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. SOLICITUD DE AUDIENCIA A COMISIÓN ASESORA PRESIDENCIAL SOBRE INCLUSIÓN SOCIAL DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE DISCAPACIDAD (Febrero de 2015) ANTECEDENTES El presente documento corresponde a una solicitud de audiencia a la Comisión Asesora Presidencial sobre Inclusión Social de Personas en Situación de Discapacidad, su estructura y extensión obedecen a los requerimientos para ser presentado a la Secretaría Técnica de dicha Comisión. Esta solicitud se enmarca en la aportación de antecedentes para avanzar hacia una cultura inclusiva, desde el contexto de la educación. Fundamentalmente, se pretende destacar el rol de la corresponsabilidad social como factor determinante. Es importante destacar que estos planteamientos responden a un espíritu que busca sumarse al esfuerzo colectivo de esta importante convocatoria, aportando con una reflexión acotada, que pretende ser complementaria y coherente con las metas de esta Comisión. SITUACIÓN En nuestro País, los derechos humanos de las personas en situación de discapacidad y sus familias, han sido y son vulnerados. Desde hace varias décadas, la conciencia de esta realidad en un contexto democrático, nos ha llevado a sumarnos a los diversos tratados y convenciones internacionales a favor de estos derechos y como consecuencia de ello, hemos debido generar, (a nivel gubernamental), una serie de medidas indispensables para su concreción. La Política Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad 2013 – 2020, (en adelante la Política) representa uno de estos significativos esfuerzos. 1 Para los efectos de este documento, a continuación se citan algunos párrafos de la Política, los que enmarcarán su desarrollo, a saber: La Política “… tiene como base el respeto de los derechos humanos y su promoción, así como la concepción y construcción de una sociedad inclusiva y respetuosa de la diversidad, con las consecuencias sociales y culturales que de ello se derivan”. (p. 4) Su objetivo general es “contribuir a la generación de una cultura de respeto y resguardo de los derechos de las personas con discapacidad física, sensorial, mental y multideficit, promoviendo su participación efectiva en la vida cívica, educacional, económica, social y cultural, dentro de un marco que garantice a los principios de igualdad de oportunidades, corresponsabilidad, respeto a la diversidad, autonomía, dialogo social, y territorialidad, que permitan su plena inclusión social¨. (p. 17) Esta política se adscribe “… a un modelo social, que considera que las causas de la discapacidad son preponderantemente sociales, pues las causas se encuentran en el entorno, y no en el individuo,…este modelo asume ciertos valores inherentes a la naturaleza humana impulsando el respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, traduciéndose en lograr la instauración de los principios de vida independiente, no discriminación, accesibilidad universal y dialogo social” (p. 8). A través de las Jornadas de Diálogos Participativos “se pudo constatar que las demandas de la población con discapacidad son diversas según los distintos tipos u origen de la discapacidad, van en aumento y presentan mayores grados de complejidad. (p. 5) Es indiscutible la pertinencia y relevancia de las 12 áreas contempladas en estas Jornadas. En todas las áreas (explícita o implícitamente) se requiere el desarrollo de una valoración por la dignidad humana, un compromiso de corresponsabilidad, un respeto por las diferencias, un componente ético que asegure el desarrollo de una actitud básica de cada persona y la sociedad en su conjunto, entre otros aspectos relevantes. Ello implica iniciar y mantener un proceso formativo en todos los niveles educativos y ámbitos del entorno social. PROBLEMA En el texto de la Política, se encuentran una serie de datos que explicitan la condición vulnerada y vulnerable de las personas en situación de discapacidad y sus familias. Para los efectos de este documento, se considera relevante destacar que esta información tiende a confirmar, entre otros aspectos desfavorables, que 2 en nuestro País existe una concentración de la discapacidad en los niveles socioeconómicos más bajos, que esta población es mayoritariamente adulta, y que el escaso acceso a educación, salud y trabajo, los sitúa en una condición de pobreza, desigualdad y mayor vulnerabilidad. A lo anterior, se suma la situación de las familias, quienes en su mayoría comparten la situación anteriormente descrita y ven agravada su condición dada la insuficiencia de conocimientos, recursos, y redes de apoyo, para responder efectivamente a las necesidades y proyectos de vida de sus miembros (con y sin discapacidad). En este contexto, el respectivo análisis situacional, revela condiciones claramente deficitarias, y al mismo tiempo, plantea importantes desafíos para avanzar hacia el logro de las metas propuestas en los distintos ámbitos de acción de la Política. PROPUESTA Tal como se señaló, esta propuesta se enmarca en la aportación de antecedentes para avanzar hacia una cultura inclusiva, desde el contexto de la educación. Fundamentalmente, se pretende destacar el rol de la corresponsabilidad social como factor determinante. Para avanzar hacia el cambio cultural, es indiscutible la relevancia del rol educativo de la Escuela, mientras más temprano se inicien estos procesos formativos, mayor y más determinante será el impacto positivo para el desarrollo integral y calidad de vida de nuestros niños y jóvenes. Así la Escuela, puede ser concebida como vehículo social, en lo que se refiere a su aporte o contribución para el logro de estas metas. Sin embargo, por sí sola no es capaz de generar el cambio cultural que se requiere, la sociedad en su conjunto es responsable de aquello. A base de lo anterior, paralelamente se hace necesario que la población adulta se inserte en un proceso de educación continua, (desde sus diversos contextos familiares, laborales, sociales, etc.), a través de una formación que aplique los principios de aprendizaje del adulto (andragogía). La cual debe facilitar, entre otros propósitos, que el adulto desaprenda una serie de actitudes que se constituyen en barreras que impiden el aprendizaje y la adscripción comprometida al modelo social que se pretende instaurar. Estas actitudes que interfieren en este modelo 3 social, son individualistas y competitivas, centradas en la búsqueda del bien personal por sobre el bien común, en las cuales se destaca la valoración de prácticas rentables y utilitarias. En definitiva, son aquellas que explican nuestra actual condición de sociedad excluyente y segregada. El proceso formativo al que se hace alusión en los puntos anteriores, corresponde particularmente a los ámbitos del desarrollo emocional y social. Su implementación genera la adquisición de competencias tales como: proveer actitudes positivas ante la vida, fortalecer habilidades sociales, desarrollar la empatía y potenciar mejores relaciones con los demás (Viloria, 2005). En este contexto se circunscribe el desarrollo de actitudes, las que se caracterizan particularmente por ser adquiridas en la interacción social y por representar respuestas de elecciones ante valores. Lo anterior se concibe como un “antesala” para iniciar los esfuerzos que nos orienten a la comprensión y construcción de una sociedad inclusiva. En efecto, en nuestro País, aún persiste una confusión entre los conceptos de integración e inclusión escolar. “Para el MINEDUC…, el proceso de integración escolar consiste en educar a niños y niñas, jóvenes y adultos con y sin discapacidad, durante una parte o la totalidad del tiempo en establecimientos de educación común… La inclusión supone mucho más que esto, ya que la integración (que admite varios niveles) podría reducirse a una participación en lo social y académico, pero sin que se logre un cambio en las concepciones, actitudes y prácticas de los docentes y de la comunidad para avanzar hacia una educación que dé una respuesta cabal a la diversidad”. (Bermeosolo 2013, pp. 299-300). En el contexto mundial se ha reconocido el error cometido desde la integración escolar y se han doblegado los esfuerzos por avanzar hacia la inclusión con el propósito de eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de todo el alumnado Situación aún más desfavorable es la que corresponde al contexto laboral, en Chile existen insipientes experiencias que aún están lejos de acercarse a un modelo social. Un riesgo inminente es que en este ámbito se sigan replicando acciones de “integración laboral”, cuyas consecuencias al menos son generadoras de barreras más resistentes a los proceso de inclusión. 4 Instrumento: Para concretar esta propuesta, se sugiere la aplicación del “Índice de Inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas”, cuyos autores son Booth, T. & Ainscow, M. (2000). Este instrumento consiste en un conjunto de materiales diseñados para apoyar a las escuelas en el proceso de avanzar hacia una educación inclusiva. Es un proceso de autoevaluación de las escuelas en relación con tres dimensiones: la cultura, las políticas y las prácticas de una educación inclusiva. El Índice de Inclusión es una herramienta probada en diversos contextos internacionales, (incluyendo a Chile), cuyos resultados han sido muy bien evaluados y altamente valorados, toda vez que su aplicación ha contemplado los principios que lo inspiran y el rigor metodológico que amerita. El texto traducido al castellano por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), aporta importantes evidencias a este respecto en su introducción. Este mismo instrumento es susceptible de ser adaptado para su aplicación al contexto laboral, puesto que las dimensiones de la cultura, las políticas y las prácticas son generalizables para cualquier contexto social que pretenda avanzar a estos mismos propósitos. Factores clave: Algunos factores clave que deben ser contemplados para iniciar este proceso de transición son: Asignar el rol que le corresponde a la población adulta en el desarrollo de la corresponsabilidad social: o Para ello, se hace necesario un proceso de educación continua para el adulto. Las sensibilizaciones y acciones comunicacionales por sí solas son insuficientes. o Los profesionales y el personal que trabaja en los contextos escolares, deben recibir una sólida formación en los principios que inspiran a una sociedad inclusiva. Ello es condición necesaria para recalificarse posteriormente en atención a la diversidad. 5 o Los contextos laborales deben prepararse para asegurar las condiciones facilitadoras de la inclusión. Ello contempla un cambio en su cultura, políticas y prácticas. Asegurar el aprendizaje y desarrollo integral de la población escolar, en calidad y equidad: o Equiparar los cuatro pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser (Delors, 1996). Particularmente el aprender a vivir juntos es el que propicia el desarrollo de la conciencia social y es el más postergado en nuestras políticas y prácticas educativas. o Incorporar estos cuatro pilares del conocimiento en los sistemas de evaluación de calidad y sus correspondientes medidas de mejora. o Incorporar un proceso de desarrollo vocacional en atención a la diversidad. Apoyar a la familia como núcleo fundamental de la sociedad: o Concebir a la familia desde una perspectiva sistémica, reconociendo la relación de implicancia que se da entre sus miembros, (influencia y afectación mutua). o Cada uno merece un proyecto de vida personal y comunitaria. Generalmente, muchos miembros de la familia deben postergar o frustrar sus proyectos. o Las comunidades de aprendizaje y los grupos de pares son experiencias exitosas en el desarrollo de grupos de contención y apoyo a la familia. Particularmente en la medida en que reconocen y valoran la experiencia y el conocimiento resiliente de sus miembros. o Las familias de las personas en situación de discapacidad, presentan necesidades que son propias a su condición, la cual se ve agravada por el contexto social en el cual se desenvuelven. Los padres claman por una formación y habilitación. Los hermanos son cada vez más reconocidos como miembros claves cuya influencia puede ser altamente positiva, además de ser quienes deberán asumir el rol protector-parental en muchos casos. Ellos también necesitan apoyo. 6 Ampliar el conocimiento y difundir las buenas prácticas: o Incorporar mecanismos de investigación, innovación y desarrollo. o Asegurar la comunicación efectiva del conocimiento, estimulando la reflexión y el aprendizaje profundo. o Instaurar el análisis crítico, como un mecanismo de evaluación y mejora permanente de las prácticas sociales. A modo de cierre, es relevante volver a destacar que estos planteamientos responden a un espíritu que busca sumarse al esfuerzo colectivo de esta importante convocatoria, aportando con una reflexión acotada desde la perspectiva del aprendizaje y la educación, que pretende ser complementaria y coherente con las metas de esta Comisión. El clamor de la población en situación de discapacidad y sus familias, se ha sumado a las evidencias de una sociedad excluyente en sí misma. Avanzar hacia la inclusión, es un beneficio que nos permitirá responder a la natural diversidad y al requerimiento de equidad para respetar la dignidad de cada ser humano. “Porque todo hombre y toda mujer, tienen derecho a ser persona. Porque todo hombre y toda mujer, tienen la responsabilidad de colaborar para que ello ocurra”. Verónica Lillo Sarno Académica Facultad de Educación Secretaria Ejecutiva Centro UC Síndrome de Down Pontificia Universidad Católica de Chile 7 BIBLIOGRAFÍA Bermeosolo, J. (2013). Cómo aprenden los seres humanos. Una aproximación psicopedagógica. Santiago de Chile: Ediciones UC. Booth, T. & Ainscow, M. (2000). Índice de Inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Bristol, UK: Centre for Studies on Inclusive Education. (Versión en español patrocinada por la OREAL/UNESCO). Delors, J. (1996). La Educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Santillana. Ediciones UNESCO Servicio Nacional De La Discapacidad. Ministerio De Desarrollo Social. (2013) Política Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad 2013 – 2020. Santiago de Chile. Viloria, C.D.A (2005). La educación emocional en edades tempranas y el interés de su aplicación en la escuela. Programas de educación emocional, nuevo reto en la formación de profesores. Revista Tendencias Pedagógicas. Departamento de Didáctica y Teoría de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. 10, 107-124. 8