la tisis en el tiempo. ¿Qué otra cosa fue el conflicto convulsivo de las «dos ciudades», de San Agustin, sino la dramatización del conflicto uniforme en la naturaleza humana presente desde la «caída»? Después de todo, ¿no fue el propio San Agustin quien explicó el progreso maravilloso que había evidenciado la historia cultural' del hombre sobre la tierra mediante las causas eficientes de «necesidad» y de «inventiva humana», ambas presentes en el transcurso de la permanencia épica del género humano sobre la tierra? La idea de la uniformidad de causas y efectos fue influyente en la historia natural del siglo XVIII. Como ya hicimos observar, Hutton ha sido llamado «geólogo» solamente en nuestra propia época. Realmente fue, y así se consideraba, un historiador natural, que se enfrentaba con la tierra exactamente como su contemporáneo Adam Smith lo hacía con el sistema económico y como, al otro lado del Canal, Rousseau enfocaba las instituciones humanas en general, explicando su desarrollo mediante causas avanzantes y uniformes. Para Adam Smith, la' causa uniforme del desarrollo era la competencia. Para ¡II' i!í l' ¡! 190 ¡i " 1 I1 11 '1 !' , CAMBIO SOCIAL E lIISrORIA Rousseau, fue el funcionamiento incesante de los vicios del hombre: avaricia, ambición, etc., lo que explicaba el desarrollo de da cultura en el tiempo. La fábula, de las abejas, obra inmensamente influyente de Mandeville, había otorgado a la ,expx'esión «vícíos privados, beneficios públicos» la categoría de causa uniforme en la historia humana. Fue, sin embargo, Emmanuel Kant, a quien debe imputarse mayormente la expresión de la idea de conflicto endémico y uniforme en la forma más utilizable para el estudio del cambio evolucionista, En su Idea para una historia universal, escrita en 1784, Kant expuso, en forma de una «cuarta tesis» lo siguiente: cEl medio empleado por la naturaleza para producir el desarrollo de todas las capacidades de los hombres es su antagonismo en la sociedad, de suerte que éste es, a fin de cuentas, la causa de un orden legal entre los hombres». Con este antagonismo, Kant alude a lo que denomina eIa sociabilidad insociable» de los hombres en asociación, es decir, su deseo de entrar en asociación, combinado, sin embargo, con el de mantener la autonomía del egoísmo. Es esta oposícíen entre estos dos Impulsos, ambos arraigados profundamente en la naturaleza del hombre, lo que proporciona la dinámica uniforme e independiente del tiempo del ascenso de la humanidad desde la barbarie primitiva. «Bsta oposición es lo que despierta todos sus poderes... Así se dan, pues, los prí, meros pasos desde la barbarie a la cultura,» 27 El énfasis en el conflicto que hallamos en Kant y en otros filósofos alemanes que se ocupan del desarrollo humano no es, COmo sostuvo en un tiempo un juicio crítico partidista, una consecuencia del amor de los alemanes a la fuerza. Por doquier en la Europa del siglo XVIII, lo mismo en Francia que en Inglaterra y en Escocia, la exigencia de Cierto mecanismo endémico y uniforme que prestara continuidad y necesidad al desarrollo socíal facilitó interés por el conflicto o competencia de una u otra especie. ¿Pe qué otra forma mejor podía explicarse el curso del avance de la humanidad a través del tiempo sino mediante' Cierto conflicto interno sentado como premisa?" 27. Idea for a Universal Hístorv, de Kant, en los términos citados, p. 15. 28. De ahí -el énfasis de Rousseau en la avaricia y la ambición como causas persistentes del desarrollo de las artes y ciencias, o la tesis de Mandeville de que en la evolución de la humanidad «los vícíos. LA rEamA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL 191 Será fácil pasar de Kant y sus contemporáneos al concepto de procesos uniformes que hallamos en la teoria de la evolución social del siglo XIX. Hegel, como Kant, creyó que el conficto interno era la causa efectiva del desarrollo que estudió en cuanto a la idea de libertad. A través de lo dialéctico, mediante lo cual la tesis y la antítesis se reducen a síntesis, el espíritu está «en guerra consigo mismo», «Mientras que -nos dice Hegel- el desarrollo en la esfera de la naturaleza es un crecimiento pacífico, es en la esfera del espíritu un conflicto grave y poderoso consigo mismo,» 29 A la luz del proceso eminentemente «no pacífico» por el que Darwin hallaría el proceso de selección natural o «supervivenCia de los más aptos», las palabras de Hegel acerca de la esfera de la naturaleza tienen un Cierto encanto. La noción de conflicto o tensión endémicos de los elementos internos como fuente motivadora de la evolución social debía influir poderosamente en el siglo XIX. Marx, como sabemos, hizo de semejante conflicto un proceso inherente a la sociedad económica, proceso que tuvo su origen en la, aparición de la propiedad privada y, con ella, de las clases sociales. La lucha de clases es un elemento vital y constante de todas las sociedades -manifiesta Marx- y así seguirá hasta que, mediante un desarrollo de gran alcance del orden social hacia las fases finales del capitalismo, tanto la propiedad privada como las clases sociales se hayan suprimido para siempre. Después de esto -razonaban Marx y Engels- la motivación para el cambio, y ciertamente, para toda la historia humana subsiguiente, radicaría en la conciencia, del hombre. También Tocqueville ofrece una descripción del conflicto endémico como la fuerza motivadora del desarrollo de la deprivados» son las causas persistentes de «públicos beneficios», y también la confianza en el «instinto de trueque y cambio» como causa uniforme del' desarrollo de la opulencia, o el énfasis de Ferguson en el conflicto tanto en las personalidades individuales como entre las instituciones sociales. y así sucesivamente, en Ios siglos XVIII y XIX. En la teoría de. la historia natural, e igualmente, de la evolución social, la búsqueda de una causa uniforme de desarrollo a través del tiempo fue poco menos que la búsqueda de 10 que Aristóteles había denominado la causa «eficiente» o «motriz». 29. Philosophy of Historv, de Hegel, en los términos citados, p. 57. La dialéctica hegeliana no tiene evidentemente otra temática que el conflieto. 14. CAMBIO SOCIAL 192 CAMBIO SOCIAL B HISTORIA mocracia -conflicto entre los valores de igualdad y terminación o perfeccionamiento, 10 primero, reflejo del impulso democrático hacia la igualdad de las condiciones sociales, lo segundo, un reflejo igualmente irresistible hacia la mejora de la propia categoría social y económica. Tocqueville consideró que a la larga triunfaría lo primero. De ahí su descripción, al final de su obra La democracia en América, de una democracia que había alcanzado una condición final de uniformidad, homogeneidad e inercia y de un poder político muy ampio surgido de la pasión por la igualdad social. Para Comte, la motivación continuada hacia el cambio dentro del desarrollo evolucionista surge de la propia psique humana, con sus ilimitadas exigencias de satisfacción de las necesidades humanas. Comte hace referencia a «los impulsos individuales que constituyen la fuerza progresiva de la raza humana» y a «ese instinto que deriva de la concurrencia de todas nuestras tendencias naturales, y que incita al hombre a desarrollar la totalidad de su vida, física, moral e intelectual, en la medida que lo permitan las círcunstancíase.w Dada esta incitación manifiestamente inherente, independiente del tiempo y uniforme hacia la ambición en la especie humana, Comte no vio razón alguna para indagar ninguna otra fuente de cambio social. Este anhelo humano de conocimiento, rango y poder fue tan útil para la teoría de Comte como la lucha de clases para Marx, o la lucha por la igualdad de Tocqueville, como «la sociabilidad insociable» para Kant -como un mecanismo uniforme de cambio, un mecanismo incorporado al ser en desarrollo, que hacía superflua cualquier subordinación con respecto a una .providencia, arriba, o a unos acontecimientos externos y singulares, abajo, que explicaran el curso del desarrollo humano. Tales son, al parecer, los elementos conceptuales básicos de la teoría de la evolución sccíal del Siglo XIX. La naturalidad del cambio para cada institución o sistema social, así como para la totalidad de la sociedad; el carácter direccional o rumbo marcado por el cambio; la emanación del cambio con respecto a fuerzas internas; la continuidad genética del cambio; la necesidad de cambio para cada sistema social; y, finalmente, la dependencia del cambio natural .con respecto 30. The Positive Philosophy, de Comte, en los términos citados, II, LA TBORíA DB LA BVOLUCIÓN SOCIAL 193 a unas fuerzas persistentes y uniformes que actúan a través del tiempo. Estos son los conceptos fundamentales para la teoría de la evolución social y, como indicaré en los dos capítulos finales del libro, son igualmente fundamentales en el estudio contemporáneo del cambio social.