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ENE. Revista de Enfermería. Abr. 2013; 7 (1).
1
La autonomía del paciente y la
responsabilidad del personal de
enfermería
Gemma Llauradó Sanz
Grado en Enfermería - E.U.I. Sant Pau
TCAE del Área de Traumatología en Hospital Universitari Vall d’Hebron
Resumen: El cambio en la atención
enfermera se centra en ayudar a que la
persona enferma encuentre y adapte sus
propios recursos, de forma adecuada,
adoptando conductas sanas frente a la
nueva situación y con la mayor brevedad
posible.
Atrás queda la jerarquía
profesional-paciente del pasado y dónde
el paciente se convierte en el máximo
protagonista sin pérdida de autonomía.
La relación de ayuda enfermera paciente
se presenta como coprotagonista en el
espacio biopsicosocial del enfermo con
nuevos planteamientos en la calidad
asistencial enfermera.
Palabras
clave:
Autonomía,
enfermedad, salud, jerarquía, relación
enfermera-paciente, ética del cuidar,
relación de ayuda.
Llauradó Sanz, Gemma. La autonomíaa
del paciente y la responsabilidad del
personal de enfermería. ENE. Revista de
Enfermería. Abr. 2013; 7(1).
Abstract: The change in nursing care
focuses on helping the sick person to find
and adapt their own resources, as
appropriate, adopting healthy behaviors
compared to the new situation and as
soon as possible. Gone is the
professional-patient hierarchy of the past
and where the patient becomes the
protagonist maximum without loss of
autonomy. The nurse helps patient
relationship is presented as co-star in the
patient's biopsychosocial space with new
approaches in nursing care quality.
2
Keywords: Autonomy, disease, health,
hierarchy, nurse-patient relationship,
ethics of care, helping relationship.
Introducción
El cambio actual hacia la comprensión
biopsicosocial desde el respeto por la
persona dentro del sistema sanitario,
promueve un movimiento de transición.
El objetivo de la atención sanitaria ha ido
evolucionando desde una lucha centrada
exclusivamente en las enfermedades hacia
el cuidado de la persona enferma en la
totalidad de su dimensión biopsicosocial.
A partir de esta conciencia enfermera
podemos reflexionar desde otra visión,
los conceptos de enfermedad y salud, y su
interrelación con la autonomía de la
persona enferma, analizando la evolución
del aspecto asistencial.
Este vínculo entre paciente-enfermera
debe entenderse partiendo de los
conceptos de salud y enfermedad que el
propio paciente concibe, y cómo se
interrelacionan y se confrontan. La
asimilación de estos conceptos será en
actitudes y conductas de dependencia
incondicional al personal sanitario, o
bien, en un proceso cognitivo esencial y
particular de cómo vivir la enfermedad y
disfrutar de la salud, como una parte
inherente a la propia vida y por tanto
desde la facultad de actuar con
autonomía,
y
sin
una
relación
jerarquizada entre el usuario y el
profesional de la salud. [1]
Concepto del cuidar
Desde siempre se el objetivo básico de
cualquier profesional sanitario era
disminuir las causas de la enfermedad,
tratarla y curarla, o bien, ayudar al
enfermo en el proceso de la muerte
aliviando dolor y el sufrimiento. Sin
embargo, hoy este concepto de práctica
sanitaria hacia el enfermo ha cambiado y
todos comprendemos que más allá de la
curación o no de la enfermedad, los
profesionales deben velar por la salud de
las personas minimizando la pérdida de
autocontrol y fomentando la autonomía
de los pacientes desde la ética del cuidar.
Por tanto, la autonomía de los pacientes
será implementada en menor o mayor
grado y siempre en función de lo que
permita su estado de salud. Cambios
importantes en el concepto de cuidar y de
la salud son los estándares con los que
trabajan las nuevas generaciones de
enfermeros/as. [2]
Hoy en día, la salud implica desde su
aspecto
más
sensible,
trabajar
considerando a la persona como un
sujeto autónomo y capaz de tomar
decisiones sobre su salud o la falta de
ésta. Por lo tanto, todas las decisiones
sanitarias ya no dependen sólo del
criterio
de
unos
profesionales
cualificados, sino que el enfermo es la
persona que arbitra su propia estrategia y
decide cómo quiere ser atendido. [3] Este
cambio no debe significar un desafío para
el profesional sino todo un estímulo,
reflejo de una sociedad en constante
cambio, donde los valores humanistas no
sólo se perciben, sino que se aplican en
los cuidados, siendo una responsabilidad
más del profesional sanitario y que no
sólo tiene implicación a nivel profesional,
genera participación de usuarios,
pacientes y familias, y conlleva la idea de
curación
de
una
enfermedad
administrando relaciones de ayuda. [4]
Atendiendo a que toda enfermedad es un
estado que impide o dificulta que las
personas puedan llevar a cabo sus
actividades cotidianas y satisfacer sus
necesidades derivando comúnmente a
una pérdida de autonomía, los
profesionales deben procurar desde la
propia relación de ayuda, el máximo
grado de autonomía que permita el
estado del enfermo. Cuando la
enfermedad reduce la posibilidad del
autocuidado y hace que la persona
precise apoyo en cualquiera de sus
necesidades básicas, desde alimentarse a
relacionar satisfactoriamente, por mínima
que sea la facultad de autonomía que
pueda disfrutar el enfermo, siempre será
mejor que no tener ninguna. Toda
persona dispone de mecanismos y formas
ENE. Revista de Enfermería. Abr. 2013; 7 (1).
de adaptación para hacer frente a nuevas
situaciones, pero cuando esa persona por
su patología no puede cuidar de sí
misma, o no dispone o no sabe hacer uso
de sus propios recursos, el profesional
debe de ser un medio y un instrumento
para mejorar la calidad de vida y
encontrar aquella grieta, -por pequeña
que sea-, para disponer de un mínimo de
autonomía como ser humano.
Cotas de autonomía
Desde una óptica profesional, el trabajo
de prevención y promoción de conductas
saludables, es uno de los factores más
importantes, no sólo a nivel físico, sino
también desde la vertiente psicológica.
Por lo tanto las relaciones de ayuda y los
entornos deben ser favorecedores para
poder optar al máximo nivel de salud
posible pero sin que el paciente pierda la
esencia de sí mismo. Aquí entra parte de
nuestra responsabilidad en los actos
asistenciales. Al igual que se ha de
trabajar con unos conocimientos
científicos sólidos y unas determinadas
habilidades prácticas, también se debe
considerar y cultivar el aspecto humanista
de la relación con el paciente,
comprendiendo que se trata de un ser
humano que, además, está enfermo o
tiene alguna necesidad hacia el cuidado
de su salud. De ello depende que una
situación de enfermedad pueda ser vivida
sin negativización del proceso de
enfermar, sino como una situación de
cambio en el transcurso de la vida, como
una etapa más. Los profesionales ayudan
a mantener la salud ya mejorar la calidad
de vida desde la perspectiva particular de
cada individuo, trabajando dentro de
unos parámetros de concreción básicos
de salud, bienestar dentro de un marco
biopsicosocial
y
favoreciendo
un
aprendizaje que tiene como fin ayudar al
paciente a desarrollar día a día, sus cotas
de autonomía.
Dado que la salud es un valor y se vive
como una experiencia única según la
perspectiva de cada persona, cuidar de
manera correcta durante la enfermedad,
3
significa ayudar al bienestar, a restablecer
o incrementar el grado de capacidad y el
logro de autonomía de la persona, sin
perder la óptica humanista. En este
sentido quien cuida entiende que la
experiencia de enfermedad forma parte
de la práctica de salud, siendo un aspecto
significativo del proceso de cambio,
desarrollo y evolución del profesional que
atiende al paciente. Cuidar significará
asistir al enfermo dentro del ámbito
biopsicosocial, favoreciendo que una
situación de enfermedad, de dolor o
incluso de pérdida de un ser querido
pueda ser vivida de la mejor manera
posible.
Cuidar de un individuo enfermo es
acompañar a la persona en una de sus
experiencias de vida. Contempla la
dignidad de la persona con la
compatibilidad de las técnicas y medios
terapéuticos, donde coexisten técnica
enfermera y humanismo. El cuidado es
un acto que prioritariamente debe
respetar a la persona que lo necesita. Su
autonomía y la participación activa es
parte fundamental para satisfacer sus
necesidades básicas. La calidad ética del
cuidado se centrará en la realización de
cuidados según lo haría la misma persona
y considerando sus valores y creencias.
Por lo tanto, la atención enfermera debe
definir como una ayuda, permitiendo una
interacción entre profesional y paciente
dentro de un contexto de valores
humanistas. [5]
La ética del cuidado
La integridad ética en las actitudes y
acciones
profesionales
son
tan
importantes como cualquier medio
terapéutico.
Afortunadamente,
el
concepto de las antiguas instituciones
hospitalarias impregnadas del modelo
biomédico y curativo, donde se reducía la
atención al aspecto biológico alejando el
trabajo de las enfermeras de su visión
humanista y holística del cuidado, ha
cambiado. El cuidado debe basarse en la
reciprocidad y debe tener una calidad
única y auténtica, entendiendo la
4
situación y necesidades de los pacientes
por complejas que puedan ser.
Las experiencias de enfermedad o el reto
de afrontar la muerte, forman parte de la
vida, al igual que son parte de nuestra
tarea de hacer salud. Los cuidados de
enfermería deben plantearse desde la
perspectiva del cuidar con la máxima
comprensión del profesional ante el
enfermo. Donde la experiencia del
paciente tendrá una influencia positiva o
negativa dependiendo de la actitud y las
actuaciones que le transmita el
profesional.
La relación de ayuda
Todos sabemos que hay muchas formas
de fomentar la autonomía de los
pacientes y no sólo en las necesidades
básicas, también podemos fomentar esta
autonomía defendiendo sus derechos de
información [6], mejorando las técnicas de
comunicación de malas noticias y la
propia relación de ayuda que ofrecemos.
Nuestra profesión enfermera, dado que
tenemos una proximidad que no tiene
ningún otro profesional sanitario, somos
las personas que podemos favorecer la
autonomía del paciente proporcionando
el máximo bienestar al enfermo.
Cualquier persona con falta de salud,
puede tener un elevado nivel de
dependencia, pero puede sentirse
autónomo dentro de sus limitaciones
físicas. Las limitaciones que provienen de
los factores internos de la propia persona,
como sus habilidades o capacidades,
están ligadas a su experiencia vital y
tienen que ver su vivencia personal. Por
lo tanto, el aprendizaje que haga a partir
de una atención de enfermería,
minimizará o agrandará sus limitaciones.
Conclusión
El objetivo del cuidar es tratar de
aumentar la autonomía y reducir las
limitaciones de cada persona, sea cual sea
su punto de partida de la enfermedad, y
no sólo evaluar su grado y nivel de
competencia.
Así,
la
relación
interpersonal se convierte en relación de
ayuda y la persona que realiza la
asistencia se convierte en elemento
terapéutico. Las actitudes profesionales y
personales pasan a tener una vertiente
ética y moral importante de la que
depende muchas veces el éxito del
cuidado y del tratamiento.
Referencias
1.
2.
3.
4.
5.
6.
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